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Ayer se recibía en la Iglesia Mayor Prioral la noticia desde el Vaticano que comunicaba que el primer templo local, --que ya era Santuario Diocesano desde septiembre de 2013--, será erigido Basílica, el próximo 25 de enero, festividad de la conversión del apóstol Pablo. A las 12 del mediodía, en una ceremonia eucarística presidida por el Obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, se leerá el decreto de la Santa Sede que le concede el título. A partir de entonces, el templo podrá lucir en el altar mayor dos signos de la dignidad papal y la unión con el Vaticano: el conopeo o ubráculum -es una pieza histórica de la indumentaria e insignias papales, usada en principio para proveer de sombra al Romano Pontífice. También conocido como pabellón-- y una campana de metal de pequeñas dimensiones, montada en un campanario portátil sobre un báculo, de nombre tintinábulo.

El colaborador de Gente del Puerto, Luis Suárez Ávila elaboró una reseña histórica sobre la Prioral, que fue adjuntada entre los documentos que se presentaron a Roma, y que reproducimos para nuestros lectores.

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LA SANTA Y CONSAGRADA IGLESIA MAYOR PRIORAL DE NUESTRA SEÑORA DE LOS MILAGROS CORONADA, SANTUARIO MARIANO DIOCESANO EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA. 

I. La imagen de “Santa María del Puerto, por otro nombre Nuestra Señora de los Milagros” y su devoción.

En torno a la imagen mariana de Santa María del Puerto, se inició una fuerte corriente devocional ininterrumpida desde los años 1260 hasta la actualidad.

alfonso_x_puertosantamaria2Alfonso X El Sabio al hacerse con Alcanate y sus alquerías, mediante pactos con el alguacil moro, colocó en la antigua mezquita, que convirtió en Santuario fortificado, una imagen de Nuestra Señora sedente, con el Niño en los brazos. Los primeros repobladores de la alquería, comenzaron a aclamar este nombre, Santa María del Puerto, contra los pactos que el Rey había hecho con al alguacil moro y, al final, pese a las penas impuestas a los que tal nombre pronunciaran, se terminó, lo dice la Cantiga 368, con que Santa María, milagrosamente, dilucidó el pleito de otro modo y pudo llamarse la nueva población Santa María del Puerto y luego El Gran Puerto de Santa María como se lee en la Carta Puebla de 1281. /En la imagen de la izquierda, “Aparición de la Virgen a Alfonso X” Cuadro de grandes dimensiones que se exhibe en el Auditorio Municipal San Miguel. Anteriormente se encontraba situado en la escalera del antiguo Ayuntamiento de Plaza de Peral, para donde fue originalmente concebido. Ha sido restaurado por los técnicos de Museo Municipal, Javier de Lucas y Juan José López Amador. /Foto Servicio Municipal de Restauración del Excmo. Ayuntamiento).

En loor a la imagen milagrosa, el Rey Sabio compuso 24 Cantigas, todo un cancionero propio, que relata los avatares de la construcción del santuario fortificado y los hechos milagrosos que en él se estaban produciendo.

Las noticias que corren sobre la fama de este Santuario, hace que se fomente la asociación de fieles devotos, al principio llamados “freires de Nuestra Señora” en las Cantigas, y, luego, es objeto de muchos legados en testamentos del siglo XIV, que dejan mandas para la cera o para el mantenimiento del culto de Nuestra Señora, a los hermanos de Santa María del Puerto.

La imagen, de una vara castellana de altura, con el rostro resplandeciente, moreno, como la vio Don Juan de Ledesma y relata en su manuscrito de la Biblioteca Colombina, sufrió una primera modificación en el siglo XIV. Su rostro y sus manos fueron encarnadas en negro, porque habían aparecido unos iconos marianos bizantinos en los que, por la desnaturalización de sus barnices, parecía oscura su tez. Se corrieron las voces de que eran el verdadero retrato de la Virgen, hecho por San Lucas, al que se atribuye la fama de haber sido pintor. Esta corriente afectó a muchas imágenes españolas –a veintiocho--, y otras muchas europeas. La Iglesia zanjó la cuestión con el hermoso versículo del Cantar de los Cantares: Nigra sum sed formosa.

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Fachada de la Puerta del Sol de la Prioral. En el segundo cuerpo, aparece entre dos hornacinas con figuras, la patrona de la Ciudad.

El aspecto de la imagen en 1572, es el que aparece en el intradós de la Puerta del Sol de la Prioral, ya vestida de telas y, de mayor altura, con corona real cerrada y con el Niño Jesús añadido. A sus pies, la luna. En efecto, por esas fechas y dado el mal estado en que se encuentra la imagen, por el ataque de insectos xilófagos, se corta y sus restos se emparedan siguiendo la costumbre de la época. Al busto de la primitiva, se le añade un trozo de imagen de origen desconocido, para darle la altura que actualmente tiene y, en 1691, los Duques de Medinaceli le regalan una coraza y traje de plata con que recubren todo el cuerpo de la imagen, a la que se añaden brazos articulados de plata con manos de escultura y un Niño Jesús nuevo. A esta imagen, enmarcada la cara con un rostrillo, se le viste con sayas de mangas de ángel y mantos de telas bordadas y brocateles. A sus pies se coloca una media luna de plata del siglo XVII y, en la cabeza, corona real cerrada.

El movimiento asociativo devocional en torno a esta sagrada imagen parte del propio siglo XIII y, en 1602, existen unos estatutos de la Esclavitud de Nuestra Señora de los Milagros que citan otros de un siglo antes. Así, la Esclavitud de Nuestra Señora, junto con otras Asociaciones piadosas, como el Rosario de Señoras, la Hermandad de la Virgen de la Lumbre, la Asociación Sabatina y otras menores, se convierten, por Breve de Benedicto XIV, en la Archicofradía y Esclavitud de Nuestra Señora de los Milagros que subsiste hasta nuestros días.

virgenmilagros_litografiasxix-puertosantamaria2La imagen es, desde 1260, titular de la Ciudad y Gran Puerto de Santa María y, luego, su Patrona y Protectora. Fue nombrada Alcaldesa Honoraria Perpetua de la Ciudad y, en su escudo, desde el siglo XIV, campea su efigie sobre un castillo que está sobre las aguas, en recuerdo de la leyenda de su aparición al Rey Alfonso X sobre las almenas del Castillo, llamado hoy de San Marcos, que el propio Rey Sabio convirtió en Santuario fortificado de Nuestra Señora. /En la imagen de la izquierda, litografía que tuvo mucha circulación en el siglo XIX.

Los primeros Estatutos conservados de su Archicofradía, entonces Hermandad, hablan de "Santa María del Puerto, por otro nombre Nuestra Señora de los Milagros". Y es que, por su intercesión, se obraron tantos prodigios que su fama la hizo ser "la de más devoción, milagros y una de las de más antigüedad de toda España", dice un documento de 1602. Desde los pequeños y cotidianos desarreglos: la pérdida del azor, por el Infante don Manuel; la falta de madera o de piedra para proseguir la construcción del Santuario fortificado de Santa María; la curación del caballo del escribano del Rey; hasta el hallazgo de la salud por tantas gentes que acudían a ponerse a sus pies; el propio Alfonso X experimentó el poder de Santa María del Puerto en sí mismo: sus piernas hinchadísimas, que no le cabían en las calzas, quedaron curadas tan pronto como invocó el nombre de esta Señora y vino a postrarse ante ella. Todo, lo grande y lo pequeño, fue solucionado por Santa María do Porto que mereció tener todo un Cancionero propio en las veinticuatro Cantigas que el Rey Sabio le dedica. Un gran número de poetas de los Siglos de Oro, del barroco, del neoclasicismo, del romanticismo y de las vanguardias han cantado las glorias de Nuestra Señora de los Milagros y sus cultos anuales son convocados, en el día de su Natividad y en su octava, por su “Archicofradía y Esclavitud, por el Venerable Clero, el Cabildo de la Ciudad y el católico vecindario”. Desde tiempo inmemorial el camarín de Nuestra Señora está cuajado de exvotos de plata y pictóricos en recuerdo de sus gracias y milagros.

alfonsox_castillos_leones_puertosantamaria2La devoción de las personas de la realeza por esta imagen de Nuestra Señora va desde el propio Rey Alfonso X, el Infante don Juan Manuel, hasta el Príncipe Manuel Filiberto de Saboya que fue su devoto esclavo y Patrono de su capilla, y fueron miembros de la Archicofradía y Esclavitud los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio y los infantes don Fernando y don Carlos, que luego serían Fernando VI y Carlos III que en los años 1729 y 1730 asistieron a su procesión y a la solemne octava de la Santísima Virgen.

La Archicofradía y Esclavitud tiene cartas de hermandad con la Compañía de Jesús, con los Dominicos, con los Mínimos, con las Concepcionistas Franciscanas, con las Capuchinas, con las Comendadoras del Espíritu Santo, y tiene numerosos breves y bulas papales con gracias e indulgencias, además de las concedidas por muchos Arzobispos y Obispos.

Un hito en la devoción de Nuestra Señora fue su coronación canónica el 8 de septiembre de 1916, por Breve de S.S. Benedicto XV, coronación que efectuó el Cardenal Enrique Almaraz y Santos, Arzobispo de Sevilla a cuya Archidiócesis perteneció El Puerto desde su reconquista hasta 1980. Fue la primera imagen mariana coronada en la provincia de Cádiz.

Así pues, la imagen de Nuestra Señora de los Milagros que se encontraba al culto en el Santuario fortificado de Santa María de El Puerto, única parroquia que existía en la Ciudad, fue trasladada al nuevo templo que se comenzó a construir, extramuros, en el lugar llamado el Pozo Santo, ante el crecimiento de la población y la pequeñez de la primitiva parroquia. Sobre el traslado de la imagen, en el siglo anterior, a principios del XV, al nuevo templo y otros extremos trata el vicario Martín de Radona en su famoso Informe de 1561 dirigido al Provisor del Arzobispado de Sevilla.

II. La construcción del nuevo templo Prioral de Santa María del Puerto, vulgo del Pozo Santo. El priorato, concesión de Sancho IV. Capillas y patronos.

En un lugar, extramuros de la villa del Gran Puerto de Santa María, denominado el Pozo Santo, referente en todo el Libro del Repartimiento, se acordó construir la nueva iglesia. Era el Pozo Santo el sitio donde, según la leyenda, estuvo escondida en tiempos de los moros, la imagen de Nuestra Señora con todo su ajuar desde 1253 hasta 1260. Allí, al parecer, fue encontrada después de inspeccionar, en la reconquista de la ciudad, todos los pozos. En la actualidad ese pozo medieval se conserva y está situado en el empedrado exterior de la Prioral.

...continúa leyendo "2.347. IGLESIA MAYOR PRIORAL. El Vaticano la erigirá Basílica el 25 de enero."

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Copia de comienzos del s. XVI de la Carta-puebla que Alfonso X otorgó a nuestra ciudad. Archivo Municipal. / Foto, Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Hoy, 16 de diciembre de 2014, El Puerto de Santa María cumple 733 años. Tal día como hoy de 1281, Alfonso X (ver nótula núm. 1.000 en Gente del Puerto) otorgó, rubricada en Sevilla, la carta-puebla fundacional de la ciudad que hoy habitamos, su ‘partida de nacimiento’; de la que el rey en ella decía: “…el Puerto que llaman de Santa María, que solía haber nombre Alcanatín en tiempo de moros, que es entre Xerés y la ciudad de Cádis, y tiene de la una parte la Grand Mar que cerca todo el mundo y que llaman Océano, y el gran río de Guadalquivir, y de la otra el mar Mediterráneo y el río de Guadalete, que son dos aguas dulces por donde vienen grandes navíos, es lugar más conveniente que otros que nosotros sepamos ni de que oyésemos hablar para hacer noble ciudad. Toda una declaración de principios del monarca a un lugar que bien conoció y por el que sintió verdadero afecto. Fue la última carta-puebla que en vida firmó.

islacartare8_2_puertosantamariaEn el gráfico de la izquierda, localizaciones de las 13 alquerías andalusíes en el término portuense. En verde, la aldea de Al-Qanatir.

La definitiva conquista y repoblación alfonsí de las aldeas andalusíes que poblaron las tierras del actual término portuense, que fueron parte de Cádiz hasta 1272 y de las que hicimos memoria en anteriores entregas (ver nótulas 2.294 y 2.308 en Gente del Puerto), se llevó a cabo en 1264, salvo las casas y solares de Al-Qanatir, que serían repartidas en 1268 a 300 repobladores. Pero al paso de nueve años, en septiembre de 1277, la recién poblada villa de Santa María del Puerto fue atacada y asolada por huestes benimerines procedentes del norte de África, al mando de Abu Yusuf Yaqub, hijo del emir meriní.

Tras la desolación, el rey decidió en 1281 avivar en la carta-puebla una nueva repoblación y marcar las bases económicas para el desarrollo de la villa, otorgando concesiones y privilegios a quienes se asentaran en su solar –extranjeros incluidos- y eximiéndoles del pago de impuestos. También se fijó su gobierno bajo la autoridad de alcaldes de la villa y del mar y un juez, se marcó su término municipal –grosso modo el actual- y, entre otras reglas, para el correcto abastecimiento de la población se establecieron mercados los miércoles y sábados y ferias a celebrar al comienzo de la Cuaresma y en octubre.

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Alfonso X el Sabio representado en las Cantigas de Santa María, en su corte.

Otros privilegios otorgaría el monarca en marzo de 1283 –un año antes de fallecer-, con el Guadalete como principal activo del porvenir de la población:Por hacer bien y merced a los pobladores del Puerto de Santa María, y porque se pueble mejor el lugar, tengo por bien que todos los bajeles cargados que pasaren por el río de Guadalete para ir a Xerés que se descargue y el tercio, también de vianda como de madera o de otras cosas que ellos mester hubieren”; “mando a todos los marineros mercaderes que por í pasaren que descarguen y el tercio de lo que llevaren en sus bajeles, y que lo vendan y también de vianda como de las otras cosas.

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Figuración de un barco del siglo XIII en las Cantigas.

Ciertamente, en el río y por el mar le llegó al Gran Puerto de Santa María –como Alfonso X también tituló a la población- el esplendor comercial que conoció la villa durante toda la Baja Edad Media y la Edad Moderna. Pero los pilares de su desarrollo –el aceite, trigo y vino de su fértil campiña, las vías comerciales abiertas y conocidas de antiguo, los avezados marineros, pescadores y carpinteros de ribera, la imprescindible sal de sus inmensas salinas, la piedra de las canteras de San Cristóbal, el agua de los manantiales de La Piedad…- se cimentaron mucho tiempo atrás.

LA ANDALUSÍ AL-QANATIR

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Inscripciones islámicas sobre mármol de Al-Qanatir.

Fue Santa María del Puerto heredera de la alquería andalusí que ya en el siglo X, en tiempos del próspero califato de Córdoba (929-1031), se había establecido en la ribera del wadi Lakka, dependiente en su fiscalidad y administración de Saris (Jerez), la capital de la cora de Sidonia hasta la conquista castellana. A su vez, Al-Qanatir fue sucesora del Portus Gaditanus que Balbo el Menor fundó a fines del siglo I a.C. y del Portum tardorromano y bizantino (ver nótula núm. 2.000 de Gente del Puerto). Su ubicación a orilla del Guadalete y de la bahía de Cádiz, estratégico puerto de comunicación entre continentes, propició que Al-Qanatir fuera la única alquería de las trece que existieron en el término portuense que ha perdurado hasta nuestros días.

Del urbanismo de la alquería andalusí destacaremos aquí y ahora dos elementos arquitectónicos: su muralla y la mezquita, de las que a continuación haremos memoria.

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La cimentación de la muralla excavada en Ricardo Alcón en 1993. /Museo Municipal.

LA MURALLA ALMOHADE.

En 1993, el Museo Municipal excavó en linde a la calle Ricardo Alcón (hoy Centro de Salud ‘Federico Rubio’) un tramo de la cimentación de la muralla (14 m de largo por 2’5 m de anchura) que circundó Al-Qanatir, y a ella adosada al exterior una torre defensiva (4’5 m x 2’5 m). La muralla, construida en sus paramentos con piedra arenisca y ostionera y al interior de mortero de cal y arena con guijarros y fragmentos de ladrillos, ha de datarse, según informaron arqueólogos medievalistas, en algún momento del periodo en que los almohades dominaron al-Andalus durante cuatro décadas (1172-1212), coetánea a la Giralda de Sevilla.

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Dibujo de planta de la cimentación de la muralla excavada en Ricardo Alcón en 1993 y su planta en dibujo. / Museo Municipal.

Este lienzo exhumado y otros eran conocidos de antiguo. De hecho, en el Libro del Repartimiento alfonsí (1268) se mencionan –con la voz de pared y paredes- en varias partidas del reparto, mencionándose el frente de la muralla donde se excavó en éstas: Comiença otra tabla de fuera del valladar e de la cárcava, del majuelo de Pero Ganzana fasta el cabo [extremo, esquina] de las paredes.”; otra tabla “cerca la noria en los espinos, de los solares que están en las espaldas de la casa de Pero Ganzana, la carrera del pozo en medio, de parte de Xerez, en el prado, como van al pozo hasta la pared que está levantada.”; y “Copo la punta entre las dos carreras en cabo del valladar del majuelo de Pero Ganzana con el corral y el figar, que está de fuera del valladar, y con los dos de dentro de las paredes sobre sí, que son cuatro solares para cuatro moradores, para hacer casas

Esa cárcava citada era el curso de agua que documentos de comienzos de la Edad Moderna llamaban arroyo de la Zangarriana, que transcurría –y aún transcurre en el subsuelo- desde su nacimiento en la finca El Caracol del cerro de la Belleza, a cuyo pie se asienta la ciudad. Y es preciso el documento alfonsí, porque una cárcava más que un arroyo debió ser el aspecto que presentaría su cauce en tiempos de fuertes lluvias, un torrente de agua bajando por la hoy calle Ganado para desaguar, por la plaza de la Herrería, en el Guadalete. Esta vía fluvial –una frontera natural- determinó el trazado urbano –su límite norte– de las villas andalusí y cristiana, y también la del Puerto Gaditano. En 1735 se procedió a canalizar su curso bajo tierra en la obra, reformada en varias ocasiones, que llamaron Caño de la Villa.

islacartare9_8_puertosantamariaEn la imagen de la izquierda, el Caño de la Villa, antiguo curso del arroyo de la Zangarriana, cuando apareció al hacerse obras en los 60 frente a la plaza de la Herrería. / Foto, Archivo Municipal.

La presencia de la muralla medieval en Ricardo Alcón –la antigua calle del Muro y de la Tripería (por el Matadero público que aquí existió hasta 1699, con acceso desde Ganado)- se puede rastrear en el Archivo Municipal. Así, el Cabildo acordó en 1641 “reparar el muro de la calle de la Tripería” (empleándose en ello diez carretadas de cantillos, nueve de ripios, arena y ocho cahíces de cal). Y en 1698, un vecino adquirió al municipio el solar para edificar en él: “se aplican 200 reales que dio Juan Rendón, por un pedazo de sitio y muralla propio de la ciudad en la calle de la Tripería, linde de sus casas.” Lienzo de muralla que aún era visible en 1764, según anotó el historiador Anselmo Ruiz de Cortázar, y subsistía en 1880, en testimonio de Joaquín Medinilla: “todavía se conservan restos de estas murallas en la calle Jesús de los Milagros casa sin número junto al uno [frente a la plaza de la Herrería], y en la del Correo, antes Muro, en la casa donde están los graneros del señor Camacho”; inmueble éste, más abajo del tramo excavado, entre Nevería y Larga, donde ciertamente se conserva en 2’5 metros de altura el lienzo de la muralla, como muy probablemente suceda en otros inmuebles en todo el perímetro de su recorrido, enmascarados bajo la cal y los repellados de las fachadas.

Es singular la mención en el Libro del reparto en dos partidas a cruces dispuestas en las paredes de la muralla: otra tabla como van al Pozo Santo, hay calle hasta la pared, que está la cruz en el canto (en un ángulo o esquina de la muralla); “…hasta la plazuela otra, donde está una cruz en la pared”. Cruces que parecen marcar la sacralización, desde los primeros momentos de la ocupación cristiana de Al-Qanatir, de una construcción –el cerco de la villa- levantada por moros.

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Reconstrucción ideal de Santa María del Puerto a fines del siglo XIII, con el recorrido de la cerca y el arroyo de la Zangarriana (que en castellano viejo es decir de la Tristeza o, en su acepción andaluza, de la Borrachera).

...continúa leyendo "2.324. DE AL-QANATIR AL PUERTO. 733 Aniversario de la Fundación de El Gran Puerto de Santa María. Isla Cartare (VIII)."

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eugenioruizandreu_puertosantamariaEn mi tiempo de estudiante en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, tuve la oportunidad de conocer a grandes profesores que algún día habrá que hacerle una nótula para mostrarle nuestro agradecimiento y a jesuitas entregados a su vocación sacerdotal, auténticos forjadores de hombres, preocupados por la formación integral de la juventud, preparando a hombres y mujeres para el futuro, reflejo de la visión de San Ignacio de Loyola tiene del Evangelio, amar y servir.

A algunos de estos sacerdotes, tuve la oportunidad de ayudarles a misa, recuerdo a los padres González Bueno, Bermudo, Martínez, Guerrero y Ruiz Andreu entre otros. Al padre Eugenio Ruiz Andreu quiero dedicarle esta semblanza de su paso por El Colegio Noviciado de San Luis Gonzaga de nuestra ciudad referida a los años mil novecientos cincuenta y tantos del siglo pasado.

Eugenio Ruiz Andreu nació en Málaga el 25 de Octubre de 1918, recién cumplido los quince años ingresó como novicio en la Compañía de Jesús, concretamente el 26 de Octubre de 1933, año difícil para los seguidores de San Ignacio, los jesuitas fueron expulsados de España por el gobierno de la República e incautados sus bienes. Trasladaron a Bélgica el noviciado y la casa de formación que tenían en El Puerto. Ruiz Andreu, una vez terminado los habituales estudios de humanidades, filosofía y las prácticas de magisterio, cursó teología en la Facultad que los jesuitas tienen en Granada (Cartuja) donde fue ordenado sacerdote el 15 de Julio de 1.948.

LLEGADA A EL PUERTO.
Fue destinado como profesor de oratoria de los jóvenes jesuitas al noviciado y casa de formación de San Luis Gonzaga en El Puerto. Allí permaneció once años desde 1950 a 1961, impartiendo sus clases y ejerciendo con gran aceptación de sus oyentes el ministerio de la Palabra (conferencias, homilías, ejercicios espirituales); aún se recuerda un ciclo de conferencias para hombres en el Instituto Santo Domingo. Hizo la Profesión solemne en la Compañía de Jesús en la Iglesia de San Francisco el 2 de Febrero de 1952.

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Antiguas escaleras de acceso al Colegio, hoy sede de oficinas municipales.

Recuerdo una vez que un amigo me dejó una túnica de la Hermandad de la Flagelación, para poder salir el Domingo de Ramos con ésta hermandad, la indumentaria consistía en una túnica blanca, un escapulario y un cíngulo. Cuando me probé la túnica y el escapulario pude comprobar que me quedaba muy holgada y no me veía bien vestido, mi madre me dice: “Una capa todo lo tapa”. ¿ Y dónde busco yo una capa hoy domingo ¿, le contesto, pregunta en los jesuitas, me sigue diciendo, quizás tenga algunas de los estudiantes. Fui a la Iglesia de San Francisco, estaba el padre Ruiz Andreu, que había terminado su misa y le conté lo que me ocurría, sin decirme nada, ni corto ni perezoso fue al perchero donde tenía colgado su capa y me la entrego y me dijo: “Toma quédate con ella el tiempo que haga falta”. Hoy al recordarlo todavía me emociono.

Recuerdo sus sermones y homilías; una vez, creo, que fue la primera misa del jesuita Joaquín Carretero Gálvez en la Iglesia Mayor Prioral, era un espectáculo escucharlo con la cantidad de metáforas que enriquecía sus homilías y sermones desde el púlpito y sin micrófono. Sus homilías eran claras, densas y profundas; era un orador que practicaba el arte de hablar bien y sobre todo la manera persuasiva y convincente de transmitir con una elocuencia poco común. Sus misas en latin eran perfectamente audibles y sentidas, como si el latín fuese su idioma vehicular. El P. Eugenio Ruiz Andreu impartía clases de oratoria y latín, en ambas materias era un experto y las dominaba perfectamente.

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Una de las clases en el antiguo edificio de los Jesuitas.

Uno de sus alumnos fue el P. Luis Conde Pérez de la Blanca (autor de “La biblioteca del Colegio de San Luis Gonzaga en el Puerto de Santa María 1901-1961”), me cuenta su satisfacción cuando le tuvo como profesor desde 1950-1952 y que juntamente con su competencia enseñando, el entusiasmo que ponía en su tarea de forjar a futuros predicadores del Evangelio. Eran los años preconciliares y apuntaba inquietudes de renovación. Con motivo de la incorporación definitiva a la Compañía de Jesús, le ofrecieron un acto de homenaje en uno de los patios de juego del antiguo colegio de San Luis Gonzaga. Para este acto me dice el P. Luis Conde compuso un soneto; en él, plasmaba de metáforas poéticas, pretendía diseñar su figura de entusiasta formador de jóvenes jesuitas. Con permiso del P. Conde me atrevo a transcribirlo.

Yo le he visto limpiando los abetos
de sus ramas salvajemente prietas,
recortando picudas las siluetas
sobre fondos brumosamente inquietos.?
Yo le he visto por viejos vericuetos,
entusiasta entre jóvenes atletas,
señalando tajante nuevas metas
a mesnadas que bruñen ya sus petos.

Es que quiere forjar un mensajero
con Palabras de siempre en su mensaje,
con bravura de Ignacio caballero

Es que quiere injertar en el ramaje
Vino viejo que brote placentero
Con pujante verdor en el paisaje.

Cuando los jesuitas de El Puerto trasladaron el noviciado y juniorado a Córdoba el P. Eugenio, estuvo algún tiempo en esta ciudad impartiendo las mismas disciplinas que en El Puerto; pero fue destinado al colegio San Estanislao de El Palo (Málaga), donde permaneció desde 1961 hasta su muerte el 15 de Junio de 1996.

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Celebración de los 50 años en la Compañía de Jesús del P. Ruiz Andreu

En 1983 se cumplió los 50 años en la Compañía de Jesús. En el colegio San Estanislao desempeñó diversos cargos: Profesor de varias asignaturas, prefecto de estudios, director técnico del colegio Mayor, consiliario de las asociaciones de padres de familia y antiguos alumnos. En Málaga consiliario de hermandades, predicaciones muy apreciadas, pregones y presentación de carteles de Semana Santa, bodas, y donde quiera que pudiera ser llamado para cualquier colaboración desinteresada. El P. Ruiz Andreu, se fue con una asignatura pendiente, la de no aprender jamás a decir que no a cuanto se le pidiera. A los demás, a los que le conocimos su paso por El Puerto nos queda el grato recuerdo de este hombre, generoso, vitalista, dispuesto, sencillo, lleno de fé, amigo y consejero; un jesuita ejemplar.

Termino esta semblanza, con la transcripción de un trozo de la presentación de un cartel de Semana Santa de la muy Ilustre Hermandad Sacramental de la Sentencia de Málaga, presentado por el Rvdo. Padre Don Eugenio Ruiz Andreu. Podemos ver la elegante forma de expresar sus ideas con una memoria capaz de retener todos los argumentos. Dice así: ¿ Y los cirios…¿ Sólo quedan unos pequeños, humildes cirios que se han encaramado por los brazos de oro de los arbotantes y desde sus tulipas lloran lágrimas rojas de amor, que riman con esos dos macizos de claveles, surtidores de sangre de sus jarrones de oro… Los demás cirios han quedado apagados por el resplandor del Verdadero Cirio Morado de la Sentencia que desde el borde del trono vuelve a gritar: “ Yo soy el Rey porque Yo soy la única Luz del mundo.” /Texto: Francisco Bollullos Estepa.

gonzaloganazasanchez_puertosantamariaGonzalo Ganaza Sánchez, nacido en El Puerto hace 72 años, se crió junto con sus siete hermanos cerca de la Plaza de Toros. Desde pequeño ya fue aprendiendo el arte de emprender observando el negocio de su padre, un vendedor al por menor y al por mayor de fruta.

«--La fruta que comían todos los gaditanos era la que llevaba mi padre, la recogía de todos los camperos de por aquí y allí se subastaba, se movía por toda la provincia consiguiendo la fruta». El empresario recuerda sus inicios, «--Yo nunca he trabajado para nadie, yo monte un taller para bicicletas y motos con 17 años y así fui luchando».

Después del taller, Gonzalo comenzó el negocio de transporte y de recogida de basuras adquiriendo dos isocarros, «siempre basura industrial» como él especifica. Poco a poco y pudiéndose comprar camiones crea la empresa Geganaza en 1978 y trabaja para la Base de Rota y la General Motors de Puerto Real, «--Yo la vi nacer y trabajé con ellos hasta que los empresarios de allí apretaban mucho y yo ganaba poco, entonces se lo llevó otra empresa». Posteriormente, montó junto con otros 10 empresarios, la primera cooperativa que existía en El Puerto, Transportes Guadalete, con la que estuvo unos años.

Hasta que decidió echarse a un lado y montar Pusama, en 1991, «No nos va mal, hay momentos mejores y peores pero no nos podemos quejar». Esta empresa cuenta con tres plantas de reciclaje de residuos sólidos, en más de 15.000 metros cuadrados y una flota de 19 camiones y 30 trabajadores. El portuense se muestra orgulloso de su empresa, es de los que opina que el empresario nace y se hace, «--Hay que nacer con esa inquietud de querer conseguir algo pero también hay que hacerse porque nadie nace sabiendo».

Entre los múltiples recuerdos de su trayectoria, Ganaza resalta con satisfacción cuando el Juzgado de Primera Instancia de El Puerto, le nombró administrador de una empresa. «--Fue un orgullo que se acordaran de mí para esa labor». Su peor momento fue el fallecimiento de un trabajador, “--Se volcó una maquina y él era el maquinista, fue un momento difícil en la vida». Existen momentos buenos que nunca se olvidan y momentos malos que tampoco se olvidan», remacha.

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Uno de los contenedores especiales de Pusama.

La crisis hace que, en la actualidad, muchas personas recurran a la aventura de emprender. Al pedirle consejo para esas personas que van a crear su propio negocio, Ganaza contesta: «--En aquellos tiempos también era complicado, pero hoy además de ser difícil, todo es más caro. Estamos viviendo unos tiempos en el que nos gusta vivir muy bien, y para crear una empresa hay que sacrificarse mucho y no pensar son ocho horas, si tú no te sacrificas no llegarás a ningún lado. Desde el principio tienes que tener las cosas muy claras».

Ganaza hace un análisis personal de la situación empresarial de la Bahía de Cádiz, que en la actual no destaca por su poderío: «--Este rincón es muy especial, aquí desde los políticos hasta los que están arrimados a cualquier grupo quieren vivir sin hacer nada y ganar mucho dinero»

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Gonzalo Ganaza presidiendo el Cabildo de Elecciones de la Hermandad del Olivo en 2008.

Nuestro protagonista ha sido Hermano Mayor de la Hermandad del Rocío durante 12 años y durante dos mandatos ha sido Presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías. Está casado y es padre de tres hijos. El pasado año 2013 fue distinguido por la Asociación de Empresarios como Mejor Empresario en la XIX edición de estos premios. /Texto: P. Heredia.

rafaelgalvezpallares_puertosantamariaRafael Gálvez Pallares, tiene 78 años de edad. Este hombre del mar, aficionado a los pájaros, nació con la Guerra Civil, en 1936, en el que El Puerto conoció varios alcaldes. Ramón García Llano accedió a la alcaldía de forma accidental el 3 de enero, sustituyendo a José Luis Macías Caro. En las elecciones municipales celebradas a mediados de febrero resultó elegido Francisco Veneroni Arcos, al frente de la coalición electoral de izquierdas denominada Frente Popular. Al mes siguiente tomó posesión de la alcaldía, el 18 de marzo, José Blandino Mitjes y al mes siguiente el 24 de abril, Manuel Fernández Moro, que es desalojado de la alcaldía tras la sublevación militar del 18 de julio, desapareciendo, sin que hayan sido hallados sus restos mortales. El día de la rebelión ejerció en funciones de alcalde el teniente Fernando Ristori; luego el 27 de julio, el capitán Ramón Iribarren Jiménez ocupa el sillón de primer edil y será el 23 de diciembre cuando, subiendo el escalafón en la graduación militar se hará cargo de la vara de alcalde el coronel Ángel Guinea de León Garavito.

Nacían también, ese año de 1936 Francisco del Castillo Tellería (ver nótula núm. 1.086 en GdP) y el que fuera director y Hermano del Colegio La Salle, Taudiano Prieto Palacios (ver nótula num. 1.794 en GdP).

Nuestro protagonista se embarcó por vez primera en un pesquero cuando contaba tan solo 12 años para ayudar a su padre, Manuel Gálvez García ‘Monteburra’ apodo por el que se conoce a la familia --muy querida y marinera--, jubilándose después de 40 años de duro trabajo, tras vivir todo tipo de peripecias y momentos difíciles, recogidos en su Cartilla de Navegación. Ha vivido siempre en la barriada de la Playa, primero de soltero y luego, ya de casado, con su mujer, Dolores Robles Cairón, también de familia marinera, hija de Francisco Robles, motorista, conocido como Paco ‘el Guiso’.

Rafael recuerda las largas y duras singladuras por las costas de África, que alcanzaban los 40 días con sus noches --como un pasaje de la Biblia-- de forma ininterrumpida. Y recuerda los distintos naufragios que ha protagonizado a lo largo de su vida, de los que ha salido ileso, o bien a perdido a algún familiar en el mar.

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La lonja y el cantil del muelle, atestados de barcos y de faena pesquera. /Foto: Colección V.G.L.

NAUFRAGIO DEL TORRE PAJARETE.
El primer naufragio que vivió se produjo a 15 millas mar adentro de las costa de Agadir (Marruecos). Era Contramaestre de Nevera del pesquero ’Torre Pajarete’, de los armadores Manolo Montero --Manuel Pérez Pichaco-- (con nótula num. xxx en GdP) y Antonio Crespo Blanquer, conocido como ‘Toni Pala’. Habían salido de El Puerto para ‘hacer una marea’ de 40 días frente a las costas del desierto de Sáhara, algo habitual en los años de esplendor del sector extractivo pesquero. “--Íbamos cargados de hielo y gasoil, había mucho temporal y un golpe de mar partió el barco por la mitad.” Eran las cinco de la mañana y consiguieron desplegar el material de salvamento, abrir las balsas y ponerse a salvo los 12 tripulantes del pesquero. Tras varias horas de incertidumbre, llegaron a las costas africanas donde estuvieron perdidos tres días en el desierto, hasta que un marroquí los encontró y llevó hasta Casablanca, la capital del reino alauita.

finoducal_osborne_puertosantamariaNAUFRAGIO DEL DUCAL.
En la desembocadura del río del Olvido, --el Guadalete-- se produjo el segundo de los naufragios de nuestro protagonista, en el que los bancos de arena, con la marea baja, cegaban el canal de entrada al río, al no estar construidos aún los espigones y no tener la famosa draga un mantenimiento permanente. El ‘Ducal’, nombre de un fino de El Puerto de la Casa Osborne, era un pesquero propiedad de Tomás Osborne que, al entrar cargado de pescado se quedó embarrancado en un bajo. Recuerda Rafael que “--Se partió a pedazos, aunque gracias a la interseción de la Virgen del Carmen, toda la tripulación pudo llegar a la playa de La Puntilla”.

NAUFRAGIO DEL CALPE QUINTANS.
Sin embargo Rafael recuerda como su experiencia mas dura perder a un familiar, a su cuñado Antonio Robles Cairón, en el trágico naufragio del pesquero ‘Calpe Quintans’, en 1987 (ver nótula núm. 1.344 en GdP), un motopesquero de madera, de cien toneladas de registro bruto, construido en 1972. Los armadores, Hermanos Morató Martínez, llevaban enrolado en la tripulación a Pedro Morató Blanquer, hijo de Francisco Morató Martinez, siendo el otro socio armador el patrón de Pesca, Miguel Navarro. Este es el rol de la embarcación:

Miguel Navarro Moran, “Fanguito”, patrón de Pesca
Pedro Morato Blanquer, técnico de Pesca
José Adán López, “Gordito”, segundo Mecánico
Antonio Robles Cairon, engrasador
Manuel Calatayud Ojeda, contramaestre
Eduardo Jiménez Ruiz, cocinero
José Borga Pérez, nevero
José Luis Lara Rodríguez, nevero
Ángel Anaya Pecho, nevero
Ramón Arana Pino, marinero

Supervivientes: El primer mecánico, Manuel Julián Sempere, “Santapolero” y el marinero Ángel Pedro García Serrano, que luego trabajaría como marinero en Puerto Sherry. Curiosamente los tripulantes de mayor y menor edad de la embarcación.

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Rafael Gálvez, entre Antonio Jesús Ruiz, a la sazón concejal de Pesca y David Romero, Hermano Mayor de la Hermandad del Carmen

HOMBRE DEL MAR 2009.
Muy vinculado a la hermandad de la Virgen del Carmen, el pasado 8 de septiembre iba en representación de la misma en el desfile procesional de la patrona, a sus 78 años de edad. Recuerda que en el puente de los pesqueros donde ha navegado iba siempre una hornacina con la imagen de la patrona de los marineros, con un candil encendido en su honor: “--Estoy convencido de que su intercesión fue decisiva en los dos naufragios a los que sobreviví, durante los cuales ella nos salvó a mí y a toda la tripulación”.

En noviembre de 2009 recibía el Homenaje al Hombre del Mar, ofrecido por la Hermandad de la Virgen del Carmen a la que está muy vinculado y a la que pertenece desde niño al igual que su padre quien, al fallecer, quiso que una imagen le acompañara en su último viaje. Contribuye a mantener iluminada la capilla de la Virgen del Carmen en la plaza de la Tradición, en la barriada donde siempre ha vivido.

cristinacologanponte_PUERTOSANTAMARIACristina Cólogan Ponte fue la titular de la Junta Gestora de la Real, Pontificia, Muy Antigua e Ilustre Archicofradía y Esclavitud de Nuestra Señora de Los Milagros. Patrona y Titular de la Muy Noble y Leal Ciudad de El Gran Puerto de Santa María. Fallecía el 2 de febrero de 2009, a la edad de 80 años. Era viuda de Ignacio Osborne Vázquez, con quien tuvo seis hijos: Ignacio, Cristina, Leopoldo, Mauricio, Jorge y Elena. Esto escribía hace cinco años Luis Suárez Ávila:

La semana pasada dejó este mundo terrenal Cristina Cólogan Ponte. Cristina fue el dechado de la elegancia, la finura, la discreción, la mesura, la prudencia y la laboriosidad. No había nada más que verla cuando se hizo cargo de la Junta Gestora de la Archicofradía y Esclavitud de Nuestra Señora de los Milagros con sus blocs de gusanillo, apuntando ávidamente todo para dar el tono y tino que desde el siglo XIII habían ido creándose en torno a la Patrona. Conectó la tradición de una devoción antigua con la modernidad. Supo, con cariño y mucho respeto, recuperar los enseres y documentos que estaban en casas particulares de personas muy mayores que habían tenido cargos en las Juntas anteriores. Las atrajo con empeño caritativo. Todo lo consiguió diligente, pacientemente, como si nada.

virgenmilagros_congreso_puertosantamariaHablé de sus blocs minuciosamente escritos, recordatorios, visitas, resultados, horarios, pequeñas y grandes cosas que son la historia, día a día, de la moderna Archicofradía y Esclavitud. Durante más de ocho años señeros, difíciles. Se trató de la reconstrucción de la Archicofradía. En su mandato tuvo el apoyo de personas que la siguieron y la aconsejaron bien. Sus principios, cuando se consolidó la Esclavitud, fueron potenciar un Congreso “Nuestra Señora de lo Milagros, entre la historia y la leyenda” al que acudieron de ponentes catedráticos y profesores de muchas universidades, con lo quedó patente que no estábamos ante una imagen mariana cualquiera, sino ante la Santa María do Porto de las Cantigas de Alfonso X con una historia cargada de hechos notabilísimos. La propia imagen, sus leyendas, el santuario fortificado, el templo del Pozo Santo, su capilla, su ajuar, la poesía, la música, la imprenta... todo lo relacionado con la Patrona fue estudiado minuciosamente.

En la imagen de la izquierda, portada del folleto del Congreso “María Santísima de los Milagros entre la Historia y la Leyenda”.   Organizado por la Comisión de las Bodas de Diamante de la Coronación Canónica de la Virgen. La ilustración muestra la faz de la imagen sin los arropes barrocos que luce habitualmente, dejando en blanco el resto de la talla que, en la actualidad se encuentra protegida, desde la época del Duque de Medinaceli, en una urna de plata. 29 al 31 de octubre de 1991.

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Acto celebrado en la sede local de la Cruz Roja, durante la clausura de un Curso. De izquierda a derecha, Victor López Saiz, comisario de Policía; José Joaquín Muñoz Bela, médico y presidente de la Asamblea Local de dicho organismo humanitario; Juan Melgarejo a la sazón, alcalde de El Puerto; Cayetano Román Andrade, Ayudante de Marina;  Cristina Cologan Ponte  y Matilde Manzanera. /Foto: Archivo Municipal.

En su mandato se celebraron las Bodas de Diamante de la Coronación Canónica de la Patrona, con el estreno del manto de “castillos y leones” y la incomprensión de la Jerarquía eclesiástica ... Y muchísimas cosas más. Cristina ha ido al otro mundo con las manos llenas de buenas obras, porque, además fue buena hija, buena esposa, buena madre, buena abuela, buena bisabuela y ejerció las virtudes de la caridad, de la justicia, de la prudencia, de la templanza de modo inusitado, como algo normal, sin aspavientos. Por eso, como no dudo, y ella esperó, habrá sido acogida bajo el manto de la Patrona, que con ese aval, sobra todo lo demás. /Texto: Luis Suárez Avila.

 

 

Todo en la niñez, se vive con mucha  intensidad e ilusión, la festividad de  la Virgen de los Milagros no iba a ser una excepción. Los días previos, ya  se respiraba, ambiente de fiesta, pues desde bien temprano, las campanas  de La Iglesia Mayor, nos daban los buenos días, con  repiques armoniosos y acompasados, que daba gusto oírlos.

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Pues bien, ese precioso sonido, unido al de los cantos Gregorianos  hacía que afloraran en mi, sentimientos contrapuestos. Por una parte,  sentía mucha emoción, pero a la vez, me invadía, una tristeza, que ni yo misma, sabía explicar, y  que hacía que saltara de la cama como un resorte.

Ya en el colegio --La Divina Pastora-- nos llevaban a confesarnos y a celebrar los actos religiosos y aunque lo tengo muy presente, me gustaba mucho más ir con mis hermanas.  Siempre  iba de la mano  de la mayor, no me faltaba, ni mi velo negro, como señal de respeto, ni mi misal ni mi rosario rojo.  La  imitaba en todos sus gestos, así, si se arrodillaba, yo también, si unía sus manos, yo lo mismo, solo a la hora de comulgar me quedaba en mi asiento  y me  preguntaba  porque  esa parte de la liturgia, siempre me la perdía.

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Por la puerta principal del edificio de la imagen -la Casa de los Sancho- se accedía, en la primera planta al Colegio de Infantil de La Divina Pastora. Allí ejercieron Doña Francisca González Sousa y Doña Lola Sancho.

Había una cola larguísima  y  era muy agradable, ver  las muchísimas caras conocidas. Algunas  según algún pequeño murmullo, eso sí  en voz queda, solo se les  veía en estas mismas fechas  Y era cierto, porque…  ¿toda esa gente vivía en el Puerto? Me preguntaba… ¿donde?.

prioral_1955_puertosantamariaEn la misa de ocho, no se cabía, y había que irse con tiempo, para conseguir un asiento en uno de los bancos o una silla, de las que la voluntariosa María ‘la de las sillas’—creo-- guardaba  celosamente; y  que con solo ver a la persona  en cuestión, entregaba sin equivocarse. Esta señora  recordaba  perfectamente a quien pertenecía cada una y además si ya había asistido a misa, pues en ese caso tenia la tranquilidad para prestarla. Aquello, aunque podría parecer un caos, no lo era, lo único  era que a todos no podía atender a la vez. Silla que vislumbraba, silla que entregaba.

A la salida de misa, nos esperaba en casa un buen desayuno, aquellos primeros años la cosa no estaba para muchos dispendios, pero en las  sucesivos, nos veíamos y nos las deseábamos, para conseguir mesa en las cafeterías  y no digamos el tiempo que nos llevábamos en los puestos de churros.

Ya por la tarde, bien arregladitas  a la calle a ver  nuestra preciosa procesión y aunque mi madre nos leía la cartilla éramos como papagayos. “--Mamá…..me compras, esto o aquello, me montas en los caballitos?”

pacoduenas_8mayo70_puertosantamariaPero fueron los años posteriores, en los que de verdad disfruté de esta fiesta. Ya iba camino de los diez años, y llevaba varios de ellos perteneciendo al coro del Maestro Dueñas (ver nótula núm. 197 en Gente del Puerto). Era un hombre admirable que irradiaba bondad, no quiero decir que no fuera estricto, lo era como no, pero tenía tacto y comprensión  a la hora de bregar con tanta niña chica.. Maribel, nuestra solista, era  un encanto de niña , tenía  desparpajo y  gracia innata, que para sí la quisieran muchos humoristas actuales;  pero no era solo eso, además  poseía una preciosa voz. Cada una teníamos nuestro sitio en los asientos del coro, fue  el propio Dueñas, quien nos lo asignó, y solo se variaba, en caso de que alguna faltara,  por aquello de que no quedaran  huecos vacíos. /En la imagen de la izquierda, Francisco Dueñas en mayo de 1980. /Foto: Rafa.

ramonzarcohernandez_puertosantamariaCuando llegaba este día de fiesta tan  ilusionante para nosotras,  cantábamos varias veces al día, pero no nos resultaba pesado, todo lo contrario, lo disfrutábamos  oyendo  y acompañando a Merche ‘La Macaria’ (ver nótula núm. 047 en GdP) a Felices Rivas, al virtuoso Ramón Zarco y su violín... Hasta  Doña Virginia Hernández su madre  más de una vez  nos deleitó al piano. Y como no acordarme de una de las hijas del maestro y de los hermanos Salvatierra,  que hacían que nos estremeciéramos todos de puro goce al oírlos. Realmente, una delicia a la que pude asistir, contemplar y disfrutar enormemente. /En la imagen de la izquierda, el virtuoso Ramón Zarco. /Foto: Academia BBAA Santa Cecilia.

Ya con mis amigas,  por cierto, todas monísimas completábamos el recorrido  de la procesión,  unas veces  en las  filas  y otras fuera de ellas. Quien lo disfrutaba realmente era mi padre,  muy devoto de La Virgen de los milagros, hasta el final de sus días.

Terminada la procesión, nuestro obligado paseo por la calle Luna, Larga y   Parque Calderón,  a presumir un poquito de lo linda que estábamos  todas las amigas y comprarnos  un papelón de patatas fritas, sentadas tranquilamente, en  unos de los bancos,  de piedra y  hasta en esas bolas enormes, junto a estos, en espera de poder tomarnos alguna refresco de la marca Mirinda, cosa harto difícil, debido a la  gran marea humana que llenaba todas las terrazas.

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La plaza del Polvorista, cuando se remodeló hasta conseguir su actual estado, el 5 de abril de 1970. /Foto: Rafa.

No nos aburríamos,  algunos años  en la Plaza del Polvorista, ponían alguna atracción de feria, algún cacharrito y una pista de coches de choque, y allá que nos íbamos. Nos encantaba la música que ponían estas instalaciones,  de los Brincos, Formula V, Pekenikes  y tantos otros grupos. Como olvidar canciones tales como: Con un sorbito de Champan, Si yo tuviera una escoba,  Ana María se fue

A partir de este día,  ya sabía la respuesta a  la pregunta que había estado haciendo todo el año ¿Cuantos días faltan para mi santo el 12 de septiembre? Efectivamente, solo faltaban cuatro días, para el Dulce Nombre de María, y  así recoger algún  regalo. Lo malo es que aunque ya no me hiciera falta preguntar, continué con la misma ilusión repitiendo: ¡faltan cuatro días!. /Texto: María Jesús Vela Durán.

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La imagen de la Virgen de los Milagros, durante el proceso del revestido por los camaristas. 

En un romance de moros y cristianos de las guerras civiles de Granada se lee:

Sale de Sidonia airado,
de Jerez la vega corre
por donde entra Guadalete
al mar de España, y por donde
Santa María del Puerto
recibe famoso nombre.

¡Famoso nombre el de Santa María de El Puerto! El Rey Alfonso el Sabio, que supo de leyes y de poesía y hasta llegó al secreto del mundo de los astros, le dio carta puebla y fueros y nombre de Ciudad y Gran Puerto. Se había encontrado allí no más de trescientas casas y en el río los barcos de unos pobres pescadores que entretenían sus días de trabajo. Era buena la tierra y el Rey no había oído hablar de otro sitio más conveniente “para hacer noble ciudad y buena al servicio y honor de Dios y de Santa María su Madre y a honor de la Santa Iglesia y a guarda y defendimiento del reino y noble ciudad de Sevilla.”

Mandó poblar el lugar con caballeros castellanos y leoneses, de Bayona, de Portugal, del Rey de Aragón, de Pisa y de Venecia y otros que le seguían en las batallas. Y dijo “Queremos primeramente que sea llamado aquel lugar el Gran Puerto de Santa María.”

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Castillos y Leones en el pavimento. /foto: José Manuel Ramírez.

No Puerto a secas, sino por título de agradecimiento y de conquista, Puerto de la Virgen, Madre de Dios. El Rey, que había recibido grandes mercedes de la Señora, le dedica las mejores y más dulces de las Cantigas, y de este modo, si buena fue la cuna de la ciudad en la feraz y ubérrima vega, blanca de sal y verde de majuelos, mejor fue la canción, los versos del Rey poeta, a cuyo arrullo el Puerto de Santa María durmió sus sueños primeros.

Y como si el Rey Sabio profetizara, el Puerto de Santa María fue grande, presa codiciada de los poderosos, invernadero de navíos reales, suelo de cartógrafos y navegantes, puerta para América, tierra de promisión y de ventura.

Lo ha sido todo y lo es, sin poder renunciar a su apellido, bajo el soberano dominio de Santa María, que se encarna, desde siglos atrás, en la imagen morena de la Virgen de los Milagros, patrona de la Ciudad, que este año volverá a recibir en su trono de plata, con el cerco de las alabardas de los nardos, el reduplicado cariño de los portuenses, que se dan cita bajo el dorado 8 de septiembre para conmemorar la festividad de la Señora, representada en la imagen venerada y con ribetes de orgullo poderla llamar, como todos los días de todas las horas anónimas, con ese título “de los Milagros”, no sólo para recordarnos los por sus manos recibidos, sino para llegar a comprender la singularidad y excepción que la Virgen significa y a la que San Juan Crisóstomo llamó “el gran milagro”. Por eso la llamamos los portuenses “de los Milagros”.

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Remate de armario de propiedad municipal del siglo XIX, con el escudo de la Ciudad en relieve, que se conserva en el Palacio de Araníbar.

Todos los milagros de Dios atesorados en Ella por razón de la maternidad divina a la que estaba predestinada, y así escribe Peatu “como de su fuente y origen fluyeron todas las cosas maravillosas y estupendas que la divina largueza en Ella acumuló”. Por ello bien pudo decir San Bernardino: “Que una mujer concibiera y diera a luz a Dios es y fue un milagro”.

Predestinada para ser Madre de Dios antes de que el tiempo fuera tiempo, ya fue un milagro. Concebida exenta de toda mancha, incluso de la original, recibió un trato de excepción y el milagro se dio en Ella otra vez, por no decir se prolongó, como milagrosamente vino al mundo porque, en la palabra de Damasceno, “era conveniente, sin duda, que a lo que había de ser lo sólo nuevo bajo el sol y origen de los prodigios, se le abriera el camino por prodigios”.

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Procesión de la Patrona a su paso por la calle Luna esquina con Nevería. Década de los veinte del siglo pasado.

A borbotones salieron de la fuente divina los milagros para formar el milagro en si que es la Virgen. El de su predestinación, de de su concepción sin mancha, el de su nacimiento y el de su propia maternidad divina sin mengua de su virginidad, es decir, el milagro de que hablara San Bernardino. Milagro, por último, cuando los apóstoles ven su sepulcro vacío y el ejército de los ángeles bate palmas al recibirla asunta en cuerpo y alma a los cielos.

Es decir, qe llamamos a la Virgen “de los Milagros” como la llamamos los portuenses, se le dice todo cuanto es sintética y abreviadamente. Otras advocaciones marianas la mirarán desde cualquier cara del poliedro infinito de sus excelencias: Gracia, Consuelo, Esperanza, Alegría, Virtudes, Remedios, Amparo, Luz... Pero los portuenses hemos encontrado hace siglos, la palabra exacta que todo lo abrca en dos por tres. Es esa en la que, como el destello del faro que momentáneamente abarca el horizonte entero, en tres sílabas. “Milagros”, hemos cubierto el horizonte infinito de los privilegios marianos. /Texto: Luis Suárez Rodríguez. (Publicado en ABC de Sevilla el 7 de septiembre de 1966, con motivo del 50 aniversario de la Coronación Canónica de la imagen).

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Manuel Salido Gutiérrez nace en Sanlúcar de Barrameda el 9  junio de 1899, en el número 2 de la calle Santo Domingo a las 18:00 horas, hijo de Miguel Salido de la Cal y Clara Gutiérrez Pedrote, siendo bautizado en la parroquia de Ntra. Sra. de la O por el presbítero Joaquín Claro, poniéndosele los nombres de Manuel María, Melchor, Gaspar, Baltasar, del Corazón de Jesús el 25 del mismo mes, siendo sus padrinos Manuel Sosa López y Rosario Gutiérrez Ruiz.

Cursa los estudios elementales en el sanluqueño colegio de los Escolapios, celebrando la Primera Comunión el 5 de mayo de 1910, afincándose la familia ese mismo año en Jerez de la Frontera, en la calle Honda. Estudiará en el colegio San Juan Bautista de los Maristas, obteniendo el título de bachiller el 22 de agosto de 1916 en el Instituto General Técnico jerezano.

SEMINARIO.

palaciosantelmo_sevillaEn 1917 ingresa en el Seminario Mayor de Sevilla (Palacio de San Telmo, hoy sede de la presidencia de la Junta de Andalucía, dado que El Puerto perteneció a la Diócesis de Sevilla hasta su segregación y adscripción a la Diócesis de Jerez-Asidonia) recibiendo en dicho seminario las Órdenes Menores los días 7 y 8 de noviembre de 1920 de manos del Cardenal Arzobispo de Sevilla, Enrique Almaraz y Santos. En 1923 recibe, respectivamente,  las Órdenes Mayores: Subdiaconado el 24 de febrero, Diaconado el 27 de marzo y por último el Presbiterado el 26 de mayo, ésta en la Catedral de la capital hispalense, por el entonces titular de la Archidiócesis, el Cardenal Arzobispo Eustaquio Ilundain y Esteban. /En la imagen, el Palacio de San Telmo a principios del siglo XX.

PRIMER DESTINO.

Su primer destino el 27 de junio de 1923 es como coadjutor de la Parroquia de Cañete La Real, en la provincia de Málaga, cantando su primera misa en la Parroquia de San Pedro de Jerez de la Frontera, siendo sus padrinos de altar, el Beneficiado de la Catedral de Cádiz, Francisco Contreras y Emilio Martín Calle, párroco de los Descalzos de Jerez, asistiendo a la ceremonia Domingo Sánchez Pabón, Párroco de la citada iglesia de San Pedro, predicando Jerónimo Armario y Rosado, Vicario General del Arzobispado de Sevilla, siendo los padrinos de honor Miguel Salido de la Cal y Clara Gutiérrez Pedrote. El 25 de junio toma posesión del destino.

En 1926 es nombrado el 2 de julio, párroco de la iglesia de San José, en El Gastor, y el 11 de diciembre es destinado como párroco a la Iglesia de Ntra. Sra. de la Antigua en Torre Alháquime, donde permanece hasta el 16 de junio de 1928 en el que es nombrado párroco en la Iglesia de la Purísima Concepción en la sevillana localidad de Brenes. Tras cinco años, el 20 de abril de 1933 nuevo destino durante  seis años como párroco en la iglesia de Santa María la Mayor de Estepa (Sevilla), donde vive los agitados tiempos previos a la contienda y posterior Guerra Civil.

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En la fotografía, tomada en 1952, aparece el equipo de monaguillos de San Joaquín: de izquierda a derecha, Manolo Girón ya de sacristán, Manuel Salido, Cura Párroco, Antonio Espinosa de los Monteros, ayudante de Sacristía, y los monaguillos Gabriel Núñez, Diego Oviedo, Fernando Bueno y el niño Antonio.

EL PUERTO.

El 13 de junio de 1939 llega a El Puerto de Santa María, en su primer destino en la localidad, como párroco de San Joaquín (ver nótula 1.190 en GdP) --la Ciudad solo contaba con dos parroquias en esas fechas, junto con la Prioral-- cuyo nombramiento se había producido el 31 de mayo. En la toma de posesión actuó como notario eclesiástico el presbítero Juan Benítez, siendo Arcipreste Juan Cantera, asistiendo sus padres y hermanos y como invitados el alcalde, Antonio Rives Bret (ver nótula núm. 1.257 en GdP), el Registrador de la Propiedad, Manuel Trujillo, el Notario Castor Montoto de Seda, los presbíteros Antonio Iñigo Preen, Enrique Pruqquer Oropesa y el capellán de las Hermanitas de los Pobres, Pedro Martínez. Los maestros nacionales Diego Pérez Vélez, Juan Vencelá, Remigio Peñalver, José Merello, Manuel Bonet Otero, y otros invitados tales como Antonio Castillo, Domingo Renedo, José A. Moreno Vergara, Manuel Muñoz Rodríguez (ver nótula núm. 997 en GdP), Joaquín Osborne Tosar y Joaquín y Manuel Ortega Infante.

FUNDACIÓN DE LA FLAGELACIÓN.

Empieza pronto a dejar huella de su paso por la parroquia fundando el 2 de julio de 1939 la Hermandad de la Flagelación, con Jesús Py Bononato, José Caamaño Camacho, Tomás Giménez Benito, Manuel Bollullo López, Manolito Iglesias Veneroni, José Arjona Cía, Antonio Díaz Artola, Manolo Medina Franco, Miguel Merello Gómez, Francisco Lora Atalaya, Ramón Bayo Valdés y Emilio Terol Escribano, habiéndose cumplido este año las Bodas de Diamantes, a los 75 años de su fundación.

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Un nutrido grupo de hermanos de la Flagelación, con el concejal Eligio Pastor Nimo. /Foto: Hermandad.

Su actividad en los años siguientes, con el nacional catolicismo imperante --siguiendo los usos de la época con una vuelta a muchos aspectos de la vida religiosa-- será una constante. En 1940 accede, dada la proximidad, a la direccion espiritual de las Hijas de María del Colegio del Asilo de Huérfanas (ver nótula núm. 692 en GdP), la dirección de las Visitas a los Sagrarios --cada domingo, durante el año, se visitaba un Sagrario--, organiza junto con los Jesuitas la festividad de Cristo Rey.

LAS MISIONES.

En 1941 organiza la festividad de Acción Católica y junto al párroco de la Iglesia Mayor Prioral, Antonio Cía Moreno (ver nótula núm. 179 en GdP) organiza las nuevas Misiones Populares dedicadas a la cristianización masiva en España --y en El Puerto también--, que funcionaron durante más de una década, llegando a visitar la Ciudad el Cardenal Arzobispo de Sevilla, en esas fechas, el polémico Cardenal Pedro Segura y Saéz, quien había sido Cardenal Primado de España. Ese año se incorporaría como monaguillo en San Joaquín el que sería durante 34 años su más director colaborador, Manolo Girón Ceballos, más tarde y hasta su jubilación, Sacristán de la Prioral. (ver nótula núm. 109 en GdP).

En 1943, junto a los feligreses Luis Suárez Rodríguez, Domingo Renedo, Rafael Bellvís y Manuel Muñoz Rodríguez entre otros, organiza el Vía Crucis del Cristo del Amor, que es llevado a hombros en la tarde del Viernes Santo, con salida a las cuatro de la tarde.

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Capilla de la Sangre, en la confluencia de las calles Nevería con Palacios.

En 1945 ofrece la parroquia de San Joaquín a la Hermandad de la Veracruz, su traslado se produjo desde la Capilla del Rosario de la Iglesia Mayor Prioral donde se encontraba provisionalmente sobre un paso, dadas las malas condiciones de su sede: la Capilla de la Sangre (esquina Nevería con Palacios, frente al Bar Apolo, donde estuvo en los setenta el Bar La Mina), y que, como tantas cosas, se dejaron caer en El Puerto. El traslado se produce en 1946, año en el que se crea la Junta de Reconstrucción de la Parroquia, formada junto a Domingo Renedo, José Lerdo de Tejada, Rafael Bellvís, el médico Antonio García Sánchez y Federico Herrera Síñigo (ver nótula núm. 086 en GdP). Ese año organiza la Procesión Magna junto al citado párroco de la Prioral, Antonio Cía y al Herman Mayor del Santo Entierro, José Luis Osborne y Vázquez.

Como dejó dicho Rafael Gómez Pérez: “La religión era un elemento natural de la vida social; las Navidades con los Belenes y las cabalgatas de los Reyes Magos; las conferencias cuaresmales y ejercicios espirituales abiertos o cerrados; novenas; las procesiones de Semana Santa; las procesiones eucarísticas y para el viático a los enfermos; los rosarios de la aurora; las procesiones del Sagrado Corazón de Jesús; las romerías a la Virgen; las fiestas de la Patrona, los actos religiosos de cofradías y hermandades... Todo el año estaba acompañado de alguna manifestación religiosa pública".

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Interior de la Parroquia de San Joaquín, al fondo el retablo en el altar mayor realizado por el porteño José Ovando.

NUEVO RETABLO EN SAN JOAQUIN.

En 1947, el 19 de marzo, fiesta en toda España, bendice el Nuevo Retablo Mayor de San Joaquín --costeado en buena medida por la Hermandad de la Verazcruz y por suscripción popular--, con asistencia de la Corporación Municipal con el alcalde, Ignacio Osborne Vázquez a la cabeza y la Junta Local del Movimiento, Juez, Autoridades Militares, ... así como las Juntas de Gobierno de las Hermandades de Penitencia radicadas en el templo.

En 1948 nombran a Salido consiliario de las cuatro ramas de Acción Católica. Las normas de Acción Católica de 1931 inspiradas en las italianas, estructuran cuatro ramas de carácter unitario -hombres, mujeres, juventud masculina y juventud femenina- que, a partir de los Estatutos de 1959, constituirán la llamada Acción Católica General.

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Voces de Bajos del Coro de Acción Católica Fotografía tomada el 12 de diciembre de 1957 en el desaparecido Cine Moderno. En ella podemos ver en la fila superior, de izquierda a derecha a Reina, electricista  que está en la puerta, Gonzalo Zaragoza Mancera ‘Tito’, Juan Quiñonero Anguiano, desconocido y Ramón Simón. Agachados: Francisco Iborra Roselló funcionario del Instituto Nacional de Previsión, Miguel Arniz, empleado de Terry, José Luis Poullet Ramírez y Felipe Bononato Saez, funcionario de Instituto Social de la Marina. Formaban parte del grupo de cantores del Maestro Dueñas. (Foto: Rafa).

En junio celebra las Bodas de Plata Sacerdotales en la parroquia, asistiendo su hermano José y su madre, como padrinos de honor y otros familiares, así como las juntas de gobierno de las hermandades, amigos y conocidos: el Conde de Osborne, Fernando C. de Terry y del Cuvillo apodado ‘El Levante’ por su fuerte temperamento, Francisco Quijano Rosende, Manuel Calderón Pulito, los hermanos Osborne Tosar, Terry Galarza, Terry Merello, Osborne Vázquez y otros habituales de la parroquia.

Para el norteamericano Stanley G. Paney, en aquel contexto “En algunos aspectos la vida española de los 40 se vivía de forma extrema. Floreció la prostitución en medio de la penuria de la posguerra, mientras la sociedad formal era la más puritana de Europa. El mercado negro era una necesidad para muchos en su vida privada, pero en público se expresaban siempre en términos tan piadosos que hubiera resultado extraño incluso antes de la República. El gobierno de la nación abolió oficialmente el divorcio en septiembre de 1939 y volvió a instaurar el subsidio estatal eclesiástico -que había suprimido la República- dos años más tarde. Sin embargo, la década de los 50, más próspera y pluralista, que vio cómo crecía el neocatolicismo, también pudo ver los primeros indicios de un declive de la actividad religiosa y el comienzo de una nueva secularización. De hecho, algunos indicadores de la actividad religiosa habían empezado a bajar antes del final de los 50. Ya se podían ver señales significativas de cambio tanto en las organizaciones eclesiásticas como en las laicas, que empezaban a recibir las influencias de la liberalización que se estaba dando en la Europa de la posguerra. Las Hermandades Obreras de Acción Católica, la HOAC creció de forma constante y se hizo mucho más militante en sus actitudes políticas y económicas a mediados de los 50”.

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Con el Cardenal Bueno Monreal en una de las visitas a las obras del Colegio La Salle. En la imagen aparecen también el concejal Fernandez-Prada, Serafín Álvarez-Campana y el alcalde Miguel Castro Merello. /Foto: Rasero.

ARCIPRESTE DEL PARTIDO.

En 1950 funda el Apostolado de la Oración, en San Joaquín. Dos años mas tarde, el 17 de abril de 1952 es nombrado vocal de Enseñanzas Medias en la Junta Local de Educación. El Obispo de Sevilla, en calidad de Administrador Apostólico de la Diócesis de Sevilla, José María Bueno Monreal, le otorga el nombramiento de Arcipreste del Partido el 29 de agosto de 1952.   Al año siguiente, 1953, es nombrado el 15 de noviembre profesor especial de Formación Religiosa del Instituto Laboral, siendo director del centro el catedrático de Literatura, Manuel Martínez Alfonso, quien con el tiempo sería alcalde de la Ciudad (ver nótula núm. 1.051 en GdP). En 1954 funda La Voz del Pobre.

COLEGIO LA SALLE Y AFLIGIDOS.

Será en 1955 cuando celebra la primera reunión con el Hermano Ignacio Javier --en el mundo, José Antonio Orbegozo Aizpuru-- (ver nótula núm. 804 en GdP) así como con Serafín Álvarez-Campana padre e hijo  el Conde de Osborne, para reactivar la construcción del Colegio La Salle Santa Natalia.

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Junta de Gobierno de la Hermandad de la Flagelación en 1956. /Foto: Hermandad.

También ese año de 1955 funda, con Anastasio Pérez de Andrés, capellán del antiguo Hospital Municipal, de la Ciudad y de la Prisión Central, así como con Juan y Jesús Py Bononato, Juan Péculo Gutiérrez, y un grupo de empleados de las bodegas Fernando A. de Terry la Hermandad de los Afligidos, que haría su primera salida procesional hace 58 años, el Lunes Santo de 1956. Precisamente ese año, S.A.R. Don Juan de Borbón, en el exilio, aceptaba ser Hermano Mayor de la nueva cofradía.

Organiza junto al párroco de la Prioral Antonio Cía y la colaboración del Ayuntamiento, la construcción y bencidión el 12 de diciembre de 1955 el Obispo de Cádiz-Ceuta, Doctor Tomás Gutiérrez Díez, el monumento a la Inmaculada Concepción ubicado en el centro de la Plaza de la Iglesia o Plaza de España. (ver nótula 221 en GdP). Unos días antes, el 8 de diciembre, bendice la barriada de la Inmaculada.

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A la izquierda, Antonio Bernal Ortega, 'Antoñito el Sacristán' con las llaves de la Capilla y del Camarín de la Patrona en las manos, en el centro, el párroco de la Prioral, Manuel Salido Gutiérrez y a su derecha el coadjutor, Carlos Román Ruiloba. Detrás de éste, el porteño Antonio Rives, quien con el tiempo se acabaría secularizando y ejerciendo como maestro de primaria en el Colegio de Don Antonio ‘el Cojo‘. /Foto Colección de M.G.C.

PÁRROCO DE LA PRIORAL.

En 1956 es nombrado párroco encargado de las dos parroquias de la localidad, manteniendo San Joaquín y añadiendo a sus cometidos la dirección eclesiástica de la Iglesia Mayor Prioral, para, mas adelante ser nombrado Cura Propio de la Prioral, tras el nombramiento otorgado por el Obispo de Sevilla, José María Bueno Monreal. El coadjutor de la parroquia, el jerezano Carlos Román Ruiloba, ofició la toma de posesión por delegación episcopal. Se lleva consigo de Sacristán a Manuel Girón, permaneciendo también en su puesto de la Prioral Antonio Bernal Ortega ‘Antoñito el Sacristán’ (ver nótula num. 243 en GdP). Ese año Manuel Salido es nombrado director espiritual del Colegio de Luisas de Marillac.

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Pregón de la Semana Santa pronunciado en el Teatro Principal, el 3 de abril de 1960, por Francisco Montero Galvache. Presidencia del acto: podemos ver, de izquierda a derecha a  Luis Almansa, Jefe Local del Movimiento y cofrade del Cristo del Amor, Neto, el concejal Fernando Arjona Cia, el Arcipreste de la Ciudad, Manuel Salido, el alcalde en funciones Javier Fernández Prada, el párroco de San Joaquín, José María Rivas y el concejal Eligio Pastor Nimo.

EL DOLOR Y EL HUERTO.

En 1957 son derribadas las naves adosadas a la Prioral por Vicario y San Juan y, con la colaboración municipal se construyen las oficinas y Casa Rectoral, para viviendas. Al año siguiente, en 1958 funda el 3 de noviembre la Hermandad del Dolor y Sacrificio, junto a José Luis Poullet, Pablo Cerdá, Jacinto Cossi, Agustín Fernández, Felipe y José Bononato, José Luis López y Manuel Carrasco, entre otros.

En 1960 se constituye la Hermandad de la Oración en El Huerto. Salido junto a unos jóvenes Luis Ortega García, José María Sánchez, Enrique Ortega Simeon y Enrique Pedregal Valenzuela, entre otros trabajan para que su primera salida procesional fue ra al año siguiente. En Agosto de 2010, se cumplió el cincuenta aniversario de su fundación con una procesión extraordinaria por las calles del casco antiguo.

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Con el Cardenal Bueno Monreal y el Obispo Auxiliar José María Cirarda, en la entrega de viviendas de la Coronación, en cuya promoción tuvo un papel muy activo. 1966.

El 25 de enero de 1961 bendice la Capilla y Convento de las Siervas de los Pobres.  Ese mismo año organiza con las hermandades de penitencia una exposición de arte sacro cofrade, en relación con los enseres de estreno, en la Casa de Acción Católica, en la calle Larga. En 1962 Es nombrado Vocal de la Junta Local de Protección de Menores. Al año siguiente promueve la entronización de imágenes religiosas en los colegios de la Plaza del Polvorista, en su calidad de Director de Apostolado de la Oración.

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50 AÑOS CORONACIÓN DE LA PATRONA.

En 1965 coordina los actos de las Bodas de Oro de la Coronación de la Patrona de la Ciudad, la Virgen de los Milagros. En 1966 la Hermandad del Dolor y Sacrificio lo nombra Capellán de Honor. En 1968 hace entrega de un cuadro a Rafael Sevilla López (ver nótula núm. 1.362 en GdP), como hermano mayor de la Hermandad del Rocío, con motivo del pregón del segundo centenario. Dicha hermandad lo nombra Capellán Honorario el 8 de diciembre del mismo año en el que, también, reorganiza junto a un grupo de hermanos la Hermandad de la Humildad y Paciencia, dando comienzos las obras de restauración para su apertura al culto de la Capilla de la Aurora. El 22 de marzo del año siguiente, 1969, bendice y celebra la primera misa en  dicho edificio anexo a la Prioral.

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Celebración de las Bodas de Oro de sacerdote en 1973.

SALONES PARROQUIALES.

En 1970 se realizan obras en la Sacristía de la Capilla de la Virgen de los Milagros, adaptando el espacio como Museo del Tesoro de la Prioral. En 1972, promovió otra obra de interés en la Iglesia Mayor Prioral, nivelando el patio trasero de la iglesia, sagrupando los restos humanos existentes que fueron enterrados en aquel espacio tras uno de los derrumbes de uno de los puentes sobre el Guadalete, levantándose pequeñas naves para la guarda de pasos (Cerillitos, Santo Entierro, Nazareno)  y se construyó el Salón Parroquial, donde se colocarían la colección de 12 apóstoles que estaban desperdigados en diversas partes del templo. (Recientemente esa zona de la parroquia ha experimentado una remodelación). Era una nueva utilización del edificio de las Escuelas Pías de la Aurora: una parte sería para la Hermandad del Olivo, otra para la de la Humildad y Paciencia y otra como estos edificios anejos a la Parroquia. Hogaño las casas de hermandades no se encuentran allí. En la parte baja del Salón Parroquial, se encontraba dividida la zona abovedada, entre los pasos de la Hermandad del Nazareno, las escaleras de acceso a dicho salón y el grupo juvenil de la Parroquia, “Virgen de los Milagros”, que sería dirigido por el cura coadjutor y consiliario, Carlos Román Ruiloba, allá por los inicios de la década de los setenta del siglo pasado.

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Recibiendo el pergamino que le acredita que es Hijo Adoptivo de El Puerto, de manos del alcalde de la Ciudad, Fernando T. de Terry y su mujer, Mariana Mateo. Junio 1973.

HIJO ADOPTIVO Y BODAS DE ORO.

En 5 de junio de 1973 celebra su 50 aniversario como sacerdote, en la que fue arropado por numerosos compañeros del sacerdocio, siendo los padrinos de honor el alcalde Fernando T. de Terry Galarza (ver nótula núm. 749 en GdP) y su esposa, Maria Ana Mateo. Coincidiendo con las Bodas de Oro, el Ayuntamiento, instruye un expediente de honores por medio de su Teniente de Alcalde, Manuel Lojo Espinosa (ver nótula núm. 1.927 en GdP) mediante el cual el Pleno de la Corporación, nombra Hijo Adoptivo de la Ciudad a nuestro protagonista, entregándosele un pergamino --obra de Javier Tejada-- con el título que acredita la distinción, siendo entregado tras la ceremonia religiosa en el Salón Parroquial.

En 1974, al cumplir los 75 años de edad, se jubila dejando el cargo de Arcipreste, si bien continuó como cura propio de la Prioral, poniéndose a disposición del párroco regente del primer templo local, tomando el relevo el presbítero Antonio Cabezas Moya, un cura recién llegado de Misiones en Venezuela y que en El Puerto remueve conciencias, religiosidad popular y los patronazgos eclesiásticos de las clases altas, en la tranquila vida de una Ciudad de provincias.

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Carta de agradecimiento a la Corporación Municipal por el honor recibido.

Estuvo colaborando con el clero de la Prioral hasta que el 23 de febrero de 1981 ingresó en la clínica, falleciendo con 81 años el Viernes Santo, 17 de abril de 1981,  tras una larga enfermedad que había tenido diversas alternativas. El martes 20 de abril Monseñor Bellido Caro, acompañado de 20 presbíteros celebraron en la Prioral el funeral por su alma. El alcalde comunista, Antonio Álvarez asistió al acto junto a miembros de la Corporación Municipal.

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Antonio Manuel Durán Borrego regresa a El Puerto de Santa María. Ha sido nombrado nuevo párroco del Carmen y San Marcos, con efectos del próximo lunes 1 de septiembre tras el nombramiento de Carlos López Segovia (ver nótula núm. 2.153 en GdP)  como Vicesecretario para Asuntos Generales de la Conferencia Episcopal Española en junio pasado y el consiguiente traslado a Madrid.

Natural de Sevilla, nació el 15 de agosto de 1968. Es licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y en Ciencias Eclesiásticas por la Universidad de Granada. Fue ordenado sacerdote (‘Tú es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech’.Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec)  el 10 de mayo de 1998.

Durán, que ha sido sacerdote salesiano, está encardinado en la Diócesis de Jerez-Asidonia. En El Puerto prestó sus servicios en la Iglesia Mayor Prioral, siendo Arcipreste de la demarcación religiosa.  Fue nombrado en septiembre de 2011 por el Obispo José Mazuelos delegado de Catequesis de la Diócesis responsabilidad con la que continúa; ha sido párroco de San Miguel, en Estella del Marqués y en Nueva Jarilla, sendas pedanías de Jerez de la Frontera. Continuará ejerciendo en el Instituto de Ciencias Religiosas de Jerez como enseñante y tampoco abandona su cargo como Capellán del colegio jerezano Jesús María “El Cuco”. Tiempos estresantes para el clero.

Duran, es amigo desde sus tiempos de los Salesianos en Sevilla de Antonio Carmona, solista de Ketama y oriundo de El Puerto, a cuya hija Lucía bautizó en 2005 Caños de Meca en una ceremonia que tuvo mucho del nuevo flamenco, en el chiringuito ‘Sarandonga’.

lagomazziniCon esta misma fecha, --7 de agosto-- hace doscientos años, el papa Pío VII firmó la Bula por la que se rehabilitaba a la Compañía de Jesús, suprimida durante cuatro décadas desde que un antecesor suyo, el papa Clemente XIV, en 1773, cediendo a la presión ejercida por algunos monarcas católicos, especialmente la de nuestro rey Carlos III, la suprimió.

He leído en el “Diario de Cádiz” de hace unos días que en nuestra ciudad, tan vinculada a esta congregación religiosa en otros tiempos, se han organizado algunos actos culturales para conmemorar este bicentenario. Es una buena ocasión para dar a conocer la figura de un jesuita, excelente gramático, filólogo célebre, mejor orador y experto latinista que recopiló, difundió y realizó análisis y comentarios, muy elogiados en su época, de la ingente obra de Marco Tulio Cicerón, un escritor, orador y político romano, del siglo I antes de Cristo, autor, entre centenares de proverbios que han pasado a la historia, de la frase: “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”.

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Expulsión de los Jesuitas de España. Grabado.

Este singular personaje, el Padre Gerónimo Lagomarsini catedrático de Retórica en Florencia, ocupante de la cátedra de Literatura Griega en la Gregoriana Collegium de Roma hasta su muerte,  nació en El Puerto de Santa María el 30 de septiembre de 1698, y para que no exista ningún género de dudas, transcribimos el texto del acta bautismal que figura en el libro 93 de Bautismos, folio 176 vuelto, que se custodia en el archivo parroquial de la iglesia Mayor Prioral: “En la ciudad del Puerto de Santa María en miércoles, primer día del mes de octubre de mil seiscientos y noventa y ocho años, yo el  señor Don Gerónimo Romero, Cura y Vicario de la iglesia parroquial de esta dicha ciudad, bauticé a Gerónimo, Jácome, Joseph, hijo de Don Luis Lagomasino y de Doña Rosa Cuneo Taso, su legítima mujer; nació en treinta de septiembre próximo pasado de este dicho año y fue su padrino Don Jacome Lagomasino, encárguele el parentesco espiritual y la obligación que tiene, en fe de lo cual lo firmo.”

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Catedral de Prato (Italia).

Prácticamente, toda vida se desarrolló en Italia, lugar al que partió con su madre al fallecer el padre,  en 1708, cuando contaba diez años de edad, instalándose en la Toscana italiana, probable lugar de origen materno. En el colegio jesuita Cicognini de Prato, cerca de Florencia, en esa misma región, empezó sus estudios. Con 23 años comenzó a enseñar retórica en el colegio de Arezzo y poco tiempo después se trasladó a Roma. El resto de su vida como docente ya lo adelantamos, falleciendo, como antes dijimos, ejerciendo la enseñanza.

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Palacio del Comune. Arezzo (Italia).

La vinculación de su familia, de noble origen ligur, con nuestra ciudad, se remonta al último tercio del siglo XVII, formando parte de la colonia genovesa aquí asentada, dedicada al comercio, en la que figuraban varios miembros de este mismo apellido. Al fallecer el padre, Luis Lagomarsini o Lagomassino, la viuda y el futuro jesuita retornaron a tierras italianas, como anticipamos en los primeros párrafos. Rastreando los padrones del primer tercio del siglo XVIII hemos localizado a un pariente, tal vez tío suyo, llamado Juan Bautista Lagomarsino (citado como Lagomasin) que tenía una fábrica de fideos en la calle del Ganado, cerca del “Mesón de la Fruta”, y una extensa familia, nada menos que nueve hijos, que debieron mantener el apellido años después formando parte del vecindario de la ciudad.

Debe destacarse el empeño de nuestro paisano en la defensa de la lengua latina. El abate Xavier Campillo, publicó en 1783 una obra que tituló: “Ensayo apologético de la literatura española contra las opiniones preocupadas de algunos escritores modernos italianos”. De ella, entresacamos el párrafo siguiente: “…no hace más de cuarenta años que se vio precisado el elocuentísimo Padre Lagomarsini a emplear en medio de la Toscana su singular elocuencia a favor de la lengua latina que se hallaba abandonada, despreciada y mofada, no de los godos, o de los lombardos, no de los españoles creídos corruptores de la sana latinidad en Italia, sino de los mismo italianos que blasonan tener el derecho privativo de hablar latinamente… si bien no consiguió Lagomarsini el triunfo de conservar entre los italianos la antigua estimación y honor a la lengua latina, pues la vio casi desterrada de todas las academias de Italia.”

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Nuestro paisano ocupó  la cátedra de Literatura Griega en la Gregoriana Collegium de Roma hasta su muerte

En el tomo II del Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, editado en 2001, figura el siguiente texto a él referido: “Uno de los grandes latinistas modernos, hacía revivir con pureza el lenguaje ciceroniano. Poseía, asimismo, un conocimiento vasto y profundo de la cultura antigua, unido a un agudo sentido crítico en su investigación filológica; por ello, sus anotaciones a los textos antiguos se apreciaban mucho. El célebre humanista, Jacopo Facciolati, le consultaba con frecuencia en sus trabajos lexicográficos. Desde 1733, Lagomarsini concibió la idea de una edición crítica de todas las obras de Cicerón, acompañadas de un comentario amplio y con las citas de todas las variantes, aun mínimas, de los códices y de las ediciones impresas. El 15 mayo 1741, publicó un anuncio detallado del proyecto, al que muchos literatos asintieron, si bien sugiriendo reducir las variantes a las principales y sólo a las de los códices. Lagomarsini, sin embargo, no condescendió; más aún, al introducir constantemente nuevas adiciones, la obra se hizo tan enorme que ningún editor se comprometía a editarla. El manuscrito original se conserva ahora en la Biblioteca Vaticana (Vat. Lat. 11116-11696). Un volumen autógrafo en el que Lagomarsini describe la historia de todos los códices y ediciones que consultó (más de 400), está en la Biblioteca Marucelliana (B. III. 44) de Florencia. Entre sus publicaciones destacan sus ediciones copiosamente anotadas de los humanistas del siglo XVI, Antonio Maria Graziani y Giulio Pogiani

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Sintiendo gran amor por la Compañía de Jesús, respondió a las acusaciones que se acumulaban de todas partes contra ella, reuniendo en treinta volúmenes (aún inéditos) los testimonios favorables a la misma de personajes ilustres desde 1536 a 1765. Una colección de sus escritos latinos, editada por el jesuita Isaìa Carminati, se publicó en 1842.”

Finalizamos la semblanza de este inédito personaje local, incluido desde ahora en el amplio listado de Gente de El Puerto, citando su faceta más notable, perfectamente definida por el abate Hervás: “En la Compañía Jesuítica no ha habido mayor gramático que Lagomarsini, del cual se conservan en la biblioteca de este colegio Romano 23 tomos manuscritos en folio y 34 tomos manuscritos, suplemento de varias lecciones de Cicerón. El Sr. Luchini, bibliotecario, me ha dicho que han desaparecido otros tomos manuscritos de Lagomarsini, que había dexado inmensos monumentos para otra edición insigne de todas las obras de Cicerón” (Historia de la vida del hombre, página 128). La biblioteca de la Universidad Pontificia Gregoriana conserva en la actualidad hasta una decena de sus obras, publicadas mediados el siglo XVIII.

Falleció en Roma,  pocos meses antes de cumplir los setenta y  cinco años, el 18 de mayo de 1773. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A. C. PUERTOGUÍA

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La Cruz de San Sebastián, entre las calles Santa Fe y Durango, en la actualidad y antes de la remodelación del espacio a finales del siglo pasado.

Tal es el título de la conferencia impartida en la noche del pasado jueves en el Palacio de Araníbar, por Miguel Ángel Caballero, técnico municipal de la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento. La conferencia puso de relieve los numerosos elementos religiosos y espacios que se localizaban en el casco urbano, --algunos aún permanecen como reliquias, otras mas activos-- y en todo el territorio del municipio porteño, que hacen que se pueda hablar “de un espacio sagrado o territorio sacralizado”.

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En la imagen, al fondo, las murallas del Castillo de Santa Catalina, antes de la construcción de Puerto Sherry en 1984. En el solar que ocupan los restos del castillo de Santa Catalina se sabe que hubo una villa romana, con su alfar. También se encontraba la Ermita de Santa Catalina, de la cual no podemos establecer la fecha de fundación, si bien hay documentos que la mencionan en el año 1525.

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La Ermita de Santa Clara, según una interpretación de Faelo Poullet.

Miguel Ángel Caballero un detallado estudio de todos estos elementos, entre cruces y ermitas, que abarca un periodo comprendido entre el siglo XIII hasta el siglo XVIII. La charla se apoyó en la proyección de imágenes y dibujos esquemáticos. Entre los ejemplos que citó el ponente se encuentran varias ermitas, como las de San Cristóbal, Santa Catalina y a recientemente restaurada Santa Clara, entre otras muchas del término portuense.

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En un lamentable estado de abandono y deterioro, aún pueden verse hoy día los pilares de Las Cruces, en las proximidades de la entrada a los Depósitos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. de la Sierra de San Cristóbal. Las Cruces, entre las que discurría el viejo arrecife de la antigua línea de costa portuense, marcaban la separación de los términos municipales de Jerez y El Puerto y, al llegar a este punto, los viajeros procedentes de Jerez tenían a la vista el hermoso paisaje de las tierras de Sidueña  con la Bahía de Cádiz como telón de fondo. En las cercanías de Las Cruces, el Castillo de Doña Blanca. /Texto y Foto: García Lázaro.

En relación a las cruces, se nombraron la Cruz de Guía, las Cruces de la Sierra Cristóbal y la Cruz de San Sebastián --entre las calles San Sebastián y Durango, que aún perdura, casi desapercibida desde que fue apeada del soporte original--. La teniente de alcalde delegada de Patrimonio Histórico, María Antonia Martínez Valera, agradeció al público su participación en esta convocatoria y ha recordado que “la charla divulgativa de Migue Ángel Caballero también se ofrecerá durante el mes de agosto”, como otras programadas en dicho espacio cultural y turístico.

 

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CARLOSLOPEZSEGOVIA1_PUERTOSANTAMARIAEl párroco de El Carmen y San Marcos, Carlos López Segovia, ha sido nombrado vicesecretario para asuntos generales de la Conferencia Episcopal, uno de los puestos de mayor relevancia dentro del organigrama de la Iglesia en España. Este jiennense de 37 años ocupa también desde 2011 la Vicaría Judicial de la Diócesis. Además, es uno de los vicepresidentes de los tribunales interdiocesanos de primera instancia de Sevilla, y profesor del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidones y del Seminario de San Juan de Ávila.
Su nombramiento ha sido uno de los acuerdos alcanzados en la reunión de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal que se ha desarrollado en Madrid. López Segovia sustituirá al valenciano José Gascó. Esta designación se circunscribe a la renovación de la estructura de la Conferencia que está acometiendo Ricardo Blázquez tras haber sido elegido presidente de la Conferencia Episcopal el pasado mes de marzo. La vicesecretaría para asuntos generales depende directamente de la secretaría general que está en manos de José María Gil Tamayo.

Entre 2004 y 2007 secretario del anterior obispo de Jerez y actual arzobispo castrense, Juan del Río, que, precisamente, forma parte de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal. Fue ordenado sacerdote en 2002 y antes de recalar en El Puerto en 2007 fue capellán del Monasterio de la Cartuja y juez eclesiástico del Tribunal Eclesiástico y de los Tribunales Interdiocesanos de Sevilla. /Texto: Emilio Cañas.

desdelohondo_villarreal_puertosantamariaHoy presenta en la Fundación Rafael Alberti nuestro paisano Juan Villarreal Panadero (ver nótula núm. 637 en Gente del Puerto), su poemario, ‘Desde lo Hondo’, un libro de vivencias de la cárcel.

El libro es un poemario de sonetos en los que recoge momentos, situaciones, reflexiones de un preso que ve pasar de forma inevitable el tiempo y que, en la soledad de su celda, se hace infinidad de preguntas para las que no encuentra respuesta.

El título está referido al salmo 129: "Desde lo hondo a ti grito, Señor..." y es el fruto de los casi veinte años de Juan compartiendo vivencias con los presos de Puerto I y Puerto II.

Los poemas se han ido escribiendo a lo largo del tiempo, conforme fue ido conociendo la auténtica realidad de muchos condenados y así «he ido desmontando, progresivamente, el tópico simplista que está presente en nuestra sociedad, que clasifica en buenos y malos a los que están a un lado u otro de las rejas carcelarias».

El libro, además, va acompañado de un CD en el que recita los poemas y que puede ser un complemento para quien guste más de oír poesía que de leerla o prefiera hacer ambas cosas simultáneamente.

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De izquierda a derecha, Ramón González Montaño, Monseñor Rafael Bellido Caro y Juan Villarreal Panadero, el día de su ordenación como Diácono, en la Iglesia de San Marcos, en 1992.

Juan se ordenó como Diácono Permanente en la catedral de Jerez, tras cinco años de formación teológica. Como Diácono ha ejercido su ministerio en la parroquia de San Marcos, en San Joaquín y desde 1995 trabaja en la Pastoral Penitenciaria, desempeñando la función de capellán del Centro Penitenciairio Puerto I y también visita a los presos de Puerto II.

 

Iba yo por la calle Palacios, con mi maletín, camino de los Juzgados, cuando me encontré con otro compañero, abogado, también con su portafolios, y proseguimos nuestra marcha hasta la Plaza del Castillo. La gente nos miraba. La verdad es que nos entró complejo. Porque Vd. habrá visto por la calle pulular a esas parejas de liberados Testigos de Jehová o a esos "Morancos de Triana" disfrazados de mormones, todos con sus maletines llenos de prospectos, biblias y revistas.

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Imagen desde la Clausura del Convento de las Comendadoras del Espíritu Santo.

Después de aquella caminata hacia los Juzgados, cada vez me veo más incómodo con el maletín en la mano, por temor a que me confundan, me huyan o crean que me dedico a repartir "Atalaya" y a invadir las casas y espetar peroratas de piñón fijo, a diestro y siniestro. Vamos, que crean que me han liberado.

Antes, no existía esa figura del liberado. Porque el liberado, quede claro, cobra por dedicación exclusiva. Antes había, y muchos, beatos. Pero el beato es un "amateur". Otra cosa es el cura y la monja. Ya lo dice San Pablo:"El que sirve al altar, del altar debe vivir". Pero para eso, lo primero que hay que tener son altares y santos. Para quienes no los tengan, pues, eso.

Recuerde Vd. a las inefables beatas portuenses. Dé un repaso a las más preclaras e inmediatamente recientes: Conchita Reyes, Candelaria Leal, Cruz Hernández, las tres hermanas Gil Chavero (Isabel, Concha y Rosita), Marujita la del "Sin Nombre"... o, en el género masculino, rememore a Don Francisco Pérez Gil, a "Morenito" el del Registro o a Don Galo Domínguez del Rosal, devoto varón del que se cantaba: ¡Viva María!/ ¡Viva el Rosario!/ ¡Viva Galo Domínguez, /que lo ha fundado!. Pues no eran gente desocupada. Bien laboriosa que eran todas esas mujeres y hombres a que me he referido.

mariagalvez_1_puertosantamariaEl liberado es otra cosa. El beato, nunca ha sido un liberado. Ha sido un entregado a sus convicciones y sus devociones, pero lo primero que ha hecho ha sido trabajar a destajo. Recuerde, por ejemplo, a doña María Gálvez, beata prestigiosísima de esta Ciudad y Profesora en Partos, esto es comadrona. Pues no daba abasto. Cuando no era aquí, era allá o acullá, donde la pobre tenía que asistir a una parturienta, porque antes se paría más que ahora, aunque ahora a todos nos hayan puesto a parir. /A la izquierda, la matrona Doña María Gálvez.

Ello no quita para que, en los ratos libres, dedicara los lunes a las Animas Benditas del Purgatorio y a hacer las "Caminatas de San Nicolás"; los martes, los destinara a la devoción de Santa Ana, madre de la Virgen, o, si lo prefería a San Antonio; los miércoles los dedicara a San José y a San Judas; los jueves, a la Eucaristía; los viernes, al Sagrado Corazón y al piadoso ejercicio del Vía Crucis; los sábados, a la Virgen (Misa de 8 de la mañana, canto de la letanía lauretana , ejercicio de la sabatina y rezo del Santo Rosario), todo ello sin olvidar el ofrecimiento de obras, al levantarse cada día, el "Angelus", la bendición de la mesa, el manifiesto de las Esclavas, el rosario en familia, la oración al toque de Ánimas y el examen de conciencia y las oraciones al acostarse.

Entre todo ello, los siete domingos de San José, el mes de mayo, los triduos, los quinarios, las octavas y las novenas: A San Francisco Javier, Copatrono del Puerto; a Santa Rita, abogada de los imposibles; a San Expedito y a San Ramón Nonato, las parturientas, para tener una horita corta; a Santo Tomás de Villanueva, los económicamente necesitados; a San Antonio, para encontrar lo perdido, o hallar un novio conveniente; a Santa Clara, con una docenita de huevos, para que no llueva; a ...

Y Vd. preguntará ¿Pero, a qué hora trabajaban? Pues a todas horas. Eran unos incansables productores que, incluso practicaban el deporte del pluriempleo y muy eficientemente. A propósito de los ínclitos beatos y beatas portuenses, me viene, a la memoria el recuerdo del Señor San Blas, de gran predicamento en este Gran Puerto de Santa María.

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Sacristía del Convento de las Comendadoras del Espíritu Santo.

El Santo se venera en el convento más antiguo de esta Ciudad, el de las Comendadoras Sancti Spíritu, regla de San Agustín, vulgo el Espíritu Santo, que se estableció sobre la primitiva ermita de San Telmo, extramuros.

El día tres de de febrero había sido San Blas: "Los trisantos de febrero:/Santa Brígida, el primero,/ el segundo, el Candelero [la Candelaria]/ y el tercero, el gargantero [San Blas]" que decía mi tata Milagros Guerrero. También, la sabiduría popular afirmaba que "Por San Blas, la cigüeña verás". Pero la gente yo creo que se ha olvidado de este bendito santo.

espiritusanto_ant-puertosantamariaLas venerables monjas del Espíritu Santo de esta Ciudad, además de cultivar un magnífico laurel, que en manojos mandaba a las casas de los bienhechores la Madre San Agustín, en el siglo, "la hermana de Lola Blandino", tienen la virtud de confeccionar unos preciosos cordones de San Blas. Que ¿para qué sirven? Pues verá: San Blas, cuenta el Martirologio, que, practicando la medicina en Capadocia, fue nombrado obispo y, entre otros prodigios que obró, estuvo el haber librado de una espina de pescado que tenía clavada en la garganta un niño desahuciado. Así que nuestro Santo ejerce un especial protectorado contra las enfermedades de la garganta. /Antigua imagen del convento del Espíritu Santo.

Quevedo, en "El Parnaso español, Musa VI, rom. XXV) dejó escrito: "A que me tocase fui,/como si fuera instrumento,/ y fue para mi garganta,/San Blas con sus cinco dedos", de donde se infiere que San Blas le metió al pobre niño los cinco dedos hasta el "sentío", pero le sacó, por fin, la espina. Y, desde luego se deduce que, San Blas, tenía, lo que se dice, "manita de santo", porque de lo contrario, el sufrido infante hubiera padecido-- peor el remedio que la enfermedad-- desgarros horrorosos en los conductos bucales, diría "Chiquito de la Calzada".

Explicadas las propiedades y virtudes de San Blas, no queda sino consignar que, publicado que fuera en "Cruzados" el natalicio de un/a nuevo/a portuense , o conocido por otros conductos en el locutorio o en el torno del convento, las monjas del Espíritu Santo se prestaban a proporcionar a la madre del neófito/a un equipo de cordones de San Blas, "Brevetines" y carteritas con el Niño Jesús de Praga que, añadido a los obsequios que el inocente recibía de medallitas con el santo de su nombre, del Ángel de la Guarda, de la Virgen de los Milagros, de la Virgen del Carmen... etc, más que un recién nacido parecía, condecorado, al general García-Veas cuando se presentaba con las bandas y las dos pecheras de la guerrera cuajadas de medallas y cruces, de no se sabe cuántas guerras, para la anual procesión de la Patrona.

Vd. recordará que las madres tenían un miedo impresionante a que los niños no tosieran, como deben, o flaturearan como no es de recibo. Así que, con palmaditas en las espaldas, le calmaban: "San Blas bendito/que se ahoga este angelito", con la variante, en caso de ser persona mayor la que sufriera un golpe de tos, de: "San Blas, San Blas/ que se ahoga este animal". 

sanblas_Pero no queda ahí la cosa, solícita la mandadera del convento a los mandados de la abadesa, acudía a las casas donde hubiera o hubiese noticia de algún enfermo de la garganta, o algún operado de amígdalas, con el relicario de San Blas, un pequeño ostensorio de plata donde tras un cristal se puede ver un restito del bendito Santo. No he podido saber nunca si la reliquia está compuesta de todos o alguno de los cinco dedos de la mano que metió al pobrecito niño de Capadocia para sacarle la espina de la garganta.

¿Duda Vd. de los efectos curativos ? Pues daba resultado. El índice de curaciones era apabullante.

Además, en la iglesia del convento, las monjas mantienen todo el año a San Blas, Obispo, en su altar en el lado de la epístola y le dedican un triduo, en el que antes no se cabía, pero al que ahora no asiste casi nadie. Porque está claro: el pescado ya no tiene espinas. La gente come palitos de merluza o delicias de cangrejo, filetes de pez rosada o de gallo, todos convenientemente congelados. Y me tienen al oficial San Blas del convento en paro forzoso, sin cobrar el desempleo, ni, por razones obvias del celibato, ayuda familiar.

Mientras tanto, la gente acude a los curanderos que les recomiendan beber agua bendita (por supuesto adquirida clandestinamente en las pilas de las Iglesias), mientras le ensalman: "Hombre bueno,/mujer mala,/ Serón roto,/albarda mojá,/curarme la garganta,/Señor San Blas". /Texto: Luis Suárez Ávila.

mary_ward_puertosantamaria La Congregación de Jesús (CJ), o el Instituto de la Bienaventurada Virgen María (IBVM), conocida en España como Madres Irlandesas o de Nuestra Señora de Loreto, es una congregación femenina religiosa católica fundada en 1609 por la británica católica Mari Ward./En la imagen de la izquierda, la fundadora de la congregación, Mari Ward.

Un grupo de ocho religiosas irlandesas y una de Gibraltar fundaron en El Puerto de Santa María, en el año de 1888, el primer convento de Loreto de España, asentándose en la casa número 68 de calle Larga, aledaña al Palacio Oneto, en la que posteriormente estuvo la sede social de Acción Católica y actualmente es un edificio de pisos de nueva construcción, inmueble en el que abrieron un colegio internado para señoritas. El apelativo de “Irlandesas” añadido al término “Madres” con que se designan a las profesas de dicha congregación se lo pusieron los portuenses, según el erudito local Luís Suarez (nótula 301 de GdP) y con este nombre son conocidas y reconocidas en los diversos centros que mantienen en España en la actualidad.

Si bien es cierto que este convento de El Puerto es el considerado fundacional de la Congregación en España, anteriormente, en 1845 realizaron un primer intento, abriendo un colegio en Cádiz capital con religiosas establecidas en Gibraltar, a petición de algunos gaditanos, institución que no cuajó, retirándose y disolviéndolo una década después.

convento_loreto_puertosantamariaEn el padrón de habitantes, correspondiente al año 1889, que se conserva en el Archivo Histórico Municipal figuran censadas en la casa número 68 de calle Larga: M. Wardy Feane, de 40 años, natural de Dublin; M. Colohan Sydney, de 32, de igual procedencia; M. Flood Cody, de 30, dublinense igualmente; Charlotte Mc Mullan Mc Alloy, 29 años, de Belfast; M. Oshea Rosuez, 22 años, de Carlon; M. Oneuz Oneill, 30 años, de Wieblon; M. Byne Connor, 28 años, de Wexford y J. Córdoba González, 20 años, de Gibraltar.  Falta la Madre Superiora, Juana Murphy y Gould, que aunque no figura censada por estar continuamente de viaje por toda la amplia comarca del Valle del Guadalquivir promocionando el colegio y buscando mecenazgo para el mismo, dirigía la comunidad y figura en la historia del IBVM de España como su fundadora. En esa fecha tenía 48 años y pocos meses después de estar establecida cambió su firma, signando como “M. J. Estanislao Murphy” adoptando el nombre de religiosa “Madre Stanislaus Morphy”. /En la fotografía, la casa núm. 68 de la calle Larga, en 1978. Foto: Rafa.

Para el ambicioso proyecto educativo de estas religiosas, la casa de calle Larga, siendo espaciosa y amplia, no bastaba en sus tres plantas para albergar a la comunidad, un oratorio, comedores y otros servicios, aulas y alojamientos para las alumnas. Estaban, pues, de forma provisional hasta trasladarse a un lugar que cumpliera los requisitos requeridos para la labor docente que pretendían desarrollar.

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A la izquierda los terrenos que ubicaron la basílica de San Juan de Letrán, el Hospital y cementerio de Galeras. A la derecha el pilón de San Juan, operativo hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, que surtió de agua potable a los vecinos del barrio que no contaban con dicho servicio en sus casas.

Las gestiones de la Madre Stanislaus dieron su fruto, obteniendo de la Armada la cesión de un solar de su propiedad de casi cinco mil metros cuadrados de superficie, situado en el Ejido de San Juan, con frente a la calle de ese mismo nombre, en el que estuvo ubicada la Basílica de San Juan de Letrán y el Hospital y cementerio de Galeras. Dos años atrás había salido a pública subasta por un precio inicial de 6.680 pesetas, sin que se admitieran posturas por debajo de esa cantidad. Nadie se presentó y el solar continúo formando parte del patrimonio del Ministerio de Marina.  El solar en cuestión estaba rodeado de un alto tapial que se conservaba en algunos tramos y aunque algunas de las dependencias se mantenían todavía cubiertas, estaban en estado de ruina y lo que fue iglesia se encontraba en alberca, es decir solo los muros sin techo. Aún así, las irlandesas no se desanimaron, iniciando una campaña de búsqueda de benefactores, empezando por el ayuntamiento, en donde encontraron un gran valedor en Ramón Ameneiro y en otros ediles a los que la instauración de un colegio femenino les pareció una idea excelente.

escritura_loreto_puertosantamariaEn los primeros meses de 1889 el ayuntamiento accede a la petición de piedras para construcción, tomando el acuerdo de ceder todos los materiales que le correspondiese de las concesiones de extracción de las canteras de la sierra de San Cristóbal. /En la imagen, documento que atestigua lo actuado.

Y la campaña de recaudación empezó a funcionar, registrándose varias donaciones importantes, lo suficiente como para realizar un primer proyecto, aunque la culminación no sería a corto plazo.  Pero, milagrosamente, cuando estaban en estos trámites las Madres Irlandesas recibieron una propuesta para adquirir un amplio palacio en la calle Real de Castilleja de la Cuesta, provincia de Sevilla. Lo llamaban de Hernan Cortés porque en él afirman que murió el conquistador de México. Varias décadas atrás lo habían adquirido los duques de Montpensier que lo dieron, formando parte de su dote, a su hija María de las Mercedes cuando contrajo matrimonio con Alfonso XII. En esa época, por tanto, era propiedad de la Princesa de Asturias, María Mercedes de Borbón, menor de edad.

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El Palacio que adquirieron las Madres Irlandesas en Castilleja de la Cuesta, lo que hizo desistieran de continuar con su obra en El Puerto.

Negoció la Madre Stanislaus con la Reina Regente María Cristina la cesión y alquiler del palacio y aunque llevaba varios años deshabitado en poco tiempo y con poco coste estuvo en condiciones de ser utilizado, pasando allí algunas de las religiosas de este convento y las alumnas que entonces tenía, colegio de Castilleja de la Cuesta al que siguieron acudiendo hijas de familias portuenses de clase media y alta, clausurándose este.

madres_irlandesas_logoEn muy poco tiempo IBVM abrieron nuevos colegios en Sevilla, Madrid y Zayas (Vizcaya) adquiriendo un gran prestigio como enseñantes. (A título de curiosidad diré que Ana Botella, a actual alcaldesa de Madrid realizó su enseñanza primaria y secundaria en un colegio regentado por las Madres Irlandesas). La fundadora del convento portuense y de todos los demás citados, la Madre Stanislaus Murphy, Superiora Provincial con residencia en Sevilla, falleció a los 79 años de edad de un a angina de pecho el 19 de julio de 1919 en Dublín ciudad a la que había acudido para asistir al Capítulo para elección de la Superiora General del Instituto. A su entierro asistieron, según relata la prensa madrileña, jesuitas, dominicos, franciscanos, más de medio centenar de sacerdotes seculares y un enorme gentío, dando fe de la popularidad y estima que gozaba no solo en nuestro país sino también en su patria natal. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

Escena histórica, obra del pintor José Aparicio Inglada, que representa el desembarco de Fernando VII y la familia real en El Puerto de Santa María de Cádiz el 1 de octubre de 1823.

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En primer término la falúa real y en el muelle multitud de personajes. En el centro, el Monarca y el duque de Angulema estrechan sus manos. A ambos lados de ellos, personajes de la Casa Real y detrás, representantes de la nobleza española, generales franceses, así como el clero y personalidades del Ayuntamiento de la Ciudad. Al fondo, la Aduana (Real Fábrica de Aguardientes y Licores) y el Castillo de San Marcos, y otros edificios, en cuyas terrazas y balaustradas se agolpa la muchedumbre. 

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Vista de El Puerto de Santa María, desde el Castillo de San marcos. Los soldados al mando del Duque de Angulema, en el Patio de Armas del Castillo, al fondo Cádiz y los barcos que traían libre a Fernando VII, después de liberarlo en Cádiz, para llegar a los muelles de El Puerto. (Colección L.S.A.)

Durante el Trienio Liberal (1820-1823) Fernando VII se vió obligado a jurar la Constitución de 1812 y aceptar, por lo tanto, el modelo liberal y constitucional al que era contrario. La Santa Alianza, formada por los países que defendían el modelo absolutista en Europa, deciden en el Congreso de Verona de 1822 intervenir en España para restablecer el absolutismo en la persona de Fernando VII y, para ello, Luis Antonio de Borbón y Saboya, duque de Angulema, se puso al frente del Ejército de Los Cien Mil Hijos de San Luis. Ante el avance inminente de las tropas francesas hacia Madrid, las Cortes liberales deciden trasladar al Rey a Cádiz, reteniéndole en el Palacio de la Aduana (sede de la actual Diputación Provincial). Pero el duque de Angulema avanzará imparable hasta El Puerto de Santa María, situándose frente al edificio en el que se encontraba el Rey, por lo que las Cortes liberales no tuvieron más remedio que capitular y liberar al monarca de su cautiverio. Así, el  1 de octubre de 1823 Fernando VII embarca en la falúa real para realizar la travesía marítima más larga de su vida, y cruzar la Bahía de Cádiz. El cuadro constata este hecho histórico que, en  definitiva, significa el fin del Trienio Constitucional y da comienzo a la denominada “Década Ominosa” (1823-1833).

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“Llegada de Fernando VII en una falúa al muelle de El Puerto de Santa María”. Litografía. (Colección de Antonio Osborne Vázquez en 1959)

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Los personajes de la familia real son claramente reconocibles, gracias a que José Aparicio dejó por escrito, en un documento, la descripción del cuadro, aclarándonos entre otras cuestiones el asunto y los nombres de los personajes representados en el mismo. Así sabemos que a la izquierda del Rey aparecen: la Reina María Josefa Amalia de Sajonia; la infanta Luisa Carlota llevando de la mano a su hija mayor, su esposo don Francisco de Paula, la infanta Princesa de Beira, María Teresa de Braganza y, delante de ella, su hijo el infante Don Sebastián Gabriel, sobre cuyo hombro apoya la mano. A continuación los otros infantes niños, en brazos de sus amas de cría vestidas con trajes provinciales y en el extremo de la falúa, un guardiamarina y varios muchachos subidos a los palos, con el fin de llamar la atención con sus gritos. Los personajes a la derecha del duque de Angulema son los siguientes: los infantes María Francisca de Asís y Carlos María Isidro que lleva de la mano a su hijo el infante Carlos Luis, conde de Montemolín. Detrás y sobre la escalera aparecen varios sacerdotes y figuras eclesiásticas cubiertas con capa pluvial y bajo palio, entre ellos aparece el arcipreste de El Puerto, con el Limnum Crucis, la Cruz de Cristal de Roca y el Palio que en la se continúan conservando en la Iglesia Mayor Prioral. A continuación y algo más alejado, se ve a la comitiva del Ayuntamiento con sus maceros y, en la parte más baja, vemos a varios generales franceses y militares españoles.

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Grabado que representa una escenas del  desembarco del Rey Fernando VII y su familia en El Puerto de Santa María el año 1823, retenido en Cádiz por los liberales por sus veleidades absolutistas.  J.P. Wagner sobre dibujos de Andreas Rossi. Siglo XIX. (Colección J.S.A. Bruselas).

Texto del Grabado: «DIA 1 DE OCTUBRE DE 1825. SSMM DESEMBARCAN FELICEMENTE EN EL PUERTO DE S: MARÍA, CON SSAARR LOS YNFANTES.
SAS el S Duque de Angulema el SS Duque del Ynfantado y todas las Autoridades los reciben á su desembarque y un inmenso gentío con aclamaciones de gozo veneran al deseado FERNANDO. Segun lo dispuesto por Exmo S. Capitán General de los Reinos de Andalucía se dedica a todos los Españoles Religiosos honrados, amantes y fieles a su amable Soverano el S. D. FERNANDO VII Q.D.C.

El lienzo principal que ilustra esta nótula, que tardó cinco años en realizarse, reproduce el lienzo de gran formato (7 x 4 metros), destruido en el incendio del Convento de las Salesas Reales de Madrid en 1915, donde se encontraba instalado el Tribunal Supremo. José Aparicio, como pintor de Cámara de Fernando VII, había pedido permiso al Ayuntamiento de Madrid para representar en un monumental cuadro el acontecimiento aquí narrado. De este modo, una vez concluida la obra en 1827, el Ayuntamiento obsequió con este lienzo al Rey y pasó a formar parte de las colecciones reales del Museo del Prado y éste a su vez, lo depositó en el Tribunal Supremo en 1883. Además nos consta que los Ayuntamientos de El Puerto de Santa María y el de Jerez de la Frontera solicitaron sendas copias del mismo, sin embargo la historiografía considera que el cuadro que se conserva en el Museo del Romanticismo sería otra obra reproducida por Aparicio una vez ya concluido el primigenio, de 82 x 115 cms.

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PERC0 | Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz [*]

Pedro de Medina, arquitecto español del siglo XVIII que realizó su labor profesional en Cuba, es el que queremos dar a conocer a los seguidores de GdP en nuestra colaboración de hoy, disipando las dudas, o mejor dicho, aclarando y puntualizando la extendida y generalizada opinión reflejada en gran parte de la bibliografía consultada en la que se le cita como “arquitecto gaditano”.  Pedro de Medina y Galindo nació el 2 de febrero de 1738, en El Puerto de Santa María, y ese mismo día recibió el agua bautismal en la iglesia Mayor Prioral de manos del cura de la misma don Carlos Ángel Natera que le impuso los nombres de Pedro, Francisco, Joseph. Era hijo de Juan de Medina y de Catalina Galindo, vecinos de El Puerto en esa fecha y anteriormente de la cercana ciudad de Jerez, en cuya parroquia del Salvador habían contraído matrimonio.  Fue su padrino Pedro Joseph Romero y el acta que certifica el Sacramento está inserta en el folio 143 vuelto del Libro de Bautismos del año de 1738 de dicha   iglesia parroquial.

...continúa leyendo "2.107. PEDRO DE MEDINA Y GALINDO. Arquitecto portuense. Figura destacada del barroco colonial cubano."

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Esta es la historia de cómo asistí al nacimiento de una saeta a Jesús Nazareno de El Puerto, de cómo cambió de casta, de cómo cambió de mano, y entró en la cadena irrefrenable de la tradición:

Manuel Machado, en cuatro versos, hizo un conciso tratado de la anonimia de las coplas populares:

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son.
Y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe su autor.

Y viene al cuento recordar cómo una poesía de autor llega a ser copla. Es un hecho misterioso, que se escapa de las manos del que la compone, el que una obra culta prenda en la tradición popular y se confunda con ella.

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De izquierda a derecha, Alfonso Terry entrega a Luis Suárez Rodríguez la medalla de socio número 1, cofundador de la Asociación de Ntro. Padre Jesús Nazareno en 1927 y cuyos estatutos se aprobaron en 1941, en presencia de un joven perteneciente a la colonia alicantina y el veterano hermano Antonio González Rivera.

Por los años cuarenta, mi padre, Luis Suárez Rodríguez, compuso unos "Gozos de Nuestro Padre Jesús Nazareno" a los que el Maestro de Capilla de la Prioral puso en música e interpretaba todos los años en el famoso quinario del Nazareno. Uno de los cinco motetes decía:

Divino Padre Jesús,
no te abraces al madero;
suelta y déjame la cruz,
porque yo llevarla quiero,
en vez de llevarla Tú.

Y año tras año, el coro del recordado maestro don Francisco Dueñas Piñero con acompañamiento del órgano grande de la Prioral, reforzado con los violines de don Ramón Zarco y de Agustín Moreno, cantaba los "Gozos" en el ejercicio del quinario. En el presbiterio del altar mayor --añadido con su ampulosa maquinaria efímera de altar para los "Cultos"--, con ciriales, incensarios y naveta pululábamos, de dalmática, toda aquella "Comunidad de Venerables Granujas", como Don Antonio Cía (Ver nótula núm. cxx en Gente del Puerto) nos apodaba a los eventuales monaguillos nazarenos. Tras el rezo del quinario, los "Gozos"; tras los gozos, el sermón; tras el sermón la exposición de Su Divina Majestad y bendición.

Y año tras año, en aquellas fastuosas ceremonias litúrgicas, sonaban en la Prioral los "Gozos" que compuso mi padre. Los motetes fueron cinco, pero de cuatro ni siquiera queda noticia. De los cinco, el que tuvo mejor fortuna fue el que he dicho y que pervivió como copla.

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El paso del Nazareno por la calle Vicario, frente a la sacristía del primer templo local.

En lo culto que salta a la categoría superior de lo tradicional opera una especie de "selección natural" en que se salva sólo aquello que intrínsecamente tiene garantías de supervivencia, sin que se haya sabido nunca qué cualidades estéticas son precisas para permitirle dar ese salto que tiene mucho de sintonía vivencial.

Una madrugada del Viernes Santo de los años sesenta, Paco "El Azotea" y Pellicer, mano a mano, no bien hacía "fondo" el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, comenzaban a cantar sus saetas que atronaban el silencio de la noche penitencial. Yo, que iba de fiscal de paso, no pude reprimir mi emoción al identificar, en una de las coplas de Paco, la letra del motete que mi padre había compuesto.

Pero la cosa no quedó ahí. En plena Campana de Sevilla la volví a oír otra vez y entonces de los labios de Antonio Mairena. Supe, después, que el maestro de los Alcores la había copiado, oyendo la radio, de un concurso de saetas.

Y, en Jerez, al hacer fondo el Nazareno frente a “La Venencia”, oí la misma saeta una madrugada. Luego, Paco "El Azotea" la ha vuelto a cantar muchas veces. Y yo la he oído. Y la copla, yo no pregunto de quién es. Que para que me diga que no lo sabe, que es popular, me basta con oírla cantar y guardar el secreto. Porque, como Manuel Machado concluye:

Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Texto: Luis Suárez Ávila.

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