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Ndiaga (pronúnciese Yaga) Sama, nació en Touba (Senegal) el seis de septiembre de 1980. Hijo de Mor y Amiy, estudió el Graduado Escolar en su Ciudad natal, una de las más importantes de su país. La ciudad santa de Touba, en Senegal, es una especie de Vaticano, un emporio espiritual y económico musulmán, el centro de la orden sufí del Muradismo, donde se asienta la Gran Mezquita. Con once años se vino a España con su padre, desde Casablanca, dado que su progenitor “tenía papeles” de residencia en nuestro país. Y primero vivió en San Fernando, luego en Puerto Real, donde reside, aunque El Puerto es uno de sus lugares de trabajo desde que llegara a la Bahía de Cádiz. En El Puerto es muy querido, algo que nos consta y, según afirma, nunca ha sido discriminado por el color de su piel, aunque no siempre ha sido así en otros lugares de Andalucía. “¡Na ga deff!”, o lo que es lo mismo “Hola», lo saludamos.

En nuestro país estudió lo básico para saber leer y escribir el idioma español. Y luego ya vendría el trabajo, la venta ambulante de artesanía, bisutería, complementos y cosas de su país. Ferias de toda Andalucía y Extremadura, el Paseo Marítimo de El Puerto o el Parque en verano son sus lugares de trabajo, como un nómada buscando el sustento para su familia. También trabaja de forma ocasional con una empresa de montaje de andamios portorrealeña, Gadur, en Sevilla principalmente; la crisis en la construcción ha reducido al máximo este trabajo. Tuvo hace tiempo una novia blanca en San Fernando pero en la actualidad, está casado con Fatiy y tiene tres hijos Mor, Mahkt y Khadi, dos niños y una niña de los que se siente especialmente orgulloso y por los que se afana en encontrar trabajo.

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Niños por una calle/camino de Touba (Senegal).

TOUBA, CIUDAD SANTA.
«La Ciudad de Touba, como ya hemos indicado, es como la Meca de Senegal o el Vaticano para el mundo católico, es un importante centro económico y espiritual del sufismo musulmán del Muradismo. El Sheij Ahmad ibn Muhammad ibn Habiballah (1854-1927), más conocido como Ahmadú Bamba, fue el fundador del muridismo en 1883, la orden sufí más influyente de las cuatro existentes en el Islam senegalés y gambiano. Sus herederos, hasta ahora, sus cinco hijos, se han ido sucediendo en la cabeza de la cofradía hasta el jeque general actual, Serigne Saliou Mbacke, un anciano de 91 años, líder de los murides desde que murió su hermano mayor en 1990.

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La Gran Mezquita de Touba, construida en 1963; ceerca se encuentra la tumba del fundador del Muridismo.

Los senegaleses, murides o no, acuden a vivir a Tuba atraídos por el bajo precio del suelo que oferta la cofradía y por los privilegios que disfrutan sus ciudadanos. Por ejemplo, no pagan el agua que consumen y hasta hace pocos años gozaban de un fuero jurisdiccional distinto que escapaba de la autoridad de jueces y policías. Pero, ¿de dónde surgen estas peculiaridades? ¿por qué el desfile de embajadores y personalidades extranjeras a Tuba es obligatorio tras la visita al presidente del país, Abdoulaye Wade? El fundador del Muridismo, el equivalente a un santón ermitaño que dejó una gran producción escrita, incluída poesía, fue una figura clave de la formación del Senegal independiente. Apóstol de la no violencia, Bamba, obtuvo el favor de los colonizadores franceses tras el largo exilio de 12 años que le impusieron.

El envío de divisas para la asistencia a los pobres en las mezquitas y el engrandecimiento de las obras de Tuba ha sido una constante en la cofradía. De hecho, la mayor parte de los senegaleses que recorren las playas españolas vendiendo artesanía y otros objetos son murides afanosos que abonan sus contribuciones al morabito que les visita y asiste con consejos prácticos sobre práctica religiosa y de vida en general. Esto ha enriquecido al muradismo enormemente y convierte a la hermandad en un vector de influencia política clave en su país. Tan es así que el presidente Wade (también murid) procura no ausentarse de la peregrinación anual al mausoleo de Bamba en Tuba, el gran magal, de fecha variable y en el que participan cientos de miles de personas. También tras las elecciones, al día siguiente de su victoria, su primera visita oficial la rinde al “jeque general” de su hermandad.» (Webislam).

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De izquierda a derecha, primera fila: Rosendo, carnicero; Fali Gómez, Giménez de La Pastora, con un ejemplar en la mano de Diario de Cádiz; Pedro Galván, de la tienda de decoración de la calle Larga, GALSA; Hugo Rodríguez Cortés, de la Peña el Troncho; Domingo Asenjo, el de los platos; Francisco Javier Paullata Estévez, arrendatario del Bar Triana desde 1981, Araujo y Manuel Cordero. Segunda fila: Manuel Paullata Serrano, padre de Francisco Javier; Remigio, el carpintero; Francisco Sánchez Valenzuela, conocido como Pacuchi, el cristalero; Antonio García Real, José María Martínez Govantes, Pepón Arjona, el Gorri, Miguel Gómez; José García Gil, conocido como Pepe el redero,  Vicente, a quien cariñosamente, apodábamos como 'La vieja', se llamaba Vicente Martínez Sánchez, Pepe Amorós y Antonio, el peluquero. Agachado, Antonio Camacho Francés, Antoñete, hermano de “el Chusco”. Falta en la foto, Fernando, el Sietededos, un escayolista que, a efectos de maquetación, no cabe en la imagen que se publica. (Foto: Rafa. Colección Antonio Collantes Ramos).

Hace 27 años, el 1 de octubre de 1982, finalizaba el I Trofeo Peña Triana, disputado en las instalaciones de dicha Peña, en el que participaron un total de 16 jugadores. La pareja formada por Domingo Ajenjo y Teodomiro Alcántara se proclamó vencedora en esta habilidad y subcampeones José Amorós y José García. También hubo premio de consolación para los perdedores: sendos jamones de escayola perfectamente logrados (en la foto). Uno de los miembros de la pareja se lo llevó a su casa y el otro, que quiso compartirlo, comprobó de que material estaban hechos los perniles, al saltar lascas de la imitación. Se consumieron unas cuantas botellas de Fino Pavón, de Bodegas Caballero.

El Bar Triana perteneció a la familia conocida popularmente como los Giles. Eusebio Pérez Gil de Reboleño heredó este bar y, después de regentarlo bastante tiempo junto a su esposa, María Fernández Calderón, se le alquiló a Francisco  Javier Pauyata hijo, despues de que el padre del mismo falleciera.  Actualmente los propietarios del Bar Triana son María Fernández Calderón, Vda de Eusebio Pérez,  e Ignacio Pérez Fernández, manteniéndolo, en régimen de alquiler a Francisco Javier Pauyata.

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En la fila superior, de izquierda a derecha: Manuel Martínez Alfonso, José López Ruiz, Francisco Viseras Alcolea, Tomás Quiles Sáchez, José Cepero Peralta, Luis Gutiérrez Calvo, Joaquín Calero Muñoz y Ventura Lozano Moreno. Agachados, de izquierda a derecha: Ramón González Montaño, Ángel Angulo Fernández, Leonardo Romero Maure e Ignacio Pérez Blanquer. 29 de mayo de 1999, en la calle del Instituto Laboral.

Ya han pasado 10 años, fueron lo días 28 y 29 de mayo de 1999, cuando se celebró el primer y único encuentro hasta la fecha de antiguos alumnos del Instituto Laboral y Santo Domingo, para agradecer a la Comunidad Educativa su extraordinaria labor docente ya que desde los inicios de la década de los 50, hasta mediados de los años 70, la dedicación y conocimientos de los profesores que pasaron por el Instituto fueron esenciales para forjar una buena escuela de alumnos. Por eso las ideas fluyen como un torrencial de recuerdos y de añoranzas  al mencionar este emblemático Instituto del que Antonio de la Torre González fue su primer alumno. En aquellos tiempos difíciles la dedicación y los conocimientos del gran elenco de profesores fueron esenciales para forjar una buena escuela de generaciones de alumnos que durante años sucesivos iban a estar dirigiendo y ocupando puestos de responsabilidad en la sociedad española.

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Patio del Instituto, donde se celebró el acto de homenaje y donde se encontraba la campana que daba los avisos. Una frase publicada en  Diario de Cádiz, y que era el titular de una crónica sobre el homenaje a los profesores allá a finales del siglo pasado, que decía: Y TOBÍO VOLVIO A TOCAR LA CAMPANA…” Fue realizada por el director de Gente del Puerto José María Morillo, alumno que fue también del Instituto.

Durante dos días inolvidables se fundieron en un  solo cuerpo trabajadores y alumnos, pensamientos e ideologías, penas, alegrías, recuerdos y vivencias. Y así ocurrió, todo se desarrolló a pedir de boca. Profesores, colaboradores y alumnos compartieron un montón de cosas. Amistad, compañerismo, ilusión, madurez, anécdotas. Pero sobre todo gratitud en ambos sentidos. Los pupilos por la enseñazas recibidas. Los maestros por las atenciones recogidas.

emilioflory_puertosantamariaEn el Acto Académico recibieron placas  como reconocimiento a todos estos años de entrega en su labor como profesores y colaboradores de la Comunidad Educativa. En la imagen de la izquierda,   Doña Francisca Sánchez Salgado, Paquita, limpiadora del Instituto  durante la década de los años sesenta y setenta del siglo pasado, recibe por parte Emilio Flor Jiménez, director del Centro en la fecha del primer encuentro de antiguos alumnos del Instituto, placa como reconocimiento a todos estos años de entrega en su labor como colaborada de la Comunidad Educativa. Emotivo fue cuando las esposas de los ausentes, de los que nos abandonaron, recibieron el aplauso de todo el alumnado presente en el añorado patio del Instituto.Admirables profesores, sin ningún género de duda y que durante ese primer encuentro pudimos valorar la inmensa calidad humana de los que se fueron y de los que estuvieron presentes en el acto. Todos permanecerán en nuestra memoria.
Comunidad Educativa del familiar Instituto Laboral, salvo error u omisión, que llevó el timón de este Centro durante su periodo de su vida:

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COMENTARIOS DE ANTIGUOS ALUMNOS

programa_institutolaboral_puertosantamaria“Cuantos buenos recuerdos se agolpan en mi mente y cuanta nostalgia de aquellos tiempos intensamente vividos al amparo de nuestros profesores. Cuanta paciencia tenían con nosotros. Éramos un poco como de familia… por lo que no pierdo la esperanza de que se les vuelva a hacer otro u otros homenajes que bien se lo merecen…” J.M. Fernández Izquierdo
“…aquel maravilloso Centro de Enseñanza Media, en el que, con diez / once años de edad (1952 /3), disponíamos de modernísimos medios (dos laboratorios de química, uno de física, una enorme y bien equipada aula de dibujo, talleres de mecánica, carpintería, electricidad y forja – cada alumno tenía su propio herramental y su banco -, proyector de cine, y la primera emisora de radio que tuvo el Puerto: “Radio Puerto de Santa María, Emisora del Instituto Laboral”, cuyo locutor era, precisamente, el Padre de José Mª Morillo – hermano pequeño de mi padre – según decía él), además, desde esa edad estábamos en manos de extraordinarios y jóvenes licenciados !todo un lujo y gratis total!...” Eloy Fernández Lobo

LOS VERSOS DE JORGE GARRIDO.

De unas décimas y algunos versos que mi amigo y compañero Jorge Garrido García, compuso y dedicó al profesorado, en el recordado Acto Académico celebrado el día 28 de mayo de 1999, transcribo las que dedicó:

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A Don Enrique Bartolomé López-Somoza:

Era enseñanza viviente,
el profesor coloquial
de argumento magistral
y su memoria una fuente
de frescor siempre envolvente
y de expresión atinada;
fue certeza retratada
dato más fidedigno;
atengo, abierto, benigno...
¡la maestra pincelada!

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A Don Manuel Martínez Alfonso.

Aunque la palabra es arte
y su buen uso un orgullo
no era la Lengua chanchullo
seguro en que respaldarte;
aprobar, era algo aparte,
casi lo mismo te daba:
¡Cuantos nervios atenazaba
del dire su efervescencia!
Ayer, que perdió el Valencia
y a ver si se le pasaba.

Jorge Garrido García, natural de la población serrana de Bornos, en  la actualidad ejerce como profesor de enseñanza. Fue pieza clave en la organización del Primer Encuentro de Alumnos del Instituto Laboral, coordinando la presencia en el acto de los alumnos internos del Instituto que se encontraban dentro y fuera de Península en la fecha del Encuentro. El autor de este artículo estuvo a cargo de la Coordinación del Encuentro.

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Aquel encuentro culminó con la inauguración de la calle Instituto Laboral colindante con el Colegio Público José Luis Poullet y la calle Giner de Los Ríos, en la que se encuentra las viviendas del profesorado, próxima a la Rotonda de la Puntilla, donde actualmente se coloca el mercadillo de los martes. Todo gracias a un reducido grupo de porteños que decidieron dar el paso adelante y aventurarse en organizar un acto donde quedara grabado con trazos indelebles el nombre de Instituto Laboral. La Corporación Municipal que presidía el exalcalde Hernán Díaz Cortés, que también fuera exalumno, accedió a la petición de los organizadores quienes argumentaron una labor bien hecha por educadores y que con el nombre de Instituto Laboral a la calle en cuestión era motivo de satisfacción de agradecer por parte de las generaciones de alumnos a toda la Comunidad Educativa lo mucho recibido. Finalizado el acto de inauguración de la calle Instituto Laboral, como toda gran historia se improvisó en las instalaciones del Club Náutico un almuerzo como despedida donde asistieron tanto profesores como alumnos venido de todas partes de nuestra geografía. (Textos: Antonio Carbonell López).

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guillermorivasramirez_puertosantamaria-1Guillermo Rivas Ramírez (1900-1962) nació en nuestra Ciudad, quedando huérfano desde muy joven, con nueve años, siendo reclamado por dos tías que vivían en La Habana (Cuba) donde tenían plantaciones de caña de azúcar. Allí permaneció hasta que, insuflado de patriotismo, quiso hacer el servicio militar en España. Hasta su regreso a nuestro país se preparó en contabilidad, mecanografía, taquigrafía, pues tenía claro que con formación era como se podía salir adelante en la vida y, consiguientemente, en el mundo de la empresa y los negocios. (En la fotografía de la izquierda, Guillermo Rivas, con el uniforme de sargento de Regulares, durante el servicio militar, en 1921).

EL DITERO.
Tras el Servicio Militar, se instala en El Puerto y monta su primera empresa, con 22 años: hace un Libro de Dita, lo que le permitirá hacerse con un capital que posibilitará la posterior creación de otros negocios y empresas. Del relato “El Ditero” de Mateo Bellido Rojas: «En casa, pues, vivíamos con lo justo. Si mi madre juntaba algún ahorrillo, un tipo sonriente aparecía con un paquete bajo el brazo. Una vez, por Navidad, era una caja surtida de mantecados. Otra, una plancha eléctrica. Por fin, otro día, se encendió el primer transistor a pilas y el hogar se fue llenando algo, aunque sólo fuera de voces fantasmas. Le llamábamos “el ditero” y era habitual en las tardes de radionovela, merienda de cuenco de pan con aceite y chocolate rancio, que apareciera a cobrar una pequeña parte de lo que se le debía», con una libreta de tapas duras, en la que se llevaban las cuentas de cada vecino, cogido con unas palomillas. «Los pagos se eternizaban y, cada poco tiempo, me hacían sumarlos para saber si quedaba mucho. Cuando se liquidaba una cuenta, ya se podía pensar en abrir otra. Nunca noté que perdiera la sonrisa ante la imposibilidad de un pago y no creo que se cobrara intereses, pero para todos era que tenía dinero».

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Esquina del Bar Buenavista, según una acuarela del porteño José Luis Molina Mora, basada en una fotografía de finales del siglo XIX.

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El Bar Buenavista a la derecha ya en el siglo XX; en frente la Avda. Micaela Aramburu, con las palmeras no muy altas, que conforma el actual espacio de dicha calle. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

CAFÉ BAR BUENAVISTA.
En 1932 Guillermo Rivas se hizo cargo del Bar Buenavista en el que permanecería hasta el final de su vida laboral, durante 30 años más. Aquel lugar fue conocido como la “Tienda del Hierro” dado el material del que estaba fabricada la marquesina de la terraza. Escribe Enrique Pérez Fernández en su libro “Taberna y Bares con Solera”: «En 1889 era un café así llamado, de Ramón Ariza Sánchez, años después llevado por su hermano Andrés (el del Café La Marina de la Pescadería), hasta que en 1932, tras explotarlo unos años Antonio Vázquez, pasó a manos de Guillermo Rivas Ramírez». Todavía se pueden imaginar, entre sus paredes, los gritos en los juegos de cartas de la época: rentoy, mus, tute tute subastado... de los parroquianos.

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Publicidad del Bar Buenavista, siendo propiedad de Guillero Rivas.

Con el tiempo, Guillermo se iría haciendo de casi todas las casas de la Plaza de las Galeras: donde hoy se encuentran el Bar Liba, el Mesón Ibérico, la Galera Real --regentada hasta su reciente jubilación por Luis -Lucky- Rivas, propietario del establecimiento-- el Buenavista --Bar El Vapor, desde 1998-- y los antiguos billares y fábrica de gaseosas, hoy el Bar Loco de la Ribera. Una excepción La Mezquita, propiedad de los Pasage, que conectaba la esquina de Jesús de los Milagros con la Plaza de Las Galeras, por la calle Luna. Todo un patrimonio inmobiliario.

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Publicidad de Naranjadas y Limonadas El Zeppelin, fabricadas y vendidas en exclusiva para nuestra Ciudad por Guillermo Rivas.

FÁBRICA DE GASEOSAS: EL ZEPPELIN.
En Vergel del Conde, núm. 12, hoy Plaza de las Galeras Reales, donde como ya hemos dicho se encuentra, actualmente,  el Bar “El Loco de la Ribera” y anteriormente una sala de billares y futbolines (Salón Recreativo), estuvo ya avanzado el segundo cuarto del siglo XX, la fábrica de gaseosas y sifones, Espumosos Rivas. Allí fabricaba y tenía la venta exclusiva para el Puerto de las naranjadas y limonadas, “El Zeppelin”. Más tarde el local lo alquilaría, maquinaria incluida, a Revoltosas Madrid, a Juan de la Fuente Cros.
En la fábrica de gaseosas había dos mesas de billar en las que se jugaba “A Palillos”: a 31, 41 y 7 y media, estando en activo la fábrica, jugándose de tapadillo, con dinero, en aquella época de prohibición. Aquello hizo que, más adelante, se instalaran los billares y futbolines a los que hacíamos referencia.

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Los hermanos Rivas Acal, casi al completo en una instantánea tomada hace  cerca de 20 años: Fila superior: Manolo (+), Guillermo (+), Milagros, Carmen, Rafa y Enrique. Fila inferior: Fernando, Ignacio, Lucky y Jesuli. En la foto faltaba Lola, cuya imagen actual (tomada el 16 de junio de 2009), reproducimos a continuación. (Foto Pielfort).

lola_rivas_acal_puertosantamariaCASAMIENTO Y  UNA FAMILIA LARGA Y NUMEROSA.
Nuestro protagonista se casa con Carmen Acal Fuillerat dejando una amplia descendencia de 12 hijos, «más los estropeados que no prosperaron», según las propias palabras del hijo núm. 11, Lucky. Estos son Milagros, casada con Esteban Tejada; Manolo, casado con Milagros Romero Vaca; Guillermo, casado con Manolita Felices, ATS que fue de Terry, bellísima persona al igual que su hijo Guillermo quien trabaja en el Area de Personal del Ayuntamiento; Pepe, que falleció a los 14 años, tras un “corte de digestión” al bañarse en la alberca de La Victoria, tras un sudado partido de fútbol; Lola; Carmen, casada con Juan Muñoz, empleado multifacético que fue, entre otras empresas del Cosario de Tablas, de Conservas Sur, de la Caja de Ahorros de Cádiz y Gestor de las Taquillas de la Real Plaza de Toros; Enrique, casado con Milagritos Carreto, ya fallecida, hermana de Alfonso y Rafael Carreto Martín-Arroyo; Rafa, socio durante más de 30 años de Lucky en los negocios de hostelería y alma mater de Lobo Hermanos “Mobilandia” hasta su jubilación, casado con Isi López; Fernando, empleado de Osborne, casado con Maleni Botella; Ignacio, casado con su mujer, Mari Carmen; Lucky, propietario del Bar La Galera, recientemente jubilado y casado con Manoli Lobo; y Jesuli, empleado de Unicaja, casado con Petri Marín.

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La Plaza de las Galeras y el Parque Calderón, en el primer cuarto del siglo XX.

UN HOMBRE BUENO.
El negocio principal de Guillermo fue el Bar Buenavista, que estuvo atendiendo hasta su fallecimiento, en 1962. Guillermo era un hombre que tenía mucho sentido del humor, algo que le contagiaría, por la vía de la sangre y del roce, a gran parte de su abundante prole. Sus hijos recuerdan, en el patio de la casa familiar en Vergel del Conde 12, hoy Plaza de las Galeras, tirados de la risa a Milagros, la hermana de Guillermo y madre de Luis y Enrique Gatica Rivas, a su padre, y a sus hermanos, por las ocurrencias que venían de la gracia innata familiar.
También es recordada todavía su generosidad. Guillermo Rivas era un hombre generoso que daba dinero y daba de comer --en aquellos tiempos de hambruna-- a más gente que habitantes tenía la casa familiar: «--Carmela, ahí te mando a dos o tres para que les des de comer», solía ser una constante en aquella vivienda siempre repleta de hermanos y visitas. Quitó mucha hambre.

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virginia_g_aspera_puertosantamariaSoy Virginia García Martínez. Nací en Cádiz el 10 de septiembre de 1976, en la pequeña clínica del Dr. Nicolás Abreu, en pleno casco antiguo de la ciudad. Es el médico que ha asistido en el parto a la mayoría de las mujeres de mi familia. Y, por eso, en su homenaje, uno de mis primos se llama Nicolás y mi hermana Esther, como su hija. Soy gaditana de alma, portuense de corazón  y madrileña de adopción.  A los tres días de nacer me llevaron a El Puerto y allí me crié hasta los 17 años, cuando mis padres me enviaron a Madrid. En la capital llevo casi media vida pero procuro conservar el acento portuense. Eso sí, por pura inercia o simplemente por oficio, lo disimulo cuando las cámaras y los micrófonos se encienden...

Desde pequeña quise dedicarme a lo que hago ahora: ser periodista.  Recuerdo que cuando tenía ocho o nueve años mi padre, Luis (García Áspera), me regaló un órgano que hacía una cantidad de músicas inimaginables sólo tecleando un botón. Mi tía Charo, casada con un militar de la Base de Rota, se lo había mandado desde Estados Unidos. Gracias a ese cacharro y con la ayuda de mis hermanos, Raúl y Esther, aprendí a hacer mis primeros informativos de radio. Cogíamos un radiocassette y narrábamos las noticias y con mi flamante órgano hacíamos las sintonías... luego se lo enseñábamos a mi madre, Juana, que se moría de la risa... Creo que por algún lugar de la casa de mis padres, en Las Redes, debe andar alguna de esas cintas... Mi madre es la persona que me inculcó el amor por la escritura y la lectura. Sin estudios universitarios es una mujer y madre ejemplar que devora toda clase de libros. Y desde pequeña me compraba novelas y tebeos sin parar. Con diez años me regaló una máquina eléctrica Olivetti y me enseñó a escribir todo lo rápido que mis torpes dedos lo permiten. Desde que aprendí  empecé  a entregar los trabajos del colegio a máquina. Pero las monjas del Colegio de Las Carmelitas no se fiaban de que era yo quien los hacía y siempre me repetían la misma cantinela: “¿seguro que no te lo ha pasado a máquina tu madre o tu padre? Que no Hermana, que no” –contestaba yo-.

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PERIODISMO DESDE LAS CARMELITAS.
La Hermana María Antonia de Las Carmelitas, la profesora de Lengua y Literatura,  fue la primera que me dijo que yo valía para dedicarme a esto del Periodismo. Mi primera prueba de fuego fue en Sexto de EGB. Las monjas organizaban lo que ellas llamaban “La Semana de la Familia” y se les ocurrió hacer un telediario-teatro ante los padres como público y, para mi pudor en aquella época, yo había sido elegida para hacer las veces de presentadora. Mi amiga María José se enfadó mucho conmigo por aquello (y veinte años después aún me lo recuerda....) porque en realidad a mí me habían seleccionado para ser la guionista. Ella y su preciosa melena rubia serían las presentadoras pero la mala suerte hizo que el día del ensayo estuviera con gripe y yo fuera llamada a sustituirla.   Yo lo de aquel teatro-telediario me lo tomé la mar de enserio y hasta pedí permiso a las monjas para llegar un poco tarde al colegio la semana previa a mi debut. Quería ver el telediario de tres a tres y media y, por supuesto, tomar notas. Y así lo hice. Mi abuela Rosario Áspera vivía por aquel entonces en la calle Nevería en una preciosa casa con azotea encima de la tienda de muebles de mi familia. Durante toda la semana me quedé a comer allí para estudiar el Telediario. Mi pobre abuela pensaría que yo estaba loca...  En homenaje a ella mi nombre profesional es Virginia G. Áspera.  De aquella semana mirando telediarios lo copié todo: los gestos, las pausas... Y, según me dicen, el día de la función aprobé con nota. Yo sólo recuerdo unos nervios tremendos. No tengo copia de la cinta de vídeo. Un día de estos hago una visita a la directora, la Srta. Tere, y se la pido.

RELACIONÁNDOSE CON LA PROFESIÓN.
Después de Las Carmelitas me fui a San Luis Gonzaga a hacer el BUP. Bueno, a mi me tocó hacer un experimento que se llamaba NEM, embrión de lo que luego sería la cuestionada ESO.  Recuerdo con cariño a dos profesoras: Adela Miranda (de Literatura y Francés) y Mari Carmen Carreto (Economía). Las dos me enseñaron a pensar. Siempre había sacado muy buenas notas pero hasta que me topé con ellas no sabía lo que era estudiar. En aquella época yo ya tenía clarísimo que quería ser Periodista. Pero también se me daban bien los idiomas y a punto estuve de hacer Traducción... pero no. En aquella época mi padre ya había montado El Asador de Castilla y los jueves hacía jornadas gastronómicas a las que invitaba a un montón de periodistas: de la SER, del Diario de Cádiz... Cuando hice Selectividad me llevó a los estudios de SER Puerto, que estaban junto al cine Macario. Francisco José Román me entrevistó para su programa. Fue la primera vez en mi vida que me ponía delante del micrófono. Me encantó.

ceuESTUDIOS EN MADRID, PRÁCTICAS EN EL PUERTO.
A punto de cumplir los 18 me fui a estudiar Periodismo a la Universidad San Pablo CEU de Madrid. Y, a la vez, empecé Ciencias Políticas en la UNED. Fueron cinco años maravillosos. Me gustaba que me dieran clase aquellos que firmaban artículos en los periódicos nacionales; presentadores de televisión y algún que otro político. Los dos primeros años estuve en una residencia de estudiantes y luego me fui a un piso con dos chicas que conocí allí y que eran de Jerez: mis amigas Nuria y Ana. Entre las tres descubrimos la capital. El teatro, las fiestas universitarias... Durante toda la carrera estuve haciendo prácticas en distintos medios: la agencia EFE, Canal Sur... y  aquí,  en El Puerto, pasé por Tele Puerto y el Diario de Cádiz. En Tele Puerto aprendí a hacer casi de todo. Es lo bueno de las teles locales. Apenas hay medios y tienes que hacer todas las funciones. Presentaba un programa estival que se emitía los miércoles y que se llamaba “Pret à porter”, cuyo plató estaba en el AquaSherry Park y en el que se hablaba de moda. Fue muy divertido. Y en el Diario de Cádiz me topé con dos de las mejores periodistas que, a mi juicio, han pasado por El Puerto: la pluma mordaz de Rosa Romero y  la brillante Tily Santiago.

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Virginia en un zoco de un país árabe.

DOCTORA EN PERIODISMO, EN COLOMBIA.
Cuando acabé la carrera hice el Doctorado en Periodismo. Me especialicé en  el ejercicio del periodismo bajo el yugo del terrorismo. Y me marché unos meses a Colombia –bajo la amenaza de la guerrilla FARC- para trabajar en un periódico en una zona en alerta por atentados. Cuando estaba a punto de terminar mi estancia allí la guerrilla colocó una bomba en un oleoducto muy cerca de donde yo me encontraba. Estuvimos un par de días incomunicados y mi familia, desde España, no podía localizarme. Al mes siguiente el gobierno de Pastrana anunció el inicio de negociaciones con los violentos y yo regresé a España.

euronewsLA UNIÓN EUROPEA Y EURONEWS.
Volví a Madrid e hice un curso sobre “Unión Europea” en la Escuela Diplomática de Madrid, lo que me valió para conseguir un contrato en el gabinete de Prensa de la Comisión en Bruselas. Trabajaba en inglés y francés. Sólo tenía 23 años y allí conocí a la mayor parte de los jefes de Gobierno de aquella época. Quien  más me impresionó fue Tony Blair, todo un encantador de serpientes en las distancias cortas...  De Bruselas me fui a Euronews, en Lyon, Francia. Allí trabajé unos meses como redactora de sus telediarios.

ondaluzPero en aquella época ya llevaba más de dos años fuera de España y regresé a El Puerto.  Un grupo de empresarios de la ciudad estaba poniendo en marcha una nueva televisión: OndaLuz. El proyecto me encantó y trabajé en su arranque. El principal accionista, José Gijón, confió en mi y me permitió presentar el informativo de la noche. Trabajé muy a gusto. Éramos un grupo de periodistas jóvenes con muchísima ilusión y muchas ganas de trabajar. Recuerdo la inteligente dirección de Javier Municio (Jefe de Informativos); Ana Huguet y Pedro Espinosa, actualmente dos de los grandes valores de la SER-El País en la provincia de Cádiz...

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En noviembre de 2000 regresé a Madrid.  El artífice fue quien yo llamo mi “padrino profesional”: Justino Sinova, profesor mío en la Universidad, director de mi tesis doctoral  y miembro del equipo de dirección de El Mundo.  Me ofreció un contrato indefinido en su periódico. No lo dudé ni un instante. Empecé en un proyecto que se llamaba “El Mundo Radio”, un programa informativo que hacíamos en Ondacero bajo la dirección de Victoria Prego, la mejor entrevistadora que conozco. Esa historia duró dos años. Hasta que las dos empresas firmaron su divorcio. Entonces Victoria –directora adjunta de El Mundo- me propuso incorporarme al equipo de investigación de El Mundo TV. Le dije que sí. Y, de la noche a la mañana,  me vi en el equipo de Fernando Quintela y Melchor Miralles paseándome con un bolso y una cámara oculta  cual justiciera tratando de desenmascarar a los malos. Ha sido el trabajo más desternillante, peligroso, emocionante, y a veces inmoral que he tenido en mi vida.  Descubrimos a presuntos pederastas, a matones, a traficantes.... Un mundo de lumpen y bajos fondos que yo ni siquiera sabía que existía.

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En el Rally París Dakkar.

ANTENA 3 TV.
En 2004 me hicieron una oferta de Antena 3 TV para trabajar en el equipo de investigación  7 Días 7 Noches. Dejé la que entonces era mi casa, el Mundo, para incorporarme a la cadena de Planeta.  Durante tres años estuve en el equipo de Investigación. Mi compañero Gabi y yo nos recorrimos medio mundo y siempre con temas distintos entre manos: la prostitución en el Paris-Dakar; localizamos al fugado Rodríguez Menéndez en Argentina; nos infiltramos en la secta de El Palmar de Troya... Y en una ocasión hasta fuimos detenidos por la policía de un país en dictadura de cuyo nombre no quiero acordarme.

antena3tvTras tres años como reportera decidí pasar al otro lado. Acepté un puesto como coordinadora en España Directo en TVE; luego regresé a Antena 3  como subdirectora de “A 3 Bandas”, un programa de tarde; luego me fui a “A Fondo” en Informativos de Antena3. El año pasado la cadena me propuso ponerme frente a las cámaras y estuve unos meses como colaboradora de actualidad de “El Método Gonzo” y eventualmente de “Espejo Público”. Pero a mi no me apasiona la cámara y prefiero estar en la trastienda. Actualmente sigo en Antena 3, como coordinadora de “Tal Cual lo contamos”, el programa de tarde que produce Plural, la productora de PRISA. Yo me encargo de los contenidos de Actualidad e Investigación.
Mi día es una locura porque un espacio diario te obliga a estar de sol a sol y a poner el alma cada jornada.  Pero cuando tengo un hueco siempre me escapo a El Puerto para saborear el salmorejo de Marita, de “El Patio” en el Centro Comercial de Vistahermosa... O para comer pescaíto frito, que a mi pareja, Manolo, medio madrileño medio gallego, le encanta. Y si tengo mucha morriña mi hermano Raúl me presta un CD en el que suena el pasodoble de Los Hombres del Mar:  “Ay Vaporcito de El Puerto”.

chicuelo_puertosantamariaHace unos años tuve la oportunidad de saludar a Juan Mulet Martínez, pescador de 86 años natural de la localidad alicantina de Calpe, pero portuense de toda la vida, como él mismo reconocía. Formó parte de aquella colonia de alicantinos que arribaron por el litoral gaditano en el año 1.929. En la amena conversación comenzó a rememorar días ya lejanos pero de importante significación.
Aquel mes de Julio de 1.947 aún perdura en su memoria y, especialmente, porque se ahogó su hermano Toni, junto con cinco compañeros más en un naufragio a bordo del pesquero “Francisca Martínez”, conocido también como “La Blanca Paloma”, propiedad de Pedro Blanquer Giner. El siniestro se produjo porque fue abordado por un barco ruso que trataba en aquellos años de la posguerra de pasar el Estrecho de Gibraltar sin ser avistado. Precisamente de este suceso tenía yo referencias a través de mi hermano Rafael, pescador también, actualmente jubilado cuya memoria privilegiada ha contribuido en diversas ocasiones a aportarme testimonios, apodos, y momentos que difícilmente podría haber obtenido sin su apreciable colaboración.

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Joselete 'el Chopa'

Recuerdo que en 1.997, al cumplirse 50 años de la desaparición de “La Blanca Paloma”, me explicó mi hermano con todo detalle, lo difícil que le resultó a “Chicuelo” salvar al tripulante más joven del barco, “Joselete el Chopa”, que por aquel entonces tenía 12 años. En la vida refirió aquel incidente a nadie, ya que le resultaba tremendamente doloroso, aunque el “Chopa”, para el que siempre “Chicuelo” fue su héroe, relataba las grandezas de aquel salvamento, a pesar de haber perdido en el naufragio a su padre.
El historial de mi entrañable Francisco García Ríos, “Chicuelo”, es perfecto, sin comparación. Es muy poco probable que un pescador haya alcanzado tanto respeto y admiración por parte de sus compañeros y amigos. Embarcaciones como las portuenses “Cristo del Sudor”, “Mari Toni”, “Paco Rota” y “Pepe Carlos” fueron capitaneadas por su sapiencia marinera e igualmente estuvo como patrón de costa en los buques “Elvira” y “María Sibón” de los empresarios gaditanos Paredes y Sibón.
“Chicuelo” trabajó durante su vida profesional tanto en Marruecos como en los caladeros nacionales y conocía, sin necesidad de los sofisticados medios técnicos actuales, las navegaciones del litoral andaluz y de las costas marroquíes. Su gran pasión era la búsqueda de bancos de peces y lo agradable que le resultaba de regreso a tierra firme compartir con sus tíos “Pacote” y “Manguera” en aquel inolvidable cuarto de redes del “Tecle”, en la Bajamar de su Puerto, sus vicisitudes en alta mar.

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Embarcación 'Cristo del Sudor' que fue patroneada por 'Chicuelo'. (Foto Colección VGL).

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El muelle pesquero y la antigua lonja, en todo su esplendor. (Foto Colección A. Leveque).

A “Chicuelo” tuve la inmensa suerte de conocerlo más de cerca cuando se jubiló en 1975, y de haber recibido por aquel entonces su amistad. Continuamente relataba anécdotas de sus andanzas marineras y cómo detallaba con su gracejo particular que había constituido su propia cuadrilla en clara alusión a su apodo torero. Falleció en Cádiz hace algunos años y siempre lo tendré en mi memoria porque no es muy normal vivir con personajes de la talla y humildad como el bueno de “Chicuelo”.
(Textos: Antonio Carbonell López).

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Procesión del Corpus. En primer término, Carlos Román Ruiloba, Pbr. Coadjutor de la Iglesia Mayor Prioral, a su lado con el breviario, José María Rivas Rodríguez, Párroco de San Joaquín. Llevando el Palio: De izquierda a derecha de la foto: José Manuel de Terry Galarza, Ignacio Osborne Vázquez y  Javier de Terry  y del Cuvillo. En la parte opuesta del palio se ve la cara de Antonio Cólogan Osborne, Serafín Álvarez-Campana Gaztelu. Ramón Jiménez Loma. Detrás del Palio podemos ver a Manolo García (padre de García Campos), Jesús de la Rubiera y Pepe Lojo Espinosa. (Foto Laurá. Carnet de Empresa 4589. Parque Crevillet Fermesa. Blo. 3, 1º planta dcha. Colección JMM). Todas las fotografías corresponden al 13 de junio de 1974.

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De izquierda a derecha, el niño Antonio Benjumeda Arrobas, detrás guiando una de las andas del paso, Federico Herrera Síñigo; Juan Melgarejo Osborne y Tomás Osborne Vázquez con sendos velones;  Manuel Salido Gutiérrez, Parroco de la Prioral y Arcipreste del Partido y Ramón Jiménez Loma.  A la derecha, detrás, un Guardia Civil de gala. (Foto Rafa. Colección Archivo Municipal).

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La Corporación de chaqué, bajo mazas. En esta imagen vemos una de las filas, con Federico Aguirre Fernández, Oficial Mayor del Excmo. Ayuntamiento; Jaime Fernández Criado, Secretario General del Excmo. Ayuntamiento y los concejales, Manuel Martínez Alfonso, Eligio Pastor Nimo, Pedro Prados, Juan Ponce, Javier Merello Gaztelu y Carlos del Poyo Navas, Primer Teniente de Alcalde. (Foto Rafa. Archivo Municipal).

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De izquierda a derecha, Nicomedes Santos Luis, Comisario Jefe de Policía; José Luis Suárez Gutiérrez, Juez de Primera Instancia e Instrucción; Fernando T. de Terry Galarza, Alcalde de la Ciudad en 1974; Manuel Sañe Mateo, capitán de corbeta y Ayudante Militar de Marina de El Puerto y el capitán de la Guardia Civil Luis Fiteni; detrás, de blanco, dos policías locales de media gala: desconocido y Carlos. Y a continuación la Policía Local de gala. (Foto Rafa. Archivo Municipal).

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En la fachada del antiguo ayuntamiento, en la Plaza de Isaac Peral, ante una puerta decorada con ramas verdes y flores, se procede a la bendición de el pueblo, cuando la iglesia y el estado estaban muy unidos. A la izquierda el Lábaro (*) o estandarte de la Archicofradía del Santísimo Sacramento que era portado por Nicolás de Terry Galarza quien no aparece en esta foto; de rodillas, José Luis Osborne Vázquez con el hachón o velón de los hermanos de dicha congregación; portando la Custodia, Carlos Román Ruiloba, a la izquierda de espaldas, Manuel Román Ruiloba, a la derecha, José María Rivas Rodríguez y de espaldas también, mas abajo, Elías Rodríguez Martín y a su derecha, el Padre Martínez, hijo predilecto de la Ciudad de El Puerto. (Foto Laurá. Colección JMM).

(*) Lábaro: Estandarte que usaban los emperadores romanos, en el cual, desde el tiempo de Constantino y por su mandato, se puso la cruz y el monograma de Cristo, compuesto de las dos primeras letras de este nombre en griego. (RAEL). Por tanto, el lábaro, tambien llamado "labarum" en el Bajo Imperio, se llevaba en los ejércitos por un oficial llamado "labarifero", que correspondía a los abanderados de los ejércitos modernos y tambien delante de las procesiones que hacían los primeros fieles y a imitación de aquel se cree que se introdujo la costumbre de llevar los estandartes o pendones cuadrados que posteriormente se usaron, llamados "confalone" por los italianos. (W).

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firma_crispulo_martinez_puertosantamariaEl pasado miércoles se celebró el 209 aniversario del nacimiento de Críspulo Restituto Martínez Segura --Críspulo Martínez--, acontecido el 10 de junio de 1800. Este dinámico y emprendedor portuense figura citado en el imaginario Libro de Honor de historia local por haber conseguido hacer realidad un viejo sueño de nuestros abuelos: un espacio escénico multiuso, un teatro de estilo italiano, de los llamados de herradura, con un aforo de mil quinientas personas. Para distinguirlo de los otros existentes, más modestos y antiguos, se le bautizó como “Teatro Principal”. Desde mediado el siglo XIX hasta casi el último tercio del XX seis generaciones de nuestros paisanos, “Gente de El Puerto”, disfrutaron de sus espectáculos. Ya conocen como acabó: hecho cenizas. Afortunadamente, ocupa su espacio cultural, en otra ubicación, con el estilo y uso que marcan los tiempos actuales un nuevo teatro al que han dado, acertadamente en mi opinión, el nombre del popular comediógrafo local: Pedro Muñoz Seca. Para conocer en profundidad sus antecedentes familiares, pueden hacer click aquí con el ratón, o ir directamente a los comentarios de esta nótula.

Los fundadores de esta saga familiar portuense de los Martínez, algunos de cuyos  descendientes directos, correspondiente a la cuarta, quinta y sexta generación continúan residiendo en El Puerto de Santa María doscientos y pico años después, (Galarza, Álvarez Campana, García Valdeavellano, Govantes y Pico), fueron el matrimonio formado por el riojano Juan Antonio Martínez Guas y la madrileña Eusebia Segura España. Se habrían casado en Cádiz en fecha que no hemos podido determinar, estando residiendo en El Puerto con anterioridad a 1789, año en el que figura inscrito en el Censo de frutos civiles y manufacturas de la localidad como propietario de una tenería o fábrica de curtido, nombrada “Nuestra Señora de los Dolores”, situada en la calle Pozos Dulces, cercana a la ribera del Guadalete, aproximadamente a la altura del espacio que ahora ocupa el aparcamiento frente a la iglesia conventual del Espíritu Santo.

sardineria3_puertosantamariaCuando nació nuestro personaje, sexto hijo del matrimonio, habían traspasado el negocio de tenería, manteniendo una participación en el mismo. La madre había recibido una suculenta herencia al fallecer su padre, miembro destacado de la burguesía comercial madrileña, adquiriendo la casa palacio de calle Sardinería 3 –actual Javier de Burgos- en la que se instaló toda la familia hasta que se mudaron a Larga 119 antiguo, que correspondería al 68 actual en el primer tercio del s. XIX. Así pues, en los primeros años del siglo citado, encontramos a don Juan Antonio convertido en rentista, especulando en diversos campos de los negocios y... metido en política, ocupando el cargo de Regidor interino en el consistorio municipal.  Su familia, de la que apenas hemos dado algunos datos genéricos se había visto incrementada con dos nuevos hijos: Críspulo Restituto, que nació el 10 de junio de 1800 y Rafael José, en benjamín familiar, que vino al mundo el 24 de octubre de 1801. Los otros, nacidos todos ellos en el siglo XVIII, fueron, de mayor a menor, Manuel, Vicente, Celestina, Maria de los Dolores, José, Miguel y Juan Manuel. Tres de los citados fallecieron en plena juventud, en estado de soltería todos ellos.  José,  falleció cuando la familia vivía aún en la casa de calle Sardinería  de la que se mudaron cuando abandonaron las tropas francesas la ciudad, siguiéndole Maria Dolores en 1813 y, finalmente Vicente, en 1817. (En la imagen, fachada de la casa de Sardinería, 3, recientemente restaurada. Foto AGR).

CUMPLEAÑOS CON EL SIGLO.
Críspulo Martínez cumplía año con el siglo. Singular personaje  de una época en que todo en nuestra ciudad giraba en torno al negocio del vino, en el que no tenemos constancia participara. Extrovertido,  emprendedor, imaginativo, oportunista… tocó casi todos los palos del mundo de los negocios para los que tenía un don especial y un atrevimiento inusual, amén de una amplia experiencia de los años que pasó en Cuba.

nacecrispulomartinez_puertosantamariaEn 1829 contrajo matrimonio con Elena Picard Golf, unión que duró treinta años, hasta el fallecimiento de la citada, ocurrido el 5 de mayo de 1859, cuando estaba enfrascada en los preparativos de la boda de su hija mayor.   Tuvieron cuatro hijos: Julia, Guillermo, Elena y Juan Antonio Martínez Picard, permaneciendo don Críspulo viudo hasta su fallecimiento. La hija mayor,  Julia Martínez Picard, a pesar de la tragedia familiar, se casó en la fecha que tenía prevista, el día 15 de mayo, sin celebración lógicamente, con Enrique Carrera Ravina. Falleció  Julia en 1888, sin  descendientes, heredando  los hijos de su hermano Juan Antonio. Entre los bienes, destacaba una extensa biblioteca, en la que figuraban los libros mas populares y leídos de su época y una hacienda de viñas con caserío y frutos nombrada “La Julia” situada en el camino viejo de Rota, finca que aún conserva este nombre. Su hermana Elena, se había adelantado a la primogénita contrayendo matrimonio unos años antes, en  1855, con un joven sanluqueño: Manuel Rodríguez Roldán. Tuvieron  tres hijos: Elena, Luisa y Enrique Rodríguez Martínez.  El hijo menor de Críspulo  fue el más prolífico. Los descendientes de Juan Antonio Martínez, muchos de los cuales viven integrados en la sociedad portuense actual, entroncaron con otras familias estimadas en la localidad, multiplicándose ampliamente.

planohabana_1850Y el otro varón, Guillermo, acompañó desde muy joven a su padre en lo que podemos considerar su etapa cubana de negocios, amplio periodo de tiempo del que apenas tenemos información, nunca volvió a El Puerto, avecindándose de forma definitiva en la capital cubana, sin que tengamos otras noticias de él aparte de su emigración voluntaria y de los poderes que dio a su hermano Juan Antonio para representarlo en el reparto testamentario de su padre.

DON CRÍSPULO, HOMBRE DE NEGOCIOS.
Buena parte  de los negocios de don Críspulo, al menos  los que hemos podido conocer,  estaban basados en la especulación pura y dura. La venta de numerosos bienes clericales, consecuencia de las decisiones de los políticos de la época (las desamortizaciones), interpretando el malestar social existente al respecto, sería terreno abonado en el que se movió con diligencia y gran “vista comercial” nuestro personaje que compraba y revendía obteniendo beneficios, supuestamente, al mismo tiempo que mejoraba su solvencia personal con todos estos movimientos de capitales, que casi cuenta eran propios, curiosamente, obtenido mediante prestamos que pagaba fraccionado con pagarés o créditos hipotecarios sobre los inmuebles y propiedades que adquiría. La compraventa de casas, accesorias y solares sin edificar  fueron una constante en la activa vida de don Críspulo. Realizaba obras de mejoras, segregaciones, permutas, intercambios y toda suerte de trapicheos conducentes a rentabilizar lo adquirido de tal suerte que, a la hora de volverlo a vender, se obtuviesen los mayores beneficios.  En los expedientes de licencia de obras de estas décadas intermedias del siglo XIX pueden comprobarse algunas de las acciones citadas, referidas a casas en calle Santa María, Ganado, Luna, Nevería o Aurora.

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La Casa de la Torre, vista desde el crucero de las calles Luna con Larga. A la izquierda está hoy la tienda de Talgo. A la derecha, en el edificio desaparecido, la sucursasl de un banco de las Vascongadas. (Foto Colección Antonio Leveque).

LA CASA DE LA TORRE.
Las dos adquisiciones mas notables en lo que a inmuebles se refiere fueron: la casa nº 7 de calle Nevería, llamada “de la Torre”, que estaba apreciada en más de trescientos mil reales, adquirida al Estado en 1860. Esta casa formaba parte del complejo construido por los jesuitas para hospicio,  centro de enseñanza y alojamiento de los numerosos miembros de su comunidad, que ocupaba parte de la manzana entre Nevería y San Bartolomé, de esquina a esquina, siendo la torre, inconclusa como el resto del edificio que no llegó a finalizarse al producirse la expulsión de la Orden, el campanario de la iglesia. Críspulo Martínez intentó conseguir permiso para derribar la torre no sabemos con que objeto, posiblemente para obtener una mejor distribución de las estancias o habitaciones para su alquiler.

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A título de curiosidad informamos que esta torre, debido a su altura,  fue utilizada durante la Guerra Civil como lugar de vigía, instalándose en la plataforma  superior o azotea, los dispositivos de alarma antiaérea para avisar a la población civil en el supuesto de amenazas de bombardeos.

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La Plaza del Carmen a finales del siglo XIX. A la izquierda la Casa de la Aduana, al fondo, el Castillo de San Marcos, en segundo término una nave  auxiliar para la  industria de la pesca y delante muelle embarcadero; a la derecha al fondo el que sería Colegio de la Pescadería y el Palacio de Aranibar. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

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La Casa de la Aduana en el año 2002. Ha desaparecido la espadaña que coronaba la linterna del edificio. Donde estaba la Casa del Carmen, los edificios de viviendas y la desaparecida Cofradía de Pescadores. (Foto Mata).

CASA DE LA ADUANA.
La otra adquisición importante fue la “Casa de la Aduana” llamada así por haber tenido esta utilidad durante muchos años, aunque realmente fuese construido este bello edificio por el Estado como Real Fábrica de Arguardientes y Licores, cuando ostentaba el monopolio de producción de esta modalidad alcohólica. El frente principal del edificio que en la actualidad está reconvertido en sus pisos altos en un establecimiento de hospedaje, con otros negocios de hostelería en su planta baja, ocupa toda la extensión de la calle Maestro Veneroni, dedicada a uno de los insignes músicos que dirigieron la Banda Municipal. Mediado el siglo la fachada se abría a una plaza entonces denominada de la Pescadería y antes llamada de la Herrería.

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Interior de la Casa de la Aduana. Escaleras de acceso al establecimiento de hospedaje situado en la actualidad en los pisos superiores del edificio. (Foto AGR).

Ocupaba una superficie de 3.294 metros cuadrados, siendo escriturada a su nombre en1862, adquiriéndola en poco más de 300.000 reales mas intereses,  fraccionando el pago en pagarés de vencimiento anual por importe de 20.413 reales cada uno. A este emblemático edificio portuense, en el que se instaló, añadió los solares y cobertizos existentes a espaldas del mismo, entre este y la casa de las Cadenas, labrando en parte de ellos tres naves de bodegas. Estos terrenos los adquirió a Enrique Carrera Ravina ese mismo año, con meses de diferencia. Todos ellos, así como la Casa de las Cadenas que en esa fecha pertenecía al conocido armador Andrés Sabonés formaron parte del patrimonio de los herederos de la familia Vizarrón, perteneciendo hasta pocos años antes al Marqués de Perales que había vendido a censo a los mencionados Carrera y Sabonés. Concretamente el censo con  que figuraban gravados  los terrenos adquiridos por don Críspulo ascendía a la nada despreciable cantidad de 66.666 Reales.

SEGURO MILITAR

Uno de sus negocios de juventud lo realizó en sociedad con su madre y sus hermanos Manuel y Rafael. Todos ellos crearon una especie de compañía aseguradora que garantizaba a sus asociados o en su caso,  a los hijos de estos, mediante el pago  de una modesta cuota, liberarles del servicio militar en el caso de entrar en el cupo que cada año se sorteaba, bien mediante el pago del importe del rescate al uso en los soldados por sorteo o, incluso, “poniendo sustitutos a los individuos que se inscriban y les toque la suerte de soldados.”   Para garantizar el cumplimiento de este compromiso y obtener la licencia municipal la familia Martínez Segura hipotecó la casa de Sardinería, 3, hipoteca que perduró casi cincuenta años. (Continuará).

(Textos: Antonio Gutiérrez Ruiz.)

Del trabajo inédito:  PERSONAJES PORTUENSES  DEL SIGLO XIX.

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Antiguos alumnos del Colegio La Salle, en su cena anual, celebrada el pasado 6 de junio en el Bar Santa María, en el Parque. Varios de los cuales forman parte de la Comisión que está preparando el cincuenta aniversario del Colegio, a celebrar el año 2010.
De espaldas, Diego Morata. Sentados, de izquierda a derecha, Sebastián Rodríguez Sucino, Luis Miguel Rosso, Manolo Morillo, Antonio Fernández Vaca, José Antonio Terrada Sara. De pie a la izquierda, Nicolás Jiménez Aragón, antiguo alumno y profesor actual, de pié a continuación Camacho Perdiguero y Pepe Gallardo. A la derecha al fondo, con el pelo blanco, desconocido, le sigue de pié y con bigote, Pepe Ojeda, Boragno, el maestro ya jubilado, Joaquín Corredera Andrés, de pié el Hermano Manuel (Taudiano Prieto Palacios) que fue director del Colegio, venido expresamente desde Alemería. En primer término con barba y bigote, el eminente otorrinolaringólogo, Pepín Casimiro García Rodríguez. (Foto: JMSC).

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De izquierda a derecha, Camacho Perdiguero, Pepe Ojeda. Sentados los maestros ya jubilados, Carlos Casado, José Luis Corbacho Gallart y Joaquín Corredera Andrés. Partiendo la tarta el Hermano Manuel (Taudiano Prieto Palacios). A la derecha el maestro también jubilosamente jubilado, Martín Delgado. (Foto JMSC).

También estuvieron en la convocatoria, los antiguos alumnos, Antonio Villar,  José Manuel Caballero, Fernando Ahucha, Juan Mena, Pepe Aragón y un par más que no vienen a la memoria.

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Año 1986. Bodas de Plata de la Primera Promoción del Colegio La Salle. De izquierda a derecha, Pepe Muñoz Ortega, Manuel Quintero Utrera, Juan Díaz Sara, Manuel Vargas Dodero, presidente de la APA durante muchos años, Hermano Miguel (Eduardo Combarros), el Hermano Fulgencio Andrés (Blas García Mena 1909-1992), Eduardo Moreno Naval, José María Rivas Rodríguez, Párroco de San Joaquín, Desconocido, Siro Morata Torrres, Desconocido que fue empleado de Porto Moda y Francisco M. Arniz Sanz. (Foto Colección Francisco M. Arniz Sanz).

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Año 1961. Fin de curso de la Primera Promoción del colegio y por tanto primer Recital de Poesía que se hizo en el colegio, estando el escenario estaba en el centro del Salón de Actos; fue la única vez que estuvo allí. En el escenario: Manuel Quintero. Junto a los dos Hermanos aparece el profesor de la clase cuarta Don Diego. (Foto Colección Manuel Quintero Utrera).

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Año 1961. Fin de Curso de la Primera Prooción. Salón de Actos. Francisco Arniz cantando “El Paragüero”. Junto a los hermanos, Siro Morata Torres. (Foto Colección Francisco M. Arniz Sanz).

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Año 1961. En la foto de la izquierda, Manuel Quintero y Javier Camacho Barba. Año 1986,  durante la Celebración de las Bodas de Plata del Colegio, Manuel Quintero y el Hermano Fulgencio Andrés (Blas García Mena 1909-1992).  (Foto Colección Manuel Quintero Utrera. La fotografía de la derecha es obra de Rafa).

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Año 1962, 10 de octubre. Visita del Gobernador Civil, Santiago Guillén Moreno, en el centro de la imagen, a su derecha, el hermano Fulgencio Andrés, detrás, el alcalde de la Ciudad, Luis Portillo Ruiz. (Foto: Archivo Municipal).

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Octubre del año de 1963. Inicio del curso. De izquierda a derecha: Manuel Quintero padre, Luis Quintero, Manuel Quintero y el Hermano Ángel, profesor de la clase de primero. (Foto Colección Manuel Quintero Utrera).

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Armando Hutchion Azcuy nació en La Habana (Cuba) en 1957. Su apellido paterno es de procedencia inglesa, de donde era su abuelo y el materno, cubano, pero de tatarabuelo vasco. Por medio cruce de razas y culturas, fusión de apellidos y vuelta a la España materna, esta vez al sur, en el año 1999. Es Graduado en Sonido por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). En la actualidad trabaja en el mundo de la hostelería en la Taberna La Galera Real, en la plaza del mismo nombre. Está casado y tiene dos hijos de su primer matrimonio.

logorhcaniSONIDO, RADIO, IMAGEN...
Tras la graduación en el ICAIC, Armando trabajó durante 16 años como técnico de sonido de radio en Radio Habana Cuba, la emisora internacional de su país de nacimiento. Cuba, reconoce, es su patria, a la que no olvida y a la que acude anualmente a visitar a la familia y a encontrarse con sus raices “a inyectarse cubaneo”. Allí conoció a su mujer, la periodista porteña, profesional de Canal Sur Radio, Ketty Castillo, ya que nuestra paisana era corresponsal de dicha emisora. Desde el año 2000 vive en El Puerto, desde donde ha trabajado tocando diversos palos, algunos relacionados con su profesión: para una productora audiovisual radicada en Sevilla, VIDYSON, a cargo de la infraestructura para congresos: sonido, cámaras, ordenadores, pantallas, etc.; ha trabajado, igualmente, como ayudante de cámara para el equipo de Andalucía Directo, en Cádiz; como ayudante de cámara, también, en el rodaje de la película Meucci.

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LA HOSTELERÍA.
También ha trabajado la hostelería, regentando un bar de tapas en la calle Jesús de los Milagros, La Bodegona, junto a La Colonial, conocido lugar de música caribeña. Precisamente, cuando Armando habla de músicas y bailes cubanos, no se refiere a la salsa, invento fusión entre Norteamérica y los países caribeños «--Allí se baila el casino, los boleros, el tango, el son, el danzón, la rumba y ahora, los más jóvenes, el regatón. Por supuesto, yo bailo como cualquier cubano». En la actualidad nuestro protagonista continúa en la hostelería trabajando en la Taberna La Galera Real, despachando vinos finos de El Puerto. No puede mejor mano de cubano ofrecer una copa de vino porteño.

EL PUERTO DE ACOGIDA.
Y es que, Armando, afirma sentirse especialmente acogido en nuestra Ciudad, donde los caracteres son muy parecidos, aunque el portuense -el gaditano en general- «está más acelerado que el cubano», algo que le recuerda al autor de esta nótula el anuncio del Ron Coco Malibú "Me estás estresando".  Armando afirma que el sentido del humor, el doble y hasta el triple sentido gaditano se da también en su país de orígen. Le llamó especialmente la atención el uso del “Ojú” que, según como sea dicho significa una cosa u otra, como tantos palabros de la Bahía de Cádiz. «--En La Habana tenemos una palabra sinónima de “Quillo”, para llamar a un amigo, a un hombre, no a una mujer: “Acere”, aunque no se de donde proviene». Y es curioso, en La Habana vieja existen calles con el mismo nombre de calles porteñas: Micaela Aramburu, Puerto Escondido, Cielos, Cruces, San Francisco, San Bartolomé, o como la gaditana calle de Apodaca.

icaicINSTITUTO CUBANO DE ARTE E INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA. (ICAIC).

Ha conocido a algunos de los miembros fundadores del ICAIC, los músicos Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, entre otros miembros de la denominada Nueva Trova Cubana. Y a Vicente Feliú, a Compay Segundo o la Orquesta Van Van. Del mundillo cinematográfico a Jorge Perugorria “el Pichi”, Vladimir Cruz, Daisy Granados, etc... «El Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) es una institución de Cuba dedicada a la promoción de la industria cinematográfica que fue creada en 1959, a 83 días del comienzo de la Revolución Cubana.

97857d4243b4c3c9a01961ce65751dEl principal evento del ICAIC es el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. A principios de la década de los sesenta, esta institución auspició la creación del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, como un colectivo de trabajo para la creación de música para documentales y películas. Con esto se pretendía relanzar la perspectiva de la música cubana fuera de los criterios del mercado. En pocos años la producción de filmes del ICAIC adquirió prestigio internacional, avalado por centenares de premios en todos los festivales del mundo; y en específico el documental fue saludado como un verdadero aporte al cine mundial. Apareció así lo que ha dado en llamarse, la Escuela Documental Cubana». (W). (En la imagen, Jorge Perugorria, 'el Pichi').

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Finales de la década de 1960. El bar estaba situado en la esquina de las calles Jesús Cautivo y Ganado, frente a la conocida como “Posada de la Fruta” en dicha calle Ganado. Ambos edificios hoy no existen. Al otro lado de la barra, el señor del sombrero es el Cabo Pérez de la Guardia Civil, a su izquierda su hijo , tuvo otro hijo que murió  muy joven ahogado en el canal. Siempre nos lo recordaban para que nos nos bañáramos en el río. A la derecha del Cabo Pérez podemos ver de oscuro a Manuel Gil de Reboleño García de Roiz (padre de los Gil de Reboleño Insúa). El segundo por la izquierda es el propietario del Bar “La Muralla” situado en Tomás Cólogan Osborne, 6, en los pisos conocidos como “Los Empapelaos”. El camarero con la mano apoyada en el mostrador, Antonio Rojas, tío de Mario Peluffo Rojas. Detrás de los dependientes, en la parte oscura, el segundo con sombrero, "Tabique" corredor, padre de flordevaldaliga_puertosantamaria"Tabique", el camarero de "El Resbaladero" y,  ultimamente, en la barra del Bar Vicente hasta su reciente jubilación. El cuarto por la derecha, con la boina calada, es Eloy Fernández Moro. Agradecemos nos indiquen el nombre de los dependientes y parroquianos. que aparecen en la fotografía. (Foto superior Colección EFL. Foto de la izquierda, publicidad en cristal pintado de Destilerías Gil: Anis y Coñac 'Flor de Valdáliga).

La tienda de Rueda ya existía como taberna en 1826, habiendo pasado por diversos propietarios y reformas, con destilería y fábrica de licores propia y con salones o camarotes para la parroquia. En 1995, adquirió la taberna Rafael Ayala, tras haber permanecido 89 años en manos de la familia Gil de Reboleño. «Sobre el trato dispensado a los clientes, siempre en el Rueda todos fueron considerados iguales» --al igual que en Gentes del Puerto-- «sin distinción alguna de clases. Aquí solían parar los miembros de las familias portuenses de alta alcurnia; alcaldes como Francisco Tomeu o Eduardo Ruiz Golluri; flamencos como El Chumi, Canalejas de Puerto Real, El Cojo Pavón, José El Negro o Ansonini; toreros como Manolo y Miguel del Pino, Antonio Ordóñez, Manolo Bienvenida, Mondeño, el mejicano Lorenzo Garza o Paquirri (siempre con papelones de pescao frito), y un sin fin  de personajes populares, entre los que, como botones de muestra, mencionaremos al Loco Paquiro, a Caneco y a Margarito, el esquilador, que solía acudir todos los días a tomar café» Enrique Pérez Fernández. “Tabernas y Bares con Solera”. Año 1999.

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Parroquianos de Antigua de Rueda. De izquierda a derecha: Eduardo Ruiz Golluri, alcalde; El Chumi, cantaor flamenco; Manolo del Pino, torero; El Caneco, personaje popular.

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Foto tomada en el Bar Rueda, propiedad de los hermanos Gil de Reboleño García de Roiz, en ella podemos ver a los tres detrás del mostrador y en el orden de Antonio, Victoriano y Manuel, padre de los Gil de Reboleño Insúa. (Foto Colección VGL).

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El nuevo bar de Antigua Rueda, situado en un edificio moderno en el espacio que ocupó el original, en una fotografía tomada el jueves de la Semana Santa de 2010.

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salvadorcortes_elchigui_puertosantamariaSalvador Cortés Núñez, “el Chigüi”, aunque nacido en la Línea la familia lo trajo pronto para El Puerto al venirse a vivir aquí. Habitó en la calle Javier de Burgos, en el tramo comprendido entre Cielos y la Plaza de Isaac Peral, en la casa existente frente a Jesús Cautivo. Allí se hospedaron las fuerzas del orden y Cándido, un sobrino de Jaime Ostos... Su padre trabajó de camarero en el restaurante “El Resbaladero” y su madre, gitana, vendía telas y sábanas. El sobrenombre de “el Chigüi” afirma, puede venir porque de pequeño era delgado como una cigüeña. De pequeño acompañaba a su madre en sus transacciones comerciales. Estudió en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia. Recuerda que de pequeño lo querían expulsar --la afición por ser instruido le vendría con 60 años-- pero era un buen matemático que salió sin el título de Mecánico Tornero, pero eran tales sus habilidades que le entregaron un certificado que avalaban sus conocimientos y saberes. Recuerda a Leonardo Romero Maure, a Diego Mora, sus profesores, con auténtica veneración.

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De izquierda a derecha: José Suárez Herrera, Salvador Cortés 'el Chigüi', Joaquín Arroyo, Miguel Gatica Peinado, Sebastián Cordero Hurtado y Luis Cota Ruiz, en el taller.

Cuando termina los estudios obtiene, gracias a la recomendación del Colegio, en la fábrica de Santana en Linares (Jaén), por entonces la única industria de fabricación de coches en nuestra tierra andaluza. No pasa mucho tiempo sin que se canse de donde está y se viene para El Puerto. Así, pide la cuenta y se viene a trabajar en el taller de Eduardo Merino, cambiando la moderna tecnología por la vuelta a los orígenes de un taller humilde.

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El Chigüi con barba y gorra, en el centro de la imagen, en Lagos (Nigeria).

ri_logo_aMás tarde se entera que una compañía norteamericana, la Raymond International Inc, está buscando especialistas para trabajar en Lagos (Nigeria) reparando máquinas de extracción de petróleo. En las pruebas de la convocatoria celebrada en Madrid sale el primero ante una fuerte competencia y vía Londres viaja a Tejas (EEUU), donde se forma. Pasaría en el país africano entre 1976 y 1980. Allí, recuerda, concertaban la explotación de un pozo por un año y, a cambio, la multinacional tenía que construir una carretera.

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Vista aérea de la fábrica de botellas Vidrieras Palma (VIPA), en primer término el campo de fútbol Eduardo Dato y al fondo, tras las casistas de la playa que tenían en sus aceras, alternándose, un ancla y un racimo de uvas, el río Guadalete, con los barcos entorno al Club Náutico.

De vuelta a España vino a quedarse y se colocó en VIPA (Vidrieras Palma) pero con tan mala suerte que, a los dos años de llegar, ésta cerro en 1982, a causa de la caída del mercado así que, decidió dedicarse a la venta ambulante, ocupación que mantiene  su mujer, Juana Cortés Jiménez, a la que podemos ver con un puesto en la Placilla.

chigui_6dias_puertosantamariaHa escrito sendos libros sobre sus vivencias, mezcla de ficción, de parábolas, de enseñanzas, de sus pensamientos y reflexiones, de su biografía, donde se pueden extraer interesantes conclusiones. Forman parte de una trilogía inacabada que, afirma Chigüi, pronto verá la luz el libro que cierra el ciclo. El primero, del año 2000, lleva por título “Seis días en el Puerto de María” y el segundo del año 2005 “Tres días en El Puerto de María”. En los dos volúmenes lleva el subtítulo de “Yo el Chigüi, amigo del Peregil”. La edición de ambos ejemplares se la ha pagado él de su propio bolsillo, sin ayuda ni subvención de ninguna clase. Los regala a quien sabe apreciarlos «--Es una manera de devolverle a El Puerto lo que El Puerto ha hecho por mí». (En la imagen, portada de su primer libro, 'Seis días en el Puerto de María', editado en el año 2000). Dedicatoria al autor de la web, su libro:
"Primera parte de la trilogía inacabada. Para Dn. José María Morillo, con cariño.
Una gitana llorando
como no sabía rezar
al Dios de todos los tiempos
le cantaba por soleá.

Yo el Chigüi amigo del Peregil»

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LAS MALLAS DE TERRY
«Cada una de las vecinas ha sacado dos sillas, una para sentarse y otra para ponérsela por delante con el espaldar metido entre las piernas y enganchar con la perilla los hilos de seda color de oro que han de formar la malla.
Lo primero es hacer el gorro, la parte que entra en el gollete de la botella, es la parte más difícil de hacer. Yo todavía no he podido aprenderlo, así que espero a que terminen uno para ayudar haciendo los nudos grandes que son más sencillos. Ellas en la perilla de la silla sujetan seis hilos de seda después de haberlos anudados por las puntas uniéndolos entre si de forma cruzada como si fuera una trenza, de esta forma se va formando el gorro muy compacto. Cuando una de ellas ha terminado el primer gorro, me lo da a mí y yo voy anudando las seis puntas entrelazadas unas con otras para formar los rombos grandes que cubren la botella. Tengo como herramienta, un billete de tren, esto es, un cartón de dos centímetros de ancho por ocho de largo, el ancho del cartón es la medida exacta entre nudo y nudo, de esta manera salen todos los rombos iguales y parejos. Cuando la tengo terminada, se prueba metiéndola en una botella de litro de Terry, se aprieta fuerte por la base y una de las mujeres da el visto bueno. Estas mallas se van uniendo en paquetes de doce para meterlas en una caja de cartón hasta que viene Cressi por ellas». Fragmento del libro “Tres días en El Puerto de María” de Salvador Cortés Núñez, “el Chigüi”. Año 2005. (Mas información de las Mallas de Terry en la nótula 151, “Soledad Peña y las mallas de Terry”).

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En el Bar Vicente. Detrás del mostrador, Vicente Jr. Al otro lado, Luis Suárez Ávila, Salvador Cortés Nuñez y Navarrito de espaldas. (Foto JMM).

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Rafael es la viva imagen de su tío, el poeta Rafael Alberti, del que se declara admirador de su obra y orgulloso de su parentesco. Compañero del banca  en los Salesianos de Utrera del ex presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en su infancia, añora el Oloroso, Sangre y Trabajadero que elaborara su familia: la Bodega de Cuvillo. Rafael nació el 11 de enero de 1944 en la calle Luna, 40, hijo de Agustín y Dolores, siendo su partero Don Miguel Duro del Moral, donde hoy se encuentra Banesto. Recuerda Rafael que él sembraba “perras gordas” en el jardín de aquella casa a ver si salía algo, «--Y salió un banco...».

rafael_y_agustin_merello_puertosantamariaLuego, entre los años  se fueron a vivir al Campo de las Hermanas Rioja, por la Hijuela del Tío Prieto y, entre 1949 y 1951 la vivienda familiar estuvo en lo que hoy es ¡Oh Puerto!, el Caserón Lasaletta. El 20 de octubre de 1955 muere su madre --María Dolores del Cuvillo y Sancho-- y los seis hermanos: Agustín, Rafael, Dolores, Alvaro, Carlos e Ignacio, fueron repartidos entre las casas de los familiares.

Rafael estudió en Utrera durante ocho años en los Salesianos, donde compartió pupitre con el actual tercer vicepresidente del Gobierno, Manuel Chaves con quien por cierto, ha quedado que un día que tenga que venir por El Puerto con tiempo, beberán una copa de fino en nuestra Ciudad. También estudió un año en los Marianistas, en Jerez. y luego en la Universidad Laboral de Sevilla. (En la fotografía de la izquierda, Rafael de pie y su hermano Agustín, con el cubo, en 1947 en la Playa de La Puntilla).

Hizo el servicio militar en San Fernando, de marinero, en 1969. Ya había llegado el hombre a la Luna, y la hizo con retraso porque tenía prórroga, siendo destinado luego en el Instituto Hidrográfico de la Marina en Cádiz. Trabajó por dos veces en el Hotel Caballo Blanco, antes y después de la mili. Estuvo también en el VIP, uno de los primeros pubs que se abrieron en El Puerto, en la calle Misericordia, frente a las Esclavas; perteneció a Teodoro Lavilla Valimaña y más tarde a Antonio Jaén Bautista. También trabajó en el Camping Guadalete y su última actividad profesional la desarrolló en la Clínica del Dr. Frontela. Pero con 35 años, el 24 de mayo hizo 29 que sufrió un infarto, lo que le llevó a la sala de operaciones y a alcanzar la invalidez profesional permanente. También tuvo un sustillo el año pasado y pasó por la UCI, pero se encuentra en franca recuperación.

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La calle Luna, el Teatro Principal y la casa familiar de los Merello, ambas desaparecidas durante un desfile de tropas de infantería de Marina, el Día de la Hispanidad, en la década de los sesenta del siglo pasado. (Foto Colección Archivo Municipal).

Está casado con Rosario González Pérez (el 3 de abril de 1975) y tiene cinco hijos. Vive en la calle Cantarería, en una Casa Palacio  cuyo patio participa, anualmente en la Fiesta de los Patios. Es aficionado a la cacería, pero recuerda un dicho de su padre, Agustín Merello Álvarez-Campana, igualmente aficionado y con muchos premios en su haber: «--La cacería es una buena afición hasta que te la puedas pagar; una vez que no puedas, olvídate de ella».

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Con su tío Rafael, dedicándole un libro a las puertas de los Jesuitas.

SU TÍO, RAFAEL ALBERTI.
Rafael conoció a su tío, el poeta universal, a través de su hermano, Agustín Merello del Cuvillo, con nótula 262 en Gente del Puerto, al principio de la década de los ochenta del siglo pasado, en el Patio de San Luis Gonzaga durante los actos del primer homenaje que le ofreció la Ciudad de El Puerto. Rafael no pudo asistir a recibirlo a la estación de ferrocarril cuando el poeta llegó el 24 de mayo de 1977, después de 46 años fuera de El Puerto, pues estaba en Jerez asistiendo al parto de su segundo hijo, Alejandro. De pequeño, cuando estudiaba historia de la literatura en el instituto. cuando veía el nombre impreso de su tío Rafael, «--Yo añadía, a mano, el segundo apellido del poeta --el primero mío-- y escribía Merello a continuación de Alberti».

la-arboleda-perdidaRecuerda nuestro protagonista que aunque hubo cierta aversión por parte de grupos reducidos de personas a que su tío se instalara en El Puerto, fue algo superado con creces para orgullo de El Puerto, solo pasó al principio, aunque alguna vez ha soportado alguna broma sobre su tío, que no ha tolerado: «--Me siento orgulloso de ser sobrino de Rafael Alberti».  El padre de Rafael era primo hermano del poeta, aunque 10 años menor que él, Alberti lo cita en La Arboleda Perdida como un compañero de aventuras simpático y revoltoso del que siempre guardó buen recuerdo, como le confesaría a los hermanos Agustín y Rafael Merello del Cuvillo.
Por cierto que, nuestro Rafael no guarda ningún recuerdo pictórico, ningún dibujo colorista de los que le gustaba hacer al poeta y fue por culpa del sobrino. Todos sus hermanos lo tienen pero él, esperando a reunir a toda la familia, se quedó con ese deseo. Ese y llevarle una botella de Oloroso, Sangre y Trabjadaero -el original- que tengo guardada de la familia. El Rafael sobrino no se perdió ningún cumpleaños del Rafael tío, desde que los celebró en El Puerto. Siempre, cada 16 de diciembre se encontraba con otros miembros de la familia, en ese rito que él quería cumplir hasta que llegara a los 100 años con su blanca melena, edad que no llegó a alcanzar.

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Jardín de la casa de la madre y los abuelos de Rafael Merello, en  Santa Lucía, 35 que daba a las calles San Francisco y Pagador, donde actualmente está Mercadona.  De pie, de izquierda a derecha: Dolores, María Sancho, Carlitos, Rosario del Cuvillo, Juan de Mata Cuvillo, --Juanito Cuvillo-- con nótula 199 en Gente del Puerto. Sentados, de izquierda a derecha: Pepe Cuvillo, Carlos del Cuvillo Sancho, Carmen Cuvillo (Tiaca), María Cuvillo Sancho, Lourdes Cuvillo (Tialu) y Luis.  En el suelo, María Pepa Cuvillo (Tiape).  Agustín Merello del Cuvillo llamaba de esa curiosa forma a sus tres tías maternas: Tiaca, por tía Carmen; Tiape, por Tía Maria Pepa; y Tialu, por Tía Lourdes. (Foto Vanderman. Sociedad Fotográfica. Director: Luis Saus. Madrid)

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Última fotografía publicada de Rafael Merelle -Faly- en la presentación del libro 'Por Montera', de Mariló Montero, en Bodegas Osborne, a finales del pasado mes de mayo de 2009. De izquiera a derecha, Isa Lora, Rafael Merello, Carlos Herrera, Rosa Cervera y José María Morillo. (Foto Fito Carreto).

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adolfotosar_antiguo_puertosantamaria(Continuación). Adolfo Tosar Martínez, era el mas joven de los hermanos que habían sobrevivido a sus padres, sexto en el orden familiar y, como hemos podido ver anteriormente, el favorito de don Antonio Tosar Hernández. Había nacido en Cádiz en 1822, recibiendo una educación  más  completa y polifacética, marchando muy joven a Inglaterra para ocuparse del mercado  en aquellas islas de la producción vinícola familiar. Avecindado en Londres, venía periódicamente a El Puerto. Debió vivir con intensidad su juventud, suponemos, sentando cabeza ya maduro, pues se casó en 1870, bien pasados los cuarenta, en San Sebastián, con una señora de nacionalidad inglesa y ascendencia vasco navarra, llamada Manuela Zurutuza Fesser. (En la imagen Adolfo Tosar Martínez. Miniatura propieda de Camilo González Selma).

En los primeros días de 1873 lo encontramos en El Puerto, pensamos que llamado por su hermano mayor, cuyo estado de salud comenzaba a debilitarse, para que tomara las riendas de la sociedad. Parece que su intención era  la de trasladarse definitivamente a esta ciudad, o alternar temporadas de residencia entre El Puerto y Londres ya que, además de venir acompañado de su esposa y los dos hijos que en esa fecha tenía el matrimonio, redactó un testamento en la notaría de don Miguel Raventós, con fecha 8 de enero de 1873, en el que, entre otras disposiciones, indicaba: ”Mando que mi cadáver sea amortajado decentemente y enterrado en el cementerio del pueblo donde ocurra mi fallecimiento y que mi funeral sea lo más humilde posible,” evidenciando con ello su intención de continuar viajando.

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Fotografía coloreada del Vergel del Conde en 1874, actual Micaela Aramburu. La vista desde el actual Parque Calderón, muestra las casas que forman la Plaza de las Galeras Reales.

Entrando en  el terreno de las suposiciones, creemos que Adolfo y su familia retornó a Londres, una vez regularizados los asuntos mercantiles, quedando Manuel, solo y enfermo, bajo el cuidado de sus sobrinos y ¿ama de llaves?, la señorita Galvez (ver anterior nótula 298 de Gente del Puerto), quienes debieron influir en sus decisiones posteriores, entre ellas la revocación del anterior testamento, documento que, dicho sea a título de curiosidad, había sido firmado por él con una caligrafía pulcra y armoniosa, equilibrada y elegante, virtudes que posiblemente poseyera.

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Embarque de botas en el Guadalete, en lo que hoy es un aparcamiento. Al fondo el Puente San Alejandro, la desaparecida Fuente del Sobrante, donde hoy está La Pontona (gemela de la Fuente de las Galeras). A la izquierda el Parque Caderón.

escudocabildo_1878_puertosantamariaLos acontecimiento se precipitaron poco después y los testamentos que se abrieron  fueron los de su hermano Manuel, fallecido el 5-11-1874, estando ausente Adolfo y... sin conocimiento del cambio de voluntad, en cuanto a la herencia, realizado por el finado. A las dos de la tarde, estando a punto de sentarse el Sr. Notario a la mesa para almorzar, se presentó en su casa, que le servía de despacho, un militar, comandante de caballería,  llamado Antonio Bayo Tosar para que hiciese llegar al Juez de Primera Instancia del Partido Judicial un escrito por él redactado “como sobrino carnal y único pariente en esta población de don Manuel Tosar, que acaba de fallecer, a la una y cuarto de la tarde...” Constituido el señor juez en el domicilio del finado, en calle de la Plata número 6, acompañado del antes citado notario, este redacta las diligencias realizadas en estos términos: “...presenté el testamento cerrado bajo mi custodia y examinado el exterior de este, (por el juzgado) lo halló perfectamente cerrado en un pliego del sello undécimo, cosido con una cinta de seda encarnada y lacrada por ambos lados sus aberturas, sin que en los sellos y firmas hubiese alteración ni enmienda alguna ni se advirtiese la más leve señal de haberse podido extraer ni introducir cosa alguna bajo su cubierta...” (En la imagen, escudo del  Cabildo Municipal en 1878,  siendo alcalde accidental J. de Pazos).

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El Camino de Urdax, que lleva desde la calle Larga (desde donde está tomada la fotografía) a la Estacion de Ferrocarril. A la izquierda el Paseo de la Victoria, con el enrejado original.

Este último testamento contenía una serie de legados  para amigos y trabajadores de su compañía, de los cuales los más importantes fueron, el anteriormente comentado de 140.000 reales a doña María Gálvez Sánchez, a la que también legó los muebles de su casa habitación y otro de 40.000 reales a su fiel dependiente. En cuanto a los herederos, dispuso de la siguiente forma el reparto del remanente de sus bienes: 1/3 para su sobrino Manuel Bayo Tosar; 1/3 para los dos hijos de su hermano Adolfo, por partes iguales, 1/6 para sus sobrinos Antonio y José Vinuesa y 1/6 para Belén, Carmen y Manuela Bayo, sobrinos todos ellos, asimismo.

adolfotosar_esquela_puertosantamariaEstas disposiciones testamentarias destruían la estructura societaria, al formar parte de los bienes la importante participación en la misma del testador, salvo que los herederos y el otro socio llegasen a un acuerdo para continuar, determinando las respectivas participaciones, entente que no se produjo, mas bien todo lo contrario, originándose diversas discusiones y falta de acuerdo entre los afectados, de tal forma que uno de los primeros pasos que debían darse para establecer el importe real de los bienes del fallecido, como era la disolución de la sociedad, no se produjo hasta año y medio después. (En la imagen de la izquierda, esquela de Adolfo Tosar Martínez. Colección de CGS).

ADOLFO TOSAR Y CÍA.
Después del reparto, Adolfo Tosar continuó en solitario los negocios vinícolas, creando la sociedad “Adolfo Tosar y Cia.”, arrendando las instalaciones donde estuvo instalada la anterior sociedad: la casa de calle la Plata, 6, esquina y vuelta con Larga, valorada en 96.606 reales, fue adquirida por él. En 1880 falleció don Adolfo Tosar, el día 12 de Noviembre. Declarados  herederos  universales sus cuatro hijos, su madre y tutora continuó los negocios familiares con el nombre comercial de “Vda. De Adolfo Tosar y Cia.”, funcionando así mas de dos décadas. En la Guía Oficial de El Puerto de Santa María de 1902 existe publicidad de esta empresa, almacenistas y exportadores de Vinos de Jerez, proveedores de la Real Casa, con bodegas en calle Espíritu Santo y escritorio en Plata, 6, esquina y vuelta con Larga.

casatosar_01_puertosantamariaLA FAMILIA EMPARENTA CON...

(En la imagen, sede de la oficina de la empresa vinícola, sala de degustación y despacho al detall de sus productos, esquina contraria al entonces Convento de las  Capuchinas, hoy convertido en hotel). La familia continuó ocupando el piso principal de la casa hasta que fueron emancipándose los respectivos hijos, que formarían nuevas familias a su vez. En los últimos meses del siglo XIX, la hija mayor casó con Juan Osborne Guezala, (su marido, descendiente directo del fundador de la firma Osborne, Tomás Osborne Mann, su abuelo, era el 6º de los once hijos habidos en el matrimonio formado por Tomás Osborne Böhl de Faber y Enriqueta Guezala Power), instalándose en la calle Fernán Caballero.  Le siguió su hermano Manuel, que casó con María Hano Rabech, instalándose recién casados en esta misma casa, aunque poco tiempo después, falleciendo el suegro y heredando una séptima parte del inmueble su mujer, compró las otras seis a los demás hermanos, trasladándose a vivir a escaso metros de allí, en la casa entonces número 27 de  calle Larga, 23 actual. Poco tiempo después le siguió Francisco Javier, que casó con Encarnación García Valdeavellano, instalándose cerca de allí, igualmente, en calle Larga número 15. Vivían frente a la fábrica de cervezas, industria montada por este joven portuense,  apenas alcanzó la mayoría de edad, en un solar con fachadas  por las calles Larga y Cielo, cercano a las bodegas de la familia. En 1901   comenzó la producción, poniéndose a la venta  por primera vez en agosto de ese año. Tres años después obtendría el producto la medalla de oro en la Exposición Agrícola de Córdoba. Un periódico cordobés de la época, llamado “El Noticiero” publica noticias de la  “Cerveza Tosar”, incluidos los elogios realizados por el Sr. Ministro quien, con motivo de su visita a la exposición,  degustó la misma. (REVISTA PORTUENSE del 13/7/1901, 28/5 y 4/6 de 1904.) Ver nótula 63 de Javier Tosar Barrera, en Gente del Puerto. Finalmente, Luisa, contrajo matrimonio con José Antonio Ruiz de Cortazar, viviendo muy cerca de sus dos hermanos y su madre, en la misma manzana, a la espalda de esta casa, en calle Espíritu Santo. No prolongaron su descendencia directa mas allá de los seis hijos habidos en el matrimonio, pues los solteros: Antonio, agente de Aduanas; Luisa, que trabajó en los comienzos de Bodegas Terry; Macuqui, que trabajó en el laboratorio de Herederos de Rafael Poullet; Javier; y los casados: José Antonio, casado con Paquita Pica y Rosario, la más pequeña, casada con Manuel Jiménez Jiménez, perito de Dragados, quien vive a los 95 años en el Asilo de Ancianos. Éstos tampoco tuvieron sucesores reconocidos. El apellido no se perdió pues buena parte de sus 27 sobrinos han continuado multiplicándose. ¡Nada menos que veintisiete! Ocho de ellos, hijos de su hermana Joaquina: Aurora, Juan, Luis, Joaquina, Josefina, Maria Teresa, Isabel y Margarita Osborne Tosar; 13, de Manuel: Manuel, José, Concepción, Ana, Adolfo, Rafael, Guillermo, Joaquín, Milagros, Enrique, Luis, Carmen y Pilar Tosar Hano, y seis, de Francisco Javier: Encarnación, Emilia, Nela, Manuel, Adolfo y Milagros Tosar Gª Valdeavellano. (Archivo personal de Antonio Gutiérrez: Genealogía de linajes y familias bodegueras de El Puerto de Santa María)

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La calle Ángel Urzáiz, nombre en honor del portuense que fué Ministro de Hacienda. La calle antes fue denominada Curtidores, Sarmiento, Puerto Chico y Plata (o La Plata, según el dicho popular). Nomenclator de 5 de agosto de 1936.

La casa debió continuar a  nombre de Doña Manuela Zurutuza que en 1925 contaba 85 años de edad, y aún después de fallecer, -fecha que no tenemos localizada-, suponiendo la heredase su hija mayor, no cambiando la titularidad, cediéndola a uno de sus hijos cuando contrajo matrimonio.  Se trataba de Joaquín Osborne Tosar, hijo de Joaquina Tosar Zurutuza, que casó con su prima Milagros Tosar Hano, hija de Manuel Tosar Zurutuza, quienes formalizaron la compraventa de la casa, después de residir en ella varios años, el 7 de Diciembre de 1954.  Serian los últimos habitantes de apellido Tosar de la que fue sacristía, sala de degustación y escritorio de las diversas compañías de la familia… y, anteriormente, cuna de Angel Urzaiz, tres veces ministro de Hacienda. El actual propietario es Mr. Thorpe que la adquirió a la familia Osborne Tosar.

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La casa fue labrada en los primeros años del siglo XIX en una parcela segregada de la finca colindante de calle Larga por Joseph Bellido, Factor de las Reales Provisiones y Víveres de la ciudad de Cádiz y Comisionado de Guerra de los Reales Ejércitos. Podemos destacar, aparte de su armonía y belleza arquitectónica, que fue cuna de Angel Urzaiz. Al que ostentó en varias ocasiones la cartera ministerial, lo parió entre esos muros doña María Dolores de la Cuesta Nuñez, una joven viguesa, en 1856. Y la corporación local, sesenta años después, en 1916, coincidiendo con el nombramiento de este portuense de nacimiento Ministro de Hacienda, acordó poner su nombre a la calle donde está ubicada la casa.

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Con motivo de una de sus actuaciones en El Puerto, en los años 20 del siglo pasado, el rejoneador Antonio Cañero posa para la cámara entre un grupo de amigos portuenses: De izquierda a derecha: José Portillo Ruiz, Nela Tosar García de Valdeavellano, Miguel Torres, Marquéa de Purullena,  Josefina Osborne y Tosar, Antonio Osborne Vázquez, Asunción Jiménez Loma, Romero Fontán, Javier Jiménez Loma, Natividad Rodríguez de Sancho, el rejoneador Cañero, Concepción Jiménez Guernica, Luis Osborne Tosar, Dolores JIménez Loma y José Luis Osborne Vázquez. (Del libro, Plaza Real).

(Textos: Antonio Gutiérrez Ruiz).

“Las tres primeras generaciones de la saga familiar de los Tosar» es un fragmento del trabajo inédito de Antonio Gutiérrez Ruiz: «LINAJES DE FAMILIAS BODEGUERAS PORTUENSES» que da a conocer en Gente de El Puerto.

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El Racing Club Portuense, Campeones de Liga Grupo XII, de Tercera División.  Temporada 1967/68. De pie, de izquierda a derecha, Jaime, Mariano, Chares, Martínez-Jaen, Lolo, Soriano, Ventura (entrenador) e Higinio Obregón, el portero que luego trabajaría en la Caja de Ahorros de Cádiz. Agachados, Luis Muñoz Cuenca, Chicharito (c0n nótula propia en Gente del Puerto), niño desconocido, Vera-Palmer, Hernández, Manolín, Matas y Breval. ¡Que equipazo! ¡¡Lo que valdrían hoy esos jugadores!! Esa temporada, el Portuense solo perdió un partido, en Sevilla, con el Sevilla Atlético. El grito de guerra de la afición, era: «Ole, ole, ole, el Racing mete goles» (Foto: Colección José María Cíes).

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antoniocollantesramos_02_puertosantamaria1Antonio Collantes Ramos nació en la calle Mazuela núm. 6, frente a la fragua de Curro Canales, el 7 de noviembre de 1947, segundo hijo del matrimonio formado por Antonio y Milagros. Aquella unión duraría poco; su padre, panadero de profesión murió de leucemia a los 33 años dejando a su madre viuda con 28. Su madre se casó con el hermano de su padre, viudo también, que venía con una prole de siete hijos, más los tres de su madre, mas uno que tuvieron en común, formaron una familia mas que numerosa, entre hermanos, primos hermanos, entenaos y hermanastros a la vez.  Está casado con Ángela Ruiz González, de cuyo matrimonio celebrado en 1973,  tienen tres hijos.

APRENDIZ DE BARBERO.
Antonio estudió en el Colegio del Polvorista y a la vez se buscaba la vida, con la edad de 9 años, como aprendiz de peluquero en la Barbería de La Placilla, frente a la tienda de frutas y verduras de Agustín Vela. Como no le daba tiempo a todo, cambió los turnos. Así, su jornada laboral empezaba a las 9 de la mañana y acababa cerca de las 10 de la noche para, a continuación recibir clases desde las 10 de la noche hasta las 12 en el Colegio de los Jesuitas.

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Casa de Vecinos de la Calle Mazuela. Año 1954. El primero en el centro nuestro protagonista, con 7 años; a su derecha 'el Vivi', Vicente Arniz, electricista industrial. Arriba, de derecha a izquierda, su vecino Juanito que falleció muy pequeño; María, la hija de 'el Bicho'; Vicente, hijo de Mateo, el barbero de la calle San Juán esquina con Zarza, barbería que estaba frente a la actual farmacia y Antonio 'el Bicho' hijo de monosabio de la Plaza de Toros.

antoniocollantes_004_puertosantamaria (En la fotografía de la izquierda de la imagen, Antonio, Felipe Romo 'el Lúa' y Joaquín Albert, el virtuoso guitarrista, vestido de deportes, en el Campo d ela Gimnástica, en 1959). A partir de las 12 de la noche jugaban a la pelota en los alrededores de la Plaza de Toros y a continuación se marchaba a su casa a cenar lo que hubiera para dormir agotado de la larga jornada. Al día siguiente, a las 8 de la mañana, otra vez en planta.  Como recuerda Antonio, en la barbería estaba desde las 9 de la mañana de los lunes hasta la hora del fútbol del domingo en la que, los parroquianos que quedaban en dicho ‘centro social’ marchaban a ver el partido del Racing o del que tocara, a eso de las cinco de la tarde.

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Bueno, en honor a la verdad hay que señalar que Antonio salía un poco antes pues, junto a su amigo Felipe Romo Martínez ‘el Lúa’ liaban las vendas que los jugadores de los equipos se quitaban antes del partido, lo que les permitía ver el encuentro gratis. Todo un detalle de Manuel Jarque, Chicharito (con nótula propia en Gente del Puerto) que les permitía divertirse con una de las pocas oportunidades que había para ello en aquel tiempo: el fútbol. Antonio, que era chico de los recados para las tiendas de la Plaza y alrededores tiene muchos recuerdos de aquel mercado que desarrollaremos convenientemente y con nótula propia en su momento. Entre recuerdos al restaurante económico  La Placilla, de Manuel González Ceballos,  o el Bar de las Liebres, están los bocadillos de recortes de chorizo que Leopoldo Castiñeira Gómez le preparaba como pago a los ‘mandados’ y evoca otro cariñoso recuerdo a su benefactor Manuel Gutiérrez ‘Cochino’ el tío, que le compró sus primeros zapatos. (En la fotografía, Antonio, Felipe Romo, 'el Lúa', Pellicer y Roberto Domínguez de los Reyes --tuvo una hamburguesería frente al Hotel Los Cántaros, que ahora vive, paralítico, en La Coruña. En 1959, recuerda Antonio, se conjuntó el mejor equipo de Rácing: Ginesta, Vaquero, Vilariño, Valdés, Hernández, y Tapia, con el que aparecen en la foto. Entonces jugaba con el Algeciras en Jerez y dejó tan buen recurdo que los chavales fueron a visitarlo al campo de la ciudad vecina en 1961, cuanto contaba Antonio con 14 años).

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Antonio, en primer término, en la peluquería de Cuqui. Éste, en el centro de la imagen, atendiendo a un cliente con la navaja, ante la presencia de su joven hermano Juan.

SU MAESTRO, CUQUI.
Antonio permanecería en La Placilla hasta los 13 años. Francisco Varo Marchán, Cuqui, abre su primera barbería recién licenciado en Infantería de Marína, en la calle Cielos y sorprende a la ciudadanía con un innovador corte de pelo: el corte a navaja. Tal es su éxito que busca un aprendiz. Daniel Otero Rascón conocía a Antonio y conocía su formalidad y forma de trabajar y lo recomienda a Cuqui. Allí permanecerá hasta los 21 años, siendo su verdadero maestro en la peluquería, hasta que le toca hacer el servicio militar.

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Durante el Servcio Militar, Antonio coincidió en Almería con el rodaje de la película Patton, de la que fué extra para la ocasión, posando en la fotografía con algunos compañeros en el papel de soldado alemán.

EL GENERAL PATTON.
Antonio es destinado primero al Campamento de Instrucción de Reclutas en Viator (Almería), donde tendrá la oportunidad de actuar como extra en la película El General Patton, en la que ganaba en 1968 sus buenas pesetas diarias. Mas tarde sería destinado al Regimiento de Ingenieros de Sevilla donde ejercería de peluquero. Allí fue  compañero de Pinto, el hermano bailarín de Pansequito y del otro Chicharito, también de nombre Manolo que trabajaba para los Nuchera y que pintaba los rótulos y carteles del Teatro Principal hasta que se quemó este anfiteatro hace 25 años.

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En el Parque Calderón en 1963. De izquierda a derecha: Juan Luis el de la ferretería; desconocido, el dessaparecido Vicente Femenía, Lolo Pérez primo del cristalero, Antonio y Pepe Mesa, que posa como limpiabotas, y que fué boxeador  y hostelero (tuvo, enre otros, el Bar Rocío en la calle Sierpes).

antoniocollantes_003_puertosantamariaSU PRIMERA PELUQUERÍA.
A la vuelta del servicio militar Cuqui le dice que su hermano ha sido instruido en el oficio y que ya no necesita de sus servicios. Así, Antonio se establece como autónomo pagando 200 pesetas mensuales por tal concepto, e instala en 1970 su primera peluquería en la calle Federico Rubio, en el tramo comprendido entre las calles Conejitos y Gatona. Serían clientes asiduos Luis Marroquín ‘el Maño’, Alfonso Marín y otros. A los pocos años se desplaza un poco más abajo, en la misma calle Pozuelo e instala su segunda peluquería, precisamente en el kiosco librería donde compraba a diario la prensa, donde permanecería hasta 1986. (En la imagen, Antonio a las puertas de la peluquería de Cuqui, donde aprendió la profesión).

LA ACTUAL PELUQUERÍA.
En 1986 había formado a una hermana y a un primo hermano en el arte de la peluquería de caballeros, que es como Antonio define a su tienda. Aunque desaparecida la antigua clasificación de barberías, peluquería de caballeros y peluquería de señoras, hoy todos los establecimientos de corte de pelo son peluquería unisex, en la nueva peluquería que adquiere Antonio en la Avda. de la Constitución (en los bajos de los pisos verdes, donde estuvo el Campo Eduardo Dato) se arreglan el pelo mayoritariamente caballeros y niños. Pero como no hay discriminación alguna señora y señorita también han pasado por sus sabias tijeras.

Recuerda Antonio que el año 1986 fuel el de la implantación del IVA. Y da un ejemplo. En el último trimestre de 1985 el ITE (Impuesto de Tráfico de Empresa) era de 38.000 pesetas; por el contrario, el primer trimestre de 1986 era de 380.000, lo que reflejaba el cambio económico de este país. Otro cambio significativo para  la economía de todos lo supuso la llegada del euro en el año 2002. En la actualidad la peluquería es atendida por cinco operarios.

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Antonio ejerció como jurado de las Coquineras en el primer Carnaval que se recupera recién estrenada la democracia en los ayuntamientos: de izquierda a derecha: el concejal Manuel Rodríguez, Juan Revuelta Perea que tenía un gimnasio, nuestro protagonista Antonio, Mario Peluffo concejal y presidente del jurado, Mari Carmen, el fotógrafo Pepe Ferrer y Juan Leiva Morón, hijo de Severo el del carrillo, con nótula propia en Gente del Puerto.

EL CLIENTE QUE VINO A DESPEDIRSE.
Antonio es un peluquero de éxito, estable, que organiza muy bien el tiempo del cliente, al que respeta. Valoran mucho su discreción, aparándose del concepto de barbería antigua. Un psicólogo árabe al que trató llegó a decirle: “--Vd. ha acabado con la peluquería como lugar de encuentro tradicional de charla, de encuentro social: aquí uno viene solo a pelarse”. Antonio tiene buenas costumbres: no habla de sus clientes y, en el sillón nunca les pide un favor. “—Hay que respetar al cliente”, insiste.  Recuerda a un desaparecido parroquiano suyo, D. José, Administrador de Obras del Puerto. Era cliente suyo desde hacía más de 20 años. Y estaba recién llegado de Pamplona, donde le habían diagnosticado una enfermedad incurable, dándole solo una semana de vida. Don José se plantó en la peluquería y le espetó: “—Vengo a despedirme de Vd. Me ha pasado esto y quiero agradecerle que, durante todos estos años me haya tratado con la discreción que yo buscaba. Es Vd. de los pocos señores de los que me voy a despedir”. Y, efectivamente, a la semana se murió.

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La Plasmatoria, representada en el Teatro Principal en la década de los sesenta. De izquierda a derecha, Antonio Leal, Encarnita Roso, Eduardo Teja, Jenny, José Peña Argudo, Encarna Pacheco, desconocida, Antonio Collantes, desconocido, Juan Conejo y Mari Cruz. De rodillas, Federico Arjona.

AFICIONES: EL TEATRO Y LA BICICLETA.
Antonio es polifacético. Actor aficionado, senderista, ciclista y jugador de tenis (se hizo socio del Club Náutico en1986 participando durante 20 años en torneos de aficionado) o de dominó entre otras de sus múltiples aficiones. Le gusta el teatro y ha sido actor aficionado. Recuerda que, antes de marcharse al servicio militar actuaba con el grupo Teja Teatro, representando La Plasmatoria, con Paco Teja, Arjona, Juan Conejo, Mari Cruz, Encarnita Pacheco,… y El Sonámbulo. E incluso, durante la mili, participó en alguna función tearal para distraer a la tropa: El Número Ciento, sainete cómico. Todavía conserva los antiguos libretos, mecanografiados, de los papeles o personajes que le correspondieron.

antoniocollantes_bicicleta_puertosantamariaEL PUERTO-PUENTE GENIL EN BICICLETA.
Con la bicicleta ha hecho el Camino de Santiago dos veces, entre otros recorridos. El último, durante el pasado abril, entre El Puerto y Puente Genil, siguiendo el curso del río Guadalquivir, haciendo un total de 561 kilómetros en la ida durante una semana, acompañado por su mujer Ángela. El primer día fue El Puerto a Sanlúcar, por el Cortijo ‘La Negra’; luego vendría Bonanza y Parque la Algaida por el camino de Las Compuertas, haciendo noche en Lebrija; mas adelante cruzaron con una barcaza e hicieron noche en Coria; a continuación vendría el recorrido hasta Lora del Río; el siguiente paso fue Córdoba haciendo la ruta de la Subética; luego vendría Montoro, Jaen y Suero, finalizando en Puente Genil pasando por Lucena, Cabra, … Regresando a El Puerto en ferrocarril. (En la fotografía, Antonio y Ángela, en el Pinar de la Algaida, durante su último periplo en bicicleta).

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Fotografía del paseíllo en el coso del Mesón el Jerezano, domingo 29 de abril de 1973.  De izquierda a derecha: José Luis Benjumeda Molleda, Marqués de Pezagua; José Luis Galloso y Manuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘el Cochino’. Detrás de Neno, Marqués de Pezagua; Luis Sánchez y Sánchez, ganadero portuense y gran colaborador del festival. Un poco más retrasado Pepe Acosta, esposo de Ana Mari Devesa. Antonio Agarrado Lobato. Atrás de Manolito ‘el Cochino’. Francisco Ruiz Muñoz, Paco 'Betordo’ conocido empresario porteño gaditano que tenia en los años 70, en la Casa de la Aduana, próximo al Bar La Lucha un establecimiento de utensilios marineros. Viajero empedernido, dió  varias vueltas por el mundo. Personaje muy querido por la gente de la mar y en el plantel de jugadores y directivos del equipo de futbol del Racing de los años 70. Por último, después de ‘Betordo’, Trujillo. (Foto Carretero).

En aquel Viernes Santo del 20 de abril de 1973, se mezclaron llantos y emociones y un costalero del paso de palio que al llegar al muelle pesquero fue requerido urgentemente para que acudiera al nacimiento de su primogénita. Por aquel entonces se pagaba por parte de las hermandades para salir de costalero y las necesidades y el hecho de dejar a sus compañeros el trabajo hizo que continuara su labor hasta la recogida del Nazareno. Alfonso Terry Muñoz, Hermano Mayor de la Fervorosa, Ilustre y Antigua Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Ánimas de San Nicolás de Tolentino, Nuestro Padre Jesús del Nazareno, María Santísima de los Dolores, Orden Tercera de Servitas y Santa Cruz de Jerusalén, quedó impresionado por el comportamiento del costalero y cuando fue informado de las necesidades familiares, entre las que destacaba que no contaba con una vivienda adecuada, sugirió la posibilidad de ayudar a la familia del cargador.

Se puso manos a la obra con las tareas de recaudar fondos y un día después recaló por el Rincón de Neno en Valdelagrana, donde por cierto se encontraba Manuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘el Cochino’. Alfonso Terry, explicó detalladamente a José Luis Benjumeda Molleda, Marqués de Pezagua, (Neno) lo que había sucedido el Viernes Santo, contando con el beneplácito de Manolito ‘el Cochino’ que había presenciado la proeza del costalero.

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Galloso, el Marqués de Pezagua y Manolito ‘el Cochino’.que recibía la ‘alternativa’ Se puede ver a la derecha de la foto a Paco Bernal Peregil, Paco ‘Ragel’, mozo de espada del torero José Luis Galloso. Arriba, entre el público, José González Pereira, Maruja Forte, Ana Mari Devesa Sánchez, Aída Horh. (Foto Carretero).

El Marqués de Pezagua, asombrado sugirió la idea de celebrar un festival taurino a beneficio de la familia. Y dicho y hecho. Sin demora, conectaron aquella misma noche con el torero José Luis Galloso que se ofreció actuar como director de lidia poniendo a disposición de la organización su cuadrilla. Ante la grata presencia del matador Galloso, el Marqués se ofreció a torear y reaparecer de nuevo en un festival. La primera vez lo hizo en la Plaza Real el día 30 de mayo de 1944, y salió a hombros. Manolito ‘el Cochino’, se adjudicó rápidamente un puesto y se incorporó a la terna. Las cuadrillas correspondientes estaban formadas, por pescaderos de El Puerto y Jerez, la del ‘Cochino’ y la del Marqués de Pezagua, cliente asiduos, conocidos como goteras, también de las dos ciudades hermanas.

Ya con el cartel configurado, Alfonso Terry Muñoz, seguidamente se entrevistó  con el ganadero portuense Luis Sánchez y Sánchez, esposo de la rejoneadora jerezana Emi Zambrano, quien además se donar tres novillos se brindó a ir de subalterno del Marqués de Pezagua.

El domingo 29 de abril, nueve días después de la salida del Nazareno y de la más que destacable acción del costalero, José Luis Galloso, que ya había comenzado su temporada taurina, tomó el mando y decidió que se abrieran las puertas del coso taurino del Mesón del Jerezano, situado por aquel entonces en la carretera de Fuenterrabia,  donde más tarde estuvo ubicada la discoteca Pachá-05. Lleno hasta la bandera. El paseíllo se inició a las cinco de la tarde en un día esplendido y resulto bonito y muy profesional.

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Final de los festivales taurinos-benéficos campaña costalero. De izquierda a derecha: Alfonso Terry, Neno y Manolito ‘el Cochino’. A José Luis Benjumeda Molleda, Marqués de Pezagua y Neno para los amigos, se le nota cansado después de la lidia y de la otra hazaña, más sonada que la del coslatero: La de una buena acción por una causa justa con final feliz.

El maestro Galloso, se mostró entregado toda la tarde, especialmente con el festival benéfico y muy pendiente de sus compañeros de lidia. Después de una destacable actuación y de matar de manera genial a un novillo bien hecho y bravo le cortó las dos orejas y el rabo.

Manolito ‘el Cochino’, estuvo a gusto con el novillito. Era la primera vez que toreaba y pocos confiaban en que consiguiera acercarse al torito. Sin embargo, dio unos muletazos bastante aceptable y fue muy aplaudido al final de la faena por sus incondicionales.

José Luis Benjumeda  Molleda, Marqués de Pezagua, se fue a porta gayola y pegó dos medias largas de rodillas muy ajustadas que pusieron la piel de gallina.  Toreo al natural con empaque, pero lo mejor fueron varias buenas tandas de muletazos con ambas manos entre aplausos y olés. Dominio, arte, temple, suavidad que hizo que el maestro Galloso lo felicitara efusivamente cuando el novillo desaparecía del coso del Mesón el Jerezano.

Ante el asombro de Manolito ‘el Cochino’, el Marqués de Pezagua daba una vuelta al ruedo con las dos orejas y el rabo del único novillo lidiado y bien ejecutado debido a que Pepe Neno, estuvo al quite y pudo hacerse con los trofeos del matador Galloso.

Hubo espectáculo, eso si, con la actuación posteriormente de Don Mendo y sus Mendas Lerendas (1973) 1º Premio de Cuartetos Original de M. Rosales "Agüillo"  con el Peña y 'el Masa', dos genios gaditanos universales y una berza para mojar pan y chuparse los dedos y todo por mil pesetas de la época.

Salió todo a pedir de boca. Memorable y algunas pesetas que se llevó Alfonso Terry Muñoz, Hermano Mayor del Nazareno, para entrada de la casa del costalero.

EL SEGUNDO FESTIVAL.

Hubo un segundo festival, en Vista Hermosa en la placita del Picadero, pero no tuvo la brillantez del primer espectáculo y tampoco la asistencia de público. Segundas partes nunca fueron buenas, comentaba el Marques de Pezagua y no se equivocó. Se celebró en septiembre de 1973 y Alfonso Terry Muñoz acompañó a Neno y al ‘Cochino’ en el cartel que resulto descafeinado. Se salvó el festival por la celebre ‘Fila cero’.

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Fotografía de un desplante de José Luis Benjumeda Molleda, Marqués de Pezagua,  en el coso del Mesón el Jerezano. De izquierda a derecha: Antonio González Sabio, peón de confianza de Galloso el Marqués de Pezagua, Guillermo Valero y Paco Bernal Peregil, Paco ‘Ragel’, mozo de espada de Galloso. Increíble el quite del bueno de Guillermo Valero. Arriba Se puede ver a un jovencísimo Pepe Neno. Esta fotografía, casi año y medio después, tuvo dedicatoria especial del prestigioso periodista taurino Juan Fuente, que reproduciomos a continución. (Foto Carretero).

¡Que desplante, madre mía!
“Ni mi “hermano” lo diría
que estas cosas pueden verse
en El Puerto!
¡Puerto de Santa María!

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Paseíllo en Vista Hermosa en la placita del Picadero. Neno, Alfonso Terry Muñoz, Hermano mayor de la Hermandad del Nazareno y Manolito ‘el Cochino’. Aquel día acudió la Cruz Roja como se puede observar al fondo parte izquierda de la fotografía

Textos: Antonio Carbonell. (Fotografías: Colecciones de Manuel Gutiérrez Castro y Pepe Neno). Si alguien está interesado en ver el álbum completo del primer festival puede dirigirse al  Rincón de Neno, en Valdelgrana.

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niniamaria_001_puertosantamaria1El 21 de noviembre es el tricentésimo vigésimo quinto (325º) día del año del Calendario Gregoriano en vigor (número 326 en los años bisiestos), quedando 40 días para finalizar el año. Todos los años, por esa fecha, se celebraba y organizaba en el Colegio de las Carmelitas una procesión, la de la Virgen Niña o Niña María, con motivo de la festividad católica de la  Presentación de la Virgen. Está tradición está  basada en el escrito apócrifo del “Protoevangelio de Santiago”, según el cual María fue llevada por sus padres, a la edad de tres años,  al templo para ser instruida en la fe de sus padres. Una alambicada historia a través de los siglos, que desde Oriente llega a Occidente, acaba siendo impuesta por el papa Sixto V como fiesta oficial del catolicismo. Hoy no tiene tanta relevancia como antaño e incluso la procesión ha desaparecido. (En la imagen, vestidas de Primera Comunión de Ana María y Celia Insúa Lavín. Detrás Matita Muñoz y posiblemente una de las García Sánchez. El angelito de enmedio es Marisol Muñoz Bellvís).

iglesia_carmelitas-puertosantamaria"Desde chico he oído en mi casa que mi bisabuelo Norberto, que anduvo, por la guerra de Cuba, como médico con Ramón y Cajal, hace ahora un siglo, se empeñó en comprar una casita pequeña, con una fachada, pintada de rojo y blanco, tan escueta que sólo tenía una puerta y un balcón. Ya no existe la casa. Estaba en la calle Nevería, al lado de la derecha, según se miraba, entonces, el Colegio de las Carmelitas de la Caridad. A la casa le pusieron, "La casita de la Virgen", pero la casa había sido todo lo contrario: casa de lenocinio, de perdición y de pecado. Y a mi bisabuelo le contrariaba que, al lado, justo al lado, del Colegio donde se educaban sus nietas, hubiera un lupanar. Cuando mi bisabuelo la compró, la regaló a las Carmelitas y, desde entonces, allí estuvo presidiéndola una imagen de Olot, de la Virgen Niña, la "Niña María". Esa imagen, no recuerdo qué día, la sacaban las niñas del colegio, en unas parihuelas, en procesión, por las calles cercanas. Formaban en ella todas las alumnas, de uniforme, con velos de tul blanco y guantes del mismo color. Las aplicadas, llevaban una banda, incluso medallas. Ordenaban la procesión las mismas monjas-profesoras y la cerraba el capellán de capa y estola. A los niños patosos nos gustaba, con un canuto de papel y granos de arroz, disparárselos a las niñas, para provocar su atención y que las monjas les riñeran, por deponer de su actitud piadosa y reverente. (En la imagen, la fachada de la Iglesia de las Carmelitas y la casa donde vivieron los presbíteros Carlos y Manuel Román Ruiloba).

niniamaria_03_puertosantamariaLas niñas mayores del Colegio del Sagrado Corazón de las Carmelitas de la Caridad, tenían el privilegio de llevar las andas, con la imagen de la Virgen, por las calles de El Puerto. En la foto, tomada en uno de los patios del Colegio, de izquierda a derecha, Encarna Gil, Ana María Insúa Lavín, Cristina Fernández (Boli), Elisa Muñoz, Celia Insúa, Delia y Lalo Muñoz Bellvís. El uniforme, propio de la época, con cuellos exteriores y guantes blancos.

Otra procesión que salía de la capilla del propio colegio-- y de la que no tengo recuerdo próximo--, es la de la Inmaculada de la "Hijas de María" de las Carmelitas, en un pasito que, en el año 1927, le prestaron al Nazareno de la Prioral, para sacarlo por primera vez desde la refundación de la Cofradía. Esta procesión, la de la Inmaculada, tuvo sus precedentes en otra que, las "Hijas de María" de las "Corazonas", sacaban a principios del siglo y aun en otra, que organizaban las Madres "Irlandesas", que se instalaron por primera vez en El Puerto, cuando, procedentes de Irlanda, vinieron a España, en la calle Larga, en la casa que luego fue de Acción Católica, en el último tercio del siglo pasado, que aquí pusieron, para siempre, el apodo de "irlandesas" a la Congregación de la Inmaculada Virgen María. Terminemos las procesiones marianas desaparecidas, con los Rosarios de la Aurora que partían de la Capilla de Nuestra Señora de la Aurora, o los que sacaba la Asociación de Señoras del Rosario de Nuestra Señora de los Milagros. Al alba, con grandes faroles de carburo, y un estandarte, recorrían las calles de la feligresía". (Texto: Luis Suárez Ávila).

niniamaria_04_puertosantamariaDon Manuel Román Ruiloba, Présbitero y Coadjutor, de la Iglesia Mayor Prioral natural de Jerez pero porteño durante su vida religiosa al que debemos una nótula en Gente del Puerto, vivía junto a su hermano Don Carlos y otros miembros de su familia en la casa, hoy abandonada, que existe junto a la capilla de Las Carmelitas, en la calle Nevería. Además, daba clases de Religión en dicho colegio. Alguna alumna de aquella época recuerda el “enfado” de Don Manuel cuando estas alumnas de las Carmelitas se lo encontraban por la calle y con la picardía propia de los pocos años le gritaban: «--¡¡¡Adios Don Manuel!!!», a las que éste respondía muy ceremoniosamente: «--Vayan ustedes con Dios, hermanas». En la fotografía, los monaguillos Pepe Rodríguez Rendón y Ramón Insúa Lavín, acompañando a Don Manuel en la procesión).

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Como se ve, con el paso del tiempo sufrió reformas ya que en las primeras fotos podemos observar como desfilaban niñas vestidas de primera comunión, algo que no ocurre en las siguientes que mostramos, como en estas, en la de la derecha aparece en primera fila, llevando las andas, Ana María Insúa y Elisa Muñoz, detrás a la derecha Encarnita Gil. La niña de delante creemos que es una Torrent, aunque sin asegurarlo del todo. En la de la izquierda aparece Delia Muñoz Bellvis y Mery Nuchera. (Todas las fotos de esta nótula pertenecen a la Colección de Celia Insúa Lavín).

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El Colegio del Sagrado Corazón de las Carmelitas de la Caridad, a la izquierda de la fotografía, en la calle Nevería. Tiempo actual. (Foto: Vicente Utrera - Alberto Trigueros).

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Carmelo Delfín López es un porteño de los nacidos en Cádiz. Vio la luz en la calle Manuel Rancés 19, el 9 de marzo de 1935, hijo de José y Carmen y muy vinculado con el mundo del mar, pues su padre fue Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores de nuestra Ciudad. Estudió en los Marianistas de la capital gaditana durante 11 años. Sin antecedentes familiares en la medicina, decidió estudiar dicha carrera pues desde pequeñito siempre tuvo muy claro que quería ser médico. Tal es así que, con 18 años empieza a colaborar en la Clínica San Rafael de Cádiz, del Dr. José Manuel Pascual Pascual. Al terminar la carrera hizo la especialidad de Traumatología, habiendo sido alumno y médico interno por oposición de la Cátedra de Fisiología de la Facultad de Medicina de Cádiz.  Es vicesecretario general del Colegio Oficial de Médicos de la provincia, puesto en el que lleva 16 años, colegiado con el número 1144. Está en posesión de la medalla al Mérito Policial y fue Rey Mago (rey negro) en 1998, junto a Ramón Ruiz y Emilio Flor.

lawrenceLAWRENCE DE ARABIA.
Hizo el servicio militar en el reemplazo de 1961, como soldado médico, en el Regimiento de Melilla 52. Previamente había estado en el Campamento de Instrucción de Huercal Overa, en Almería, donde conoció y coincidió al que más tarde sería Comisario de Policía de El Puerto y Jefe de la Policía Local, José Díaz Otero -que hoy vive jubilado en nuestra Ciudad-. Precisamente en el puerto de Almería, previo al embarque para su destino en Melilla, tuvo oportunidad de ver los decorados, atrezzo y demás materiales que se habían usado para el rodaje de la película Lawrence de Arabia (en la imagen de la izquierda) y algunos aspectos del film rodado en nuestro país. Luego en Melilla coincidiría otras veces con el Teniente Díaz Otero. En esta película actuó como extra junto a su regimiento, el general en la reserva Francisco Lena Pacheco, padre de la ceramista local Pepita Lena.

Como ya hemos señalado, imbuido por su vinculación familiar con la Pesca y el mundo de la mar, llegó a ser Inspector Médico del Instituto Social de la Marina. En el año 1966 fue nombrado cirujano traumatólogo de la Sociedad Española de Construcción Naval de Puerto Real, en la que estuvo durante 31 años, hasta 1997. En 1972 obtuvo, por concurso oposición la plaza de Jefe de Equipo de la especialidad de Traumatología en la Escuela de la Seguridad Social cesando, a petición propia en 1993, tras 21 años de ejercicio de dicha responsabilidad.

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La Clínica Santa María del Puerto, antigua del Dr. Frontela, vista desde la calle Pintor Juan José Bottaro.

EL HOSPITAL SANTA MARÍA DEL PUERTO.
En 1987 la empresa de José Manuel Pascual Pascual adquiere  el hospital conocido como del Dr. Frontela, tras varios años cerrado. Eran los tiempos en que los niños tenía que nacer en Cádiz porque en nuestra ciudad no contábamos con una clínica. En aquel año de 1987 fue nombrado director médico, puesto en el que continúa en la actualidad.

De pequeño venía mucho por El Puerto ya que su padre fue Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores en 1947, al que acompañaba. «--Me enamoré de aquella -por entonces- pequeña Ciudad, con el Resbaladero de Maximino, La Lucha, ... y tantas cosas buenas como ví que me dije: “Algún día viviré, trabajaré y moriré en El Puerto”». Y sus pensamientos se hicieron realidad pues, desde 1983 vive en Vistahermosa en una casa concebida en principio para los fines de semana y el veraneo y luego se construyó una segunda, próxima a la primera y más reducida,  cuando los hijos empezaron a disgregarse del techo familiar.

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Recibiendo de José Manuel Pascual Sánchez-Gijón un reconocimiento por aquel entonces por sus más de  25 años de servicios prestados a la empresa de hospitales José Manuel Pascual Pascual, en presencia de la viuda del fundador de los hospitales.

LA FAMILIA.
Carmelo se casó con Margarita Martínez de Salazar Bascuñana, el 8 de diciembre de 1964, llegando a formar una familia numerosa de entonces -Familia de 1ª- con cinco hijos. Su hijo Carmelo, economista de profesión, presta sus servicios en el Ayuntamiento como responsable de la Recaudación Muncipal. El segundo, médico, estudia la especialidad de cirujía en Portugal; el tercero es abogado; el cuarto economista también, y la quinta, Psicóloga, reside en Madrid.

En El Puerto ha conocido a casi todos los alcaldes del periodo democrático, con los que, afirma, haber mantenido buenas relaciones con todos ellos.

alberti4ALBERTI EN ELHOSPITAL.
En enero de 1996 Rafael Alberti ingresaba --lo haría una vez más-- en la Clínica que dirigía el Dr. Carmelo Delfín. Aquello fue un revulsivo para el hospital y para la Ciudad. El poeta más universal, único superviviente de la generación de 1927 era noticia para los medios de medio mundo. La presencia de televisiones, radios, periodistas y las llamadas desde cualquier lugar del mundo -recibieron llamadas de Radio Shangai (China)- hizo que la vida del hospital se alterase porque había que atender a esos medios. Las televisiones exigían tres partes diarios antes las cámaras. El alcalde de la Ciudad ordenó acicalar el entorno de la clínica ante la cierta avalancha de medios que se deplazaron a El Puerto y la imagen que podrían proyectar del mismo...
Fueron unos días complicados, trabajando y haciendo de portavoz del equipo médico,  a petición de los periodistas que agradecieron y por escrito las facilidades dadas por el hospital para poder cumplir con su trabajo.

antonioguterres_puertosantamariaOtro ilustre visitante del Hospital lo ha sido el que fuera primer ministro de Portugal, Antonio Guterres, ex-presidente de la Internacional Socialista y Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados quien, durante su estancia en El Puerto en un veraneo en Las Redes, tuvo que desplazarse a la clínica a visitar a un familiar suyo allí atendido y de quien el Dr. Carmelo Delfín guarda un grato recuerdo por su amabilidad y educación quien llegó a regalarle un libro. Conserva una anécdota del día que se marchó de El Puerto pues pasó a despedirse, alabando lo tranquilo del hospital. Lo que no sabía el entonces primer ministro luso era que media hora antes un trastornado mental, llevado poco antes por la policía, había querido suicidarse desde los pisos altos. Carmelo tuvo que hacer uso de su fuerza y agarrarlo para evitar que cometiera el desaguisado que anunciaba.

carmelodelfin_juanlara_puertosantamariaEL MÉDICO PINTOR.
Como ya hemos señalado, el padre de nuestro protagonista había sido Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores y coincidió con el pintor de la luz, Juan Lara quien, a la sazón trabajaba como personal civil en la Ayudantía de Marina. Se hicieron muy amigos y como prueba de aquella amistad Lara le regaló a José Delfín un aguafuerte. (En la imagen de la izquierda, manuscrito de Juan Lara dirigido a nuestro protagonista tras su estancia en el hospital).

Pasados los años, nuestro médico y nuestro pintor, coincidieron en el Aula de Cultura de Vistahermosa y allí se dieron un abrazo después de tantos años. Juan Lara sabía que el médico, aficionado a la pintura, había dejado de pintar. Más adelante, recuperado el trato y viendo un cuadro del Dr. Delfín le dijo: «--Carmelo, tu eres pintor y por tanto debes pintar. Mañana por la tarde te espero en el jardín de Cecilia Ybarra con caballetes, lienzos y todo lo necesario para que pintes». Y dicho y hecho. Juan Lara le dedicó su libro de memorias “Mis Recuerdos” con la siguiente dedicatoria: “A Carmelo Delfín, mejor médico, mejor persona y mejor pintor".

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"La Calita", óleo sobre lienzo tomado del natural. Carmelo Delfín. Año 1997.

Carmelo, que sigue encantado y feliz de vivir en El Puerto llegó a exponer hace tres años una muestra de su obra pictórica en el Castillo de San Marcos. Oleos, acuarelas de marinas -se vendieron todas- incluso una perteneciente a un lote de cinco que su mujer no dejaba salir de casa y que se expuso de forma equivocada. Le gusta pintar del natural, al aire libre y los rincones de su jardín ya los tiene amortizados de aparecer en sus cuadros. El médico pintor es un hombre que exuda bondad y tranquilidad, desde la atalaya de un oficio en el que ha tenido que aliviar los sufrimientos de los demás con la fortaleza de un gaditano enamorado de El Puerto.

Jubilado a principios de 2012, fallecía a la edad de 84 años a finales de octubre de 2019.

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