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Pedro García Garrido, el hostelero del Chiringuito de La Calita, el Carnavalero de la Barriada de la Playa, el hombre de la sonrisa permanente ya ha pasado la cincuentena. Nació el 6 de abril de 1958. Estudió en el Colegio del Hospitalito, en San Agustín y en el Sagrado Corazón. Todos públicos. Empezó desde muy joven -con 10 años- en el mundo de la música y el compás. (Fotografía correspondiente al Pregón de Carnaval de 2005).

Pedro García Garrido, the landlord of the Chringuito (beach bar) at La Calita, the Carnaval fanatic from the Barriada de la Playa and the man with the permanent smile has now celebrated his fiftieth birthday. He was born on the 6th of April 1958. He went to the Colegio del Hospitalito, San Agustín and Sagrado Corazón schools, all of them state schools. He started out in the world of music at the very young age of ten. (photograph from the Official Opening of Carnaval 2005).

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Con 10 años, en la Barriada de la Playa creó el grupo 'Voces Modernas' con Bellido -el vendedor de los cupones-, Kaki, Diego. Aquel cuarteto se llevó el Tercer Premio Galerías Mónaco de Radio Juventud de Cádiz. En 1975 participa por primera vez en los Carnavales de Cádiz. Y de que manera: con la Peña Los Majaras que ese año gana el Primer Premio con la comparsa 'Alegría de Cádiz'. Era el mejor momento de los hombres de José Rico Segura 'Pedro el de los Majara': Pacoli, Paco Artola, Diego Caraballo, José Luis Arníz. Nuestro Pedrito tocaba la guitarra. Tenía 16 años. Luego crea el grupo de Sevillanas y Rumbas 'Los del Mar', en la fotografía, tomada en la caseta de Feria de Crevillet 'Tierra, Mar y Vino', con Pedrito en el centro.

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Estamos ya en 1980. Con el grupo 'Rumba 5' gana el concurso de TVE 'Gente Joven'. Estuvo durante tres años actuando de Despeñaperros para arriba con un curioso grupo de los que dos integrantes eran de Bilbao, dos de Santander y Pedrito fue fichado cuando, veraneando en El Puerto el manager del grupo -Pablo- fichó a nuestro protagonista. Recuerda aquellos largos viajes a Ginebra (Suiza) en un Dodge Dart para actuar ante la colonia  gallega residente en aquel país entre los años 1982 a 1985, cuando empieza a usarse el playback. Ese año hacen un programa para Tele Madrid en Directo y Pedro decide dejarlo. Tantos viajes al norte, y compatibilizar este grupo con las Comparsas lo tenían agotado. En el cartel promocional de 'rumba 5', Pedrito es el segundo por la izquierda.

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Pedrito con el conocido comparsista gaditano, Antonio Martín.

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Pedrito, durante su intervención en el Pregón del Carnaval de El Puerto 2005.

El técnico de la concejalía de Fiestas, José Luis Sara afirma que Pedro es el autor que más agrupaciones ha creado. Dos o tres al año. Pedro cree que sobrepasan las cincuenta. Además se ha dedicado de forma intensiva a la cantera, sin descuidar juveniles o adultos. Precisamente, en 1976 con 'Los Primaverales' consiguió meterlos en la Final del Concurso de Agrupaciones del Falla, obteniendo el cuarto premio en adultos.

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Simultaneaba sus actuaciones con la Comparsa de 'Los Majara' con sus creaciones y la  búsqueda de nuevos valores: Luis Galán, Riverita, Los Sopa que vemos en la fotografía de abajo con 'Los Lunaritos Flamencos'. Pedro es el de la derecha, obteniendo en 1978 el Primer Premio Infantil. Su primera agrupación mixta, en 1980, fué 'Encanto Calé'. Además creó la primera peña carnavalesca en nuestra Ciudad, en 1981: La Peña Pedrito García. También llevó el Carnaval a Sanlúcar de Barrameda en 1983 y a Chipiona; en el primero de los municipios, durante tres años, llevó su experiencia de ese mundillo y bajo su prisma se organizaron los carnavales de dicha población.

losdelcarmen_puertosantamariaComo lo lleva todo para adelante, Pedrito también estuvo con Los del Carmen, el grupo de Sevillanas, entre los años 1988 a 1992, con Manolo Vaca y Miguel Lobato, en los papeles de managers.
Premiado lo ha sido por infinidad de entidades, asociaciones y colectivos, especialmente relacionados con la Fiesta preferida de nuestro protagonista: por la Tertulia del Carnaval, ha recibido el Vaporcito de Oro, de la Peña El Corribolo, el Pito de Oro por parte de los Autores; también ha sido distinguido por la Peña El Vaporcito; ha sido Personaje Entrañable del Carnaval porteño en 1994 y  realizó el mejor encargo para un poeta y músico del carnaval: pregonó la fiesta en el año 2005, en El Puerto, ante sus paisanos.

pedritogarcia_puertosantamariaLA HOSTELERÍA: LA CALITA.
Cuando regresa de dinamizar el Carnaval de Sanlúcar, en 1986 se metió en el mundo de la hostelería y, animado por el entonces concejal de Fiestas, José Luis Sánchez Alonso instaló el Chiringuito de La Calita, en la pequeña ensenada del mismo nombre, en la Playa de Santa Catalina, debajo del Puesto de la Guardia Civil que existía entonces. Llegó a ser un referente en las noches del verano porteño. Las quejas vecinales hicieron que lo cambiara de sitio y de nuevo a instancias municipales lo traslada, en esta ocasión a la Playa de La Colorá, junto a Puerto Sherry, en 1990, repitiendo el éxito como lugar de copas de las noches de verano a pie de playa. Un nuevo cambio y su disposición de siempre a colaborar hace que, en 1995, -fecha en la que ya se dedica en exclusiva a la hostelería- cambie por tercera vez de ubicación, instalándose junto a la playa asfáltica de Puerto Sherry, dentro del complejo náutico, habiendo creado un lugar, no solo para las noches, agradable y marinero. Otra vez parece que los 'nubarrones negros' están acechando a Pedrito: la nueva dirección de Marina del Puerto le ha pedido que deje el recinto. ¿Que pasará con este padre de familia, harto de luchar defendiendo su medio de vida? ¿Volverá a cambiar de sitio? ¿Donde? ¿Otra vez a empezar?

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"La gestora de Puerto Sherry comunicó el pasado noviembre a Pedro García, que daba por concluida la concesión que se renovaba de forma anual con la liquidación de deudas. Además, el pasado miércoles le cortaba el suministro de luz y el lunes el servicio del agua. También le ha ordenado que el próximo 31 de enero tendría que estar desmantelado el establecimiento. La notificación le ha caído a Pedro García como un jarro de agua fría, ya que ha puesto su dinero e ilusión en este local que lleva asentado en las inmediaciones del puerto unos quince años. “Yo no me voy de ahí, no tengo dónde ir”, asegura quien es uno de los nombres clave del Carnaval portuense, además de empresario. Ha empeñado no sólo su vida sino su economía en este local con la esperanza de que todas las promesas que se le han hecho a lo largo de estos años se cumpliesen una vez la jueza resolviese la quiebra y el complejo deportivo volviese a resurgir. Lo curioso del caso es que La Calita está instalada fuera de las verjas del puerto deportivo, pero desde Autoridad Portuaria se le ha indicado que su localización, según ciertas coordenadas, conlleva que los terrenos donde se asienta el bar sean propiedad de Marina. Aunque está intentando llegar a un acuerdo con las partes, cree que una y otra se están tirando la pelota en el tejado de la contraria para no alcanzar una solución viable. Por eso reconoce que lo único posible es llevar el caso por la vía judicial, proceso del que no es partidario por el alto coste que conlleva. Lo que más indigna a García es que durante el secuestro administrativo de las instalaciones por parte de Autoridad Portuaria ésta le fue emplazando a que colaborase durante el período de transición hasta que se resolviese la quiebra y la incautación y que sería entonces cuando su situación se resolvería. “Tenía la certeza de que Autoridad Portuaria regularía mi situación en verano, cuando devolvió las instalaciones” a Marina del Puerto, pero no ha sido así. Ahora es consciente de que la empresa tiene planteada la colocación de una gran carpa en la explanada de entrada al puerto para su explotación como terraza. Sobre su futuro García se muestra claro. “Me embargarán, me echarán de allí, pero no me voy a ir”." Josefina Escudero.

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Miguel López-Cepero Gallardo, porteño de 78 años casado con Victoria Panadero, jerezana de 79 pero porteña, --cariñosamente presa en El Cepo del negocio familiar--, son los patriarcas de una familia hostelera de reconocida fama, buen trato y mejor atención gastronómica a sus clientes y amigos. Tres hijos y cuatro nietos son la descendencia familiar; del negocio de dar de comer, comen a su vez, además de los clientes, siete familias y los eventuales y extras de los fines de semana y temporada alta.

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Quien iba a decir, hace cerca de 50 años, que la pequeña venta que Miguel López Cepero regentaba en la carretera de Jerez a Rota, en las inmediaciones de lo que hoy es el complejo presidiario mas grande de Europa, llegaría a alcanzar la merecida buena fama de la que goza en tantos ambientes de la Ciudad. Por entonces, cuadrillas de Arcos, Bornos y Villamartín venían a trabajar semanas completas a los campos de la zona. Allí estaba Miguel, quien lo mismo los avituallaba en la Venta desde un improvisado ultramarinos en el que también se econtraban repuestos de motos, y quien actuaba como barbero o ventero, vocación final de El Cepo. (Fotografía: La Venta El Cepo en sus comienzos. A la derecha Miguel López-Cepero con su hijo mayor).

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También daba Miguel López-Cepero Gallardo pequeños portes con las mercancías de los campos cercanos, e incluso en una ocasión actuó como ambulancia ocasional ante un inminente parto que se adelantó a resultas de un seísmo. Frente a la analogía que muchos establecen sobre el nombre de la popular venta con los presidios próximos, hay que decir que mientras la cárcel solo lleva veintiséis años, El Cepo tiene casi cincuenta. “Ya caímos en el cepo”, era la frase que mas se oía en las cuadrillas del campo, al finalizar la jornada en el establecimiento de López-Cepero, y así ‘El Cepo’ se le quedó. (En la ilustración, cuadro del arqueño Montero realizado a finales de la década de 1960).

ventaelcepo_06_puertosantamariaDos meses antes de la vendimia, las mujeres de los integrantes de las cuadrillas venían por los cortijos de la zona buscando paja para preparar los colchones de sus hombres que luego cortarían la uva. Hogaño difícilmente se encuentran vendimiadores. Cuando se bebía vino, recuerdan en la Venta, todas las semanas se vendían 20 arrobas de 16 litros, y el consumo habitual, lejos de las cervezas y otros bebestibles, eran las medias botellas de vino, como medida para el trasiego en las reuniones de la parroquia. Aquella  pequeña superficie comercial de hace 50 años, se resintió con la llegada del primer Simago a Jerez: ya las mujeres no se avituallaban tanto en la venta y por el contrario se las veía cargadas bajando desde la parada del autobús próximo, lo que hizo que el negocio se enfocara más a una casa de comidas y bar, que a almacén de conveniencia. (En la fotografía a color de la izquierda, arriba, Pedro y Pepe, de Arcos, Zapata el Pescadero y Rosillo, ya fallecido; abajo a la izquierda el guarda de la obra de Puerto I, ya fallecido y Miguel López-Cepero Gallardo).

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Una reunión en los exteriores de la Venta. De izquierda a derecha: González Barba, Rafael Navas, director de Diario de Cádiz, Miguel López-Cepero Panadero, el diestro Diego Simón, el Bimbo (en breve con nótula propia en Gente del Puerto), Benito López-Cepero Panadero y Modesto Barragán, Director Territorial de Canal Sur en Cádiz.

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En la fotografía, Miguel López-Cepero con sus hijos de pequeños: a la izquierda Miguel Angel, en el centro Antonio y a la derecha, Benito. ¿Estaría señalando para la bandera de España que pronto ondearía en el mástil de la Venta?

Hoy se puede ver en sus salones al torero Alejandro Morilla, a los integrantes de la Peña El Bimbo, o a policías nacionales y familiares de presos de ETA que vienen a un ‘vis a vis’. Si antes fue imprescindible la Venta El Cepo para los habitantes del Pago de La Arreijanal, hoy lo es mas en el panorama gastronómico con su comida casera, elocuentemente llevada por sus hijos, Miguel Ángel, Benito y Antonio López-Cepero Panadero, quienes diversificaron el negocio abriendo el Rincón Español, en la calle Misericordia (son propietarios del local tanto de ese bar como de La Trastienda de Concha) y regentan en la actualidad un Estanco en la calle Valdés.

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Los actuales gestores de la venta, los hermanos López-Cepero Panadero: de izquierda a derecha: Antonio, Miguel Ángel y Benito, posando ante un suculento fondo de jamones y paletillas de la serranía de Huelva.

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carpinteria_lobo_01_puertosantamariaFrancisco Lobo Segura es un portuense nacido en la calle Santo Domingo en el año de 1960. Pertenece a una saga de carpinteros de la que él es la tercera generación en el mismo espacio físico: en la Calle Sierpes -ese pequeño callejón detrás del mercado, donde el tiempo parece haberse parado-. Paco es hijo y nieto de carpinteros o, por mejor decir, ebanistas y restauradores. Que de de eso se ha hecho y se hace en esta fábrica de oficio artesano, siendo especialistas en la restauración de muebles de caoba. Cruzando su umbral parece que entramos en otra época, otro siglo. Es nieto de Frasquito Lobo Montefalco e hijo de Francisco Lobo González, quienes, con sus tíos Rafael y Antonio fundaron una sociedad empresarial allá por 1950, año en el que la carpintería se trasladaba desde la calle Nevería, pegada al Freidor que había en la esquina con la calle Ganado, a su actual emplazamiento, justo donde estaba con anterioridad el Bar Canuto. La sociedad se llamaría luego Herederos de Francisco Lobo Montefalco y, desde 1984 en la que los distintos familiares se fueron desvinculando definitivamente de la misma, es gramofono_puertosantamariauna sociedad unipersonal a nombre de la tercera generación de Lobo en la calle Sierpes, de Francisco, orgulloso del  trabajo de restauración del mueble de un gramófono de la marca “La Voz de Su Amo”.

“Cuando se arreglan sillas, es que no hay faena” es un dicho de su abuelo Frasquito que venía a resumir la filosofía de la carga de trabajo o la falta del mismo en el taller. Recuerda Paco que, cuando era un chinorri (*) se formaban, como hoy, unas tertulias extraordinarias a la hora de la copa de vino fino, improvisadas pero esperadas. Y recuerda de su abuelo un dicho que hoy él también practica: “En una carpintería está prohibido barrer y sentarse encima de los bancos”, es decir que si se barría o se sentaba uno sobre los bancos de trabajo era una mala señal, de falta de trabajo en el primer caso y ofrecer una imagen negativa,  de improductividad, en el segundo. Paco nos confiesa que en la actualidad, cuando algún contertulio pretende sentarse sobre un banco de trabajo, el se resiste a no hacer cumplir con la tradición y le manda para abajo.

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La calle Sierpes, en la década de los sesenta del siglo pasado. Como se puede observar en primer término a la izquierda, los puesos de verduras se encontraban adosados y al aire libre, con el toldo de protección plegado. A la derecha, la ristra de bares de la calle en aquellos años.

revista_cruzados_puertosantamariaLA CALLE SIERPES
Manuel Sánchez -el padre del músico Manolo Sánchez Cerdá- colaborador habitual de la desaparecida revista Cruzados, escribía en junio de 1949, con el seudónimo de Zutanito: «En El Puerto como en Sevilla, y en un plausible afán de copiar lo bueno, tenemos también nuestra calle de las Sierpes. Más pequeña, menos amplia y decorada, pero movida y alegre como aquella de la antigua Híspalis, punto de reunión de tratantes, señoritos, toreros en desuso y disimulados vendedores de tabaco rubio. Una calle Sierpes del “géneroc chico”, pudiéramos decir. En ella encontramos de todo; desde los típicos churros, producto de la masa semigris, hasta las luminosas y decorativas ampliaciones fotográficas, pasando por las flores contrahechas, la hierbabuena, los panzudos cántaros lebrijanos, las sonrosadas arropías y ese “Cepu” de vía estrecha, que es el clásico baratillo. En tan poco espacio, no puede ni debe pedirse más. Si acaso un poquito de espacio para los transeúntes, que, entre los inevitables codazos, canastazos y pisotones, salen de ella bastante desmejorados. La Placilla, quizás sea un sitio muy a la mano y bastante a propósito, porque de esta forma, la calle Sierpes, con sus rifas, puestecillos y veladores de café, tendrá que unir a sus títulos de simpática, popular, serruchos_puertosantamariaalegre y bullidora, como su hermana mayor, la de Sevilla, el de intransitable”.

Como ya hemos señalado el taller de carpintería de Francisco Lobo se encuentra situado en el que fue el Bar Canuto; todavía se pueden ver en sus paredes los azulejos de aquel establecimiento e, incluso algunas piezas de hierro del antiguo bar. La actual propiedad del inmueble continúa en forma de letra “ele” hasta la calle Vicario, en lo que es el estanco situado frente a la panadería de Gómez de Requena. Quizás, debido a su estrechez, fuese en el S XVII el callejón de acceso al corral de las carnicerías, como entrada de mercancías y animales, dado que éstas se encontraban en el lugar que hoy ocupa La Casa de los Leones. Pero también se baraja la posibilidad de que en algún momento, el local de la carpintería fuera un callejón que conectara con la calle Santa María. Lo cierto es que al estar en la esquina de Sierpes con Vicario la garlopa_puertosantamariaPanadería Pública o Tahona, perteneciendo a la misma finca, posiblemente el callejón estuviera cerrado con rejas, desde las cuales se realizase el reparto del pan. Estas informaciones -a excepción de la continuidad de la calle Santa María- nos ha sido proporcionada por el historiador Miguel Ángel Caballero, del Centro de Patrimonio Histórico.

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Pero volvamos a Sierpes. En la esquina con Vicario, en la que fue la Tahona Pública, que luego sería -en el último cuarto del siglo XIX- la fábrica de Licores de Benigno González de Quevedo y que ya en el siglo XX se encontraba el almacén de Ultramarinos de Eloy Fernández Moro, existe hoy una tienda de electrónica regentada por su hijo Manuel Fernández Lobo, sin parentesco que sepamos, con los Lobo de la carpintería. A continuación se encontraba, en un reducidísimo local, el taller de relojería de Suano, allá por los setenta; la accesoria está vacía actualmente. Continuamos con la carpintería Lobo, que aparece en la fotografía anterior, en una visión desde dentro afuera: enfrente la pared recta del Mercado de Abastos.

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El Bar Milindri, en la década de 1950, contemporáneo en sus inicios de la Carpintería Lobo. Manuel e Ignacio Simón, los primeros a la izquierda. (Fotografía del libro 'Tabernas y Bares con Solera' de Enrique Pérez Fernández).

Luego viene la joyería, donde en tiempos había un taller de costuras regentado por una portuguesa. A continuación se encontraba, en lo que ha sido hasta hace escasas fechas la Ferretería “La Plaza” el Bar Milindri, famoso, peculiar y conocidísimo establecimiento en el que habían existido diferentes tiendas de bebidas desded el siglo XIX y que cerró a principio de los setenta del siglo pasado, cuando lo regentaba José Luis González Obregón. El actual bar “El Rocío” ha tenido varios propietarios y nombres, pero el que mas nos llama la atención es el de “La Tienda de en Medio” por encontrarse situado entre el Milindri y El Alba éste último, en la actualidad, reconvertido en una tienda de ropa. La escalera de acceso a la vivienda de D. Buenaventura, es el intermedio para la esquina Bar Vicente. Así, regentado por una misma familia y dedicado a la misma actividad, podemos decir que la Carpintería Ebanistería Lobo, es el establecimiento más antiguo dedicado a la misma actividad, puntillas_puertosantamariajunto con el Bar Vicente ya que su actual propietario, Vicente Sordo, se hizo cargo de Los Pepes, igualmente, en 1950, hace 59 años. Un buen mano a mano, casi de punta a punta, para esta pequeña, bulliciosa, concurrida y hostelera  calle Sierpes.

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José Gómez Barrera -Joselete- y su hijo José Luis continúan al frente de “La Lucha”, o lo que queda de ella. Como si en la batalla del tiempo el duelo hubiera quedado en tablas, la mitad de este legendario establecimiento local permanece abierto desde 1897 -el Estanco-, mientras que el Bar cerró hace ahora 10 años. Carmen Barrera Terrada, la madre de José y Manolín carmenbarreratejada_puertosantamaria-jugador del Rácing- dejó dispuesto antes de su fallecimiento que cada hermano se haría cargo de uno de los negocios instalado en los bajos de lo que fue, primero, el edificio de la Real Fábrica de Aguardientes y Licores, y luego Casa de la Aduana. Manolín no supo continuar con el Bar La Lucha y ahí está el espacio vacío y desaparecido su interior (dos intentos de manos extrañas no han conseguido reflotarlo como negocio de hostelería). En la fotografía, Carmen Barrera Tejada.

José, en activo desde el Estanco, no quiere hablar de aquello, pero por su cabeza pasan tantas historias vividas en La Lucha... Recordaba que D. Juan Botaro, el humanista que vivió en El Puerto tantos años, era cliente diario de la casa. E incluso oyó contar un suceso del que se hicieron eco la Revista Portuense y Diario de Cádiz, allá por 1929. (Ilustración: antigua propaganda de cigarrillos 'Ideales').

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EL CRIMEN DEL SABONÉS.
Estamos en 1929. Francisco García Rico, Paco “el Sabonés”, era armador de una flota de 23 barcos. Era un hombre que tenía un concepto bastante peculiar de la vida. Acaso pudiera gastar mas de lo que tuviera y viviera de forma extravagante, aunque -en 1888- se le recuerda en los periódicos por haber salvado a una mujer que quiso ahogarse, tirándose al Guadalete o incluso que en una reyerta hirió a un paisano, según los datos que nos facilita el investigador Antonio Gutiérrez Ruiz. El caso es que el Sabonés creía que donde le arranchaban los barcos le estaban engañando -era en el Resbaladero-. Ya le habían quitado cinco barcos por no atender sus deudas, y el siguiente embargo por una trampa de 48.000 pesetas de la época, venía de camino. (Fotografía: El edificio de la Casa de la Aduana, donde se encontraba 'La Lucha', antes de construirse las viviendas de La Pescadería'. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

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Pero Francisco García Rico, en un momento de enajenación mental, citó al dueño de «La Lucha», José Tomeu y al dueño del Resbaladero, Primo Díaz, en el despacho que tenía junto a “La Lucha”, con la promesa del pago. Cuando éstos entraron, primero vieron dos sobres -presumirían que era el pago a sus deudas- , llegaron hasta el fondo y see llevaron dos tiros a la barriga que les produjo el Sabonés con una escopeta, y éstos salieron a la calle, moribundos, aguantándose las tripas con las manos. El armador fue condenado a la cárcel por sendos asesinatos, pero las influencias de la época -su amistad con León de Carranza- consiguió que, con el tiempo, fuera al Penal solo a dormir. Acabada la condena murió en su casa, por un mal cuidado de las uñas de los pies -era diabético- que derivó en gangrena y su posterior fallecimiento. "(Fotografía: Muelle existente delante del edificio de la Casa de la Aduana, donde se encontraba 'La Lucha'. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

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“Tras el trágico suceso” -escribe el historiador Enrique Pérez Fernández en su libro “Bares y Tabernas con Solera"- “reabrió el negocio Ezequiel Cortínez García, nacido en la aldea cántabra de Celis en 1896 y residente en El Puerto desde 1926. Debió de seguir los pasos de un familiar, Eusebio  Rubín Cortínez, afincado aquí en 1878. en 1952 comenzó a trabajar con Ezequiel, Gonzalo Camacho, quien hoy sigue al frente de La Lucha”. Ezequiel se casaría con Carmen Barrera Tejada, quien aportaría dos hijos al matrimonio: José y Manuel. En la fotografía, de izquierda a derecha, niño desconocido, Eduardo, detrás del mostrador Carmen Barrera Terrada, Ezequiel Cortínez García y Jesús Nimo Real. Ignacio Pérez Garcés. Delante los niños José y Manuel Gómez Barrera.  Detrás de Carmen, en una pizarra sobre las botas y a la vista de todos, aparece escrito a tiza una 'trampa', 'perrillo' o deuda de 'La Abuelita':  8490 y 1680 ¿pesetas de la época?. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

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Veleros y redes en el Guadalete. (Foto Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

Francisco Andrés Gallardo, escribió un interesante artículo para Diario de Cádiz el 22 de octubre de 1995; nadie sabía que el establecimiento cerraría tan solo tres años después: "Abierta desde 1897, “La Lucha” es una reliquia de la ciudad marinera que El Puerto fue. Castiza taberna que nos evoca “El Tatuaje” de Concha Piquer, siguen tomando su primer café de cada día, jugando a las cartas o bebiendo en su copa, los marineros en tierra y muchos jubilados que recuerdan sus travesías. Gonzalo Camacho, como desde hace 43 años, sigue despachando en la barra. En el saloncito lateral Manolo el Gallego se ha retirado a zafar con sus hombres; es el momento de ajustar cuentas de la última travesía.
El barco ha llegado lleno de carga en un puerto lleno de barcos. En la mesa, dos copas de fino C y tres de vino tinto de Nicanor de Cádiz, los billetes de mil con la efigie de Sorolla se reparten, a un lado se han dejado las colchonetas, preparadas para embarcar pronto. Eran otros tiempos para El Puerto y sus marineros.
celtas_puertosantamariaPero con el mismo sabor añejo permanece en la calle Pintor Veneroni (Pescadería, Plaza del Carmen) número 2, en el marco de la casa de la Aduana, el bar “La Lucha.
El grifo de cerveza, la inmensa nevera, la máquina tragaperras y el televisor en color han sido las únicas incorporaciones en los últimos años.
Carmen Barrera, viuda de Ezequiel Cortínez, sigue sentada, junto a una de las mesas, regentando el estanco que siempre ha estado en la taberna. Ya no hay “Peninsulares”, ni “Celtas” con estacas, de todas formas el sabor americano en la mayoría de los cartones palidece entre los estantes que rezuman marinería.
amontilladobasilio_puertosantamariaUna desnuda bombilla sigue iluminando la cocina que, aunque hace décadas que no sirve tapas, siempre estuvo presta para freír el pescado que algunos traían para compartir con los amigos. En sus tiempos, se ofrecían suculentos guisos.
Un desvencijado farol custodia la entrada, en el oscuro almacén reposan mercancías, los clásicos anaqueles exhiben, casi como museo arqueológico, botellas de amontillado “Basilio”, cream “Descarado” o quina “Cicerón”. Es el anteayer perviviendo hoy.

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Detrás del mostrador, José Gómez Barrera, 'Joselete'  y Gonzalo Camacho Bolaños, a quien todo el mundo llamaba Pepito y nadie Gonzalo. Quien aparece por fuera del mostrador,era Manuel de la Cruz Santilario, Jefe maitre del Restaurante "El Resbaladero". (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

"Gonzalo Camacho sigue abriendo a las seis y media de la mañana. Con ponche o brandy y café -en la despensa todavía se guarda un rudimentario moledor-, en invierno el cuerpo lo agradece. Aunque cada vez haya menos marinenos, los incondicionales siguen acudiendo a un lugar que les devuelve la vida pasada y permite a todos evocar la ciudad marinera que El Puerto fue.
cartasveteranoosborne_puertosantamariaLas partidas de cartas siguen celebrándose desde muy temparao, al mus, la brisca o la ronda. Abarquilladas barajas de don Heraclio, con propaganda de Osborne, que pueden contar mil veladas ociosas de jubilados o marineros a la espera de zarpar.
En rincones de la barra todavía se vislumbra la presencia de “Morriño”, el tío Agustín, “el Manga” o Jaime Roselló. La casa de la Aduana sigue guardando secretos de vecinos mirando de perfil al Resbaladero. Un hostal, donde sobre todo se alojan marinos forasteros, fue la más emprendedora innovación al edificio. En el patio interior de la casa, el aroma de las cocinas del “Guadalete” de los Espinosa, sigue inundado de sabor el aire.

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(En la imagen, la antigua Plaza de la Pescadería, con los bloques de viviendas y la Cofradía de Pescadores, que aún no había sido demolida. Foto: Mata. 2002).

"El barrizal que se formaba en la plaza fue sustituido, a principios de los sesenta, por bloques de pisos y la sede la Cofradía. Hasta hace poco, en la esquina se encontraba uno de los quioscos de la Bajamar para tomar una en tertulia de pie.
«La Lucha» continúa cerrando sobre las once y media de la noche, cuando se retiran los últimos hombres para su casa. El único cambio de horario se produjo hace algunos años, con el cierre los domingos al mediodía.
cognac_osborne_anuncio_puertosantamariaPocas mujeres han entrado, y mucho menos tomarse un vino. Forma parte del estilo masculino y machista que dominaba la hostelería en un tiempo. Perder este carácter sería deshacer el aire original. Todavía hoy, algunas esposas llaman desde la puerta o entran tímidadmente, franqueando una “sala prohibida”.
Gonzalo Camacho está seguro que cuando él se jubile, los hijos y nietos de Carmen y Ezequiel mantedrán el negocio hasta que la clientela siga siendo fiel o los impuestos lo puedan permitir.
“La Burra”, “La Colmena” fueron los últimos del gremio en cerrar. Resistiendo, como el propio sector pesquero local, El Puerto añejo sigue palpitando en “La Lucha”, como testimonio, rememorando el pueblo que siempre fuimos.» Y cerró tan solo tres años después de escribirse este artículo, en 1998.

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Personal del Bar La Lucha, a finales de la década de 1930. Ezequiel Cortínez es el segundo por la derecha.

ZAFAR.
Zafar, aquí en El Puerto, ha consistido, de toda la vida en deducir de las ventas totales efectuadas en la Lonja, conocido como monte mayor, los gastos propios de la actividad pesquera, consumos de combustible, de aceite, hielo, víveres, cuotas de la seguridad social y los gastos de lonja, tales como los del concesionario, etc., etc. El resto, conocido como monte menor, se divide en dos partes, una para la tripulación y otra para el armador. De la parte de la tripulación se hacen tantas partes como tripulantes hay embarcados y eso es lo que gana cada marinero, conocido con la parte.

barlalucha_14_puertosantamariaEn Calpe, nuestros hermanos de la mar lo llaman “contar”. Es de cualquiera de las maneras, el Régimen Económico por el que se rigen o Sistema a la Parte en los demás puertos, incluidos los de EE.UU, Canadá y los de América del Sur. En los puertos según las modalidades de pesca, sean de  arrastre, cerco o palangre existen algunas diferencias en el sistema de reparto de las tripulaciones. Esas diferencias estriban en el pago de las partes técnicas que incluyen las partes del redero de tierra, de los motoristas y de los patrones, tanto de pesca como de costa. En algunos puertos, las partes técnicas salen de la mitad del armador, es decir de su parte de beneficio, en otros de la tripulación y en otros del monte mayor. Todo de acuerdo con los usos y costumbres de cada puerto.

Por extensión,  en El Puerto se conoce como zafar, descansar, librar, no ir a trabajar, palabra muy introducida en el habla porteña. (En la fotografía, el antiguo Bar La Lucha, en la actualidad, con las dependencias en barbecho, y a continuación la Expendeduría de Tabaco que continúa regentado Joselete Gómez Barrera).

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Juan Carlos de Terry Muñoz es un porteño aficionado a la música que vive en Filipinas desde el año 1999, en compañía de su mujer y de sus dos hijos Luis y Elena, concretamente en Makati, Pasong Tamo Extension, el corazón financiero y comercial de Manila.  Allí montó una tienda de productos de gourmet: Terry Selections, y posteriormente, en la primera planta del inmueble un restaurante de comida española: Terry’s.  (Foto: Tonette Jacinto).

etiquetacyjdterry_puertosantamaria1Pero vayamos un poco atrás en el tiempo. Juan Carlos es hijo de Francisco Javier de Terry y del Cuvillo y de María del Carmen Muñoz Ávila. La Bodega familiar “Carlos y Javier de Terry,  501” se había vendido y Juan Carlos quería empezar de nuevo y llevar a su familia a un país que mantuviera ideas conservadoras, ideas que empiezan a desdibujarse en la España del triunfo socialista de 1982. Ese año, Juan Carlos fue contratado como Director General de “Bobadilla 103” para México. Y en ese país permaneció durante 17 años. Fue la cabeza y el enólogo de la compañía vinatera jerezana en México hasta que, en 1987 funda su propia compañía de importación y distribución de vinos y alimentos, hasta que en 1999 decide irse a la tierra de su mujer: Filipinas. Una historia de amor entre nuestro paisano y una asiática descendiente de europeos, que da como resultado la presencia de estos porteños en la en otros tiempos colonia española.  Juan Carlos conoce a su mujer -filipina- en la Feria de Sevilla y se enamoró perdidamente de ella. Su nombre es Mari García y es descendiente de suizos, italianos y españoles. Se casaron en El Puerto en una boda con estética Filipina fusionada con elementos españoles tradicionales. ¿O quizás habría que escribir “pilipina”?, y es que en aquel país no se pronuncia la letra F. (Ilustración: Etiqueta de Vino. Colección J.M.M.)

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En su juventud, Juan Carlos es fotografiado en el Parque de Ruiz Calderón, con unos amigos, con apenas 20 años. De pie, de izquierda a derecha: Benito Gago García, Fernando Arjona González, Agustín Merello del Cuvillo, Juan Flores Vencelá,  Álvaro Osborne Tosar, Fernando León García, Agustín Peralta, Tosar Antonio Ortega Rojas, Rafael de los Santos Márquez. Agachados, de izquierda a derecha: Juan Carlos de Terry Muñoz, Fernando Bootello Reyes, Enrique Esteban Poullet, Vicente González Lechuga, José Ignacio González Lechuga, José Esteban Poullet, Luis Osborne Tosar. (Foto Colección J.M.M.)

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Juan Carlos, gran amante de la música, fue el primer presidente que tuvo el Orfeón Portuense -el presidente fundador- entre los años 1980 y 81. Su gusto por la música, su afición a tocar el piano, la sigue practicando en el restaurante de Manila, donde tiene un piano de pared con el que deleita a propios y visitantes. En la fotografía, Juan Carlos de Terry, interpretando una pieza musical en el Restaurante Español “Terry Selections”. (Foto J.L. Benítez).

brandy103bobadillaEn México, tras su paso por Bodegas Bobadilla 103,  Juan Carlos creó una empresa FRUTERRY, con una gama muy extensa de productos en conserva, tanto españoles como mejicanos, de alta selección. Además crea muchas marcas de vinos con objeto de crear una distribución muy segmentada: Viña Andina, en Chile, Blue Rhin y Golden Rhin (vinos alemanes). Pero la situación económica en Méjico fue tal que las mafias se dedicaron al secuestro y la extorsión, teniendo como objetivos a las familias españolas que estaban en el mundo del vino. Dos amigos de Juan Carlos fueron secuestrados y a sus familias les mandaban partes de su cuerpo parra meterles miedo. Una oreja era lo mas frecuente. Al hijo de Juan Carlos, Luis lo atracaron en dos ocasiones y sufrió un mini-secuestro en taxi, el método más común: el cliente se montaba en el taxi y en el primer semáforo en rojo se subían los atracadores. Su madre padeció igualmente dos atracos a punta de pistola. Juan Carlos ante la situación, decide dejar Mexico D.F. tras 17 años de vida empresarial y se traslada al país de su mujer: Filipinas, en 1999.

terrys_manila_puertosantamariaEn el año 2000 abre la primera tienda en Manila de productos de Gourmet: Terry Selections, que ya cuenta con tres sucursales, la última abierta en septiembre pasado. La intención era que tuviera solo lo mejor escogido por Juan Carlos, un poco como extender su despensa a nivel público. Se podría decir que una manera de abrir su casa a amigos cercanos y, después, a clientes. Unos años después y un poco por casualidad, se abre el restaurante. Los clientes que iban a la tienda pedían que les hicieran “sandwiches gourmet”. Al tener que dedicar al grueso del personal a preparar esos emparedados, tal era la demanda, decidió abrir un espacio en el segundo piso para tener mesas donde sentar al cliente, y de ahí el restaurante Terry’s.

juancarlosdeterrymunoz_3_puertosantamariaAl restaurante “No traigo» --afirma-- «un producto que no se haya probado en su lugar de procedencia sin darle el pasaporte. Por ejemplo, Arte Oliva es el único aceite que está envasado como debe ser, en tetra pack, que protege de los rayos ultravioletas. El envase tiene cinco capas que mantiene el líquido a la temperatura adecuada. Dentro de 10 años será igual, tendrá las mismas propiedades”. Es muy interesante la fusión con los productos filipinos: “Tienen una especie de besugo al que llaman besugo, en español, y lenguados, pargos, galeras, chicas y grandes, impresionantes las de Palawan (una isla para perderse a conciencia …), y cangrejos de tierra que se alimentan de los cocos, los rompen y extraen su jugo”. Aparte de las mejores recetas españolas, Juan Carlos presume de superar el mejor Tocino de Cielo de la región; además se hacen las Poleás típicas de El Puerto.  Han servido, también, Ajo Caliente y Salmorejo. Y toda la ristra de platos nacionales de primer nivel: Croquetas, Tortillas, Rabo de Toro, Fabada Asturiana, Cocido Madrileño, Menudo, Paella Negra de Mariscos... Es interesante recordar que Juan Carlos es hermano de la desaparecida María Auxiliadora Terry, gastrónoma local, experta en temas de Thermomix, autora de varios libros de la máquina, y directora que fue de la Escuela de Cocina 'El Anafe'. (Foto: J.L.B.)

terry-selectionsAyudado por su familia, trabajando en el próximo proyecto, ya en marcha, “el mejor restaurante español en el extranjero, en la Bahía de Hong Kong”, afirma convencido. En un próximo artículo hablaremos de sus hijos Luis y Elena, muy afincados en el Filipinas, --e incluso con parejas en aquel país-- pero que no olvidan El Puerto, sus rincones y amistades, al que regresan siempre que pueden.

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Terry Selection
The Podium. Lower Ground Floor, 18 ADB Ave.
Ortigas Center, Mandaluyong City
MANILA. Filipinas.

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Antonio Mena Rodríguez nació hace 52 años, en su casa, arriba del Bar El Brillante. En el entresuelo de la Pensión Las Columnas. En la calle Vicario frente al Mercado. En este bar se encontraban a principios del siglo XX las cuadras de la Pensión Las Columnas -hoy cerrada- y la vivienda donde se crió Antonio y sus hermanos, fueron el granero y pajar de las mismas. El abuelo de Antonio, Eugenio Mena Fernández reconvirtió las estancias y  abrió, en 1909, un despacho de Vinos y Cafés, con el nombre de El Brillante, con el que continúa en la actualidad. Era natural de Prado del Rey ycaracoles_puertosantamaria se afincó en nuestra Ciudad en 1894. A su muerte, en 1956, su hijo Eugenio Mena Ponce se hace cargo del negocio, donde Antonio echó los dientes, y aquí continúa él, -tercera generación- al frente del establecimiento: corregido, mejorado y aumentado, cuando falta un año para que el Bar cumpla un siglo de existencia.

Antonio Mena Rodríguez was born 52 years ago, at home, above Bar El Brillante, in the mezzanine of the Las Columnas Guesthouse, on calle Vicario opposite the Market. The stables belonging to Las Columnas Guesthouse, now closed, were to be found in this bar at the beginning of the 20th century, and the dwelling where Antonio and his brothers and sisters grew up was the stables’ granary and barn. Antonio’s grandfather, Eugenio Mena Fernández reconverted the rooms and opened a Wine and Coffee bar in 1909, given the name El Brillante, which Antonio still has at present. He was born in Prado del Rey and settled in our town in 1894. On his death, in 1956, his son Eugenio Mena Ponce took over the business, where Antonio outgrew his baby clothes, and is still here, third generation, front of shop, the business having been improved and extended.

antoniomenarodriguez_2_puertosantamariaEugenio, el padre de Antonio -Añoño para los chiquillos del Barrio donde se crió- se hizo famoso -y continúa la fama hogaño- por los guisos de caracoles, siendo pionero en la introducción de los pinchitos morunos, la merluza rebozada y los ostiones fritos, cuando se podían conseguir éstos en la desembocadura del Guadalete. Rociero desde que tenía pantalones cortos, Añoño se enamoró de una chipionera -Regli- a la que iba a ver en moto todos los días a la villa del Faro. Y se casó y hoy está con él, hombro con hombro en el negocio de hostelería, donde ha sabido imprimir su propio estilo en la preparación de guisos marineros y los diversos tratamientos que le aplica al atún. «Otra recomendación para este bar: el atún en manteca. A imagen pero no semejanza absoluta de nuestro bienamado lomo en manteca, lomos de esta increible criatura marina de almadraba son untados y macerados en este manjar de los dioses que se denomina manteca. Grasa porcina con su sabor elevado a la enésima potencia gracias a la sublimación palato-lingual que produce la adición de especias como el pimentón, que con el sabor rancio de la manteca combina perfectamente para hacer caer al visitante asiduo o parroquiano típico en el éxtasis gastronómico.» (La Taberna de You).

eugeniomenaponce_puertosantamariaEl padre de Antonio tuvo cinco hijos con María Luisa Rodríguez Pantoja, natural de Jerez -uno de ellos es Miguel, presidente de ACOCEN y otro, emparentado con Roque el de la Droguería, trabaja como bancario en una entidad de ahorro andaluza-. La calle del Vicario era uno de los centros de la vida de El Puerto cuando nace nuestro amigo:  el Bar Número Tres, muy cerquita a su izquierda, la tienda de zapatos de Mauricio León, Tejidos el Metro, y enfrente la calle Sierpes, repleta de comercios y puestos; el almacén de de Ultramarinos de Eloy Fernández Moro, Tejidos Muro -hoy regentada por su hermano Miguel-, la Barbería de Muñoz, la Pensión las Columnas -al lado, Pansequito tenía una tienda de venta de ropa y baratijas- el Liberato de Librada, Casa Juana, el Bar Ramiro, la Pensión Bartolo, el Bar de Juanito Ceballos, y en la esquina Paco Buhigas con su Lechería e Isidro con un Ultramarinos. Corrían los finales de la década de los cincuenta del siglo pasado. (Fotografía: Busto de Eugenio Mena Ponce, en 1984, año de su fallecimiento. )

finocaribe_puertosantamariaLos vinos que se bebían en El Brillante eran de Bodegas Sancho -Fino Caribe- y manzanillas para continuar surtiendo el altar de botas situado en El Brillante, cuando se cierra esta bodega, con los vinos de Pepín Velarde. Un tal Rubichi, repartía en burro el repuesto para las botas y las melopeas del ciudadano eran sonadas, tanto que, agarrado al rabo del burro, éste lo dejaba en su vivienda de la calle Santa Lucía, cuando ya no podía mas. Curioso personaje este Rubichi, que lo mismo repartía vino en un carro tirado por el burro, que paseaba a los visitantes en un coche de caballos. (Ilustración: Etiqueta de Fino Caribe. Bodegas Sancho).

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Fíjense, por su peculiaridad, en este anuncio que parece en un folleto de las Fiestas Veraniegas de 1934, donde el abuelo de nuestro personaje inserta este atípico reclamo publicitario, por lo demás, frecuente en aquellas fechas: «El que quiera conservar la salud, no pruebe los vinos de esta Casa, porque con ellos da congestión, por su mala calidad. Lo dicho lo justifica el dueño de la Casa, recomendando paguen antes de probarlo». Vaya humor en la tierra de Muñoz Seca. (Ilustración: Carteles originales de 'El Pantera', pintados a mediados de la década de 1960, y que se conservan desde entonces en El Brillante).

gautier03Viajemos algo mas atrás en el tiempo, imaginen el ambiente de la calle donde se encuentra el bar de nuestro amigo, en el siglo XIX, con esta visión escrita por un viajero romántico en su visita a El Puerto: «Errando a través de sus calles, desembocamos en la plaza del Mercado. Era de noche. Las tiendas y los puestos estaban iluminados con faroles o lámparas colgadas, y ofrecían un golpe de vista encantador, estrellado y salpicado de puntos brillantes. Sandías de cáscara verde y pulpa rosada, higos chumbos, unos con su pellejo espinoso, otros ya mondados, sacos de garbanzos, cebollas monstruosas, uvas de color de ámbar amarillo, capaces de dar envidia al racimo traído de la tierra prometida; ristras de ajos, guindillas y otros géneros violentos, hallábanse amontonados pintorescamente» Teófilo Gautier. Viaje por España. Tomo II, traducido del francés por Enrique Mesa. Colección Universal, Calpe (Madrid, 1920).

manuelfigueramorillo_puertosantamariaPero si de verdad quieren conocer algo diferente, además de la charla de Antonio, los detalles gastronómicos de su mujer, Regli, o la colección de cuadros del dibujante “El Pantera” de Cádiz, es sobre todo la clientela: variopinta y diferente ya sea en horario de mañana o de tarde, en invierno o verano. Un cosmopolita bar por donde pasan toda clase de criaturas en edad, clase y condición. Tener tiempo para escuchar las conversaciones de la parroquia es todo un privilegio, como conocer a uno de sus personajes más asiduos: Manuel Figuera Morillo (con 'o' como el mismo se encarga de señalar, para que no lo confunda con el apellido del famoso pintor) -en la fotografía-, quien con 88 años continúa acudiendo a diario a su Brillante, ya felizmente jubilado de sus tareas de Tratante de ganado. Otro día contaremos su historia en Gentes y Habitantes de El Puerto.

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Llama la atención en El Brillante la colección de dibujos originales del recientemente desaparecido “Pantera de Cádiz”, -nos dejó hará unos tres meses- un escafandrista que fue de Astilleros, natural de Cádiz.  Cuando a mediado de la década de los sesenta del siglo pasado venía a la Plaza a comprar, se encerraba con Eugenio en el salón y de allí salían estas viñetas humorísticas, entre latigazo de vinos finos y manzanillas. Allí se encuentran expuestas unos 20 dibujos, pero existen otros mas que panteradecadiz_3_puertosantamariaregaló el padre de Antonio a algunos particulares.

LA CALLE DEL VICARIO
Bien que yo te lo decía
--a la Vicaría--:
Bien que siempre te lo decía.
¡Mal pecó quien bien quería!.

Felipe Sordo Lamadrid

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Frente al Hospitalito. En la calle Ganado. La madre de Margarita González García -Frasquita- tenía una pensión que empezó allá por 1955 y estuvo funcionando bajo su dirección 22 años, hasta 1978, llegando a tener hasta veintidos camas. Chicharito, el hombre para todo del Racing Club Portuense fue el que animó a la madre de Margarita: Frasquita García Beltrán, a iniciarse en esto de dar de comer y de dormir -de forma fija y estable- a jugadores de fútbol del Rácing, el primero sería Periquito; luego vendría una contrata de trabajadores de la Base de Rota, más adelante maestros, policías, guardias civiles... (estos últimos para la comida del medio día). En la casa donde vivió Margarita, en la Pensión vivió el exalcalde de El Puerto, Rafael Gómez Ojeda, en un patio interior del inmueble. Frasquita nos dejó la víspera de la Virgen del Carmen de 1989, con 77 años.

hospitalito_tardio_10Y es que en la Pensión Frasquita el ambiente era muy serio, muy formal, algo que buscaban los dirigentes del Rácing Club Portuense, para que sus jugadores no se despendolaran por ahí y rindieran tanto en los entrenamientos como en los partidos. Hubo quien llegó a afirmar que el régimen que allí se vivía era de Cuartel. Lo cierto es que el ambiente era muy sano y saludable. Por allí pasaron Martínez Jaen, Breval, Mata, Rafael Fenoy, Carlos Pumar, José Luis Bernardo -que salió de aquella casa para casarse y en cuyo himeneo estuvo Frasquita como invitada de honor- y tantos y tantos otros. Hubieron jugadores que estuvieron durante toda su estancia en el Portuense en casa de Frasquita, es decir, cinco o seis años. A mediados de agosto Chicharito venía por la pensión a presentar a los nuevos pupilos y a buscarle acomodo. (Ilustración: Plumilla de Rafael Tardío Alonso).

portuenseMargarita recuerda que, en verano, para poder atender a unos y otros, ocupada como estaba la pensión por turistas, la familia se veía obligada a dejar sus habitaciones para los jugadores recién llegados, alojándose ella y sus dos hermanos en casa de una tía, pues las habitaciones exteriores eran las precisadas por los futbolistas. Con septiembre volvía la normalidad y sus auténticos inquilinos volvían a ocupar las estancias provisionalmente desalojadas. Empleados de una contrata que vino a trabajar en la construcción de la Base Naval de Rota, como Matías o Tomás, vienen a la memoria de Margarita. Este último se casó con Piruja, una joven portuense que tejía en la Ribera del Río, quienes con posterioridad se fueron de emigrantes a Alemania...

pension_puertosantamariaEl menú del almuerzo siempre contaba con tres platos, ensalada (de tomate o de lechuga) y postre. De primero un plato de cuchara: patatas con algo, guisantes, alubias; de segundo un plato de verduras, huevos fritos o en tortilla y de tercero siempre ponía pescado. Solía dar unas cuarenta comidas al mediodía. Y por la noche, siempre había puchero y filetes o tortillas, en función del menú del almuerzo. Guardias Civiles, policías, funcionarios, maestros, telefónicos, marchantes, viajantes, ... unidos a la clientela alojada eran los comensales habituales de Frasquita y su familia, pues ella, sus dos hermanos y sus mujeres trabajaban en la empresa familiar. Margarita, casada con un empleado de telefónica al que no conoció en la Pensión familiar -¡buena era Frasquita para permitir cortejos en su casa!- de nombre Francisco Cordón Quintana, natural de Iznájar (Córdoba), con el que tiene dos hijos. Margarita mira para detrás, recuerda y sonríe...

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Controlador aéreo desde 1973 y piloto comercial desde 1977 -ya felizmente jubilosamente jubilado-, ha compaginado sus tareas en la aviación civil con la innovación en el mundo de la hostelería y los bares de copas, concretamente con su restaurante El Puerto de Santa María, con el logotipo del Vapor, ubicado en Zaragoza. Localizado en el Paseo de la Mina, al lado de la Avda. Constitución el Restaurante 'El Puerto de Santa María' de Juan Carlos Ballesteros, es el mejor sitio para probar la cocina gaditana en Zaragoza. El marisco se lo sirven directamente desde Romerijo. No se trata de un restaurante económico sino de calidad, de poca capacidad (15 mesas en cada planta y tiene dos plantas), pero acojedor y con muy buen servicio de mesa. En ningún momento te agobian y te sacan el plato en su punto, ni antes ni después. (Fotografía José Antonio Tejero).

Air controller since 1973 and commercial pilot since 1977, now very happily retired, he has combined his civil aviation tasks with innovation in the catering world, with his restaurant El Puerto de Santa María, with the logo of the steamboat, located in Zaragoza. Situated on the Paseo de la Mina, next to the Avda. Constitución the Restaurant Juan Carlos is the best place to try dishes from Cadiz in Zaragoza. Seafood is served directly from Romerijo. It’s not a cheap restaurant, but a good quality one, with little room (15 tables on each floor, there being two), but is cosy and has very good table service. You are never smothered and are brought the food when it’s just right, not a moment too soon nor too late.

gambitasENTREVISTA.
Dicen que Vd. es el embajador oficioso de El Puerto en Zaragoza, y por extensión en Aragón…
--Bueno, es  que llevo en Zaragoza, sin dejar de venir a El Puerto, mas de 30 años, y he procurado que las excelencias de mi Ciudad se conocieran más allá de sus fronteras, y sí, he hecho porque los portuenses que allí fueran se sintieran acogidos y que los maños que deseaban venir a El Puerto, tuvieran en mis establecimientos un lugar de referencia.
Y como es eso de compaginar la aviación civil con los bares de copas e incluso la restauración.
--Siempre me ha gustado hacer cosas nuevas en el mundo de la restauración, e hice cosas pioneras en Zaragoza tras la muerte de Franco, en 1976, con la apertura de bares musicales. He llegado a tener hasta 11 establecimientos en compañía de otros socios.
En El Puerto también ha sido Vd. conocido por sus productos de consumo de tragos largos…
--Efectivamente. En 1990 inauguré el chiringuito de la Plaza del Castillo y un año después la Carpa de la carretera de Rota. Luego en 1997 ‘Las Cristaleras del Muelle’ hasta que la traspasé. Ahora solo tengo negocios de hostelería en Zaragoza.
Recuerdo que Al-Andalus era un lugar de visita obligada en Zaragoza, de moda, con el puente aéreo cuando teníamos vuelo directo Jerez-Zaragoza.
--Si, fue la revolución de lo andaluz, las sevillanas. El Príncipe Felipe era cliente asiduo durante los fines de semana en su etapa de alumno en la academia de aviación zaragozana.
¿Por que se fue a Aragón?
--Estudié en Madrid y busqué el destino más cercano: el Centro de Control de Vuelo de Zaragoza, porque no me quería ir de la capital de España. Al año, cuando ya podía trasladarme de nuevo a Madrid, preferí quedarme en la capital del Ebro, al sentirme tan bien acogido por sus gentes, que son tan abiertas como nosotros.
Si, dicen que los aragoneses son como los andaluces…
--Es cierto, son como dijo el pregonero de la Feria dedicada a Aragón, Francisco Andrés Gallardo, los andaluces del norte, hasta en la forma de vivir: callejeros, noctámbulos y muy buenas gentes. La verdad es que me sorprendió Zaragoza y allí me quedé.
¿Qué es lo mas le gusta de su restaurante portuense-zaragozano a los maños?
--Las gambas blancas: todas las semanas se consumen 200 kilos de gambas compradas en El Puerto, y después el jamón de jabugo junto con las tortillitas de camarones, todo un clásico que vienen a pedir a este Puerto del interior.
¿Le ha cogido de sorpresa que le tocara a Aragón la dedicatoria de nuestro evento más señero en lo festivo, la Feria?
--Sabía que alguna vez le tenía que tocar, y la ocasión ha venido de perlas para poderla ofrecer a mis amigos. Allí, en Zaragoza, nuestra Ciudad es muy conocida, valorada y querida.
Con la CAI (Caja Inmaculada) en Cádiz, ¿no?
--Me ha hecho mucha gracia. Hace 32 años que llevo cobrando la nómina en la CAI, y mire Vd. por donde ticket_elpuertosantamariaabren una sucursal, en El Puerto. Es muy divertida la situación.
¿Qué diferencia aprecia entre El Puerto que dejó y el que encuentra ahora?.
--Lo cierto es que nunca lo dejé, puesto que venía con cierta frecuencia y ahora paso temporadas alternativas de 15 días en cada Ciudad. Si he apreciado que en estos últimos 30 años El Puerto ha crecido y se ha construido mucho. Y en lo referente a la noche, cada vez la juventud se queda más en sus poblaciones de residencia durante los fines de semana, debido quizás a los controles de alcoholemia, bueno para la seguridad pero malo para la hostelería local.
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Restaurante El Puerto de Santa María.
Dirección: Paseo Mina, 5
Zaragoza (50001) Teléfono: 976238716

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pepefernandez_puertosantamariaLa fórmula es bien antigua: Uno tiene que aprender de sus mayores a ser honesto y trabajador. Esa dualidad, esas cualidades, honestidad y trabajo no pueden dar malos frutos. Luego vendrán otros factores genéticos y de aprendizaje, como la simpatía, el ingenio o la educación que dan como resultado un empresario que triunfa en la medida que el mismo quiera triunfar. Es decir que le vayan bien los negocios, sin necesidad de explotar a los trabajadores, darle coba a los proveedores, abusar de la clientela, o crear imperios que luego se puedan deshacer con los cambios generacionales y las ramificaciones familiares.

The formula is very old: you should follow your elders’ example and be honest and hard working. This combination, these qualities: honesty and hard work can’t give bad results. Then there are genetic factors and others to be learnt, such as friendliness, ingenuity or good manners which create an entrepreneur who is as successful as he/she wants to be. That is to say, business should go well for them without having to exploit workers, sweet talk suppliers, take advantage of the clients, or create empires which can later come crashing down with the changes in generations and the different family units.

Al empresario, cuando lo conocí, tenía el gesto serio: era una persona adusta a la que, según pude comprobar le fue cambiando el semblante para tener hoy una sonrisa casi permanente, no ya con sus clientes, sino con el universo mundo en general. Sabe ver la vida con los ojos de la ilusión, a pesar del poco más de medio siglo –perdón por la indiscreción- que lleva sobre los hombros y que además no se le nota. Además llama a las cosas por su nombre. No tiene un negocio fácil, a pesar que no hay nada más bonito que tratar con personas, darles de comer, y que luego lo vayan contando. Y es que la hostelería ata al negocio, dificulta la vida familiar e impide la prolongación de la vida social. Pero hete aquí que el empresario, gracias a la confianza que puso en el su padre, nombrándolo gerente de los diversos negocios con los que fue expandiendo a su empresa hasta formar un grupo hostelero, fue modernizándose en la tradición y creando productos singulares, tanto en las ‘tascas distinguidas’, como en las delicatessen que en estas se pueden degustar, y el trato –diferente- que en ellas se recibe de su equipo humano.

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En la entrega de los Premios Taurinos del Restaurante Bar Jamón, el 25 de mayo de 2006. De izquierda a derecha, Gregorio Cruz Vélez, novillero; José Fernández Sánchez; Rafael de Paula, matador de toros; Rafael Comino, presidente del Jurado; Olga Pérez, crítica taurina de Tele Puerto; Luis Rivas, crítico taurino de la Cadena SER y Francisco Orgambides, crítico taurino de Diario de Cádiz. (Foto Fito Carreto).

Estoy seguro que Pepe Fernández Sánchez, desde su restaurante bar Jamón en El Molino Platero –y desde los otros negocios que dirige con sus hermanos- está reflexionando en clave de innovación, para hacernos todavía más felices dándonos de comer. Con el jamón como línea argumental, ahora creando unos Premios Taurinos y mañana con otras líneas de negocio. Y es que a Pepe le gusta más meterse en los charcos…

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José Fernández Rodríguez, en el almacén de comestibles 'Casa Joselito' en la calle Postigo, 24, en noviembre de 1948. Anuncios de la época, género al por menor, latas y embutidos que ayudaron, gracias a la generosidad y la paciencia de Joselito, a tirar para adelante a muchas familias.

LA HISTORIA DE LA SAGA FAMILIAR.

El padre de Pepe, José Fernández Rodríguez, nació hace 85 años en Tuy, en el Concejo de Porriño (Pontevedra). Con once años -en 1934- vino a El Puerto de chicuco, para ayudar en el almacén de unos gallegos existentes en la esquina de la calle Cruces con Postigo: “La Gloria” que luego sería un bar y freidor de pescado. Allí estuvo hasta que se fue al servicio militar. A la vuelta montó en la esquina de la calle Capillera con Postigo un almacén de comestibles y una taberna, “Casa Joselito”. Le alquila a Armando Micaletti un corral que había enfrente y construye con sus manos una especie de posada para los trabajadores que venían a trabajar a las diversas grandes obras públicas que se hacían en la zona; así les daba cama y comida.

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En 1958, el 25 de noviembre, de izquierda a derecha: Mercedes, Rafael y Jose -Joselito- Fernández Rodriguez y Paco Peña, tras la barra del restaurante.

Los negocios van prosperando, adquiere ese local y en 1955 abre, el que sería el primer “Bar Jamón” cuyo nombre fue puesto por los clientes, dado el tamaño de las lonchas de jamón que ponía como tapas. Da un nuevo giro al negocio y lo divide en tres partes, intercomunicadas entre sí: el Bar, una Confitería y un nuevo Almacén de comestibles, que con el tiempo, tras las múltiples reformas vividas por el establecimiento, sería el supermercado del Barrio Alto. Para la cocina, para seguir con el éxito de las comidas caseras, Joselito se trajo de Galicia a su hermana Mercedes y luego a su hermano Rafael, quien permanecería hasta su jubilación en la barra del bar de la calle Capillera. Los guisos de conejo, el pollo guisado, riñones al vino fino, berzas varias, eran el argumento por el  que muy pronto se hizo conocido el nuevo establecimiento.

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El día de la inauguración oficial  (25 de noviembre de 1958) del Bar Jamón en la Calle Capillera. De izquierda a derecha, Francisco Fernández Galloso, pelando unas gambas, niño desconocido, Francisco García Máiquez, Juan Rodicio, Manolo Verde, Joselito Fernández Rodríguez, Ricardo Rodríguez Álvarez, de La Bota de Oro; Ariza,  del Banco Hispano Americano, Rivera, Francisco Martín Repollet, Sabas Manuel Martín Repollet, Rafael González Bruzón y Francisco González Rivera.

La empresa funciona a base de mucho trabajar y a principio de los sesenta del siglo pasado se abre una terraza en la azotea. Llega la televisión y en 1963 es el segundo televisor que se instala en un establecimiento de comidas y bebidas en El Puerto, tras el Bar La Liga; la vieja Philips se jubilaría después en el domicilio familiar de Joselito, donde no llegó la televisión hasta que se compró una nueva para el bar. Los niños de los clientes, y los  vecinos del barrio, veían las películas de los domingos sentados en la escalera de acceso a la terraza. E innovador como era, se inventó un montacargas de tracción manual para subir los alimentos desde la cocina al piso superior.

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Chocolate Zahor regalaba una batería de cocina, pieza a pieza, entre su clientela. Estamos en 1964, en el almacén de Joselito, repartiendo las piezas del conjunto entre la clientela. Vemos a la izquierda a Marcelino, Pepi, Fale de niño, Rafael Fernández en el reparto, entre otras a Isabel y su hija y a la madre del popular Luichi, ya sacado en estas páginas con nótula propia. Chocolate El Gorriaga, entregaba, también, un balón de reglamento -de cuero- entre sus consumidores.

Recuerda Pepe, el hijo de Joselito, que los clientes traían el marisco desde Romerijo, y se sentaban en las numerosas mesas que se habilitaban en la calle Capillera, entonces de arena, que previamente regaban y preparaban para recibir las avalanchas que se desplazaban, entonces, calle San Juan arriba, por el Barrio Alto. Hasta se instaló un toldo para hacer más cómoda la estancia a la parroquia. En 1974 se hace una nueva ampliación y nuevas mejoras estéticas vendrían seis años mas tarde, en 1980, con Pepe Fernández cada vez más implicado en el negocio, donde había aprendido a hacer de todo y por tanto lo conoce desde sus cimientos.

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Interior de la barra del restaurante en la calle Capillera, que aguantó hasta el final, tras la reforma de 1980. Rafael Fernández, tío y sobrino, tras la barra.

pandelacasa_puertodesantamariaUna navidad, Joselito se pertrechó tanto de jamones que tuvo necesidad de colgarlos del techo del bar, lo que acabó por convertirse en una peculiaridad del establecimiento: los turistas venían a hacerle fotos y los americanos, especialmente, se sentían gratamente “condecorados” cuando una gota de la grasa que goteaba de la pieza del gorrino les señalaba la chaqueta. No se habían inventado aún las “chorreras”, que aparecieron mas tarde, primero de hojalata y luego de plástico. (La expresión “jamón con chorreras” o jamón “sudado” se debe al proceso de generación de sabrosos fluidos que sufre la grasa del cerdo con las subidas de temperaturas). Eran los tiempos del jamón a tacos -y Joselito se hartaba a cortarlos y prepararlos- y de una carne mechada única en su género que, con motivo de algún aniversario del establecimiento, deberían volver a mostrar a las nuevas generaciones de clientes de sus nuevos restaurantes. Es una vieja reivindicación de algún cliente devoto de aquel manjar -quien suscribe- que no se resigna a que haya desaparecido de la carta del restaurante. (En la fotografía, el afamado Pan de la Casa).

labodeguillaEn junio de 1989, hace 19 años, Pepe Fernández, ya como gerente de los negocios de la familia, hace una apuesta novedosa y se “baja al centro” a competir, en plena Ribera del Marisco y aledaños con el pescaíto frito y marisco, con La Bodeguita del Bar Jamón. Los agoreros le avisaron de que se iba a equivocar y hasta se hicieron porras sobre cuanto tiempo iba a durar; no solo ha sido así, sino que el negocio funciona eficazmente y de forma autónoma (ya ha vivido dos reformas y ampliación) dirigido por su hermano Fale y su cuñada Maricarmen. El Patio de Mi Casa es el restaurante que han potenciado con la reforma del edificio en juniio de 2006: a la comida, exquisita, variada y diferene, se unen, además del inmueble, el trato amable de sus regidores. Allí se inventó el Pan de la Casa (pan de cortijo ligeramente tostado, aceite de oliva del bueno, tomate y jamón), al que siguieron otros: de mechada, de queso, de huevo... Y ya lo copian en tantos sitios...

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En 1998, el 18 de julio se abría el nuevo restaurante del Bar Jamón, en la rotonda del Molino Platero, en unos terrenos propiedad de la familia que fueron divididos en dos por el acceso de la variante de Rota. Como no hay mal que por bien no venga, de lo malo hizo una virtud y en un cerro se animó a construir Pepe el edificio emblema del grupo Jamefer, nombre comercial de las empresas de José Fernández Rodríguez e hijos.

lete_rafaeldepaula_puertosantamariaCuenta con la ayuda del diseñador jerezano y amigo, José Alfonso Reimóndez, Lete. Se inauguraba en fecha tan extraña por una boda que había al día siguiente. Aunque lo previsto era para mayo, pero con las obras y los “poyaques”, ya se sabe... Allí estuvimos en compañía de Carlos Herrera, de José Antonio Garmendia, y de tantos amigos de Pepe y de la forma de dar de cmer de Pepe. Por su casa han pasado desde el Príncipe de Asturias o la infanta Cristina, hasta Bertín Osborne, Joaquín Sabina, María Teresa Campos e hija, el ya habitual Luis Aragonés, o los ministros populares Arenas, Mayor Oreja, Álvarez Cascos; el presidente andaluz Manuel Chaves y el consejero Gaspar Zarrías, entre otras personalidades. El Bar Jamón de la calle Capillera estuvo funcionando durante un año mas, hasta 1999. Había clientes que no querían perder el sabor de lo antiguo, en su antigua sede, y se resistían a ir por Molino Platero.(En la fotografía, José Alfonso Reimóndez, Lete, y Rafael de Paula, en la entrega de los I Premios Taurinos del Bar Jamón, en mayo de 2006).

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Joselito entonces y Pepe ahora, antes y durante han dirigido otros negocios como la confitería “Los Sanluqueños” hoy “Ntra. Señora de la Merced” que lleva abierta 48 años y en la actualidad es regentada, junto con la cafetería, por Manolo Fernández. Otra aventura empresarial que duró sus años, fue “La Bodeguita del Bar Jamón en El Paseo”. Y también recuerdan sus clientes con cariño los años que Pepe Fernández puso caseta propia en la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino. Cuatro años para que los amigos tuvieran un referente mas en el recinto ferial de Las Banderas. José Fernández Rodríguez, el gallego, ha dejado muchos negocios funcionando y un potente espíritu empresarial. Y seis hijos: Pepe, Manolo, Fale, Mercedes, Jesús e Ignacio. Ahora se dedica a su huerta, a cuidar de los nietos, a hacer algún viaje por su tierra gallega y observar la vida desde la atalaya de tantos años vividos. Y trabajados. (En la fotografía superior, espacio de celebraciones y banquetes.

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ENTREVISTA A JOSÉ FERNÁNDEZ SÁNCHEZ.

El éxito, ¿cuestión de intuición o de tesón? --La suma de ambos
¿Que le queda de su etapa de concejal, aparte de la medalla? --Amigos. Y la satisfacción de haber podido arrimar el hombro por mi Ciudad.
La mejor definición para el jamón es... --El Paraíso en la tierra.
Usted, siempre investigando nuevos platos y sabores, después vienen otros que copian ¿El que la copia la mama aquí, papá en Canarias? --En definitiva, si. Aunque hoy está todo inventado, lo que hay que intentar es mejorarlo.
¿Que le pasa al Barrio Alto, su barrio de siempre? --Como todo en la vida, está pasando por una mala racha. Cuantos más días pasen, menos le quedan a esta racha.
¿Ser galante en el siglo XXI, un anacronismo, un lujo, o...? --Un placer que hay que saber disfrutar.
El periodista Carlos Herrera muere con usted... --Muere conmigo, su estómago. Y yo con él, porque es un caballero de esa rara especie de “los que se mojan”.
De verdad, ¿cual es el negocio de su vida? --Mi vida.
Estar detrás de una barra, ¿da calidad de vida? --Da muchas satisfacciones.
¿Se podrá comer el “Pan de la Casa” en el primer viaje tripulado a Marte? --Si, y además seré yo quién lo prepare. Hay que animar a la NASA. (En la fotografía, Pepe con un año en el mostrador del 'Almacén de Joselito' con su tía Mercedes).

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Pascual Castilla Torrejón es un claro ejemplo del ciudadano de la Bahía de Cádiz: nacido en San Fernando, trabaja en Cádiz y vive en El Puerto. Es de la cosecha de 1948, nació el 11 de septiembre y empezó a en el mundo laboral con 14 años en su pueblo natal, en la cafetería La Mallorquina como pinche de cocina al que seguiría el restaurante. El Anteojo, de Cádiz ya como camarero además de “comi” que es la denominación técnica del camarero que le prepara al Maitre la logística del restaurante. Pascual se hace hombre en la pascualcastillatorrejon2_puertosantamariahostelería. Con 16 años y durante dos ya es ayudante de Maitre en el gaditano bar La Caleta. Vuelve a San Fernando como camarero en la Cafetería Capri y luego en igual categoría en el Bar Buenavista. Empieza a trabajar en la famosísima Venta de Vargas. Hace la mili, se casa con 22 años y regresa a la Venta de Vargas de San Fernando, donde permanece durante catorce años.

Pascual Castilla Torrejón is a clear example of an inhabitant of the Bay of Cadiz: born in San Fernando, he works in Cadiz and lives in El Puerto. He’s from the 1948 harvest, he was born on the 11th of September and started out in the working world at 14 in his town of birth, in the café La Mallorquina as chef’s assistant. He would later move to the restaurant El Anteojo, in Cádiz, where he worked as a waiter as well as a "comi" which is the not-so-technical name for the waiter who looks after the logistics of the restaurant for the Maitre d’. Pascual became a man while working in the catering business. At 16 and after 2 years he was already the Maitre d’s assistant in the bar La Caleta in Cadiz. He returned to San Fernando as a waiter in the café Capri and then in the same position in Bar Buenavista. He started to work in the very famous Venta de Vargas. He did his military service, got married at 22 and returned to the Venta de Vargas in San Fernando, where he stayed for fourteen years.

pascualcastillatorrejon1_puertosantamariaPascual trabaja a destajo en la Venta de Vargas, prefiere no coger descansos porque gana más dinero con las propinas que librando. Las jornadas eran agotadoras pero, acostumbrado como estaba a arrimar dinero a su casa materna donde hacía falta, no le costó esfuerzo seguir con ese ritmo para levantar una nueva familia tras su matrimonio. Pero Pascual el trabajador, que ganaba dinero por su constancia, siempre tenía y tiene tiempo y dinero para agasajar a su familia. Un trabajador que sabe donde está la solera, donde el calor del hogar, donde querer y ser querido como lo es por su enamorada esposa e hijas. Recuerda que, en la Venta de Vargas no se cerraba por las noches y fue a partir de una reunión portuense entre la que estaban los matrimonios de Pepe Romero Zarazaga y Manuel Gutiérrez Morillo, que el bar se cerró por dentro y a partir de ahí -corría 1970- ya siempre cerró por las noches. En ventadevargas1975, tras 14 años, deja la Venta de Vargas y tienta la fortuna de empresario con otro socio, con el Sol de Andalucía, aventura empresarial que mantiene por dos años pero que no termina de funcionar. De ahí pasa al Restaurante Isecotel, de Cádiz, donde conoce al empresario  Antonio Blázquez, y luego un año más en el Club Náutico de la capital gaditana. (En la fotografía, en blanco y negro, Pascual agachado, el primero por la izquierda, con compañeros en la Venta de Vargas).

plazaherreria1_puertosantamariaAntonio Blázquez le propone hacerse cargo, en 1979, del restaurante “El Patio” situado en la Casa de los Diezmos, en la Plaza de la Herrería. «En ella se pagaban hasta el siglo XIX los impuestos eclesiásticos, o diezmos, que consistían, como su propio nombre indica, en pagar la décima parte de la renta anual (en especies) a la Iglesia para su manutención y el clero. Dado que El Puerto era un priorato de la diócesis de Sevilla, no es de extrañar que en la fachada, sencilla y sin nada en particular, esté el símbolo de esta ciudad: la Giralda escoltada por los dos jarrones de azucenas, todo ello enmarcado, a la manera barroca. Asimismo, sobre la puerta de entrada se halla el azulejo con el mismo símbolo. El interior, modificado para restaurante y pub, conserva todavía la distribución y el aire típico de las casas andaluzas, con una amplia azotea cuyos frentes sobresalen, ondulados, a modo de ménsulas. Situada en la popular plaza de la Herrería, el continuo paso de carruajes cargados de grano, camino de la casa que nos ocupa, para descargar, convertía a esta plaza en uno de los lugares de más denso tráfico de la población.» Guía Histórico Artística de El Puerto. 1983. Olga Lozano Cid y Mercedes García Pazos.

pascualcastillatorrejon3_puertosantamariaPascual recuerda el momento de la apertura, un día de noviembre de 1978. A mediodía atendió al último alcalde del periodo predemocrático, Enrique Pedregal. Por la noche diluvió una tromba de agua al estilo torrencial de aquí. Recuerda el Tharsis, propiedad de la misma empresa, que ya venía funcionando desde 1975, en el que actuaban el Dúo Raices, o grupos sudamericanos, e incluso Eugenio, el contador de chistes;  y a Nicolás Terry, que era el relaciones públicas del dicho establecimiento de copas. El Patio fue una revolución entre la década de los ochenta a la del noventa del siglo pasado. Su fuerte eran los guisos y por allí pasaron los distintos presidentes de la Junta de Andalucía, Escudero, Rodríguez de la Borbolla y Chaves; los ministros Serra y Solana; los escritores Antonio Burgos o Rafael Alberti, al que le encantaban las almejas; el cantante Julio Iglesias, el representante de Lola Flores, Toni Caravaca; los periodistas Pepe Oneto o Augusto Delkáder... Y así durante  veinte años, los cinco últimos como cooperativa, que es cuando la cosa empezó a dejar de funcionar con el engrase justo que le aplicaba Pascual: allí todo el mundo quería mandar porque todo el mundo era copropietario.... El cierre vino en 1997. (En la fotografía, Pascual posando para una sesión fotográfica para unos folletos turísticos).

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Cádiz le vuelve a acoger, y durante cinco años fue el director de La Despensa. En el 2002 vuelve a El Puerto con el Grupo Jale, haciéndose cargo del Complejo Beatillas y del restaurante Reina Isabel, del Hotel de cinco estrellas Duques de Medinaceli. Permanece por un año y vuelve de nuevo a la capital en 2003, como Jefe de Sala del restaurante La Foundue, donde permanece. Pascual no tiene más afición que su familia. El día libre es para su gente. Horas para el trabajo las ha puesto todas, pero el día de descanso es para su familia. Reconoce que ha ganado dinero por su esfuerzo y que ha gozado de la confianza de sus jefes. Podría incluso haber ganado más, pero menos vida familiar o con los amigos: «Yo muero porque la gente me quiere tanto», afirma. Se considera un hombre de suerte, empero, remedando a Picasso, “La suerte me ha cogido trabajando”. La verdad es Pascual es un referente en la hostelería provincial, con un gran corazón, -y es algo que se le nota-, porque se le sale por los pliegues del uniforme de trabajo. (En la fotografía, Pascual en el restaurante El Patio, con los ex alcaldes Fernando T. de Terry Galarza y Enrique Pedregal Valenzuela, junto a compañeros del establecimiento).

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Y como es un hombre que se involucra y se implica, con la profesión, con los amigos, con los compañeros de gremio, -porque es un enamorado de su trabajo- se desvive por solucionar un problema o resolver una cuestión del oficio. Tal es así que se ha visto inmerso en diversas asociaciones profesionales. Ha sido vicepresidente de la desaparecida HOSPOR (Hosteleros Portuenses) y es en la actualidad, desde hace 10 años, presidente fundador de la Asociación Provincial de Mandos Intermedios, única en España, a la que han venido a aprender diversos colectivos de la piel de toro. Organizan anualmente jornadas de formación, intercambio y familiarización para los integrantes del numeroso colectivo hostelero al que representa, premiando, igualmente a los que destacan en el sector de la hostelería y el turismo en la provincia. (En la fotografía, Pascual Castilla en su calidad de presidente de la Asociación de Mandos Intermedios, en el restaurante Aponiente, de Ángel León, con los conductores del programa de Antena Visión, Francisco Sánchez Dorao y Jesús Martín, en un descanso del rodaje de 'De Vino Fino por El Puerto').

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Hombre autodidacta, a la básica formación reglada que recibió, ha ido complementándola, ampliándola y enriqueciéndola con multitud de cursos y entrenamientos impartidos por diversos centros de diferente índole académica y profesional. Por citar solo algunos de la larga lista que completa su biografía curricular: Cocktelería, Atención al Cliente, Enología, Marketing, Psicología y Técnicas de Ventas, Idioma Básico al Comercio, Política de Productos, Calidad Total, Vinos Espirituosos, Vinos Finos, Enología y Vinos de Jerez, Enología y Brandy, Pastelería, Organización de Eventos, Protocolo. (En la fotografía, de izquierda a derecha: José María Reguera, Delegado Provincial de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía, Irene Canca, Diputada Provincial y Vicepresidenta del Patronato Provincial de Turismo, y Pascual Castilla, Presidente de la Asociación Provincial de Mandos Intermedios, en el Salón Regio de la Diputación Provincial, durante la entrega de los Premios a la Hospitalidad Turística 2007).

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Pascual Castilla, José María Morillo y Juan Franco, en la Muestra de Hostelería celebrada en el portuense Monasterio de la Victoria en 2007.

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Pascual Castilla ha sido nombrado Caballero de la Orden de la Soleá, de Sanlúcar de Barrameda, durante  el desarrollo del Capítulo anual de dicha Orden, acto que coincidió con la celebración de la Feria de la ciudad vecina 2009. Junto a Pascual tomaron posesión nuevos miembros, entre otros: Juli Soler, del restaurante El Bulli, de Rosas (Gerona), donde ejerce como chef Ferrán Adriá y considerado como el mejor restaurante del mundo; los pintores Garakoitz Cuevas y Carmen Lafón; César Cadaval, del famoso dúo Los Morancos y el cantaor Juan Peña, 'el Lebrijano'.

Pascual Castilla ha sido nominado, en la modalidad 'Trabajador del Sector Turístico" como candidato a los Premios 'Andalucía de Turismo 2009', galardones que pretenden incentivar y distinguir a personas e instituciones que hayan destacado por su labor a favor del turismo de Andalucia.

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joseluisjimenezalcazar_puertosantamariaJosé Luis Jiménez Alcázar, portuense de la diáspora, regresó a El Puerto, con el restaurante ‘La Solera’ -un establecimiento que ha permanecido abierto para la hostelería desde principios del siglo XX en la calle Ganado, junto al otrora taurino Hostal Loreto- a sorprender con sus creaciones. Persona culta y de variada conversación, ha tenido negocios de hostelería y turismo en Madrid, Galicia, Canarias, y Málaga. Piensa que la hostelería tiene una dosis importante de cariño y afirma que en en ese gremio las satisfacciones son de tipo moral. Los privilegiados que acuden a diario  a unas de sus siete mesas tienen la oportunidad de navegar en un mar se sabores de alta cocina, de cocina casera, de combinaciones exactas a unos ajustadísimos precios, ahora que se habla y se escribe de crisis, en un coqueto y reducido comedor. Soberbios su arroz negro o el de bogavante, el menudo de chocos, los langostinos a la sal... y el postre de su creación: crema de mascarpone al moscatel. José Luis le invitará a maridar los platos con vinos de las bodegas de El Puerto.

José Luis, ¿Volver a El Puerto ha sido acaso como descubrir aquí lo que quizás fue a buscar fuera? --Pretendo que esta vuelta sea el epitafio de mi vida.
¿En un menú portuense, entra como plato principal la gracia portuense? --Si hay quien la acepte…
¿Y la guasa? --Hay que olvidarla la mayor parte de las veces.
En la cocina, en la restauración, en la hostelería ¿se pude ser un hombre orquesta y vivir para contarlo? --Se trabaja muchísimo; las satisfacciones son de tipo moral la mayoría de las veces.
¿Cuál es el secreto de la cocina que Vd. realiza? --No tiene secretos: buenos productos y una dosis importante de cariño.
¿El comentario que recuerda con mayor agrado hecho a sus creaciones culinarias? --Un notario, mayor y de fuera, me dijo: “Esta es el menú con la mejor relación calidad-precio que he comido en mi vida. Y como todos los días fuera de casa”.

lasolera_1_puertosantamaria¿Por qué aquí no comemos con nuestros vinos finos? --Han cambiado los gustos. Quizás alguien haya influido para que ello ocurra. Por no haber, no hay ni curdelas. Recuerdo de niño, en la calle Cielos, a la salida de los trabajadores de Terry, que en cada esquina había un festival de palmas. Venían todos ‘arregladitos’ de la Bota del Costo.
¿Por qué la hostelería, José Luis?. --Con 16 años trabajé en el Parador de Fuenterrabía, donde empecé de facturista. Aprendí a hacer cosas con un pastelero que había estado en París. Me aficioné y hasta hoy. También valoré mucho las relaciones humanas, conocer gente…
¿Y... hacia donde camina la hostelería? --Si quieren salvarla, se han de cambiar los usos y costumbres. Nada de jornadas laborales ilimitadas. Hay que hacer turnos y pagar bien. Los profesionales de la hostelería necesitan también tiempo para su vida personal.
rutamarco¿Como es su día a día? --La hostelería es cuestión de cariño. Si estas muy cansado tras una agotadora jornada y te valoran una comida, el cansancio desaparece.
¿De que actuaciones profesionales se siente más satisfecho? --De haber dado de comer al Rey y a su familia. También, durante mes y medio, a Spielberg, durante el rodaje del ‘Imperio del Sol’. Recuerdo con agrado la comida que preparé para más de mil invitados cuando se inauguró el periódico ‘Europa Sur’ del Grupo Joly. O en la Feria en la Caseta del Homenaje.

CIEN AÑOS MUY PERSONALES

"No sé sabe muy bien quien tiene más historia. Si el bar, que se abrió en 1908 con el nombre de “Los 48” o su actual dueño, José Luis Jiménez Alcazar, que está a punto de cumplir los 65 años, “pero tú ponme que tengo 64, que parezco más joven” comenta este hombre delgado, de barbas blancas, de vida de película y que tras un historial de importante empresario de la hostelería decidió en 2002 hacerse cargo de La Solera, un pequeño restaurante de 5 mesas “para retirarme”. Pero confiesa que para eso “aún queda mucho” porque conserva, todo un éxito con su edad, el don preciado de la ilusión, la misma que le pone los miércoles a su cocido madrileño que comienza a preparar a las ocho de la mañana “porque ahí está el secreto”.

hostal_loreto_puertosantamariaLa apertura del bar está fechada en 1908. Por entonces se le conocía con el nombre de “Los 48”, el mismo que una manzanilla de Sanlúcar. Por entonces varios bares de la ciudad tenían este tipo de nombre, coincidiendo con el de un vino. Luego, parece que en la década de los 30, el bar pasó a llamarse “La Solera”, su nombre actual, y pasó a formar parte de las instalaciones del Hostal Loreto, situado también en la calle Ganado, junto a La Solera (Calle Ganado n. 17. Teléfono: 956543562). El bar se convirtió en la cafetería del hostal y se abrió una puerta interior que los comunicaba. Por allí pasaron los toreros que intervenían en la plaza de Toros de El Puerto ya que estos solían pernoctar en el Hostal Loreto y luego salir en coche de caballos, con gran expectación, hasta la plaza.

En el año 2000 el bar cerró sus puertas. En 2002, José Luis Jiménez Alcazar llega a El Puerto de Santa María, su ciudad natal, donde vino al mundo en la calle Cielo. Afirma en tono de broma “que he venido aquí a firmar mi epitafio gastronómico”. Vió el local, le gustó, y decidió transformarlo en un pequeño restaurante, el más singular de la provncia, con tan sólo 35 metros cuadrados. “Fijate tú que tiene más metros cuadrados de alto que de ancho”, comenta este hombre de fino humor y que se mueve con una sorprendente rapidez y vivacidad a pesar de sus 64 años. No puede perder un segundo. El solo atiende las 6 mesas del restaurante, pero no sólo las sirve, sino que además cocina a la vez y tiene una carta de más de 20 platos, un menú del día y 6 menús degustación. Dice que el secreto está en la experiencia y esa tampoco le falta.

barlasolera_05_puertosantamariaComenzó en la hostelería en 1960. Tenía 16 años y se colocó en el hotel Fuentebravía de El Puerto, en la cocina. Fue aprendiendo el oficio, le gustó y a los pocos años abrió un chiringuito en la playa de La Costilla en Rota donde triunfó con el marisco que traía de El Puerto de Santa María. Y a partir de ahí el éxito. Se marcha de la ciudad y comienza a montar negocios de hostelería que le llevarían a la élite y a llegar a tener a su cargo en toda España a más de 1.200 personas en negocios relacionados con el ocio y que incluían desde restaurantes, servicios de caterings, hoteles y hasta bingos.
Su negocio más importante fue el catering “José Luis”. Con el llegó a ocuparse durante 16 años de las carreras de caballos de Sanlúcar y también se ocupaba de los eventos del prestigioso club Pineda de Sevilla. Allí llegaría a dar de comer al rey don Juan Carlos y también lo hizo para el Principe y las infantas en Jerez. Recuerda también con especial cariño sus servicios para Steven Spielberg, el famoso cineasta para cuyo equipo trabajó cuando vino a la provincia para filmar El Imperio del Sol en los años 80. Su catering fue el encargado de dar de comer al numeroso equipo. En la foto de Pepe Monforte puede verse a José Luis Jiménez Alcazar en la barra de La Solera debajo de el escudo heráldico de su familia y las cartas de sus menús degustación.

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Pero José Luis decidió dejarlo todo en el año 2000 y se viene a El Puerto para estar junto a sus 4 hijas que viven en la zona y  a trabajar en lo que le gusta, una pequeña cocina, de apenas dos metros cuadrados en la que pone los dos ingredientes fundamentales que, para el, tiene la cocina: “buen producto y cariño”. (Fotografía: Fito Carreto).
Sabe de su condición de hombre para todo pero no le asusta. Llega a las ocho de la mañana al negocio. Mira las existencias, comprueba que todo está bien y sale a comprar. Luego al bar y a preparar la comida del día. Prepara un menú diario “para las oficinas que hay en los alrededores” de 7,5 euros, aunque también lo sirve para las personas que se lo quieren llevar a su casa por 6 euros.
Además mantiene un grupo de menús degustación en los que aparece uno de sus platos más cuidados y aclamados por sus clientes, el arroz con bogavante. Todos los menús degustación tienen un precio único, 14,75 euros y tan sólo pide un mínimo de dos comensales para prepararlo. Dice que la receta de su arroz “no la doy, eso es un secreto” afirma divertido para a continuación destacar que la clave está en la materia prima: “un bogavante salvaje, a ser posible hembra, y comprarlo vivo. Con eso y cariño ya todo está hecho”.

p-zz-vinos-marco-jerez-aEs un gran conocedor de los vinos. En su establecimiento están por todas partes. Encima del mostrador, en unas pequeñas estanterías que dificilmente caben en el local y en un armario climatizado donde guarda lo mejor. Se muestra partidario de no cobrar grandes cantidades por los vinos “porque los vinos no sólo deben maridar con la comida sino también estar acordes con esta economicamente. No se le puede cobrar a alguien una cantidad por la comida y más del triple por los vinos.”
En las estanterías hay una amplia presencia de vinos de Jerez y de El Puerto. No cree que sea necesario utilizar siempre blancos para los pescados y tintos para las carnes y gusta de emplearlos en su cocina. Se confiesa hombre “de platos de cuchara. Fijate. Yo nunca como aquí, en el local. Cuando cierro me voy a alguno de los establecimientos de mis amigos y, aunque sea ya tarde, me conocen y siempre tiene algún plato de cuchara para mí”.

Descansar José Luis descansa poco. Tan sólo cierra los domingos por la tarde. El resto de los días abre para almuerzos y para cenas. En invierno es especialmente complicado coger mesa los miércoles porque ese día José Luis prepara su cocido madrileño, hecho muy a fuego lento, tanto que los garbanzos se llevan en la lumbre 6 horas, dando un peculiar olor a la calle Ganado Aprendió a hacerlo en la capital de España, observando, porque le gusta mucho observar las cosas. Lo prepara a la manera tradicional con tres vuelcos. “Hasta ahora nadie ha sido capaz de terminar con el plato” señala orgulloso, y la verdad es que es todo un reto. Primero sirve la sopa en plato hondo. Al cliente le coloca su plato y una sopera de donde puede ir sirviéndose. Después vendrá el vuelco de los garbanzos con las verduras y las patatas . Aquí repite la misma operación, una fuente de barro y plato para servirse y finalmente, la pringá donde no faltan carnes de ternera y de cerdo, tocino, chorizo y morcilla. Apenas queda sitio para el postre, que el mismo también prepara.

jimenezalcazar_02bJosé Luis no cierra ni el 24 por la noche ni el 31. Porque me gusta estar con mis clientes esos días “y porque muchas personas buscan un lugar donde comer en esas ocasiones y no lo encuentran. Los clientes se repiten cada año”. Reconoce que por lo singular de su establecimiento la relación con los clientes es muy especial: “Tienen que tener paciencia porque estoy sólo para todo, pero eso se suple con un poco de conversación. Tengo gente que viene desde fuera a comer el cocido o a probar los arroces y me enorgullece mucho que repitan”.
El local es especialmente austero. En la puerta no hay cartel con el nombre, tan sólo unos listados hechos a ordenador con los atractivos menús degustación. Una placa del Ayuntamiento anunciando la singularidad del bar y la excelencia de sus guisos. Dentro, encima del mostrador, una maceta, un decantador de vinos y, en la parte alta, presidiendo el local,  el escudo de familia de José Luis, cuyos padres eran de Jaén y, eso sí, siempre la radio puesta, en Kiss FM, porque le gusta la música y porque allí trabaja su hija Chantal." Pepe Monforte.



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«Las guerras son la cosa más sangrienta y abominable que el ser humano ha inventado. Sin embargo, gracias a las guerras, se va adquiriendo también cultura. Yo, por ejemplo no sabía nada de los talibán (es plural), ni de Afganistán, ni de que a las mujeres las obligaban a ir con funda, como a las mesas de camilla, o las radios de cretona. La verdad es que las guerras te enseñan también geografía. Yo no sabía, ni por asomo, dónde estaba Peshawar (dicho en cristiano meridional, Pesagua) hasta que ha surgido ésto de Afganistán y Ben Ladem. Para mí era un verdadero enigma la procedencia de un título nobiliario, que no era de la nobleza de Castilla, ni de la criolla, ni de la europea. Se trataba del título de Marqués de Pezagua que ostentaba, el ínclito Neno, José Luis Ben-jumeda (léase Ben Omeya) Moll-eda (El Puerto 1923-1996).

“Wars are the most bloody and abominable thing human beings have invented.” However, thanks to war, we also acquire culture. I, for example, didn’t know anything about the Taliban, or Afghanistan, nor that the women were forced to wear head scarves. The truth is that wars also teach you geography. I wouldn’t have known, not in a million years, where Peshawar was until the Afghanistan and Bin Laden thing came about. To me the origin of a title that wasn’t from the Castile, Creole or European nobility was a real enigma. It was the Title of Marquis of Peshawar held by the Illustrious Neno, José Luis Ben-jumeda (read Ben Omeya) Moll-eda (El Puerto 1923-1996).

pezaguaY tiene que haber una guerra para que yo me entere de que Afganistán es una monarquía con un Rey en el  exilio y me ponga en serias dudas sobre si el título de El Neno era auténtico o de pega. Para mí que el título de El Neno era como el de Marqués de las Cabriolas o el Conde las Natillas que bulleron en la famosa Peña "El 77" sevillana. Pero no. Éso de Ben Omeya (que dicho en Sevilla es Benjumea y dicho en El Puerto es Benjumeda que, como dice Javier Benjumea Puigcever, los de Cádiz son más finos), me pone en íntima relación con el mundo islámico y dota de toda credibilidad al Marquesado de Peshawar (dicho en cristiano, Pesagua), de la más rancia y ensolerada estirpe afgana.

2-2-2008n4Sea como fuere, El Neno pasó por la vida siendo un ex. Me ex-plicaré: fue ex-combatiente de la División Azul (donde figuró como de "arrojo poco común; valor demostrado" y ostentaba la Cruz de Hierro); ex-empleado de Bodegas Terry; ex-jefe del P.W.Departament de la Navy; ex relaciones públicas de Bodegas Osborne; ex-cazador; ex-hotelero (de una estrella, que tuvo su único y fijo cliente y huesped en Paco Serratosa Márquez) ex-perito tasador de seguros; ex-torero (que se anunció en los carteles de la Plaza Real, el 30 de mayo de 1944, y mató dos eralas de la ganadería de Luis Caballero, cuando pastaban en Bolaños, que por éso el caserío tiene un azulejo con la Virgen de Regla); ex-tasquero distinguidísimo; ex-pianista; ex-conversador amenísimo; ex-cónsul de Badajoz en Valdelagrana; y, desde 1996, en que se produjo su óbito, ex-chato y ex-"bon vivant". Y, al cabo del tiempo, que todo se sabe y nada está oculto, verdadero y genuino ex-Marqués de Peshawar, que ha tenido que haber una guerra para que se sepa.» Luis Suárez Ávila.

AL MARQUÉS DE PEZAGUA
Puede resultar absurdo expresarte mi reconocimiento cuando ya no puedes recibirlo. Aún así, podría resultar todavía más absurdo no hacerlo cuando ahora sé quien eras.
Por ello, aprovechando las grietas que dejan abiertas las oportunidades, me voy a colar por una de ellas para manifestarte que… ha sido un placer conocerte y siento no haberte conocido.

José Antonio

neno_ninio_puertosantamaria_ESCRIBE DON PEPPONE
No quisiera pasar de puntillas, sin hacerle un comentario sobre mi buen y querido amigo Neno, del cuál, no pasa un solo día en el que por un motivo u otro no me acuerde de él. Digo esto, pues son tantas mis vivencias junto a él que podría estar horas contándolas.
Recuerdo una que era muy curiosa porque la usábamos todos los días, menos los domingos y festivos que cerrábamos para irnos por ahí. Consistía en utilizar un billete de mil pesetas de las de entonces como pago de lo consumido por él en mi restaurante Don Peppone, el cuál yo le devolvía por la tarde en su pub el Neno como pago de lo consumido por mi. De esta forma, consumíamos e invitábamos a nuestros amigos, en ese momento presentes en nuestro negocio, y siempre eran las mismas mil pesetas la que corrían de una parte a otra. O sea, al medio día el me pagaba con el billete de mil y por la tarde yo hacía lo mismo con el mismo billete. El ingenio de montar una sociedad como esta, solo se le puede ocurrir a un genio como él, dotado de una imaginación adelantada a sus tiempos.
Por enumerar algunas de sus ideas, contarles, que fue el primero en tener dos taxis en Valdelagrana (por supuesto sin licencia), vender palomitas, fabricar el by Neno, tocar el piano, vender “aires de Valdelagrana” en latas, sal de Cádiz, sacar cigalas king size en el lago de Arcos, gran amante de los Bugas americanos y un sin fin de cosas más. También era gran amante del chocolate, del tocino de cielo, de los churros con azúcar.
¡Donde estés recibe un fuerte abrazo!
¡Son tantos los motivos por lo que no te olvido Chuchón!. ¡Aún me sigo acordando de tu Gigi L'amorosso y de La Barca!
Jose Luis Gómez Heredia. Peppone. (La foto de Neno de niño, pertenece a una revista literaria editada en El Puerto en 1928).

pepeypelu_puertosantamariaEn Gente del Puerto hemos puesto nótula  209 del hijo de José Luis Benjumeda Molleda -Neno-,  Pepe Benjumeda y de sus aventuras semanales seguidas por el mundo mundial a través de su blog; es el actual regente del Rincon de Neno. También de su nieto, Pelu -El Príncipe de Valdelagrana-, quien por amor se fue a la China y vive en Hong Kong. Desde allí nos cuenta su visión del mundo, y de Hong Kong mediante instántaneas fotográficas, en un blog escrito desde el corazón financiero de Asia.

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chela_puertosantamariaCelia Ángela Vivanco Falla, Chela, es una emigrante mestiza, natural de Lima (Perú) que lleva cerca de dos años viviendo con nosotros, en El Puerto. Su familia lo pasó mal, la necesidad y la miseria reinante en su país hizo que cada miembro de la unidad familiar buscara un sitio donde poder salir adelante. Una hermana se fue a Canadá, un hermano a Sevilla que ahora vive en Jerez, su madre a El Puerto y ella después de pasar por Brasil, desde hace dos años, se instaló a vivir con nosotros. La familia se está reuniendo de nuevo, después de 30 años,  en nuestra Ciudad y ya solo falta la hermana canadiense. En Perú trabajaba en una fábrica de aceite de palmera, como ayudante de administración e informática.

Cecilia Ángela Vivanco Falla, Chela, is a mixed race emigrant, from Lima (Peru) who has been living in our town for almost two years. Her family had a bad time of it, and the poverty reigning in their country forced each member of their family to search for a place to make a better life for themselves. One sister went to Canada, one brother to Seville who now lives in Jerez, her mother to El Puerto and Cecilia herself settled here in El Puerto two years ago, going via Brazil. The family is together again, after 30 years, in our town and now the only person missing is the Canadian sister. In Peru Cecilia worked in a palm oil factory, as an administrative and I.T. assistant.

Cuando salió de Lima no sabía que iba a vivir tantos años en Brasil: veinte. Allí montó una empresita de artesanía de tarjetas: la costumbre -algo que añora aquí- es felicitar o dar mensajes con tarjetas personalizadas por cualquier acontecimiento. Como hemos dicho, Chela, buscando la agrupación familiar se vino a vivir a El Puerto. Aquí ha encontrado trabajo en el sector doméstico colaborando en la limpieza de casas y los fines de semana en algún restaurante ayudando en la trastienda. Es una trabajadora nata, pues lo mismo está por las mañanas y tardes, que fines de semanas y festivos. Trabaja duro y sueña con poner un pequeño negocio de alimentación, cuando los precios del mercado se estabilicen, tanto el artesaniaperuana08sector inmobiliario, como el inevitable reajuste económico tras la crisis en la que nos encontramos inmersos: a lo mejor una pollería o preparados de cocina casera. No ha pasado de largo la falta de solidaridad, por Chela. En alguna ocasión, la empleadora, abusó de su condición de prevalencia, abusando o al menos intentándolo, de la condición de precariedad y necesidad de nuestra portuense limeña.

Esto escribíamos hace escasas fechas en Diario de Cádiz: «Lo que les voy a contar puede ser eso: un cuento o una realidad vivida en El Puerto hace una semana. Yo lo voy a contar a mocosuena. Si es un cuento, pude servir como argumento para mover las conciencias y denunciar desigualdades e injusticias que se dan en este Puerto democrático y civilizado. Si es verdad, puede producirle un sentimiento de rabia, el mismo que me produciría a mí si así fuera. Si es que es verdad que esto ha ocurrido en El Puerto hace una semana. Miren ustedes. Venir a trabajar a El Puerto, a trabajos que los españoles no queremos, es cosa de emigrantes y simpapeles. Eso crea situaciones, cuando menos extrañas, ya que en la frontera de la necesidad, de la situación irregular, y de dejarlo todo atrás para empezar de nuevo, se pueden dar circunstancias donde anide el abuso. Ese es el argumento de mi cuento, ¿o de lo sucedido? Una emigrante sudamericana, en proceso de arreglo de documentación para ser una residente legal en nuestro país, pide permiso en la casa donde presta servicios domésticos por las mañanas para arreglar la documentación. Como lo que cobra es tan poco, necesita además otros trabajos, y casi no descansa: Por la mañana en una casa, por la tarde cuidando niños, los sábados por la mañana en otra casa, y el resto del fin de semana de pinche en un restaurante fregando lo que se tercie. En la casa la autorizan a ir a arreglar la documentación, empero, el día que no vaya, o las horas que necesite, las ha de recuperar el sábado. --”El sábado no, señora» que tengo otros compromisos laborales; descuéntemelo del (exiguo) sueldo que me paga». --O vienes el sábado o pierdes el (precario) artesaniaperuana03empleo». No era la primera amenaza que recibía: --»O haces esto, o estás en la calle, o haces aquello otro o te despido», y así... Y nuestra emigrante se quedó sin el trabajo de la mañana, porque no tendrá dinero, pero si palabra y dignidad. Lo triste es que quien la chantajeaba con el paro mañanero es o pudiera ser una docente de un colegio concertado, donde se supone que los principios religiosos -de generosidad, misericordia y hermandad- son los principios morales de tamaña empleadora. Casada con una apellido ilustre de aires bodegueros, que hoy ya no es garantía de nada: ¿No se acordará de que los antepasados de su marido también fueron emigrantes? A veces maldigo que seamos un país de «pobres hartos de pan» en una tierra de catetos.» José María Morillo.

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luichi_puertosantamariaLuis Pinto Corzo, “Luichi”, es conocidísimo en El Puerto: es hijo de Pinto, el cochero. Nació en 1944 y presume de una circunstancia de la que, ciertamente, poca gente de El Puerto puede hacerlo: haber nacido en las dependencias del Palco Real de la Plaza de Toros. Desde que fuera construida, el palco situado arriba del presidencial, fue denominado así ya que estaba destinado para la Familia Real. Tras varios  intentos para inaugurarlo y varias las corridas regias anunciadas, no fue posible hasta el 2 de agosto de 1998, componiendo el cartel los diestro Emilio Muñoz, Miguel Báez “Litri” y Manuel Díaz “El Cordobés”, con toros de Jandilla. «Debajo, donde las oficinas, vivían los Vaca», recuerda. Y es que según afirma Luichi, su madre le pidió al alcalde de entonces, Ignacio Osborne Vázquez, un sitio donde alojarse con su familia y éste les permitió habitar lo que más adelante sería el Palco Real, construido para tal función, pero no inaugurado como tal hasta finales del siglo pasado. Rociero, cocinero, artista en ciernes, «en la actualidad busco una oportunidad -según afirma- para planchar coser y lavar» pues está en el paro.

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Luichi, bailando sevillanas en el Barrio Alto, durante la celebración de la Fiesta de los Patios, en el prólogo de la Feria de Primavera. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

Luis Pinto Corzo, "Luichi", is very well known in El Puerto: he’s the son of Pinto, the horse and cart driver. He was born in 1944 and can boast that he was born in the Royal Box in the Bull Ring, something few people in El Puerto can say. Ever since the box was built, located above the presidential box, it has been called the Royal Box given that it was designated for the Royal Family. There were several attempts at inaugurating it and several regal bull fights announced, however, it was not possible until the 2nd of August 1998, when the bullfighters Emilio Muñoz, Miguel Báez "Litri" and Manuel Díaz "El Cordobés" took the arena, with bulls from Jandilla. “Below, where the offices are, is where the cows lived,” he remembers. Luichi tells me that his mother asked the mayor at that time, Ignacio Osborne Vázquez, for a place for her family to stay and he let them use what would become the Royal Box, built for that purpose but not inaugurated until the end of last century. A keen Rocío pilgrim, chef, budding artist, “At the moment I’m looking for work,” he says, “ironing, sewing and washing”, since he’s currently unemployed.

plazareal_mini_puertosantamariaLuichi es diabético y según sus propias palabras «mi hermana me tiene recogido». Y es que después de toda una vida entre fogones, está en paro y, aunque está próximo a la jubilación -tiene 64 años-, le faltan unos meses para cotizar y poder tener derecho a una jubilación digna. Ahora lo vemos mucho por las mañanas, temprano, de tertulia en Ultramarinos La Giralda. Luichi se ha buscado la vida como ha podido «Estuve hasta en Rompechapines» (calle del Jerez antiguo de cuya existencia solo vamos a dar una pista: se rompían los 'chapines' de tanto pasear arriba y abajo por la misma. No vamos a dar más pistas, las casas no existen en la actualidad, pero seguro las recuerdan varias generaciones de ciudadanos de la zona).

luichi2_puertosantamariaLuis no ha estado siempre dado de alta por lo que, afirma, le faltan esos meses necesarios para la ansiada jubilosa jubilación. Cocinero en el Cangrejo Rojo -el Club Mediterráneo- ha estado en los Club Med de Canarias y Mallorca, unas veces con mas responsabilidades que otra -desde pinche a ayudante de cocina-. En El Puerto «tenía miedo de darle de comer a la plantilla, más de cien; prefería mil veces darle de comer a los más numerosos turistas» Habría que escuchar a los exigentes y guasones compañeros de Luis en aquellos tiempos. Y habría que haber escuchado, también, a Luichi que nunca ha escondido su “aparguelamiento” con esa lengua no es, precisamente, silenciosa. (En la fotografía, Luichi con apenas 18 años).

Estuvo de aprendiz en las cocinas del afamado restaurante Resbaladero cuando funcionaba como tal y era regentado por Maximino; allí trabajó con los cocineros Luis Callealta, Arturo, Rafael, Pepito “el Pijota”, con el padre  del repostero Pepe Mesa... También prestó sus servicios profesionales en el mundo de la cocina en el Hotel Balneario de Rota, o en el Bodegón de Antonio Méndez, en la carretera de Rota a Chipiona... o ayudando en un obrador, o haciendo mandados. En tantos sitios que no le respetaron un contrato en condiciones... Una cosa es ser 'de la Piompa', y otra no portarse con el trabajador como las leyes estipulan, independientemente de su orientación sexual.

luichi_semanasanta2008_puertosantamaria1También trabajó de cocinero en los campamentos de la OJE (la antigua Organización Juvenil Española, brazo juvenil del antiguo régimen político). Luichi, que tiene alma de artista, trabajaba de jovencito, -en la foto que ilustra este párrafo con 17 años-, en el Motel Bahía del Sol, (actual Hotel Dunas Puerto), en las Dunas de San Antón frente a “El Berrenchín». Allí actuaba, cantaba y bailaba, -se descocaba- una forma muy de la época de sacar afuera su verdadera personalidad, transgrediendo lo impuesto en busca de su personalidad. Rociero de pro, no falta a su cita y tiene anécdotas para contar que harían enrojecer al más templado. La prudencia aconseja poner un recuerdo liviano: haciendo el servicio militar -el campamento en Ovejo y el destino en Algeciras-  se fue de permiso con un amigo a Toledo y, comiendo castañas en una carretera -a saber que pasó-, lo atropelló un coche, con el consiguiente revuelo en el Destacamento, que anuló los permisos a todo el acuartelamiento. Luichi, que ha vivido lo suyo, insiste: «pido una oportunidad trabajando en lo que sea: se hacer todas las labores domésticas». Necesita llegar a la jubilación con el número de jornales ajustados. (En la fotografía, Luichi durante la Semana Santa de 2008, en la Plaza del Castillo. Foto Colección C.P.A.)

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Campamento de 'los Flechas' en el Camino de los Enamorados, donde Luichi trabajó como pinche de cocina; eran sus primeros escarceos con el mundo de la restauración para grandes colectividades. (Foto Archivo Municipal).

La mirada serena y amable que pueden apreciar en la foto se corresponde con la realidad. Lourdes es una persona amable y servicial que trabaja en el sector de los servicios: en la hostelería. Servir no es ser servil. Ella sabe contar, agradar y corresponder con los clientes del Mesón Juanito -lugar donde trabaja como camarera- bajo los soportales de la calle Valdés, por Puerta Grande. Antes lo hizo en la carretera de Sanlúcar en la Venta El Buchito.

The serene and kind look that can be seen in the photo reflects reality; Lourdes is a kind and helpful person who works in the service industry: in the catering sector. Serving isn’t being servile. She knows how to count and to keep the customers happy in the Mesón Juanito, where she works as a waitress, under the arcades of calle Valdés, through Puerta Grande. Before this she worked as a waitress in Venta El Buchito on the Sanlúcar road.

Tener la sonrisa puesta, trabajar con optimismo, empatizar con los clientes es fácil si, como parece el caso, Lourdes trabaja a gusto en un pequeño negocio familiar, donde es empleada, y transmite lo que se cuece (y se fríe, y se asa, y se tuesta, y se cocina) en el Mesón Juanito. Pero su fuerte está en el “pescaíto' frito y en su 'secreto'.
«No tienes por que se un experto para conseguir un auténtico “pescaíto frito”. Nosotros llevamos casi un siglo haciéndolo. El secreto está en la harina. Harina con el mejor trigo autóctono de la provincia de Cádiz. Por tradición, por calidad y por sabor, harina El Vaporcito. Al adquirir harina de freir pescado El Vaporcito, adquiere una tradición de más ce cien años, un celoso secreto de antiguas moliendas. Harina natural al cien por cien, de trigo duro de altísima calidad de la provincia de Cádiz, seleccionado y molido de forma tradicional. Sin aditivos químicos ni conservantes. Fabricados y envasados a diario. Pioneros en la Harina de Freir. Es la harina de El Puerto» De la web de la Fábrica de Harinas Nuestra Señora de los Milagros, -o El Vaporcito- de Esteban Fernández Rosado,S.A. Pero esa será otra nótula... coming soon!...

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Ignacio Gago García

Hotelero, viajado, bodeguero por vía familiar, portuense de la diáspora, cónsul oficioso de el Puerto en Madrid, el "guapo oficial” de la familia... son títulos que, desde el afecto que le profesamos a Ignacio Gago García, hermano de Manolo, Fernando y Benito (el psiquiatra fallecido) describen de forma coloquial y cercana a un portuense de nacimiento y vocación, que respira cuanto puede a su ciudad desde la lejanía, a pesar de llevar 38 años fuera del Puerto que lo vio nacer.

A hotel manager, well-travelled, a wine-producer by family tradition, another portuense in the exodus from the town, unofficial consul of El Puerto in Madrid, the ‘official’ good looking one in the family etc. etc.; these are all titles that, out of the affection that we hold for Ignacio Gago García, brother to Manolo, Fernando and Benito (the deceased psychiatrist), provide an informal description of a person who was not just born in El Puerto but lives for El Puerto, even given the great distance and the 38 years that separates him from his hometown.

Ignacio Gago, con sus estudios de Turismo bajo el brazo, se fue a la capital de Reino a trabajar en la recepción del Meliá Madrid allá por 1970, a un hotel recién inaugurado en el que ascendió rápidamente a Subjefe de Recepción y llegando a Subdirector del mismo establecimiento. Luego pasó al Meliá Castilla donde ha transcurrido la mayor parte de su trayectoria profesional. Allí empezó como Director Adjunto de Explotación ocupando otras funciones hasta que lo destinan como Subdirector a Meliá Alicante. Luego ocupa la adjuntía a Dirección General de la Cadena de Hoteles Meliá y director General de Servicios Hoteleros de Meliá. Cuando en 1987 el Grupo Sol compra Meliá y crea el Grupo Sol Meliá, Ignacio tuvo intención de cambiar de aires, pasar un año sabático reflexionando y dejó la empresa. Pero a los pocos meses fue reclamado para llevar la Dirección Comercial del mayor hotel de España de entonces, el Hotel Meliá Castilla (Capitán Haya, 43), casa que ya conocía y que es algo que lleva haciendo, con acierto, 21 años. Nunca quiso ser director de hotel para no verse así sometido al constante y cíclico cambio de ciudad cada pocos años y ha rechazado a lo largo de su vida otros ofrecimientos de la competencia, tanto en España como en el extranjero. Está casado con otra portuense, Pilar Caballero Morales -ya dijimos que es bodeguero consorte- , tiene tres hijos y cuando se ¿prejubile? piensa compartir su tiempo entre El Puerto, donde tiene casa y la capital que tantas satisfacciones le ha dado.

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Ignacio Gago, con su hija Bibiana en una foto tomada en el Castillo de San Marcos el día de la boda de ésta con Jaime. (Foto Francis Bononato Rosso).

La definición que la Real Academia de la Lengua Española hace de la palabra Cónsul, es la siguiente: “Persona autorizada en una población de un Estado extranjero para proteger las personas e intereses de los individuos de la nación que lo nombra”. Efectivamente, los portuenses de forma individual y por aclamación de cuantos le conocen, saben que tienen en Ignacio Gago a un valedor de los intereses de El Puerto y los portuenses en la capital, tanto quiere a su Puerto. Siempre desde la discreción y el buen hacer. Otro portuense, otro Ignacio Gago (Fornell), mas joven y con menos pelo, periodista, sobrino de nuestro protagonista, también habita la Villa y Corte desde los menesteres de la comunicación y el periodismo, habiendo ocupado el puesto de Secretario de la Academia de la Televisión. Pero a este Ignacio lo dejamos para otra nótula.

La Sala de Convenciones y Congresos de Meliá Castilla es una de las mejores equipadas de España. Ignacio Gago se siente muy orgulloso de contar con ese equipamiento en el establecimiento donde presta sus servicios profesionales.

De izquierda a derecha Juan Lerdo y  dos hermanos de Ignacio Gago, Benito y Fernando, en un banco del Parque Calderón, vestidos de domingo, hace... años.  (Foto Colección Vicente González Lechuga).

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Mercedes Fernández Sánchez

Es nieta de José Sánchez Aguilar. Hija de José Fernández y Encarnación Sánchez. Hermana de Pepe, Manolo, Rafael, Jesús e Ignacio. Su familia está vinculada a la hostelería desde 1916, cuando su abuelo materno abrió una tienda de vinos,  especializada en Manzanilla en la esquina de la calle Ganado con Melero. El establecimiento se llamó Verdún, en recuerdo de la batalla celebrada en dicha localidad francesa en la I Guerra Mundial. Tras la Guerra Incivil española, la tienda pasó a llamarse Casa Sánchez, Tabernón de Sánchez y Bodegón de Sánchez.

She’s the granddaughter of José Sánchez Aguilar; daughter of José Fernández and Encarnación Sánchez and sister to Pepe, Manolo, Rafael, Jesús and Ignacio. Her family has been linked to the catering trade since 1916, when her maternal grandfather opened a wine shop specialising in manzanilla (dry sherry) on the corner of calle GanadoMelero. The establishment was called Verdún, in memory of the battle fought in the French town during the World War I. After the Spanish Civil War, the shop changed its name to Casa Sánchez, Tabernón de Sánchez and Bodegón de Sánchez.

Pero la vinculación con la hostelería le viene también a Mercedes Fernández Sánchez por vía paterna. Su padre, gallego de nacimiento y portuense por necesidad, fundó hace más de 50 años el desaparecido “Bar Jamón” en la calle Capillera y hoy su hermano Pepe continúa la saga con el afamado Restaurante Bar Jamón, en la rotonda del Molino Platero en la variante a Rota, buque insignia Grupo de Empresas familiar. Sus otros hermanos continúan con la “Bodeguilla del Bar Jamón” y “El Patio de Mi Casa”, en la calle Misericordia; la confitería “La Merced” por otro nombre “Los Sanluqueños” y alguna aventura hostelera en la Feria o en Centros Comerciales han hecho que, también, el resto de los hermanos estuvieran mas o menos vinculados a la hostelería y los servicios turísticos en El Puerto, a través de la central del Grupo de Empresas JAMEFER, aunque cada uno dirige, de forma individual, su establecimiento. Pero de esta otra rama hostelera -su padre y sus hermanos- hablaremos en otro momento.

EL ABUELO MATERNO DE MERCEDES.
José Sánchez Aguilar, hijo único del Cabo Sánchez, (de pequeño le contaron a Vicente González que el dicho Cabo Sánchez se había casado nada mas y nada menos que siete veces), quien por aquellos tiempos tenía la llave que daba el paso del agua a la Ciudad de El Puerto, con un horario de suministro que recuerda los tiempos de las restricciones: de 7 a 24 horas. El abuelo de Merceces había nacido a finales del siglo XIX. Tuvo cinco hijos: Antonio, Francisco, Encarna, Juana,  y Concha. Su establecimiento fue muy reconocido en la época y trabajó los vinos de González Rico Hnos., especializándose en la manzanilla. En la foto de más abajo se pueden observar, en el mostrador, dos botellas: una de Brandy y otra de Jerez Quina, de dicha bodega proveedora; el Jerez Quina  tuvo que dejar de producirse por orden del Consejo Regulador, ya que no se podía considerar como producto de la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla de Sanlucar.

A la muerte de José Antonio Sánchez Aguilar, el 29 de marzo de 1958, sus hijos Antonio y Francisco Sánchez Ruiz se hicieron cargo del Tabernón de Sánchez, como ya hemos indicado más arriba. Antonio nació el 5 de abril de 1930 y murió el 21 de octubre de 1998; como diabético que era perdió la vista e incluso ingresó en la ONCE. Su hermano Francisco, que vive felizmente jubilado, nació el 28 de diciembre de 1931. La casa donde estuvo el Tabernón era propiedad de la familia; en la actualidad el inmueble pertenece a  la Inmobiliaria Hiniesta Peinado. Tenían un almacén de apoyo en la calle Cantarería, frente a donde estuvo la Cerrajería Velázquez. En el último tramo del siglo pasado se instaló en aquel local una tienda de congelados, regentada por su primo Antonio Sánchez Fariñas hoy desaparecida y en su lugar se encuentra en la actualidad una tienda de ropa. Mercedes ha sido vecina de la calle Ganado, donde siguen viviendo sus padres, de toda la vida. Enrique Pérez Fernández, en su libro tanta veces citado por nosotros “Tabernas y Bares con Solera” escribe que «en 1770 había una tienda de montañés, de Francisco Alonso, en 1804 llevada por los herederos de Santiago Bustamante, y al fin del siglo por Juan Rodríguez Caballero». Un poco más abajo, y hasta el año 2000, se encontraba la Cervecería Sánchez, llevada por sus tíos maternos, cerrándose a la jubilación de Francisco Sánchez.

Antonio Sánchez Ruíz con Manuel Nieto Molinero, Jefe de Oficina de RENFE en El Puerto, situada frente al Parque Calderón, junto al que fue Piano Bar. Era al decir de sus contemporános, un cachondo, en el mejor sentido de la palabra. Dos parroquianos asisten al encuentro. (Las fotografías antiguas pertenecen a la Colección de Vicente González Lechuga).

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Cristina Pasage

El apellido Pasage está muy vinculado a El Puerto y a su hostelería en el siglo XX. Aunque los ascendientes de Cristina Pasage proceden de Italia -empero el apellido es francés- y emigraron a Cádiz, el primer Pasage que vino a El Puerto lo hizo en 1742 y se casó en El Puerto con otra italiana.

The surname Pasage has strong links to El Puerto and its catering trade in the 20th century. Although Cristina Pasage’s descendants are from Italy, the surname is French and they emigrated to Cádiz. The first Pasage came to El Puerto in 1742 and married another Italian in the town.

El mundo del vino y la hostelería se entrecruza en el siglo pasado con los Pasage: la Bodega de la calle Misericordia, debajo de la casa familiar que está casi en la esquina con Luna (hoy existe un bar de Pintxos al estilo de las vascongadas); el Bar la Mezquita en la calle Jesús de los Milagros. Y un clásico, o mejor dos: los kioscos de su padre y su tío Fernando y Manuel Pasage Sánchez en el Parque Ruiz Calderón, entre los años 1914 y 1991. En abril de 1914 levantó un kiosko de madera para la venta de refrescos, vino y café. Y en julio de 1933 inauguró otro que había estado en Sevilla en la Exposición Iberoamericana de 1929, y que a partir de los primeros años de 1970 albergaría, por cesión del padre de Cristina, el Club Taurino.
Lamentable fue que, en 1991, un alcalde de triste memoria, recién llegado al poder municipal, destruyera este segundo e histórico kiosco, aquel que tenía un zócalo de azulejos sevillanos y el cuerpo, con estructura de hierro fundido, acristalado. Que llevara ya unos años abandonado a su suerte, declinado por los taurinos su uso, foco de drogadictos, no fue justificación para su derribo ignominioso, el primero de tantos: (La trasera de la Casa de las Cadenas, el estribo del Puente de San Alejandro, entre otros). La historia guardará en su memoria las tropelías que, para con el patrimonio histórico, realizó semejante personaje.

Capilla Jesús de los Milagros
Capilla Jesús de los Milagros (Foto Coleción V.G.L.)

LA MEZQUITA.
El abuelo de Cristina, Fernando Pasage Blandino inauguró en 1905, en la calle Luna, esquina con la Plaza de las Galeras y con Jesús de los Milagros, la Mezquita, que así de amplio era entonces el establecimiento de los Pasaje. Hoy solo queda un espacio reducido a la mínima expresión, en Luna con Jesús de los Milagros. Enfrente en lo que fue  la Ermita de Jesús de los Milagros,  que da nombre a la calle, fue donde la familia Pasaje guardó durante años enseres de la Mezquita. Luego cuando se derribó en 1953 se construyó la vivienda de José González Bruzón, donde en la actualidad vive su viuda,  Matilde Gómez López. El padre de Cristina, Fernando Pasage Sánchez, en una entrevista concedida a Diario de Cádiz en mayo de 1976, con 78 años, confesaba: «En la Mezquita he consumido mi vida. Cuando chico, trabajaba en él con mi padre y mi hermano y después, yo solo. Entonces los negocios eran míseros, como la vida. Entonces si que había gente que se acostaba sin comer. Recuerdo que entre los freidores, en los que solo había pescado de la Bahía, se vendía una perra gorda de cabezas y todavía había gente que no tenía para comprarlas. Y esas colas de mujeres en el establecimiento de mi padre para recoger el asiento del café... Un café valía una perra chica en 1905; para vender un duro teníamos que servir cien cafés...».

Kiosko de Pasaje, mediada la década de los 50 del siglo pasado. (Archivo Municipal)
Kiosko de Pasaje, mediada la década de los 50 del siglo pasado. (Foto Archivo Municipal)

Cuenta Enrique Pérez Fernández en su libro de Tabernas y Bares con Solera que «se inauguró [el segundo kiosco] el 2 de julio de 1933, a las seis de la tarde, emplazado en el mismo espacio que ocupó la caseta del popular Martínez (1896-1909). El local fue adquirido por los hermanos Manuel y Fernando Pasage en Sevilla, en donde prestó la misma función de kiosco de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929, acontecimiento para el que se construyó»

Kiosco de Pasaje, delante la Fuente de la Canastilla o de la Ranita. Hoy se encuentra la Fuente de los dos Delfines (desaparecidos) que se encontraba en el patio del Instituto Santo Domingo.
Kiosco de Pasaje, delante la Fuente de la Canastilla o de la Ranita. Hoy está la Fuente de los dos Delfines (desaparecidos) anteriormente situados en el patio del Instituto de Santo Domingo.

«Aquello tuvo un éxito impresionante. Don Jesús Arbilla me decía que yo era el dueño del Parque. Ponía ciento cincuenta mesas y tenía doce camareros, más dos que sólo se dedicaban a servir café y dos chiquillos encargados de ir llenando de agua las cantarillas de barro que había en cada mesa. Siempre estaba lleno. Había familias que mandaban a las muchachas o a los niños para coger sitio hasta que llegaban todos. Entonces el café costaba quince céntimos. Fíjese como sería la cosa que tuvimos que hacer un sótano debajo del kiosco para guardar las gaseosas, que era lo que entonces se tomaba. tenía seis metros de largo por dos de alto; lo llenábamos hasta arriba y lo cubríamos de hielo y todos los días se vaciaba. En aquel kiosco instalé la primera gramola que hubo en El Puerto para que la oyera el público. Todavía conservo aquí su armazón, que es de caoba. La gramola era de manivela, claro. También la primera radio, que era de baterías. Allí también trabajé lo mío. Siempre ha sido así, porque he tenido mucho amor propio y una gran fe en todo lo que he hecho». Fernando Pasage Sánchez. (Diario de Cádiz, mayo 1976).

                                    Interior del Club Taurino. 29 de marzo de 1970.                                      (Foto Rafa. De la Colección Miguel Sánchez Lobato).

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Corina es de un pueblo próximo a la suiza Ginebra (Genève), que es donde conoció a Carlos, gallego de nacimiento -del Concello de Melón-, pero ciudadano del mundo. Hablan entre ellos en francés, Carlos con los turistas que se alojan en el hotel donde presta sus servicios, en inglés (también en español) y el español lo usan en El Puerto, mayoritariamente, que es donde viven desde hace tres años.

Corina is from a town near to the Swiss city of Geneva (Genève), which is where she met Carlos, Galician by birth -from Concello de Melón-, but a citizen of the world. They speak to each other in French, Carlos talks to the tourists staying in the hotel where he works in English (also in Spanish) and they mainly speak Spanish in El Puerto, which is where they have been living for three years.

Vinculados con la provincia de Cádiz desde 1992, con el grupo Barceló, en la actualidad es el Director General del Hotel Monte Castillo de Jerez. También lo ha sido del de Chiclana en el Novo Sancti Petri; del de Rota en Costa Ballena y responsable de Barceló en la provincia, con una pausa dirigiendo un resort en Marruecos. Los hijos ha sido el motivo principal para que buscaran, por la calidad de vida de El Puerto, su ciudad de residencia. Y aquí cumplen el rito del ciudadano de la Bahía: nacido en otras zonas, trabajando en otra Ciudad y viviendo en El Puerto. Carlos Mayo, miembro del Rotary Club tiene claro que, además de trabajar, mirar por su familia y ser amigo de sus amigos -que lo es- además, digo,  ha de hacer algo por los demás. Y en ello está acompañado en la aventura por su inseparable Corina.

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