"Mi carácter viajero y turístico se demuestra desde los primeros instantes de mi existencia. Fecundado en Zaragoza, de padres maños (lo que ha marcado mi forma de pensar), viajé en el vientre de mi madre hasta Madrid en donde nací un lejano ya 16 de diciembre de 1944, en plena crisis económica (quizás nos suene algo este tema), en una madrugada de nieve, según me han contado, aunque sin problemas de tráfico y sin necesidad de cesar a ningún ministro, porque en la calle, incluso en Madrid, pasaba un coche cada 20 minutos. Mi padre, buen periodista, se incorporó a la redacción del diario Madrid y arrastró al resto de la familia hasta la Villa y Corte. (En la fotografía superior, Luis José Estaban Solinís. Instantánea tomada el 27 de abril de 2009).
Luis José, el primero abajo por la derecha, con el equipo de los Corazonistas, en Madrid, a principio de la década de los cincuenta del siglo pasado.
Cursé estudios en el Liceo Francés y en el Sagrado Corazón de la capital de España, lo que me permitió aprender la lengua francesa con cierto desparpajo y recibir, en unos tiempos difíciles, enseñanzas más que liberales para la época y muy acordes con la misma por la influencia religiosa. El periodista cambiaría de trabajo para encargarse de la edición de los números especiales de la revista Mundo Hispánico (órgano difusor del Instituto de Cultura Hispánica), lo que propició que, todavía muy pequeño, tuviera la ocasión de viajar en aviones de hélice a casi la totalidad de los países de Iberoamérica, lo que me desarrolló una especial predilección por conocer personalmente distintas culturas y paisajes.
El matrimonio de mis progenitores se rompió a la antigua usanza, es decir “marchándose papá a comprar tabaco” cuando tenía 12 años, lo que trastocaría los planes de futuro a partir de terminar el, entonces, curso Preuniversitario con 16 años y comenzar a trabajar con esa edad en una Agencia de Viajes (Iberotours) en donde, no podía ser menos, continué viajando en la cabecera de un autocar con cien maletas en el techo y 40 turistas sentados confiando en ese, todavía niño, que hacía las labores de guía.
Fueron casi seis años de dedicación hasta que tuve la ocasión de ascender en la profesión cambiando a otra Agencia (Saura’s Travel), también en Madrid. Gracias al Trofeo Ramón de Carranza de 1968 en el que jugaban cuatro equipos españoles, y a bordo de un Simca 1000 alquilado, aparecí en la provincia de Cádiz buscando alojamiento para 300 personas componentes de peñas deportivas y lo lograría en el Hotel Playa de la Luz de Rota. Su director me hablaría de la intención de abrir una Agencia de Viajes para poder hacer excursiones radiales a sus propios clientes, procedentes de Bélgica, Inglaterra y Alemania y así, de carambola, desembarqué en Rota un 1º de Diciembre de 1968, para dirigir Viajes Costa de la Luz. Desde el primer momento comprendí que había descubierto el paraíso y que esta tierra sería mi verdadera patria. (Luis José Esteban, al poco después de llegar a Rota, en 1969).
LLEGADA A EL PUERTO: VIAJES ACUARIO.
Ya en 1970 di un paso adelante y con un grupo de amigos (Javier Merello; Vicente Moreno; Faustino Pastor y Andrés Gago), decidimos formar la sociedad Viajes Acuario con sede social en la Calle Larga, 83 de El Puerto de Santa María, y trasladarnos a esta ciudad para vivir en la Calle Luja, y disfrutar del encanto y embrujo que El Puerto tenía en aquel entonces, lejos de problemas de tráfico y del ambiente cosmopolita de hoy en día. Una ciudad bodeguera y pescadora con su vaporcito, su castillo casi en ruinas, sus palacios, sus templos, su Plaza de Toros, sus playas prácticamente vírgenes y sus hoteles (Fuentebravía y Motel El Caballo Blanco como buques insignia) y, sobre todo, su gente, una gente digna heredera de Juan de la Cosa, Muñoz Seca, Isaac Peral y, en aquellos años entre paréntesis, Rafael Alberti. Ciudad en la que se jugaba al fútbol frente a lo que hoy es la Comisaría de Policía; en la que se visitaba al médico en el Hospitalito; en la que se comía en la antigua Aduana o se bailaba en el actual Restaurante El Faro.
Hotel Fuentebravía, en la playa que se ha vuelto a llamar de Fuenterrabía. También era conocido como 'El Parador', su propietario, José Luis Kutz Muñagorri fue el primer presidente de la patronal de hostelería HORECA.
De aquel tiempo es la historia en la que pregunté al propietario del Hotel Fuentebravía, persona curiosa donde las haya, que cómo siendo él navarro había llegado hasta El Puerto para invertir en un Hotel. Y me contó que se recorrió todo el litoral peninsular y cuando vio ese terreno que adquirió, pensó que "si a la izquierda estaban los Jesuitas y a la derecha los americanos, era el mejor sitio del mundo". Y no por esta causa pero si por todo lo que El Puerto encierra y abre a todo aquel que lo quiere descubrir es por lo que, sin duda, es lo mejor del mundo.
En Viajes Acuario crecí como persona y como profesional y disfruté participando en el irrefrenable desarrollo turístico de la localidad. Hotel Puertobahía; apartamentos Puertomar como pioneros del desarrollo de Valdelagrana; Golf de Vista Hermosa; Paseos Marítimos; Puerto Sherry, etc. y, ya con dos hijas nacidas en esta localidad, la inauguración del Casino Bahía de Cádiz, que marcaría el comienzo de una nueva carrera profesional como Director Comercial del mismo.
Sin duda fueron los doce años más intensos de mi vida. A mi entender, el Casino se convirtió en el punto de encuentro más importante de la provincia en esos años. Se consiguió que fuera un centro de ocio con sala de juegos más que un Casino con dependencias auxiliares. Por el Casino pasaron las principales figuras del espectáculo, desde Charles Aznavour a Rocío Jurado, pasando por Albano, Massiel, Mari Trini y un largo etcétera. Mecano actuaría por primera vez ante el público en la Discoteca Dados del Casino; Bertín Osborne haría la propio en la Sala de Fiestas.
Luis Esteban, a la izquierda, en la Fiesta de la Cruz Roja celebrada en el Casino. En el escenario podemos ver al actor Pepe Sancho y la actriz María Jiménez.
Luis Esteban con el actor Juan Diego, en una de las Semanas de Cine Español celebradas en el Casino Bahía de Cádiz.
En la Cena de la Prensa que el Casino organizaba anualmente. Podemos ver a periodistas que entonces ejercían en la provincia de Cádiz y que hoy ocupan puestos relevantes en el panorama informativo andaluz. A la izquierda, Antonio Yélamo Crespillo, Jefe de Informativos de la Cadena SER; Eva Rodríguez de la Milla, a la sazón periodista de la SER y esposa y compañera de Luis José; en el fondo, Joaquín López Saez, Director de COPE Andalucía, y junto a nuestro protagonista, Tily Santiago, actual directora de Medios de Comunicación de la Junta de Andalucía, con nótula propia en Gente del Puerto.
Se reunieron cuatro ministros en le Fiesta de la Cruz Roja; expusieron infinidad de artistas en la Sala de Exposiciones; se harían Congresos (alguno de ellos con celebración de la Santa Misa dentro de las instalaciones); Semanas de Cine con la presencia de actores durante toda la Semana como Maribel Verdú o Juan Diego; Fiestas Gastronómicas todas las semanas (El Gourmet); Conferencias tan interesantes como la que pronunció Álvaro de la Iglesia, José Manuel Lara, Vicente Alexandre, etc.; las Regatas dentro de la Semana Náutica de El Puerto; trofeos deportivos de todo tipo y tantos otros recuerdos y hechos relevantes.
Pero a finales de noviembre de 1991 se me presentó la posibilidad de trabajar en el Algarve (Portugal) y allí que moví a mi nueva familia durante dos años, aunque manteniendo la casa en El Puerto y volviendo en el 94 para comenzar a trabajar en el Ayuntamiento de Jerez y, posteriormente, hasta el día de hoy en la Mancomunidad de Municipios del Bajo Guadalquivir.
Como resumen, casi 50 años trabajando en algo que, si volviera nacer, elegiría de nuevo: El turismo. Mi legado personal son los cuatro hijos que dejo en este mundo, y mi mujer que me sigue aguantando lo que es un gran logro y tantos amigos que soportan estas historias del “abuelo” (que por tres veces soy). Mi legado profesional, el haber sido un espectador del desarrollo turístico de la provincia de Cádiz y, quizás, haber contribuido con un granito de arena para que El Puerto y sus poblaciones colindantes puedan ofertar el tesoro de su tierra al mundo entero.
Para el futuro quedan mis ganas de seguir trabajando, porque, excepto los 10 minutos diarios para afeitarme frente al espejo y darme cuenta del paso del tiempo, el corazón y las fuerzas me animan a continuar en el tajo, como cuando con 16 años entré por primera vez para trabajar en una Agencia de Viajes y darme cuenta de la responsabilidad que se tiene en lograr el disfrute del turista.
Por mis más de 40 años entre vosotros, gracias y levanto mi catavino a vuestra salud con ese oro líquido que es el fino de El Puerto, como, seguro, lo seguiré haciendo, como mínimo en los cuarenta siguientes."