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La Fundación ‘La Vicuña’ ORL, de El Puerto de Santa María e integrada por médicos de la provincia, ha sido distinguida por la Asociación de Fundaciones Andaluzas (AFA) en la edición de sus Premios 2015 en la modalidad de Cooperación. En su valoración, el jurado ha tenido en cuenta el grado de cumplimiento de sus fines fundacionales, la repercusión de sus actividades, la calidad de las acciones desarrolladas y la diversidad de fuentes de ingresos, a los que este año se ha añadido el criterio de transparencia, teniendo en cuenta los principios que marca el Código Ético de las Fundaciones Andaluzas.

...continúa leyendo "2.565. La ONG ‘La Vicuña’, Premio a la Cooperación 2015, de la Asociación de Fundaciones Andaluzas."

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Estos días se han cumplido 74 años del fusilamiento de Daniel Ortega Martínez, un médico muy querido y apreciado en El Puerto, donde ejerció su profesión en los difíciles años previos a la Guerra Civil, entre 1927 y 1936. Había nacido en Fuentecén (Burgos) en 1898, hijo de maestros, se pagó su estudios trabajando, cursando la carrera de medicina en Cádiz. Había militado en las juventudes socialistas y en 1921 ingresará en el Partido Comunista.

Daniel Ortega escribió tres cartas el día 6 de agosto de 1941, un día antes de morir. Una dirigida a su mujer, María Luisa Rendón, otra a sus hijos Daniel y Juan y una última a José María Gómez Rendón --con quien estaban sus hijos en guardia y custodia, sobrino de Francisco Rendón ‘el Relojero Comunista’. Su nieto, Francisco Gómez Martín, ha cedido esta última a Gente del Puerto, para general conocimiento. He aquí la transcripción:

...continúa leyendo "2.538. Daniel Ortega Martínez. Publicamos una de las tres cartas que escribió antes de su muerte."

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Irene Moro Cordobés tiene 27 años, es enfermera especializada en nutrición deportiva y una adicta al deporte. Desde marzo es una 'crazy runner' más. Nació en Cáceres pero hasta los 14 años vivió en El Puerto de Santa María .

...continúa leyendo "2.467. Irene Moro Cordobés. Crazy Runner."

En la imagen en la Velada de la Victoria, el otrora conocido practicante Felipe Lamadrid Muñoz (ver nótula núm. 2.022 en GdP), su esposa, Nena y su hijo Pedro Pablo con cinco años y su nieta Blanca, de 3, primogénita de su hija mayor May, que pasó a residir en Sevilla tras su boda con Juan Bonald Gálvez.

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Esta fotografía trae un recuerdo amargo. La niña de tres años, Blanca, Licenciada en Historia, fallecería en 1993 a la edad de 28 años, en un accidente de tráfico protegiendo con su cuerpo a su hija Salomé, que contaba con tan solo 2 años y no sufrió daño alguno. Hoy día, la hija de Blanca Bonald Lamadrid, Salomé es Psicóloga y vive en Sevilla junto a sus abuelos que la criaron, aunque ella los llama padres. En la actualidad, las cenizas de Blanca descansan en esta Ciudad junto a su abuelo Felipe y su bisabuela, María Muñoz (ver nótula núm. 1.094 en GdP), la maestra que diera clases en el Hospitalito. “--Mi padre siempre nos tenía que comprar algo..., im globo, un gorrito, o lo que fuera...”, recuerda su hijo Pedro Pablo que aparece en la foto.

 

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ignaciocolontorrent_puertosantamariaJosé Ignacio Colón Torrent, nació el 28 de octubre de 1961, circunstancialmente en Cádiz de manos del Dr. Francisco Viseras Alcolea, permaneciendo en Cádiz sólo los tres días necesarios para recuperarse su madre y regresar a El Puerto..

Es hijo de la portuense María del Carmen Torrent Reyes Luchi, --fallecida en febrero de 1972-- su abuelo tenía la fábrica de tapones Torrent, en la calle Espíritu Santo, quien murió prematuramente dejando a Luchi cuando ésta contaba con 10 años de edad. Su padre, Sebastián Colon Herrera Chano, natural de Paterna de Rivera, aunque su familia se vino a El Puerto con Chano muy joven al cortijo familiar de Las Manoteras --fallecido en noviembre de 2007--, fue jefe de servicio de las concesionarias de limpieza y recogida de residuos de El Puerto desde 1973 y, anteriormente con su camión, trabajando casi exclusivamente para bodegas Terry.  Quienes le conocieron, le recuerdan como un gran señor y un buen padre. Ignacio es el primero de los cuatro hijos habidos en el matrimonio, junto María Victoria, Javier y Elena.

Los primeros años Ignacio vivió en la plaza de Colon,  quizás hasta los 4 años, posteriormente en la calle Cielos, primero en la casa que después compró la familia Nuchera junto a la peluquería de Francisco Varo Marchán Cuqui, durante otros cuatro años y, en la misma calle esquina con Santa Clara enfrente de la casa del otorrinolaringólogo José García Castro. En los años 90 la familia se traslada a una casa en la urbanización Andalucía la Real.

LA FAMILIA Y LOS AMIGOS.
Está casado con Inmaculada Mesa tejada, con la que tiene tres hijos Ignacio, Jaime y María,  todos nacidos en El Puerto. Su vida siempre ha estado rodeada de familia y amigos, que se puedan contar con los dedos de una mano, como siempre le aconsejó su padre. Le gusta hacer para sus amigos un arroz con ingrediente secreto --como la Coca-Cola-- que aprendió de su padre y que ahora enseña a sus hijos. Disfruta haciendo este arroz para su familia y amigos y sobre todo, las tertulias posteriores.

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"¡A formar!!", filas de alumnos en el patio del Colegio de La Salle.

Estudió en el colegio de La Salle, en la época de la leche en polvo, en formación antes de entrar en clase cantando ‘Prietas las filas’ y el ‘Cara al Sol’, como era costumbre en aquellos años previos a la llegada del hombre a la Luna. Luego el BUP en el Insituto Santo Domingo, terminando el bachillerato en el Muñoz Seca.

ESTUDIOS DE FARMACIA.
Su padre le recomendó que estudiara farmacia, pero previamente tuvo que hacer el Servicio Militar en el Puesto de Socorro de la Cruz Roja, en Valdelagrana y en esa época se matriculó en primero de Química en la Facultad de Puerto Real por compartir primero de Química y Farmacia las mismas asignaturas, cursando los estudios de esta última en Sevilla entre 1982 y 1988. Trabajaba en verano para pagarse los estudios en Sevilla. Época de muchísimas experiencias y de muchas amistades importantes. Entre ellos, sus compadres, Antonio García Bonilla de Jerez  y la sevillana María José Díaz Muñoz , padrinos de sus tres hijos. De esta época se consolidó un grupo de amigos --unos 30-- de distintas provincias de Andalucía, que se vienen reuniendo todos los años, y ya son más de 26, en un fin de semana cercano a la festividad de la Inmaculada, patrona de Farmacia.

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Retablo de la Virgen del Pilar en la barriada del mismo nombre, donde se encuentra enclavada la farmacia de Ignacio Colón. /Foto: Alfredo García Portillo.

LA FARMACIA DEL PILAR.
Ignacio estudió Farmacia para labrarse un futuro profesional. “No fue sencillo conseguir la apertura de una Oficina de Farmacia. Tuve que pelearla en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía hasta conseguirla”. Sin conocimientos previos de Derecho se pasó un mes de julio entero en la antigua Facultad de Derecho de Jerez consultando muchos libros especializados de la editorial Aranzadi hasta encontrar las excepciones que la Ley permitía, para conseguir abrir la farmacia en la barriada del Pilar. La búsqueda de pruebas las realizó en solitario y tan solo necesitó la firma de una abogado sevillano para conseguir que le dieran la razón.

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ESTUDIOS DE DERECHO Y GESTIÓN.
Pero la inquietud por conocer y formarse tenía dos claros objetivos: el desarrollo personal y poner en práctica lo aprendido. Lo que le llevó a cursar una nueva carrera, la de Derecho, en la Faculta de Jerez entre 2002 y 2007.

Después de unos primeros años muy duros de trabajo en la Farmacia, se decidió a estudiar Derecho,  que cursa en la Facultad de Jerez entre los años 2002  y 2007 y no se para aquí sino que --tras su efímero paso por la política local como concejal en 2007 y 2008-- cursará durante dos años la diplomatura en Gestión y Administración Pública entre los años 2008 y 2010 para, a continuación abrir un despacho de abogados.

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Ignacio Colón con su socio en Ius Pharmacoplis, Pepe Rodríguez Crespo.

IUS PHARMACOPLIS 
Junto a Pepe Rodríguez Crespo --de Medina Sidonia-- fundan el despacho de abogados denominado lus Pharmacoplis SCP. Se recorrió media España visitando multinacionales farmacéuticas hasta que una de ellas apostó por su proyecto. En la actualidad prestan servicio de asesoría jurídica a 8.000 farmacias en España: el 35 % del mercado nacional. Además se han recorrido la otra media España participando en conferencias y jornadas de Derecho Farmacéutico, siendo una empresa innovadora y exclusiva en España que ha sido reconocida tanto a nivel universitario como en el sector farmacéutico

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Con el ex alcalde Enrique Moresco, el 30 de abril de 2008, tras su dimisión como concejal independiente por el PP.

CONCEJAL Y NUEVOS ESTUDIOS.
En el año 2007 le ofrecieron la posibilidad de trabajar por su Ciudad, participando como candidato  independiente en las listas del PP. Su paso por la política fue breve, pero lleno de vivencias extraordinarias. Llegó a ser el titular de la concejalía de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible en junio de aquel año. Pero la política que conoció, en sus palabras: “no se ajustaba al concepto de servicio público que tenía. Hice lo que consideré más honesto, dimitir, verbo que no saben conjugar los políticos”. Esto afirmaba el 30 de abril de 2008, al anunciar su dimisión: “"la gestión de lo público es absorbente. Absorbe tiempo que corresponde a las personas que comparten mi vida, mi familia. Absorbe inquietudes que me privan del derecho a la búsqueda de la felicidad. El desequilibrio vital que esto me produce me obliga a renunciar al acta de concejal electo por estrictos motivos personales”.

Una vez presentada su dimisión como concejal, quiso profundizar en  el conocimiento de la gestión de la Administración Pública, cursando dos años de esta diplomatura hasta que consiguieron  el contrato con la multinacional farmacéutica para su despacho de abogados. La música lo acompaña a todas horas, de todos los estilos adaptados al momento vital.

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Por las calles de Chefchaouen (Marruecos). /Foto: James Clear.

EL ESCRITOR Y LA HISTORIA.
Le encanta escribir, una afición tardía pero que intenta ejercer con humildad y sobre todo con formación. Lee todo lo que cae en su mano, fundamentalmente novela histórica y biografías. Un viaje por Marruecos en el año 2012, en un teteríaa de Chefchaouen, durante una conversación con un rifeño de edad muy avanzada, éste le contó una historia que le fascinó y, a su regreso a España, empezó a materializarla en un libro: una novela histórica del periodo almohade andalusí. El pasado curso 2013-14 inició los estudios de Historia, matriculándose en la facultad homónima en Filosofía y Letras en Cádiz, para formarse mejor y por ser una de sus aficiones favoritas.

ignaciocolon_esc_puertosantamariaNUEVO PROYECTO POLÍTICO.
Ahora vuelve a la escalera de la política, de la mano de ¡¡Queremos !! Un nuevo proyecto político para  El Puerto de Santa María. “Hastiado de ver como El Puerto languidece he decidido, junto a otros portuenses, proponernos un reto y proponérselo a todos los portuenses. Un reto ilusionante y posible con el apoyo de aquellos conciudadanos que necesitan sentirse orgullosos de la Ciudad en la que viven y sacarla de la parálisis en la que se encuentra, devolviéndola al lugar que jamás debió perder en el marco de la provincia. No tengo temor al fracaso. Es infinitamente más perjudicial el sentimiento de reproche que pueda hacerme a mí mismo al haber tenido la oportunidad de cambiar las cosas, y no haberlo intentado”. Siente verdadera pasión por aquellas personas que considera genios, que son capaces de los mejor y lo peor, pero cuando dan lo que llevan dentro, son sublimes.

VIAJERO.
Lleva viajando por España y por el mundo desde que tenía 20 años: Europa entera, Canadá, ciudades de EEUU tales como Nueva York, Washington, Boston… Méjico, Cuba, Argentina, norte de África  encontrando en Marruecos un lugar al que, cada vez que puede regresa. Esto le ha permitido no solo conocer la cultura sino la personas que se ha encontrado en todas esta singladuras  de todos aquellos lugares que ha visitado. Es un amante de todo aquellas manifestaciones humanas o naturales que reflejen belleza entendida como sentimiento de emoción.

A principios del XIX el hábito de tomar baños de mar se generaliza como costumbre social y fines terapéuticos, higiénicos y lúdicos. La temporada comenzaba por San Juan y finalizaba en septiembre

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Playa de la Puntilla y Balneario. Año 1910. /Hauser y Menet.

Ya desde la antigüedad los pioneros de la medicina recomendaron a sus pacientes la toma de baños de mar como práctica curativa. Hombres como Galeno, Hipócrates o el andalusí Avicenas descubrieron el poder curativo del mar.

Pero es a principio del siglo XIX, cuando por primera vez en europa las costas de Francia e Inglaterra se llenaron de pacientes. Los médicos de la época redescubrieron las virtudes del baño de mar como medio para mejorar la salud de personas con problemas respiratorios y circulatorios. Y concretamente en nuestra ciudad el eminente doctor Joaquín Medinilla y Bela deja reseñado en su opúsculo Baños de mar del Puerto de Santa María una amalgama de efectos beneficiosos para la salud, llegando a afirmar que "los baños de mar producen sus efectos por las sales que tienen disolución, por su temperatura, por el movimiento de las olas ó por el que se hace nadando o por la atmósfera marina saturada de sales y clima agradable".

La fe que muestra Medinilla en su trabajo divulgativo tiene mucho que ver con la manifiesta crisis de la terapéutica tradicional en el siglo XIX, ya puesta en entredicho por las farmacopeas ilustradas. La patología romántica y las corrientes médicas no oficiales que aparecen en europa desde finales del XVIII, contribuyen al auge de los remedios que ofrece la naturaleza, inscribiéndose en este contexto los baños de mar.

En el sur, la desembocadura del Guadalete y la Playa de la Puntilla, sujetos al flujo y reflujo del mar, reunían las condiciones naturales más indicadas para ser aprovechadas sus aguas con los fines terapéuticos más variados. En nuestra ciudad se consideran los años 1860 y siguientes el periodo de máximo apogeo, aunque ya en 1816 se daba a conocer desde el ayuntamiento un despacho real mediante el que se le concedía a la casa de niños expósitos de El Puerto la facultad exclusiva de construir barracas, cajones y aposentos para baños en el río Guadalete "aplicando su producto al aumento del salario de las nodrizas o amas de cría y a las demás urgencias y necesidades que padece la casa y los inocentes niños".

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Playa de la Puntilla a la altura de la Rotonda del mismo nombre. Año 1910. /Hauser y Menet.

Según el historiador local Enrique Pérez Fernández, el ayuntamiento acuerda que los baños se establecieran por sexos separados, imponiéndose una multa de cuatro ducados a los hombres que pasaran al de mujeres, hecho que aunque prohibido dio lugar a situaciones picarescas,

La organización de baños en El Puerto se produce a través de tres empresas de baños en el río y una en la Playa de La Puntilla. Se consideraba que la temporada había que comenzarla por San Juan y que concluyera nada más pasar la Virgen de los Milagros el 8 de septiembre.

En los baños del Guadalete la estructura de madera que facilitaban los baños consistía en una barraca para el uso de los bañistas y una galería de acceso desde la orilla hasta los baños flotantes, conformados estos por una plataforma de tablas, techada, dispuesta sobre dos embarcaciones menores embonadas (al modo de los puentes de barcas) y cajones sumergidos que ocupaban los pudorosos bañistas. En la cercanía de la playa de La Puntilla, en 1885, José Antonio Neto instaló los denominados baños El Porvenir en la denominada Punta de Malandar, Consistían en casetas de vestir, pilotes alrededor y cubiertos de redes para la seguridad de los bañistas. Como servicio complementario se utilizaban dos carruajes, que por 25 céntimos llevaban y traían a los bañistas desde la calle Misericordia nº 14 hasta los baños de El Porvenir y a la Playa de La Puntilla, así como barquillas entoldadas que partían junto al muelle del vapor. También se dispusieron trenes extraordinarios con tarifas reducidas para los vecinos de Jerez.

Como dato curioso las Ordenanzas Municipales de 1906 -reflejadas en el trabajo de Pérez Fernández- se refieren a los balnearios del Guadalete y de La Puntilla: "El piso de la parte destinada en los baños para vestirse el bañista estará cubierto con esteras". "Aunque no es obligatorio el uso de las ropas de los dueños de establecimientos de baños, que suelen alquilar para el servicio de los bañistas, no se consentirá aquellas dejen de estar perfectamente limpias y secas para su uso". "Del techo o cubiertas de cada baño penderán cuerdas de cáñamo para comodidad y seguridad de los bañistas". "Todo baño tendrá desde el anochecer el número de luces que sean necesarias, mientras haya público".

El doctor Medinilla refería que era importante tomar algunos baños dulces templados antes de empezar los de mar, y que los que se tomen en La Puntilla "no deberán usarse a las horas de la bajamar, por no haber oleaje, ya que el agua no obra sólo por sus sales, sino por la impresión producida por el oleaje y por la atmósfera marina". Los baños que eran buenos para la salud y la curación de afecciones en la piel y el cuerpo fueron en un principio en días alternos. La duración del mismo venía a ser de aproximadamente diez minutos y enseguida debían salir para secar la humedad. Se decía en los manuales de la época que "el primer 'baño de ola' no debe realizarse hasta dos días después de la llegada al punto costero, una vez que el individuo se haya aclimatado al nuevo ambiente. Las horas de baño más favorables son entre las diez y las cinco de la tarde, y a ser posible con marea alta, porque el agua estará más caliente, más limpia y próxima, y las olas son más numerosas. El baño no debe tomarse en reposo, debe estar precedido de un ligero ejercicio físico o de la exposición al sol. La inmersión en el mar debe ser completa y rápida, sin indecisión, por lo que así la sensación de escalofrío primario se reduce al mínimo en intensidad y duración. Después, la piel debe frotarse rápidamente con una toalla seca". Todo un ritual. /Texto: Enrique Bartolomé.

La instantánea está tomada en la playa de La Puntilla en 1965. Voluntarias de la Cruz Roja, de izquierda a derecha, desconocida (posiblemente cuñada de Luis Bootello Reyes), María del Carmen Gómez Pérez, María Cárave, Eloisa Martínez Govantes, Carmina Jiménez Alcázar y Lourdes Merello Govantes. Agachados dos camilleros de la Cruz Roja cuyos nombres desconocemos.

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A lo largo de toda una vida, siempre recordaremos a esas personas, que dejaron huellas profundas en nosotros, especialmente por su  bondad y buen corazón.

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Milagros Galvez Alonso, ‘Tato’, Mari Carmen, una jerezana novia de su hijo Antonio Fernández Gálvez, que también aparece en la imagen. /Foto: Colección Familia Neva.

Milagros Galvez Alonso, ‘Tato’, tuvo cuanto hermanos, Manolo, Antonio, Lola y Miguel Ángel --desaparecido en la Guerra Civil--. Con su marido enfermo, Milagros sacó adelante a su hijo Antonio Fernández Gálvez, trabajador muchos años en Bodegas Osborne y ayudante de Neva, operador de cine y gran amigo de la familia, que trabajaba con la familia Nuchera en los cines de verano Cinema España y Florida y en invierno en el Central Cinema.

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La frutería de Vela, donde estaba la casa de la autora de la nótula.

MI ABUELA.
Al no conocer a mis abuelas,  se podría decir que ‘Tato’, fue de alguna manera nuestra abuela.  Tengo entendido, que mi madre la conoció en la Sericícola, finca de Don Félix Sancho de Sopranis  Peñasco. Supongo que  ‘Tato’ iría como practicante, a atender a la familia  Sancho  o a sus empleados  entre los que se encontraba mi madre; quien empezó a trabajar con esta relevante familia desde los doce o trece años. Me consta, que hubo sincero aprecio por ambas partes. ‘Tato’, enseguida congenió  con mi madre. Ambas dos tenían un carácter muy similar, pues eran mujeres muy serias y reservadas, poco amigas de chismes, alharacas y cuchufletas. Parece que la estoy viendo, con su tez blanca, pero con color en las mejillas, y su largo  pelo recogido en un rodete, al que daba mil vueltas, hasta quedar impecable. No, no era yo la niña de sus ojos, si no una de mis hermanas,  que por aquel entonces tenía un problema en la vista y esto la hacía más vulnerable, por lo que  se desvivía por ella,  haciéndoles las curas, y lavando ella misma esos pañitos blancos e inmaculados para que  estuvieran totalmente asépticos. Hasta esa tarea quiso ahorrarle a mi madre, pues sabía las muchas horas que  su trabajo le robaba   y lo mucho que  le preocupaba  todo cuanto concernía a sus hijos. Y es que era muy buena y cariñosa con todos nosotros, y con todos los que  veía necesitados de ayuda. A su niña, le hacía, unos tirabuzones perfectos  con agua y limón,  y como tenía el pelo moldeable y  agradecido, estaba muy linda con ellos. A mí, no me lo podía hacer, pues el mío, era demasiado  rebelde, y por más que se esmerara, en mantenerse delante de ella un poquito arregladito, cuando se daba la vuelta… zas!  Volvía  a  caerse y ahí se acababa el intento.

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Un equipo de jeringuillas de la época.

LA PRACTICANTE.
‘Tato’, era una mujer de carácter,  pero a la vez muy tierna y sensible. En ella no había dobleces, a quien le entregaba su cariño, tenía en ella una amiga,  fiel y leal para toda la vida. Además era una mujer, de conocimientos y  muy educada. Lo malo de ‘Tato’, era que teníamos al practicante en casa, y no sé si por moda, prescripción médica o qué, cuando la veía sacar  aquella cajita de metal ovalada, y preparar el pañito blanco, me echaba a temblar. Extendía el paño con mucha parsimonia, habría la cajita y  colocaba  ceremoniosamente sobre él: las tijeras, las agujas  enormes, la jeringa, el  alcohol,  el algodón y las cerillas. Nuevamente, con mucha delicadeza, introducía dentro de la cajita, las agujas,  y el resto del instrumental, y lo hacía arder. Cuándo el alcohol  se evaporaba, ya estaba el instrumental bien esterilizado,  y lo que era peor, listo  para  utilizarlo.   --Anda hija ven, --¿Quien yo? No me lo podía creer, unas veces, aceite de hígado de bacalao- Pal Crudo --o algo parecido-- ha pasado tato tiempo, que  no estoy segura que se escriba así, pero así  era como lo llamábamos en casa; otras que si penicilina, total, que tenía que hacerme la fuerte,  para que la camarilla mirona, no pensara que era una miedosa. Claro, que para mi sorpresa no era  solo yo, pues… --Anda hija, ahora, te toca a ti, se refería a otra de mis hermanas, esta  solo articulaba a preguntarme --¿Te ha dolido?  Cuando terminaba, nuevamente,  introducía el instrumental, y volvía a esterilizarlo en alcohol llameante,  hasta que se evaporara, secaba muy bien la cajita, guardaba  todo, con la misma parsimonia y a su maletín.

Chicles_Bazoka_1964Estaba tan enfadada, que por más que me decía, que me acercara que tenía un regalito para mí, y  que la perdonara  que era por mi bien,  yo no la quería oír, pero me decía: ven que te quite el  algodón, y como era obediente, me daba un abrazo,  y ahí  se acababa el enfado. Cuando ya me iba a jugar, me pedía que extendiera  las manos, y me las llenaba, de almendras fritas por ella: ¡buenísimas! y altramuces. Como sabía, que tenía que pincharnos, pobrecilla, se había llevado un buen rato partiendo,  pelando  y friendo las almendras, para  compensar de alguna manera ese ratito malo, que sin dudas debíamos pasar, y endulzando  durante varios días los altramuces. /Publciidad del chicle Bazoka Joe. Año 1964.

A pesar de que hayan transcurrido tantos años, estos pequeños detalles, son los que se recuerdan toda la vida con verdadero cariño y añoranza. Porque, como olvidar,  como  nos acunaba en su regazo, mientras nos mecía  en la mecedora a la par que cantiñeaba   alguna nana,  o lo primero que se le viniera a la cabeza.

Grasitas_Famosa_1966O como nos acompañaba a lavarnos las manos, antes y  después del almuerzo o cena, porque decía que las manos siempre debían estar muy limpias, porque sin darnos cuentas, podíamos tocarnos los ojos,  o la boca y se nos pondrían malos. De la misma manera  no le gustaba, que nos anduvieran besuqueando. Nos decía…. a los niños,  no se los debe dar tantos besos, solo los de casa y poco más.  Cada noche al acostarnos, nos cepillaba el pelo con mucho mimo, nos daba nuestro besito de buenas noches y marchaba feliz para su casa que ya debía estar esperándola su único hijo: Antonio Fernández Gálvez, un sol de hombre, al que Dios lo había revestido de infinita  bondad y buen corazón. /Publicidad de muñecas Famosa. Año 1966.

Como ya he dicho, Tato, asumía tanto su papel de abuela preocupada, que si consideraba que  uno de nosotros,  no había desayunado en condiciones, no se lo pensaba y allá, que se presentaba en los colegios de la Divina Pastora,  o  en San Ignacio, con buen tazón de leche  para que no desfalleciéramos en clase.

La_Casera_1968De nada servía que le dijéramos que no teníamos  hambre,  si no lo hacíamos en casa,  estaba claro que lo haríamos  en el colegio. Así aprendíamos la lección, y  a partir de ese día,  todos apurábamos el desayuno, porque  de nada valía decirle….  es que no tengo ganas. Lo dicho, una mujer con carácter  y  un cariño enorme por  sus niños. /Publicidad de La Casera. Año 1968.

Muchas fueron las veces, en las que la acompañe, a visitar a algunos de sus  muchos clientes como practicante-ATS-  y siempre fue bien recibida, a pesar de que su profesión, a los ojos de una niña, no era demasiado agradable. La vida me privó desgraciadamente del calor y de  la ternura de mis dos abuelas, pero   supiste ganarte nuestro cariño,  con  el inmenso amor que nos entregaste. Hasta siempre querida  y añorada abuela Tato. /Texto: María Jesús Vela Durán.

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"Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos.. hay personas que nos hieren y no dejan ni cicatriz… Pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre " (Cecilia Benavides de Carvalho Meireles. 1901-1964, Poetisa Brasileña)

Felipe Lamadrid Muñoz nació el 6 de julio de 1920, falleciendo el 8 de diciembre de 1980. Hijo del matrimonio formado por Felipe Lamadrid Gutiérrez, maestro y periodista  represaliado por el anterior régimen político --natural de Puerto Real (ver nótula núm. 1094 en Gente del Puerto) y María Muñoz Rincón, natural de Ubrique. Ambos se conocieron mientras estudiaban en la Escuela Normal de Magisterio en Cádiz. Sus padres ejercieron como maestros en El Puerto, mientras el progenitor daba clases en el Colegio de la Plaza de El Polvorista, su madre las impartía en el Colegio El Hospitalito, esquina calle Zarza y Ganado. El resto de la familia lo conformaban sus hermanos Manolo ‘Malilo’, María de los Ángeles ‘Ayiyi’, María del Carmen ‘Mamen’ y María de los Milagros ‘Atito’, cariñosos apodos familiares. A Felipe le llamaban ‘Pipe’ sus hermanos, viviendo en la calle Cielos.

lamadrid_joven_puertosantamariaCONOCIDO PRACTICANTE.
Su profesión de practicante --como se conocía entonces a los ATS-DUE-- le hizo ser muy conocido en la Ciudad, por su trato amable hacia los demás y su actitud desprendida con muchas familias que padecían múltiples carencias de la época que les toco vivir, acompañado de un inseparable cigarro en la comisura de los labios. Sus conocimientos de medicinas y preparados específicos aprendidos como ayudante en la botica de Mejías, hoy Farmacia Viqueira, le valieron para aprender con maestría aquellas formulaciones que se elaboraban en dicha farmacia, actividad muy común en la época, pues entonces se preparaban y fabricaban los medicamentos por el propio farmacéutico y su equipo aventajado. /El joven Lamadrid, con 16 años, en el Hospital Militar de Sevilla, en 1936

Años más tarde al jubilarse el titular de la botica, un farmacéutico de Jerez, José María Viqueira Prieto se haría cargo del despacho y farmacia. El destino quiso que le presentara su hermana ‘Atito’ al nuevo farmacéutico y que, de este encuentro, naciera también el matrimonio Viqueira Lamadrid. Hoy día, sus hijos Pepe y Florencia, (ver nótula núm. 010 en Gente del Puerto) ambos farmacéuticos, regentan la misma Farmacia Viqueira y en su mismo emplazamiento (esquina calles Larga y Palacios), sucediendo así a su padre José María.

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Promoción de Bellas Artes del año 1929-1930.      En la fotografía, tomada en 1930, Juan José Bottaro Pálmer, en el centro, debajo del busto de Goya, que descansa sobre un capitel corintio. A la derecha del capitel, en la fila quinta desde el suelo, Juan Ávila. En la cuarta fila desde el suelo, el tercero por la derecha es Felipe Lamadrid. En la fila tercera desde el suelo, primero  por la derecha, el escultor José Ovando Merino. En la fila segunda desde el suelo, el segundo por la izquierda, Manuel Lojo Espinosa, a continuación, de negro, el pintor Juan Lara Izquierdo y el quinto por la izquierda, José Antonio Lojo Espinosa; en la misma fila, tercero por la derecha, Francisco Moresco Farfán. En la fila del suelo, cuarto por la izquierda, Manuel García, padre de Manolo García Campos. (Foto Colección LSA).

LA ACADEMIA DE BELLAS ARTES
Su origen en una familia con formación intelectual, poco habitual en la época le hizo estar desde muy joven, tanto el cómo sus hermanos, en contacto con las artes. Su madre María, además, tocaba el piano, y Felipe ya apuntaba como pintor y dibujante en la Academia Bellas Artes de Santa Cecilia de El Puerto, como demuestra el cuadro adjunto que fue pintado cuando tenía la edad de 13 años y que atesora su hijo menor, Pedro Pablo.

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Cuadro pintado por Felipe Lamadrid en 1933, a la edad de 13 años.

Fue alumno de pintura de Juan Bottaro, que, a la sazón y para congraciarse con el régimen franquista, se erigió presuntamente como uno de los delatores que intentaron vincular a su padre con movimientos republicanos, porque como asegura su familia «…en el mundo de la enseñanza le tenían mucha envidia a Felipe Lamadrid”. Su padre fue posteriormente apresado en Julio de 1936, tal y como se relata más adelante.

LA GUERRA CIVIL
En Julio de 1936, cuando contaba con 16 años de edad, estalla la Guerra Civil, y su padre es detenido y encarcelado en el Penal de El Puerto. A es edad, Felipe hubo de alistarse e ir a la guerra para así confraternizar con el llamado bando nacional para  evitar su fusilamiento. Poco podría hacer en el frente un joven con tan pocos años. De aquella triste experiencia le quedó la secuela de un tiro en el dedo del pie y otro en la espalda a la altura del hombro. La familia no recuerda que hablara mucho de aquellas vivencias, solo de la penuria y las calamidades consustanciales a cualquier guerra y más en ésta, una guerra entre hermanos. Prestaría sus servicios en el Hospital General Militar de Sevilla.

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Felipe Lamadrid, en el centro de la foto, en el Hospital General de Sevilla, en plena Guerra Civil, Octubre de 1936.

Al finalizar la contienda, además de ejercer como ayudante de farmacia en la farmacia de Mejías, cursará los estudios de Practicante en la Facultad de Medicina de Cádiz, obteniendo la calificación de ‘con mérito’.

SU FAMILIA
El 28 de Mayo de 1942, cuando contaba 21 años se casa con Carmen Pérez, conocida familiarmente por ‘Nena’, nacida en Osuna en 1923, pero vecina en El Puerto en la calle Santa Clara. De este matrimonio nacen siete hijos, María ‘May’, María del Carmen ‘Ika’, María José ‘Pepón’, María de los Milagros ‘Laly’ y , los tres varones, Felipe que heredó las dotes artísticas de la familia (ver nótula núm. 1157 en Gente del Puerto), José María y Pedro Pablo. La familia vivía entonces en el núm. 17 de la calle Palacios, casa en la que nacen sus siete hijos hasta que, en 1975, se mudan a Valdelagrana, cuando ya solo permanecían en el hogar familiar el matrimonio y los tres hijos varones.

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En 1.942, de paseo El Puerto con su esposa “Nena”. Gustaba mucho de hacerse fotos, de hecho cuando pasaba junto a Cuellar (ver nótula núm. 339 en Gente del Puerto) le decía “Anda, haznos una foto a la familia”.

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Con sus tres hijas mayores en la Feria del Ganado de 1.951, frente al Pryca actual, a su izquierda May, y a su derecha Ika y Pepón, con el gorrito que les acababa de comprar. Carmela, estaba en casa con Laly que acababa de nacer.

EL PRACTICANTE DE EL PUERTO
En sus inicios comienza a trabajar como facultativo en el Pósito de Pescadores, en la actualidad Instituto Social de la Marina, lugar donde se sitúa en el desaparecido edificio de la Cofradía de Pescadores, frente al río hoy solar a la espera de plaza, y frente a la también desparecida Lonja del Pescado que estaba justo enfrente. A partir de entonces se hace muy popular entre las familias de pescadores que acudían al centro para su asistencia, muchas, de extracción humilde..

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Desaparecido edificio de la Cofradía de Pescadores, lugar donde se encontraba el Pósito de Pescadores.

Posteriormente oposita al Cuerpo de Practicantes en Medicina y el 10 de julio de 1965, se resuelve con carácter definitivo el concurso para provisión en propiedad de plazas de la plantilla del Cuerpo de Practicantes Titulares, siendo asignado en principio a la Casa de Socorro, en la calle Benjumea, en Cádiz. Finalmente se le asigna en propiedad por concurso de méritos la plaza en la Casa de Socorro de El Puerto de Santa María, situada en aquel entonces en el Hospital de San Juan de Dios, hoy en desuso y a la espera de mejor destino, en la calle Micaela Aramburu, donde trabajoó hasta el fin de sus días. Antes estuvo destinado como practicante en una pedanía de Cáceres, hasta conseguir la antigüedad y méritos suficientes para volver a su tierra. En el BOE el 22 de febrero de 1974, se publica definitivamente su plaza en propiedad.

Eran tiempos de mucha precariedad y con una familia tan grande, Felipe hubo de trabajar a destajo, compatibilizando y ejerciendo la profesión de Practicante en la Casa del Mar (perteneciente al Instituto Social de la Marina) en la Casa de Socorro, que estaba en el Hospital de San Juan de Dios. Además, atiende por la tardes en su casa de la calle Palacios, las curas y los pacientes que venían a inyectarse, ya que por aquel entonces las curas se hacían en casa o a domicilio, no en los hospitales, como hoy día.

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Homenaje que le tributaron por su labor altruista en el R.C. Portuense en 1975. De izquierda a derecha, José del Cuvillo, Pepe Ortega Infante, Torres, el Capellán de la Ciudad Anastasio Pérez de Andrés, Juan Perea Gandulla, Felipe Lamadrid Muñoz, Alfonso Carreto Martín-Arroyo y Bernardo Sancho.  

...continúa leyendo "2.022. FELIPE LAMADRID MUÑOZ: Practicante."

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DOMINGOMONGUEATALAYA_puertosantamariaDomingo Monge nació en El Puerto de Santa María el cuatro de Marzo de 1912 en el seno de una familia humilde, hijo de Domingo y de Concepción vecinos del Puerto. Falleció en 1999. Estudió en el colegio hasta la edad de catorce años y luego comenzó a trabajar de recadero y más tarde de aprendiz de boticario en la Farmacia de Fernández Pernia,  hoy de Viqueira, situada en la esquina de las calle Palacios esquina y vuelta con Larga.

Su interés por la medicina, sus ansias de superación, de aprender y sobre todo su vocación lo llevan a estudiar y prepararse para poder ejercer como Oficial de Farmacia llegando a preparar los medicamentos para los enfermos sobre recetas de los médicos con morteros, probetas y alambiques como era usual en la época, conocidas como fórmulas magistrales. También se hacían en aquella época en las farmacias barras de labios, polvos perfumados, coloretes, rimmel para pestañas y algún que otro tónico reconstituyentes que también fabricaba. Ya era una pasión la Medicina, que le lleva a sacar el titulo de Practicante (hoy sería un Ayudante Técnico Sanitario) el 31 de Agosto de 1942, en el Colegio Oficial de Practicantes y Enfermerías de Cádiz. Cincuenta años después le otorgaría en reconocimiento por su labor durante tantos años, en un homenaje a su persona, del cual disfrutaron toda su familia.

Cuando empezó a ejercer como practicante, dados sus conocimientos, se hizo pronto de una numerosa clientela a la que atendía como practicante y enfermero, aconsejando en muchas ocasiones la inyección o medicamento que era conveniente. Por todo esto se hizo muy popular en El Puerto donde pronto fue conocido como Domingo ‘el Practicante’. No tenia horario de trabajo, de día, de noche, de madrugada a cualquier hora su vocación le hacia entregarse por completo a sus pacientes. No solo era conocido por sus inyecciones sino también muy apreciado por la suavidad de sondar a los enfermos de próstata de la época, por la facilidad de encontrar la vena en pacientes difíciles a la hora de extraer sangre (dándose el caso que algunos analistas lo recomendaban a sus pacientes).

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Domingo Monge, a la izquierda, en una reunión en el Hotel Vistalegre. (Fotografía por confirmar).

Compartió algunos años con Luis Bootello como Ayudante de Quirófano en la Plaza de Toros en la cual Bootello ejercía, en ocasiones, de medico. Gracias a esa afición a los Toros y al trabajar con el mencionado Luis Bootello se hizo amigo íntimo de los hermanos Manolo (Ver nótula 782 en GdP) y Miguel del Pino (Nótula 542 en GdP), ‘Niño del Matadero’ al igual que de su apoderado Manuel García Lagos. Otra afición reconocida por Domingo Monge fue el Fútbol, siendo recordado como el gran portero del equipo ‘Hispania’ de El Puerto.

Para atender a sus pacientes se desplazaba al principio andando, luego en su bicicleta niquelada con paso lento pero seguro --como decía a los amigos que bromeaban con él--, un mosquito, mas tarde llego el Gogomobil y por fin el SEAT seiscientos blanco. Estableció su consulta en su domicilio familiar de calle Vicario 20, casa que compró en el año 1945 gracias al gordo de Navidad y donde aún viven algunos de sus hijos.

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Domingo, con su hija mayor, Conchita.

Entre sus enfermos cosechó grandes amistades, algunas de las cuales perduraron hasta su muerte, tales como José Luis Osborne y Ángeles Domecq y demás hermanos, el que fuera alcalde Luis Caballero Noguera, Serafín Álvarez Campana  padre e hijo, Fernando Osborne Vergara y su madre Rufina Vergara que lo apreciaba muchísimo y que tuvo a su nombre, durante años la calle Misericordia, el que fuera alcalde de Cádiz, José León de Carranza, marqués de Villapesadilla que vivía en El Puerto, la familia Gaztelu Diaz, el propietario de la harinera de la calle Postigo Esteban Fernández Rosado, la familia Esteban Poullet, José Merchante, Esteban Paullada, la familia Calvario, la familia Morillo y casi la totalidad de familias alicantinas que vivían en El Puerto desplazadas por el mundo de la pesca... y tantos y tantos más. No debemos olvidar que también atendió a familias necesitadas sin afán de lucro ninguno e incluso les ayudaba en lo que podía con comida y ropa.

juangavala_gonzalogoytisologilJUAN GAVALA Y LABORDE

Vivió el tiempo de la penicilina retardada que se ponía de hora en hora no dejando de vigilar al paciente constantemente para ver su reacción. Un caso a recordar fue el de Juan Gavala y Laborde (ver nótula núm. 442 en Gente del Puerto) quien, estando en El Puerto en su casa de la Plaza de los Jazmines enfermó y llamaron a nuestro protagonista. Ante la gravedad del enfermo, le puso un tratamiento a la espera de la llegada de su medico personal de Madrid, estando en todo momento a su lado para vigilar la evolución de la enfermedad saliendo solo para atender urgencias. Cuando su medico llegó, preguntó quien había mandado el tratamiento y le dijeron que fue Domingo Monge que estaba allí presente.  El médico no tuvo mas remedio que felicitarle pues le había salvado la vida. Desde entonces Gavala lo tuvo en alta estima, no faltando llamadas y felicitaciones navideñas. /En la ilustración, Juan Gavala, en un fragmento de un cuadro pintado por Gonzalo Goytisolo Gil, que se encuentra en el edificio San Luis Gonzaga.

Se casó el 7 de Septiembre de 1939 con María del Carmen Reinado Revuelta hija de Juan Reinado, patrón de barco, y de Dolores Revuelta. Tuvieron nueve hijos: Conchita, Juan Luis, Domingo, Manolo, Rafael, José Luis, Amalia, Javier y Pedro. Su viuda fallecía el 23 de abril de 2011, a los 96 años de edad.

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Patio porticado del Colegio de las Esclavas, antiguo Hospital de la Santa Misericordia

Soy portuense nacido en la calle Misericordia, hermano de "Los  Afligidos" con sede en la capilla del Hospital de San Juan de Dios y desde 1981 vivo en Granada, vinculado a la Orden Hospitalaria. ¡Qué cantidad de coincidencias! Estas coincidencias, mi curiosidad y ser médico, me han llevado a indagar el paso de la Orden Hospitalaria por el Puerto.

En el Puerto en el siglo XV existían entre siete y diez Hospitales, uno de ellos era "La Santa Misericordia" dependiente de la "Hermandad de la Misericordia", encargada -al menos desde 1492- de enterrar a los cadáveres abandonados. Un poco después, en Granada en 1539 Juan Ciudad (San Juan de Dios) crea la Orden Hospitalaria al abrir su primer Hospital en la calle Lucena, separando en distintas salas, por primera vez, a los enfermos según la patología. Dicha Orden llega al Puerto, en distintas fechas -entre 1587 y 1605- para llevar tres de los Hospitales portuenses (Santa Lucia, Real de las Galeras -militar- y Santa Misericordia). A finales del siglo XVI de todos los Hospitales que habían en el Puerto quedaron sólo estos dos últimos. A mediados del siglo XVII la Hermandad pasa a llamarse "De la Misericorida y San Carlos Borromeo" situándose -el Hospital y la Ermita- en la calle Juan Canela, entre las actuales Luna y Misericordia.

Cuando el Duque de Medinaceli en 1660 adecentó la Santa Misericordia, lo cede a la Orden Hospitalaria. Tras unos años de convivencia, entre la Orden y la Hermandad, esta última decide marcharse y cambiar de nombre por "la Santa Caridad", con el fin de crear un nuevo Hospital situado en la ribera del río con donaciones de algunos cargadores de indias (Vizarron, Eguiarreta, Valdivieso y Winthuissen). La Orden continuó su labor en el Hospital de la Santa Misericordia en graves momentos para el Puerto, como la Peste de 1819 y fueron el consuelo y el amparo de los portuenses, dentro y fuera del Hospital. Con el gobierno de Mendizabal se ven obligados a abandonarlo en 1835.

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Hospital de San Juan de Dios en desuso. En primer término la Capilla de los Afligidos.

Después de la desarmotización de Mendizabal, el primer Hospital de la Santa Misericordia será Biblioteca y Escuela, hasta que en 1923 fue donado a la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón para crear un colegio, está rehabilitación la costeó el Conde de Osborne y en su capilla yo hice la primera comunión. ¡Otra coincidencia! Y el Hospital de la Caridad, pasó a la Junta Municipal de Beneficiencia, llamándolo "Hospital General de San Juan de Dios" estando al cuidado de la enfermería las Hijas de la Caridad desde 1874. El Dr Federico Rubio lo dotó de material quirúrgico, y años más tarde en 1914 fue rehabilitado por doña Micaela Aramburu. Este Hospital se clausuró hace unos años por el mal estado del edificio. Esperemos que dicho Hospital vuelva a ser una realidad no muy lejana.   /Texto: Pascual Vicente Crespo Ferrer

 

Pascual Vicente Crespo Ferrer

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gegoriomaranon_por_sorolla_puertosantamariaEn la revista local “Cruz de Guía”, que edita la Hermandad del Dolor y Sacrificio, correspondiente a la Semana Santa de 1968 –hace 45 años- se publicaba la reproducción de una cariñosa carta remitida por Gregorio Marañón Moya, en aquella fecha director del Instituto de Cultura Hispánica, hijo del insigne médico, escritor e historiador, Don Gregorio Marañón Posadillo, uno de cuyos párrafos transcribimos: “… Cuando cumplí la mayoría de edad, mi padre me llevó a El Puerto y allí, en sus aguas azules de sol y sal –de cielo y tierra- mi padre, con una gran concha de sus antepasados me volvió a bautizar. Es ello para mí un recuerdo emocionante y siempre vivo.” /En la imagen, Gregorio Marañón Posadillo, visto por el pintor Povedano.

Esta tradición familiar de bautismo simbólico con agua de mar de la bahía de Cádiz,  desconocemos si se realizó  con sus otros hermanos y generaciones posteriores, aunque damos por hecho que también la experimentó su padre y, presumiblemente, sus ascendientes maternos, los Vernacci, vinculados nada menos que en cinco generaciones con Cádiz y El Puerto, de entre los que destacaré a Juan Vicente Vernacci, significado miembro de la Armada, comandante de la nao “Magallanes”, responsable, entre otras misiones y acciones de mérito, del levantamiento de los planos del puerto mejicano de Acapulco, en 1808. En la genealogía de la rama materna de Marañón sería el abuelo de su bisabuelo.

Al ser tan evidente la comunión del eminente y prestigioso personaje con El Puerto de Santa María cobró fuerza popular la creencia de que su madre, Carmen Posadillo Vernacci era portuense. No parece que sea así, o mejor dicho, exactamente así, puesto que no figura incluida en el listado de nacidos del Registro Civil que se conserva en el Archivo Histórico Municipal de El Puerto. Doña Carmen, “gaditana de gran belleza” como refiere Marino Gómez Santos en su obra “Vida de Gregorio Marañón” nació en 1859 en Cádiz capital.

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Gregorio Marañón en una imagen de 1908. / Foto: Archivo Belén Marañón Moya.

 Era hija de Manuel José Posadillo Bonelli, también gaditano de nacimiento, al que podemos definir de ascendencia cántabro-andaluza pues su padre, Francisco Posadillo Helguera, había nacido en Castro Urdiales y pertenecía a la cuarta generación de ese mismo apellido y procedencia, y la madre, Josefa Bonelli Caballeri, era natural de Cádiz pero con evidente ascendencia italiana.  Manuel José Posadillo había emigrado en su juventud a Filipinas. Posteriormente se licenció en derecho, alcanzando un merecido prestigio como abogado, ejerciendo diversos cargos en la Magistratura de la isla de Cuba durante quince años. Militante destacado del partido Conservador, en su dilatada carrera profesional ejerció como Magistrado del Supremo, ocupando plaza de Ministro en el Supremo Tribunal de Justicia, siendo uno de la treintena de magistrados cesados entre 1837 y 1866 por motivaciones políticas, aunque poco después, volvería a Cuba, nombrado presidente de la Audiencia de La Habana. Encargado de pronunciar el discurso de apertura del curso 1868, en su redacción se observa la facilidad de expresión y la elocuente exposición de datos y temas, virtudes que heredará su nieto Don Gregorio, al que profeso una singular devoción y gran admiración por la pulcritud de sus trabajos históricos.

Gregorio_Marañón_MoyaLa esposa de Posadillo y abuela materna de Don Gregorio Marañón sí nació en El Puerto de Santa María, alrededor de 1830. Se llamaba Guadalupe Vernacci Sedze y fue la única hija habida en el primer matrimonio de Joaquín Vernacci Aguado, subteniente de Infantería y propietario, con María Antonia Sedze Bosarco. Joaquín Vernacci, nacido en Cádiz, era hijo, a su vez, de José Vernacci Retamar, también gaditano, teniente de Fragata, capitán del puerto de esta ciudad y de una de las nietas de Roque Aguado, el que labró la casa palacio de la plaza del Polvorista, llamada María del Carmen Aguado Mejias. /Gregorio Marañón Moya, primer marqués de Marañón.

Es probable que la abuela de Marañón naciese en la casa de calle Cielo, frente a Caldevilla, que es en la actualidad la casa del párroco de San Joaquín. Allí he localizado a Joaquín Vernacci en los padrones de 1836. En esa fecha había enviudado y figura censado junto con su segunda esposa, María Dolores Moreau Meleros y dos de los diez hijos que, pasando los años, procrearía en este segundo enlace. Años después se trasladaron a la casona de calle Larga número 19, conocida como “De Torrejón” donde arrendaron el piso principal. Y esta nueva consorte, nacida en El Puerto, era hija de un francés de Sant Marie de Olorón llamado Domingo Moreau y de la jerezana Maria Angustias Melero.

De la amplia prole Vernacci Moreau vamos a referir aquí solamente a dos de ellos: Joaquina, que entroncaría con los Sancho al casar con Juan de Mata Sancho de Sopranis y, de forma especial, a Dolores Vernacci Moreau, media hermana de Guadalupe, que contrajo matrimonio con su cuñado, un hermano de Manuel Posadillo llamado Joaquín Posadillo Bonillo, que había nacido en Cádiz en 1818 y, por tanto, superaba en 24 años a su cónyuge, que nació en El Puerto en 1842. Joaquín era funcionario adscrito a la Dirección General de Contribuciones. Suponemos que al ser destinado a nuestra ciudad como auxiliar de la contribución territorial, visto el parentesco existente con la hija mayor de Vernacci y el consiguiente trato social, nacería la relación que terminó en boda y, al casarse dos hermanos con dos hermanas, los hijos de ambos matrimonios llevaban el mismo apellido: Posadillo Vernacci, posible origen de la confusión apuntada anteriormente.

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Tres generaciones en el Cigarral de Menores de Toledo: Gregorio Marañon Posadillo, Gregorio Marañon Moya y el entonces niño Gregorio Marañon Bertrán de Lis, actual marqués de Marañón. /Fotografía de Juan Gyenes en 1954.

A esta última familia solamente la he localizado en los padrones de 1866 censada en calle Larga, en el Palacio Oneto. Figuran el matrimonio y dos de los cinco hijos que nos consta tuvieron, en este caso Dolores y Milagros, primas hermanas de Carmen, la futura madre de Marañón, a la que les unía una buena amistad, además del parentesco, con las que pasaba temporadas y que serian el nexo de unión con Marañón que las consideraba sus “titas de El Puerto”.

Resumiendo, los parientes portuenses de la madre de Marañón, y por extensión de él mismo, fueron nada menos que diez tíos y tías, los Vernacci Moreau, hermanos de padre de Guadalupe Vernacci Sedze; Josefa, José María, Dolores y María del Carmen Sancho Vernacci, primos hermanos de Doña Carmen Posadillo al igual que Francisco, Joaquín, Dolores, Angela y Milagros Posadillo Vernacci, los hijos de Joaquín Posadillo y Dolores Vernacci y también su abuelos Antonio Sedze Verges y Josefa Bosarco. Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

SAN-SEBASTIAN-3_puertosantamariaNos complace recordar y divulgar algunas pinceladas biográficas de este portuense en el 140º aniversario de su fallecimiento, ocurrido el 13 de julio de 1873, personaje que ya fue reivindicado como “Portuense Ilustre” por el archivero Juan Cárdenas, hace ahora un siglo, al incluirlo como tal en la relación que publicó en la Revista Portuense del 30 de abril de 1913. /En la imagen, portada de la casa de San Sebastian número 5, casa en la que probablemente naciese Ramón Coloma, en la que vivía la familia en 1816.

Dentro de un par de años, en 2015, se conmemorará el centenario de la muerte del jesuita jerezano Padre Coloma, (ver nótula 434 en GdP) ilustre escritor y periodista, académico de la lengua, autor entre otras de la novela “Pequeñeces”, todo un “bets seller” literario en la última década del siglo XIX.  En nuestra época actual muchas familias aún mantienen la tradición, pasada de generación en generación, de poner un regalo debajo de la almohada en la caída del primer diente de nuestros hijos y nietos. Se invoca al “Ratoncito Pérez” como responsable del obsequio,  personaje creado por él en un cuento que escribió para Alfonso XIII cuando este tenía 8 años, que el pueblo se incautó para sí, haciéndolo protagonista de esa intimidad familiar que todos recordamos, la etapa de nuestra dentición.

PADREcolomaFue Luis Coloma Roldán, el Padre Coloma, el tercero de 14 hermanos, hijos todos del matrimonio formado por Ramón Coloma Garcés y Concepción Roldán. Hoy vamos a incorporar a la galería de personajes portuenses de siglos precedentes que venimos publicando regularmente al progenitor de este insigne literato, el destacado médico homeópata Don Ramón Coloma Garcés. Debió nacer en los primeros años de la Guerra de Independencia en la casa número 38 antiguo y 5 actual de calle San Sebastián, casa conocida como de “Villette” por el blasón en bajorelieve de esta notable familia de origen francés que figura en su portada. En 1816, figura censado con su familia, compuesta por el padre, Pedro Coloma Partearroyo, nacido en la población nombrada Rio, en el Valle de Mena, en Cantabria, comerciante y cosechero, de 43 años de edad; la esposa de este y su madre, María de la Paz Garcés, de 32 años y cuatro hermanos: dos mayores que él, Manuel y José, de 11 y 9 años y dos menores, José Pedro y Eugenio, de 7 y 4 años en esa fecha, en la que se indica que él tiene 8 años. /En la imagen, Luis Coloma Roldán.

Su padre, de familia y ascendencia distinguida, como certifica el expediente existente en el archivo histórico municipal (Autos de prueba de hidalguía de don Pedro Coloma Partearroyo) en el que se indica es hijodalgo notorio de sangre, casa y solar, bajó a tierras andaluzas para familiarizarse con el comercio de Indias, acudiendo a la llamada de su tío Domingo Coloma, que no tenía descendientes y era un cargador afincado en La Habana, ciudad en la que pasó toda una década, implicado de lleno en las actividades y negocios de su familia, instalándose en nuestra ciudad, donde crecieron y se educaron sus hijos, aunque parece que después por temas comerciales retornó  al país caribeño, quedando allí hasta su muerte.

Cursó nuestro protagonista, su hijo Ramón Coloma,  estudios médicos en la Escuela Gaditana, finalizando el doctorado en medicina y cirugía  en el Real Colegio de San Carlos, gozando desde esa época estudiantil de la admiración y afecto de condiscípulos y profesores tanto por su talento, constancia y aplicación, como por su modestia, según señalaría en el panegírico funerario su colega Cristóbal Mateos.

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En primer plano, el edificio (de Francesco Sabatini) que compartieron desde 1781 el Hospital General y el Real Colegio de Cirugía, actualmente ocupado por el Centro de Arte Reina Sofía. Al fondo, el edificio (de Isidro González Velázquez) donde se trasladó el Colegio en 1831, en el solar anteriormente ocupado por el Hospital de la Pasión, y que actualmente acoge el Colegio de Médicos de Madrid.

Concluida la carrera se trasladó a Cuba donde tuvo la ocasión de conocer, de vivir profesionalmente y observar, dos grandes epidemias: una, de cólera morbo y otra, de fiebre amarilla y en ambos casos se distinguió tanto por su trato con los enfermos como por la observación de los síntomas de estas dos mortíferas enfermedades en su época, obteniendo provechosas enseñanzas de las muchas horas pasadas en la cabecera de los dolientes, buscando y encontrando fórmulas antes desconocidas en la resolución favorable de estas terribles enfermedades en un porcentaje inusual, publicando en La Habana una extenso estudio monográfico sobre el “Cólera morbo asiático” del  que se hizo eco un colega paisano, Joaquín Medinilla, que lo refiere en la Revista portuense del 24-4-1896.

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Pasado el primer tercio del siglo XX, creemos que viudo de un primer matrimonio sin descendencia, retornó a su tierra natal, montando consulta en Jerez de la Frontera y contrayendo segundas nupcias con Concepción Roldan, con la que tuvo catorce hijos, de los que once de ellos alcanzaron la mayoría de edad. Allí, en Jerez, su prestigio profesional trascendió más allá de la localidad a toda la comarca y parte de la provincia debido en gran parte al éxito con que se enfrentó, nada más llegar, a una importante epidemia de cólera en los años 1833 y 1834 que llevaron al cementerio a casi 700 vecinos de Jerez. Los números, tomados de una revista de la época, resultan evidentes y reveladores. Se indican, entre hombres, mujeres y niños, afectados por la epidemia, invadidos por el mal, a 2.547 individuos, de los que fallecieron 672 (26,4%). De ellos, 169 fueron tratados por el doctor Coloma, de los cuales solamente fallecieron 13 (7,7%). Otra estadística, la contenida en el texto de las Reales Ordenes de 11 de julio de 1834 y de 28 de febrero de 1835 por la que se le concedía una pensión vitalicia de 200 ducados “en premio a los servicios de reconocida importancia y utilidad para el Estado prestados en las provincias de Cádiz y Málaga durante la invasión de cólera de 1834” es aún más favorable en el porcentaje de resultados pues cita que “trató, en Jerez, donde residía, 247 coléricos y no perdió más que 14”, lo que supone un 5,7%, añadiendo que “por sus sorprendentes curaciones y métodos el gobierno de S.M. le concede la Cruz de Carlos III”.

No sería este el único reconocimiento a su entrega. Al terminar la campaña, la ciudad de Jerez, agradecida, le dio un diploma o certificado elogiando su pericia y abnegación. De la prensa del momento, reproducimos un párrafo que muestra su gran humanismo y el agradecimiento popular: “… curó a pobres y ricos sin distinción y con igual interés y por donde quiera que andaba recibía las bendiciones y alabanzas de todo el vecindario.”

Ejerció como Vicepresidente de la Asociación Médica de Jerez y fue autor de una memoria premiada por el Instituto Médico, en competencia con otros colegas, trabajo de gran contenido científico que le validaría para el título de Socio Corresponsal del mismo. Amante de la filosofía, como verdadera fuente del saber humano, disciplina que cultivó con esmero y fiel discípulo de la doctrina de Hahnemann, fue  pionero en estas latitudes de la medicina homeopática, que ejerció en esta región del Sur durante cuarenta años, consagrando su vida al consuelo de sus congéneres y al cuidado de su extensa familia. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. Puertoguía

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En el verano de 2011, fue un clamor en El Puerto de Santa María el descubrimiento en el transcurso de unas obras en los alrededores de la ermita de Santa Clara, de una necrópolis de los alrededores del siglo XVII. Mi afición al estudio de la artrosis de la columna, me llevó a pedir permiso municipal y visitarla.

En los alrededores ermita de Santa Clara, en El Puerto de Santa María, se había descubierto un antiguo cementerio del siglo XV y que estuvo en uso hasta los primeros años del siglo XIX, que fue cuando se abrió el cementerio que todavía se usa. Se encontraron unas 300 tumbas. Es posible que contengan esqueletos de los muertos en la batalla de Trafalgar, pues algunos cadáveres tienen insignias militares. La historia y la tradición popular cuenta que incluso meses después de la trágica batalla de Trafalgar, la marea devolvía cuerpos a las playas de El Puerto de Santa María y Rota, y que un marinero recogía él mismo los cuerpos que iba hallando y los trasladaba hasta la necrópolis...

Mi curiosidad por estudiar la artrosis vertebral en los cadáveres, me llevo a pedir autorización del Ayuntamiento de la ciudad y la señora Marta Rodríguez, delegada de Medio Ambiente muy amablemente me permitió ver unas 30 tumbas con esqueletos en buen estado. Me acompañó la antropóloga Esther López Rosendo, encargada de la excavación que exquisitamente me ayudo y me dio todas las explicaciones que le pedí.

Muy joven, en mis andaduras medicas, visité el Museo de Ciencias Naturales de Londres y fue mi sorpresa grande cuando me pareció ver en la columna vertebral de un dinosaurio, signos de artrosis. Fue interesante tenerlo en cuenta para futuras visiones de esqueletos de animales vertebrados y efectivamente cuando en 1978 visité el museo del Cairo, en la sala de momias, todos los faraones mostraban una intensa artrosis de columna, visible en las radiografías que se localizaba encima del féretro que contenía sus restos y que afecta a todas las vértebras de la columna vertebral y sobre todo las radiografías que corresponden a la momia de Tutankamón, que con sus 20 años de vida tenía ya una columna terriblemente afectada. Es de destacar que en las orillas del Nilo es muy frecuente y lo era aun mas en la antigüedad la brucelosis, también llamada fiebre malta o fiebre ondulante.

¿Por qué mi interés en la Artrosis Vertebral? Es posiblemente la enfermedad mas antigua que se conoce, tiene sobre 300 millones de años y la sufren todos los vertebrados terrestres y marinos exceptuando el murciélago y el mono perezoso y todavía no tiene una buena solución. (Texto: Enrique Rubio García).

La homeopatía es un método terapéutico que consiste en administrar al paciente pequeñas dosis de una sustancia que, en dosis elevadas, provocaría en una persona sana la aparición de manifestaciones patológicas; pero en el enfermo que presenta manifestaciones similares, en dosis infinitesimales, es curativa. Un ejemplo, ‘Árnica Montana’: La ingestión en dosis grandes de esta planta provoca determinados síntomas: dolor muscular, hematomas, fiebre... Sin embargo, preparada según el método de fabricación homeopático, Árnica alivia estos mismos síntomas.

Fue concebida a finales del siglo XVIII por el médico sajón Samuel Hahnemann (1755-1843)como una forma de mejorar el espíritu vital del cuerpo.1 Su premisa fundamental es "lo similar se cura con lo similar", asumiendo que lo que causa determinados síntomas puede curarse con algo que cause esos mismos síntomas. «lo semejante se cura con lo semejante» (similia similibus curantur)

El fundador de la Homeopatía, el médico sajón Samuel Hahnemann

Un médico que casi no receta medicamentos, ¿en que país vive? Vivo en un país que acepta cada vez más la homeopatía. Nuestras prescripciones son dosis mínimas de sustancias medicamentosas que no agreden al organismo, sino que estimulan  la naturaleza curativa que están en todo ser vivo.

¿Qué es la homeopatía, le pregunto sin clavar en su pupila, mi ?pupila para nada azul?. Una medicina basada en la ‘similitud’, empleando como remedios a una enfermedad sustancias que experimentalmente han demostrado producir en individuos sanos, síntomas semejantes a los de esa enfermedad.

Usted que es licenciada en Medicina y Cirugía, ¿considera que la?homeopatía es hija de un dios menor de la Medicina?? No, porque la considero la medicina mas completa hoy por hoy, ya que estudia y trata al ser humano como lo que es, un todo indivisible.

¿Existen enfermedades, enfermos o enfermos imaginarios?? Enfermos. La homeopatía trata al individuo como una totalidad considerando los aspectos corporales, vitales o dinámicos y espirituales, a diferencia de la medicina convencional.

Si viviera Samuel Hanneman, el fundador de la Homeopatía y probara ?el ajo caliente del Bar 'er Beti', ¿además de caérsele dos lagrimones, cree ?usted que lo recomendaría como preparado homeopático?? Sin lugar a dudas, Hahnemann lo recomendaría como un placer de la vida.

¿El viento de Levante, un componente más de la idiosincrasia de?nuestra tierra? ?Y causante de muchas disfunciones en los seres vivos, molestas pero por fortuna pasajeras

¿El SIDA, el cáncer, la ETA, tendrán solución?.? Con optimismo, paciencia y una gran dosis de buena voluntad por parte de todos creo que estos y otros muchos mas problemas de los que afectan al ser humano tendrán solución.

?¿Porqué recomendaría el libro 'El Médico', de Noah Gordon? Porque en el se refleja la verdadera vocación del médico.

Dígame Lale ¿cual es su compromiso con la vida?. ?Muchos. Pero a nivel profesional   ayudar  a  las personas que confían en la medicina homeópatica a que puedan vivir de una  forma coherente consigo mismo, porque es ahí donde esta el bienestar.

?LO INFINITESIMAL: UN RETO CIENTÍFICO.
Aplicando el principio de similitud, la homeopatía utiliza los efectos terapéuticos de las sustancias, atenuando su toxicidad utilizando muy pequeñas dosis hasta un nivel denominado "infinitesimal". La experiencia prueba que, a pesar de la altísima dilución de la sustancia activa, el efecto terapéutico persiste. A pesar de que se avanza día a día, el estado de la ciencia no permite aún explicar cómo actúan las diluciones infinitesimales. La homeopatía confirma que sustancias diluidas por encima de los límites conocidos de la materia* tienen una actividad biológica o física observable, mensurable, reproductible y específica de la sustancia diluida, aunque no quede ningún rastro de ella. Se han formulado numerosas hipótesis para comprobar este postulado, pero el infinitesimal continúa siendo un reto científico.


EN ESPAÑA
El 14 de diciembre de 2009 la Organización Médica Colegial de España aprobó en Asamblea el reconocimiento de la homeopatía como «acto médico», con el objetivo de que se regule su práctica, evitar que sea llevada a cabo por individuos sin formación apropiada y que esta quede restringida a personal y centros cualificados y acreditados.

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Javier Oña Sevilla nació en Sevilla en 1955, aunque lleva afincado en El Puerto desde hace 30 años. Es médico internista de profesión. Hizo el MIR (Médico Interno Residente) en Canarias y trabajó en los hospitales sevillanos ‘Virgen del Rocío’ y en el Clínico’. En El Puerto se inició en la actual Clínica Costa Oeste, junto a su mujer, que venderían, posteriormente, para dedicarse íntegramente a la pintura en su estudio de Vistahermosa.

Javier pinta desde los quince años, pero reconoce que, entonces, «lo hacía muy mal».  La pintura se convirtió en un recurso, en un divertimento más. Con veinte años recorrió Europa. Conoció a un apasionado de la guitarra flamenca --Staffan-- y de la música de Jazz  que suele tocar al piano. España entonces era muy diferente. De la mano de Staffan atravesó una Europa moderna, libre y democrática que le llevó a Uppsala, donde su amigo trabajaba como profesor de su Universidad. /En la imagen, con 20 años, camino de Suecia.

Su interés por crear obras de arte le llevó a las clases de Pilar Millán Derqui, una pintora a la que Javier Oña debe bastante de su actual estadio creativa: «--Ella es una excelente artista, una pedazo de pintora, y en unos meses logró darme la base que yo necesitaba para pintar con garantías. Con ella logré adquirir la técnica que me faltaba».

Recibió clases también en la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’ y de otro amigo pintor: Nicholas Simmons, quien le animó a participar en el Concurso de la Bienal de Shangai. Se define autodidacta permanente, pero sus influencias provienen de la obra de artistas tales como Miguel Angel,  Hopper,  Freud,  Matisse, Van Gogh, Modigliani, Velázquez ... La inquieta creatividad de Oña encontró la manera de plasmarse en el lienzo con las acuarelas, aunque  también pinta acrílicos y óleos «Estos últimos dan mas fuerza a la obra», afirma; o técnica mixta con tinta china. "Mis cuadros tienen mucho colorido, mucha fuerza, trato que cada cuadro ofrezca una historia diferente".

'Juego de Miradas'. Exposición en Vistahermosa en 2011.

EXPOSICIÓN EN SHANGAI.
Participó en 2010, con dos acuarelas, en la I Bienal Internacional de Acuarela de Zhujiajio, actividad paralela a la Exposición Universal de Shanghai, un privilegio que estuvo al alcance de muy pocos: fue uno de los tres españoles que participaron en este evento, uno andaluz y dos vascos,  cuando apenas llevaba unos años dedicándose profesionalmente a la pintura.

Javier Oña, segundo por la derecha, durante la entrega de premios en Shangai.

Afirma que «de lo de Shangai me enteré por internet. Mandé por e-mail tres fotos de acuarelas. Un jurado chino me dijo que enviara físicamente dos de las tres acuarelas que presenté, junto a 3.000 pintores procedentes de todo el mundo. Son de formato grande». Las obras seleccionadas fueron «Madison» y «Principios inmediatos» junto a otras 228. Con sus dos obras en Shangai, un jurado internacional formado, entre otros, por los presidentes de la asociaciones de acuarelistas británicos y australianos, «me seleccionó las dos acuarelas que envié, cuando en las bases se decía que cada artista sólo expondría una obra». Por la exposición pasaron 15 millones de personas.

'Principios inmediatos', acuarela basada en unos huevos de codorniz.

Esta exposición se sumó a las que hasta ahora aparecen en su currículum, como la V Muestra Internacional 'El Color del Agua', en la sala Alfonso X El Sabio de El Puerto; la exposición 'Lucha Contra el Cáncer', en la galería de arte del Casino de Jerez; su participación en la muestra 'Tres Pintores Tres', en la galería Antares de Sevilla, su participación en la Feria de Arte Contemporáneo de Bruselas (Bélgica), la Muestra Colectiva de Primavera en la madrileña Galería Gaudí, o su primera exposición individual en la Casa Grande de Vistahermosa el pasado año 2011, y en California (EEUU) invitado por la Asociación Norteamericana de Acuarelas.

'Mujer desnuda retozando'. Acuarela.

La temática de la obra de Javier es diversa, aunque advierte que en su producción hay «mucha carne. No entiendo de bodegones o paisajes, yo pinto gente, historias, intento que mis cuadros gusten, pero también que hagan pensar a quienes los contemplan».

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Pelayo Arroyo García, nació el 3 de diciembre de 1981 en un piso del Barrio de Pinillo Chico, hijo de Joaquin Francisco Arroyo Caballero --nacido en Boiro (La Coruña) aunque siendo muy pequeño su familia se vino a vivir a El Puerto, y de María Elena García Aldana, nacida en la portuense calle San Juan. Tiene otra hermana, María Elena Arroyo, licenciada en Bioquímica que trabaja como investigadora en la Universidad de Cádiz.

EL DEPORTE Y LA MEDICINA.
Pelayo estudió en el Colegio SAFA-San Luis I.E.S Mar de Cádiz, Universidad de Granada, Universidad de Cádiz y Universidad de Saarland (Alemania). /En la imagen superior, Pelayo en la actualiad y en la inferior, una instantánea de nuestro protagonista con dos años, en El Puerto.

Realizó formación profesional de grado superior en animación deportiva durante 2000-2002 en el I.E.S Mar de Cádiz para mejorar su nota de acceso a la universidad y adquirir conocimientos que más tarde le sirvieron para tener una buena base en los primeros años de carrera. Tras acabar, pudo comenzar en Granada la carrera que siempre había querido (en aquel momento esta carrera solo podía cursarse en la capital de la Alhambra). Terminó licenciándose 5 años más tarde (2002-07), conservando muy buenos recuerdos y amigos de aquel tiempo. Regresó a El Puerto y comenzó el doctorado en medicina deportiva en la Universidad de Cádiz que concluyó en 2010 con mención Cum Laude.

Mientras estudiaba trabajó de muchas cosas: repartidor de publicidad, camarero, socorrista, azafato y monitor deportivo.

ALEMANIA.
«--Trabajar en la Universidad es muy complicado, tienes que trabajar mucho y ser muy paciente, además de engrosar tu curriculum poco a poco». Así que con esa idea me marchó a Alemania, al Instituto del Deporte y Medicina Preventiva de la Universidad de Saarland, reconocido por la FIFA como centro de excelencia. Allí realizó un proyecto que trató sobre los diferentes métodos de recuperación con agua fría, 'cooling methods', que existen y cuál es la percepción subjetiva del atleta (si le es confortable o no) cuando se le aplica uno de esos métodos.

SU TRABAJO.
Su trabajo se centra en la preparación y recuperación física de deportistas tras entrenamientos duros, competiciones,… «--La mayoría de los deportistas amateur disponen de poco tiempo para entrenar y lo quieren aprovechar al máximo, y a veces olvidan que la recuperación es una parte muy importante en la planificación de los entrenamientos y caen en el sobre-entrenamiento. Mi opinión es que hay que entrenar lo justo según los objetivos, y siempre bajo la supervisión de un profesional, mejor la calidad que la cantidad. Es muy probable que el rendimiento mejore considerablemente. En deportistas de élite esto es otro mundo, la recuperación está muy controlada».

Actualmente, lleva la preparación física de jugadores de pádel, triatletas,… se atreve con todo, dice que hay que estar abierto a todas las oportunidades que se le brindan. Imparte algunas horas de clase como profesor de la Escuela de Medicina de la Educación física y el Deporte en San Fernando desde que terminé la carrera, donde imparte clases sobre planificación deportiva a médicos que se quieren sacar la especialidad en medicina deportiva. Ha publicado artículos a nivel nacional sobre recuperación y participado en congresos especialistas en actividad física y deporte sobre la metodología e importancia de la recuperación.

Entre sus próximo objetivos está «--Especializarme como readaptador físico y continuar investigando sobre la recuperación en la actividad física. Tampoco descarto volverme a ir otra vez al extranjero».

...continúa leyendo "1.326. PELAYO ARROYO GARCÍA. Doctor en Medicina Deportiva."

Libros de la Biblioteca de la Aurora en depósito en el Archivo Histórico Municipal. Entre ellos hay algunos ejemplares propiedad del Dr. Pariente.

En el Archivo Histórico Municipal de El Puerto de Santa María se conserva la colección Papeles Curiosos que el doctor don Antonio-Manuel Pariente Sánchez, a finales del siglo XVIII, recopiló y reunió en un numero indeterminado de volúmenes que forman parte de cuatro series distintas. Y decimos un número indeterminado porque no han llegado a conservarse las cuatro series completas. Esta colección tiene un enorme interés para la investigación. Han sido y son objeto de frecuentes consultas por parte de numerosos investigadores y estudiosos que han hallado en estos Papeles Curiosos, documentos en unos casos desconocidos, en otros inéditos o también perdidos, y que en ocasiones pueden ayudar a completar los estudios que se lleven a cabo sobre el siglo XVIII

Informe firmado por el Dr. Pariente en el que hace referencia a la viruela

Antonio-Manuel Pariente nació en Cádiz el 15 de junio de 1755. En 1783 obtuvo el título de bachiller en Filosofía y Medicina por la Universidad de Sevilla, tras haber asistido a cuatro cursos en la Facultad y realizado los dos años de práctica reglamentarios que le permitían ejercer su carrera. Este mismo año se asienta en El Puerto de Santa María y contrae matrimonio con Josefa-Rafaela Welch,  lo que le permitió entroncar con una familia de origen irlandés afincada en nuestra ciudad. El padre de su esposa, Eduardo Welch, fue vicecónsul de Inglaterra en esta población.

Recreación del sello de la Socieda Ecónomica de Amigos del País en la que pretendió ingresar el doctor Pariente, tomada esta ilustración de un trabajo de Juan José Iglesias Rodríguez

...continúa leyendo "1.322. ANTONIO MANUEL PARIENTE SÁNCHEZ. Médico de El Puerto en 1812."

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De la magnífica exposición "De la aguja náutica al GPS" que se montó en el Centro Cultural Alfonso X, que recomendé a todo bicho viviente, salí un poco contrariado, porque en este Gran Puerto de Santa María se había desaprovechado la ocasión de hacer memoria y loa de un espécimen curioso y pícaro. Se trata de Felipe Guillén, nacido en 1492, boticario de esta Ciudad, donde ejerció su profesión hasta 1519 en que marchó a Portugal.

En una acotación escrita por Gil Vicente (Poeta y dramaturgo portugués, 1465-1536) copiada por Menéndez Pelayo se lee: "El año de 1519 vino a esta corte de Portugal un Felipe Guillén, castellano [así se llamaba a cualquier español], que se dice había sido boticario en el Puerto de Santa María, el cual era gran lógico y muy elocuente y de muy buena plática, por lo cual muchas personas sabidoras gustaban de oírle.

Tenía algo de matemático; dijo al Rey que le quería dar el arte de navegar de Este a Oeste, que había inventado. Para la demostración de este arte, hizo muchos instrumentos, entre ellos un astrolabio para tomar el sol a toda hora. Explicó este arte en presencia de Francisco de Mello, que era el mejor matemático que entonces había en el reino, y de otros muchos que para esto se juntaron por mandato de Su Alteza, todos probaron el arte por buena: hízole el Rey por esto merced de cien mil reales de pensión  y el hábito y corretaje de la casa de la India que valía mucho..."

    Pero la dicha no duró. "En este tiempo mandó Su Alteza llamar al Algarve a un Simón Fernández, gran matemático y astrólogo..." Así que habló con él, el Fernández comprobó que Guillén era un embustero y que sus argumentos eran falsos. Antes, Felipe Guillén se había descubierto en secreto al un tal Juan Rodríguez que se lo fue a decir al Rey. Viéndose perdido, quiso huir. Peor el Rey lo mandó prender y lo hallaron subido en un caballo  de postas en Aldea Gallega. "Siendo preso, como era gran trovador, le mandó Gil Vicente unas trovas: ...Que, sin  ver astronomía,/ él toma el sol por el rabo/ en cualquier hora del día..." Preso, fue llevado a las galeras de El Puerto donde estuvo , al parecer, de por vida. "Sic transit gloria mundi". Amén.  (Texto: Luis Suárez Ávila).

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