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Reproducción de un libreto original censurado, de ‘Los Vocalistas’. Año 1959.

El pasodoble censurado estaba dedicado al alcalde anterior, alabando su gestión, y sin embargo la censura actuó implacable, debido a que el alcalde de aquel tiempo, Luis Caballero, era monárquico. ¿Porqué se censura una letra que habla de la buena acción de un político?

Porque Luis Caballero Noguera, alcalde de El Puerto de Santa María entre 1952 y 1958, era de ideología monárquica y, aunque ostentase el cargo de alcalde, no era bien visto por los censores el halago hacia alguien que no estaba vinculado directamente con el régimen franquista. Ante esta tachadura en su libreto, la agrupación quedó confundida, ya que era una de las letras más aplaudidas en los ensayos.
Con los libretos impresos, tuvieron que pegar a mano un papel en blanco que ocultara la letra en cuestión. No obstante, aquí queda recuperada, en las líneas que siguen, gracias a la memoria de algún componente que todavía la recuerda:

PASODOBLE DE LOS VOCALISTAS
Como los que agradecen
ahora vamos a cantar
como todo portuense que te aprecia
y nunca te olvidará.
Con tu gran entereza
y tu noble corazón
has dado auge y grandeza
a nuestra hermosa población.
Calle del Ganado, Plaza de la Iglesia
y calle de Nevería,
los que del Puerto
mucho tiempo han faltado
no te conocerían.
Parque de Calderón,
en tus jardines deberían
poner un letrero
pues tu belleza y tu finura
te la dio un noble Caballero.
Y nosotros agradecidos
como todo hijo del Puerto
porque Caballero has sido
hasta el último momento.
Satisfecho debes estar
y puedes sentirte ufano
porque te ha bendecido ya
la Virgen de Los Milagros.
Días llegarán,
que el Puerto entero te pagará.

(Texto: Luis Galán).

José Luis Martín Ruiz fue nacido el 3 de enero de 1957, hijo de Pablo Martín, carpintero de profesión y de Isabel Ruiz, en el municipio onubense de Galaroza. Está casado y tiene dos hijos. Sus aficiones principales son el senderismo y la micología. Analista del paisaje, este geógrafo que refleja lo que ve en los territorios, en mapas y planos, se niega a ser comparado con  Juan de la Cosa, el cartógrafo que hiciera en el Puerto el primer Mapa Mundi en el año de 1500, pues, mientras el ilustre santoñés hacía mapas de la tierra desconocida y con la información que tenía mediante la observación a ras del suelo, él los hace de la tierra conocida y mediante el uso de fotografías aéreas.

El año de su nacimiento, 1957, lo fue también de los pintores Ángel Lara Barea y Franco Policastro, del gestor turístico Enrique Fernández de Bobadilla, del naturópata y kinesiólogo Juan Sánchez Requena, del escultor Pablo Tejada, del actor Manolo Morillo, del maestro coctelero Juan Franco del Valle. En Madrid se estrenaba ‘La Venganza de Don Mendo’, versión de Gustavo Pérez Puig, con los hermanos Ozores. El Colegio conocido como Asilo de Huérfanas, en la calle Cielos, instalaba un internado y medio pensionado, bajo los auspicios de la Junta de Protección de Menores. Se construye en la calle San Juan, la caa del Curar, en el espacio que ocupaban unos almacenes en mal estado. El Ateneno de Sevilla se desplazaba a El Puerto para rendir un homenaje a Pedro Muñoz Seca. En las carreteras españolas ya se podían admirar 16 toros de Osborne, diseñados por el artista Manolo Prieto.

Panorámica de Galaroza (Huelva), de donde es natural José Luis.

José Luis vivió en su municipio natal de Galaroza hasta la edad de 11 años en que marchó la capital para estudiar interno el bachillerato. Posteriormente su familia se instaló en el municipio sevillano de Camas y allí estudió el COU y, posteriormente,  en la Universidad de Sevilla, se licenció en la especialidad de Geografía en 1980.

CASA DE VELÁZQUEZ.
A partir de 1.981 comenzó a trabajar como investigador del Equipo multidisciplinar de La Casa De Velazquez, especializándose en estudios del paisaje desde el punto de vista geográfico, publicándose numerosos trabajos en la revista Mèlanges de la Casa de Velazquez, Ceotma, Diputación de Cádiz...etc. Como profesional libre, realizó así mismo diversos trabajos relacionados la afluencia turística a los municipios costeros andaluces y el impacto del crecimiento incontrolado de municipios costeros.

EQUIPO DEL PGOU.
En 1984 entró a formar parte del equipo de trabajo encargado de la Redacción del PGOU de El Puerto de Santa María, dirigida por el arquitecto Jerónimo Andreu (concejal de IU por Cádiz capital, luego Diputado al Congreso y, en la actualidad, candidato número dos de la lista del PSOE por Chiclana)y desde 1989, es funcionario de carrera del Ayuntamiento de El Puerto, ocupando el puesto de Geógrafo. (En la imagen, Jerónimo Adreu).

José Luis puso en marcha en El Puerto un programa pionero en Sistemas de Información Geográfica, que incluso destacó en su revista a nivel mundial, la multinacional IBM. Se sentía especialmente orgulloso de ello, aunque tuviera un triste final, a pesar del reconocimiento que tuvo en su día, pero dejó una buena herencia: la necesidad de poner orden en las Bases de Datos. «--Si  uno disfruta con su trabajo, es fácil que las cosas salgan bien, en cambio si hacemos las  cosas porque de eso vivimos, la mediocridad casi está garantizada», afirma.

Aparcamientos en la Playa de Valdelagrana. 14 de julio de 1977. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

RECUPERANDO PATRIMONIO MUNICIPAL.
Hasta el año 1996 estuvo vinculado al Servicio de Planeamiento, encargándose de los temas relacionados con la cartografía municipal, aunque realizó trabajos específicos relacionados con la investigación y deslinde del patrimonio municipal destacándose los trabajos realizados para esclarecer el proceso de venta de todas las parcelas de Valdelagrana, detectándose diversos casos de ocupaciones irregulares de terrenos que, en su día, tuvieron gran trascendencia mediática (caso del Hotel Puertobahía). Bajo su dirección se logró así mismo esclarecer la situación de terrenos comunales conocidos como Las Carraleso los Ejidos y de la finca Crevillet así como de los límites de la finca municipal de la Sierra de San Cristóbal.

Grabado de Jerez, visto desde la Sierra de San Cristóbal. Braun Hogenber. The Hebrew University of Jerusalem & The Jesiwh National & Unversity Library.

LITIGIO CON JEREZ.
Finalmente tuvo una activa participación en la definitiva resolución del conflicto mantenido durante mas de cinco siglos, relativo al deslinde del término municipal con Jerez de la Frontera en el tramo de la Sierra de San Cristóbal. Frente a lo que se publicó de que era un conflicto que se arrastraba desde antiguo, la realidad es que  el problema quedó resuelto en 1432, con la firma del “Acta de la Concordia” aceptada pacíficamente por ambos municipios permaneciendo así hasta el finales del XIX. En esta fecha realizó la delimitación de los términos municipales y al no ponerse de acuerdo en la línea de separación de ambos términos en esa zona, al pretender Jerez quedarse con las canteras situadas en terrenos que, durante siglos, se habían considerado como pertenecientes a  El Puerto.

GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA.
Desde 1996 dirige el Servicio de Información Geográfica y Estadística del Ayuntamiento, cuyo objetivo es mantener continuamente actualizada la base cartográfica municipal y los trabajos relacionados con el Padrón Municipal de Habitantes. Entre los trabajos mas destacados, figura la publicación de doce ediciones en diverso formato, de los planos-guía de la ciudad, desde 1998 hasta 2008. (En la imagen, portada del Plano Guía Municipal del año 1998, paginado, en soporte papel).

ORTOFOTOS O VISTAS AÉREAS.
Desde el año 2000 se viene realizando la edición de ortofotografías digitales del municipio, que permiten conocer la realidad física municipal en fechas concretas, realizándose además una labor de rescatar vuelos fotogramétricos antiguos sobre nuestro municipio y pasarlos a formato digital para que puedan ser fácilmente consultados por cualquier ciudadano y a su vez sirvan de elemento de estudio y comparación de la evolución y crecimiento de la Ciudad.

En este sentido son de destacar los vuelos de 1956, 1969 y 1977/78, teniendo este último una excepcional importancia histórica por ser una imagen muy cercana a las primeras corporaciones municipales democráticas. Actualmente se está trabajando en digitalizar las imágenes procedentes de un vuelo realizado en 1.992, año de gran importancia ya que coincide con la entrada en vigor del PGOU de la ciudad y puede verse como ha evolucionado la ciudad desde dicho año, así como la eficacia y grado de cumplimiento de lo planeado. (En la imagen, portada de la Ortofoto Municipal del año 2004, en soporte electrónico).

José Luis Martín, en el patio del Palacio de Valdivieso, sede de Urbanismo. (Foto: Fito Carreto).

EL PUERTO DE LOS ÚLTIMOS 30 AÑOS.
José Luis hace un diagnóstico del paisaje portuense y los cambios experimentados: «--Probablemente el paisaje portuense ha cambiado en los últimos 30 años, mas que en los cinco siglos anteriores. La diferencia entre El Puerto de mediados del siglo XX  y el de hoy es espectacular: La superficie urbanizada es al menos diez veces superior a la que había en aquella fecha y sin embargo la población tan solo es de algo mas del doble: el modelo de ocupación territorial es sustancialmente distinto. Además, la superficie ocupada por los procesos de parcelación ilegal es casi la misma que la de la Ciudad desarrollada al amparo de la Ley. El espectacular crecimiento de las parcelaciones ilegales es el auténtico cáncer del territorio y supone una pesada hipoteca para las generaciones venideras».

Vista aérea del vuelo de noviembre de 1969, realizado por Paisajes Españoles para el Ayuntamiento. (Foto: Archivo Municipal).

¿Se puede actuar contra el medio tan impunemente sin creer que la naturaleza nos va a pasar luego factura?, le preguntamos: «--De ninguna manera; la factura se pagará y además será cara, aunque lo mas probable es que la tendrán que pagar otros».

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Joaquín Calero Cuenca nace el 14 de agosto de 1890 en San Fernando Cádiz, fruto tercero del matrimonio formado por Antonio Calero Piñero y Marcelina Cuenca Romero, ambos naturales de San Fernando. Sus otros hermanos, María Candelaria (1881), José Antonio (1888) y Manuel (1892), vivieron en la casa familiar en la calle San Joaquín, núm. 8. Allí pasó su infancia, salvo los años 1894 y 1896 que vivió en Filipinas, a donde se trasladó su madre y hermanos, al estar destinado allí su padre en el Arsenal de Cavite como Contramaestre de la Armada, residiendo posteriormente en Madrid, donde vivió su juventud.

El año de su nacimiento, 1890, El Puerto contaba con 19.006 habitantes. Dionisio Pérez fundaba la Revista Portuense. El solar que ocupaba antaño el Convento de los Descalzos, y que iba a llamarse plaza de la Libertad, a petición popular se le dio el nombre de plaza de Isaac Peral, marino e ingeniero elegido ese año diputado por El Puerto, tras la renuncia del ingeniero de montes Federico Laviña.

La Plaza de Isaac Peral y la Electra.

En 1911 Calero ingresó en el Cuerpo de Escribientes de la Armada, siendo destinado al Ministerio de Marina en Madrid, aprobando al año siguiente las oposiciones al Cuerpo de Inspección de Aduanas obteniendo su primer destino en La Rábita (Granada).

En 1914 contrajo matrimonio en Albuñol (Granada) con Luisa Rosa Muñoz del March y fruto de aquel matrimonio nacieron 5 hijos: Antonio en 1915, Luisa Rosa en 1918, Joaquín --que llegaría a ser director del Instituto Santo Domingo, Jefe de la Falange y precursor de la radioafición en El Puerto-- en 1920, María Soledad en 1924 y Francisco en 1927. Era abuelo del cantautor Javier Ruibal de Flores Calero.

El muelle del Vapor y la Otra Banda, en la década de los 30 del siglo pasado.

LLEGADA A EL PUERTO.
Otros destinos fueron, en 1915 en la Aduana de Alicante. 1918 en la Aduana de Barcelona hasta que, en 1924 fue destinado a la Aduana de El Puerto de Santa María.
Desde el día de su llegada a El Puerto se integró en la sociedad del momento intentando participar en la medida de sus posibilidades en la promoción y desarrollo de la Ciudad.

Construcción y rellenos de los muelles en la Avenida de la Bajamar.

Intervino Calero de forma directa en la consecución del dragado del río Guadalete --gran preocupación del momento-- y la construcción de los muelles que permitieran las llegadas y establecimiento de líneas regulares de buques para que cargaran los vinos para la exportación directamente desde nuestra ciudad, sin tener que pasar obligatoriamente por el envío previo a Cádiz.

Foto tomada en la puerta de la Aduana del Vergel del Conde., con motivo de la visita del Director General de Aduanas. En ella podemos ver, en el zaguán de la puerta el 2º por la izquierda Caballero Noguera, Luís; el 1º por la izquierda en la calle Terry y Cuvillo, Fernando A. de; el señor del bigote el Director General de Aduanas; el señor de uniforme con gabardina en el brazo su ayudante; el de la gorra blanca con uniforme de aduana Calero Cuenca, Joaquín. El resto son desconocidos.

Según el investigador Antonio Gutiérrez Ruiz. "El alcalde de 1930 y 31, Eduardo Ruiz Golluri, que estuvo un corto pero fértil periodo al frente del Ayuntamiento, formó parte de la Comisión Administrativa del puerto marítimo que dirigia el ingeniero Ignacio Merello, se realizó el dragado del río, abriéndose un nuevo canal en la desembocadura que permitía la entrada de buces mercantes de hasta 1700 toneladas de registro, se instaló el transbordador de sal y se construyó la fábrica de cemento. Se diseñó de común acuerdo con la Hermandad del Carmen y contando con la iniciativa del capitán de puerto Vicente Pérez Baturone y la especial colaborción de Felix Tejada, presidente de la comisión de Fiestas del Ayuntamiento, de Joaquín Calero, administrador de Aduanas y del ingeniero Ignacio Merello, una procesión marítima que se celebraría en la festividad de la Asunción, el 15 de agosto".

En nuestra Ciudad fijó su residencia hasta en tres ubicaciones distintas; la primera en la Plaza de la Herrería esquina con Jesús de los Milagros, la segunda, en la calle Micaela Aramburu frente al extinto Hospital Municipal y  Capilla de los Afligidos, y la tercera, en la calle Vergel del Conde O’Reilly (en la actualidad Ribera del Marisco, donde hoy se encuentra Restaurante Flores), en cuya planta baja  estuvieron ubicadas las oficinas de Aduana.

Sentados, de izquierda a derecha, Eduardo Ruiz Golluri, alcalde, Daniel Martínez García, Francisco Quijano Rosende, Ramón García Llano. De pie, José Carvajal, desconocido, Joaquín Calero Cuenca, Manuel Beardo Oliva y desconocido. Patronato de la Vejez del Marino. 19 enero 1936.

El 25 de Julio de 1930 se crea El Instituto Colombino de El Puerto de Santa María y de él fue nombrado Vocal.  El 14 de Enero de 1931, conjuntamente con la junta directiva en pleno del Instituto Colombino, fue nombrado Académico de Honor por la Real Academia Hispano-Americana de Ciencias Y Arte de Cádiz. Profesionalmente, ese año,  fue ascendido a Jefe Superior de Administración del Cuerpo Pericial de Aduanas

En la foto del nombramiento de hijo adoptivo, podemos ver a Joaquín Calero recibiendo dicha acreditación de manos del  Alcalde de la Ciudad  Eduardo Ruiz Gollury y detrás de él  Ramón García Llanos. El resto nos son desconocidos.

HIJO ADOPTIVO DE EL PUERTO.
El 8 de Abril de 1931 en el Pleno celebrado en el Ayuntamiento se acordó por unanimidad que D. Joaquín Calero Cuenca fuera nombrado Hijo Adoptivo y Predilecto de la ciudad. A pesar de no haber nacido en nuestra ciudad, fue un gran enamorado de El Puerto y de su río. Reproducimos unas  palabras, pronunciadas en el almuerzo homenaje que sus convecinos y amigos le rindieron, reflejadas en la Revista Portuense:

«--Señores: yo soy un enamorado del río Guadalete. Vivo tan cerca de sus orillas que el rumor de sus aguas mansas es como canto que adormece mi espíritu y lo baña en sensaciones de paz; he llegado a enamorarme como un muchacho, hasta el punto, de que siendo idéntico el paisaje, yo lo encuentro distinto siempre, y siempre también, con encantos nuevos, que cual la hembra a quien se ama, aparece a nuestra mirada con aspectos insospechados de amor y de belleza».

Homenaje a  Joaquín Calero Cuenca; se celebró en el chalet de la Real Sociedad de Tiro de Pichón situado en la antigua carretera de Jerez,  y asistieron entre otros: el homenajeado 4º por la izquierda, señalado con una “X”; Alcalde Eduardo Ruiz Gollury (traje claro en la fila de abajo sentado, el 2º por la derecha de la foto); Fernando A. de Terry y Cuvillo; Ayudante de Marina Vicente Pérez Baturone (de uniforme junto a Calero Cuenca); Arcipreste Francisco Nuñez Galvan (el cura); Pastor Moreno, Jose Maria (detrás del señor con sombrero claro y cinta oscura, junto a Villar); Jose Leon de Carranza; Coronel de Infanteria  Varela Iglesias, Enrique (el de la capa que llegaria a ser general); Atanasio Quijano; Jose Jimenez Gonzalez; Ramon Varela Campos; Benjumeda Martínez de Pinillo, José Luís (de los tres de arriba del todo el más alto); Benjumeda Martínez de Pinillo, Antonio (arriba sobre la baranda); Juan Gilabert; Osborne Tosar, Juan; Osborne Tosar, Luís (como los dos eran muy parecido, uno es el 3ª por la izquierda y el otros el 10º por la izquierda delante de la baranda); Felix Tejada Mayo (puede ser el 1º por la izquierda, solía siempre ponerse en una esquina de las fotos); Carlos J. de Terry y del Cuvillo; Villar Burgos, Juan (suegro de José López, detrás de la barabda el 1º por la derecha); Jaime Togores; Jose Togores; Ruiz de Cortazar y Tosar San Gines y Zurutuza, Antonio (junto a Benjumeda Martínez de Pinillo, Antonio con  la mano derecha sobre el pecho); Francisco Ponce; Justino Castroverde (este asistió al acto, pero supongo no estará en la foto, ya que está hecha por él); Tosar García de Valdeavellano, Adolfo (padre de Javier, creo es el 1º por la drecha de pie y gabardina en mano); y algunos más que no ha sido posible indentificar.

Foto tomada en el muelle de los faluchos finales de los 40 del siglo XX. El que está detrás entre el Ayudante de Marina, Francisco Martel Vinegra y Joaquín Calero Cuenca en José Valiente Moreno  y el penúltimo hacia la derecha el entonces Alcalde de El Puerto de Santa María Eduardo Círia Pérez. El militar desconocido y el paisano, el Juez de Primera Instancia e Instrucción del Partido Judicial de El Puerto,  Diego Martínez Valbuena, primo del Padre Juan Martínez, S.J.

CONCEJAL Y ALCALDE.
El 1 de Julio de 1944 es nombrado Gestor-Concejal del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, formando parte en principio  de la Comisión Informativa  Sexta a la que le competían la Policía Urbana, Obras Municipales, Fiestas, Paseos y Jardines, formando parte de la misma con Eduardo Ciria, Antonio Duran y Francisco Bernardo.

El 14 de Enero de 1945, en atención a los meritos contraídos como Primer Teniente de Alcalde, obtuvo la Cruz del Merito Naval de 2ª Clase con distintivo Blanco. (En la imagen, dibujo de Torres Brú, que se conserva en la galería de alcaldes del Palacio Municipal).

Joaquín Calero Cuenca (con sombrero y abrigo), en el muelle comercial inspeccionando un embarque para el extranjero.

Foto tomada, posiblemente, a bordo del Cañonero "Lauria", la foto puede ser de finales de los 30 o principios de los 40 del siglo XX.

El 14 de Julio de 1947 fue nombrado Alcalde de la ciudad de El puerto de Santa María cargo que desempeñó hasta  Abril de 1948, dimitiendo por incompatibilidad profesional con su carrera al frente de la Administración de Aduana, presentando el 15 de abril  la renuncia a la Alcaldía y la Presidencia de la Comisión Gestora del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María

En 1956 un nuevo destino de Aduanas, en Sevilla, duró muy poco tiempo, falleciendo el 11 de agosto de dicho año.

De izquierda a derecha: Francisco Guerrero Rosso; Antonio de la Torre González; Manuel García Sánchez; Francisco Basallote Roca; Serafín Álvarez Campana Gaztelu; Manolo (se le ve un poco la cara); Angel Pantoja del Puerto; JosÈ Beltrán; Repetto; Manuel Lojo Espinosa; Juan Sánchez Romate (se le ve un poco la cara). (Foto: Pantoja).

La imagen capta la entrega de la Banda de Honor del Club de los Polémicos de Bellas Artes, a Serafín Álvarez-Campana. El Club de los Polémicos eran un grupo de jóvenes que tenían como lugar de reunión la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia, un cuarto que les dejaban y la única vinculación con la misma fue la colaboración con la organización de la  Cabalgata de Reyes, que organizó esta entidad hasta prácticamente la llegada de los ayuntamientos democráticos.

El Puerto fue uno de los primeros municipios andaluces en contar con cabalgata de Reyes y, al igual que Sevilla que la continúa organizando el Ateneo, en El Puerto, al menos desde 1952, era organizada por esta centenaria institución. El nombre de 'Club de los Polémicos' viene por la polémica que se suscitó entre ellos mismos para autodenominarse, optando por esta opción al no llegar a ningún consenso con ninguno de los nombres propuestos. Estuvieron colaborando unos cuatro o cinco años, en la frontera de la década de los setenta del siglo pasado.

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Imagen del Racing tomada el 2 de febrero de 1930 en la Plaza del Polvorista.

Directiva del Racing Club Portuense. De pie, de izquierda a derecha: Genaro González Noval, desconocido, Luis Ortega García y José Domínguez Neto. Sentados Manuel Alejo Díaz y desconocido. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

Aunque algunas fuentes consultadas indican que la entidad racinguista comenzó su andadura un 11 de febrero de 1928, todo apunta a que fue un día antes cuando se hizo efectiva la formación del Club porteño, que esta semana cumple 83 años de existencia.

Muy pocos aficionados de nuestra región pueden afirmar  haber contribuido de forma tan directa a mantener un Club durante tanto tiempo, sin cambiar su identidad, su filosofía, su denominación. No son muchos, es cierto, pero sí demasiado fieles, y fechas como estas sirven para recordar a todas las personas que nos han apoyado durante décadas.

El campo de fútbol Eduardo Dato.

A los que hoy son abuelos, que alguna vez estuvieron en el "Tiro Pichón" o en los terrenos del antiguo balneario, cerca de la Puntilla, y que acabaron de la mano de sus hijos en el Dato o en el José del Cuvillo. También a los muchos portuenses que a lo largo del tiempo han pasado por alguno de los equipos de nuestra entidad, a los que celebraron las victorias y sufrieron con las derrotas en todos los campos del país, desde los terrenos de albero al césped de Mestalla. A todos aquellos que han invertido y que invierten un tiempo inmensamente valioso para que haya fútbol de categoría nacional en la ciudad.

La Junta Directiva del R.C. Portuense con parte de la Corporación Municipal en 1964.

Que la existencia del Racing sea contemporánea a la de un símbolo porteño, como el Vapor de El Puerto, es muy significativo. Revela la importancia que tiene en la ciudad, más allá de lo deportivo.

El fútbol fue, con el cine, la playa y los espectáculos de la época, una de las primeras diversiones de los portuenses en el siglo XX y ha servido de vínculo social, de motivo para hacer política, de punto de encuentro, como vía para ayudar a los más necesitados y de representación de toda una ciudad en el mundo del deporte.

Plantando cesped y terminando las obras del José del Cuvillo. Julio de 1971.

El Estadio José del Cuvillo, en la inauguración el 20 de agosto de 1972. (Foto: Colección Manuel Prado).

Desde abajo empezaron don Genaro González Noval y don Mariano López Muñoz, fundadores y presidentes de un club que siempre estuvo en crisis, pero que superó una guerra, muchas injusticias e incluso la propia pasividad que viene caracterizando a los porteños en lo que respecta al interés por las cosas de su tierra.

Vista aérea del Estadio José del Cuvillo.

83 años después sigue compitiendo el que empezó llamándose Racing Football Club y pese a las dificultades económicas y otras tantas, siempre ha existido un grupo de ciudadanos y aficionados dispuestos a dar un paso al frente para que no se pierda, los que hoy están y los que esperamos mañana.

Desde el Club, queremos felicitar a todos los racinguistas y a los que han hecho y hacen posible que esta semana sumemos 83. (Texto: Diego Patrón Aguilera)

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(Continuación). Pero volvamos a la enseñanza. A los niños, una vez dominaban los palotes y silabeaban con fluidez, se les ponía a escribir con tinta. Este superior escaño requería un cabillero de madera y varios plumines de acero, además de un tintero, que, empotrado en el pupitre, permitía mojar la pluma en la tinta cada vez que era necesario. Ni que decir tiene, la cantidad de borrones y manchas que producíamos con la tinta, antes de calcular siquiera someramente la cantidad necesaria. Menos mal que, durante la clase, usábamos un sobretodo, o baby de tela de crudillo que antes de lavarlo había que sumergir en leche, para eliminar la tinta.

En los cuadernos de Raya I, Raya II o Raya III, íbamos haciendo palotes y letras, a imitación de la muestra, y, al acabar la página, le pasábamos un papel secante. El repaso del Catón, libro para ejercitarse en la lectura, las explicaciones de Historia Sagrada de la que recuerdo la de José en Egipto y lo de las vacas gordas y las vacas flacas, o la de Moisés, abandonado en una cestita embreada flotando en las aguas; la urbanidad, con las viñetas del comportamiento del niño bueno y del niño malo...etc. constituían lo principal de la enseñanza.

Las niñas hacían lo mismo, pero asistían, además, a clase de solfeo, piano, dibujo, pintura, labores y cultura general, hasta que se instauró, en este Colegio, el bachillerato que cursaban por libre y se examinaban en el Instituto Padre Luis Coloma de Jerez.

De cuando en cuando, te daban, para que se los dieras a tus padres, estampas y folletitos de "Teresita", una novicia que había muerto en olor de santidad en Carabanchel, y que en mi casa acogían con cariño, porque la tal Teresita --en la imagen de la izquierda-- era hija de un primo segundo de mi bisabuela Magdalena.

Y hablando de Carabanchel, el noviciado del Instituto, allí fueron y por allí desfilaron muchas niñas portuenses creyendo tener vocación de Carmelitas unas, y, otras, con verdadera vocación que han perseverado. Así, Consuelo Máiquez, Anita Prieto, Antonia y Loli Palomino, Mati y Tere Tejada Prieto, Lina Casado, o Marisina Moresco que perseveraron. Y de las que no, Charo Prieto, que llegó a profesar, y las fugaces Lalote Bermúdez Tejada y Conchita Benvenuty Díaz, entre otras muchas.

Notables fueron las fiestas del colegio. Se engalanaban los patios con farolillos y gallardetes; se montaba en la clase de los niños una tómbola; se representaban obras de teatro, sainetes y pasillos de comedia, en los que eran inevitables Enriquetita Osborne y María Muñoz; se hacían barracas, como, por ejemplo, aquella que tenía un boquete por donde asomabas la cara y, en un espejo, colocado enfrente, te veías convertido en monja carmelita. O juegos malabares. O puestos de chucherías. También hubo carreras de cintas en bicicletas. Lo que se recaudaba iba  para la Obra Pontificia de la Santa Infancia.

En las fiestas del día de la Madre Superiora, recuerdo, en el salón de arriba, un grandísimo telescopio de cartón sobre un trípode, por el que miraban Monchi Merello y Antonia Palomino, y cada una decía lo que veía, que no veían nada, sino lo que se habían aprendido en el guión: las estrellas, la inmensidad del firmamento, el Padre Eterno, la Virgen María, los Ángeles...

De izquierda a derecha en la fila superior, Fernando Arjona González, Rafael Gómez Giménez, Manuel Jesús Merchante Gutiérrez, Gaspar Aranda y Antón, Antonio Arredondo del Río, José María Gutiérrez Colosía, Desconocido, Juan Luis Perles Giner, Juan Palomino; Segunda fila: Enrique Rodríguez, Javier Renedo Varela, Juan de Dios Sánchez González, José Luis Moresco Suarez,  Manuel Serrano García, Rafael de los Santos Márquez, Enrique García Máiquez, José Miguel Merchante Gutiérrez; Fila del suelo:  Antonio Ortega Rojas, Desconocido, Fernando León García, Adolfo Ortega García, Antonio Sánchez Pece Gutiérrez. Foto tomada en el Colegio de las Carmelitas, con motivo de una fiesta de disfraces; iban de betuneros. Instantánea del 29 de marzo de 1949, hace 62 años. (Foto Pantoja. Colección e identificación de Vicente González Lechuga).

A los niños, se nos ponía un gorrillo cuartelero de los de borla, con un sable en la mano y, en corros cerrados, girábamos, al son unas canciones que entonaba María Muñoz, cuyo estribillo era:

Los soldados de mi tierra
van tocando el tamboril,
gírate así,
gírate así.

en presencia de las monjas y de los padres que nos aplaudían.

Durante el mes de mayo, en todas las clases, se levantaba un altarcito con una imagen de la Inmaculada y se rezaba el mes de María. Allí aprendí aquello tan hermoso de "Venid y vamos todos,  con flores a María..." y todos los días debíamos traer un ramillete de flores para la Virgen.

Todo el año, en la mesa de cada profesora, había un busto de cerámica representando a un negrito, a un chino o a un indio, con una raja en la cabeza, donde, de vez en cuando, se depositaba una perra gorda o una chica para las Misiones. Así discurría la vida en el Colegio.

Cuando salíamos, a los pequeños, nos venían a recoger las tatas. Las niñas mayores siempre tenían una corte de moscardones zangolotinos, esperando en la acera de enfrente, que las acompañaban a sus casas, a costa de tener que admirar el álbum de labores y tenerse que aprender y alabar aquello de ojetes, vainicas, punto de cruz, punto inglés, punto de incrustación, realce, zurcido invisible, ojal, y otras cosas parecidas para acabar reconociendo, aduladora e interesadamente,  que eran unas verdaderas artistas.

Una fotografía de tiempos más modernos, a principio de la década de los setenta del siglo pasado, en el Parque Calderón. Aparecen las niñas de las Carmelitas: Fátima Ortega Bustos, María José Ruiz Requejo, Fernanda Unzueta Melgarejo, Carmen Torres, Marilín Tardío, Mercedes Rodríguez, Maica Muñoz Rivas y Guillermina Rendón.

Y, la verdad,  es que yo esa etapa de moscardón, esperando a las niñas, la pasé en Sevilla, ya mayorcito, a la puerta del Colegio de las Carmelitas de Bustos Tavera, al que, a veces, entrábamos los de El Puerto con la excusa de ver a la Hermana Cañaveral Valdés que había sido amiga a mi madre, o a la Madre Carmen Jácome que estuvo allí una temporada, antes de pasar definitivamente a Madrid, y durante las fiestas colegiales.

Y una anécdota: cuando yo fui al colegio de los Hermanos Maristas de Bonanza, interno, mi madre le puso como condición al Hermano Director que yo tenía que tener el número 190. No podía ser otro. Y yo no sabia por qué se empecinaba mi madre en ello. Pero, es que cuando me incorporé al curso, en la maleta llevaba yo los cubiertos y el vaso de plata de mi madre que usó en este Colegio de las Carmelitas, cuando estuvo interna y tuvo el mismo número, el 190. Y es que a ella le hacia ilusión que los usara, y con el mismo número y no lo disimuló.

Una fotografía de mayo de 1967. Se ve a la hermana Matilde Pavón, encargada de los niños y a la señorita Mari Pepa. Los niños de Primera Comunión en desfile desde el colegio a la Iglesia Mayor. La fotografía está tomada en la Plaza de la Iglesia.

Recordar, a estas alturas, los tiempos en que estuve en ese colegio, me ha rejuvenecido. Acaso os haya resultado algo premioso, o acaso a alguno indiferente. Pero habéis tenido la caridad de leerme estas historias, que podéis seguir ampliándolas en la "Arboleda" de Rafael Alberti, alumno también de este Colegio de las Carmelitas, que recordaba la canción aquella:

Las Hermanas Carmelitas,
con delantales azules,
se parecen a los cielos,
cuando se quitan las nubes.

(Texto: Luis Suárez Ávila).

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Este es un colegio más que centenario. Se formó sobre el palacio de un cargador de Indias de origen flamenco, llamado Vos, al que se unieron otras fincas, entre ellas las que formaron el teatro y la salida por la calle Pozuelo, la casa del capellán, el solar donde se edificó la Iglesia, la casa llamada de la Virgen, y, más luego, una casa que hacía esquina con la calle Santo Domingo, de Manuel Ortega Infante y la incorporación final de la casa que fue de mis tíos Javier Terry del Cuvillo y Carmen Muñoz Ávila. (Patio de las Carmelitas con el Monumento al Corazón de Jesús. Año 1935).

La impresionante fachada, la casapuerta, con sus hojas de caoba, claveteadas de bronce, el portón también de caoba tachonado de clavos, sobre el que campea todavía el Sagrado Corazón en un óvalo de cerámica barnizado, los azulejos, el patio porticado, el monumento al Sagrado Corazón, la escalera con barandal de palo santo y su cúpula, la sala de visitas, con el suelo entarimado, el estrado isabelino y la consola neogótica dorada y el retrato al óleo de San Pío X de Rodríguez Losada... todo eso le daba un especial ambiente y empaque a este Colegio de señoritas dirigido por las Reverendas Madres Carmelitas de la Caridad, como rezaba en los impresos.

Y todo ello, sin contar con las aulas, el patio de recreo, ochocenctista, con su palmera, con su verja de hierro fundido verde y su suelo de losas de Tarifa y losetas hidráulicas de cuadraditos, el teatro, la clase de las niñas gratuitas, que entraban por la puerta del garaje, en la calle Nevería, justo al lado de la Iglesia. En el piso alto solamente pude ver el ándito (corredor) del patio y el salón de arriba. A la izquierda según se subía por la escalera principal y al frente, por la escalera del patio del recreo, había unos prohibidores letreros de "clausura" que impedían el paso al lugar donde estuvieron las veinticuatro camarillas de las internas y sus cuartos de baño y entonces la vivienda de la Comunidad.

Fotografía tomada nen 1925. La primera por la izquierda es Carmen Poullet, le sigue Enriqueta Dosal Cumbreras, Maruja Paullada Varela, Mercedes Ávila Gutiérrez, madre del autor del artículo, la siguiente y las dos últimas eran hermanas hijas de un director del Penal, la tercera empezando por la derecha en Virginia Piury Dagnino

Mi madre, mis tías, las amigas de mi madre y de mis tías estuvieron en este colegio internas, aunque vivían en El Puerto y eran de aquí. Estuvieron, bajo el dominio de la implacable Madre Carmen Jácome, a la que recordaron toda su vida con especial cariño. Conservo fotografías de una orquesta que formaron, o de las procesiones de la Inmaculada de las Hijas de María; de la clase de pintura, donde mi tía Aurora y Carmen Pérez Pastor están acabando cada una un cuadro de tema religioso; o de mi madre y Elisa Muñoz Seca pintando cada una un bodegón de flores y frutas...

De esas fechas, que serían los años 1920, parte la incorporación al Colegio de una casita pequeña, pintada de rojo y blanco, con sólo la puerta y un balcón. Resultó que esa vivienda era una casa de mala nota y mi bisabuelo Norberto se alarmó, porque frontera al colegio de sus nietas hubiera un sitio de pecado. Así que la compró y la regaló a la Comunidad. Desde entonces,  paradójicamente, la casita se llamó "La Casa de la Virgen", hoy desaparecida, y su superficie está integrada  en el actual edificio. (En la iamgen de la izquierda, Norberto Gutiérrez, bisabuelo del autor del artículo).

Decía que este colegio es centenario, de 1893. En él se han educado infinidad de jóvenes portuenses de ambos sexos, porque además de niñas, había niños de hasta siete años. Los niños, en cuanto hacían la Primera Comunión, debían abandonar el Colegio, para ir a otros solamente de niños, que, por lo general, eran la Academia de don Luis Poullet, el Colegio de San Estanislao, vulgo ‘La Pescadería’ (de una Asociación de Padres de Familia, bajo la dirección espiritual de la Compañía de Jesús), o el de don Juan Díaz...

Luis Ortega García, el profesor de pintura de la Academia de Bellas Artes, en al Patio de San José, de las Carmelitas, el día de la Primera Comunión, con su hermana Anita.

Por el inmenso cariño que mi madre le tenía a su colegio, pese a haber tenido yo en casa una señorita, llamada Doña Concha Romero, entrada en muchos años, como que fue profesora de primeras letras de Rafael Alberti, quiso que yo estuviera en las Carmelitas. Más que nada porque con cinco años ya se está en condiciones de conocer a otros niños distintos de los de tu familia y empezar a tratar con personas desconocidas para ti.

Colegio Las Carmelitas. Mayo 1958, Todos gentes de El Puerto: los hermanos Bellvis: Javier y Marisol, única niña por aquello de separar las niñas de los niños; Luis Áspera, Paco Zamudio, Jaime Renedo, Mariano Medinilla, Miguel Lizaso, Javier Díaz, Hörh, Velarde, Julián Flores y otros…

Mi entrada en este Colegio no creo que fuera triunfal. Me trajo mi madre, vestido de marinerito, con un abrigo de paño azul y cuello de terciopelo negro, con botones dorados de ancla, que me había hecho Matilde la Sastra. Y lloré, me entró una pataleta enorme; no quería quedarme. Y mi madre, me contaba después, que dudó entre si llevarme otra vez a casa, o dejarme allí. Pero me dejó aquí, en un sitio que yo no conocía, entre gentes que no había visto nunca. Una monja, la Hermana Julia, me acabó de meter para dentro y me colocó en un pequeño pupitre, en una clase lindera con el patio del recreo, la puerta siguiente al "cuartito", que en los colegios jesuitas es "lugares", un aula con puerta de cristales y dos amplias ventanas que daban al ándito del patio del recreo.

El suelo de la clase era un entarimado de madera. Al fondo de la clase había una puerta de cristales, pintados de blanco, que cerraba un pequeño habitáculo, donde, al parecer, decían que era el cuarto de las ratas, y allí se metía a los niños que fueran malos. La clase la presidía, al frente, una pizarra, el encerado que se llamaba, un crucifijo, la mesa de la profesora que resultó ser la encantadora Hermana Natividad, un cartel como de hule con el mapa político de España, Islas Adyacentes y Plazas de Protectorado y Colonias Africanas y otro cartel con un silabario que, además de letras, tenía dibujos de animales y cosas que sugerían las sílabas o las palabras. Los niños no usábamos cuadernos. Escribíamos en pequeñas pizarras individuales, con el marco de madera, en uno de cuyos lados había un agujero por donde entraba la guita que sujetaba un trapito para borrar. Se escribía con un pizarrín, barrita hecha de la propia pizarra u otros más elaborados de manteca, que se decía. (Revista Mi Colegio. Núm. 52. Octubre 1923).

Al fondo de la clase, en una pequeña mesa, estaba sentada la ayudante de la Hermana Natividad, que era una seglar llamada Nati que por ahí la encuentro todavía, y la reconozco por la calle, aunque nunca supe sus apellidos.

Desde la clase de los niños, se veía por las ventanas, a las niñas en el recreo. Generalmente jugaban a saltar la cuerda, con el canto de aquello: «Soltera, casada, viuda y monja», repetido, cada vez más rápido, que fueron los estados por los que pasó  la venerable Madre Vedruna.  Las niñas con sus uniformes de tablas, azules, con cinturones de tela y hebilla plateada, sus cuellos blancos de piqué almidonados y, luego, de plexiglás, sus calcetines blancos y sus zapatos de charol, a veces lucían medallas y bandas por su buen comportamiento y aplicación.  Para la clase de gimnasia usaban, bajo las faldas, los puchos, especie de pantalones bombachos hasta más abajo de las rodillas. Cuando iban a la iglesia, o algún acto especial, se colocaban, además, un velo de tul blanco, que se ceñían a la cabeza con un elástico y lo volteaban para atrás, y unos guantes también blancos.

Así iban, por ejemplo. en la procesión de la Niña María, una imagen de la Virgen Niña, de Olot, que anualmente, se sacaba, en unas anditas portadas por las propias niñas, por las calles cercanas al Colegio. En filas iban las alumnas y los pequeños alumnos, el sacristán con la Cruz, Pepe Caamaño, la Comunidad de Hermanas Carmelitas con la Madre Superiora, Madre María, la Hermana Julia, Hermana Rosa, las Hermanas Dolores Sánchez y Dolores Martínez,  la Hermana Teresa, la Hermana Natividad, la Hermana Enriqueta Feliú, la Hermana Aurelia, la Hermana Encarnación, muy jovencita, y alguna más, todas de hábitos negros con sus tocas, como Dios y las constituciones de este Santo Instituto mandaban, y, de preste, con alba, capa, estola y bonete, el capellán que era don Antonio Herrera Hurtado, que murió en olor de santidad. La banda de música de Rocafull cerraba el cortejo. (En la imagen, vestidas  Primera Comunión de Ana María y Celia Insúa Lavín. Detrás Matita Muñoz y María del Carmen García de Cos. El angelito de enmedio es Marisol Muñoz Bellvís. Foto: Celia Insúa Lavín).

Fachada de la Iglesia de las Carmelitas. (Foto: Fernando Vidal).

La procesión salía de la Iglesia y a ella volvía, pero la Niña María no estaba en la iglesia el resto del año. La iglesia inaugurada en 1893, por el Cardenal Arzobispo de Sevilla, se construyó a expensas de doña Elisa Guezala, viuda de Osborne, condesa de ese título, y en ella tienen cripta y panteón todos los Osborne. En ella está enterrada toda esa familia, empezando por don Juan Nicolás Böhl de Faber y Doña Frasquita de Larrea, padres de Fernán Caballero y abuelos de la primera generación de “Osbornes” portuenses, cuya imagen podemos ver a la izquierda.

El proyecto fue del arquitecto Don Juan de la Vega y el estilo neogótico. En el presbiterio sobre la mesa de altar, se puso un sagrario  y sobre él un tabernáculo gótico, todo dorado y blanco, con pináculos. En el ábside, en tres hornacinas, se colocaron las imágenes del Sagrado Corazón, Santa Teresa y San José, obras del escultor Fons y Pons de Madrid.

Y ya, en las dos naves laterales, en la de la epístola, una gruta con la Virgen de Lourdes y Bernardette, con su manantial y todo y un retablo neogótico con la Virgen del Perpetuo Socorro de bulto, la más rara que he visto, pues todas son pintadas en tablas, como podemos apreciar en la foto de debajo.

En la nave del evangelio, el altar de la Virgen del Carmen, sentada sobre una peana de terribles llamas por las que asomaban de cabeza o de medio cuerpo las Benditas Ánimas del Purgatorio y, a los lados, las imágenes de San Juan de la Cruz y la de la entonces Venerable hoy Santa, Madre Joaquina Vedruna de Más, la fundadora. El siguiente altar era el de la Inmaculada de las Hijas de María, imagen que antiguamente salía en procesión.

El coro alto, sobre un arco, al fondo de la iglesia, sobre el cancel, acogía un buen armonium que era accionado por Luis Muñoz o por alguna Hermana de la Comunidad, y en él cantaba un orfeón formado por diversas antiguas alumnas, entre las que destacaba, en los solos, mi tía Carmen Muñoz Ávila. En algunos actos litúrgicos, a los alumnos nos vestían de monaguillos, con sotanas rojas o celestes y esclavinas ribeteadas de borreguillo. (continuará). (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Hoy viernes, a las 20:30 horas el portuense Álvaro Rendón Gómez, con nótula 680 en Gente del Puerto, Licenciado en Bellas Artes, autor de infinidad de libros de texto sobre geometría y coautor junto con Juan Eslava Galán del libro ‘La lápida templaria descifrada’, ofrecerá una conferencia en la Sala de Actos de la Fundación Rafael Alberti sobre ‘Geometría Sagrada en la Puerta del Sol de la Iglesia Mayor Prioral'. El acto, que organiza la Academia de Bellas Artes, será presentado por José María Morillo.

«Desde la más remota antigüedad, las construcciones sagradas, las destinadas a alojar al dios de moda, respondían a una estructura sagrada, se construía según formas sagradas: Círculo, Triángulo Equilátero, Triángulo Rectángulo, Rectángulos XXX. Durante muchos milenios, este conocimiento geométrico se impartió en los templos egipcios, y estaba regido por una casta sacerdotal, reticente a su divulgación.

Sólo algunos iniciados que demostraron su habilidad para mantener el secreto tuvieron acceso a este conocimiento: Pitágoras, Herón de Alejandría, Platón, Apolonio de Perga (famoso por su método para trazar circunferencias tangentes a dos rectas convergentes y a dos circunferencias interiores a las mismas), etc.

»Los egipcios conocían las unidades físicas, como nuestro metro, pero jamás lo aplicaron. Preferían medidas más casuales, como el codo. Comprendieron, como los pitagóricos después, incluido Platón, que las medidas reales son sólo unidades abstractas. A nosotros nos ha costado miles de años llegar a comprender el mundo de las ideas de Platón y, en consecuencia, llegar a esta conclusión: La línea recta real es una falacia en un Universo en continuo movimiento, pues cualquier intento de trazado recto se curvaría. Únicamente son rectos los ejes de rotación de los cuerpos y los diámetros imaginarios de las circunferencias; todo lo demás es curvo; aunque sí podamos concebir abstractamente la existencia de líneas rectas, en el mundo de las ideas.

»Esta imposibilidad nos lleva a creer que realmente es imposible adoptar una base comparativa inmutable que sirva de aplicación para todo, puesto que todo se mueve. Incluso si la medida sea el propio ser humano; en cuyo caso, sería una solución paliativa, no definitiva. De ahí que aplicaran a sus templos medidas casuales, conscientes de que los muros y cubiertas de un edificio son planos que debían ajustarse al ser humano para transformarse en un espacio habitable.

Ajustar las medidas del Templo para ser habitado por la divinidad, debió representar un problema importantísimo. Si Dios está en todas partes, es el dueño del universo, ¿cómo acotar un espacio material, en mi pueblo, junto a la casa del párroco, y pretender que duerma allí el Creador del Mundo? Si esto fuera posible, ¿cómo construir un espacio así, de esas medidas tan increíblemente grandes? Evidentemente, no colocando una piedra sobre otra y ver si la que hace veinte lo derriba todo; sino planificándolo, partiendo de un modelo abstracto simple y descomponiéndolo en unidades más pequeñas. La geometría es el único recurso capaz de abstraer la forma; aunque pocas formas podremos concebir cuando ignoramos casi todo del templo.

»Este conocimiento sagrado pasó al pueblo de Israel a través del Libro del Génesis, escrito por Moisés que, como se recordará, fue educado por los egipcios para convertirse en Sumo Sacerdote. No hay otro pueblo sobre la faz de la Tierra que haya inventado tantos mitos como el hebreo, experto en asimilar las costumbres de las naciones que ha ocupado o bajo los que ha vivido esclavizado. De todos ellos ha sabido extraer, sintetizar y divulgar primitivas creencias, ancestrales ritos y saberes de iniciación con los que ha conformado una religión ecléctica y sincrética con la que, a lo largo de su larga y obligada trashumancia, ha inoculado también a muchas otras.

»Durante mucho tiempo la geometría sagrada se transmitió mediante una disciplina cabalística, denominada GEMATRÍA que, indirectamente, formaba parte de ls enseñanzas esótericas que el maestro de obra iba mostrando al aprendiz. En Gematría al Triángulo Equilátero se le asigna la letra Alef (a); al Cuadrado, Mem (m), y al Pentágono, Shin (c). Alef, Mem y Shin son letras-Madre porque originan las restantes letras. Efectivamente, si tomamos los Polígonos regulares simples como punto de partida y tratamos de generar Polígonos de número de lados múltiplo de los anteriores, tendremos

• Triángulo Equilátero (3 lados) -> Hexágono regular (6 lados = 3 X 2) -> Dodecágono regular (12 lados = 6 X 2 = 3 X 4) -> Polígono de veinticuatro lados (24 lados = 12 X 2 = 6 X 4 = 8 X 3); es decir, todos ellos múltiplos de tres y obtenidos mediante el duplicado del anterior.
• Cuadrado (4 lados) -> Octógono regular (8 lados = 4 X 2), consecuencia de duplicar el número de lados del Cuadrado.
• Pentágono regular (5 lados) -> Decágono regular (10 lados = 5 X 2) -> Polígono regular de veinte lados (20 lados = 10 X 2 = 4 X 5) -> Polígono regular de cuarenta lados (40 lados = 20 X 2 = 10 X 4 = 8 X 5); es decir, todos ellos múltiplos de cinco y obtenidos mediante duplicado del anterior.

»En la arquitectura española hay un itinerario de edificios sagrados con marcados significados esotéricos, labrados por una geometría vital y trascendente, y cuya lectura queda reservada a unos pocos escogidos. Sólo les falta indicar con un cartel, a la entrada, la famosa frase de Platón: «No entre quien no sepa geometría»

»A falta de demostración de su planta la Iglesia Mayor Prioral, en El Puerto de Santa María, contiene elementos de esta geometría sagrada que nos da esperanzas para considerarla como Iglesia iniciática. Baste, para ello, el análisis geométrico de su fachada.» (Texto e ilustraciones: Alvaro Rendón).

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Tolkien huía de la alegoría. Por eso el cristianismo de ‘El Señor de los Anillos’ no hay que buscarlo tanto en sus tramas ni en los personajes, aunque se puede rastrear, sino en el vuelo de la visión y en el temple moral. Gracias a la exhaustiva investigación de José Manuel Ferrández Bru, que adelanta en su blog, www.josemanuelferrandez.com, y que desarrolla en el libro inédito ‘La conexión española de J. R. R. Tolkien’, vemos cómo el catolicismo también se encuentra (y cuánto) en la biografía del autor y en las circunstancias que hicieron posible su escritura. Con un papel esencial protagonizado, además, por un portuense.

UN PORTUENSE EN LA CORTE DEL SEÑOR DE LOS ANILLOS
Se trata de Francis Xavier Morgan y Osborne, nacido en el Puerto de Santa María en 1857, hijo de Francis, galés de nación y anglicano de fe, y de la española María Manuela Osborne. Marchó a estudiar a la Escuela del Oratorio de Birmingham, bajo la supervisión directa, nada menos, que del recientemente beatificado John Henry Newman. En 1880, el joven Morgan viaja a Roma y es recibido en audiencia por León XIII. Tres años después, en 1883 se ordena sacerdote dentro de la comunidad del Oratorio (donde lleva una vida nada ociosa de servicio a la parroquia y a la propia comunidad oratoriana, pues desempeña diversos cargos en ella). Muchos veranos, Father Morgan vuelve al Puerto de Santa María a descansar con sus hermanos, primos y sobrinos, que lo conocen con el nombre de “Tío Curro”.

La familia Morgan Osborne, de izquierda a derecha, María Manuela Osborne, Francis, Isabel y Tomás Morgan Osborne, Francis Morgan padre y Augusto Morgan Osborne. Año aproximado 1865. (Foto: Archivo Osborne).

TÍO CURRO, EL CURA QUE CUIDÓ AL JOVEN TOLKIEN.
Los hechos principales de la biografía de J.R.R. (John Ronald Reuel) Tolkien son mucho más conocidos. Nació en Bloemfontein, Sudáfrica, 3 de enero de 1892, en el seno de una familia inglesa de confesión bautista. Muere pronto el padre y en 1900 la madre, con sus dos hijos, se convierte al catolicismo, enfrentándose a su familia. Quedan en una condición económica muy delicada. Y en ese momento, aparece el padre Morgan, que, ejerciendo de párroco, los apoya moral y económicamente. Muere la madre, agotada y enferma, cuatro años más tarde. Tolkien consideró siempre que había sido una auténtica mártir por su fe. En su testamento, nombró tutor de sus dos hijos a Fr. Morgan. (En la imagen, un joven J.R.R. Tolkien).

SUBVENCIONÓ A TOLKIEN
El sacerdote asumió el encargo con celo. Animó a Ronald a continuar sus estudios en la prestigiosa King Edward’s School y, luego, en Oxford. Fr. Morgan administraba los bienes de sus pupilos, pero viendo que no bastaban, incrementaba discretamente la asignación con el dinero que le correspondía del próspero negocio bodeguero de su familia portuense. Todavía hoy los descendientes de Tolkien reconocen con agradecimiento que pudiese estudiar gracias “al dinero español del vino de jerez”.

‘NAFFARIN’, BASADO EN NUESTRO IDIOMA.
Tampoco descuidó la formación humana. Tolkien deseo aprender el español como homenaje a su tutor, para lo que usaba los libros en nuestra lengua que Morgan guardaba en su abarrotada habitación. Ese conocimiento le sirvió a Tolkien de niño para crear, jugando, el “Naffarin”, basado en nuestro idioma.

Luego, cuando en la adolescencia se enamoró perdidamente de Edith Mary Bratt, el tutor prohibió el contacto hasta la mayoría de edad. Tolkien obedeció. Hasta el mismo día que cumplió 21 años: entonces escribió a Edith, y retomaron su noviazgo. Fueron padres de cuatro hijos y, lejos de guardar rencor a Fr. Morgan, lo recibieron en su familia con cariño. Incluso pensaron que aquella dura prueba convirtió un momentáneo amor juvenil en un maduro amor conyugal. Que el sacerdote veía en Tolkien a un hijo lo demuestra el hecho de que le dejase en herencia un valioso reloj que él había heredado de su padre.

FERNÁN CABALLERO.
El ascendiente del sacerdote español fue más allá de lo crematístico. La influencia de JH Newman, insuperable prosista, le llegó a Tolkien a través de Fr. Morgan. José Manuel Ferrández Bru ha detectado, incluso, una muy probable deuda literaria de una adivinanza de Tolkien en El hobbit con una de Fernán Caballero, seudónimo de Cecilia Böhl de Faber (1796-1877), tía abuela del sacerdote. Eso testimonia una estrecha comunicación intelectual entre tutor y pupilo.

EL JEREZ, LA TINTA Y LOS ELFOS.
Las relaciones del vino de jerez con las letras son estrechas, y aún más con las letras inglesas. Es como si sus escritores hubiesen acatado con gusto el consejo shakespeariano: “Si mil hijos tuviera, el primer principio humano que les enseñaría sería abjurar de toda bebida insípida y dedicarse al vino de jerez”.

John Ruskin llegó a afirmar: “Considero justo y tolerable beber jerez desde que sale el sol hasta que se pone… Nelson el marino y Wellington el militar fueron grandes devotos del jerez…”

Una nueva página de esa vieja relación es la que escriben a la par el padre Francis Xavier Morgan Osborne y JRR Tolkien. El dinero proveniente de las bodegas pagó los sofisticados estudios que permitieron construir el complejo mundo de ‘El Señor de los Anillos’. En las bodegas del marco de jerez se dice que el incomparable aroma que produce la evaporación del vino es la parte de los ángeles. También era, y no lo sabíamos hasta ahora, la parte de los elfos. (Texto: Enrique García-Máiquez).

Francis Xavier y su hermano Augusto, mediados los años 20 del siglo pasado. (Foto: Archivo Osborne).

Casa de Augusto Morgan y Osborne, en la calle Nevería.

EL RELOJ QUE HEREDÓ TOLKIEN.
José Manuel Ferrández Bru, en su obra inédita que se encuentra en periodo de análisis por diversas editoriales, ‘La conexión española de J. R. R. Tolkien’ --a la que hacía referencia al principio de esta nótula de Enrique García-Máiquez-- escribe en el capítulo ‘Los último años’: «A la muerte de su hermano Augusto [Morgan Osborne] se complicó especialmente un asunto relativo a su herencia. Se trataba del la forma de hacer llegar su reloj (un reloj detradición familiar) a su hermano en Inglaterra. En esa época estaba muy restringida la posibilidad de sacarbienes o valores de España, de forma que la única manera de trasladar un objeto de valor como el reseñado, era llevándolo encima como si se tratara de una pertenencia personal. Francis Morgan escribió lo siguiente a su sobrino Antonio en una carta de mayo de 1933: "Es mucha bondad de tu parte tomar tanta molestia en cuanto al reloj y la cadena. Si de alguna manera pudieran ser traídos a Londres, algún amigo mío me los traería aquí. Esto podría hacerse muy fácilmente puesto que muchos amigos míos, y de los Padres, vienen de Londres aquí".


J.R.R. (John Ronald Reuel) Tolkien

Mientras se resolvía el tema del reloj, en las cartas que cruzaba Antonio Osborne con su tío en Birmingham, éste le comunicaba su idea de ir a Inglaterra puesto que ya "tenía casi convencidos a sus padres". Pero finalmente su deseo parece que no se hizo realidad y el enviado de la familia fue otro sobrino, el hijo de Rafael Osborne Guezala: Rafael Osborne MacPherson. Rafaelito, que es como se le conocía por entonces, fue el encargado de hacerle llegar el reloj junto con el crucifijo que había pertenecido a su hermana Isabel.

Firmas de nuestro protagonista español, como Francis Morgan y el familiar 'Tío Curro'. (Ilustración: Archivo José Manuel Ferrández).

A la muerte de Francis Morgan este reloj fue heredado por el mayor de sus protegidos, J.R.R. Tolkien, quien lo conservó en su estudio durante toda su vida y en más de una ocasión fue capaz de repararlo a pesar de la antigüedad de su maquinaria. La familia Tolkien llamaba al reloj ‘el flip-flap’ porque indicaba la hora girando las figuras como si fueran las páginas de un libro mientras emitía un leve ruido zumbante. Tras la muerte de Tolkien, el reloj fue heredado a su vez por su hijo mayor John, quien falleció en 2003, sin que se sepa cual fue el destino del reloj». (En la imagen, Tío Curro, ya de mayor).

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«Propagandista español del socialismo furierista nacido en Tarifa en mayo de 1782 y fallecido en Algeciras el 17 de febrero de 1851, del que desciende la rama portuense de los Abreu. Inició la carrera de marino a los quince años, al ingresar en septiembre de 1797 como guardiamarina. Durante la Guerra de la Independencia fue oficial de la marina mercante, y combatió como alférez. Al finalizar la guerra en 1814 renuncia al grado de oficial y vuelve a su ciudad natal. Implicado en las luchas políticas clandestinas tras el golpe de estado fernandino de 1814, tuvo que marchar al exilio. Tras su regreso, en 1820 ejerció el cargo Alcalde de Tarifa (Cádiz) durante varios meses, fue nombrado diputado provincial por el distrito de Algeciras (1820-1822) y diputado provincial por Cádiz (1822-1823). Como diputado tuvo una actuación destacada en la aprobación de la ley de reparto de bienes comunales. Formó parte de la comisión encargada de conducir a Fernando VII a Sevilla y votó a favor de su destitución, lo que le costó una condena a muerte y tener que exiliarse a Francia para evitar su cumplimiento. (En la imagen, Joaquín Abreu Orta)

Durante este nuevo exilio en Francia (1823-1834) conoció a Carlos Fourier (1772-1837), y se convirtió en uno de sus seguidores, interviniendo en la organización del primer falansterio, organizado en 1832 en Condé-sur-Vesgres. (En la imagen, Joaquín Abreu Núñez).

ESCRITOR Y POLÍTICO.
Cuando pudo regresar a España se estableció en Cádiz, convirtiéndose en uno de los primeros divulgadores del socialismo utópico de Fourier, sobre todo desde los periódicos El Nacional de Cádiz, y El Eco del Comercio de Madrid. Bajo el seudónimo de Proletario, que ya utilizara en sus primeros escritos en el periódico liberal El Grito de Carteya de Algeciras, publicó numerosos artículos en los que defendió las ideas furieristas y apoyó las elecciones libres.

Se casó en Cádiz el 28 de octubre de 1836 con su sobrina Concepción Nuñez Abreu, veinticuatro años más joven que su tío y esposo (si hemos de creer lo que dice la dispensa papal, que se conserva en el Archivo de la Diócesis de Cádiz, la novia iba embarazada).» Texto: Jorge Lombardero Álvarez. Proyecto Filosofía en Español. (En la imagen de la izquierda, escudo de los Abreu).

En sus colaboraciones de prensa predominó el tratamiento de asuntos relativos a la economía política, la agricultura, el socialismo moderno, la administración local, las leyes electorales, la mujer, el adulterio, &c., en los que se opuso a los valores y concepciones aceptados tradicionalmente en lo relativo a la familia, la educación, la moral y la distribución de la riqueza e introdujo la doctrina utópica del falansterio o comunidad igualitaria de Fourier.

Contó con numerosos seguidores entre los que destacaron Pedro Luis Hugarte, Faustino Alonso y Joaquina de Morla, que tradujeron al español textos franceses de difusión del furierismo y defendieron estos proyectos en periódicos y revistas. Estos seguidores eran principalmente comerciantes, propietarios, médicos y otros profesionales que más adelante se vincularon al republicanismo.

(En la imagen de la izquierda, el periódico francés 'La Democratie Pacifique' del 18 de mayo de 1851, donde publica su 'Necrológica').

El pasado 22 de enero de 2011 se celebró en los salones de un hotel de nuestra Ciudad una reunión familiar de los descendientes de Joaquín Abreu Orta. Más de 80 personas, entre descendientes y consortes, procedentes de la provincia de Cádiz (El Puerto, Cádiz, Conil, Jerez, Algeciras), y de varias ciudades españolas (Granada, Madrid, …), compartieron una comida de convivencia en uno de los salones del establecimiento hotelero,

Opúsculo sobre la inmoralidad de la renta de loterías, y reforma que a juicio del autor, conviniera introducir en este ramo.
Escrito por Joaquín Abreu Orta
Cádiz. Imprenta de la Viuda de Comes. 1841

Hablar del Vapor de El Puerto en la última década, era asociarlo a la entrañable figura de su patrón más conocido: Pepe. Sin embargo apenas se hablaba del otro hermano, Juan, quien también fue patrón del barco, cobrador, marinero y gestor de la nave hasta su jubilación. A Juan Fernández Sanjuán yo le tenía un afecto especial. Me relacioné con él durante 20 años por razones de índole profesional, y siempre aprendía algo de sus comentarios, parcos, pero certeros. Era un hombre de pocas palabras, las precisas, pero de un gran corazón y mucha sabiduría. Los años en el barco le hicieron ver la lámina de agua de la Bahía de forma diferente. (En la imagen, Juan Fernández, recogiendo el Premio a la Promoción Turística que le otorgó el Ayuntamiento en 1991).

Era una persona sencilla, amable, educada, que asumía la realidad de la pérdida de transportes de viajeros del Vapor con resignada corrección. Los cambios económicos y demográficos en la Bahía de Cádiz eran también cambios para el Adriano III. En eso era igual que El Puerto, que ha ido asumiendo la pérdida de negocio en la pesca, en la crianza de vinos y brandies, o en la agricultura, en silencio. Veía llegar el ocaso de la actividad del barco como veía próxima su jubilación, o el final biológico de su propia existencia. Con una sonrisa y los ojos entrecerrados, que es como mejor se mira el horizonte marítimo. Lo aceptaba. Sentí mucho no haber podido acompañarle en el adiós definitivo en febrero de 2004, va a hacer seis años, por encontrarme fuera de la Ciudad.

El Adriano III en construcción en San Adrián (Vigo) en el 1.955. En la fotografía Antonio Somorrostro, Presidente de la sociedad familiar que gestiona el barco: Motonaves Adriano, S.L. con su madre. (Foto: Colección A.F.V.)

Hogaño, otros familiares de los hermanos Fernández Sanjuán:  Andrés, hijo de Eduardo, hermano de Pepe y de Juan, y Antonio Somorrostro están al frente de este evocador transporte marítimo. El Adriano III, que no reporta beneficios a los múltiples propietarios que por herencia tiene el barco, sigue aún navegando en aguas de la Bahía más por mantener viva una tradición de sus mayores, que por negocio, y además crea unos cuantos puestos de trabajo. Otros enfoques pretenden darle al Adriano setentaiañero sus nuevos gestores. Pero están asustados antes la que se les viene encima: barcos modernos, necesarios y con precio subvencionado, recorren la bahía como antaño, cubriendo las necesidades de los viajeros del siglo XXI.

Sus gestores piensan que los catamaranes pueden dar al traste con este Bien de Interés Cultural (BIC) de toda la bahía gaditana, al no poder competir en precio por lo cuantioso de los gastos, y además, porque al estar el Vapor protegido por la ley, no pueden hacer con el cualquier cosa. Y para colmo, las pocas subvenciones públicas se les están apagando como una vela.

Ya hablan de amarrar, si no les tratan igual, si no les subvencionan ‘el billete’. Y amarrar puede ser sinónimo de final para las tablas del Adriano III. ¿O es que no nos acordamos de los desguaces de sus predecesores? Una vez más, las leyes que están para regular y proteger llevan a nuestros mayores –nuestros recuerdos, nuestra historia, nuestras costumbres- al desamparo.

Eduardo, Pepe, Juan Fernández Sanjuán no saben como patronear desde el más allá, para que el barco no encalle, como tantas cosas, en la desidia de los portuenses. (Texto: José María Morillo).

Alzado de la fachada Este de la bodega de Ramón García Gastón y Angel María de Castrisiones, hoy bodegas Colosía la parte izquierda y una distribuidora alimentaria, la parte derecha.

Dibujo de alzado de la fachada Este de las Bodegas Colosía, levantado en la década de 1830.

En paralelo y perpendicular a la margen derecha del río Guadalete, en las inmediaciones de la que era entonces su desembocadura a la Bahía de Cádiz y en las cercanías de donde se encontraba la antigua ermita de Guía, se extiende el más singular de los ensanches urbanos de nuestro país: el polígono industrial bodeguero del Campo de Guía,

Su interés radica en su impronta en la trama urbana de El Puerto y en el hecho de ser el único ensanche industrial bodeguero planificado en España en el primer tercio del siglo XIX, en la transición del Antiguo Régimen al liberalismo. El planeamiento, que fue obra de los insignes arquitectos Torcuato-José Benjumeda y Juan Daura y contó con la aprobación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1835, se desarrolló en medio de conflictos de intereses públicos y privados e interparticulares.

Se trató de la segunda etapa de auge constructivo bodeguero en la zona (la primera tuvo lugar durante el último tercio del siglo XVIII), tras las guerras finiseculares y la de la Independencia y después de la emancipación de las colonias españolas en América Precisamente, parte de los capitales invertidos en este polígono bodeguero lo eran de indianos repatriados y de comerciantes de la zona que tuvieron que reorientar sus actividades económicas. Y entonces la vinatería ofrecía enormes expectativas de negocio. (Puerta de acceso a la actual Bodega de San José, en la Plaza Elías Ahuja).

El ensanche del Campo de Guía de El Puerto constituye un paisaje industrial urbano peculiar: lo forman grandes "bodegas catedrales" y amplios trabajaderos de tonelería, Las bodegas son de cubiertas a dos aguas, fachadas con ventanas a la máxima altura posible (excepto en los escritorios) y portadas neoclásicas rematadas en frontones triangulares. Los trabajaderos de tonelería son de menor altura, con ventanas simuladas con o sin ellas y sólo están cubiertos parcialmente Estas líneas arquitectónicas presentan varios colores: el blanco de los muros; las tonalidades ocres de las tejas y sillares y la calamocha de cornisas, recercados de frontones, vanos y zócalos; y el verde carruaje de persianas, rejerías y portones. (Portada ornamentla el el ensanche bodeguero de Campo de Guía.

A través de ventanas y puertas, el paisaje urbano se prolonga hacia los techos de las naves de bodegas y, sobre todo, a los almizcates y bellos patios interiores de bodegas y trabajaderos de tonelería. Desde las altura, de azoteas cercanas se disfruta de otras perspectivas sorprendentes.

Antiguas Bodegas Duff Gordon, germen de la bodega Osborne, a cuyo grupo perteneció, hoy desamortizada como bodega aunqueno en su totalidad pues existen botas en su interior, siendo un lugar para eventos y celebraciones, --la Bodega San José--, perteneciente al Grupo Los Jándalos, que gestiona el empresario Santiago Cobo Cobo.

El ensanche bodeguero del Campo de Guía es uno de los conjuntos constructivos de mayor "personalidad" de los que conforman la fisonomía urbana de El Puerto de Santa María y constituye un paisaje industrial único en su género, que hay que saber remodelar para seguir "reno-conser-vándolo". (Texto: Javier Maldonado Rosso. Director del Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

El Puerto de Santa María, su historia y hasta la más popular de sus devociones, están asociadas íntimamente a la figura y al recuerdo de Alfonso X "Rey de Castilla, León y de Andalucía". En efecto, El Puerto de Santa María fue poblada y organizada por Alfonso X a través de una serie de actuaciones que culminaron en la concesión a la Ciudad el 16 de diciembre de 1281 de una carta-puebla que puede ser considerada justamente como el texto fundacional de esta Ciudad, a la que el rey dio nombre de Gran Puerto de Santa María.

Estas consideraciones justifican sobradamente la creación de la Cátedra que lleva el nombre del monarca en 1998, en El Puerto de Santa María y con sede en el Castillo de San Marcos, que contiene entre sus muros la antigua mezquita transformada en iglesia por el monarca castellano, de la "Cátedra Alfonso X el Sabio".

Sus objetivos principales son el estudio y difusión de la personalidad, época y obra del más universal de los reyes hispánicos medievales. La actuación de la "Cátedra Alfonso X el Sabio" se manifiesta a través de la celebración bienal de una Semana de Estudios Alfonsíes y en la publicación de los textos allí presentados y de otros estudios en la revista Alcanate. Revista de Estudios Alfonsíes.

Como actividad permanente, la "Cátedra Alfonso X el Sabio" tiene la intención de establecer en el Castillo de San Marcos un Centro de Estudios sobre Alfonso X y la creación de una biblioteca especializada en  temas referentes al Rey Sabio y a su época. Para ello está en fase adaptación una casa aneja al castillo de San Marcos. La "Cátedra Alfonso X el Sabio" está abierta a la colaboración de todas las universidades españolas y extranjeras interesadas en participar en este proyecto, que cuenta con el generoso apoyo y mecenazgo de la firma portuense Luis Caballero, S.A., propietaria del Castillo de San Marcos.

JUNTA DIRECTIVA
La cátedra está presidida por Luis Caballero Florido, siendo su director Manuel González Jiménez y vocales Rafael Cano, Luis de Mora Figueroa y Luis Suárez Ávila.

PUBLICACIONES.
Las publicación  Alcanate. Revista de Estudios Alfonsíes,  de carácter igualmente bienal, actúa como libro actas de las Semanas Alfonsíes, pudiendo ser consultado su índice en esta página de internet:  http://www.institucional.us.es/dhmcthus/alcanate.htm

CONGRESOS CELEBRADOS.
La celebración de los congresos, todos ellos celebrados en nuestra Ciudad, tienen carácter de bienal.

  • VII Semana de Estudios Alfonsíes, «El arte durante el reinado de Alfonso X», del 15 al 17 de abril de 2010.
  • VI Semana de Estudios Alfonsíes: «Alfonso X en la historia del español», del 3 al 5 de abril de 2008.
  • V Semana de Estudios Alfonsíes: «Diversiones, juegos y magia en la corte de Alfonso X», del 20 al 22 de abril de 2006.
  • IV Semana de Estudios Alfonsíes: «Alfonso X en Europa», del 16 al 18 de diciembre de 2004.
  • III Semana de Estudios Alfonsíes, «750 Aniversario. Permanencia e Innovaciones». 12 al 14 de diciembre de 2002.
  • II Semana de Estudios Alfonsíes: «Alfonso X y las órdenes militares». , del 14 al 16 de diciembre de 2000.
  • I Semana de Estudios Alfonsíes: «Estudios y Saberes» 1998.

PREMIO DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA.
La Cátedra Alfonso X ‘el Sabio’, fiel a sus objetivos de promoción e impulso de los estudios relativos a Alfonso X, instituye el Premio ‘Castillo de San Marcos, de investigación en torno a la figura de Alfonso X, su época y proyección histórica. Tendrá carácter bienal y se convocará todos los años pares. La primera edición ha sido en 2010 y está dirigido a estudiosos, preferentemente en sus fases iniciales de investigación, interesados en la temática propuesta. El estudio presentado habrá de ser original, siendo posible toda perspectiva de acercamiento al tema --historica, literaria, artística, arqueológica, …--, siempre que el tratamiento de las fuentes utilizadas responda a las exigencias críticas y metodológicas de un auténtico trabajo de investigación. Mas información en la sede de la Cátredra.

Asociación Cultural ‘Cátedra Alfonso X el SAbio’.
Plaza Alfonso X el Xabio
E-11500 El Puerto de Santa María (Cádiz) España.
Correo electrónico: castillosanmarcos@caballero.es

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Felipe Colón de Carvajal y Osborne, hijo de Juan Manuel Colón de Carvajal y Maroto y de María Fernanda Osborne Marenco, es junto a su hermano Juan, descendiente del descubridor Cristóbal Colón, del último rey azteca Moctezuma y por El Puerto, de los Osborne. Nació en Madrid, pero se siente muy vinculado con El Puerto donde veranea desde muy pequeño y viene con cierta frecuencia, donde vive la mayor parte de su familia. Estudió en la Universidad Herrera-CEU, licenciándose en Derecho.

Este empresario, dedicado a la importación y exportación, fundó en 1986 junto a un socio la empresa Alter y Ego International, de la que es su Director General especializada en productos originales.

«Si hoy viajara a la India en busca de especias, su carabela se llamaría Internet: la mayoría de productos que importa de países asiáticos (como unos chupetes con termómetro incorporado) los ha descubierto previamente navegando por la Red.»

Más información en:
http://www.alteryego.com

PROYECTO SOCIAL CON PRISIONES.
Tiene en marcha un proyecto de reinserción social laboral, mediante un convenio firmado con Instituciones Penitenciarias para la fabricación de una prensa que sirve para reutilizar papel usado, colaborando en la formación de los reclusos que les permitirá la reinserción laboral una vez finalizado el período de reclusión, al tiempo que reciben un sueldo por su trabajo y cotizan a la seguridad social. «--Los reclusos hacen un curso inicial y luego formación continuada, especializándose en carpintería metálica. Están más motivados y eso se nota en la calidad del producto, en su respuesta ante cualquier incidencia técnica y en sus ganas de tener trabajo. Este valor añadido de contribuir a su integración me satisface mucho». (En la imagen de la izquierda, en el centro penitenciario de Cuatre Camins).

PRENSA RECICLA PAPEL.
El único sistema para la obtención de combustible reciclado con un poder calorífico superior al de los tradicionales leños, obteniendo la máxima eficacia para la chimenea al mínimo coste. Contribuye a la protección del Medio Ambiente a la vez que hace utilizables al 100% los desechos del hogar. Se corta el papel en trozos de una cuarta aproximadamente; se puede usar papel de periódico o cartón fino. Se colocan los trozos de papel en remojo durante unos 20 minutos hasta que estén bien empapados. Se introduce el papel y, mediante sus placas perforadas, se presiona utilizando el mando de la prensa, a fin de compactarlo bien expulsando el agua sobrante. Una vez compactadas las briquetas, se han de dejar secar durante un par de días en un lugar seco y ventilado. Las briquetas, una vez secas, tienen un peso de alrededor de un kilo y unas dimensiones de 22x10x8cms aproximadamente.

Alter y Ego lleva más de quince años colaborando con los centros penitenciarios, y en la actualidad esta prensa se exporta a 17 países de Europa, EEUU y Canada.

Más información en:
http://prensapapel.blogspot.com

DESCENDIENTE DE LOS OSBORNE
Felipe Colón de Carvajal y Osborne, es descendiente del notable empresario portuense Roberto Osborne Guezala, fundador de Conservas Sur en El Puerto y La Cruz del Campo en Sevilla. El enlace familiar de Felipe con El Puerto, afincados en Madrid, es como sigue:  La madre es María Fernanda Osborne Marenco, es una de los cuatro hijas del matrimonio formado por Juan Osborne Vázquez (María Teresa, madre de Norberto Ortíz Osborne ‘Bertín Osborne’ para el mundo de la música; Ángeles, Carmen y la ya mentada María Fernanda), hijo de Roberto Osborne Guezala y de María Vázquez.

(En la imagen de la izquierda, Roberto Osborne Guezala).

DESCENDIENTE DE CRISTÓBAL COLÓN.
El  padre, Juan Manuel Colón de Carvajal y Maroto es hijo de Ramón Colon de Carvajal Hurtado de Mendoza (1989-1941) que reunió en su persona los títulos de Marqués de Aguilafuente, Duque de Veragua, Duque de la Vega de la Isla de Santo Domingo, Marqués de Jamaica y el de Almirante y Adelantado Mayor der las Indias. Era el segundo de los 8 hijos que tuvieron el el matrimonio formado por Manuel Carvajal Hurtado de Mendoza, Marqués de Aguilafuente y Maria Pilar Colón Aguilera. Al fallecer el primogénito de la familia en edad párvula adquirió ese derecho. Cambió el orden de los apellidos, como algunos otros de sus hermanos, poniendo en primer lugar el materno. Su madre, duquesa de la Vega de la Isla de Santo Domingo, era hija de Cristobal Colón de la Cerda, XV duque de Veragua, y otro apellido tan vinculado a nuestra ciudad por los siglos que mantuvo esta estirpe, la de los Medinaceli, el condado de El Puerto de Santa María. (En la imagen de la izquierda, Cristóbal Colón, en la pintura Virgen de los Navegantes por Alejo Fernández entre 1505 y 1536 (Sala de los Almirantes, Reales Alcázares de Sevilla).

Firma del Almirante Cristóbal Colón.

Felipe, junto al retrato de su bisabuelo Cristóbal Colón de La Cerda, duque de Veragua, en una imagen tomada en el año 2000.

Hace unos años, en Magazine, destacaban: «A Felipe Colón de Carvajal y Osborne se le desbocó el corazón cuando avistó La Martinica desde un confortable velero turístico. No era la mítica Guanahaní (San Salvador, en las Bahamas) que su antepasado --Cristóbal Colón-- pisó el 12 de octubre de 1492, pero sintió un escalofrío que le trasladó a un pasado remoto y familiar. «--Al ver la isla no pude evitar retrotraerme 500 años atrás--», recuerda este empresario de 42 años. Por entonces tenía unos 20 años -era la primera vez que cruzaba el Atlántico- y le faltó poco para gritar "¡tierra a la vista!".

Sentía una necesidad vital de hacer aquel viaje, y en 1991 se enroló en un barco que cubría la Ruta del Descubrimiento. Si Colón empleó más de dos meses en llegar a América, él cubrió el trayecto en dos semanas.

«--Me apasiona viajar», dice mientras desenrolla su frondoso árbol genealógico. Es aficionado a la heráldica: «--Por línea directa desciendo del primogénito del almirante, Diego Colón, fruto de su primer matrimonio con la portuguesa Felipa Muñiz de Parestrello», precisa. El familiar más vinculado con la navegación es su primo mayor Cristóbal Colón Gorosábel, heredero de los títulos del almirante: duque de Veragua, duque de la Vega y marqués de Jamaica, Almirante de la Mar Océana y Adelantado Mayor de las Indias y marino de guerra, como su padre --que fue comandante del Elcano y murió asesinado por ETA--. (En la imagen de la izquierda, Diego Colón, el hijo del descubridor).

DESCENDIENTE DE MOCTEZUMA.
De los apellidos de Felipe se deduce un curioso mestizaje: «--Soy tan Colón como Moctezuma, el último emperador azteca, ya que una nieta del emperador azteca casó con un español, y de esa unión procede la casa de Carvajal», afirma.»

En el periódico de México «La Voz de España», se publicó el 25 de febrero de 1882: «Herido el Emperador equivocadamente por los mismos suyos, momentos antes de morir hizo llamar a Hernán Cortés y le encomendó a sus tres hijas, muy especialmente a la mayor, a quien él más quería y a la cual reputaba como su hija legítima y heredera. Testó en favor de ésta, siendo testigos D. Pedro de Alvarado, D. Cristóbal de Olid, D. Diego de Ordáz, D. Gonzalo de Sandoval y D. Alonso de Grado, quedando Cortés como tutor de ellas. Bautizadas después estas tres princesas, se llamaron Dª Isabel, Dª María y Dª Marina.Más información en: http:// descendenciademoctezuma.blogspot.com. (En la imagen de la izquierda, Moctezuma, el último emperador azteca).

Representación de Moctezuma, último rey azteca.

ARBOL GENEALÓGICO DE MOCTEZUMA.
I. Moctezuma II Xocoyotzin, Emperador de los Aztecas (Entregó la soberanía del Imperio a Hernán Cortés, Conquistador de México). oo Teixtalco de Tacuba
II. Isabel de Moctezuma (Tecuixpo Ixtlaxochith), Princesa del Imperio Azteca, oo las dos primeras veces con sus tíos, Cuitlahuac y Cuauhtemoc, últimos Emperadores Aztecas. oo Juan Cano Saavedra, Capitán Cacereño de la Conquista de México.
III. Juan Cano de Moctezuma, progenitor de los Marqueses de Cáceres, nació y murió en México. oo  Elvira de Toledo.
IV. Juan Toledo de Moctezuma. oo  Mariana de Carvajal
V. Juan de Moctezuma y Carvajal, Caballero de Alcántara. oo Isabel de Sotomayor.
VI. Mariana de Toledo y Moctezuma. oo Álvaro Vivero y Luna, General de Caballería, Señor de Encinillas
VII. Isabel Vivero de Moctezuma. oo Juan de Carvajal, I Conde de la Quinta de la Enjarada

Más información en:
http:// descendenciademoctezuma.blogspot.com

DIVISERO DE LA CASA DE LA PISCINA PROBÁTICA
Es divisero 1993, de la Divisa, Solar y Casa Real de la Piscina, cuyo Patrono de Honor es S.M. el Rey, de la iglesia-basílica dedicaca a Santa María de la Probática (lugar por donde un antepasado participó en la I Cruzada, entrando en Jerusalén por dicha Piscina) situada cerca del lugar de Peciña, en la antigua Sonsierra de Navarra, jurisdicción de San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja.

(En la imagen de la izquierda, el escudo de la Divisa, Solar y Casa Real de la Piscina).

Iglesia Piscina de Sonsierra, de la que Felipe es divisero.

Más información en:
http://realdivisa.blog.terra.com/

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Podemos considerarnos dichosos, a pesar de todo, de conservar aún algunas casas de ilustres cargadores en la zona de la antigua marina: Vizarrón, Reynoso, Aranibar… porque de otros suntuosos palacios y edificios singulares, como los que se reproducen en el documento rescatado hace años del archivo militar de Segovia por el Sr. García Bernal, un Proyecto de Alameda y Campo de Entrenamiento para Tropas de Caballería en lo que conocemos como Campo de Guía, edificios de los que, un cuarto de siglo más un lustro después, solo queda –si es que queda- la memoria histórica de su existencia.

Trasposición actual del espacio explicado.

LETRA F: CASAS DE CORTÉS.

Nada menos que dos familias de comerciantes y aristócratas, de las más importantes de la oligarquía local del siglo XVIII, los Rodríguez Cortés y los Tirry tienen sus inmuebles reproducidos en este extraordinario plano. La casa de los primeros se indica con la letra F: “Casas de Cortés”.

Naturalmente, el personaje en cuestión, Luis Lorenzo Rodriguez Cortés y Barrios, no promocionaba su apellido “vulgar” como tantos otros que  esconden en una sola sigla (P.) el de Pérez o lo camuflan y engordan añadiéndole el siguiente, normalmente más rimbombante y enjundioso al de López o García y por eso mismo,  no es de extrañar que este inmueble que ocuparía las escuadra de las calles Aurora/ Los Moros, donde se ubica la empresa Rives en la actualidad,  y la de Los Moros/Ximenez de Sandoval, fuesen sus casas principales. No afirmo, solo apunto la posibilidad de que lo fuesen, habitando el edificio de mayor porte  y dedicando los bajos de ambos como almacenes de los productos o frutos propios(vino, vinagre, aguardiente, aceite) que exportaba, en su calidad de cargador.  Ocupó el cargo de alcalde provincial de la Santa Hermandad y era titular de una de las regidurías del cabildo local. Poseía viñas, olivares, bodegas, un molino de aceite, numerosos inmuebles y hasta un paquebote, con lo que tal vez fuese el bisabuelo lejano de nuestro vaporcito, llevando correo y pasaje a la vecina Cádiz.

LETRA Y. CASA DEL MARQUÉS DE LA CAÑADA.

Marcada con la letra Y figura la “casa del Marqués de la Cañada”. Era un palacio, tanto por su arquitectura, como por su contenido artístico, destacando una selecta biblioteca de más de siete mil volúmenes y un gabinete de antigüedades clásicas con piezas de gran valor en su colección, según relatan los eruditos. En la fecha en que está datado el documento vivía Guillermo Tirry y Tirry que, además de marqués era el Alférez Mayor de la Ciudad, título por el que pagó 60.000 Reales de Vellón, según  Hipólito Sancho, su esposa Mª Francisca Lacy, Camarera de la Reina, y su prole.  Parece bastante probable que el palacio ocupase el mismo espacio que el que ahora ocupa el Hotel Santa María junto con la letra H.

LETRA H. VAN DANME.

A su lado, marcado con la letra H, figura el denominado “sitio de Bandan”. Creemos se trata de la sede social, por definirlo de alguna manera, de la compañía que Pedro Van Damme, de nación flamenca, dedicado a la exportación e importación, tenía en nuestra ciudad.

LETRA L. CASAS MARQUÉS CUMBRE HERMOSA.

El impresionante edificio que cubría la escuadra de las calles Aurora y actual Valdés,  está señalado con la letra L.

Figura citado como “casas del marqués de Cumbrehermosa” y tiene un grave error en su enunciado porque Lorenzo Ferrari y Porro, un sevillano de ascendencia italiana que realizó una meteórica carrera en los negocios de la época, si bien adquirió un título de Castilla a la marquesa de Bedmar, con la debida licencia real, este se denominó “Conde de Cumbre Hermosa” y no marqués. Incluso, el Sr. Ferrari, que era Gentilhombre de S.M., pretendió obtener el título de vizconde de Casa Ferrari, que le fue denegado.  Al redactar estas líneas a vuelapluma no hemos tenido ocasión de comprobar  si el I conde de Cumbre Hermosa vivía en su palacio el año en que se imprimió este grabado, es decir si estaba vivo en esa fecha, o era su sucesor en el condado, su hermana Antonia, casada con un coronel de Infantería la que pudiera residir en temporadas en el mismo, ya que, habitualmente vivía en Madrid. El título nobiliario que dio nombre a la casa hasta que fue derribada por la piqueta (imagen de la izquierda), es uno de los muchos que en la actualidad están vacantes. El último poseedor y VII conde de Cumbre Hermosa, en 1888, fue Francisco Mayone del Mazo.

LETRA G. CASAS DE JOSEPH TERCERO.

La casa esquinera, señalada con la letra G como “casas de Joseph Tercero” en esa fecha estaban bastante deterioradas y cargadas de censos. El propietario real del inmueble creemos que era la madre de Joseph Tercero, doña Ana Vidal, viuda del conocido contraste platero de El Puerto, Pedro Tercero de Roxas, aunque tenía cedido su uso a su hijo, que ejercía como cargador a Indias.

LETRA D. HOSPICIO DE LOS JESUITAS.

Finalmente, con la letra D está marcado un bello edificio, mirando a la bahía, en el que destacan dos torres simétricas en sendos costados del mismo.  Está rotulado como "Ospicio de los jesuitas" y es el conocido y denominado en la historiografía como Hospicio de Indias de la Compañía de Jesús. La palabra hospicio puede confundir sus fines, aunque una de sus acepciones antiguas es la de "casa  para albergar peregrinos". Quizás hospedería se aproxima más al contenido para el que fue creado, el hospedaje, aclimatación y entrenamiento de los miembros de la Compañía que partian a las misiones jesuitas allende los mares. Formaba esquina con la calle Comedias y estaba casi estrenándose en la fecha que figura en el grabado pues se terminó de construir en 1735, fecha en la que, paralelamente, dicha compañía religiosa edificaba el colegio de San Francisco Javier en la calle Luna, en todo el frente de la manzana de esta calle, entre Pedro Muñoz Seca o Nevería y San Bartolomé. Por la descripción que del Hospicio de Indias realiza Anselmo Ruiz de Cortazar, historiador local contemporáneo, podemos hacernos una idea de su magnificencia: "...una casa de piedra labrada de tres altos con muchos aposentos, capaz de hospedar hasta ochenta sujetos, con un patio claustrado con muchas ventanas con rejas de hierro y dos torres que dan vista a la bahía y parte del Océano que le cae enfrente. Tiene una iglesia interiior como oratorio en que compitieron la generosidad, primor y devoción para que fuese admiración de propios y extraños. Sus seis altares, imágenes, reliquias y adornos, al paso que forman un hermoso prospecto, mueven a una profunda veneración."

Leyenda del Plano que se conserva en el Archivo Municipal de Segovia. 1755.

Estas son los principales componentes -todos desaparecidos- del llamado Campo del Socorro, por la ermita de esa advocación que también figura en el grabado, señalada con la letra M. Parece que, ese mismo año, en noviembre, fue arrasada por la fuerza del mar, al igual que la de Santa Catalina, Guía y San Antón, como consecuencia del reflujo marino o pequeño tsunami que siguió al terremoto de Lisboa.

Posteriormente la toponimia del lugar derivará en “Campo de Guia”, tomando también el nombre de otra ermita situada en la zona. (Texto: A. Gutiérrez Ruiz. A.C.PUERTOGUÍA)

Usted habrá comprobado por las estadísticas que el paro crece; que el paro decrece; que el paro se estabiliza. Total, lo que le dicen. Y usted lo creerá o no lo creerá. La verdad es que, desde que Chaves dice no se limpia los zapatos, el paro va a más. Si viviera el bedel Correas que, en el Club de Derecho de Sevilla padeció a Chaves y a otros muchos, le podría contar a Vd. qué clase de señoritingos del pan pringado eran, por los años sesenta, estos, hoy, servidores preclaros de la Patria. Pero lo más grave es que Chaves afeó a Arenas el que contratara a un limpiabotas para el aseo de sus zapatos y que fuera sorprendido por tal cual avispado fotógrafo de prensa en plena faena y en plena  campaña electoral. Chaves apostilló: "A mí nunca me han limpiado los zapatos". Eso, además de ser mentira, porque yo lo sé de ciencia propia, es una maniobra desestabilizadora del empleo, aunque sea un empleo precario y sumergido.

Al igual que publican --y con gran éxito-- libros sobre las "salidas" de las carreras para estudiantes desesperados y en trance terminar o haber concluido ya sus estudios, debiera de haber algún autor o algún organismo que se preocupara de sacar a la luz un libro sobre actividades ingeniosas y con porvenir, en trance de perderse.

Los palmitos, las tagarninas, los espárragos trigueros, los caracoles... ya no son objeto de ese "ius usus innocui", consuetudinariamente consagrado, como el rebusco en la viña, en los garbanzales o en los olivares. Ya los palmitos, los espárragos, las tagarninas, los caracoles, los higos de tuna y hasta los camarones nos vienen de Marruecos. Tenemos aquí un complejo de nuevos ricos, desde que el P.S.O.E. nos ha colocado en el mercado europeo, que nos está manteniendo en esa situación de gente bien, venida a menos, que no tiene redaños para confesarse pobre de solemnidad.

¿Quiere Vd. creerme si le digo que, en El Puerto, no hay, hoy en día, un solo limpiabotas? Pues no, no lo hay. (No lo había en 1994, ahora tenemos a José Serrano, Serranito, en la imagen de la izquierda).

En Sevilla, en el Bar Laredo, hace una semana, me cobraron quinientas del ala por adecentarme los zapatos y con todos los avíos: cepillado previo, dandi ( fabricado artesanalmente con anilina, goma tragacantos y agua del grifo [se advierte que algunos desaprensivos, no profesionales, le añaden algo de alcohol, que produce, al cabo del tiempo, grietas en la piel del zapato]), aplicación con los dedos de crema de cera (traida de Portugal, porque aquí, con los adelantos, ya se han perdido aquellas cremas "Tractor" o "Eclipse" tan puras en ceras vírgenes), cepillado a dos manos y lustrado con la bayeta de gamo. Como debe ser.

Pues este pequeño placer no te lo puedes permitir en esta Ciudad [de Historia, Turismo y Congresos]. Y no es que a uno le guste tener a un congénere arrodillado ante sí, realizando un trabajo servil. Nada de eso. El trabajo de betunero es una especialidad a la que no todo el mundo tiene acceso. ¿A que ni  Vd., ni  su santa esposa, ni  su criada de toda la vida son capaces de dejar unos zapatos tan lustrosos como un limpiabotas? El secreto está en la especialización. Cuando nos demos cuenta de que estamos en Europa, nos apercibiremos que lo necesaria que es la especialización.

Aquí, como digo, no hay quien pueda utilizar, hoy por hoy, los servicios de un honrado betunero. Y no por falta de tradición.

Sin remontarnos muy lejos, Vd. recordará los gloriosos nombres de "El Caneco", "El Tigre", "Calla-calla", "Dominguito", "El Quico", "El Mudo" o "El Lustre", por poner unos ejemplos. Usted recordará, sin duda, el salón de limpieza de calzado y la zapatería de Roque. Vd. recordará a Camacho que, solamente ejercía de limpabotas los domingos, porque el resto de la semana trabajaba en Haüpold. (Antonio, el Caneco, en la imagen de la izquierda).

Pues estos honrados profesionales mantenían  el calzado brillante a los portuenses y, además de revenderles lotería o tabaco, ellos --y los barberos-- tenían informada a la población de todo aquello que no podía publicarse ni en la "Revista Portuense", ni, luego, en "Cruzados" o en "La Voz de la Bahía". Item más, algunos, como "El Caneco", "El Tigre" o "El Mudo" dieron rienda suelta a su afición taurina, participando, gloriosamente, en festivales benéficos en nuestra Plaza de Toros. Juntos y por separado, dejaron muy alto el cartel de su torería, con "Cándida La Negra" pidiendo las llaves del toril, montada en un burro, a la presidenta, que no era otra que "La Farfolla", acompañada por preciosas señoritas, de la raza "calé",  naturales de las calles Lechería, Rosa y Santa Clara.

Vd. recordará a "El Tigre" vestido de "hombre hierba", sobre un pedestal, en el platillo de la Plaza, quieto como "Don Tancredo", forrado de hierbajos, salir de estampida cuando la vaca empezaba a dejarlo al descubierto después de engullir y rumiar su forraje verde. Vd. recordará a "El Tigre", esperando a porta-gayola al toro, vestido con un baby de crudillo y la máquina de fotos al minuto, prestada por Cuellar, con su cubito y su pañito,y, al punto, verla toda hecha añicos por el fiero animal.

Joaquín Zapata 'el Tigre', en su versión de 'El Hombre de Hierba', suerte por él inventada. Festival del 7 de enero de 1940.

Vd. tendrá memoria de "El Caneco" y de "El Mudo" dando lances irrepetibles, junto con "Cagancho" o "Moroncillo".

El Tigre, a la izquierda y El Chumi, a la derecha --desconocido el personaje del centro-- ante la puerta del Hospitalito, en la calle Zarza esquina con Ganado.

Pues "El Tigre", "El Caneco", "El Mudo", "El Quico" (cuya fotografía aún puede verse colgada en la taberna de Pedro "El de Los Majaras"), "Calla-calla" (todavía vivo, a pesar de sus muchos años y dolorosamente ciego), "Dominguito" (jorobado del que no he dicho, al presente,  que debe su renombre nacional a haber salido en "El Caso" con ocasión del asesinato de su hermana Antoñita a manos de "El Arropiero") y "El Lustre" (antiguo lugarteniente del general Miaja, en el bando republicano, durante la Guerra Civil), no solo mantenían su ambulante negocio en el Bar Central, en La Fuentecilla, en La Perdiz, en El Continental, en el Puerto-Bar, en La Granja, en La Liga y en los Casinos Portuense, de Labradores y el Mercantil, sino que giraban visita profesional a casas y escritorios de bodegas para dejar a sus clientes  con los zapatos más límpios que un espejo.

Calle Larga, engalanada para las fiestas a principios del siglo XX. A la derecha tienda de limpieza de  calzado, donde mas tarde se instalaría la zapatería de Roque y hoy hay una pequeña tienda de ropa;  en frente, donde hoy está el ‘Café di Roma’,  el Casino Portuense. (Foto Centro Municipal Patrimonio Histórico).

"El caballero elegante, lleva el calzado brillante"; "No creas que la elegancia empieza en el sombrero; empieza en los zapatos que te limpia el betunero". Así pregonaba "El Lustre". "El Lustre" se las daba de poeta. Tan es así que en los primeros Juegos Florales de las Fiestas de la Hispanidad presentó un poema que decía: "De España salió Colón/ con rumbo desconocido/ y al llegar al Ecuador/ dijeron todos a una voz:/-Mira, señor, un lantisco". La verdad es que, como él argumentaba y puede verse en la magnífica construcción del original poema, no se llevó la flor natural, por sus ideas políticas y porque, como España estaba como estaba, antes de la democracia, el premio se lo dieron a Eduardo Gener Cuadrado, poeta y almirante, afincado en Puerto Real.

El Bar Central --hoy un edificio nuevo sede del Banco de Andalucía-- en la confluencia de las calles Luna y Larga. 23 de febrero de 1978. (Foto: Archivo Municipal).

Sus temores tenía "El Lustre" en la España de Franco. Su militancia comunista le tenía un poco asustado. Yo no sé quien le dijo que José Manuel Almagro era Fiscal del Tribunal de Orden Público que venía a investigar las responsabilidades de sangre del bando republicano, cuando la guerra. El caso es que , cuando José Manuel venía de vacaciones de verano --estudiaba Económicas en Madrid- y asentaba sus reales en el Bar Central, "El Lustre" no aparecía por ese bar y merodeaba otros hasta que, a finales de septiembre, se le acababan las vacaciones a José Manuel. Entonces "El Lustre" respiraba. Pero José Manuel Almagro, del asunto, no sabía nada.

Los demás betuneros, nada versados en versos, se limitaban a acercarse al personal y ofertarse respetuosamente: "Se limpia el calzado, caballero". Excepto "El Mudo" que te señalaba  los pies y hacía un sonido así: "mun, mun, mun". El mismo sonido con el que, sacándose del bolsillo tabaco de contrabando o lotería, los ofrecía a los parroquianos.

Sin embargo, "El Caneco" era un hombre genial. Daba su vueltecita por bulerías, cantaba saetas y romances, disfrutaba de la amistad de todo el mundo e incluso abrazaba, cuando lo encontraba por la calle, al Secretario General del Excmo. Ayuntamiento, Don Federico Sánchez-Pece, diciéndole: "--Don Federico de mi arma, mi niño Antonio..., mi niño Antonio..., mi niño Antonio..." y alababa las cualidades de su hijo.  (En la imagen de la izquierda, otra fotografía de 'El Caneco').

"El Quico" era hombre muy aficionado al Carnaval, muy colorado, dicharachero y jovial. Murió joven.

"Dominguito" tenía la especialidad de batir los cepillos a dos manos y recogerlos después de haberlos tirado por alto.  Cuando se cansaba de andar por los bares, recalaba por el escritorio de Osborne, donde, además e limpiar zapatos, hacía los más peregrinos mandados a los escribientes: desde irles a pagar una letra o cobrar un cheque, hasta comprarles los periódicos.

El que era un hombre enfermizo de toda la vida, siempre asmástico, era Antonio "Calla, calla", pero los ha sobrevivido a todos. Todavía se le puede ver por ahí, de cuando en cuando, ciego, apoyado en el brazo de su mujer. Durante un tiempo vendió cupones de la O.N.C.E.. Ahora vive jubilado. Que sea por muchos años.

La gente es tan original que, al cerrar la zapatería y salón de limpieza de calzado de "Roque", por jubilación de Miguel, han puesto una boutique. La casa de Roque era un lugar en que se pecaba. Pero se pecaba venialmente contra el octavo mandamiento de la Ley de Dios. Yo, donde he oído más mentiras en toda mi vida ha sido en casa de Roque, mientras me limpiaba los zapatos. Y ocurrencias: lo que no se le ocurría a Roque, padre, se le ocurría a Miguel, hijo, mientras Serafín, que remojaba y batía las suelas para coserlas, lo presenciaba todo, sentado, al lado de la izquierda, en su banquillo, callaba y reía socarronamente cerrando la boca, huérfana de dientes, hasta darse con la barbilla en la punta de la nariz. (En la imagen de la izquierda, el desaparecido zapatero Miguel Morales Augusto, 'Roque').

Un fenotipo, totalmente distinto, subespecie del pícaro de los siglos áureos, era el gitano trashumante que, en tiempo de feria, aparecía con su caja. Si te descuidabas, además de dejarte los zapatos hechos trizas, te ponía unas herraduritas, unos virones, unas tapas y hasta unas medias suelas y todo ello, sin pedírselo, en un santiamén, para luego exigirte y de malos modos, un capital por sus servicios. Pero eso, siempre con un zapato en la mano. De manera que, o le dabas lo que te pedía, o tenías altercado.

Y, como siempre, los guardias por otro lado. ¿Habrá cosa más inútil que limpiarse los zapatos en la feria? Pues había quien se los limpiaba y no por exceso de pulcritud, sino por exceso de vino. Así, esos gitanos trashumantes, andaban a sus anchas.

Pero volvamos a los honrados betuneros portuenses. Los primeros en sucumbir fueron "El Tigre", "El Mudo" y "El Caneco". Le siguió "El Quico" y , luego, "Dominguito" y, así, se fue extinguiendo el contingente humano de la profesión.

Al cabo de los años, apareció un hombre, de raza gitana, procedente de Granada que pululaba del Bar Buenavista" al "Bar Trevi". Un buen día se supo que marchó a su tierra y que no volvió más.

José Serrano 'Serranito', en plena faena de limpiar el calzado, en la calle Larga, en las mesas del Bar Vega. (Foto: A. Gaitán Fariñas).

Desde entonces, nada. Han faltado vocaciones. Porque, para ponerte de rodillas a darle al cepillo y dejar los zapatos de cada quisque como los chorros del oro hace falta vocación y entrega. El caso es que no han salido nuevos betuneros y la gente se conforma con las esponjitas que venden en los hipermercados o los aplicadores de crema --con lanolina-- que ni necesitan cepillar. Y al cabo del tiempo los zapatos tienen costra y se tiran. Porque el secreto bien guardado de los betuneros era poner crema y quitarla a fuerza de cepillo. Hoy, como el consejo autonómico es no limpiarse los zapatos y consumir productos andaluces, lo que comemos viene de Marruecos y los limpiabotas no existen. (Texto: Luis Suárez Ávila). Escrito  en el año 1994.

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En la puerta del Bar ‘Los 48’, hoy ‘La Solera’ en la calle Ganado., tramo comprendido entre Larga y Nevería, acera de la izquierda en dirección al Mercado de Abastos. De izquierda a derecha, José Pantoja Leal, José Pérez Camacho --tenía una barbería en la calle Larga, frente a la zapatería de Roque aproximadamente--; dos desconocidos; Mora, encargado del bar que, posteriormente, sería fotógrafo del R.C. Portuense; Victor Gimenez Benito; el que está delante es Antonio Pantoja Leal, tenía una droguería en esa misma calle, un poco más adelante, donde hoy está la de Roque.

«Junto al Hostal Loreto, ha estado abierto hasta hace escasas fechas el Restaurante ‘La Solera’ regentado por José Luis Jiménez Alcázar. A fines del XIX era una sombrerería. En 1908, cuando lo llevaban Gervasio Brañas y Antonio Muñoz Cordero, era una taberna llamada ‘El número 15’ (el de la calle). En los años 10 su especialidad era el amontillado Amoroso, el fino Quinta X, el fino Menesteo, la manzanilla La Palma y el Aperitivo Radium, al precio de 15 céntimos la ‘chica’ de fino.

A fines de los 30, tras estar algún tiempo bajo la dirección de Vicente García, pasó a llamarse ‘Los 48’, siendo su dueño Manuel García de Velasco y sus especialidades la manzanilla Los 48, la manzanilla pasada (amontillada) de la bodega de los hermanos González Rico, y el coñac Diplomático.

En los años 50 fue llevado por Benito Sacaluga, luego por Manuel Gil y luego hasta su jubilación por Manuel Moreno Simeón, hijo del antiguo propietario de la ‘Antigua de Cabo’. Y como no mencionar aquí a la madre de éste, Bella Simeón, una de las mejores cocineras que en El Puerto han sido, desde su primera juventud aficionada a tocar, y bien que tocaba, el piano. Luego lo regentarían, con escaso éxito, hasta hace unos años que lo ha estado llevando Jiménez Alcázar, que lo tiene en barbecho  dado que está gestionando en la actualidad ‘Pescados Capitales’ y la antigua ‘Casa Luis’, en la Ribera del Marisco». Texto: Enrique Pérez Fernández.

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Terrenos bodegueros de Campo de Guía, entre Valdés y Los Moros, el río y la Plaza de Toros. Vista parcial del plano levantado por los arquitectos Torcuato José Benjumeda y  Juan Daura. (Ilustración: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

El Puerto ciudad de misterios, de sombras y de leyendas, tiene una calle o mejor dicho un callejón que no existe, un callejón fantasma. Éste, bien podría ser el comienzo de cualquier novela ligada al relato fantástico imbricada con el género literario de terror, pero no es el caso.

‘En paralelo y perpendicular a la margen derecha del río Guadalete, en las inmediaciones de la que era a principios del siglo XIX  su desembocadura en la Bahía de Cádiz y en las cercanías de donde se encontraba la antigua ermita de Guía, se extiende el más singular de los ensanches urbanos de nuestro país: el polígono industrial bodeguero del Campo de Guía’.

Estas palabras del historiador portuense Javier Maldonado Rosso, director del Centro Municipal del Patrimonio Histórico de nuestra ciudad, lanzadas al aire en las Jornadas Europeas de Patrimonio celebradas en El Puerto en el año 2008, nos retrotrajeron a una publicación del también historiador y buen amigo Rafael Sánchez González, editada por la antigua Caja de Ahorros de Cádiz en 1987, en la que se hace una introducción pormenorizada al estudio del urbanismo portuense en la década comprendida entre los años 1828 - 1838 sobre el Ensanche del Campo de Guía.

Cargando botas en la calle de Los Moros.

En el capítulo cuarto de esa publicación, el profesor Sánchez González ilustra su investigación con la reproducción del plano topográfico del Campo de Guía que realizaron a instancias del Ayuntamiento en 1835 el arquitecto portuense Torcuato-José Benjumeda y el tarraconense Juan Daura, ambos ejercientes en la capital gaditana y Académicos de Mérito de la Real Academia de San Fernando. Siguiendo sus explicaciones y contemplando detenidamente el plano caemos en la cuenta de que existe un callejón sin salida poco, o muy poco conocido por el común de los porteños. Nos estamos refiriendo al callejón de San Diego.

Si reparan en la reproducción del plano que complementa este artículo cedido gentilmente por el Centro Municipal de Patrimonio Histórico, observarán que hacia el centro del tramo de la calle San Bartolomé comprendido entre la calle de los Moros y la calle Valdés se ubica un callejón oculto entre paredes bodegueras que como veremos más adelante nunca debió existir.

Jardines de acceso a los escritorios y demás dependencias de las Bodegas de Mora, hoy propiedad de Bodegas Osborne.

Vista actual del mismo espacio de acceso a Bodegas Osborne, por la calle Los Moros.

El Ayuntamiento de El Puerto toma en su momento la decisión de racionalizar toda la zona conocida como el Campo de Guía. Paraje en el que ya se habían construido algunas bodegas, como la de don Manuel Moreno de Mora, y otros ya habían echado los cimientos para su construcción, como era el caso de don Carlos Carrera, siguiendo la línea marcada con un anterior plano que más tarde se desechó proyectado por don Valentín del Río el 13 de septiembre de 1833. Ante esta medida ninguno de los dos propietarios va a quedar conforme con el propósito del Ayuntamiento, pues veían perjudicados sus intereses.

Sería largo y enrevesado de contar las discusiones que se mantuvieron para fijar las calles maestras que habrían de servir como guías para planificar adecuadamente el ensanche industrial perseguido, pero no podemos obviar lo acontecido sobre el callejón oculto al que nos referimos.

Escritorio, Sala de Muestras y de Referencias de las Bodegas de Mora, hoy de Osborne.

Observarán en el plano que el callejón de San Diego sigue su proyección hasta la calle Aurora en paralelo con la de los Moros, pero que éste se corta a mitad de una manzana de bodegas. Los arquitectos redactores del plan consideraron más sensato que la trama viaria se basara sobre dos calles maestras: la calle Valdés y la calle de los Moros pretendiendo con ello sin destruir las líneas cardinales del proyecto, conseguir una cierta uniformidad en todo el conjunto.

Por tal motivo fue rechazada la nueva calle que se alzó con el proyecto de 1833 ‘calle proyectada equivocadamente por el “aficionado” que hizo el plano primitivo, la cual acomete contra la bodega del Sr. Mora y debe cerrarse en la embocadura de la de San Bartolomé…’, según palabras textuales de los arquitectos; de la cual se puede decir que no tendría la categoría de calle, pues sería un callejón formado entre dos edificios que presentaría además muchos inconvenientes. Pensaron en cambio que podría ser utilizada como comunicación interior por las bodegas ya edificadas y las que estaban edificándose en esos momentos, ya que su espacio aunque estrecho podría servir para desahogo, luz y ventilación de los edificios.

Vista aérea de la Bodega de Mora y el patio del Magnolio. Al fondo, sin desarrollar urbanísticamente Valdés y la zona de la Avda. de la Constitución y Crevillet. A la izquierda podemos observar la chimenea de la desaparecida fábrica de botellas VIPA.

Se razonaba entre otras consideraciones que “al quedar como callejón sería una zona propicia para el robo, y al estar al mismo tiempo habilitada como lugar de trabajaderos con un alto índice de combustibilidad se podrían causar importantes daños dado un fuego, que no sólo arruinaría a todos los dueños, sino que también produciría la infelicidad de multitud de familias que dependían de unos establecimientos tan poderosos que constituían la mayor parte de la riqueza de la ciudad.”

Interior de la Bodega de Mora, imagen de una antigua postal coloreada.

Finalmente se decidió que se cerrara con una portada por la calle San Bartolomé de la cual había de tener cada uno de los interesados una llave para cuando les fuese necesario, quedando en la obligación que en las horas de la noche tendría que estar cerrada para evitar los perjuicios que en otro caso pudieran ocasionarse no sólo a las bodegas sino al público en general.

El Campo de Guía, en un proyecto anterior a la construcción de las bodegas, previsto para lugar de entrenamiento de tropas militares, que no se llegó a ejecutar. Vemos la calle de los Moros, perpendicular al río con palacios, hospitales y residencias. Archivo Militar de Segovia. (Colección J.M.M.)

Como habrán podido comprobar, El Puerto ciudad de misterios, de sombras y de leyendas tiene un callejón que nació torcido cuyo espíritu permanece escondido entre cuatro paredes con olor a vinaza. (Texto: Manolo Morillo).

26

Juan Melgarejo Osborne nace en Madrid en el número 34 de la calle Fortuny, el 6 de septiembre de 1923, quinto hijo de los 15 que tuvo el matrimonio formado por Rafael Melgarejo Tordesillas, duque de San Fernando de Quiroga y Amparo Osborne Vázquez. Fueron alcaldes de El Puerto ese año, desde el 31 de enero Luis Portillo de Pineda y desde el 1 de octubre hasta el 29 de abril del año siguiente, Sebastián Péndola y Soto.

«En 1927 la Revista Portuense publica un editorial titulado ‘Protesta’ realizada ‘por la ausencia casi absoluta de concejales en los Divinos Oficios’, extendiéndose el articulista en diversas consideraciones que justifican el título del editorial, indicando ser comprensivo con la actitud de aquellos munícipes que no comulgan con los principios y doctrina de la religión católica, encontrando incomprensible e injustificable, sin embargo, la actitud de aquellos otros que se enorgullecen llamándose católicos, volviendo la espalda a lo que considera inexcusables deberes con el pretexto de que quien preside la Corporación no pertenece a su bandería política, actitud ‘a todas luces censurable y digno, como lo ha sido ahora, de la protesta unánime de El Puerto de Santa María’» Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía.

LA GUERRA CIVIL.
Su padre, de origen manchego, murió asesinado el 8 de septiembre de 1936, cuando  Juan Melgarejo contaba con apenas trece años recién cumplidos. Su madre se hizo cargo de los once hijos menores, dado que los dos mayores, Rafael y Jaime, estaban en el frente de guerra y los pequeños Enrique y Amparo, murieron siendo pequeños. Tras conseguir llegar a Villanueva de los Infantes (Ciudad Real),  cruzaron la península hasta Valencia donde, tras una intensa labor diplomática con la embajada inglesa y, dado que los Osborne eran de origen inglés:  el abuelo de Juan, Roberto Osborne Guezala (copropietario de Bodegas Osborne y fundador de La Cruz del Campo, hijo de Tomás Osborne Bölh de Faber) pudieron tomar un barco inglés con destino a Gibraltar. Allí serían recogidos por los hermanos de Amparo Osborne para dirigirse a Sevilla, donde residirían hasta finalizar la contienda civil. (En la imagen de la izquierda, Roberto Osborne Guezala).

Plaza de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real).

POSGUERRA.
Finalizada la guerra, la familia Melgarejo Osborne anduvo repartida entre Madrid, La Mancha y Andalucía. En la capital de España se quedaría la mayoría de los hermanos Melgarejo Osborne, junto a su madre. En La Mancha tenían fincas heredadas de su padre, que fueron repartidas entre los hermanos, dedicándose éstos a su exploación. Juan junto a sus hermanos Carlos y Sofía, se trasladaron a Sevilla. Carlos marcharía a vivir con su tío Juan Vázquez y Sofía y Juan a casa de su abuelo, Roberto Osborne Guezala.

EL PUERTO.
Los viajes de Sevilla a El Puerto eran habituales. En la capital andaluza tenían el negocio familiar, La Cruz del Campo, así como a parte de la familia materna. En nuestra Ciudad, además de contar con numerosa familia, dado que el resto de los primos Osborne se habían asentado en El Puerto en torno a las Bodegas Osborne, su abuelo Roberto tenía una finca, Vistahermosa, con la casa de verano, conocida como la Casa Grande.

Salida de la ceremonia de boda, celebrada en la Prioral en septiembre de 1952

Juan contrajo matrimonio en la Iglesia Mayor Prioral el 30 de septiembre de 1952 con casándose con su prima Magdalena Osborne Jiménez. Curiosamente sus hijos: Juan, María Magdalena (Malen), Aurora, María Victoria (Mavi) y Patricio (Patri), llevarían los mismos apellidos que él.

Sus hijos. Juan, María Magdalena, Aurora, María Victoria y Patricio.

Tras una corta estancia en La Mancha, el matrimonio se traslada definitivamente a El Puerto de Santa María, viviendo primero en la calle Santa Lucía, luego en Crevillet y más tarde en Vistahermosa, dedicándose a negocios agrícolas para, mas tarde diversificarse en otros de orden turístico, automoción y representaciones bodegueras y la cerveza de la familia: La Cruz del Campo.

Publicidad en ABC en los años sesenta del siglo pasado.

EL CANGREJO ROJO.
Nuestro protagonista participó activamente en 1963 junto al belga Rudolf van Moerkerke y José Luis Ybarra en la creación de ‘El Cangrejo Rojo’, Club de Vacaciones pionero en la atracción de turistas belgas a nuestra Ciudad que más tarde pasaría a manos de una sociedad holandesa. Los primeros extranjeros los trajo el touroperador belga Sunair y el inglés Lon Poly; los intentos con el touroperador alemán Hetzel Reisen no cuajan --por la proximidad de la Base de Rota y los muelles industriales en el arco de la Bahía-- que marchan a Matalascañas (Huelva). Más tarde el Club se especializaría en turismo francés, cambiando de denominación hasta tres veces: Club Mediterráneo, Club Aquarius y Club Med. Este club que como se puede apreciera tuvo una gran importancia en el desarrollo del turismo internacional al inicio de la década de los sesenta del siglo pasado, motivó a  que Juan se decidiera por aprender francés.

Zona de piscinas, solarium y bungalows al principio del Cangrejo Rojo.

Como anécdota, siempre contaba que, para lo que mas le sirvió fue para ayudar a unos turistas franceses que buscaban el ‘Club Mediterránee’ y le preguntaron a un camarero de la Confitería ‘La Perlita’ del Centro Comercial Vistahermosa. Resultó que aquel camarero le indicó a los turistas como llegar a la Base de Rota suponiendo que serían americanos. Juan, que estaba allí merendando con sus nietos, se levantó de un salto de la silla para poner en práctica lo que aprendió en aquellos cursos de idiomas y así pudo ayudar a aquellos turistas despistados e indicarles que tomasen la Avenida Eduardo y Felipe Osborne, dirección al Club Med y no la carretera de Rota.

Vista aérea actual del que fuera Club Mediterráneo. (Foto: Jorge Roa).

Vista de Vistahermosa y Fuerte Ciudad, las murallas y el Cuartel de la Guardia Civil existente el 19 de junio de 1970, fecha de la instantánea.

VISTAHERMOSA.
Juan Melgarejo dedicó toda su vida, desde el inicio de Vistahermosa, para conseguir impulsar esta idea y llegar a  hacer realidad su sueño y el de los suyos. Fue su madre, Amparo Osborne, la que le propuso ‘hacer algo’ en Vistahermosa. Esta finca había sido repartida entre varios de los hermanos Osborne Vázquez, quedándose Amparo con la finca ‘La Misericordia’ y varias parcelas; Roberto con ‘Los Arcos’; y Eduardo y Felipe con la Casa Grande y otros terrenos adyacentes. Fueron éstos los que, junto a su sobrino Juan, decidieron crear la mejor Urbanización de España. Y lo consiguieron: en 1985, la revista ‘Ciudadano’ elegían a Vistahermosa (tramo de la playa de Santa Catalina), como ‘la más elegante de España’ dada la urbanización que la sustentaba.

Eduardo y Felipe Osborne Vázquez, con cuyos nombres está rotulada la avenida de acceso principal a la Urbanización Vistahermosa.

Tras comprar algunas fincas colindantes, se comenzó a construir el Club ‘El Buzo’ y dos bloques de apartamentos. Comenzaron a vender parcelas y los nuevos propietarios comenzaron a construir las primeras casas. Y, lo que en un principio fue una urbanización donde la mayoría de sus vecinos eran familiares y amigos de la familia Osborne, llegaría a ser una de las mejores urbanizaciones de España, por su privilegiada y estratégica situación, belleza y servicios, conocida en todo el país, que sirve como referencia como lugar agradable y completo para vivir.

Club El Buzo, cesped de piscinas. 18 de agosto de 1971. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

No es de extrañar que las grandes compañías extranjeras de automoción y recambios, instaladas en la Bahía de Cádiz, contemplaban entre los valores para instalarse en esta zona, la existencia de una urbanización como la de Vistahermosa, como lugar de residencia para sus directivos que buscaban viviendas de alto nivel en una zona exclusiva como la que nos referimos. Luego vendría en 1975, Vistahermosa Club de Golf. Tras abandonar los negocios agrícolas, nuestro protagonista ocuparía, durante muchos años, la presidencia del Club y de la Comunidad de Propietarios.

En una comida con trabajadores del Depósito de Cruzcampo en El Puerto, a la derecha en primer término, Péculo y a continuación Martínez de Murga.

La gestión de Vistahermosa la compaginaría con algunos negocios de coches: concesionario de Wolsvagen en el desaparecido taller de Gomanos, a la entrada de Pozos Dulces donde se asoció con su primo el Conde de Osborne, Tomás Osborne Vázquez, así como la distribución de La Cruz del Campo y los productos de Osborne en nuestra Ciudad, en el conocido ‘Depósito de la Cruz Campo’ que actualmente continúan regentando sus hijos bajo la firma de ‘Herederos de Juan Melgarejo Osborne’.

De izquierda a derecha, Alfonso X, 'el Sabio'; Sancho IV, 'el Bravo'; Fernando IV, 'el Emplazado'; Alfonso XI, 'el Justiciero' y Pedro I, 'el Cruel', ancestros de Juan Melgarejo.

GENEALOGÍA.
Juan Melgarejo Osborne tiene línea directa de descendencia del rey Alfonso X ‘el Sabio’, fundador de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad y Gran Puerto de Santa María, en el año 1281 de la era cristiana (1319 de la era española), municipio del  que sería alcalde entre 1969 y 1971.

01. Alfonso X ‘el Sabio’, rey de Castilla y León oo Violante de Aragón
02. Sancho IV ‘el Bravo’, rey de Castilla y León oo María de Molina
03. Fernando IV ‘el Emplazado’, rey de Castilla oo Constanza de Portugal
04. Alfonso XI ‘el Justiciero’, rey de Castilla oo María de Portugal
05. Pedro I ‘el Cruel’, rey de Castilla oo Isabel de Sandoval
06. Diego de Castilla y Sandoval oo Isabel de Salazar
07. Pedro de Castilla y Salazar ‘el Viejo’ oo Beatriz de Fonseca y Ulloa
08. Pedro de Castilla y Fonseca con Juana de Portugal, reina de Castilla
09. Andrés de Castilla y Portugal ‘el Apostólico’ oo Mencía (o María) Quiñones
10. Alonso Castilla-Portugal y Quiñones oo Juana de Mendoza y Laguna.
11. Apóstol Castilla-Portugal y Mendoza oo Francisca de Zúñiga y Valdés.
12. Melchor Castilla-Portugal y Zúñiga oo Antonia Guerrero.
13. Juan Antonio Castilla-Portugal y Guerrero oo María López de Villaseñor.
14. José Castilla-Portugal y Villaseñor oo Juana Álvarez.
15. José Enrique Castilla-Portugal y Álvarez oo Carmen Baíllo y Cevallos.
16. Nicolás Melgarejo Melgarejo oo Micalea Castilla Portugal y Baíllo.
17. José María Melgarejo y Enseña oo Rosario Melgarejo y Castilla-Portugal.
18. Nicolás Melgarejo Melgarejo oo Sofía de Tordesillas y Fernández-Casariego.
19. Rafael Melgarejo Tordesillas oo Amparo Osborne Vázquez.
20. Juan Melgarejo Osborne oo Magdalena Osborne Jiménez.

Busto de Alfonso X 'el Sabio', obra del escultor Javier Tejada, que se exhibe delante de una de las fachadas del Castillo de San Marcos. (Foto: J.M.M.)

ALCALDE, DESCENDIENTE DEL REY.
El destino quiso que Juan fuera, a sus 46 años, alcalde de una Ciudad que fue reconquistada siete siglos atrás por su antepasado Alfonso X el Sabio. Veinte generaciones separan a Juan Melgarejo del rey Sabio. Del rey al alcalde, 688 años después,

El 25 de junio de 1969, --faltaba poco para que el hombre pisara por primera vez la Luna--, Juan Melgarejo Osborne tomaba posesión como alcalde de El Puerto de Santa María, tras jurar su cargo en el Salón de Plenos ante el gobernador civil, Julio Rico de Sanz.

El gobernador civil, Julio Rico de Sanz, le hace entrega del bastón de mando al ya nuevo alcalde, Juan Melgarejo Osborne. (Foto: Juman. Archivo Municipal).

A las seis de la tarde se formaba la presidencia del acto, con el gobernador civil al frente, al que acompañaban el almirante jefe de la Base Naval de Rota, Manuel González Ramos-Izquierdo;  presidente de la Diputación Provincial, Fernando Portillo Sharfhausen; alcalde de Cádiz, Jerónimo Almagro Montes de Oca; Ayudante de Marina, Cayetano Román Andrade; procuradores en Cortes, Baldomero García García y José Martínez Romero; delegado provincial del Ministerio de Vivienda, Moisés Arrimadas Esteban; comisario jefe de Policía de la Ciudad, Victor López Sainz y el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, Teodoro Castro Cano.

Entre el público asistente a la toma de posesión, vemos en primera fila, de izquierda a derecha al corresponsal de prensa Manuel Carrasco de la Bandera, desconocido, el corredor de comercio Fernando Monguió Becher, el fotógrafo Monclova, el ordennza municipal y camarógrafo José Valiente Moreno, Joaquín Calero Muñoz, y desconocidos. Detrás, al centro, vemos al capellán de la Ciudad, Anastasio Pérez de Andrés y al que, al final de la década de los setenta, sería alcalde, Javier Merello Gaztelu. (Foto: Juman. Archivo Municipal).

Otras representaciones fueron el presidente de la Audiencia Provincial, Rafael Cano Gardoqui; arcipreste de la Ciudad, Manuel Salido Gutiérrez; juez de Instrucción de El Puerto, Conrado Gallardo Roch; el delegado provincial de Obras Públicas, Carmelo de Cirión Eucarina; el Delegado de Educación y Ciencia, Antonio Palomo Ruiz; Delegado del Instituto Social de la Marina, Gerardo Harguindey Baoet; los alcaldes de Puerto Real y Chipiona, Alfonso López Martínez y Cesar Florido Cotro; Primer Teniente de Alcalde del ayuntamiento de Jerez, Javier López de Carrizosa Eizaguirre, en representación del alcalde ausente en Madrid.

En una visita a un taller de Imprenta, Juan Melgarejo Osborne, Francisco Javier Merello Gaztelu, concejal, y Vaca.

En su discurso de toma de posesión, lanzaba este mensaje a la ciudadanía: «También fuera de esta Casa Consistorial, fuera de esas autoridades y jerarquías a las que he aludido, quiero, aprovechando esta pública ocasión para demandar, como demando muy de veras a todos los portuenses, sin excluir a ninguno, a fin de que no oculten sus opiniones ni sus pareceres ante los problemas municipales, exponiéndolos con toda sinceridad seguros de que las puertas del despacho de la Alcaldía estarán siempre abiertas para quienes con el corazón en la mano, sin dobleces ni reservas de pensamientos, vengan a prestar, como un miembro más de la gran familia portuense, todo cuanto crean es lo mejor para el bien de todos, dejando a un lado la crítica oculta y demoledora y acogiéndose a una crítica abierta y constructiva que siempre será de agradecer».

Visita del Gobernador Civil de la Provincia al Hospital Municipal de San Juan de Dios, donde se inauguró la Sala de Maternidad. En primera fila, de izquierda a derecha, Juan Melgarejo Osborne, alcalde de la Ciudad; Luis Nozal López, Gobernador Civil y una Hermana de la Caridad desconocida; detrás, a la izquierda, Fernando Arjona Cía, concejal del Ayuntamiento y el médico José Joaquín Muñoz Bela; a la izquierda hermana desconocida, un médico desconocido, Ponce, y detrás Rábago, Juan de la Lastra, Carlos del Poyo y otros señores entre los que se encuentra el ginecólogo Francisco Viseras Alcolea. 27 de julio de 1970. (Foto: Juman. Archivo Municipal).

En la puesta de la primera piedra de una promoción de pisos del Patronato de la Vivienda. Le acompaña el ex alcalde Luis Caballero, el comisario Victor López Sainz y el concejal Manuel Rebollo Lainez. (Foto: Archivo Municipal).

Pedía a Dios y a la Virgen, «Nos de a todos y en todo momento la serenidad y la claridad de juicios, el sentido de la justicia, el conocimiento del deber, la conciencia de la responsabilidad, la fuerza ante la contingencia, la dureza cuando el bien común la reclame, la blandura cuando la caridad la imponga, el equilibrio en las decisiones, el sacrificio de unos pocos si para el bien de todos es necesario y, sobre todo y mas que nada, un sentimiento profundo de hermandad, de solera cristiana que nos permita saltar todas las barreras de los convencionalismos y de los intereses creados, para estar prestos y ligeros a cumplir con el deber de cada día, de cada hora y de cada minuto».

Entrega de Premios en la Feria de Primavera. De izquierda a derecha, el almirante Javier Elizalde, Juan Melgarejo, Juan Ignacio Varela Gilabert, el comisario Victor López Sainz, dos desconocidos y Juan de la Lastra y Terry. Detrás de pie, Rafael Morrito, al micrófono conduciendo el acto. 11 de mayo de 1970. (Foto: Archivo Municipal).

Melgarejo no ocupó la Jefatura Local del Movimiento que, en un acto posterior  juraría el porteño y también concejal, Juan Ignacio Varela Gilabert. Durante su mandato en la Alcaldía siempre recordaría la, --para aquel tiempo de escasez económica de los ayuntamientos-- , hazaña de restaurar la Plaza de Toros, cuando El Puerto era un clamor y deseaba ver triunfar al torero José Luis Galloso en su plaza. Aquella espera, recordaba nuestro protagonista, mereció la pena y aquella obra no solo de restauración sino también de consolidación, fue un premio para una ciudad por él tan querida.

En la Cruz Roja, durante la clausura de un Curso. De izquierda a derecha, Victor López Saiz, comisario de Policía; José Joaquín Muñoz Bela, médico y presidente de la Asamblea Local de dicho organismo humanitario; Juan Melgarejo; Cayetano Román Andrade, Ayudante de Marina;  Cristina Cologan Ponte Sra. de Ignacio Osborne Vázquez y Matilde Manzanera, Sra de Muñoz Bela. (Foto: Archivo Municipal).

Antes de ser alcalde fue concejal del ayuntamiento y teniente de alcalde, tomando posesión el 5 de febrero de 1961, con Luis Portillo Ruiz al que sustituyó y que no estuvo en su toma de posesión por prescripción facultativa al encontrarse enfermo. El Puerto tenía en el año 1970 la mitad de la población actual: 42.111 habitantes.

Juan Melgarejo, a la izquierda, acompañando al alcalde de la Ciudad, entonces Luis Portillo Ruiz, en una audiencia concedida por el anterior Jefe de Estado, el general Francisco Franco.

PORTUENSE HASTA EL FINAL.
Javier Oña Sevilla fue el médico que le atendió hasta su último aliento. Si bien le sugirieron se desplazara a un centro especializado para que le atendieran de ‘esa’ traicionera enfermedad, no quiso oír hablar de ello. Su médico fue Javier Oña y su Ciudad, El Puerto. Murió el 6 de octubre de 1994.

Juan Melgarejo y Magdalena Osborne con parte de sus nietos. De izquierda a derecha,  Mauricio Grandes Melgarejo, Jesus Grandes Melgarejo, Pablo Grandes Melgarejo, Juan Melgarejo Osborne, Alejandra Estevez Melgarejo, Juan Manuel Melgarejo Molina, Magdalena Osborne Jimenez,  Paula Melgarejo Molina.

Juan Melgarejo Osborne, fue un amante de su familia, un hombre valiente y un caballero, que no dudaba en hacer frente a cualquier injusticia, viniera de donde viniera. Generoso, buen amigo, colaborador de muchas causas, muchas de ellas en silencio, fiel a sus principios, amaba a El Puerto por encima de muchas cosas y, su peculiar carcajada hacía que, hasta el rostro más serio tuviera que sonreír.

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