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El pub Milord, ha cumplido 40 años de existencia. Ha marcado muchas pautas en la hostelería local, destacando en la elaboración de cócteles, adaptándose a los tiempos, organizando exposiciones, tertulias y conciertos.

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En la imagen, a la izquierda Jesús Castilla y su esposa a la derecha, flanquean a Pepe Esteban Poullet, Juan Franco disfrazado de vaquero, y a Charo, del bazar del mismo nombre. Agachado, Antonio Márquez Mateos.

José Ramón Perles Giner--un innovador de la hostelería local-- junto con Antonio Márquez Mateo, Juan Franco del Valle y Antonio Villar Garay fueron llamados el 20 de enero de 1975 para llevar adelante el proyecto de Milord, en la esquina de las calles Larga y Santo Domingo, que con el tiempo pasaría a manos de sus empleados como copropietarios del negocio.

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De izquierda a derecha, Antonio Villar, Antonio Márquez, Pepe Esteban y Juan Franco, piratas por unos días en la Noche de Carnaval.

Negocio que dejaría más adelante Antonio Villar para dedicarse a un trabajo menos pensionado que la hostelería. Juntos, los tres, innovaron manteniendo la esencia de Milord, abriendo una sucursal durante un tiempo en Valdelagrana y colaborando y asesorando con y para la hostelería local. Hoy el pub cafetería coctelería lo gestiona en solitario Juan Franco. Ofrecemos unas imágenes de aquellas fiestas de Carnaval --fueron famosas-- que se organizaban en sus instalaciones.

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Estos cajeros antiguos --Villar, Franco y Márquez--, posan en la zona de escenario durante el Carnaval de 1993.

La 23ª edición de la Vuelta Ciclista a Andalucía se disputó entre el 14 y el 21 de febrero de 1976 con un recorrido de 870,00 km dividido en un prólogo y 7 etapas, 3 de ellas dobles, con inicio en Cueva de Nerja y final en Málaga.

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En la imagen, los ciclistas en el control de firma. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

A El Puerto de Santa María llegó, procedente de Sevilla, el 19 de febrero, celebrándose el recorrido El Puerto-La Línea, como 5ª etapa, ganándola el ciclista español Juan Manuel Santiesteban.

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Martínez Alfonso, alcalde de la Ciudad, cortando la cinta de la Salida de Etapa. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

El vencedor de la Vuelta, el holandés Gerrie Knetemann, cubrió la prueba a una velocidad media de 37,791 km/h. La clasificación de la regularidad fue para el también holandés Gerben Karstens, mientras que en la clasificación de la montaña se impuso el español Andrés Oliva y en la de metas volantes el belga Daniel Verplancke.

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Larga cola de ciclistas acreditando con su firma la participación en la etapa El Puerto de Santa María - La Línea de la Concepción, el 19 de febrero de 1976. /Foto: Archivo Municipal.

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Juan Pedro Toledano Montiel, ‘Juampe’, es el coordinador de actividades del Centro de Recursos Ambientales (CRA) ‘Coto de la Isleta’, y el creador del Jardín del Bonsai que se inaugura, junto con el CRA remodelado tras experimentar una profunda transformación, el próximo 28 de febrero.

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Un aspecto de El Jardín del Bonsai

Al entrada del Jardín del Bonsai podemos leer una leyenda firmada por Juampe: “En honor a Paco Durán por acercarme al mundo del Bonsai, a J.M. Salmerón por iniciar mis primeros pasos y a la Asociación Menesteo por seguir cultivando mi formación”.

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Juampe, a la izquierda, junto a miembros de la Asociación Bonsai Menesteo

Nuestro protagonista pertenece a la asociación Bonsai Menester. Y como explica al principio del Jardín “La máxima satisfacción para un bonsaista es presentar en un jardín su creación: su bonsai. Compartir el momento noble de mostrar la belleza y el equilibrio impregnado en el bonsai por su creador. Nada mas lejos de la realidad queda aquella antigua idea de que un bonsai es un árbol torturado y maltratado, un árbol obligado a crecer en un espacio reducido con formas caprichosas e inusuales. La realidad es bien distinta. Un bonsai es un árbol mimado por su propietario que vela por su salud y desea plasmar en él los máximos principios de belleza. Un bonsai es un árbol feliz”.

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Durante una visita de un grupo al Jardín del Bonsai

Juampe, natural de El Puerto, que estudió en el IES ‘Mar de Cádiz’, es Diplomado en Educación Física, Técnico Superior en Animación Deportiva, Técnico Deportivo de Surf, Técnico Deportivo de Stand Up (SUP), Patrón de Tráfico Interior, Técnico en Supervivencia Marítima, Socorrista Acuático, y Técnico en Primeros Auxilios.

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La escuela Playsurfing, en Las Redes.

playsurfing_logo_puertosantamariaJuampe es impulsor y propietario de Playsurfing, la primera escuela de Surf creada en El Puerto de Santa María en agosto de 2012, pone al servicio de sus alumnos todos sus conocimientos del mar, el surf y el ‘Stand Up Paddle Surf’ (SUP); se trata de ‘caminar por sobre del mar’, remando de pie encima de una tabla de tipo surf grande, con un remo, nueva modalidad de surf tan de moda. Avalado por la Federación Española de Surf con la certificación ‘International Surfing Association’ (ISA), ofrece a sus asociados la seguridad de impartir sus cursos con todas las garantías.

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La casa del Hobbit en el jardín de Alejandro, en El Puerto.

Hay fans que se limitan a forrar sus carpetas con mil y una fotos de sus ídolos o de sus pelis favoritas y, otros, que hacen algo mucho más grande. Pues la noticia de hoy va de lo segundo, relacionado con uno de los estrenos del momento: El Hobbit, la Batalla de los Cinco Ejércitos, y todo enmarcado en un lugar de ensueño: El Puerto de Santa María.

Sí, como lo leen. Un fan (pero fan, fan, fan) de la trilogía de Peter Jackson sobre las aventuras de Bilbo Bolsón ha llevado su amor por la saga hasta tal extremo que ha terminado construyéndose su propio museo de la Tierra Media. Alejandro, que así se llama el chico, es el creador de este proyecto que ha hecho que se encuentre una casa que quizá le recuerde a esta otra

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Imagen extraída de una de las películas de El Hobbit.

UN AUTÉNTICO MUSEO.
?El proyecto en cuestión se llama Bolsón Cerrado y a través de él el gaditano ha creado una casita al más puro estilo hobbit, con su puerta verde redonda, su tejado bajo y todo aquello que pueda recordar a la morada ocupada por Martin Freeman, el actor que encarna en las pelis a Bilbo Bolsón.

Pero, ¿dónde está este lugar de obligado peregrinaje para todos los amantes de las historias de Tolkien? Pues en el jardín del muchacho, construido a escala real y con todo tipo de detalles.

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La casa en construcción.

Gracias a la cuenta de Facebook y Twitter del propio Alejandro, podemos ver cómo se gestó el proyecto. Primero todo empezó como una simple ilusión en la que, con unos eurillos ahorrados, se comenzó a poner ladrillos para crear la casa de Bilbo. Madera de roble, ladrillo y mucha mano para crear las características ventanas redondas de la casa de la peli y, además, todo ello acompañado de una vegetación muy similar a la que vemos en la célebre cinta de Jackson.

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Una de las ventanas.

TODO UN HOMENAJE.
Eso sí, al parecer, el gasto para construir la casa tampoco ha sido muy desorbitado. Así lo contaba el propio creador de la casa a La Vozcuyos periodistas fueron los que encontraron esta joya en medio de El Puerto de Santa María. "No me ha costado mucho dinero porque la mayoría de los materiales que he utilizado son reciclados." 

Todo ello acompañado por un secretismo digno de exclusiva (y de las buenas) en las que se omite la dirección concreta de la casa para que los curiosos no llenen el jardín del muchacho con sus mil y una visitas.

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Alejandro, construyendo la casa de Bilbo Bolsón.

GRAN SECRETISMO.
En el caso de dar con este museo de la Tierra Media, quizá sea uno de los pocos afortunados que no tengan que desplazarse hasta Matamata (Nueva Zelanda) el lugar donde se construyó la ciudad de los Hobbits para rodar la película. Eso mismo pensó el artífice de dicha creación que, con esta ocurrencia, se ahorró el viaje hasta Nueva Zelanda: "Se que nunca voy a poder viajar hasta allí, así que me lo he reconstruido en mi casa para poder sentir que estoy allí, sentarme junto a ella y pensar que Bilbo podría pasar por allí en cualquier momento", aseguraba Alejandro. /Texto Zeleb.?

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Era uno de esos alumnos grandullones que a fuerza de repetir curso acababa siendo más alto que los propios maestros. Un clásico de los pasillos del colegio: ideal para hacer recados a medio claustro de profesores y para ayudar al conserje en asuntos de peso (de cargar peso, más bien). Aparecía en las listas como José María García Flores, le gustaba cantar y quería que lo llamasen Josermari.

josemariagarciaflores_nino_puertosantamariaEntonando el pasodoble de una comparsa infantil con la que compitió en Teatro Falla lo recuerdo yo, en el recreo del Poullet, a principios de los ochenta, relatando a algunos admirados curiosos, con profusión de detalles, la emoción de acudir a las tablas del Falla, nada menos, y de vivir la magia de los camerinos y de volver, casi de madrugada, al Puerto, muy cansado, con la voz quebrada, pero también con el gusto en la boca de los artistas de verdad. Enseguida se convirtió en el promotor de esas agrupaciones que, organizadas por los propios estudiantes, actúan en las fechas señaladas, imitando a las comparsas grandes, y pudo vivir así entre los compañeros el brillo de la popularidad que no le dieron sus sobresalientes imposibles. Hoy lo habría visto un orientador; entonces era suficiente con que no hiciese mucho ruido en los pupitres últimos del aula. Se acuerda de Los colegiales y de Marcelino, pan y vino, de los aplausos y las felicitaciones. /En la imagen de la izquierda, Josemari, en sus años de escolar.

 

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Posando con el tipo de su primera agrupación: Fantasía andaluza.

Y no olvida a sus maestros de entonces, con las manos largas para lo peor, pero también para lo más noble. Y lo mejor para él fue seguir camino académico hacia la Formación Profesional, que entonces tenía aquí su versión pública en el Instituto Santo Domingo, donde era posible iniciar estudios de enseñanzas medias sin haber obtenido del Graduado Escolar y donde se matriculó para aprender electrónica.

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Con sus buenos amigos Antonio Martín y Luis Galán, y el jugador internacional de fútbol, Joaquín.

Me contó todo eso sobre una tumbona azul, que previamente había barrido con esmero de orfebre, y bajo una hilera de sombrajos que alquilaba el pasado verano junto nuevo veterano chiringuito de La Concha, el de Vicente Esquerdo. Hablaba y trabajaba al mismo tiempo. El ayer suyo y el ahora de una familia que acaba de llegar, pregunta precios, hace cálculos, vuelve a preguntar… Terminado el trámite volvía el vendedor de sombra a la tumbona de antes. Del pasado de su adolescencia al presente del hombre de 46 años que es hoy y que se pasó julio y agosto hablándole de tú a tú al sol de la playa del Buzo. Montón de horas de calor en el tajo para alguien que ha estado en muchos tajos y que de lo único que se arrepiente de verdad es de no haber estudiado en su momento. Aunque no le van las lamentaciones, y hace bien, porque sabe que tarde no es jamás; por eso cursa estudios en un ciclo formativo de Soldadura y ha regresado a los libros que un día le dieron la espalda. ¿Quién ha dicho miedo?

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De izquierda a derecha, Luis Galán, Antonio Burgos, Antonio Martín y Josemari García Flores.

Así que íbamos por Santo Domingo y por el Carnaval. Aunque antes me ha contado que sus primeros años transcurrieron en la barriada del Polvorista, donde los libros de historia local relatan hubo un cuartel, y que a lo mejor por eso fue un polvorilla con diez hermanos que una vez se metió en un ensayo carnavalesco y de ahí no salió hasta hace unos cinco años, cuando formó parte de la comparsa Cuento chino. Y en esos treinta años desde 1980, que se dice pronto, fue integrante de un buen puñado de agrupaciones que ya forman parte de la leyenda de esta ciudad, como Vamos al grano, Marinero en tierra, Jamón de la mar o la vieja Trova. Ecos de su voz de tenor correoso e incombustible están en esas viejas cintas de casete que muchos nostálgicos hacen sonar todavía.

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Trayectoria en el mundo del Carnaval.

Aunque en esas tres décadas hubo un paréntesis para el Servicio Militar y para aprender a buscarse la vida. Cruzó el Mediterráneo antes de que lo llamaran a filas y el deber patriótico lo cumplió en la Legión, donde lució galones y donde pudo haberse quedado por insistencia de sus superiores, quienes vieron en él a un perfecto profesional, a un más que fiel novio de la muerte. Dice que aquello le cambió la vida, y que aprendió valores en unos años en los que muchos de sus amigos del barrio acabaron con las venas rotas y la mirada de los muertos. También dice que, acabado su período marcial, se fue hasta Madrid para intentar ser policía nacional, pero que no podía perder demasiado tiempo preparando oposiciones cuando en El Puerto lo esperaba una vida que llenar de trabajo y responsabilidades.

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La comparsa con el tipo de Rafael Alberti, junto a su autor, Luis Galán. Los Majaras premiados en el escenario del Teatro Falla, en el que estuvo integrado Josemari.

Por eso fue primero pintor, y luego tocó todos los palos de la construcción hasta convertirse en empresario en los años efervescentes del ladrillo. En ese mundo, como en todos en los que ha residido, conoció lo mejor y lo peor, sumó amigos y soportó enemigos; fue alguien y fue nadie. Aunque nunca se ha sentido más importante que cuando conoció a Sofía, de quien habla temblándole la voz y brillándole las pupilas. Esa y la otra Sofía, la pequeña que cada vez lo es menos, son, confirma rotundo, lo mejor que le ha pasado en la vida. Y ser portuense, eso también. Lo lleva a gala y lucha por lo suyo, que es lo nuestro, de hecho forma parte de El Vaporcito, un colectivo que trata de que el viejo Adriano, hundido por la desidia y por esa estulticia política tan de aquí, sobreviva al menos varado en un punto llamativo de la ciudad.

 

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Compartiendo escenario junto al amor de su vida, tras recibir un reconocimiento de la Peña Corribolo.

Todo eso, y muchas más cosas que no cabrían aquí, me contó hace meses, mientras iba y venía, resudando, y dando cambio de monedas que rechinaban entre el murmullo del oleaje y la marejada de las conversaciones. Y mientras aseaba hamacas, y orientaba sombrajos tratando de engañar la luz impenitente y excesiva para una clientela acalorada, que hablaba al vendedor de sombra con el respeto que se gana a pulso la gente respetable. Y que lo llamaban como una vez me pidió que lo hiciera yo, allá por los últimos años setenta, en medio de un patio de colegio que olía a bocadillo de manteca y a brisa de estero. Así, como ya siempre le he llamado desde entonces: Josemari. /Texto: Ángel Mendoza

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Trayectoria en la Asociación de Autores y Directores del Carnaval Portuense

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Entre los años 1976 y 1981 diversos alumnos de El Puerto, Rota, Chiclana, ... estudiaron Formación Profesional en las Escuelas Profesionales Sagrada Familia, SAFA. Recogemos algunas imágenes de convivencia de antiguos alumnos de aquella promoción.

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Durante una fiesta en SAFA. De izquierda a derecha Mariluz Serrano, Joaquini Reina, Ana María López, Maripé Dominguez Virués, Ana María Dominguez, Manoli López y María Caucín.

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En el autobús, Juan Manuel Reguera Cordones, Fernando, Juan Antonio Herrera, Juani Fenix Rodríguez, Rafael Marrufo Milán, Juan José Sánchez Alonso, Juan Sánchez Serrano, Aurora Camacho Reinado y Javier Morilla.

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De izquierda a derecha, Roque Morales, María Belén Sánchez Aragón, Francisco Javier Sánchez Mena, Maripe Domínguez Virués y Juan Sánchez Serrano.

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Durante la entrega de un trofeo de una competición deportiva femenina, vemos a Maria del Carmen Cala, Dolores Tous, Mercedes Pagliani, Aurora Camacho Reinado, Adela Pérez Santamaría, Ascensión Lora García y Rosa Buhigas

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Hace 25 años, los medios de comunicación nacionales se hacían eco del conflicto existente entre la dirección del Casino Bahía Cádiz y los trabajadores del mismo, en torno al reparto de unos 28,5 millones de pesetas provenientes de las propinas de los clientes. Esta es la crónica que Enrique Chueca realizaba para el periódico El País, publicada en mayo de 1989.

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En la imagen, ruleta americana, en una imagen publicitaria en la que aparecen los trabajadores del Casino Bahía de Cádiz: croupier, Milagros Ojeda; jefe de mesa, Antonio Rodríguez; jugadores, Mariló Enriquez, Miki Duro, Leonor, Antonio Ojeda y José conocido como 'el Colega'.

"LAS MIGAJAS SABROSAS DE LA SUERTE.
El reparto de unos 28,5 millones de pesetas procedentes de las propinas de los clientes del casino Bahía de Cádiz, ubicado en las proximidades de El Puerto de Santa María, ha provocado un radical enfrentamiento entre la dirección y los empleados de la referida casa de juego. Desde la inauguración de este casino, en 1979, la empresa se queda con la mayor parte de las propinas recaudadas, lo que constituye, según los trabajadores, un hecho sin precedentes en otras actividades similares o en la hostelería, donde este tipo de donaciones del cliente pasan íntegras al bolsillo del trabajador.

La dirección del casino gaditano en cambio, es de la opinión de que la propina de los jugadores es "atípica" y la considera fruto del azar.La pugna que mantienen los empleados y la dirección del casino Bahía de Cádiz por el reparto de las propinas resulta especialmente problemática al desconocerse por qué y a quién entrega el jugador su donativo. Los empleados se atribuyen el papel de protagonistas destacados en la recolección de los regalos con que suelen primarse las demostraciones de afecto y atención. La empresa resta importancia al quehacer del asalariado e insiste en que dar propina es una de las muchas costumbres del jugador. Y además la legislación está de su lado.

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Curso de Ruleta Francesa en el que aparecen empleados del Casino Bahía de Cádiz. Croupier izquierdo: Ramón Cordero. Croupier derecho: Antonio Jiménez.. Bout de table: desconocido. Jugadores simulados de izquierda a derecha: Tito , Pedro (casado con Magdalena), Jorge Isorna, Jose Antonio Moreno Zamorano, Santi Martínez, Paco Corbeto (concejal que fue en el Ayuntamiento de Rota). 

El croupier Gonzalo Ganaza, un portuense de 33 años de edad, sostiene que el trabajador es quien realmente se esfuerza por conseguir las propinas. "Si alguien no da, nos buscamos la vida para que dé", afirma. Invitar a una copa al cliente remiso puede hacer milagros en algunas ocasiones. También existen otras armas más sutiles. Javier Dandy, jefe de mesa del casino, también de 33 años, comenta las habilidades de algunos de sus colegas, como la croupier Antonia, que con su "gracia y salero" favorece la acción generosa.

La empresa Casino Bahía de Cádiz, representada por su director comercial, Luis José Esteban Solinis, discrepa de las afirmaciones de los empleados. "La donación de propinas en los casi nos es una tradición que hay que agradecer a los franceses", comenta con ironía. Esteban Solinis insiste en que la propina de los jugadores es "atípica", pues, según él, responde a impulsos provocados por la fortuna. "El empleado tiene una participación cierta, pero no es decisiva. Lo decisivo es que haya habido una apuesta ganadora”.

casino_pedritoruiz_puertosantamaria1.717 MILLONES EN OCHO AÑOS.
Sin embargo, y frente a las disquisiciones antes citadas, los empleados se afanan por destacar que cuando se habla de propina se habla también de muchos millones. Según datos oficiales, desde 1980 a 1988 los jugadores del casino Bahía de Cádiz dejaron por este concepto un total de 1.717 millones de pesetas, de los que 1.143 millones (66,55%) pasaron a las arcas empresariales y 574 millones (33,45%) fueron repartidos entre los empleados, que ahora exigen otro reparto, esta vez "justo y equitativo". Los trabajadores de la plantilla, 170 en total, iniciaron el pasado miércoles una huelga cuatro días a la que le seguirán otras si la dirección no accede a darles el 50% de la recaudación [paros los días pares y una huelga de 15 días en agosto]. La empresa llega hasta el 44%.El reparto de las propinas está contemplado en el Reglamento de Casinos de Juego de la Comunidad Autónoma de Andalucía, al igual que en otras regiones. Este reglamento deja perfectamente establecido que la recaudación de las propinas es una opción de la empresa. El reglamento también regula que la masa global de las propinas, con depósito en una caja especial, "se repartirá una parte entre los empleados en función de la actividad que cada uno desarrolle y otra para atender los costes de personal y servicios sociales en favor de los clientes". /En la imagen de la izquierda, publicidad de una actuación de Pedro Ruiz y el Show América, en el ciclo de Noche de Estrellas, bajo cuyo paraguas pasaron primeras estrellas europeas por el escenario de la Sala de Fiestas.

Luis José Esteban Solinis admite que sufragar los gastos generales de una empresa -plantilla de personal, mantenimiento y actividades comerciales- con algo tan versátil como las propinas es tan "ilógico como ilógicas son las elevadas cargas impositivas que soportan los casinos". A los 1.299 millones recaudados por juego en 1988, dice Esteban, se aplicó una tasa media impositiva del 44%, de tal forma que los ingresos por este concepto fueron de 715 millones, "cifra inferior a los gastos generales de la empresa". Durante ese mismo período, los ingresos por propinas alcanzaron un total de 285,8 millones de pesetas, cantidad que tras el correspondiente reparto supuso 180 millones para el casino y casi 106 millones para los empleados". /Texto: Enrique Chueca.

A principios de los 70, mi madre --Pepa-- trabajó de limpiadora en Viajes Marsans, en la agencia de El Puerto entre 1972 y 1977. En verano, me gustaba acompañarla. Mientras ella adecentaba la oficina, yo viajaba, con la imaginación y con el Capitán Tan, por todo lo largo y ancho de este mundo, de la mano de unas revistas gordísimas que expedían sueños a unos precios que estaban al alcance de cualquiera que no fuéramos nosotros.

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Parte del equipo del desaparecido Viajes Marsans de El Puerto, Aurora, Ángela y Joaquín, junto al entonces concejal de Turismo, Fernando Gago, al inicio de la presente década.

A veces, a la vez que bruñía el suelo o le sacaba brillo al cristal del escaparate, mi madre me hablaba de las dignidades del trabajo y de mi obligación inexcusable de estudiar para ser el día de mañana un hombre de provecho, pero yo andaba ya muy lejos de allí, celebrando un gol de Gárate en el Calderón, comprobando a pie de volcán que el Teide medía los 3.718 metros que decía mi libro de Sociales, o batiéndome en duelo contra un barco pirata a pocas millas de Mallorca.

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Manifestación en contra de la gestión del otrora presidente de Marsans y de la Patronal Empresarial de este país.

Algunas tardes, la fantasía también se iba de vacaciones, y mi avión, a poco de despegar, aterrizaba como podía en la mesa de la señorita Emilia, o en la de Don Joaquín, un señor que, a pesar de venir de una familia tan humilde como la nuestra, se había labrado un porvenir como escribiente.

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Un pirata, [ver nótula núm. 1.946 en Gente del Puerto] con el alma de palo y demasiadas cuentas pendientes, mucho más peligroso que aquéllos contra los que yo luchaba de niño mientras mi madre hacía de la necesidad virtud, ha mandado al paro, esa tierra hostil donde habita la angustia, a los 1.400 empleados de Marsans, una sociedad rentable hasta que comenzó el saqueo. Las navidades anteriores, ya consiguió que Air Comet no levantara nunca más el vuelo. /En la imagen de la izquierda, en junio de 2010, el concejal de Turismo, Fernando Gago visitaba a la plantilla de Viajes Marsans, solidarizándose con su situación.

viajeslucero_2_puertosantamaria/En la imagen de la izquierda, tomada en enero de 2011, el mismo local de Viajes Marsans albergaría un nuevo proyecto empresarial formado por los ex trabajadores de la agencia: Viajes Punto Lucero, aunque de efímera existencia.

Sostiene mi madre que igual que se dictan órdenes de alejamiento contra los maltratadores, también deberían prohibir acercarse a las empresas a aquéllos que maltratan a los trabajadores. Y dice también, mientras limpia cansada el cristal amarillo de la memoria, que le da mucha pena que haya cerrado la oficina de Marsans en El Puerto. /Texto: Pepe Mendoza.

pms_caricatura_puertosantamariaRelato de un suceso que vivió nuestro paisano, el comediógrafo Pedro Muñoz Seca, padre de la ‘astracanada’, escrito y publicado en la Revista Portuense el 22 de enero de 1927

Dependía entonces la Comisaría general de Seguridad del ministerio de Fomento. Era yo a la sazón jefe del Negociado de Accidentes y compartían conmigo los trabajos oficinescos dos simpáticos auxiliares, que vivos y relativamente sanos andan por ahí tosiendo su gripe como cada hijo de vecino.

Ya por, aquel entonces había yo estrenado cincuenta o sesenta comedias, y había tenido la suerte de que muchos críticos y no pocos intelectuales se “metieran” conmigo de una manera desacostumbrada. Porque sepan ustedes que, gracias a Dios, y E1 nos da a todos muchísima salud, a mi me han “pegado” algunos Aristarcos como no le han “pegado” a nadie. Ganas de demostrar a todas horas que son Aristarcos “de pega”.

¡Maestro “Azorín” …! ¡¡Viva su señora madre de usted!! Bueno, pues, a lo que iba. Una mañana, “al filo” de las doce, como dijo por vez primera no sé que escritor cursi, se entreabrió la puerta de mi despacho, asomó la gaita un señor de agradable aspecto, y, tras el consabido “se puede”, “adelante”, “gracias”, “no hay de que darlas”, preguntó a uno de mis auxiliares, con marcado, acento catalán:

-- ¿El “negociado” de Accidentes, me hace el favor?
-- Es este mismo, caballero. 
-- ¿Podría indicarme quien es el jefe? 
-- Aquel señor del bigote. 
-- Gracias.

pedromunozseca_recreodelostrapos_puertosantamariaY se acercó a mi mesa, y me saludó con una exquisitez, con una cortesanía, que hubiera dejado boquiabierto a D. Alfonso Retortillo, que es la persona a quien se ha visto saludar con más elegancia. /En la imagen, Pedro Muñoz Seca, en el porteño 'Recreo de los Trapos'.

--Mire --me dijo– Yo me estoy hecho un lío, ¿sabe? Yo soy director de una Compañía en “Barselona”, he ideado una nueva combinación de seguros, he redactado un modelo de contrato, y como no se si se ajusta o no a los preceptos legales y no quiero tirarme una plancha, porque a mi lo que más me horroriza son las planchas, ¿sabe?, pues deseo que me diga si la póliza es o no viable antes de solicitar oficialmente su autorización. Ya se que no está usted obligado a hacer este trabajo, pero si quiere tener conmigo esa gentileza … 
--No faltaría más, señor. Déjeme esas cuartillas; yo las estudiaré particularmente, subsanaré los defectos que tengan, y mañana, cuando usted vuelva, estará el modelo de contrato en punto de caramelo.

El caballero catalán se deshizo en frases de elogio para la Administración pública y para mí, se curvó cuatro veces, hasta esquirlarse las vértebras, y cuando regresó al día siguiente y se encontró con el trabajo hecho, volcó de nuevo sobre mi él carro de las alabanzas, y no sabia cómo demostrarme su agradecimiento.

Dispuesto yo a variar de tema le hablé de Cataluña, de mis entusiasmos por aquella región, y le pregunté, por preguntarle algo:

--¿Cómo van los teatros en Barcelona?  Torció el gesto repetidas veces.
-- Mire, amigo: aquello está de lo peor. No hacen más que esas astracanadas que le sacan a uno de “quisio”. Ya habrán oído ustedes hablar de ese autor que le “disen” Muñoz Seca; ese tío mamarracho, que no escribe más que brutalidades. ¡Los críticos de allá le ponen …! Pero, a pesar de ello, hay obras de Muñoz Seca en casi todos los teatros. ¡A mí, que soy un hombre fundamentalmente serio, me ponen mal esas obritas! Porque es que a mí, cuando alguien me hace reír, me da coraje, ¿sabe usted? Mire, yo no pataleo nunca en los teatros, porque soy una persona muy conocida en Barcelona, y no voy a ponerme a patalear en público ...
--Claro. 
--Pero no sabe usted las ganas que tengo de patalear a Muñoz Seca.

Mis dos auxiliares no subían adónde mirar. Uno de ellos metió la cabeza en un estante, como buscando algo, y empujaba, deseoso de meter también todo el cuerpo. EI otro, por no soltar el trapo, apretó entre los dientes con tal fuerza, una boquilla de espuma, que la partió en seis pedazos. Una hora después aún echaba espuma por la boca. Yo, sin alterarme, le dije sonriendo:

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Teatro de la Comedia (Madrid) antes del incendio de 1915, tras el que fue restaurado.

--Pues mire usted: mañana estrena Muñoz Seca en la Comedia, una astracanada de las suyas. Quédese; asista al estreno y como aquí no le conoce a usted nadie, patalee, si hay ocasión, y desahóguese.
--Si, señor. Encantado. Es un nuevo favor que voy tener que agradecerle; porque mañana … 

Y dejó caer un bastón que llevaba, que era una grúa. -Ahora mismo voy a comprar la localidad. Y se fue.

Corrió la especie por la oficina; llegó la especie de la broma al propio comisario de Seguros, y todo el personal de la casa aguardaba al siguiente día al caballero antiastracanista, antimuñosequista y catalanista. Y llegó radiante, con dos butacas de la fila sexta. ¡Dos! ¡Porque habla comprado otra para mí! Quería que yo le viera patalear. ¡Qué hombre tan grande ...¡ ¡Con que ilusión se despidió de mí aquella mañana …! ¡Hasta luego…! Que lleve un bastoncito de peso …¡Lo que nos vamos a divertir …!

Siempre he pedido al Altísimo que gusten mis comedias; pero nunca con el afán de aquella noche. ¡Dios mío, que guste siquiera el primer acto! ¡Que salga yo a escena! ¡Que me vea el catalán …!

Cuando llegué a la Comedia, minutos antes de empezar el espectáculo, miré por el agujerillo del telón, y vi a mi hombre repantigado en su butaca, con el “bastón grúa” en la mano y mirando levantiscamente a izquierda y derecha, como diciendo: “Aquí hay un reventador decidido. A ver que pasa”

Confieso que sentí pánico. Pero por fortuna, el acto primero fue un exitazo. ¡Qué risotadas! ¡Que ovaciones …! Jamás he salido a escena con tanto gusto. De la mano de Irene Alba, avancé hasta las candilejas, clavados mis ojos en los del caballero catalán, que, asombrado, rojo, no se si de vergüenza o de indignación, bajó la cabeza, hasta hundir la barbilla en el pecho …

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El Teatro de la Comedia, en la actualidad.

Al comenzar el acto segundo había desaparecido. No le he vuelto a ver. Dicen que cuando se estrena una comedia mía en Barcelona, aunque guste mucho, hay siempre un señor que protesta desaforadamente.

--¿Y es, seguramente, el de la póliza? 
-- ¡Oiga usted, amigo¡ ¡Bueno está ya, caramba! Que yo le di a usted una broma: pero usted me hizo estudiar toda una tarde aquel modelo de contrato, que era un ciempiés, y gracias a mi esfuerzo se está usted “hinchando”.

¡No “patalee” usted más, por los clavos de Cristo! /Texto: Pedro Muñoz Seca.

baldemerohermoso_mere_puertosantamariaAprendió a jugar al fútbol cuando aún no se estilaban por aquí las escuelas de fútbol. O puede que sí: cuando la única escuela era una calle sin apenas circulación en la que se improvisaban porterías con pelotes –también llamados piedras- y partes de arriba de chándals hechas un gurruño. Partidos infinitos con el bocadillo bien agarrado en una mano mientras con la otra se hacía visera hasta que el sol se volvía un balón fofo, derrotado y oscurecido por el  ancho cielo nocturno de las barriadas obreras. Algún destello de aquél niño de los ochenta prende todavía en la mirada perspicaz de Baldomero Hermoso, Mere, futbolista de larga trayectoria, entrenador profesional desde hace varias temporadas y portuense de ese año en el que al Generalísimo se lo llevo por delante una flebitis y El Puerto era una joya turística por descubrir en la que nunca más veranearía el almirante Carrero Blanco.

--Acabas de afrontar una nueva etapa como entrenador del Algeciras C.F., nada menos, planteando sin tapujos “el ascenso como exigencia”. ¿No asusta empezar con una meta tan ambiciosa?
--Supone la máxima responsabilidad, pero en ningún caso miedo. El Algeciras C.F, en el momento actual sólo puede afrontar su participación en Tercera con el objetivo del ascenso. Sabemos lo que hay y lo que conlleva. Aun así, tengo la certeza de que la recompensa a ese trabajo es aún mayor que la exigencia, por lo que lo enfrentamos con entusiasmo.

--No es desde luego cualquier equipo. Quienes tenemos memoria y cierta edad lo recordamos como fijo en la División de Plata del fútbol español de hace ya unas cuantas décadas, y uno de los clubes señeros de Andalucía. 
--Soy consciente de que el Algeciras C.F es un club con una historia detrás importante. Es una entidad centenaria que cuenta con muy buenas instalaciones, una afición numerosa y en una ciudad grande. Además, viví aquí hace quince años mi experiencia como jugador y eso es algo que me viene bien para entender con mayor facilidad el contexto en el que me muevo y la idiosincrasia del club.

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Su presentación a los medios en Algeciras.

--Antes del Algeciras has dirigido otros equipos más modestos, ¿es este el escalón que de alguna manera “te tocaba” para seguir avanzando en tu carrera?
--Es indudable que pase lo que pase, será una experiencia que ayudará en mi crecimiento como técnico. Trabajo para estar a la altura de lo que se pretende. Entiendo que entrenar está complicado porque somos muchos y es una oportunidad única de luchar por conseguir un ascenso. Si eso ocurre, tendré muy presente el mérito que les corresponde a esos equipos que apostaron por mí. Puerto Real C.F, Racing Club Portuense y Conil C.F.

--Cocinero antes que fraile, sufriste una grave lesión que te apartó de seguir pisando el césped cuando aún te quedaba biografía para continuar. ¿Cuánto le debe esa lesión a tu vocación como entrenador?
--Es difícil medir eso, pero tanto dolor posiblemente nos hace más fuertes ante la adversidad. De todas formas, de mi etapa de jugador, prevalecen los momentos de felicidad sobre los menos agradables. La carrera de jugador es algo maravilloso… y no hace falta jugar en Primera para alcanzar esa felicidad. Ahora como entrenador es diferente. Conservo mis vivencias como futbolista y éstas me ayudan a entender mejor qué piensa el jugador en cada momento.

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Un joven Mera en el terreno de juego.

--¿Y muchas ganas contenidas de saltar al terreno de juego desde el banquillo a sentir otra vez el bisbiseo del césped bajo los tacos y los golpes de cuero del balón en campos importantes de nuestra geografía futbolística.
--Lo vivido, vivido está. Yo, además, no vivo de lo que fui y creo modestamente que no pasé de ser un jugador de perfil bajo que desarrolló su carrera por campos de Segunda división B y Tercera. Aunque también disfruté de momentos de mayor relumbre, sobre todo porque pertenecer al Cádiz  C.F. y jugar en el Carranza, es una sensación especial como deportista.

--El Ramón de Carranza de aquel Cádiz de la Primera División de los ochenta con el que se seguro que soñaría el niño que empezó en los equipos de fútbol base del Puerto.  ¿Cómo ve el adulto de ahora aquellos tiempos de ilusión y aprendizaje.

--Esos recuerdos son los mejores que jamás tendré respecto al fútbol. Fui un niño tremendamente feliz en un ambiente totalmente distinto al de un niño de ahora. Soy de la Barriada la Palma y crecí rodeado de pinos y campos de fútbol. Íbamos al colegio y por la tarde, bajábamos a la calle con el bocadillo en la mano y nos caía la noche encima pegando patadas a un balón. Esa es la mejor escuela de fútbol para el niño, pero por desgracia eso se perdió. Luego, con el sueño de ser futbolista, comencé en San Marcos y de ahí al Cádiz con 16 años. Una lástima para los críos de ahora, el no conocer lo que son las calles vacías de coches y dos piedras haciendo de porterías.

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Los tiempos de jugador sobre el terreno de juego del Ramón de Carranza.

--¿Qué sientes, por cierto, como jugador y entrenador del Racing Portuense que fuiste, ante la desaparición del que durante décadas fue el club grande de esta ciudad.
--Es una gran pérdida para la ciudad. El Racing era algo que estaba en el ADN del Puerto y su desaparición es todavía más triste para aquellos que vieron y vivieron épocas anteriores y gloriosas del club. Al primer estadio que acudí como espectador fue al Cuvillo a  comienzos de los ochenta,  cuando el equipo jugaba en una Segunda B potente de sólo dos grupos. Yo era un chiquillo y me impresionaba ver la preferencia llena y un ambiente precioso y añejo de fútbol.

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La última alineación del R.C. Portuense.

--Te vas a Algeciras con Miguel Chamorro, tu segundo de a bordo, alguien que tiene, más o menos, la edad que tú tenías cuando empezaste a dirigir equipos. ¿Qué valor le das al equipo de profesionales que trabajan junto a ti?
--Le doy muchísima importancia. Miguel Chamorro, es un chaval joven aún, pero con la capacitación máxima para estar en la élite. No tardará mucho en llegarle esa oportunidad y cuando le llegue no saldrá de ahí. Los que dirigimos grupos vivimos de nuestra anticipación y determinación en lo que hacemos. Lo tengo conmigo porque tiene estas cualidades además de una gran preparación académica y práctica.

--En declaraciones en las que defines tus claves como entrenador aparecen términos como “alegría”, “dinamismo” y “riesgo”, pero también “orden” y “exigencia”. ¿Cuál es tu forma de entender el papel que tiene que asumir el líder –tú en este caso- de un equipo de deportistas?
--Intento dirigir siendo fiel a mi forma de ser, a mi personalidad. Con todo lo bueno y lo malo que conlleva eso. Me gusta conocer al jugador persona porque pienso que lo primero es llegar al corazón del ser humano: Guardiola lo llama “dar en la tecla”. Si consigues esto, ya puedes hablar de fútbol lo que quieras, pero lo primero es llegar a la persona. Además de esto, hace tiempo que aprendí que a los conflictos (que por cierto son inevitables)  que surgen con los futbolistas y el entorno hay que atacarlos de frente. Cuando toca ser tajante, hay que serlo, porque si no todo lo anterior se te vuelve en tu contra. Futbolísticamente, me identifico con un equipo que actué de forma inteligente sobre el campo. Hacemos mucho hincapié en que el jugador comprenda la esencia del juego y que se implique con intensidad máxima en el trabajo sin balón.

0001120451_x440_jpg000--¿Y cuál es tu próximo “ascenso” después del más que seguro ascenso del Algeciras?
--Esas son casi dos preguntas una sola. Lo mejor es trabajar para el logro de los objetivos y no pensar en lo que vendrá después. Si se consigue aquello que se planificó, y por lo que se luchó sin descanso, sólo podrán llegar buenas noticias para mi club y para mi aun corta trayectoria como entrenador.

--Y ya por último -y como en el los créditos del final de las películas- esta historia sería imposible sin…
--…Sin mi familia, por supuesto, que es la que me lo permite todo y todo lo soporta por mí. A veces pienso que vivir conmigo tiene que ser una tortura, porque desgraciadamente esta es una dedicación que se presta poco a la desconexión. Afortunadamente, repito, tengo una familia maravillosa que me ayuda muchísimo. Mis padres, mis suegros y, desde luego, mi mujer son los damnificados de todo esto. Ellos son quienes más merecen mis ratos de felicidad, además, claro, de mis dos hijos. /Texto: Angel Mendoza.

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Affiche-El-Puerto-de-Santa-MariaEse cartel promocional de las playas porteñas es de finales de la segunda mitad de los cincuenta del siglo pasado. La candidez del chiquillo de traza angelical que llena de arena dorada un cubo tumbado, con escudo municipal grabado y todo, es metáfora potente de lo que era en esos días la que resulta ser hoy la industria más decisiva para dejar atrás - de una vez por todas y de verdad- crisis, recesiones y demás pegajosas pesadillas de carácter económico.

Similares sensaciones de ternura nos asaltan cuando rescatamos de uno de los textos capitales de la bibliografía portuense, Puerto de Santa María. Ciudad de Historia y turismo, salido de la mano barojiana de don Manuel Martínez Alfonso, esta página que da cuenta de una visión de futuro que hoy leemos con la mirada con la que nos acercamos a una novela de ciencia-ficción de finales del XIX: con entrañable asombro y con respetuosa cordialidad.   /Texto: Ángel Mendoza). (Las imágenes que se reproducen a continuación pertenecen al libro de Martínez Alfonso).

“De hoy, en cambio, es la tercera industria portuense: el turismo.

De hoy, como tal industria. Pues bien antiguos e ilustres precedentes tienen las playas del Puerto como estación balnearia. Nada menos que los infantes Don Francisco de Paula y su esposa doña Luisa Carlota, con sus hijos, entre ellos Francisco de Asís, que luego sería rey consorte por su matrimonio con Isabel II, vinieron con su séquito y servidores –setenta y dos personas en total, sin contar las clases de tropa- a residir en el verano de 1822 al Puerto de Santa María; y hasta cuentan las crónicas de la Ciudad que les obsequió, complacida con su presencia, con un elegante baño flotante, y organizó en su obsequio todo un vasto programa de festejos.

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El Club Las Redes, en 1978.

De hoy, sin embargo, es la verdadera promoción turística de nuestra Ciudad. De hoy y, casi diríamos, de mañana; pues con ser ya firme y eficaz cuanto en este orden de cosas se ha realizado, las posibilidades turísticas del Puerto son tantas y tan buenas, que ofrecen par un futuro inmediato una amplia perspectiva de realizaciones, muchas de las cuales están ya en fase de programación.

Pero, para no adelantarnos a lo que tiene que venir, basta que centremos nuestros comentarios sobre lo que ya son espléndidas realidades.

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El paseo marítimo de Valdelagrana, en 1978.

En Valdelagrana, a la orilla izquierda del Guadalete, y en lo que hace pocos años sólo eran terrenos baldíos y playas deshabitadas, se extienden amplias zonas urbanizadas con viviendas unifamiliares, hoteles, residencias y torres de apartamentos, comunicadas por una red de calles y avenidas y enlazadas a lo largo de un hermoso paseo marítimo. Instalaciones comerciales, piscinas, pistas de Tiro Pichón y al Plato, Camping, Estadio Deportivo, completan, entre otras, las instalaciones de este maravilloso complejo residencial que, por otra parte, no ha hecho más que iniciar el desarrollo de sus inmensas posibilidades.

La antigua y tradicional playa de la Puntilla ha sido remozada, con nuevas instalaciones y más cómodos accesos, y construida ya la primera fase de un nuevo paseo marítimo, que llegará, por de pronto hasta la Punta de la Colorá, donde van a iniciarse las obras de un gran puerto deportivo.

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Vista aérea de la Ciudad en 1978.

Más al Oeste, y hasta el límite jurisdiccional de la Base de Rota, nuevas urbanizaciones con hoteles, chalets y bungalows se suceden a lo largo de la costa: Vista Hermosa, Las Redes, El Manantial, Fuentebravía…

El hotel de ese nombre, con su antigua denominación de “parador” y unas instalaciones por completo transformadas en la actualidad, fue el verdadero pionero del turismo portuense. Eran tiempos –todavía al alcance de la mano- en se iba a aquella playa en cascabelero coche de caballos. Por el camino –cinco largos kilómetros de curvas sorprendentes en medio de una rica vegetación- se cruzaba uno, a lo más, con un par de camperitos soñolientos, algunas muchachas deportistas que pedaleaban en su bicicleta y –eso sí- con el imprescindible carro de los cántaros, todo pintado de verde, que traía a los refinados de la población la provisión de agua, del fresco manantial de Fuenterrabía. Todo ello ha sido superado hoy, aunque lo digamos con cierta nostalgia. Pero en medio de este fecundo desarrollo turístico el Puerto vive hoy en nuestros días y ante las magníficas perspectivas de su todavía porvenir, todavía más prometedoras, bueno es traer aquí, modesta, sencillamente, el recuerdo de aquel “Parador” que sentó las bases del actual turismo portuense.”

'Puerto de Santa María. Ciudad de Historia y Turismo'. Manuel Martínez Alfonso. Editorial EVEREST. León, 1978

“Felipe vamos bien, ya estamos en el lay line y nos acercamos a boya sin problemas" es la voz de Fernando León, táctico y armador del barco, que es, quien así se dirige a el, en aquellos momentos Príncipe de Asturias y desde finales de junio Su Majestad El Rey Felipe VI. Éste, un poco mas adelante y a punto de iniciar la maniobra, se dirige a la tripulación con estas palabras, "oídme, todos a sus puestos izada al natural y no me falléis en la maniobra".

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Con esta colaboración, quiero resaltar  la naturalidad nuevo Rey de España de Felipe de Borbón y Grecia y su predisposición a ser uno más de la tripulación y del proyecto, huyendo de todo protagonismo que por su condición de príncipe le tocaba

Tras una etapa en la vela ligera, en la mítica Escuela Nacional de Vela de Calanova, la primera que existió en este país, y en las que durante sus vacaciones veraniega, completo y dio forma a una afición casi genética por el deporte de la vela, que le supo inculcar su padre el Rey Juan Carlos I que a la vez la había recibido de su padre D. Juan de Borbón, Conde de Barcelona, fruto de sus famosas navegaciones desde muy pequeño en el Saltillo por aguas de Cascáis.

Tras este periplo, es en el año 1985 cuando el Príncipe debuta en barcos de la clase crucero, concretamente lo hace en la regata que lleva el nombre de su padre, la Copa del Rey Agua Brava. Y lo hace con uno de los barcos de la armada, concretamente el Sirius V., S.M. el Rey había encargado al entonces capitán de navío de la armada Marcial Sanchez Barcaiztegui que formara una tripulación con este barco donde el Príncipe pudiera comenzar a navegar.

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EN EL PUERTO, EN 1987.

En el año 1987 el Príncipe acude por vez primera a las regatas de verano de El Puerto. La por aquella época famosa regata del Sherry, recibe en este año a un barco singular, se trata del primer AIFOS, nombre de la reina Sofía escrito al revés, que la armada a construido para que lo patronee el príncipe. El barco fue un media tonelada, tipo de barco de regatas muy popular de la época, el Aifos fue estrenado en la quinta edición de la Copa del Rey del año 86 y para las regatas del Puerto contaba con una tripulación mixta entre oficiales de la armada y compañeros de otras navegaciones veraniega en Palma.

Entre los oficiales hay que señalar a dos de ellos por sus especiales connotaciones con Cádiz y El Puerto, se trataba de Jaime Rodríguez Toubes y Mario Palao Taboada.

El barco estuvo atracado en Puerto Sherry y allí gracias a mi cargo de director de regatas de Marina de Puerto de Santa Maria, concesionaria de Puerto Sherry, pude conocer mas de cerca a un joven príncipe que me impresiono ya por su naturalidad y su afán de ser tratado como uno mas de los regatistas participantes.

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El Príncipe repite su participación de manera consecutiva durante los años 88 y 89. Tras un lapsus de dos años el Príncipe y la Infanta Doña Cristina acuden a la edición de 1993, donde inauguran de manera oficial el antiguo mástil de señales del barco de la armada "Martin Álvarez", que había sido cedido a la entidad portuense, por la Capitanía General de la Armada de San Fernando, siendo el presidente del náutico portuense Jose Maria Escribano.

La última vez que participo en el Sherry fue en el año 2000, ya formando parte de la tripulación algunos compañeros de promocion de su estancia en la Escuela Militar de Marín.

Otra de sus participaciones en regatas en la Bahía se produjo en el año 1992, tomando parte en los primeros Campeonatos del Mundo de Clases Olímpicas, denominados Mundo Vela 92.

En aquella época D. Felipe de Borbón navegaba en la clase olímpica Soling y preparaban su participación en los JJ.OO. de Barcelona 92. Con el príncipe que ocupaba el puesto de medio en una tripulación de tres. Que estaba formada por Fernando León, como caña y por el gallego

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Alfredo Vázquez como proa, teniendo como tripulante de reserva a otro gaditano de pro, Javier Vallejo, conocido en el mundillo como "Mazinger de Cadi". De esta unión saldría una amistad importante con Fernando León y que iba a marcar el futuro como regatista de El Príncipe.

Aquí mi relación con el y con Fernando, iba marcada por mi condición de máximo responsable, conjuntamente con Vivi Mainemare, de todo los relacionado con el protocolo, relaciones públicas y actos sociales de Mundo Vela.

Varias anécdotas marcan su estancia en El Puerto. El se alojaba en el Hotel Monasterio, por aquella época el más emblemático de la ciudad y el resto de la tripulación en el Santa Maria, que también era y es un gran hotel. Su preceptor por aquella época el general Alcina, me llamo para saber donde estaba alojada su tripulación, al comentárselo me dijo que reservara una habitación en el hotel Santa Maria, ya que el Príncipe se alojaría con ellos, dicho y hecho por mi parte.

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El príncipe solía alternar con sus compañeros de equipo y otros amigos regatistas en el cercano y mítico pub "El Convento", donde se encontraba como uno mas sin recibir un exceso de atenciones por parte de la dirección del establecimiento que entonces regentaba Jose Ramón Perles Giner.

También en aquella regata recibimos la visita de S. M. La Reina que estuvo viendo una de las regatas de match-race desde la torre de control de Puerto Sherry. Aquella visita fue como un talismán, ya que aquel dia en un campo de regatas muy pegado al espigón de poniente de Puerto Sherry se produjo una ajustada victoria del barco del Príncipe, sobre el alemán oriental Schumann, líder indiscutible a nivel mundial de la clase.

Retomé el contacto con el Príncipe, cuando Fernando León y Kiko Sanchez Luna formaron el equipo de regatas CAM, donde pase a desempeñar el cargo de jefe de prensa del barco. Desde el año 2002 al 2009 cuando se cancelo, forme parte de un equipo que yo definiría más que como equipo, como una familia de amigos de las que teníamos el honor que Don Felipe formara parte de ella.

En este equipo también formaban parte, los portuenses Nacho Alcina, "Zani" y Fernando Martinez del Cerro, "Manteca".

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Al comienzo del proyecto en el año 2002, SAR, navegaba más con nosotros y conforme iban pasando los años, la presencia de D. Felipe en el barco se iba reduciendo a la vez que aumentaban sus responsabilidades institucionales. Como jefe de prensa del barco y del proyecto, recibí todas su ayuda y colaboraciones posibles, tanto para cumplir con mi trabajo ante los compañeros de los medios, con entrevistas y opiniones, así como el posado en el barco con toda la tripulación para los fotógrafos y cámaras de TV.

Igualmente en mis cinco años como jefe de prensa de la Copa del Rey (2008-2012), mi relación también fue muy cercana, porque aparte del trabajo para el barco, había otros compromisos que cubrir para la propia regata.

A todos ellos nunca dijo que no, especialmente entrañable se mostro con unos niños, con distinto tipos de minusvalía, en una visita que giraron a la regata y que se quisieron hacer unas fotografías con El Príncipe a bordo del barco, colaboro en todo momento con los cuidadores de los niños y la tripulación en la difícil subida al barco desde el muelle.

En la edición de la Copa del Rey del año pasado, realizando mi trabajo como periodista, ya que mi contrato con la regata como jefe de prensa había finalizado, fue la última vez que le vi en persona. Creo a modo de final y siempre en el lenguaje de los navegantes, que tenemos un magnifico Rey, que está preparado para navegar con vientos duros y también con bonancibles. /Texto: Nicolás Terry Martínez.

A principios del XIX el hábito de tomar baños de mar se generaliza como costumbre social y fines terapéuticos, higiénicos y lúdicos. La temporada comenzaba por San Juan y finalizaba en septiembre

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Playa de la Puntilla y Balneario. Año 1910. /Hauser y Menet.

Ya desde la antigüedad los pioneros de la medicina recomendaron a sus pacientes la toma de baños de mar como práctica curativa. Hombres como Galeno, Hipócrates o el andalusí Avicenas descubrieron el poder curativo del mar.

Pero es a principio del siglo XIX, cuando por primera vez en europa las costas de Francia e Inglaterra se llenaron de pacientes. Los médicos de la época redescubrieron las virtudes del baño de mar como medio para mejorar la salud de personas con problemas respiratorios y circulatorios. Y concretamente en nuestra ciudad el eminente doctor Joaquín Medinilla y Bela deja reseñado en su opúsculo Baños de mar del Puerto de Santa María una amalgama de efectos beneficiosos para la salud, llegando a afirmar que "los baños de mar producen sus efectos por las sales que tienen disolución, por su temperatura, por el movimiento de las olas ó por el que se hace nadando o por la atmósfera marina saturada de sales y clima agradable".

La fe que muestra Medinilla en su trabajo divulgativo tiene mucho que ver con la manifiesta crisis de la terapéutica tradicional en el siglo XIX, ya puesta en entredicho por las farmacopeas ilustradas. La patología romántica y las corrientes médicas no oficiales que aparecen en europa desde finales del XVIII, contribuyen al auge de los remedios que ofrece la naturaleza, inscribiéndose en este contexto los baños de mar.

En el sur, la desembocadura del Guadalete y la Playa de la Puntilla, sujetos al flujo y reflujo del mar, reunían las condiciones naturales más indicadas para ser aprovechadas sus aguas con los fines terapéuticos más variados. En nuestra ciudad se consideran los años 1860 y siguientes el periodo de máximo apogeo, aunque ya en 1816 se daba a conocer desde el ayuntamiento un despacho real mediante el que se le concedía a la casa de niños expósitos de El Puerto la facultad exclusiva de construir barracas, cajones y aposentos para baños en el río Guadalete "aplicando su producto al aumento del salario de las nodrizas o amas de cría y a las demás urgencias y necesidades que padece la casa y los inocentes niños".

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Playa de la Puntilla a la altura de la Rotonda del mismo nombre. Año 1910. /Hauser y Menet.

Según el historiador local Enrique Pérez Fernández, el ayuntamiento acuerda que los baños se establecieran por sexos separados, imponiéndose una multa de cuatro ducados a los hombres que pasaran al de mujeres, hecho que aunque prohibido dio lugar a situaciones picarescas,

La organización de baños en El Puerto se produce a través de tres empresas de baños en el río y una en la Playa de La Puntilla. Se consideraba que la temporada había que comenzarla por San Juan y que concluyera nada más pasar la Virgen de los Milagros el 8 de septiembre.

En los baños del Guadalete la estructura de madera que facilitaban los baños consistía en una barraca para el uso de los bañistas y una galería de acceso desde la orilla hasta los baños flotantes, conformados estos por una plataforma de tablas, techada, dispuesta sobre dos embarcaciones menores embonadas (al modo de los puentes de barcas) y cajones sumergidos que ocupaban los pudorosos bañistas. En la cercanía de la playa de La Puntilla, en 1885, José Antonio Neto instaló los denominados baños El Porvenir en la denominada Punta de Malandar, Consistían en casetas de vestir, pilotes alrededor y cubiertos de redes para la seguridad de los bañistas. Como servicio complementario se utilizaban dos carruajes, que por 25 céntimos llevaban y traían a los bañistas desde la calle Misericordia nº 14 hasta los baños de El Porvenir y a la Playa de La Puntilla, así como barquillas entoldadas que partían junto al muelle del vapor. También se dispusieron trenes extraordinarios con tarifas reducidas para los vecinos de Jerez.

Como dato curioso las Ordenanzas Municipales de 1906 -reflejadas en el trabajo de Pérez Fernández- se refieren a los balnearios del Guadalete y de La Puntilla: "El piso de la parte destinada en los baños para vestirse el bañista estará cubierto con esteras". "Aunque no es obligatorio el uso de las ropas de los dueños de establecimientos de baños, que suelen alquilar para el servicio de los bañistas, no se consentirá aquellas dejen de estar perfectamente limpias y secas para su uso". "Del techo o cubiertas de cada baño penderán cuerdas de cáñamo para comodidad y seguridad de los bañistas". "Todo baño tendrá desde el anochecer el número de luces que sean necesarias, mientras haya público".

El doctor Medinilla refería que era importante tomar algunos baños dulces templados antes de empezar los de mar, y que los que se tomen en La Puntilla "no deberán usarse a las horas de la bajamar, por no haber oleaje, ya que el agua no obra sólo por sus sales, sino por la impresión producida por el oleaje y por la atmósfera marina". Los baños que eran buenos para la salud y la curación de afecciones en la piel y el cuerpo fueron en un principio en días alternos. La duración del mismo venía a ser de aproximadamente diez minutos y enseguida debían salir para secar la humedad. Se decía en los manuales de la época que "el primer 'baño de ola' no debe realizarse hasta dos días después de la llegada al punto costero, una vez que el individuo se haya aclimatado al nuevo ambiente. Las horas de baño más favorables son entre las diez y las cinco de la tarde, y a ser posible con marea alta, porque el agua estará más caliente, más limpia y próxima, y las olas son más numerosas. El baño no debe tomarse en reposo, debe estar precedido de un ligero ejercicio físico o de la exposición al sol. La inmersión en el mar debe ser completa y rápida, sin indecisión, por lo que así la sensación de escalofrío primario se reduce al mínimo en intensidad y duración. Después, la piel debe frotarse rápidamente con una toalla seca". Todo un ritual. /Texto: Enrique Bartolomé.

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La última semana de agosto, antes como ahora, coincidían en nuestra ciudad la mayor aglomeración de veraneantes y visitantes ocasionales del verano y se programaban en esos últimos días de afluencia masiva no solo los mejores espectáculos musicales y taurinos, sino las más sonadas y prestigiosas fiestas privadas, también llamadas “de familia”.

osborneguezala_puertosantamariaUna de las que por esa época alcanzaron mayor resonancia era la que organizaba Roberto Osborne Guezala, empresario triunfador en Sevilla con su fábrica de cervezas ‘La Cruz del Campo’,  aparte de ser accionista destacado de la firma vinatera de su apellido, fiesta que tradicionalmente realizaba cada verano junto con su esposa María Teresa Vázquez de Pablo en la ‘Casa Grande’ de Vista Hermosa, paraje que como pueden imaginar los lectores, estaba rodeado de pinares cuajados de camaleones, viñas rebosantes de dulce uva moscatel casi madura por aquellas fechas, retamales, higueras bravías y chumberas que servían para delimitar las lindes de las huertas y navazos de los mayetos que rodeaban tan magnífico chalet, sus instalaciones y jardines.  Aunque la familia solía cerrar la temporada estival, como era y es costumbre en los nativos,  después del día en que se celebra la Natividad de la Virgen, el 8 de septiembre, festividad de la patrona local, la Virgen de los Milagros, esta fiesta reunía, además de a su extensa familia, muchos de cuyos miembros residían lejos de El Puerto, a un numeroso grupo de amigos e invitados de toda la comarca, de su misma clase social. Era una fiesta-baile nocturna,  a lo grande, sin escatimar gastos. /En la imagen de la izquierda, uno de los fundadores de Cervezas La Cruz del Campo, Roberto Osborne Guezala.

carlosdeborbon_infante_puertosantamariaReferiremos en esta croniquilla casi un siglo después, la  que tuvo lugar en el verano de 1926. Para la ocasión se engalanó toda la arboleda que rodeaba la fachada principal de la Casa Grande y el sendero de entrada con bombillas eléctricas de colores causando sorpresa de admiración a cuantos invitados iban llegando en sus coches desde Jerez, Sanlúcar, Cádiz… y también El Puerto.  El matrimonio recibía a los invitados en la hermosa escalinata de acceso por la que se asciende al ‘hall’ de la casa, iniciándose el baile de la tarde-noche en un espacioso salón que llamaban ‘Salón de Tennis’, posiblemente porque en los días de mucho viento, calor o lluvia, debido a sus dimensiones y la altura del techo, fuese utilizado como una pista cubierta para practicar ese deporte. Cabían holgadamente un centenar de parejas de baile, amén de la banda municipal que amenizaba la ‘soiré’ conjuntamente con una orquestita muy prestigiosa llamada ‘Sexteto Castillo’ considerada como una ‘jazz band’ que actuaba habitualmente en las selectas fiestas de la sociedad sevillana, y había sido contratada por  Roberto Osborne que la vio en una actuación en la casa palacio que  los Sánchez Dalp tenían en la plaza del Duque de Sevilla, en una fiesta organizada en honor de SS.AA los Infantes Doña Luisa y Don Carlos, a la que asistió como invitado. /En la imagen de la izquierda, Carlos Tancredo de Borbón-Dos Sicilias. Infante de España, bisabuelo materno del rey Felipe VI. (Gries-Francia) 10-11-1870 - Sevilla, 11-11-1949. /Foto: Colección Manuel Montes Mira.

Convertido parte del jardín en una especie de recinto ferial, con varias avenidas de albero que conducían a las pista de tenis en donde estaban instalados diversos puestos en los que se ofrecían deliciosos helados (fri-cap), mosto frío y varias clases de caldos generosos con la misma denominación o marca que el pinar que circunda la finca: ‘Mochicle’ y, por supuesto, la cerveza de la casa.  Los que no bailaban, paseaban por esas avenidas que iluminaban un centenar de focos y se iban instalando en la plaza portátil , que tenía amplias y cómodas gradas y dos palcos, uno para la banda de música y otro para la presidencia, montada junto a las pistas de tenis, donde tendría lugar a continuación una becerrada nocturna en la que intervinieron, en primer lugar Rafael Muñoz Ávila, toreando, banderilleando y estoqueando a un becerro, siendo aplaudido por los asistentes su voluntad y afición.

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'Villa Ángeles' o 'La Angelita', desaparecida hace cinco años, en 2009.

Hacía catorce años que había regresado de Cuba con su familia, pasando a vivir a una hermosa finca rústica del camino de Fuentebravía, llamada "Villa Angeles", que era el nombre de su madre. Esta denominación me trae el recuerdo de una encantadora casita, ya desaparecida, pintada de color siena, situada al otro lado de la antigua vía del tren de Rota, frente a la calle Ganado, conocida popularmente como "La Angelita", inmueble que citamos aquí como un nostálgico y simbólico recuerdo de los mucho que hemos perdido en la ciudad en el pasado reciente.

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La Casa Aramburu, en Cádiz.

El segundo lo lidió otro de los aficionados invitados, José Aramburu, hermano del jefe del partido conservador de Cádiz y pariente de Ramón de Carranza, diputado por El Puerto de Santa María en 1919. En el transcurso de la misma los asistentes pudieron presenciar, asombrados,  como se tiraba al ruedo un joven espontáneo, vestido con blusa de dril y gorra; casi inmediatamente hizo su aparición la autoridad en forma de guardia municipal, que procedió a su detención, tranquilizándose algunas de las espectadoras que se habían angustiado con el incidente.  Sin embargo, al llegar a la barrera, detenido y municipal, saludaron al público, que les aplaudía cariñosamente. Eran, uno de los hijos de los anfitriones, Roberto Osborne Vazquez y un amigo, Joaquín Lizárraga que habían preparado el numerito.  En el intermedio entre becerro y becerro, profesionales de la venta ambulante, consumados pregoneros de sus productos: agua, vino, cerveza, gaseosa… y toda suerte de 'chucherías gastronómicas', desde corrucos a 'güeros langostinos' ofrecían gratuitamente los mismos a todo el que los quisiera.

Del tercer becerro, para regocijo de los más pequeños, se ocupó la cuadrilla bufa de Fatigón, profesionales de los espectáculos denominados ‘charlotadas’ que actuaban con éxito en los cosos de todo el país con el nombre artístico de ‘Charlotte, Fatigon y su botones’ que desgranaron su repertorio de trucos y payasadas. Fatigón, montado en la caña de una escoba con una cabeza de caballo de cartón realizó todas las suertes del rejoneo, finalizando con oficio de un estoconazo, pie a tierra, su actuación, que fue muy jaleada por los asistentes. La cuarta y última res que salió al ruedo fue lidiada y estoqueada por el ganadero sevillano Tomás Murube, que tiene una calle en aquella capital andaluza. Según se indica en la reseña del acto inserta en la ‘Revista Portuense’, en la que nos hemos documentado para escribir esta nótula, su actuación estuvo plena de “arte y valentía”.

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Tomás Murube y Sebastián Recasens, en 1934, en el aeródromo de Sevilla junto a la primera piloto femenina del aeroclub, Gloria Cuesta, a los pies del autogiro de La Cierva.

Una década después, en los primeros compases de la guerra civil, pilotando, conjuntamente con Sebastián Recasens, una avioneta del Aéreo Club de Sevilla en labores de reconocimiento, tal vez imprudentemente, fue derribada por los fusiles de los milicianos republicanos a la altura de la Roda de Andalucía. Aunque salieron con vida del percance, como señala Mercedes Fórmica en su obra ‘Visto y vivido’ 1931-1937’: “En aquellos días no se hacían prisioneros” y fueron ambos fusilados.

Durante la lidia de los tres becerros por parte de Muñoz Ávila, Aramburu y Murube, estuvieron asistidos y ayudados por una cuadrilla formada por José Mora Figueroa, Manuel Salvador y José Antonio Benvenuty, este último habitual actuante por esas fechas en becerradas realizadas en el coso portuense y, posteriormente,  banderillero profesional formando parte de la cuadrilla de Manolo del Pino, el mítico novillero local 'El Niño del Matadero'.

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En la imagen, Manuel del Pino, 'Niño del Matadero'.

Finalizamos esta mirada retrospectiva, reproduciendo textualmente el comentario del cronista que vivió hace ochenta y ocho años aquel evento social veraniego: “Terminada la fiesta taurina que resultó brillantísima, dirigióse nuevamente la concurrencia al salón de ‘tennis’ pasando antes por los puestos (anteriormente mencionados) donde se servían toda clase de delicados fiambres, pastas, dulces finos, medias noches, emparedados y por último, chocolate. Reanudado el baile en el (salón) tennis, no cesaban en el baile las parejas, continuando en amenizar la fiesta el ya consignado sexteto Castillo, interpretando lindos ‘foxtros’ y la banda municipal con alegres pasodobles y otros números. La agradabilísima fiesta duró en todo su apogeo y brillantez hasta después de la seis de la mañana". /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. PUERTOGUÍA

 

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En la mañana de hoy miércoles las hermanas Adelaida y Milagros Pérez Navarro han recibido de manos del alcalde, Alfonso Candón Adán, un diploma de reconocimiento municipal por el interés que muestran por todos los actos que se celebran en la Ciudad así como por su asistencia a los mismos. Ningún acto que se precie en El Puerto se puede celebrar sin que esas hermanas estén presentes en el mismo.

El primer edil les ha hecho entrega de un diploma enmarcado, insistiendo en que “sois muy queridas por la ciudadanía de El Puerto y hemos considerado que sois merecedoras de este diploma, porque hacéis de embajadoras de todo lo que acontece en nuestra Ciudad”. Además, Candón hace hincapié en que “os habéis convertido en parte de los organizadores de todos los actos, nos acompañáis allí donde vamos y a todo lo que os llega, y por eso entendemos que os habéis ganado este diploma”.

Un diploma que estas hermanas (ver nótula núm. 1.299 en GdP) han recogido mostrando su agradecimiento y entusiasmo, dando las graciasal alcalde y confirmando que seguirán acudiendo a todos los actos que se celebran y felicitando al primer edil por la amplia programación de actividades que se realizan en El Puerto, especialmente en verano, tanto de parte de la administración local como de las empresas o entidades que se suman a la misma.

Asimismo, el alcalde las anima a seguir acudiendo a todos los actos y actividades que se celebran, “porque se aprende mucho con esta programación a la que podemos asistir. Es bueno que otros portuenses os tomen como referencia y asistan también a todas las actividades que se ponen en marcha, porque estamos seguros de que es una oportunidad única de aprender, culturizarnos y conocer nuestra Ciudad”.

 

 

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En el ABC del 6 de Agosto de 1974, en una crónica referente a la IV Fiesta del Cante de los Puertos, organizada por Luis Suárez Ávila con el patrocinio del Ayuntamiento de El Puerto, acto que se dedicó a la memoria de Perico Frascola y al cante de Sanlúcar de Barrameda, escribía Jose Luis Manfredy lo siguiente:

cantedelospuertos_1974_puertosantamaria«La más joven generación estuvo representada por Juan de los Reyes, cantaor con voz ronca parecida a la de Agujetas, poseedor de un buen estilo; Pepe Sanlúcar, aunténtico prodigio de voz y compás, camino de ser figura importante y Rancapino, un cantaor que no conviene perder de vista porque es muy posible que haya que contar con él en un futuro inmediato para poder hablar de cante.»

 

Rancapino canta con el alma en la mano, con mucho sentido pese a su voz ronca y ténue a la que le saca la máxima sentimentalidad y rendimiento. Su cante duele y sabe a rancio. Hay misterio en su eco tortuoso, melismático y profundo; Alonso, es un compendio de su maestro Aurelio Sellé, Talega, Caracol y Niño de la Calzá, es eso y mucho más, pues atesora grandes conocimientos de los que soy puntual testigo, pese a su asombrosa cortedad para presumir de ello.

Alonso Núñez Nuñez, 'Rancapino', nació en Chiclana de la Frontera en 1945, desde niño fue conocido con el apodo de 'Rancapino', toda vez que un gitano de Barbate apodado 'El Mono', al verlo tan 'renegrío' le dijo que parecía 'un pino quemao', aunque como él suele alegar 'no arranca ni yerbabuena'.

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Chaquetón, Rancapino, José de los Reyes 'el Negro' y Chano Lobato.

Alonso proviene de familia de artistas, hijo de Manuel (a) 'Orillo' al que apenas conoció porque falleció cuando Alonso tenía tan solo cuatro años, nieto de Ramón Núñez Heredia 'El Obispo' y de la cantaora Antonia García Moreno 'La Obispa' Hermano de Ramón Núñez (1932-2004), (a) 'Orillo del Puerto', también cantaor y bailaor, el cual estuvo muchos años en la compañía de Antonio Gades.

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Rancapino y Camarón.

Admirador acérrimo del cante de Manolo Caracol, Aurelio y de su inseparable amigo José Monge 'Camarón'. En una entrevista publicada en la Revista Candil (nº 22- 07/1982) declaraba lo siguiente con respecto a Aurelio Sellé: «Bueno, yo de Aurelio tengo muchos recuerdos. Cuando yo trabajaba en el tablao, en Cádiz, por las mañanas me iba al 'Español', que era donde estaba Aurelio tomando café, y me hablaba de Caracol, del que era un enamorao. También me hablaba de 'Hermosilla', de Espeleta, de la madre de La Perla. En fin, que hablaba mucho con él de cantes y de artistas antiguos».  /Texto: Antonio Barberán.

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Pititi del Puerto, Antonio Barberán y Rancapino. La foto es del verano del 2011 en la Peña Juan Villar. Fue una comida entre amigos en la cual estuvo presente su sobrino Manuel de los Ríos 'Pititi del Puerto', estableciéndose entre los dos cantaores el consiguiente 'mano a mano'. El guitarrista que brindó la sonanta, no era otro que mi amigo Ignacio Álvarez y en medio de ambos cantaores, Perico 'El Melu'.

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De izquierda a derecha, Manuela Ojeda, casada con Manuel Ruiz-Calderón López, Dolores López, suegra de la anterior casada con Severiano Ruiz-Calderón Pulito, Ana Martín Tejada, casada con Severiano Ruiz-Calderón López y Francisca Sanabria, conocida como la Tata Paca. Detrás, mirando a la cámara. el sobrino de doña Boni, vecino de caseta de los Ruiz-Calderón. Los niños son Mariló Ruiz-Calderón Ojeda, Ana y Miguel Ángel Ruiz-Calderón Martín y Severo Ruiz-Calderón. Principio de la década de los sesenta del siglo pasado.

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Severiano Ruiz-Calderón López, --descendiente del que fuera alcalde de El Puerto en cuya memoria se rotuló el Parque con su nombre-- era un gran aficionado a la caza de la tórtola y así, solía para los veranos entre Constantina (Sevilla) donde el aire era muy saludable, Chipiona por el gusto de su madre Dolores López y El Puerto que era su pasión, heredada por su hija Ana María.

Severiano se casó con Ana Martín Tejada y se fueron a vivir a Sevilla donde estuvo destinado como práctico del puerto comercial, pero constantemente regresaba a su tierra y los veranos no dejaban de ir a la casa de los abuelos en la calle Larga.

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josefasanchezllebret_puertosantamariaDe la familia marinera compuesta por el matrimonio entre José Sánchez Romero (1852), de profesión de la mar y guarda del Vapor, como consta en el padrón de habitantes de 1911, y Dolores Llebret Pellicer (1858), nacieron siete hijos, que relacionamos a continuación por orden de fechas de nacimientos: Manuel (1864) José Benito (1866),  María Dolores (1871-1956), Josefa (1874-1935?), los gemelos Manuel y Ramón (1877) y José Joaquín, (1883-1958), todos nacidos en El Puerto de Santa María.

María Dolores Sánchez Llebret, estuvo casada con Fernando Pasage Blandino, (dueño del Bar “La Mezquita” y del kiosco de bebidas del Parque,  que luego fue Club Taurino). Tuvo tres hijos: María Dolores,  Manuel y Fernando Pasage Sánchez. Este último, contrajo matrimonio con María Martínez Dopeso y tuvieron cuatro hijos: Asunción, Fernando, María Cristina y Manuel, que viven aún en nuestra ciudad.

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El kiosko de Fernando Pasage Blandino, que luego fue Club Taurino, y que despareció por el expedito método de la piqueta en la última década del siglo XX.

El hermano pequeño de Josefa se llamaba Jose Joaquín, fue tipógrafo y realizaba los carnés de propaganda veraniega, patrocinados por el Ayuntamiento del El Puerto. Se casó con Eloísa Artola Ortiz y tuvieron seis hijos: Alberto, Carlota, Josefa, Dolores, Joaquín y Eloísa. Aún viven Dolores,  Eloísa y sus descendientes.

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Carnet oficial del Verano de 1927.

La protagonista de este escrito, Josefa María de los Dolores Sánchez Llebret, como consta en su partida de bautismo,   nació nuestra ciudad en la calle Los Bolos nº 2, el día 22 de Octubre de 1874.

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En el número 2 de la calle Bolos, en el entorno de las Siete Esquinas, nació nuestra protagonista.

Sus primeros comienzos artísticos  los realizaría muy joven en la provincia de Cádiz, actuando en cafés cantantes. Posiblemente,  emigró a finales del siglo diecinueve a Sevilla. En estas fechas partían a la ciudad de la Giralda, todas las jóvenes que soñaban con ser artistas, como lo hicieron nuestras paisanas “Las Coquineras”. Pudo tener como profesor de baile a  Manuel Díaz Rueda, portuense nacido en 1807. Este maestro de la danza  era familiar por parte materna de Las Coquineras. (Ver nótula núm. 1.042 en GdP). 

Josefa partió  de El Puerto con el oficio  del cante y del  baile bien aprendido. Según su nieta Josefa Cárcamo Sánchez, también tocaba la guitarra y en muchas ocasiones se acompañaba con ella. En el padrón de habitantes de Madrid en 1914 figuraba como corista y en el de 1925 tenía la profesión de artista.

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Café Cantante a finales del S. XIX en Sevilla.

Estuvo unida sentimentalmente a un guitarrista flamenco de nombre Antonio Moya, andaluz de nacimiento, probablemente sevillano,  con el que tuvo dos hijas,  a las que no inscribieron en el registro civil,  cuyos  nombres eran  Pilar y Julia. He buscado a Antonio Moya en los padrones de la capital de España,  desgraciadamente sin ningún resultado.  Como última opción me dirigí a los amigos artistas y a algunos aficionados mayores, muy ligados al flamenco de esta ciudad, pero no me dieron datos aclaratorios, aunque sí habían oído hablar de él.

A principios del siglo XX,  Antonio Moya acompañó con su guitarra a Josefa durante diez años por cafés cantantes y representando  sainetes cómicos andaluces por  los teatros de la Península Ibérica. Su fecha de fallecimiento podría haber  tenido lugar entre los años 1927 y 1930, pues en 1926  Josefa y Antonio habían visitado a su hija Pilar con motivo del nacimiento de su nieta Josefa, mientras que en 1930 cuando nace otro nieto, Luis, la abuela Josefa ya era viuda.

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Ilustración de un Café Cantante en Madrid. 

Josefa actuó en muchas ocasiones como actriz y corista, fue una mujer que tocó todos los palos de los espectáculos escénicos. Su óbito no he podido tampoco localizarlo en Madrid, donde creo que dio su último suspiro de vida. Me informó su nieta Josefa de que su abuela falleció cuando ella tenía 5 ó 6 años, por lo que creo que esto pudo ocurrir entre los años 1932 a 1935. Fue una mujer que pisó los escenarios durante cuarenta años de carrera artística.

En el padrón del año 1925 se hospedada en una pensión de la calle Jardines nº 14, con su hija Julia Moya y un grupo de artistas. En esta rúa madrileña tuvieron Pepa Oro y Antonio El Macareno, una casa de huéspedes  en el primer tercio del siglo veinte.

CALLE JARDINES.

Según los estudiosos del arte flamenco la calle de los Jardines, número 21, albergó el mejor y más conocido de los cafés de cante tanto de la Villa como del resto del país. El café de la Marina fue escenario del inicio y presentación en Madrid de muchas carreras profesionales con proyección internacional de baile, cante y toque de guitarra con sus diferentes estilos o “palos”.

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Calle de los Jardines en Madrid, donde estuvo el Café de las Marinas y, posteriormente el cine Bello. Hoy es un restaurante. Como podemos apreciar en cuestión de cables en las fachadas: "en todas partes cuecen habas"

Josefa les metió el veneno del artisteo a sus dos hijas, las preparó para vivir de la farándula, fueron a academias de baile flamenco y de escuela bolera,  en estas fechas  muy de moda en nuestro país.

En la Ciudad del Gato, moraron muchos artistas del El Puerto, entre los años 1880 a 1920. Alguno de estos fueron: Antonia y Josefa Gallardo “Las Coquineras”, María del Carmen Gallardo “La Gaditana”, bailaora, cantaora y tía de las Coquineras y madre de la bailarina y bailaora Amparo Pozo Gallardo; Rafael Bermúdez Castro Rivas, el gran actor portuense y galán del teatro de su tiempo, José Talavera Gabriel polifacético actor, director de teatro, cantor de zarzuelas y cantaor conocido en El Puerto, por Talavera o Julepe, Los Monge Antúnez, conocidos por Los Chaquetas, artistas del flamenco y Teresita Mazzantini, nombre artístico de Teresa Ros Uceda o Teresa Uceda, nacida en El Puerto en los años setenta del siglo XIX a la que  he buscado en los archivos de Cádiz, Jerez, Sanlúcar de Barrameda, Madrid y también en nuestra ciudad sin ningún resultado. Hay mucha leyenda detrás de esta dama del cante. He escuchado comentarios de viejos aficionados portuenses que dicen falleció en Sudamérica y fue trasladada a España y enterrada en Madrid, ¡vaya usted a saber!

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Pilar Moya Sánchez (o Pilar Sánchez Llebret) durante una actuación en Méjico.

Pero volvamos a Josefa Sánchez Llebret. Ésta fue una mujer valiente y liberal, pues tener cinco hijos naturales en aquellos tiempos era una verdadera locura y estaba mal visto por la sociedad.

La primera de sus hijas fue Salvadora Sánchez Llebret,  de la que no conocemos el lugar de nacimiento, aunque suponemos que pudo ser en El Puerto. Falleció de tuberculosis en nuestra ciudad el 23 de noviembre de 1914, con tan solo 21 años en El Puerto de Santa María. La noticia sobre su sepelio aparece en las páginas de Revista Portuense de 25 de noviembre de 1914.  Su acompañamiento estaba formado por todas las clases sociales y presidieron el duelo Manuel y Fernando Pasage Sánchez, sus primos, y sus tíos José Joaquín y Manuel Sánchez Llebret. Se dio la circunstancia de que  Salvadora, que aparece en la prensa con los apellidos Tey Sánchez, se había comprometido y tomado de dichos el 22 de agosto de ese mismo año 1914 con el joven empleado de los Ferrocarriles del Norte Manuel García Robiou, con el que desgraciadamente no pudo llegar a celebrar su matrimonio.

María Sánchez Llebret, fue la segunda, pero no se ha localizado la fecha de nacimiento ni tampoco la de su óbito. Por la información obtenida a través de las nietas de Josefa, conocemos que estuvo internada en un convento de monjas donde se dedicaba a bordar un manto para la Virgen. Allí le sobrevino la muerte.

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En la imagen, las dos hijas de Josefa: de izquierda a derecha Pilar, su marido Antonio Cárcamo y Julia Sánchez Llebret (o Moya Sánchez).

Pilar Moya, nombre artístico de Pilar Sánchez Llebret, fue su tercera hija,  nacida en Zaragoza, el 25 de Abril del 1903. Falleció muy joven en Madrid  en 1933. En la calle Gravina nº 11, según el padrón de 1925 de Madrid, vivía con su esposo e hijos. De profesión artista, recorrió con su madre y su hermana Julia, los teatros de todos los rincones de la Piel de Toro y del Norte de África. Estuvo casada con el artista de teatro Antonio Cárcamo Cañizares, nacido el 21 de Julio de 1899, en La Laguna, estado de Santa Catalina (Brasil). Tuvieron tres hijos: Antonio Cárcamo Sánchez,  Josefa Cárcamo Sánchez y Luis Cárcamo Sánchez.

En los años 1922 y 1923, actuaron Antonio Cárcamo y Pilar Sánchez por varias provincias mejicanas. En 1926 cuentan que se produjo un incendio en el Teatro Pavón mientras actuaba Antonio con su esposa, interviniendo éste en la extinción del fuego.  En el año 1927 actuaban en  el Teatro Alcázar de Madrid.

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El Teatro Pavón, en la Revista de la Construcción Moderna. Año 1925.

Julia Sánchez Llebret, cuarta hija de Josefa,  también tomo el apellido de su padre, Antonio Moya, como nombre artístico. Fue una estupenda bailaora. Nació en la villa de la Línea de la Concepción, el 11 de Julio de 1904 y  muere el 3 de Noviembre del 1968 en Madrid. Esta mujer en sus comienzos artísticos fue bailaora, bailarina y corista, acompañó a su madre y formo dúo con su hermana Pilar. En sus diez últimos años de vida fue actriz de teatro. Julia Moya conoció a su esposo el actor Manuel Trujillo, trabajando en la compañía de Lola Flores. Hay personas mayores que la recuerdan como una gran bailaora y en el mejor momento de su carrera artística abandonó el baile, pasándose a la interpretación. También formó parte de la compañía de El Niño Marchena y  de Valderrama. Del matrimonio  nacería una niña  que recibirá el  nombre de  Julia y será también actriz, de ella hablaremos más adelante.

El quinto y último hijo de Josefa y de Antonio Moya fue José Sánchez Llebret, madrileño que nace el 20 de Mayo de 1914 en la calle Ruda nº 14.  Su muerte ocurrió en 1995 en Dreux, Francia. Estuvo casado con Leonor Quel Martínez, nacida 1924 en Ambite de Tajuña (Madrid). Tuvo tres hijos: Ángel (1945 en Orusco de Tajuña, Madrid) Maria de los Ángeles (1947 en Orusco de Tajuña, Madrid) y María Dolores (1954 en  Madrid).

Josefa, llego actuar con sus hijas Pilar y Julia en  numerosas ocasiones.  Las dos hermanas formaron un dúo conocido como Las Hermanas Moya. También fueron coristas de la compañía de teatro de Celia Gámez, la gran vedette de revista de los años treinta y cuarenta. En la Revista Baleares de 20 de Agosto de 1918, pagina nº 8, dice literalmente: “Todas ellas hicieron las delicias de la escogida concurrencia, pues con gracia sin igual las hermanas Moya y la señorita Pazzi Pons, bailaron unos boleros con grandes aplausos de los asistentes”.

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Pilar Moya aparece actuando en la compañía de Celia Gámez, en su revista musical 'Las Leandras'. Mundo Gráfico. 17.11.1931.

La joya de la corona, Julia Trujillo Sánchez, nieta de Josefa Sánchez Llebret, es una de las grandes cómicas del teatro de este país. De casta le viene por parte de sus abuelos,  Josefa Sánchez Llebret y Antonio Moya, y de sus padres Julia Sánchez Llebret y Manuel Trujillo Carrasco, actor de teatro y guionista. Se dejó caer por la capital del reino un 3 de Mayo de 1923 y se fue con los que no vuelven el 27 de Agosto de 2013. Es una de las grandes actrices española, del siglo veinte. Sus actuaciones son numerosísimas en el cine, en el  teatro y en la  televisión. Debutó en el teatro de la mano de sus padres con tan solo 14 años de edad.

En 1980 fundó junto a Manuel Canseco, la Compañía Española de Teatro Clásico, estrenó obras de Calderón, John Murrel, Salom, Paso y Miras, representó también  a Mihura y a Valle Inclán y ha fallecido a los 81 años en la capital de España. Fue expuesta su capilla ardiente en el Teatro la Victoria,  del mismo modo en el que son despedidas las grandes actrices de la escena de este país.

juliatrujillomoya_o_sanchezllebret_puertosantamariaLa Trujillo, tenía el premio a la mejor actriz de habla Hispana de Estados Unidos, entre otros reconocimientos. En televisión, entre los años 1965 y 1980, llego a los hogares españoles actuando en los “Estudio Uno”. /En la imagen, Julia Trujillo Sánchez (o Sánchez Llebret).

Durante dos décadas fue una de la protagonista de la Compañía Nacional de Teatro de María Guerrero, que bajo la dirección de José Luis Alonso, estrenó obras de Valle Inclán, Pirandello, Gorki, Bertolt Brecht y Galdós. Fue presidenta de la casa del actor, a la que dedicó sus últimos años de vida. En muchas ocasiones visitó y actuó en la tierra de su abuela. Recuerdo haberla visto en el hotel Los Galgos de Madrid en 1988 durante la presentación del Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, de Editorial Cinterco,  allí estaba charlando con el poeta granadino Luis Rosales, presentador del libro de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz. Fue una noche muy bonita para todos los que colaboramos en esta obra.

Esta breve semblanza de las vidas de la portuense Josefa Sánchez Llebret  y de su saga, hubiera sido imposible sacarla a la luz sin la aportación de tres mujeres, a las que hay que agradecerles su ayuda, principalmente,  a Josefa Cárcamo Sánchez, hija de Pilar Sánchez Llebret, a María de los Ángeles Sánchez Quel, hija de José Sánchez Llebret,  y a mi amiga Ana Becerra Fabra.  /Texto: Antonio Cristo Ruiz.

 

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La ciudad celebró en 1920 unas Fiestas de aviación, por iniciativa del alcalde Manuel Ruiz Calderón El Ayuntamiento contrató a un aviador que realizó unos 20 vuelos sobre la ciudad

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Imagen tomada por Bernardo Rodríguez Morgado en uno de los vuelos de Bayo Giroud en 1920

Por iniciativa del alcalde Manuel Ruiz Calderón, se celebraron brillantes fiestas de aviación en El Puerto de Santa María el sábado 21 y el domingo 22 de agosto de 1920. Contratado por el Ayuntamiento, el teniente de Infantería y piloto aviador Alberto Bayo, de 28 años, realizó durante esos dos días unos veinte vuelos sobre la ciudad y alrededores a bordo de su biplano francés Caudron G.3, con motor de 80 CV, que había adquirido recientemente por 26.000 pesetas. El terraplén de la playa de la Puntilla durante la marea baja sirvió como improvisado campo de aviación, al que el público podía acceder previo pago de 50 céntimos (tarifa general) o 25 céntimos (niños). En la mayoría de los casos el aviador se elevó con pasajeros, que subieron de dos en dos al aparato. El paseo aéreo costaba 50 pesetas por persona si el vuelo era alrededor de la playa y el doble si se sobrevolaba la población.

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Nacido en Puerto Príncipe (Cuba) el 28 de marzo de 1892, Alberto Bayo Giroud era hijo de Pedro Bayo Guía -coronel de Artillería a su fallecimiento en 1919- y de su segunda mujer, Concepción Giroud. Su hermanastro Celestino Bayo Lucía (Barcelona, 1880) fue el primer aviador militar español víctima de accidente de aviación, ocurrido en el aeródromo madrileño de Cuatro Vientos a finales de junio de 1912. En diciembre de ese mismo año obtenía el título de piloto de aeroplano otro medio hermano de Alberto Bayo: el capitán de Estado Mayor Alfonso Bayo Lucía (1883-1955), futuro Jefe de Aviación. En cuanto a Alberto Bayo, después de diplomarse -1915- en la Academia de Infantería de Toledo, realiza el curso de aeronáutica y supera las pruebas para la obtención del título de piloto de 1.ª categoría en marzo de 1917. Un mes después, siendo todavía segundo teniente, se le destina al Regimiento de Infantería Covadonga n.º 40, en Leganés. Durante el último trimestre del año 1918 practicará su especialidad en Cuatro Vientos como teniente en comisión al servicio de Aeronáutica Militar. Bayo no permanecerá mucho tiempo en su siguiente destino, el aeródromo de Tetuán (Protectorado en Marruecos), pues tras sufrir un accidente de motocicleta es enviado convaleciente de vuelta a Madrid en octubre de 1919. /Bayo Giroud, en una imagen de su etapa de piloto militar.

A principios de 1920, el teniente Alberto Bayo recibe autorización para dirigir -en las proximidades de Cuatro Vientos- la Escuela Civil de Aviación Hispano-Británica, dedicada a la enseñanza de pilotos y a exhibiciones de acrobatismo aéreo. Con esta última finalidad llegará Bayo a Cádiz, acompañado del mecánico francés Rochette, el domingo 15 de agosto de 1920, aterrizando su biplano frente al balneario de la espaciosa playa Victoria sobre las nueve y media de la mañana. A lo largo de la semana siguiente, ante un público entusiasmado, el "intrépido aviador" realizó varios ejercicios acrobáticos sobre el cielo de Cádiz (como el looping the loop), además de medio centenar de vuelos con pasajeros, quienes -explicaba la revista gaditana Deportes- "deseaban experimentar las sensaciones y emociones que han de sentirse en la aviación". Terminado su contrato en Cádiz, el viernes 20 vuela el cotizado piloto con el mecánico hasta Rota, llevando como pasajero al ingeniero Juan Carlos Lacave. Esa misma tarde hacen la travesía a El Puerto: aterrizan en la Vega de los Pérez y tras dejar el aeroplano custodiado por una pareja de la Guardia Civil, Bayo y Rochette se trasladan al chalet del Tiro de Pichón y desde allí en automóvil al Hotel París (calle Larga, 100), donde se hospedan.

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Una imagen de un avión Caudrón G-III E-2.

El sábado 21 de agosto a la hora prevista -13:30- tomó tierra en la Puntilla el aeroplano de Bayo, cuya llegada era esperada por gran número de espectadores desde casi dos horas antes. El aparato despegó en nueve ocasiones esa tarde, haciéndolo sin pasajeros solo la tercera y la cuarta vez. En la crónica del día siguiente, la Revista Portuense enumeró las personas que habían subido al Caudron: "un hijo de los señores de Echevarría" y Francisco J. García de Leániz; José Ruiz Pulito y Luis Portillo Ruiz; "la bella y distinguida señorita Pepa Luisa Jiménez Loma" y Antonio Sancho Rodríguez; Ramón García Llano y Enrique Ortega; los hermanos Pedro y José Velarde Ramos-Izquierdo (de Jerez de la Frontera); Ildefonso Santos y "su simpática y elegante sobrina Manolita, que veranean entre nosotros"; en último lugar vuela como único pasajero Antonio Muñoz, padre del torero "Carnicerito", llegado expresamente desde Jerez. "Todas las elevaciones -apostilló el diario local- fueron felicísimas, sin que sufrieran el más leve incidente, manifestándose cuantos se elevaron al descender realmente encantados de lo muy grata que les había sido la elevación (…), poniéndose de manifiesto la inteligencia y la pericia del Sr. Bayo".

Bayo-OrdenAntes de comenzar el segundo día de aviación, vuela Alberto Bayo a Cádiz para recoger a Francisco Leal, mayordomo del Ayuntamiento de esa ciudad y propietario de la Cervecería Inglesa. A las 12:30 emprenden el vuelo de regreso a El Puerto, llegando a la Puntilla ocho minutos más tarde. La playa era ya un hormiguero de gente: "A todo El Puerto que estaba allí -explicaría la Revista Portuense- se unía cerca de 2.000 jerezanos que habían venido por los trenes de la mañana y el mixto". Tras engrasar y cargar de gasolina el aeroplano, el piloto efectúa un primer recorrido de diez minutos, en los que realiza "evoluciones y ejercicios maravillosos". En el segundo vuelo montan en el aparato Pedro Hernández Carrera y el joven Bernardo Rodríguez Morgado (Sevilla, 1898), mi abuelo paterno, quien aquella tarde de domingo tomó desde el aire la fotografía que ilustra este texto, anotando después al dorso de la misma: "Puerto de Santa María, 22-8-1920. Sobre aparato Caudron, motor Le Rhône. Piloto Bayo". Volaron a casi 1.500 metros de altura "sobre El Puerto y la playa -continúa la Revista Portuense-, recorriendo el curso del río, siendo uno y otro recorrido, según esos pasajeros, realmente pintorescos e ideales". /Bayo Giroud ocupó puestos de responsabilidad durante la República.

alberto-bayoEstimulado quizás por esta experiencia aérea, Bernardo Rodríguez Morgado obtendría más tarde -3 de agosto de 1931- el título de piloto aviador civil. Se han cumplido 80 años de su muerte, acaecida al estrellarse la avioneta Fiat que pilotaba contra la azotea del Hotel Cristina de Sevilla el 18 de abril de 1934, mientras realizaba trabajos de propaganda comercial. /Bayo Giroud, en una imagen de su última etapa.

En viajes sucesivos se elevan felizmente con Bayo las siguientes personas: Juan M.ª González Setín, José L. Benjumeda, Fernando Vega, Juan Serrano e hijo, Carmen de la Cuesta, Carmen Pérez Pastor, Ricardo Isasi, Blas Candau, Alfonso Quijano, José García Pérez, Fernando de Juan Caballero, Inocencio García, José Portillo Ruiz, Federico Pico y Carmen Pérez Puerto. Vuelan además, por segunda vez, Ramón García Llano y Luis Portillo. Otros muchos que quisieron subir al aeroplano ya avanzada la tarde del 22 de agosto no pudieron hacerlo, pues la pleamar invadía la pista. Al regreso de los últimos vuelos, el piloto tuvo que aterrizar en la playa del Castillo de la Pólvora. /Texto: Bernardo Rodríguez Caparrini.

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