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Publicidad en Diario de Cádiz, año 1894, en el que se cita a José F. Piury, como representante en El Puerto de la firma que efectuaba 'redenciones en metálico', es decir libraba a los reclutas de ir a la guerra. /Imagen: Diario de Cádiz.

Jose F. Piury Palmar, nació en Gibraltar en 1844 y falleció en El Puerto en 1902. Era tenedor de libros, aunque ignoramos la empresa en la que trabajaba, así como representante de la Casa Mompó Hermanos y Compañía, con sede en Valencia, dedicada a la ‘redención en metálico’ dedicada a exonerar a los quintos que no tenían dinero para librarse del servicio militar obligatorio y con posibilidades de ir a alguna de las guerras en las que estaba inmerso nuestro país.

Bodega de Piury. /Foto Justino Castroverde.

La fecha mas antigua en la que tenemos localizado a nuestro protagonista en nuestra Ciudad es 1883. Vivía entonces en calle Palacios 46, aunque posteriormente se trasladó a la calle Cielos y después a Santo Domingo, 21. Estaba casado con una compatriota ‘llanita’, Virginia Dagnino y tenía siete hijos, uno de los cuales  sería posteriormente alcalde de la ciudad, concretamente Ernesto Piury Dagnino, en la segunda década del siglo pasado: entre abril de 1918 y enero de 1920.

PIURY & CÍA.
José F. Piury se inició a los negocios de vinatería, teniendo referencia de ello en 1900, fecha en la que hemos recogido noticias suyas como criador-exportador en la Revista Portuense. Pero sería su hijo Ernesto el que, con la sociedad Piury & Cia. consolidaría el negocio de exportación de vinos, siendo sus marcas más destacadas las manzanillas ‘La Concha’ y ‘Fátima’, el amontillado ‘Continental’ y un moscatel quinado de nombre ‘Vincitor’.  Casó con Joaquina Heras Pico, hija del teniente de navío Juan Manuel Heras y sobrina del vinatero Manuel Pico.

Nos reservamos la información de uno de sus nietos, José Piury Quesada un personaje muy interesante con cuyo nombre fue rotulada la calle Alquiladores, del que publicaremos una nótula en estas páginas.

LA REDENCIÓN EN METÁLICO.
La redención a metálico es una fórmula legal muy usada a fines del siglo XIX y principios del XX por la que los soldados de cupo, es decir todos los varones entre los 18 y los 25 años, que debían de servir obligatoriamente en el ejército pudieran eludir dicho servicio pagando una cantidad --rescate-- estipulada al efecto. En las fechas a la que se refiere el recorte de Diario de Cádiz --1894-- la cantidad ascendía a 1.500 pesetas, una cifra difícilmente alcanzable para la mayoría de las familias.

Soldados ante el cuartel de la Plaza del Polvorista, hoy Teatro Municipal y viviendas de trabajadores de Osborne. /Imagen cedida por Doña Ángeles Zamorano, a través del Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Dada la situación de conflicto bélico que se daban en las colonias de Ultramar, primero y en Africa, después, resultaba más que arriesgado cumplir el servicio militar obligatorio por lo que  aquellos que no disponían de una suma tan respetable como la que hemos citado,  buscasen fórmulas como la del anuncio para poder solucionar el problema. Los que podían alegar defectos físicos o algunos de los diversos motivos que le eximieran de la obligación se apresuraban a hacerlo, pendientes de la decisión del tribunal al respecto. Otras familias vendían parte de su patrimonio para obtener la cifra del rescate y evitar que su hijo fuese a las colonias, bien es cierto que era solo una posibilidad entre otras de ir destinado a la Península, en un destino relativamente más tranquilo o, incluso, librarse totalmente, en un popular sorteo que se celebraba cada reemplazo, para el que se asignaba a cada mozo un número.

Recibo de redención en metálico, por importe de 1500 pesetas.

Podemos imaginar las irregularidades y chanchullos que habría en el mismo, considerando la trascendencia del resultado, del que, en ocasiones, dependería la vida o la muerte de cualquiera de esos centenares de jóvenes en cada quinta. Cuando eran convocados, todos debían acudir en primera instancia, tallándose y siendo declarado apto o no apto para el servicio.

Después venía la posibilidad de gestionar el rescate, entregando el certificado redimidor y, posteriormente, en función del número de quintos y las previsiones realizadas por los mandos militares que determinaban si existía exceso de cupo o no, se realizaba el sorteo que libraría a algunos y señalaría, igualmente el destino final de los admitidos. Podía pasar, como en el caso de mi tío abuelo Guillermo Palomino Cabe que, habiendo la familia malvendido una casa de su propiedad --concretamente,ente la conocida como ‘Casa del Reloj’ en la esquina de Cruces y San Sebastian-- para poder atender la redención del mozo, hijo único varón, salió exento de servicio en el sorteo. Lógicamente, el grueso de la tropa estaba formado por los menos pudientes. /Volatina publicitaria sobre la redención en metálico, en este caso a un coste menor.

Entre los datos que manejé al identificar a un centenar de paisanos, repatriados de la Guerra de Cuba, figuraba el de sus domicilios. Confirma esta presunción apuntada que la gran mayoría de estos soldados retornados a España tras el desastre vivían en Cruces, Zarza, Espelete, Rosa, Santa Clara...etc. Tan solo uno de los 125 contrastados vivía en la calle Larga, y otro en Palacio, un par de ellos en Nevería y otros tantos en Misericordia... en fin, claramente se percibe que la extracción social de estos sufridores no era precisamente de las clases altas.

En la imagen de la izquierda, listado de mozos de El Puerto en los que figuran los que habían pagado el rescate el metálico, señalados con una 'R'. Archivo Histórico Municipal. /Reproducción: A.G.R.

En la reproducción del listado de los mozos de El Puerto de Santa María del reemplazo de 1894 puede verse claramente los que han pagado el rescate, los que gozan de la redención a metálico, pues tienen situado a la derecha de sus filiación una "R". Vemos apellidos de clase media y un personaje referenciado en una de las nótulas: Ordoñez Garabito --con nótula núm. 876 en GdP-- entre los diez afortunados redentos de los 35 que componían esa ‘quinta’. Y en el margen izquierdo, figura el número con el que participaran en el sorteo que era público y muy popular, celebrándose en ciudad cabecera de la demarcación del reclutamiento, en este caso en Cádiz. (Textos: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

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El pasado viernes 24 de marzo se presento en la Sala Museo Hospitalito el libro “La Huella de Al-Ándalus en El Puerto de Santa María, Cádiz”, escrito por Juan José López Amador, técnico del Museo Municipal, José Antonio Ruiz Gil, profesor de Prehistoria de la Universidad de Cádiz y Francisco Giles Pacheco, Director del Museo Municipal desde el año 1982 a 2008, hoy jubilado.

El libro viene a ser un instrumento en manos de quien pretenda conocer más sobre el pasado de nuestra ciudad. Un pasado muy concreto, donde se habla de los tiempos, y las personas que vivieron siguiendo el modo de vida islámico. El Islam no sólo significó una nueva religión, sino un nuevo idioma y una nueva cultura. Esta cultura dejó su impronta en nuestra tierra, una impronta material que los autores pretenden acercar con este libro a todos aquellos que nos visitan con curiosidad e interés en la cultura andalusí, así como a los propios porteños.

Los autores han pretendido hacer algo más que una guía de un Museo. En este sentido, el lector encontrará no sólo las referencias pertinentes a los objetos exhibidos en la Sala Hospitalito, sino una recopilación de la información generada en estos años de excavaciones y prospecciones en la Ciudad y  su término municipal. López Amador, Ruiz Gil y Giles Pacheco han querido presentar no sólo objetos humildes y de uso cotidiano que se pueden ver en las vitrinas, sino también aquellos espacios geográficos en los que fueron hallados originalmente.

En primer lugar el paisaje urbano de nuestra ciudad, donde la Arqueología descubre desde hace algunos años una buena parte de ese patrimonio cultural que nos transporta a los tiempos medievales y del Islam. Como no, hacen referencia expresa al castillo de San Marcos, el Monumento histórico más antiguo de la ciudad, visita obligada para el paseante, donde lo más notorio de la cultura islámica, la mezquita, se entremezcla con la reconstrucción de Alfonso X el Sabio, el monarca castellano-leonés fundador de la ciudad.

EL PUERTO DE LA ÉPOCA.

El lector tendrá ocasión de ir de la mano de la lectura de algunos párrafos, escritos si no por el propio rey, al menos a su cuidado, que nos ayudarán a imaginarnos cómo era lo que hoy es El Puerto de Santa María, incluso los alrededores que conforman su paisaje más o menos rural. Nos aproximaremos a las pequeñas aldeas que se ubicaban en los alrededores, de donde proceden algunos objetos expuestos en este libro, pero que fundamentalmente  interesa que el visitante curioso valore como parte del Patrimonio Cultural que la localidad posee hoy día.

Lo autores han procurado hacer un texto accesible a todos los públicos, sin huir de una exposición de contenidos amplia y certera. Esto puede hacer que en algunos momentos la lectura se nos haga algo pesada. Aunque está hecho para no leer el volumen de corrido, sino en las dosis que cada uno crea conveniente conforme visitan la Sala Hospitalito, la Ciudad y el campo. Y no necesariamente por ese orden. El libro se divide en cuatro partes que mantienen un orden entre sí, pero es preferible que cada lector haga la composición más adecuada a sus intereses. Pronto estará en algunas librerías de la ciudad.

Vista aérea del Castillo de San Marcos, a la izquierda la Cátedra Alfonso X de Estudios Alfonsíes. A la derecha, la Plaza del Castillo.

Un momento de la presentación en la Sala Hospitalito, durante la intervención del Técnico del Museo Municipal, Juan José López Amador.

PATROCINADORES.

Hay que decirlo en estos tiempos donde la cultura no cotiza y los mecenas son escasos: Además del Ayuntamiento de nuestra Ciudad, han colaborado en la edición: Esperanza Castilla Gutiérrez, Luis Caballero Florido, del Grupo Caballero. Carlos Salvadores Fuentes, del hotel Palacio San Bartolomé yDarío Quiles Sánchez, de Caja Inmaculada.

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Jesús Redondo Abuín, gallego de la Parroquia de Asados, Ayuntamiento de Rianxo, Partido de Padrón, (La Coruña), nació a las cinco de la madrugada de 12 de marzo de 1939. Dejó su casa con 17 años, siempre implicado en la lucha política obrera en la clandestinidad y luego abiertamente: emigrado a Francia, Bélgica, refugiado de la ONU y protegido en Moscú por el Partido Comunista, conoció España también a través de sus cárceles como preso político con sendas condenas de 3 y 8 años de privación de libertad, que no cumpliría completas: "Fueron 3.000 días y 3.000 noches entre recuento y recuento y entre traslado y traslado. Y estas las cárceles de mi peregrinaje: Barranco Seco, Cádiz, Puerto de Santa María, Córdoba, Jaén, Carabanchel, Calatayud, Soria, Segovia, Coruña y A Parda". En 1968, en los sucesos de Sardinas del Norte (Canarias), recibió un tiro en la pierna tras la dura represión de las fuerzas de seguridad de la dictadura.

En el Penal de El Puerto Jesús trabaría conocimiento con Marta Marroquín Travieso, militante comunista que llevaba alimentos, apoyo y conversación a los presos políticos, con quien acabaría formando una familia. No sería hasta 3 años después, en Segovia, donde se conocerían, antes solo se limitó en el Penal del Puerto a hacereles saber a la dirección, que Jesús era un ser con identidad propia, no un número. Ambos viven en Galicia, unieron sus vidas el 10 de marzo de 1975, tienen un hijo, aunque regresan a El Puerto en alguna ocasión. Este es su relato:

Jesús Redondo Abuín, Juanín y Gerardo Iglesias en la cárcel de Segovia. El día de la Merced, festividad de Institutciones Penitenciarias, se autorizaban hacer fotografías.

Esto viví en el viejo Penal del Puerto de Santa María entre el 30 de abril de 1970 y el 6 de diciembre de 1971.

Lo peor que puede pasarle a un pueblo es que le arrebaten la libertad. Fue lo que nos pasó aquí de aquella. Lo que no dejó de pasarnos en cuatro interminables décadas. Longa noite de pedra le llamó a aquello Celso Emilio Ferreiro. Y en cuatro palabras lo dijo todo enteramente. La humedad del mundo cabía en ellas. La humedad entera. Cuatro décadas de muerte, cárcel, destierro. O en el orden que lo dijera Rafael Alberti, el camarada Rafael: destierro cárcel, muerte. No es hora de vindicación. Lo sé. Tampoco de silencio. Hay que recordar. Recordar. Y recordar. Recordar sin ira. Pero recordar. Para que no se repita aquello jamás.

Antigua fachada principal del Penal de El Puerto.

Quedarse sin libertad es lo peor que a un pueblo le puede suceder. Lo peor que puede sucederle a una persona es que la empareden. Que eso es lo que eran los presidios de aquella: paredes, paredes, paredes. Paredes y aniquilamiento. El régimen franquista fue el más inmoral y despiadado de la historia. De toda la historia. Segó un millón de vidas para poder vencer. Pero no enterraron muertos sino simiente. Como Castelao dijera. No logró convencer. No podía ser. Don Miguel de Unamuno ya se lo advirtiera. La tortura estaba al orden del día. Sus penitenciarías eran la prolongación de sus comisarías. No hay más que recordar los nombres de los tres energúmenos que estaban de aquella al frente de cada uno de los tres argumentos fundamentales de la política del que decía que él no se metía en política para no meterse en líos: Camilo Alonso Vega, Ministro de Gobernación; Antonio de Uriol y Urquijo, Ministro de Justicia y Jesús González del Hierro, Director General de Prisiones.

MATADERO DE HOMBRES.
Y lo peor que podía pasarle de aquella a un preso era ir a dar con sus huesos al penal del Puerto. Al viejo y tristemente célebre penal del Puerto. Era un matadero de hombres. Todo allí estaba concebido para el exterminio físico y psíquico. Llegaba la conducción, la metían en un recinto lóbrego, y lo primero que se oía era un ¡firmes! intimidatorio, emitido a pleno pulmón por el Jefe de Servicios de Turno (el del 30 de abril de 1970 era uno que le llamaban La Calva) y acto seguido vociferaba con voz forzada: Llegaron ustedes al penal del Puerto, ¿entendido? Van a cruzar tres patios antes de llegar al celular y van a ir en fila india sin intercambiar ni una mirada ni una palabra con nadie, así vean a un hermano, ¿entendido? Pues, andando. Y la fila india cruzaba los tres patios flanqueada por funcionarios con cara de mármol. /En la imagen de la izquierda, galería de celdas.

DESNUDOS Y VIOLENTADOS.
Al llegar al celular estaba esperando la plantilla de aquel departamento, con su jefe al frente, quien recibía en posición disciplinada las órdenes que le daba el Jefe de Servicios, y éste regresaba a su despacho. Y el poder absoluto en aquel ámbito pasaba a residir en los funcionarios allí destinados, en este orden jerárquico: jefe del departamento, resto de funcionarios y el preso de confianza llamado cabo. Y en plan bárbaro el jefe de departamento ordenaba: ¡firmes!, desnúdense uno a uno y vayan pasando conforme les vayan llamando para ser cacheados. El cacheo consistía en dar botes en cuclillas y terminaba con una insoportable colonoscopia digital, practicada por el propio preso/cabo, por si se llevaba alojado en el colon algún objeto o sustancia ilegal. A continuación se chapaba a los cacheados en celdas intercaladas. Para aislar bien aislado.

Con Marcelino Camacho, en un encuentro sindical en Canarias.

NEGATIVA Y CELDA DE REDUCCIÓN.
Cuando me tocó el turno me negué a pasar por aquello con mis mejores maneras. De poco me sirvieron las buenas maneras. Tuve que terminar siendo tajante: para hacerme eso tienen que atarme, les dije. El funcionario jefe de departamento montó en cólera y me ordenó en el peor tono del despotismo desilustrado: pase inmediatamente a la cuatro. Era la celda de reducción, la cuatro. Era un auténtico potro de tormento. Cada vez que un funcionario le amenazaba a un preso con la cuatro, el preso se echaba a temblar. No pocos se auto lesionaban, preferían salir para el hospital de gravedad. La celda de reducción era el lugar adecuado para poner autoridad. Y al terminar con todos entró a por mí rodeado de los demás funcionarios y del preso de confianza como dispuesto a cualquier disparate. El diálogo entre él y yo duró nada y menos. El: está usted en el penal del Puerto. Yo: información superflua, bien lo veo. El: aquí cuando hay que apalear se apalea. Yo: el que me ponga la mano, tiene que estar dispuesto a llegar al asesinato. El: no se haga el valiente porque a los valientes los trasladamos de aquí en un santiamén en traje de madera y con los pies por delante. Yo: pues pásele mis medidas al carpintero. Vivía en Jerez, tenía una armería, le llamaban El Pistolas, sucedió hace treinta años. Lo digo sin ira. Pero lo digo. Se me hace bastante para pasarlo por alto.

Visitando el antiguo Penal de El Puerto, paseando por el claustro junto a su cuñado, Miguel Marroquín, el pasado verano de 2008.

VISITA DEL DIRECTOR.
Digo diálogo y fueron dos monólogos más bien. Pero le rompió los esquemas al jefe de departamento. A cuantos iban con él. Y no he vuelto a verlos. A la mañana siguiente vino a verme el Director del penal. No era usual. Y el despotismo ya fue ilustrado. Pero igual de brutal. «He visto su expediente» –me dijo-- «y trae usted seis faltas muy graves. Aún así creo que ha sido un error de la Dirección General haber autorizado este traslado. Pero aquí está. Y será uno más. Tengo a mi cargo 615 presos complejos y no pienso andar con distingos. De ningún signo. Este es un penal para presos con “exceso de condena”, “multirreincidentes” e “inadaptados”. No importa que en su caso no se dé ninguno de los tres supuestos. Aquí existen cuatro regímenes estrictos: Régimen General, Vida Mixta, Observación Disciplinaria y Celdas de Castigo. Celdas tiene usted para rato: los132 días que trae, y los que le sobrevengan. Que le sobrevendrán a la vista de su expediente. Y ya se lo advierto: aquí las sanciones se cumplen íntegramente. Ahora bien, mientras yo esté al frente del penal, ningún funcionario le pondrá la mano».

264 DÍAS EN CELDAS DE CASTIGO.
Vaya si me han sobrevenido castigos. Llegué a acumular 12 sanciones muy graves: 264 días consecutivos en celdas de castigo. Y, óiganlo bien, estos y no otros han sido los motivos: cuatro huelgas de hambre, tres colectivas --Las Palmas, Soria, Pontevedra-- y una sólo en El Puerto; llevar a juicio a un funcionario por abuso de autoridad (un tal Julio Cedrón, de Lugo); mirar con desacato a un funcionario; denunciar asesinatos y malos tratos, y exigir mediante escritos amnistía general y completa para todos los presos políticos. Eso que ni el Fuero de los Españoles prohibía el derecho de petición. Lo protegía.

PAPEL Y BOLÍGRAFO=SANCIÓN.
Pues cada vez que pedía papel y bolígrafo era indefectiblemente sanción sobrevenida. Pero papel y bolígrafo era lo único que podía esgrimir. Y lo esgrimía. No hacerlo no era posible. Uno no puede llamarse andana cuando escucha que están matando a palos a un hombre atado de pies y manos. Aun cuando fuese un delincuente. Aun siendo en el viejo penal del Puerto. Porque sean cuales sean sus circunstancias, cada hombre es en sí un hecho único e irrepetible.

Encabezamiento de una de las denuncias

SIETE SANCIONES.
He visto entrar allí hombres como castillos y a la vuelta de unos meses no eran ya ni la sombra de lo que habían sido. Los he oído agonizar a palizas. Me quejaba por escrito a la Dirección General, sanción al canto. He visto a un preso de la celda de enfrente a la mía (un tal Perogil) subirse al techo de la jaula y calcular el salto para dar exactamente con la cabeza en la esquina del camastro de hierro y poner fin a su martirio. Lo ha conseguido. Puse denuncia al Juzgado por asesinato inducido. Sanción suma y sigue. El Pistolas llegó a trincarle el pene a un preso con el gozne de la jaula y aporreárselo hasta partírselo. Me han impuesto siete sanciones muy graves en los veinte meses que estuve allí. Todas por lo mismo. Los partes los daba el funcionario de turno y las sanciones las ratificaba por unanimidad la Junta de Régimen: Director, Subdirector, Médico, Maestro y Cura. Cinco rangos distintos y un mismo objetivo: que el preso se adapte y no rechiste. Uno no se imagina a individuos así gastar gestos de cariño ni en familia.

Explicando a unos amigos y a su cuñado, Miguel Marroquín, las condiciones de vida en las galería.

HUELGA DE HAMBRE.
Me costó lo mío salir vivo de allí. Catorce días de huelga de hambre inclusive. Pero salí. Salí porque el zorro no pierde las mañas pero las fuerzas sí. Estaban prohibidas las huelgas, y se hacían más que en los países en que no estaban prohibidas. Estaban prohibidas las manifestaciones, y se hacían más que en los países en que no estaban prohibidas. Lo cual que por primera vez en 32 años la Bestia Parda tuvo que ocuparse en Consejo de Ministros de los pros y los contras de que se le muriese en el penal del Puerto un preso político --que tampoco existíamos-- y prevaleció lo segundo por fin. A eso debo el poder contarlo, y de chiripa. El sustituto del ultra Jesús González del Hierro se desplazó adrede a comunicarme que habían decidido retornarme a Segovia en cuanto estuviese en condiciones físicas. Y así ha sido.

Por última vez, tras las rejas del antiguo Penal de El Puerto.

CONDICIONES MEDIAVALES.
Supe lo que era el infierno sin necesidad de morirme. Además de un régimen penitenciario medieval, eran medievales las dependencias, los métodos de los carceleros y las condiciones de vida. La comida era insana y exigua: la tuberculosis y la desnutrición eran extendidas e intensivas. Entrar en celdas suponía perder los derechos subjetivos y tener que atenerse al rancho estricto. Durante nueve meses seguidos mi dieta fue: un plato de malta y un chusco, un plato de rancho y un chusco, un plato de líquido con un huevo duro y un chusco. Las celdas eran nichos de dos metros de ancho por 2,60 de largo por tres de alto; estaban dos metros por debajo del rasante del recinto y tenían un tragaluz de unos 50 centímetros; las camas consistían en una plancha de hierro empotrada en la muralla y en el suelo; tenían un lavabo y una taza de water (la de reducción un simple orificio) y un blindaje de barrotes de hierro o jaula entre la puerta y el catre de 1,40 de ancho por 1,30 de fondo para dejar fuera del alcance de un brazo la puerta al abrirla.

Con su mujer, Marta, delante de Nuestra Señora de París, en Francia. Año 2010.

COMPENSACIONES ECONÓMICAS.
Comprenderán que lo diga. No hay dinero que compense lo pasado por los presos en los presidios franquistas. No sería sufrible tanto suplicio si no fuese por la fe del carbonero que teníamos y por el sacrificio de nuestros camaradas y de nuestras familias. Hay tratadistas que dicen que el dolor es subjetivo. Los que eso dicen se enterarían de lo que vale un peine si tuviesen que soportar ser diestramente torturados  día y noche o nueve meses seguidos sin ver la luz del día en uno de los nichos de castigo del viejo penal del Puerto de Santa María. /Con su mujer, Marta Marroquin Travieso.

El millón y medio máximo ese sería un insulto de no ser que es un mero símbolo. Aún así, lo gratificante hubiese sido que las nuevas autoridades tomasen como primera medida darnos las gracias por los servicios prestados desde el papel del Boletín Oficial del Estado. Ese sí que hubiese sido un detalle. Pero no se hizo. Se ha tardado quince años. Y los que no tenían 65 años cumplidos o no llegaron a los tres de presidio han quedado ignominiosamente excluidos. Qué gran injusticia. Como injusticia ha sido haber hecho apechar a los heroicos guerrilleros antifranquistas veinticinco años con el estigma de bandoleros. Qué enorme injusticia. Quizá sea que las nuevas autoridades no sepan lo que es tener sitiada la vida o tenerla pendiente de un hilo o pisar un penal o pasar por un cuartelillo. Quizá sea que se piensen que la transición empezó en los Pactos de la Moncloa. Acaso esa fuese su bicoca. Acaso. Pero es la bicoca de muy pocos. Que conste. (Textos: Xesús Redondo Abuín. Julio 2001).

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A veces ocurren sucedidos que tuercen el destino de los pueblos. La distancia que regula el tiempo pasado convierte en inexplicables, determinadas decisiones de regidores que apuntan a intereses espurios o nada provechosos para sus pueblos y ciudades. Los hechos son los que son. Que cada cual reescriba su propio epílogo.

En un Pleno de la Diputación Provincial celebrado en nuestra Ciudad el 27 de junio de 1968, se aprobaron las distintas propuestas para el desarrollo universitario de la provincia, entre las que se encontraban las de El Puerto, al amparo del Plan de Expansión Universitaria, para la concesión en la provincia de Centros de Enseñanza Superior, propiciado por el entonces Ministerio de Educación y Ciencia.

Hoja del Lunes. 24 de junio de 1968.

El alcalde de la época, Don Luis Portillo Ruiz vio con clara perspectiva de futuro que aquella era una oportunidad de primer orden para el posterior desarrollo de la Ciudad, tanto en materia educativa, de infraestructuras, como de implementación de El Puerto como ciudad universitaria.

El día 11 de marzo de 1969 el Sr. Portillo se reunió con componentes de distintas entidades culturales de la ciudad y con profesionales de la vecina ciudad de Jerez de la Frontera. De esa reunión nació una propuesta para ser elevada al Pleno Extraordinario que habría de celebrarse un mes más tarde. Acompañado de estos señores concretó visita con Don Julio Rico de Sanz –Gobernador Civil de la Provincia-, el cual se comprometió a trasladar al ministro del ramo y ‘sin polémica de ningún tipo’ las pretensiones de la Comisión que le visitaba. /En la imagen de la izquierda, Julio Rico de Sanz, a la sazón Gobernador Civil de la Provincia de Cádiz.

La propuesta era la que sigue: el alcalde se comprometía a contribuir con 1 millón de pesetas y la cesión gratuita de 30 hectáreas de terrenos en las inmediaciones de la Sierra de San Cristóbal (entre Jerez y El Puerto), y quinientas toneladas de piedra de la Sierra para la cimentación de las construcciones a los efectos de establecer en nuestro término municipal la futura Ciudad Universitaria Gaditana. Al mismo tiempo la industria y el comercio de Jerez aportaban la nada despreciable cantidad de 30 millones de pesetas.

El Pleno del Ayuntamiento que hubo de celebrarse el 16 de abril de 1969, en reunión previa, propuso al alcalde ‘dejar el asunto pendiente’, a lo que éste se opuso y, sometido a votación se acordó por la unanimidad de los concurrentes ‘quedase pendiente ante una mejor información’. El argumento utilizado para justificar tal decisión fue que entre la primera reunión informal del 11 de marzo a la fecha, se tuvo conocimiento que la Diputación Provincial adquirió unos terrenos (compra/cesión por 1 peseta de 300.000,00 m2) a los señores Derqui -adinerada familia de Puerto Real- en el Pinar de la Algaida, habiéndose firmado escrituras para el emplazamiento de la futura Universidad de Cádiz, creyéndose que una precipitada ratificación de los primitivos propósitos podría ser contraproducente para ‘los superiores intereses de la provincia’. /En la imagen de la izquierda, el alcalde Luis Portillo Ruiz.

Corporación Municipal en 1969.

Los miembros de la corporación allí presentes lamentaron que, en la reunión previa a que antes se hace mención, el Alcalde Presidente Don Luis Portillo manifestase su propósito de presentar su dimisión si no conseguía una ratificación unánime e inmediata del expuesto que presentaba. Después de lo cual se despidió del Pleno, cuya presidencia se le ofreció y declinó, ratificándose en su determinación y firmando la renuncia al cargo. El último pleno de la Corporación Municipal al que asiste es en enero de 1969, aunque seguirá asistiendo a las Comisiones Municipales Permanentes de forma intermitente a causa de enfermedad, al menos hasta finales de marzo y en las de abril, figura en las actas que está ‘con licencia’. Luis Portillo fue sustituido por Juan Melgarejo Osborne el 25 de junio de 1969.

No es fácil encontrar a lo largo de la historia políticos que practiquen el derecho a la dimisión y mucho menos, por defender el desarrollo cultural y humanístico de sus representados. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, los intereses de los dirigentes de la Diputación Provincial, presidida por Fernando J. Portillo Scharfhausen, aliados con una parte considerable de la corporación municipal, dejaron a El Puerto sin ese polo de desarrollo que hubiera supuesto para la Ciudad un revulsivo cultural y económico con la que sería más adelante la Universidad de Cádiz. /En la imagen de la izquierda, Fernando Jorge Portillo Scharfhausen quien, aunque en esta ocasión no favoreció los intereses de El Puerto  sería nombrado Hijo Adoptivo de nuestra Ciudad el 5 de febrero de 1971.

El Puerto visto desde la Sierra de San Cristóbal. /Foto: Josemanuelav

Jerez visto desde la Sierra de San Cristóbal. /Foto: Josemanuelav

Con el tiempo, El Puerto ha vivido episodios parecidos en los que los intereses de la provincia han primado por encima de los intereses locales, con el inexplicable concurso de miembros de la corporación local. Por lo visto no aprendemos de la historia pasada.
Hoy día, la Sierra de San Cristóbal y su entorno siguen ofertando su magnífico emplazamiento a la espera de que a nuestros regidores se les ilumine la bombilla de las ideas. (Textos: Manolo Morillo).

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Luis Portillo Ruiz alcalde de El Puerto entre 1960 y 1969, nace en Granada en 1897, hijo de Luis Portillo de Pineda –familia de Mariana de Pineda—y de Conrada Ruiz Müller, segundo de los seis que tuvo el matrimonio. Por cierto que el padre de nuestro protagonista fue un industrial procedente de Granada que se instaló en nuestra Ciudad  en 1905, quien también fuera  alcalde de El Puerto entre  1910 y 1913. Al fallecimiento de éste se descubrió en el buró que tenía el título de abogado por el Sacromonte. Fue diputado a Cortes por el Partido Liberal del Conde de Romanones. La familia Portillo tenía, primero en alquiler y luego en propiedad, el Cortijo de ‘La Negra’, una molienda y una panificadora en el casco antiguo y una fábrica de jabón.

1897
El año 1897 una comisión de ‘romanos’, figurantes en la procesión de la Hermandad de la Humildad y Paciencia, precedidos de la banda municipal desfilaría en dirección a la casa del Alcalde, donde les sería entregado el Pendón de la Ciudad que formaría parte de la procesión del Jueves Santo.

De 1897 data el óleo de grandes dimensiones, original de J. Delgado Palou ‘Aparición de la Patrona a Alfonso X’, que se encontraba en la escalera de acceso al Ayuntamiento de la Plaza de Isaac Peral y en la actualidad se encuentra expuesto en el Auditorio Municipal San Miguel y que vemos en la imagen de la izquierda.

La Compañía del Ferrocarril de El Puerto de Santa María a Sanlúcar de Barrameda, en cuyas manos estaba la concesión del ferrocarril de dicho tramo, transfirió sus derechos el 10 de febrero a la Compañía Belga de los Caminos Vecinales de Andalucía. El jesuita Juan Oliver Copons, deja de dirigir las congregaciones de San Luis Gonzaga, siendo sustituido, solo ese año, por el P. Francisco Tarín.  En 1897 dejaba de ser el edificio de las Casas Consistoriales el Convento de Santo Domingo, que lo ocupó como tal hasta dicha fecha. Ese año nacen el escritor gaditano José María Pemán y el portuense Manuel García Ruíz (hijo de Manuel García Gallardo y de Encarnación Ruiz Chaparro), que emigró muy joven a Salta (Argentina). Muere el político José Luis Albareda y Sezde, quien fuera ministro, diputado y senador del Reino vitalicio.

Los padres de nuestro protagonista, Luis y Conrada, y su hermano Ángel y el propio Luis, en el centro de la imagen.

Nuestro protagonista estudió interno en el Colegio de los Jesuitas, formación que siempre tendrá presente.  En 1919, ingresa en la entonces Academia General Militar de Toledo, donde saldría con el empleo de Teniente de Infantería. Con 24 años fue a la Guerra de África, también llamada Guerra del Rif o Guerra de Marruecos, en 1923, donde resultará herido en un brazo, en 1925, durante el Avance y Retirada de Xauen. Luis, convaleciente de sus heridas, sería recibido en El Puerto como un héroe por una multitud que lo aplaudía allá por donde iba./En la iamgen de la izquierda, en una imagen al salir de la Academia General Militar de Toledo.

En la imagen, recibido en las calles de El Puerto como un héroe por la multitud.

Luego, durante su carrera militar,  estaría a las órdenes del General Franco, también en el Ejército de Africa –y en la Legión Española—del que decía era un buen organizador y estratega. En 1926 fallece su padre. En 1927 vivía en el número 2 de la calle de la Plata. Ese año crea en El Puerto las Juventudes Patrióticas y lo nombran correspondiente de la Real Academia Hispanoamericana de la Lengua.

En 1931, con la proclamación de la II República se da de baja en el Ejército. Luis había sido abanderado de Alfonso XIII y tenía un tío que era Intendente de Palacio, el Conde de Eibar. De hecho, Luis no juraría la bandera republicana, así que regresó a su domicilio de El Puerto dedicándose a los negocios y asuntos de la familia, siendo muy querido por los empleados. Tenía entonces 34 años.

QUEIPO DE LLANO.
El díscolo general Queipo de Llano vivió una temporada en la calle de las Cruces de nuestra Ciudad, desterrado por el gobierno monárquico, dada su condición de republicano, en la actual casa de Roberto Romero Laffite, entonces propiedad de los Pineda. Estalla la Guerra Civil y Queipo de Llano se dirigió a la Panificadora que dirigía Luis, que le interpeló al llegar: «—Portillo, vamos a salvar la República», a lo que éste le respondió: «—Mi general, lo siento, pero por la República no muevo ni un pelo. Yo soy monárquico. Ni he jurado su bandera, ni cobro de la República, ni tengo nada que ver», a lo que Queipo despectivo le espeta: «--Portillo, quédese con los panecillos». «—A sus órdenes», fue la marcial respuesta de nuestro protagonista. Pero la conversación no quedó ahí pues Queipo salió y volvió a entrar en las dependencias de la Panificadora y le interpeló de nuevo: «--Portillo, vamos a salvar a España». Y la nueva respuesta fue: «—Mi general, por España, vamos». Y lo dejó todo y se incorporó al Ejército con Queipo de Llano, reuniéndose con su pariente Juan Abreu, militar también marchando a Jerez a la casa del Marqués de Casa Arizón, para informarle de la sublevación y a Cádiz con el General Varela, al estar rotas las comunicaciones. Quedaría incorporado al Regimiento Granada Nº 6. Llama la atención que Queipo de Llano, que iba a defender a la República acabaría en el bando de los sublevados.

A partir de entonces estará tres años en diferentes destinos del Ejército. En Sevilla tendrá a sus órdenes a los militares encargados de custodiar las cárceles, a los que adiestrará con piedras, en una Estación de Tren en desuso.

Con su mujer, la porteña Gloria Cía Pino, en el Parque sevillano de María Luisa.

BODA EN SEVILLA.
Con 39 años, al principio de la Guerra Civil, se casa en 1936 en Sevilla con la porteña Gloria Cía Pinto, con la que tendrá seis hijas: Carmen, Gloria, Isabel, Mercedes, María Dolores y Beatriz, quienes les darán 15 nietos y, a día de hoy 21 bisnietos. Se establecen a vivir en Sevilla. En función de posteriores destinos, algunas de sus hijas nacerán en Sanlúcar de Barrameda siendo apadrinadas por los Infantes de Orleans y Borbón.

En cierta ocasión, preguntado por su hija Isabel, adolescente, sobre que hubiera hecho si le hubieran ordenado comandar un pelotón de fusilamiento durante la guerra, la respuesta fue clara, rotunda: «—Me hubiera negado, de ninguna manera hubiera cargado en mi conciencia con la muerte de nadie. Hubiera preferido morir, y negarse, en aquellos tiempos, traía aparejada la pena de muerte». Consideraba que el mejor libro de guerra que se había escrito era “Abajo las armas”, de Berta de Sutner.

Será al final de la contienda civil cuando consigue cobrar los emolumentos de aquellos tres años que sirvió al ejército sin recibir salario ni soldada alguno. Continuó un tiempo en Sevilla, dejando la gestión de la Panificadora a su hermano José hasta su desaparición, y será destinado a Sanlúcar de Barrameda como Comandante Militar de la Plaza.

SANLÚCAR, CÁDIZ, PONTEVEDRA, TENERIFE.
En Sanlúcar, durante la II Guerra Mundial, se construyeron bajo su mando como Comandante Militar de la plaza los bunkers que todavía permanecen en la playa: por Sanlúcar y por la desembocadura del Guadalquivir pasaban convoys del Ejército Aliado y del bando alemán. Luego, en Cádiz le coge la Explosión de 1947, ya con tres hijas en el mundo y su mujer embarazada. Vendrán otros destinos: Pontevedra, Tenerife, como Teniente Coronel Mayor donde padecerá un infarto y decide pasar a la reserva militar activa.

En el Ayuntamiento de Sanlúcar, durante una copa navideña. /Foto: Barro.

REGRESO A LA PENÍNSULA.
Luis y su familia regresan a vivir a Cádiz por espacio de un año. El General Franco selecciona a militares que fueran de su confianza para la actividad política y, a través de Camilo Alonso Vega le ofrece la alcaldía de Sanlúcar de Barrameda en 1954, donde será alcalde por espacio de cuatro años y medio. Allí, en cierta ocasión tuvo que entrar a parlamentar con el líder de los comunistas que permanecían encerrados efectuando unas reivindicaciones, con un tal ‘Santero’, e informó por escrito: «--En Sanlúcar no han leído a Marx ni Engels, en Sanlúcar lo que hay es mucha hambre y necesidad». Estamos hablando de finales de la década de los cincuenta del siglo pasado.

Vista aérea de Sanlúcar de Barrameda.

Allí, entre otras acciones, construirá la carretera de la Jara, el alcantarilado general y abastecimiento de aguas del caso antiguo, alumbrado de la Calzada y buena parte de los Barrios Alto y Bajo, repoblaciones forestales, arregló la carretera de Bonanza y creó la Cooperativa Vitivinícola Sanluqueña. Será nombrado Hijo Adoptivo en 1959.

ALCALDE DE EL PUERTO.
A principio de los sesenta, Luis Caballero Noguera le animó para que fuera alcalde de El Puerto. Le habló tanto de las excelencias de la Ciudad –pero no de los problemas—e insistió tanto que, en abril de 1960, ocuparía el sillón de primer edil con 63 años, sustituyendo a Miguel Castro Merello. Además, por disciplina militar también aceptó ser Jefe Local del Movimiento, aunque no estaba muy conforme con ostentar dicho cargo. Durante su mandato vivió en la vecina Sanlúcar, trasladándose a diario desde la vecina población en su vehículo particular cuyo chófer era un sanluqueño de apellido Hernández. Sería diputado provincial durante el mandato que se iniciaba en 1964. /De izquierda a derecha, n.n., Luciano Sánchez González,  Gobernador Civil, Miguel Castro Merello, alcalde saliente y Luis Portillo, con la vara de mando, tras su toma de posesión en el salón de plenos del Palacio Municipal de la plaza de Isaac Peral. /Foto: Rasero. Archivo Municipal.

Tanto en Sanlúcar como en El Puerto, reactivó los sindicatos verticales: estaban anulados y desencantados, poniéndolos en movimiento. Le preocupaba mucho la infravivienda. En aquellos años se construyeron algunos grupos de viviendas en la Ciudad. Le preocupaba mucho el patrimonio de los portuenses, que no fuera esquilmado y que no tuvieran servidumbres innecesarias.

Ante la fachada del Castillo de San Marcos. De izquierda a derecha, Luis Portillo, José González cámara de TVE, de espaldas el Almirante Gener Cuadaro, el teniente Rafael Romero Bustillo yerno de Luis Portillo y su esposa Isabel Portillo Cía, hija de nuestro protagonista, en 1964, año en que el fue Reina de las Fiestas de la Hispanidad.

Durante su mandato vivió varias huelgas de diverso tipo y siempre se negó a que las fuerzas  de seguridad entraran en El Puerto a ‘resolver’ los problemas. «--A los civiles no se les puede apuntar con armas», afirmaba abundando que «--Los problemas de El Puerto los arreglo yo, no necesito que venga nadie de fuera».

EL PENAL.
En 1961 hubo un motín en el Penal durante el cual los presos se negaban a entrar en las celdas planteando una serie de reivindicaciones.  El alcalde, una vez más, se ofreció a  hacer de interlocutor y fue a dialogar con los líderes de los amotinados quienes les contaron sus reivindicaciones sobre cuestiones de salubridad, hacinamiento y otras relativas a derechos humanos, consiguiendo que depusieran su actitud, tras la mediación de nuestro protagonista. Se negó a que le pusieran escolta durante el encuentro con los penados, encuentro que se prolongó durante toda la madrugada, finalizando a las 10 de la mañana y saliendo en dirección a su despacho de la Alcaldía. /En la imagen de la izquierda, el vestíbulo del antiguo Penal.

LOGROS.
La Ciudad había crecido en los últimos años de mandato de Luis Portillo. Como referencia en el acta del Cabildo Municipal de fecha 5 de febrero de 1967,  se hacía un balance de lo actuado en el último trienio. El río Guadalete, conocería la mejora de su dragado y la construcción de una escollera; la finalización del Ambulatorio de la Seguridad Social ‘Virgen del Carmen’; lo avanzado de la construcción de la Piscina de la Juventud, así como la llegada de nuevos hoteles a la Ciudad. Los funcionarios municipales estarían de enhorabuena, vieron nivelados y mejorados sus haberes en un sesenta por ciento.

Luis Portillo, con los bomberos.

En Obras Públicas, se contemplaban las dos fases de la Gran Avenida de Valdelagrana, y las calles Cruces, Postigo, Santa Fé y Sol. Los alcantarillados de Valdelagrana, Crevillet, colector de la Inmaculada, nivelación de Crevillet. Locales de la Cruz Roja. Reforma del Mercado al por Mayor, Matadero Municipal, Paseo Marítimo y Carreteras de Valdelagrana.

Durante la inauguración del Colegio José Luis Poullet,, de izquierda a derecha, el presidente de Diputación, Fernando Portillo, el Gobernador Civil, Santiago Guillén,  Luis Portillo Ruiz y otras fuerzas vivas de la Ciudad, el 27 de julio de 1968. /Foto: Archivo Municipal.

En Educación, se veían reducidos –por innecesarios—los Cursos de Alfabetización. Se crearon  1200 plazas en Comedores Infantiles. Se ponían de manifiesto la necesidad de mejoras en algunas escuelas antiguas y se daban por cumplidas la misión transitoria de las escuelas de emergencia. Subvención a la Escuela de Menores. Inicio de la construcción del Instituto Muñoz Seca.

Durante la bendición de las nuevas viviendas de los trabajadores de Osborne. A la izquierda, la fachada del actual Teatro Municipal. 11 de mayo de 1964. /Foto Archivo Municipal.

En Vivienda, la gran preocupación de Luis Portillo como ya se ha señalado, se pudo haber hecho más si hubiesen respondido los organismos correspondientes a nivel supramunicipal. Estaban cedidos 9.000 metros cuadrados a la Obra Sindical del Hogar para la construcción de viviendas en terrenos de Crevillet, “por un valor de cuatro o cinco millones de pesetas de la época” [sic].

Fragmenteo del acta de la sesión del Cabildo Municipal de fecha 5 de febrero de 1967. /Nuestro agradecimiento al Archivo Municipal.

El acta de la sesión recogía: «Por fin se van terminando las 118 viviendas de la Guardia Civil. Las 96 de la Renfe, las 120 por el Patronato Municipal de la Vivienda que con las 210 construidas por el organismo suman 330, aparte de las 224 ya construidas y entregadas en Crevillet, las 25 para maestros en estado muy avanzado de construcción en La Puntilla y Ventorrillo del Portazgo, las 90 de la Diputación empezadas en estos días y las 40 para los refugiados de la Plaza de Toros, es decir que durante el trienio transcurrido desde la renovación de la anterior corporación, entre construidas y casi terminadas hemos cubierto un programa de 1043 viviendas»

Durante la inauguración de una de las ampliaciones del Hotel Fuentebravía. A la derecha de Portillo, su secretario particular, el recordado Juan Martín Vélez, a su izquierda, el propietario del parador, José Luis Kutz Muñagorri.

En Turismo, El Puerto vivió una época de desarrollo y expansión turística: alojamientos como el Caballo Blanco, la reforma y ampliación del Hotel Fuenterrabía, la creación del Cangrejo Rojo –luego –Club Mediterranee--, la Avda. Eduardo y Felipe Osborne en Vistahermosa o el inicio de la urbanización Valdelagrana, fueron algunos de aquellos hitos que contaron con el respaldo del que fuera ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne.

Manuscrito de Luis Portillo Ruiz.

LA UNIVERSIDAD.
Intentó, sin éxito, traer algunas dependencias universitarias,  entonces dependiente de la Universidad de Sevilla, a El Puerto, a la sierra de San Cristóbal. Sin embargo, los intereses de los dirigentes de la Diputación Provincial, presidida por Fernando J. Portillo Scharfhausen, aliados con una parte considerable de la corporación municipal, dejaron a El Puerto sin ese polo de desarrollo que hubiera supuesto para la Ciudad un revulsivo cultural y económico con la que sería más adelante la Universidad de Cádiz. Con el tiempo El Puerto ha vivido episodios parecidos en los que los intereses de la provincia han primado por encima de los intereses locales, con el ¿inexplicable? concurso de miembros de la corporación local. Precisamente en un Pleno de la Diputación Provincial celebrado en nuestra Ciudad el 27 de junio de 1968, se aprobaron las distintas propuestas para el desarrollo universitario de la provincia, entre las que se encontraban las de El Puerto, al amparo del Plan de Expansión Universitaria, para la concesión en la provincia de Centros de Enseñanza Superior, propiciado por el entonces Ministerio de Educación y Ciencia.

Los pozos de La Piedad. Al fondo, la Sierra de San Cristóbal. (Foto García Lázaro).

Este episodio fallido le produjo tal suerte de desencanto que aceleró su dimisión. Renunció al cargo el 16 de abril de 1969 en una reunión previa al pleno que se celebraba ese día, al no conseguir que los miembros de la Corporación Municipal ratificaran un expuesto en el que se proponía la cesión de terrenos en la Sierra para ubicación de la Ciudad Universitaria de Cádiz. El único que le apoyó fue el concejal José Puente., si bien en el acta que recoge la sesión plenaria, consta que fue rechazada 'por unanimidad'. El último pleno de la Corporación Municipal al que asiste es en enero de 1969, aunque seguirá asistiendo a las Comisiones Municipales Permanentes de forma intermitente a causa de enfermedad, al menos hasta finales de marzo y en la las de abril, figura en las actas que está ‘con licencia’.

Cuando asumió la alcaldía el Ayuntamiento tenía 10 millones de déficit y cuando la dejó, un superávit de 20 millones y todos los gastos pagados. Tiempo atrás había planteado su dimisión a Camilo Alonso Vega que no le había sido aceptada. Será sustituido por Juan Melgarejo Osborne el 25 de junio de 1969. (ver nótula núm. 890 en GdP).

Luis Portillo, recibiendo a las puertas del Ayuntamiento, con la Corporación Municipal bajo mazas y formada la Guardia de Gala, al gobernador civil de la provincia, Santiago Guillén Moreno. /foto: Archivo Municipal.

HONORES Y DISTINCIONES.
En un a modo de desagravio iba a ser propuesto para recibir el empleo de General Honorífico, a lo que se negó, harto de recibir honores y de como había finalizado su mandato. Estaba en posesión de las Medallas de Campo, Cruz de Guerra y Cruz Roja M.M. En 1926 recibió la medalla del Sufrimiento por la Patria, en 1963 la Cruz de San Hermenegildo y en 1968 la Orden de Isabel la Católica, entre otras distinciones. Fallecería en noviembre de 1978, con 81 años de edad.

2

IP, celebrando el triunfo de las elecciones en 1991. /Foto: Fito Carreto.

…Me emocionó reencontrarme en estas páginas, hace ahora una semana, con un viejo amigo del que llevaba años sin noticias. En realidad sigo sin saber de él, porque lo que vi fue una foto  del 91. Es esa en la que un grupo de militantes, o lo que sea, de esa formación celebra con indisimulable jolgorio la victoria en votos de las municipales de ese año.

Pero en verdad no parecen los miembros de un partido celebrando un triunfo electoral, sino los socios más desinhibidos de una peña que acaba de ser agraciada con el tercer premio del Sorteo del Niño. Ya intuían que lo que les había tocado era la lotería.

Entre ese batiburrillo de rostros, tan exageradamente risueños que parecen incapaces de gestionar semejante éxito, está el careto lampiño de mi viejo amigo, que entonces tenía veintipocos años y un futuro tan incierto como el de cualquier joven de barrio y algunos llamativos proyectos de regeneración política de los que no se cansaba de hacerme partícipe en cuanto tenía ocasión.

"Lo que se va a acabar aquí es la política", afirmaba, meneando el índice de su diestra al compás del discurso.

Lo que él llamaba política eran los partidos tradicionales, que por aquel entonces estaban empezando a sufrir los primeros envites del desencanto tras la luna de miel de la Transición y con el lomo sucio de los escándalos socialistas emergiendo en los periódicos.

"Necesitamos a gentes del pueblo preocupándose por las cosas del pueblo", sentenciaba con una de esas frases que le ponían el vello de punta a él, y sólo a él.

Un modelo había demostrado su ineficacia e íbamos a ser privilegiados testigos de una nueva forma de gestión de lo público representada por ideólogos como Jesús Gil, Hernán Díaz Cortés o Julián Muñoz: un antes y un después con nosotros en medio.

Me pregunto si seguirá celebrando el fin de la política en el país del Norte de Europa donde se tuvo que largar porque esto se moría; si habrá oído hablar de la honesta deriva de los partidos populistas que nacieron para ocuparse de los problemas del pueblo; cuánto daría por saber que, según me cuentan, un conocido concejal portuense al ser preguntado hace unos días sobre la posibilidad de dejar el cargo como hizo Moresco respondió con sorna al interlocutor que si le veía cara de tonto para dejar de cobrar 47.000 euros al año, más dietas, sin hacer ni el huevo. Y qué fue de sus viejas ilusiones.  (Texto: Ángel Mendoza. Escrito el año 2006)

3

Tadea González de Frago,  marquesa de San Jorge nació en El Puerto de Santa María,  el 9 de diciembre de 1736. Es precisamente por esta época cuando comenzó a implementarse el régimen virreinal borbónico en Santafé de Bogotá (Colombia). Su ciudad natal había sido recientemente incorporada (1729) a la corona borbónica. Esto nos hace pensar que tanto en España como en Nueva Granada, Tadea González se encontraba en un medio inmerso en el proceso de incorporación no solo de las políticas sino también de la cultura borbónica.

Retrato de La Señora Doña María Thadea Gonzáles Manrique del Frago Bonis, Natural del puerto de santa María, Ilustrísima Marquesa de San Jorge de Bogotá. Óleo sobre tela. Autor: Joaquín Gutiérrez. Fecha: 1775. Museo de Arte Colonial. (Bogotá. Colombia).

El retrato de la Marquesa de San Jorge forma un díptico con el retrato del Marqués de San Jorge, serie que el mismo Marqués encargó a Joaquín Gutiérrez. […]

Exhibir el escudo de armas, el lujo que adorna un cuerpo femenino a través del peinado, el vestuario, los colores, las texturas y el brillo del metal dorado y de las esmeraldas, asociados a los objetos religiosos, y la cartela que aclara su origen de casta, la marquesa era española de nacimiento, y su título nobiliario, además de demostrar el buen gusto, permitía a las familias de la élite neogranadina afirmar no solo la nobleza sino también la virtud, considerada esencial en el ideal de la mujer. /Portada de 'Historia de El Puerto de Santa María, desde su incorporación a los dominios cristianos en 1259 hasta el año 1800', de Hipólito Sancho.

Se sabe que la marquesa era hija de Doña Rosa del Frago y Bonis y del presidente de la Real Audiencia, Francisco González Manrique, oriundo de la villa de El Pedroso, jurisdicción de Nájera (La Rioja), y quien había sido antes capitán del regimiento de Córdoba y castellano (encargado del castillo) en el castillo de San Luis de Bocachica en Cartagena de Indias (Colombia).

El padre de la marquesa ocupaba el cargo de Presidente de la Real Audiencia de Santafé en 1740 cuando se levantó la suspensión del virreinato de Nueva Granada y se nombró a Sebastián de Eslava como nuevo virrey. Al morir en 1747, Francisco González se había casado por segunda vez y, radicado en Santafé, se dedicaba al comercio de tabaco. /Escudo de los Medinaceli.

Se dice que a la muerte de Francisco González Manrique la situación económica de la familia no era muy buena y que el futuro marido de Tadea González, Jorge Lozano, marqués de San Jorge de Bogotá,  proporcionó la dote de la novia al contraer matrimonio, sin la aprobación de los Lozano, en la capilla de indios de El Novillero. El yerno además concedió las tierras de Támara y Morcote, en el Casanare, a la familia de la novia para que sus parientes la administraran. /Estandarte de Carlos III.

El cuadro de la marquesa portuense, fechado en 1775 y el segundo matrimonio de Jorge Lozano con Magdalena Cabrera en 1778 sugieren una muerte temprana, después de haber dado a luz nueve hijos, entre ellos, Jorge Tadeo Lozano.

EL MARQUÉS DE SAN JORGE.
Retrato de El Señor Don Jorge Miguel Lozano de Peralta, y Varaes, Maldonado de Mendoza, y Olaya, Ilustrísimo Marqués de San Jorge de Bogotá. Octavo poseedor del mayorasgo de este nombre. Ha servido los empleos de Sargento Mayor Alferes Real y otros varios de República en esta corte de Santafé, su Patria. Óleo sobre tela. Autor: Joaquín Gutiérrez. Fecha: 1775. Museo de Arte Colonial. (Bogotá. Colombia).

'Don' Jorge Miguel Lozano, mínima fórmula de respeto con que podría ser interpelado en vida, además de 'Señor', 'Ilustrísimo' o de la enumeración de sus apellidos, fundamentales para su denominación como 'Marqués de San Jorge', junto con sus riquezas y sus "servicios a la Corona", nació en Santafé de Bogotá el 13 de diciembre de 1731 y murió el 11 de agosto de 1793 en el convento de la recolección de San Diego de Cartagena de Indias. Considerado uno de los hombres más acaudalados y poderosos del Nuevo Reino de Granada.

JORGE TADEO LOZANO.
Padres de Jorge Tadeo Lozano, su familia conforma quizá uno de los ejemplos más fascinantes para acercarse a los cambios y permanencias que se sucedieron entre las dos últimas generaciones de la época colonial especialmente desde el punto de vista de una antropología política atenta a la devoción de las élites neogranadinas, tanto criollas como peninsulares, por los signos asociados a la monarquía española y a su nobleza civil, militar y religiosa. /En la imagen, Jorge Tadeo Lozano de Peralta y González Manrique, vizconde de Pastrana (Bogotá, 30 de enero de 1771 - Bogotá, 6 de julio de 1816) fue militar, médico, intelectual y estadista colombiano que presidió el Colegio Electoral de Cundinamarca y fue presidente de las Provincias Unidas de la Nueva Granada durante la Independencia.

En la imagen de la izquierda, logotipo del Museo Colonial de Bogotá (Colombia).

Su hijo, Jorge Tadeo Lozano, quien fue el principal impulsor de la "Sociedad Patriótica" de Santafé -cuyo propósito era implementar la modernización económica y social de Nueva Granada bajo el espíritu del despotismo ilustrado-, emprendería, en tiempos independentistas, la malograda creación de una monarquía constitucional cundinamarquesa que respetara el poder de la nobleza española tanto como los principios de una república federalista; y tras años de disputas civiles sería encarcelado y condenado a la pena capital según los principios jurídicos del estado monárquico que defendía. (Textos: Carlos Rojas Coccoma,  por cortesía de José Luis Chacón).

Museo de Arte Colonial. Bogotá. Colombia.

Casa del Marqués de San Jorge

2

"El Puerto de Santa María vive horrorizada la inminente ejecución de un pobre desgraciado. En los momentos en los que se preparaban las fiestas para la inauguración del puente de San Alejandro, ha llegado la triste noticia. El Tribunal Supremo ha confirmado la pena de muerte para Antonio Roldán y éste será ejecutado, salvo que medie a última hora el indulto del Rey, en el lugar destinado para ello en El Puerto de Santa María, es decir, la plaza del Polvorista, cerca de la ribera del río. Ayer le fue leída al preso la condena definitiva y, a continuación, fue puesto en capilla. Desde Granada y Albacete han llegado dos verdugos con los terribles instrumentos para ejecutar la pena. El triste cortejo saldrá el domingo de la Cárcel y recorrerá la plaza de la Herrería, Ribera del río, Pescadería, calle de la Aurora y plaza del Polvorista. A las ocho de la mañana debe estar cumplida la pena. El alcalde y las autoridades portuenses están haciendo gestiones para que llegue el indulto y librar a El Puerto de este suceso". Publicado hace 127 años en Diario de Cádiz. 21 de marzo de 1884.

Plaza del Polvorista, en el siglo XIX, con el Cuartel de Artillería al fondo, hoy Teatro Municipal Muñoz Seca y viviendas de empleados de Osborne.

GARROTE VIL.
«El garrote como instrumento ejecutor de la pena de muerte se comenzó a utilizar en España en el siglo  XIII, tratándose en un principio en una forma de ejecución por medio de estrangulamiento con un artificio fabricado con cuerdas y palos. Los primeros garrotes eran un simple nudo corredizo con un palo que lo retorcía y estrechaba un círculo en torno al cuello. Esta cuerda fue substituida por una argolla o collar de hierro accionado como un torniquete. Luego se le aplicó un tornillo que al girarlo, reducía el diámetro y estrangulaba .

Ejecución en una cárcel de Cuba.

Ejecución en una cárcel de Filipinas. ¡Vaya trabajito el del verdugo!

Ahora bien, mientras la guillotina no fallaba nunca en aquello para lo que había sido creada, el garrote no siempre causaba la muerte, pues su eficacia dependía en gran meddia de la fuerza física del verdugo y de la resistencia del cuello del pobre infeliz. Aún así, el nada eficaz invento lo exportamos a otros lugares del mundo, como Cuba o Filipinas, con quien tuvimos relaciones desde El Puerto de Santa María». Druida de la Historia.

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Francisco Artola Beuzón nació en El Puerto de Santa María el 4 de Marzo de 1927. La rebelión fascista de 1936 le dejó sin padre, un carpintero socialista que murió fusilado. Siendo un niño comenzó a trabajar en distintos oficios hasta que a los 18 años entró en una bodega como arrumbador. Unió su vida a la de Lola Ibáñez en 1954. Militante del Partido Comunista de España desde 1958 ha desarrollado una importante labor sindical y política , sobre todo durante la dictadura. Su trabajo político le llevó a la cárcel durante varios años.

Jueces del Tribunal de Orden Público, en Madrid, finales de la década de los sesenta del siglo pasado.

En 1970 fue detenido junto con unos cincuenta militantes de todo el Marco de Jerez de los que acabaron ingresando en prisión cinco: Paco de las Flores, Paco Artola, Paco Cabral, Emilio Chulián y  Manuel Romero Pazos con su hermano Juan. El proceso lo dirigió el tristemente célebre TOP (Tribunal de Orden Público) que aplicaba la ley 45/1959 de Orden público. Fue presidente del Foro de la Memoria Histórica de El Puerto. Y personaje protagonista de un libro parar enseñar español a los noruegos.

Dolores Ibáñez Serero, ‘Lola’, nació en El Puerto el 18 de Febrero de 1927. Trabajó desde muy pequeña para ayudar a sacar adelante a su familia, su madre y dos hermanas. Trabajó en la fábrica de fundas de garrafas que hubo en el Molino y limpió los suelos para otros. Limpiando una de esas casas conoció a Paco que pasaba cada día por la puerta camino de la bodega y allí tenía su paradita para querer y mirar.Por amor, acompañó a Paco en la vida y durante su militancia comunista de 50 años y llegado el momento lo siguió por las diferentes cárceles --Cádiz, Carabanchel, Jaén, …-- donde él cumplió tres años de cárcel; en ella confiaban las familiares de los presos para llevar sus peticiones a los carceleros.

Lola mantenía el contacto de los presos con las organizaciones solidarias del exterior. Sus hijos recuerdan como les aliviaba la ausencia diciéndoles que su padre estaba en la mili. A Lola la recordamos todos y todas trabajando siempre, de pie en la sede, en la calle, en las manifestaciones y cuando las piernas ya no la dejaron, batiendo huevos o pelando patatas en la trastienda de la caseta de la feria, sentada si, pero siempre en su trinchera discreta. Muchos y muchas no sabíamos hasta hoy ni sus apellidos pero hemos aprendido de ella la fuerza del amor y la solidaridad y el ejemplo del trabajo tesonero. Murió en 2009. (Texto: Juan Rincón).

LA VIDA DE PACO CONTADA POR ÉL MISMO.
"Me llamo Francisco Artola Beuzón estoy consumiendo el ultimo tercio de mi vida. Nací en el Puerto de Santa Maria, miembro de una familia modesta, mi padre carpintero, mi madre trabajadora domestica cuando era soltera (antes muchacha de servicios).

Soy el mayor de tres hijos, dos varones y una hembra, esta la mas pequeña. Mi hermana murió muy joven afectada de tuberculosis, por falta de medios económicos no se curó, pues aunque de estraperlo, en el mercado negro se podía adquirir la estreptomicina que a tantas personas salvó en aquella época.
Esto añadió a mi madre uno mas de sus grandes sufrimientos, pues cuando yo tenía nueve años, estalló la Guerra Civil de 1936, a mi padre en Septiembre de ese mismo año lo asesinaron por sus ideas socialistas de Carlos Marx y de Pablo Iglesias, que aun viven, digo la vigencia de su filosofía, aunque sus congéneres actuales traten de enterrarlos en lo mas profundo del globo terráqueo.

A mi madre también la asesinaron, solo que lentamente, pues una vez viuda con tres hijos de corta edad, no tuvo más remedio que ponerse a trabajar de lo que sabia hacer. Hasta para eso le pusieron condiciones.

Mi hermana no estaba bautizada por voluntad de mis padres, aunque mi padre era agnóstico, mi madre creyente y la época fue en plena vigencia de la República, acordaron que fuera ella la que cuando tuviera criterio propio tomara la determinación que más le apeteciera.

Paco Artola y su mujer, Lola Ibáñez, con su hija, en una foto familiar.

Hubo que bautizarla con cuatro años de edad, por imposición, si no era así, no admitían a mi madre en ninguna casa de lavandera. Entre las ricas del Puerto y algunas correveydiles formaban unas conferencias religiosas donde vigilaban las conductas de las personas. Todo menos persuadir a la propia Iglesia de que no apoyaran a quien faltaba al quinto mandamiento de la Ley de Dios, según la Iglesia Católica y única en aquellos tiempos. No quiero contar todas las penalidades que mi madre tuvo que soportar a lo largo de toda su vida, seria largo y muy triste.

Mi padre, profesional de la carpintería, hombre de carácter mas bien serio pero muy bueno, no lo digo yo, se lo he escuchado a muchas personas que habían tenido trato con el, incluidos algunos adversarios políticos, pues lo recordaban como una gran persona. Puedo contar muchas cosas que ningunas serian agradables y por lo tanto sigo con mi vida, aunque palparan como los acontecimientos me marcaron.

ABANDONO DEL COLEGIO.
Salí del colegio con apenas diez años, estaba en un colegio de los llamados de pago, no porque mis padres pudieran pagar, fue por parentesco entre el maestro D. Alfonso Cárdenas y mi madre que eran primos hermanos y por esa razón no le cobraba sus honorarios. Este colegio estaba considerado como uno de los mejores del Puerto, pues a el afluían los niños de clase media y clase media alta.

Escuela de Alfonso Cárdenas, en la calle Luna, frente al desaparecido Teatro Principal, hoy convertida en una entidad bancaria.

Dejé de ir al colegio porque como mi madre se tenia que ir a trabajar desde las nueve de la mañana hasta muy tarde, de noche, nosotros no teníamos quien nos cuidara ni obligara a nada, yo hice mi primera robona, la verdad es que me gusto ese régimen de libertad que experimentaba, sin darme cuenta que estropeaba mi vida para el futuro.

No muy convencido volví al colegio. El nuevo régimen obligo a todos los colegios laicos a dar el catecismo y otras obligaciones religiosas, pues en este colegio en ese aspecto lo único que se daba era Historia Sagrada como asignatura. Varios niños condiscípulos míos iban con indumentarias de flechas falangistas y ornamentadas con muñequeras y cintos cubiertos con balas y balines de fusil o pistola. Estos niños por lo visto escuchaban en sus casas las tropelías que hacían los fascistas y en el colegio las repetían con regocijo delante de mí. D. Alfonso con mucho sigilo pudo prohibir aquellos signos exteriores, pues el también tenia miedo.

Con su mujer, en una playa portuense.

PRIMEROS TRABAJOS.
Trabajé en muchas actividades distintas, cuando esto sucedía mi madre se ponía contenta, lo que no quería era que vendiera periódicos por las calles, que también los vendí, recogí maletas en la estación de ferrocarril y transporte canastas al hombro desde el palenque donde se subastaban los productos del campo a los puestos de fruta y verduras.

Mi primer trabajo donde estaba recogido un porrón de horas, era en una bodeguita pequeña que había en la Plaza Peral donde me aprovecharon bastante, pues aparte de las horas establecidas, tenía que hacer mandados para la casa, hasta que me aburrí y me fui.

DE AYUDANTE DE COCHERO.
Para no entrar en detalles después de la bodega trabajé en un Hotel de mandadero y friega platos, con un coche de caballo, de ayudante. El cochero era un sevillano que acababa de salir del Penal por delito común, un granuja, me llevaba en el pescante del milord no porque le hiciera falta, sino porque eran los tiempos de la Guerra Civil y El Puerto fue deposito de italianos que venían muchos de ellos obligados, para apoyar a los franquistas. Estos cuando pagaban el servicio le daban propina para el picolini, que era yo y el picolini no veía ni un céntimo.

TORTAS CALLEALTA Y ENOLOGÍA POULLET.
Trabaje en un obrador de tortas de polvo, merengues y bollos de leche que los hacia muy ricos Pepe Callealta. En una fabrica de productos químicos y otras materias relacionadas con el vino, su propietario era D. Rafael Poullet, su fabrica era pequeña, pero él un gran emprendedor.

POSGUERRA.
Todo esto dentro del periodo bélico español. A partir de la posguerra nuestra trabaje en una fabrica de mosaicos, de ayudante de estraperlista, en una granja de conejos, en un chalet de cochero, en este trabajo me despidieron por ladrón, pues había una cocinera de un pueblo de la sierra, creo que del Gastor que tenía al marido enfermo y preso en el Penal del Puerto por sus ideas políticas, como es natural necesitaba ayuda y mi madre también. Pues bien yo cogía parte del pienso del que les echaban a las bestias, lo metía en una talega y lo vendía, mitad para la cocinera y mitad para mi madre, esta situación duró poco, pronto me cogieron y me pusieron de patitas en la calle.

Rondaría los catorce años cuando trabajé en una granja, esta de gallinas ponedoras, para ayudar a las muchachas a la limpieza, retirar el estiércol, traer los huevos al Puerto y llevar los componentes de los piensos al campo.

Con su desaparecida compañera, Lola, en una foto para el recuerdo.

Por aquella época yo era una espindarga, solo tenia pescuezo. Cuando intentaba ligar con algunas de las compañeras, que todas me gustaban, (aunque tenía alguna predilección por alguna) me rechazaban, diciendo que era un niño muy largo. En cambio cuando se arrimaba algún camperito con traje a la medida y mascota lo aceptaban, pues estos, con el estraperlo estaban riquitos y los demás no nos comíamos una rosca. En este trabajo me cambiaron de gallinero a cochero. Trabaje la temporada de verano y me auto despedí como en otros trabajos, por incompatibilidad con los que mandaban, o por no transigir con las imposiciones agotadoras en el trabajo.

BODEGAS GONZALEZ BYASS.
La racha de muchos embarques de coñac para la Guerra Mundial, absorbió mucho personal para los embotellados y yo encajé en uno donde me dejaron parado por falta de trabajo. A partir de ahí alterne embotellado con peón de albañil y algunas paradas por medio, hasta que por fin en Octubre de 1945 me colocaron en la bodega de González Byass en El Puerto. Donde salvando los dos años de servicio militar y cerca de tres que me tuvieron secuestrado por antifranquista, fue mi lugar de trabajo hasta mi jubilación.

Un gerente de González Byass D. Rafael Fernández de Haro que vivía en una casa anexa a las bodegas del Puerto, decía de mí que era una lástima no haber estudiado alguna carrera técnica, pues creía que yo tenía aptitudes para ello. Con mi situación de huérfano todo lo más que hubiera sacado era el bachillerato, pues una carrera era del todo imposible y menos con mí lastre, pues el mecenazgo solo lo ejercían los pudientes para la carrera de cura.

EL PARTIDO COMUNISTA.
De joven por influencia quizás de lo que fue mi padre, estuve buscando al Partido Socialista en la clandestinidad, jamás di con el, en cambio no tuve que hacer muchos esfuerzos para contactar con el Partido Comunista de España, en el cual sigo militando y me siento muy honrado, pese a que le auguren un porvenir poco atractivo. Milito en el, desde Marzo de 1958. Antes había colaborado en recogidas de ayudas a los presos políticos y otros cometidos antifranquistas.

Por aquella época el Partido Comunista en la clandestinidad, a través de Radio España Independencia Estación Pirenaica. Hizo un llamamiento al pueblo español invitándoles a una jornada de reconciliación entre los españoles. Este llamamiento me hizo reflexionar y me afilié al partido, yo creo que mas por luchar contra el régimen franquista que por ideología.

En el transcurso del año 67 o 68 un amigo me presentó a un falangista antifranquista, este hombre aunque muy mayor, cuando estoy escribiendo esta líneas aun vive. El no me conocía físicamente pero si la existencia de la familia de Francisco Artola Velázquez, mi padre. Nada mas dirigirme la palabra, me dijo, «--Cuanto daño le hemos causado a sus familias ¿Vd. Que opina?» A mí en esos momentos se me arremolinaron todas las canalladas que había soportado, tanto nosotros como muchas familias, las cuales fueron sutilmente perseguidas por el régimen establecido. Me acordé de la jornada de reconciliación y le contesté:  «--Mire Vd., yo no puedo olvidar pero no pienso vivir toda mi vida odiando». «--No esperaba menos de un Artola», me dijo.

Alguien se preguntará ¿Cómo habiendo militado tanto tiempo en un partido y asumiendo cargo en el, no figure en las instituciones? Jamás lo he deseado, pienso que otras personas podrían ser más competentes que yo, además tengo un falso complejo del ridículo y huyo de lo público, el cual tal vez me traicione.

LA FAMILIA.
Dejando esa parte de mi vida y sus implicaciones políticas, hay otras mas alegres de reflejar en esta modesta presentación. Se trata de mi compañera y mis hijos. Vivimos una larga etapa de novios, nueve años, pues no había forma de unirnos por escasos ingresos los míos y nulos los de ella. No quiero contar las vicisitudes que pasamos los dos, esto seria motivo de otro capitulo y no es mi intención.

Con Lola, su mujer, en unos Carnavales.

La verdad es que dentro de nuestras carencias económicas, hemos sido y aun somos muy felices en nuestro matrimonio. Fruto de nuestra pareja tenemos dos hijos, una hembra y un varón, la hembra nos ha dado tres nietas y el varón dos nietos, esta descendencia nos han transmitido un extremado cariño, el cual nos ha servido de estimulo para vivir.

De izquierda a derecha, Paco Artola, Manuel Moro y Carmelo Ciria, durante el Primer Encuentro Provincial Republicano celebrado en las Dunas de San Antón el 10 de octubre de 2009.

Tal vez haya pasado por mi vida la oportunidad de vivir un poco mas desahogado económicamente, pero tengo un hondo sentido de la colectividad y si hubo ocasión no supe atraparla habiendo perjudicado a mi familia, a la cual públicamente pido perdón".  (Texto: Paco Artola Beuzón. 14 de febrero de 2008).

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luis conradi 2002 puertosntamaria

Luis Conradi y Toro nació en Sevilla el 3 de septiembre de 1924, aunque, por su vinculación con El Puerto de Santa María, donde vivió por espacio de más de 30 años, se sentía portuense desde que lo pisara por primera vez en 1942. Hijo del que fuera decano del Colegio de Abogados de Sevilla, José Domingo Conradi y Soto y de Mercedes Toro Buiza, era el segundo hijo del matrimonio, tras José Domingo, al que siguieron María de las Mercedes, Alfonso, Manuel, Francisco y Fernando. Era descendiente de Juan Bautista Conradi y Gavarrón, nacido en Génova (Italia). /El Padre Conradi, en una imagen de 2002.

...continúa leyendo "959. LUIS CONRADI Y TORO. El jesuita bondadoso."

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Paseo de la Victoria cuando aquel parque neoclásico estaba en todo su esplendor: las cuatro estatuas de terracota representaban a las Cuatro Estaciones.

Con la reciente remodelación, entre los elementos ornamentales clásicos de este Parque, han vuelto a presidir mediado el recinto estas réplicas en mármol de las cuatro estatuas  que antaño estaban a la entrada del mismo, cuyos originales se encuentran a salvo de los vándalos en el Museo Municipal. Es decir, que sobre los pedestales donde otrora estaban las terracotas de Las Cuatro Estaciones Vestidas, hoy están Las Cuatro Estaciones Semidesnudas de mármol, acaso más protegidas en el interior, que en la fachada del Paseo. Empero, sin vigilancia ¿cuanto durarán las estatuas y demás mobiliario urbano que se acaba de incorporar al Paseo? /Foto inferior: Fito Carreto.

Fernando Sánchez García nos envía estas cuatro imágenes --óleos sobre tabla de 32x43 cms.--, que fueron pintados cuando los originales desaparecieron de la fachada del Paseo, imaginamos que ante el temor de que sufrieran actos vandálico y que podemos ver en la foto inferior.

Fernando reflexionaba, imaginaba y pensaba que...

De ellas se dice que decían:
I.  ¡Estoy de El Puerto hasta aquí!
II. Yo voy a juntar para irme.
III. Yo ya he juntado.
IV. Pues yo ya me voy.
¿se fueron para siempre?     ¿volverán?

Fernando Sanchez García.

I.  ¡Estoy de El Puerto hasta aquí!

II. Yo voy a juntar para irme.

III. Yo ya he juntado.

IV. Pues yo ya me voy.

«Tu hermosura nos la mostraba antes de entrar en ti, presidiendo tu entrada cuatro cariátides sin arquitrabe que sostener; solo sosteniendo, la inmensidad del espacio. Estas esculturas representaban las cuatro estaciones del año, que por fortuna, después de haber ornamentado el chalet de algún munícipe colaborador del régimen anterior, se encuentran hoy depositadas en el museo municipal para su restauración». Paco Artola Buzón.

Más información: El Paseo de la Victoria, la Memoria Amputada.

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Juan Gómez Fernández nace el 25 de mayo de 1951, el mismo año que la cantante Ana Belén, el político socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, o la periodista Rosa Montero. El año en el que la CECA, organismo antecesor de la Unión Europea, firma el Tratado del Carbón y del Acero.

Nuestro protagonista tiene una hermana menor. Es hijo del portuense Juan Gómez, conocido como ‘Farfán’ –apellido de una tatarabuela--, agricultor con campos en la zona de ‘El Águila’. Toda la familia paterna estuvo vinculada al campo, cuyos antepasados se remontan al siglo XV, contemporáneos de Cristóbal Colón. Su madre, Rosa Fernández, natural de Las Bornetas, aldea cercana a Tui (Pontevedra.) Emparentada con familias de comerciantes gallegos afincados en El Puerto: Serafín Vieytes, del almacén de al plaza de la Herrería; Joselito Fernández, del bar Jamón en la calle Capillera; Joselito Verde, del almacén de la calle Ganado y el popular Casimiro, del desaparecido almacén y estanco de la Plaza de la Iglesia, donde hoy hay una tienda de antigüedades.

Juan vivió la infancia a caballo entre el campo –Pago Serrano—y la casa de la calle San Juan, 37. Allí vivió los juegos de la niñez con los hijos de los vecinos que habitaban la casa, comprando pipas a ‘perra chica’ en el almacén de Joselito en la calle Capillera, y jugando ‘al boli’ en la misma calle, que no estaba asfaltada y permitía hacer hoyos y jugar en los charcos que se formaban.

ESTUDIOS
El parvulario lo vivió entre el aroma del pan recién hecho, en el piso alto del Horno de la Gloria, en la calle Cruces. Luego vendría el Colegio de San Ignacio con Juan Díaz Álvarez, en la calle San Sebastián, con nótula 138 en GdP.Allí aprendería a leer con su sobrina Milagros. Más adelante vendría el examen de Ingreso en el Instituto Padre Luis Coloma, de Jerez y unos primeros años de bachillerato muy irregulares.

Los alumnos que aparecen en la foto, de izquierda a derecha, en la primera fila: Francisco Ramírez Díaz, Pascual Prado Rodríguez, Eugenio Guareño Maza, José Manuel Reina López, Francisco Bollullo Altamirano, Vicente Márquez González (Quiqui); en la segunda fila Juan Custodio Cárdenas, el promotor inmobiliario, Juan Lara Barea, el hijo del pintor, desconocido, Ramón Izquierdo Díaz, José Oncala Merino; en la tercera fila: José Luis Villalba Díaz, José Salmerón Albaiceta, Juan Fernández Gallardo, Ramón Tur Tur, claramente de procedencia alicantina, Andrés González Salas, Vicente Femenía Ruiz; en la fila del suelo, agachados, Juan Bayo de Miguel, Ambrosio Acal Ortega, Francisco Gómez Galán, Andrés Fernández Valimaña, del Vapor, Joaquín Vera Ruíz (Quini), Manuel Gallardo Camacho y Juan Gómez Fernandez.

Con el traslado al Colegio San Luis Gonzaga descubriría un mundo de la enseñanza totalmente nuevo: de un colegio del siglo XIX a la modernidad. Allí recibiría clases del Padre Aldama, quien marcaría su vida y le hizo decantarse por la Enseñanza y descubrir el gusto por la Historia.

Proclamación de dignidades en el colegio San Luis Gonzaga. 10 de diciembre de 1966.

Al finalizar 6º de bachillerato empezó a estudiar Magisterio en Cádiz, terminando la carrera con muy buenas notas, lo que le permitió ingresar directamente como funcionario, algo recogido en el Plan de Estudios de 1967. Más adelante vendrían los estudios de la Licenciatura de Historia por la Universidad de Cádiz, con una tésis sobre la Enseñanza en El Puerto en el siglo XIX.

Será durante sus años de estudiante en los Jesuitas cuando conoce a la que luego será su mujer: María González Forte --Mari Forte--. Formaban una pandilla de la que saldrían varias parejas y en 1975 se casan, Juan con 24 años y Mari con 22. El matrimonio tiene tres hijos: Nacho, Cristina y Chema.

El colegio Cristóbal Colón, durante su inauguración el 15 de julio de 1969. Tres años mas tarde sería el primer centro donde ejercería como maestro Juan Gómez. /Foto: Archivo Municipal.

EL MUNDO DEL TRABAJO.
Con 21 años empieza a trabajar como maestro en el Colegio Cristóbal Colón, donde permanece por espacio de dos curso, al que seguiría el de Grazalema, durante un curso, en Puerto Real estaría otros dos y luego vendrían José Luis Poullet, Pinar Hondo y La Arboleda, donde actualmente ejerce en secundaria, como profesor de Geografía e Historia. Juan recuerda y destaca la buena conexión que siempre supo tener con los alumnos y los padres de éstos, dando clases, en la actualidad, a los hijos de sus antiguos alumnos, lo que le produce una inmensa alegría al comprobar como han desarrollado su vida. Y es que han sido 38 años dedicados a la docencia. Ha sido, además, profesor asociado de la UCA durante el curso 2008/09.

ASOCIACIONISMO.
Formó parte de Memphis, grupo joven de la Agrupación Cultural Medusa, donde escribía artículos para la revista que editaban a multicopista. En esa época ganó su primer premio en un concurso de cuentos organizado por Medusa. El premio, aún lo recuerda, fue el libro ‘El Puerto en la Literatura Española’ de Manuel Martínez Alfonso, y dedicado por su autor. Años mas tarde se incorporaría a la Academia de Santa Cecilia, de la que sería su presidente entre los años 2002 y 2006, imprimiéndole una intensa actividad en cuanto a actos y publicaciones se refiere.

Ha sido miembro del Patronato de la Fundación Luis Goytisolo, en igual periodo que la anterior. Es miembro de la Sociedad Española de Historia de la Educación (SEDHE), del Ateneo del Vino y, desde siempre, de la Peña ‘La Charanga’ de la que es socio fundador. Pertenece al Grupo de Investigación de la UCA ‘Historia y Género’, adscrito al Plan Andaluz de Investigación.

Independientes Portuenses gobernaría en su primer mandato con el PSOE. En la imagen, durante una tertulia de SER Puerto en el Restaurante 'El Resbaladero', dirigida por Francisco Andrés Gallardo, de espaldas. De izquierda a derecha, Hernán Díaz, Juan Gómez, José Gil y Luis Benvenuty. /Foto: Fito Carreto.

LA POLÍTICA.
En la Navidad de 1990 el padre de Juan fue a casa de nuestro protagonista y le presentó a Hernán Díaz Cortés (quien había sido concejal del equipo de gobierno durante  el pacto PSOE-PP en el mandato 1987-1991, aunque ya no formaba parte del mismo) y hablaron de la creación de un nuevo proyecto político para El Puerto: Independientes Portuenses. Con IP ganarán las elecciones municipales en 1991. Juan Gómez iba el tercero en la lista: no tuvo inconveniente en ceder su puesto al segundo que lo ocupó, Miguel León. Y aunque su interés se decantaba por Medio Ambiente, sería designado  concejal de Cultura y Educación en aquel mandato: «Estaba todo por hacer», recuerda.

Presidiendo una corrida de toros en la Plaza Real. /Foto: Jorge Roa.

Y por hacer hizo hasta de presidente de la Plaza de Toros, alternándose con su entonces compañero de partido, Fernando Gago, cuando la empresa Canorea-Barrilaro era la concesionaria de la explotación del coso taurino portuense. Además gestionaría durante un breve periodo de tiempo, las concejalías de Turismo (1994-1995) y la de Medio Ambiente (1999-2000). Durante esta etapa hará muchas amistades que hoy conserva, sobre todo funcionarios que colaboraron de forma estrecha con Gómez. Fue Diputado Provincial entre 1999 y 2000, año de su primera dimisión como concejal.

Con María Asunción Mateo, durante su etapa como Directora de la Fundación Rafael Alberti. /Foto: Fito Carreto.

LOGROS.
En Cultura se rehabilitaron y crearon nuevas infraestructuras, tales como la rehabilitación del Edificio Principal de ‘San Luis Gonzaga’ para sede de Cultura y Educación; la creación el Centro Cultural ‘Alfonso X el Sabio’ y biblioteca en el mismo espacio, la obtención de la propiedad de la Casa de la Cultura, las negociaciones y compra del solar de la antigua Bodega ‘El Cuartel’ y el acuerdo con la Junta de Andalucía para construir el Teatro Municipal ‘Pedro Muñoz Seca’.

Durante el Simposio 'José Luis Teaja, poeta', acompañando a la viuda de Tejada, Maruja Romero y a la Delegada Provincial de Cultura de entonces, Josefa Caro.

Se crearon diversas fundaciones con participación municipal en el ámbito de la cultura: Rafael Alberti, Pedro Muñoz Seca, José Luis Tejada y Manolo Prieto.

Fue el artífice de la firma del Convenio con la Universidad de Cádiz para los Encuentros en Primavera, del Festival de Teatro de Comedias que ya ha cumplido su XX edición, los Conciertos de Música Antigua, la reorganización de la Banda de Música, las Jornadas Federico Rubio, en la que incluso llegó a participar un Premio Nobel.

En cuanto a Educación se iniciaron los programas contra el absentismo escolar, los Talleres Escolares de los que hoy todavía son un ejemplo a nivel nacional e incluso se abren dos nuevos Institutos Nacionales de Bachilerato.

Con el filósofo y ensayista, José Luis López-Aranguren Jiménez, poco antes de su fallecimiento, en la Fundación Rafael Alberti.

DOS PERIODOS.
Hay que distinguir dos periodos de su acción política, como gobierno y oposición.

· 1991-2000. La etapa de la ilusión, del trabajo, del sacrificio familiar. Pero también la etapa de conocer a personajes muy interesantes: Rafael Alberti, Luis Goytisolo, la familia de Muñoz Seca, José Luis Aranguren y otros. Luego vendría el cansancio por la gestión, la decepción al comprobar que algunos van a la política a medrar y ante la falta de horizontes le llevan a pedir la baja como concejal el 4 de septiembre de 2000, tras poco mas de un año como concejal en el tercer mandato de IP.

Último folleto electoral del primer periodo por el que se presentó Juan Gómez, correspondiente a las elecciones municipales de 1999. 1. Hernán Díaz. 2. Miguel León. 3. Juan Gómez, 4. Elena Galván. 5. Juan Bocanegra. 6. Juan Carlos Rodríguez. 7. Pedro Pablo Lamadrid. 8 María del Carmen Díaz. 9 Silvia Gómez.

Durante la inauguración, en el Castillo de San Marcos, de la Exposición Filatélica 'Juvenia 1999'. /Foto: Fito Carreto.

Valorado incluso por sus contrincantes políticos, sorprendió a propios y extraños aquella dimisión que se produjo tras su paso por la alcaldía, sustituyendo al titular durante sus vacaciones estivales. Una diferencia de pareceres en como había gestionado Gómez la crisis del cierre de la Playa de El Buzo a instancias del gobierno autonómico, y la desautorización del alcalde titular, fueron el detonante para que regresara --ahora sin compartir con la política-- a su ‘opción de vida’, la enseñanza, como profesor de Geografía e Historia en el IES ‘La Arboleda’. Además continuará con sus labores de investigación e incluso se doctorará en Historia cinco años mas tarde, en 2005.

Muchos no entendieron que, el año 2006, se manifestara en la puerta del Ayuntamiento, junto a un grupo de ciudadanos, contra la tala indiscriminada de árboles en nuestro término municipal. /Foto: Fito Carreto.

Durante su última toma de posesión como concejal de IP, el año 2007.

· 2007-2010. «Regreso a la vida pública obligado por las circunstancias del partido», afirmará. Tras los escándalos que se vivían en su partido, «era precisa una renovación y nuevos objetivos». Pero la maquinaria del partido no se lo permitió –hay quien afirma que detrás del mismo sigue su fundador Hernán Díaz— y aunque se postuló primero para candidato a la alcaldía por su formación en los comicios municipales de 2007 y luego en 2009 para presidente de Independientes Portuenses, no lo consiguió.

De izquierda a derecha, Juan Gómez, Hernán Díaz, Silvia Gómez --no son familia-- Fernando Gago, María del Carmen Lara, María Ángeles Bustabad, a la finalización del Congreso de su partido en 2007. /Foto: Fito Carreto.

De izquierda a derecha, Enrique Ramírez, María del Carmen Lara, Paco Pérez, José Peinado, Silvia Gómez y Juan Gómez. En la Feria de Primavera, en 2008. Eran otros tiempos. Ni Ramírez ni Lara militan en IP, ni Pérez es el Presidente, y Juan Gómez  ha abandonado todas sus responsabilidades en el partido. /Foto: Fito Carreto.

Viviría los últimos años en política de cargos como concejal de la oposición, acaso el que fuera el más brillante concejal de Cultura que tuviera el Ayuntamiento de El Puerto desde los tiempos en que lo fundara Alfonso X ‘el Sabio’. Pero «aunque la función de control al gobierno es importante, no es lo que queremos los que pretendemos trabajar por nuestra Ciudad» afirmaba el 27 de octubre de 2010, al dimitir por segunda vez como concejal, tras meditarlo durante el mes que pasa en reposo convaleciente de una enfermedad, lo que le hizo pensar en el futuro.

El 27 de octubre de 2010, explicaba ante los medios su segunda retirada de la política. Previamente a su dimisión, había dejado la portavocía del partido. /Foto: Fito Carreto.

«Hoy por hoy me retiro, al igual que hoy no iría en otras siglas políticas distintas a IP, aunque dentro de unos años, si creo que puedo ayudar a mi Ciudad, lo haré», afirmará en su despedida. El 25 de mayo cumple 60 no participando, en la actualidad , en la vida política activa.

PUBLICACIONES, CONFERENCIAS Y CONGRESOS.
Ha publicado tres libros: ‘Disidencia y escuelas en la Bahía de Cádiz (1835-1936)’. ‘Formar hombres de bien. La Enseñanza en El Puerto de Santa María en el siglo XIX’, y ‘El Colegio de Primera y Segunda Enseñanza de El Puerto de Santa María (1848-1861)’. Igualmente tiene publicado capítulos de libros en cinco volúmenes sobre El Puerto, Federico Rubio y la Educación y otros tantos en revistas de historia. Ha editado la obra colectiva ‘La Escuela y sus escenarios’. /En la imagen de la izquierda, su libro, ‘Disidencia y escuelas en la Bahía de Cádiz (1835-1936)’, editado por la Academia de Bellas Artes 'Santa Cecilia'.

Diversas instantáneas de Juan Gómez Fernández de los últimos 20 años.

Ha participado, impartiendo conferencias y comunicaciones en congresos de Género y sobre el ilustre portuense Federico Rubio y Galí, coordinado el III Coloquio Internacional de SPICAE y participado en proyectos de Innovación Educativa, desarrollando una ingente labor que se encuentra publicada en medios especializados y que puede consultarse por  internet.

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El escritor, dramaturgo y ensayista Manuel Pérez Casaux nació en la calle  Luna, núm. 6, el 29 de enero de 1929, esquina a Jesús de los Milagros, donde en tiempos existió un Freidor de Pescado y hoy es una tienda de ropa en un nuevo edificio. Su padre, Manuel Pérez Martínez, natural de Puerto Real, delineante proyectista, era funcionario civil del ejército y estaba destinado en la Ayudantía Militar de Marina de El Puerto. Su madre, natural de San Fernando, pertenecía a una familia de marinos instalados en San Fernando en el siglo XVIII.

El año de su nacimiento, 1929, explosionaba en el muelle de El Puerto el Vapor ‘Cádiz’ que hacía el recorrido entre nuestra Ciudad y la capital. Ese mismo año se incorporaría al muelle de San Ignacio  la motonave ‘Adriano I’, que había estado efectuando el trayecto entre Sanlúcar y Sevilla, con motivo de la Exposición Iberoamericana. El investigador Antonio Gutiérrez constata que ese año «En El Puerto se palpaba la incertidumbre política y el deterioro de la monarquía; la ausencia del Teniente Coronel del Batallón de Cazadores de África, nº 7 y del Ayudante Militar de Marina al funeral por la reina María Cristina, organizado por el municipio, excusando ambos por escrito su asistencia, era una clara muestra. Asimismo excusó su asistencia el filántropo portuense Elías Ahuja Andria mediante una comunicación de su secretaria, sin firma».

En la imagen, el Vapor 'Adriano I', amarrado al muelle San Ignacio y el 'Adriano II' surcando las aguas del Guadalete.

Con apenas diez años, Manuel entró en el Seminario de Cádiz, donde estudió el Bachillerato. «En el Seminario escribía versos, a hurtadillas, que destruía el Padre Bueno». De allí se salió para estudiar Magisterio, simultaneando la enseñanza en la Escuela de Formación Profesional Sindical de Puerto Real y Astilleros de Cádiz, donde trabajó como traductor. «Luego, hice más versos y me los publicaron. Eran aquellas revistas aguerridas de provincias, que siempre han existido: ‘Advinge’, ‘Caleta’, ‘Thalassa’… Entonces se llamaban así».

Manuel Pérez Casaux, con su mujer, entonces novia, la gaditana Manoli Ruiz Marabot, en 1960.

VIAJANDO POR ESPAÑA.
Fue miembro activo del movimiento teatral y literario de la capital gaditana en torno a la segunda época de la revista Platero. Coincidiendo con la disminución del tráfico marítimo en Cádiz se traslada a Barcelona para enseñar como maestro de escuela y una vez en esta ciudad, se diploma en Comercio Exterior. Preparó multitud de oposiciones y trabajó en actividades diversas, entre otras para empresas consignatarias y de seguros marítimos y posteriormente, tras empezar a estudiar Derecho, estudios que no concluye, obtiene su Licenciatura en Filosofía y Letras sección de Lenguas Germánicas por la Universidad de Barcelona. «Estuve en el norte de España: San Sebastián, Santander Gijón, Vigo…, que sé yo. Madrid a veces, también. Luego otra vez el querido Sur: Jaén, Cádiz, los Puertos… me explotaron muchas veces». Gran conocedor del griego y del latín, domina catalán, francés, inglés, alemán y nada de ruso, como erróneamente ha afirmado alguno de sus biógrafos.

Presidencia del Congreso de Teatro celebrado en Córdoba en 1965. De izquierda a derecha, Alfredo Marquerie, Antonio Gala, Zamora, Vigil, N.N. y Manuel Pérez Casaux.

EL TEATRO DE POSGUERRA.
Después de la Guerra Civil (1936 – 1939), los dramaturgos españoles se enfrentaron a una censura implacable que hacía difícil, sino imposible, ofrecer una visión crítica de la realidad. Desde el final del conflicto hasta los últimos años de la década de los 60, el teatro español, en todas sus facetas, sufrió una profunda crisis existencial. La búsqueda de nuevas formas de expresión dramática por parte de los autores españoles, -que se inspiraron en las grandes corrientes innovadoras del momento en el teatro europeo (el teatro del absurdo, Brecht, Artaud)-, dio lugar a una nueva vanguardia teatral, denominada por los estudiosos “Nuevo Teatro Español”.

Representación de 'Hermosas Costumbres'.

Otra imagen de 'Hermosas Costumbres'.

NUEVO TEATRO ESPAÑOL.
El tema central de este nuevo teatro es la crítica del sistema político y social del franquismo, siquiera en la misma medida que el rechazo mostrado hacia el teatro comercial, así que no es extraño que dichos autores fueran sistemáticamente ignorados hasta los años 80, cuando ya la realidad del país se había modificado.

TEATRO INDEPENDIENTE.
Junto a los teatros oficiales se formaron nuevas compañías de teatro que intentaron imponer un teatro alternativo en todos los sentidos. Fruto de este ambiente fue la aparición del Teatro Independiente, tan importante en el contexto teatral de la época. Cuando el término independiente empieza a airearse tímidamente en las carteleras, programas de mano y en medios de comunicación, parece como si empezara a vislumbrarse el principio del fin. Se advertía una cierta tolerancia, como un mirar hacia otro lado. /En la imagen de la izquierda, Pérez Casaux arriba al centro, con el Grupo Quimera Teatro, al completo, en 1969.

ACCIDENTE Y TEATRO.
A principios de la década de los 60 sufre un accidente de tráfico que le produjo una conmoción cerebral, que le llevó a pasar cuarenta días de hospitalización. A partir de entonces, Perez Casaux se entrega a la actividad teatral, cuyos textos lo señalan como vinculado a una protesta ética y autor de una obra de reivindicación social, actitud propia de la segunda generación de posguerra a la que pertenece, lo que dio lugar a ser considerado autor comprometido y molesto al régimen político anterior.

SÁNCHEZ CASAS.
«Conocí a José María Sánchez Casas que empezaba con un grupo maravilloso de Cádiz: ‘Quimera Teatro Popular’. Hicimos muchas cosas juntos». Sánchez Casas era entonces trabajador de los muelles y editor de la revista ‘El Gallo Rojo’. En la Hoja del Lunes del 25 de abril de 1966, se podía leer: «Quimera Teatro-Popular, presentó ayer la obra de Pérez Casaux ‘Sigue pensando, Sam’. Intervinieron Pedro Roca, José María Sánchez Casas, Fernando Meléndez, Donato Patiño y Mari Ángeles Neira».

Sánchez Casas, que más adelante se integraría en el PCr, germen de los GRAPO (Grupo de Resistencia Antifascista Primero de Octubre), con el nombre de guerra de ‘Vargas’, tuvo una alambicada historia de militancia terrorista, cumpliendo 18 años de cárcel por delitos de sangre, pisando 15 prisiones, con más de 400 días de huelga de hambre entre 1989 y 1991 y que murió, ya en libertad el año 2001, tras ser liberado en 1997, esperando un trasplante de corazón. Sánchez Casas ganó, con un nombre supuesto, el concurso de carteles del Carnaval de Cádiz para el año 2001.

LA CENA DE LOS CAMAREROS.
En este contexto de cambio se encuentraba inmerso nuestro protagonista. Desde el denominado ‘teatro del absurdo’ en el que se enmarca su primera pieza teatral, muy de vanguardia, ‘La cena de los camareros’ (Festival de Gijón, 1963), sus obras han ido evolucionando hacia otras tendencias, relacionadas en algunas épocas con un estilo que él mismo denomina ‘brechtiano’. /En la imagen de la izquierda representación de 'La Cena de los Camareros'.

En 1969 estrena en el III Festival de Teatro de Sitges su obra seleccionada:  ‘Historia de la divertida ciudad de Caribdis’, emitida por TVE en 1976. Con ‘La familia de Carlos Cuarto (1973), premiada y dirigida  también en Sitges por José Luis  Alonso de Santos, nuestro autor pone en el escenario la lucha entre la España culta y la que se aferra no sólo a las tradiciones, sino también a la cómoda ignorancia. Pérez Casaux ha escrito un total de 29 obras entre comedias y dramas, de las que se han estrenado 14.

En la imagen, Manuel Pérez Casaux en la Plaza de Cataluña, de Barcelona, en 1970.

NOVELA CORTA.
Ha publicado una treintena de narraciones breves y cinco novelas cortas distinguidas con varios galardones entre los que se encuentran el ‘Carta Puebla’ por su novela ‘Las raíces al aire’, y el ‘Valdemembra’ por ‘Días de tomillo y orozuz’, en la que el autor traza un retrato de la vida cotidiana en la ciudad de Cádiz durante los días de la contienda civil, pues como subtítulo lleva ‘Historias de Cádiz de la Guerra Civil’, y que fue presentada y analizada en el Ateneo de Cádiz por el también atenísta, Francisco Súnico  Varela el año 2006.

Tras su jubilación, regresa a El Puerto y enseña español para extranjeros, reduciendo su creación teatral y mostrando mayor adhesión a la poesía. Recibirá el Premio Buero Vallejo de Guadalajara, por su obra ‘En Castilla mandamos nosotros’

En la imagen, Manuel Pérez Casaux, flanqueado por los académicos Javier Maldonado Rosso y Luis Suárez Ávila, dirigiéndose al estrado para pronunciar su discurso como Académico de la de Belals Artes de El Puerto. En la presidencia, de izquierda a derecha, Joaquín Solís Muñoz-Seca, Juan Gómez Fernández a la sazón presidente de al entidad y Jesús Nogués Ropero. Octubre de 2003.

En 1991, durante la celebración del Día del Libro, en el Castillo de San Marcos. De izquierda a derecha, Luis Caballero, Ana Alonso a la sazón concejala de Cultura,  el poeta Benito Pérez, Francisco Arniz, presidente de BBAA, Alberto González Troyano, profesor de la UCA, la poetisa Pilar Paz Pasamar y Manuel Pérez Casaux. /Foto: Colección F.M.A.S.

PRESIDENTE DE LA ACADEMIA.
Pué presidente de la Academia de Bellas Artes 'Santa Cecilia', entre agosto de 1989 y junio de 1990. El 15 de octubre de 2003 leyó su discurso de ingreso como Académico en dicha institución que tituló “El cuento literario en cuerpo y alma”. Además, Perez Casaux es Académico de la Real de San Romualdo de Ciencias, Artes y Letras de San Fernando, miembro de la Sociedad General de Autores de España, de la Asociación Colegial de Escritores, del Ateneo de Cádiz del que es ‘Ateneísta de Mérito’ y Vicepresidente de de la Asociación ‘Río Arillo’ de Artes y Letras.

Durante una visita a las ruinas del Teatro Romano de Mérida el año 2006.

TEATRO SELECTO.

En el año 2004 el Ayuntamiento de El Puerto le rindió homenaje por su aportación  ininterrumpida al mundo de la literatura, fundamentalmente al teatro. Y lo hizo de la forma más estimada por un escritor. El mismo Manuel Pérez Casaux seleccionó cinco de sus obras teatrales aún inéditas que se publicaron bajo el título de ‘Teatro selecto’. Con posterioridad, la Editorial Fundamentos, publicaría su drama ‘La Familia de Carlos Cuarto’, en la colección de Teatro Contemporáneo de dicha localidad. /En la imagen de la izquierda, el volúmen publicado por el Ayuntamiento de El Puerto 'Teatro Selecto'.

Acompañado de su mujer, Manoli, en una imagern de 2009.

La actividad literaria del dramaturgo portuense sigue viva a sus 82 años recién cumplidos en la vecina San Fernando, su ciudad de acogida donde vive  y donde continúa en la actualidad, para la que escribió en 1998 ‘Las Cortes de la Isla de León’, con motivo de la conmemoración del 200 aniversario del Teatro de las Cortes.  (Textos: Manolo y José María Morillo).

Dentro de un par de meses se alcanzará el ‘milenium’ de GdP y no parece razonable dejar pasar más tiempo sin incluir a este prolífico autor entre los personajes locales difundidos y referenciados desde su creación en Gente del Puerto en cuyas nótulas tan solo ha sido mencionado al citarse la calle a él dedicada. Hoy se cumplen 109 años de su fallecimiento, con apenas 60 años.

Francisco Javier de Burgos y Larragoiti, al que algunos biógrafos apuntan como Sarragoiti el apellido materno, tuvo como nombre artístico el de Javier de Burgos. Nació en la calle Larga, esquina con Caldevilla, el 22 de marzo de 1842. Coinciden  nombre y primer apellido con el de otros dos escritores de una época similar: Uno, Francisco Javier de Burgos y del Olmo, escritor y político, nacido en Motril y otro, su sobrino Francisco Javier de Burgos Rizzoli, que continuaría escribiendo comedias con este nombre, casi siempre en colaboración con otros autores, especialmente durante el primer tercio del siglo XX. Este personaje fue muy  conocido como ‘sonetista’, siendo autor de cinco mil poemas con esta composición métrica. Falleció en Madrid en 1971, a los 85 años. El Javier de Burgos portuense tenía ascendientes sevillanos, por parte de padre y gaditanos y vascos por la rama materna.

Lo poco que hemos podido averiguar del paso de su familia por esta Ciudad de El Puerto entre 1830 y 1850 es como sigue: Por esas fechas, la viuda de Juan Manuel Larragoiti, vizcaino de Plencia asentado en Cádiz, dedicado al comercio, doña Antonia Sabio, procedente de la capital de la provincia se instaló en nuestra ciudad, en casas de su propiedad de calle Larga, que hacen esquina y vuelta con la calle Caldevilla, acompañada de su hermana Josefa y de sus dos hijas, Regla y Rafaela. Parece que Regla Larragoiti conoció aquí al abogado sevillano Francisco Javier de Burgos Mendicuti, funcionario judicial, se prometieron y casaron en 30 de junio de 1834, instalándose como inquilinos en una casa cercana, la llamada de Torrejón, cuatro casas más arriba, pasando el convento de las Capuchinas.

Casa natal de Javier de Burgos en el actual número 29 de la calle Larga esquina con Caldevilla. /Foto: A.G.R.

NACIMIENTO.
Posteriormente, posiblemente al quedar embarazada la madre de nuestro protagonista, el matrimonio retornó a la casa familiar, donde nació Javier de Burgos en la calle Larga, en la casa número 65 antiguo, esquina con Caldevilla el 22 de marzo de 1842, siendo bautizado el 1 de abril siguiente en la Iglesia Mayor Prioral, por don José Manuel Santullo y apadrinado por Joaquín Urtelegui, vecino de Cádiz y su tía Rafaela Larragoiti Sabio. Al fallecer poco después Antonia Sabio y también su hermana Josefa, que era mayor que ella y obtener un nuevo destino profesional el padre, que moriría en Filipinas pocos años después, la familia volvió a Cádiz, de donde era originaria.

Galería acristalada de la casa natal de Javier de Burgos en nuestra Ciudad. /Foto: A.G.R.

TRASLADO A CÁDIZ.
Siendo niño, la familia se trasladó como hemos señalado a Cádiz y es en la capital donde  se educa y adquiere la personalidad y sentido del humor que trasladará en su madurez a los numerosos sainetes que produjo. Tuvo siempre a gala su origen gaditano, y ejerció como tal. Así se lo reconoció el Casino Gaditano que, en 1975, colocó una lápida en honor del ‘dramaturgo gaditano’ y del compositor Gerónimo Giménez, autores de La boda de Luis Alonso. Y el ayuntamiento de Cadiz, que también rotuló con su nombre una calle que se inicia en la plaza del Palillero y continúa, cuesta arriba, durante unos cien metros.

ÉLITE TEATRAL DE LA ÉPOCA.
Estuvo en la élite de los autores teatrales de su época, colaborando con Barbieri, Chueca, Valverde y Giménez en diversas zarzuelas y sainetes líricos. Fue muy bien considerado entre sus compañeros de profesión, que alababan su ingenio y sentido del humor así como su talante. Su contemporáneo Tomás Luceño, en una entrevista publicada en Blanco y Negro, el 26 de abril de 1931, refiriéndose a él, dice: «A Javier de Burgos jamás le oí hablar mal de nadie. Le parecía bien cuanto hacían sus compañeros». Hasta los títulos de sus sainetes rezumaban el fino humor que sería su seña de identidad para amigos y conocidos. Desde la simpleza de El merendero de la Pepa, a la complicación de Zampillaerostation: o Jalón y Lila y la niña boba; apropósito bufo, cómico-lírico-gimnástico en un acto y en verso.

BAILE Y BODA DE LUIS ALONSO
El 27 de febrero, hace 115 años, se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid un sainete lírico que se tituló ‘El baile de Luis Alonso’. El autor de la música era Geronimo Giménez, sevillano de nacimiento pero criado en Cádiz. Niño prodigio en tan bello arte y precoz director de orquesta, en esos años finales del siglo XIX,  atravesaba su mejor y más inspirado periodo como compositor. Fue tan sonado el éxito que tuvo que realizar una segunda parte que se tituló ‘La Boda de Luis Alonso’, cuyo intermedio, más de un siglo después, forma parte del repertorio actual de numerosas bandas y orquestas de los cinco continentes. Dos años después de su estreno en Madrid, también en el mes de febrero, se representó en el Teatro Principal portuense, en 1898, el año de los desastres de Cuba.

El autor de ambos libretos, en verso, fue nuestro paisano Javier de Burgos. El texto de ‘El baile de Luis Alonso’ era una adaptación de un sainete suyo, estrenado  el 16 de diciembre 1889 en el Teatro Español, de Madrid, y el inicio de una colaboración entre ambos, músico y escritor, que producirían otros éxitos en esta modalidad de sainete lírico como, por ejemplo, ‘Las mujeres’, obra que se representó por primera vez en El Puerto, en el Teatro Principal, en diciembre de 1896, en un homenaje a beneficio de la actriz Margarita Monreal.

PLAZA Y CALLE.
Una calle, por cierto, traspasada, pues inicialmente se rotuló lo que hoy conocemos como Plaza de los Jazmines, donde está el monumento al Corazón de Jesús, con su nombre. La iniciativa partió de la redacción de la Revista Portuense.

Fue una especie de desagravio localista. Después del estreno de la zarzuela ‘Cádiz’, ‘episodio nacional cómico-lírico-dramático’, en el teatro Apolo de Madrid y a consecuencia del éxito popular de uno de los pasodobles que se convirtió poco más o menos que en el himno nacional, los autores de la música, los maestros Chueca y Valverde, recibieron una recompensa oficial, siendo condecorados, ninguneándose al autor de la letra. Se formó una comisión, en la que se integraron numerosos personajes de la sociedad culta de la época y en un acta, fechada el 7 de abril de 1896, entre otros acuerdos, solicitaron al municipio diesen su nombre a una de las calles de la ciudad.

DE VISITA A EL PUERTO.
Después de su consagración como sainetero de éxito estuvo en varias ocasiones en El Puerto. Creemos que la última fue en enero de 1899. Visitó, en aquella ocasión, la casa donde nació, almorzando en Vistalegre con un grupo de amigos y admiradores, después de girar una visita a las instalaciones bodegueras de Manuel Pico, otra al Casino y pasar por la alcaldía a cumplimentar al titular, Francisco Puente y Jiménez.  Falleció en Madrid el 12 de marzo de 1902, apenas cumplido los 60 años.

La Plaza de los Jazmines, antes de la construcción del Monumento al Corazón de Jesús, ver nótula num. 889 en GdP, se llamó 'Plaza Javier de Burgos'. por acuerdo municipal de abril de 1896. Esa Plaza ya se había llamado con anterioridad ''de loz Jazmines', Santísima Trinidad', 'Topete' y 'de la Revolución'. En el callejero de agosto de 1936, permanecía el de Plaza de Javier de Burgos. Desconocemos cuando volvió a recuperar el nombre de 'Jazmines' y la nueva denominación de la calle 'Descalzos'  por Javier de Burgos, nombre que permanece en la actualidad.

CUENTOS, CANTARES Y CHASCARRILLOS.

Según recoge Ana María Navarrete: “Los niños aprendían de memoria los cuentos, cantares y chascarrillos que aparecían en este tipo de libros de textos humorísticos de principios del siglo pasado que hoy podríamos considerar infantiles, pero que entonces todos reconocían”.

En la imagen portada incompleta de ‘Javier de Burgos: Colección de Cuentos, Cantares y Chascarrillos’. Colección Diamante. Antonio López Editor. Librería Española. Barcelona 1910?. Reproducimos el poema ‘Despedida’.

«--José, querido José,
dame el abrazo postrero.»
«--¿Donde vas?»
«--Al extranjero,
á Asia, á América… no sé.
Pierdo mi última ilusión
y cansado de sufrir,
por el mundo quiero huir,
muerto ya mi corazón.
Tu que eres de los loeales
sé que no me olvidarás…»
«--¿Y no nos veremos más?»
«--No.
Préstame mil reales.»

CURSI.
Quiero terminar con una anécdota que él solía contar en sus tertulias de Madrid sobre el origen de la palabra ‘cursi’. La he conocido por un artículo de Federico Oliver en ABC de Madrid del 28-7-1946 que califica a Javier de Burgos de ‘sangre gorda’ y número uno entre los guasones de la época. Resumidamente, dice así: «En Cádiz, mediados del ochocientos, vivía un covachuelista llamado Sicur, padre de una pollada de niñas casaderas, pobres y no muy agraciadas, que vivían con las estrecheces de la sufrida clase media... y era de ver como estas ‘pollitas’ se apiñaban, estación tras estación, en un cuchitril de costura para cortar, hilvanar y probar los vestiditos de los días futuros, entre perifollos, cintajos, retales y estampas de ‘La Última Moda’. Las niñas de Sicur, así ataviadas a fuerza de aguja y desvelada fantasía, lanzábanse a las calles persuadidas de que con su ingenio y sentido del gusto habían ganado una victoria sobre la negra adversidad. /Javier de Burgos. Foto Reymundo. Colección: Francisco M. Arniz Sanz).

Sabido es que la gente maleante, gitanos y pícaros de toda laya han usado siempre, para sustraerse del rigor de la justicia, una jerga o germanía solo entendida por ellos. Esta jerigonza, componíase, a mediado del siglo anterior, en las provincias andaluzas, de una mezcla de caló o dialecto gitano con voces nuevas que se le injertaban para recambiar con ellas las demasiados inteligibles. Estas voces nuevas eran simplemente palabras de la lengua española con las sílabas invertidas. Así, pues, se decía en vez de bota ‘tabo’ y por cama ‘maca’, y así sucesivamente.

Artículo sobre las señoritas Sicur --Sicour--, pulicado en la revista gaditana de 'La Estrella'. 1842.

Para los pollastres aviesos que aguardaban en la puerta de la Catedral la salida de misa, ya no eran las ‘señoritas Sicur’, eran las ‘señoritas cursis’ merced a la manía imperante de la inversión de las sílabas. Ellas ignoraban esto, como tampoco sabían que sus vestiditos detonantes, cosidos con tanta emoción del alma, eran desestimados e incomprendidos, porque precisamente la “cursilería”, voz acuñada al nacer con su significado, no es otra cosa, en el fondo, que una emoción no compartida». (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

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El Puerto es una ciudad muy relacionada de forma directa con Cristóbal Colón y con América. Cuenta fray Bartolomé de las Casas que “un marinero tuerto” le dió información a Colón “estando en El Puerto de Santa María” sobre “aquella tierra a la cual no pudieron llegar los terribles vientos”. También lo menciona su hijo Hernando Colón en su Historia del Almirante. Lo cierto es que el navegante pasó dos temporadas, al menos, en El Puerto: una entre los años 1484 y 1486 ó 1490 y 1491 (según diferentes investigadores), en la que preparaba el viaje del descubrimiento, y otra en 1493, organizando el segundo viaje al continente americano.

Esta ruta trata de descubrir y mostrar (en lo posible) El Puerto que vivió Colón: una villa marina y marinera, poblada de gentes de la mar (carpinteros de ribera, calafates, estibadores, marinos, marineros, cartógrafos, comerciantes, armadores, rederos, cordoneros, pescadores,...) y de edificaciones marítimas (muelles, varaderos, almacenes, hospital de San Telmo, Cruz de los Calafates, aduana, ermitas de Guía y de Santa Catalina, ...) en la que el río Guadalete, eje de su asentamiento y actividad, tuvo una destacada función.

La tradición marinera con que contaba El Puerto de Santa María propició la presencia de Colón en la ciudad para la gestión de su proyecto. En el descubrimiento americano esta ciudad participó con la carabela La Niña, armada en astilleros portuenses, y con la nao Santa María, cuyo piloto, Juan de la Cosa, (en la ilustración de la izquierda) acompañó a Colón en los dos primeros viajes y es autor del mapamundi que fuè realizado en El Puerto en el año 1500.

Desde El Puerto partieron otras expediciones que realizaron importantes descubrimientos geográficos: la de Alfonso Ojeda (1499-1500), en la que participaron Juan de La Cosa y Américo Vespucio, y la de Rodrigo de Bastidas (1504), donde iba de nuevo Juan de la Cosa y Vasco Núñez de Balboa.

Primer Mapa Mundi. Juan de la Cosa. Año 1500. El Puerto de Santa María.
Ver más información en nótula núm. 584 de GdP.

Como consecuencia de la conquista y colonización americana El Puerto de Santa María participó del comercio a gran escala con América, lo que movió la economía de la ciudad durante toda la Edad Moderna. América significó desde entonces un nuevo rumbo para la ciudad de El Puerto y toda la bahía de Càdiz. Como resultado de esta relación, El Puerto cuenta con un notable patrimonio cultural, en el que destaca un tipo de edificación característico: las casa-palacios de cargadores a Indias, construidas en los siglos XVII y XVIII. También se realizaron y donaron obras de arte de carácter religioso. La relación con el continente americano se siguó manteniendo posteriormente y continua en la actualidad.

ITINERARIO

1.    San Blas, San Telmo y Espíritu Santo
De izquierda a derecha, observamos los tres edificios. La ermita de San Blas es el más antiguo. A partir de ella fueron levantados el hospital de San Telmo, dedicado a gentes del mar, y el convento del Espíritu Santo. Éste fué iniciado en el siglo XV, ampliado en el siglo XVIII y remodelado en 1851.

2.    Ribera del Guadalete
Desde los restos del estribo del puente del siglo XVIII puede observarse el Guadalete, que en el siglo XV corría sin canalizar. Ésta era zona de varaderos, careneros, embarcaderos y atarazanas.
A nuestra izquierda observamos el Monasterio de la Victoria comenzado en 1504 en las cercanías de la ermita de San Roque, existente en el siglo XV. En la Sierra de San Cristóbal estaba la ermita de Sidueña.
En la otra orilla o “la otra banda del río”, zona de esteros y marismas, continúan como entonces, las importantes salinas de El Puerto.

3.    Soportales de la Ribera
A espaldas del mirador seguimos la línea de soportales, que en El Puerto son más conocidos como “los portales”. Servían de abrigo para la realización de diferentes actividades. En este lugar se encontraba en el siglo XV la “cruz de calafates”, aproximadamente en la embocadura de la calle Caldevilla. Muy cerca de esta cruz estaba la ermita de la Consolación.

4.    Ribera del Río
El nombre de esta calle es muy significativo. También lo es el de la calle Puerto Escondido, que hace referencia a un antiguo embarcadero.
Debido a los muchos meandros que tenía el curso del Guadalete, la zona ribereña pudo estar más retrasada en el siglo XV en algunos tramos.

5.    Continuación de la Fachada al río
Pasamos la plaza de la Herrería, abierta al Guadalete, y seguimos por la C/ Jesús de los Milagros, a cuya derecha, entre ella y la C/ Misericordia, continuaba la fachada fluvial de la ciudad. La fisonomía de toda la ribera cambió a mucho a partir del siglo XVI.
Obsérvese cómo a partir de su cruce con la C/ Palacios, el terreno se eleva suavemente.

6.    Castillo San Marcos
En la segunda mitad del siglo XV pertenecía ya a los Duques de Medinaceli y era sede del cabildo de la villa. Es resultado de la transformación de la mezquita del siglo X en la iglesia-fortaleza cristiana, en la segunda mitad del siglo XIII.
Fue uno de los principales santuarios peninsulares, dada la fama milagrosa de su titular, a la que Alfonso X El Sabio le dedicó veinticuatro de sus Cantigas: un corpus conocido como el cancionero de Santa María do Porto.

7.    Plaza de Juan de la Cosa
La plaza de Juan de la Cosa ocupa lo que fue el antiguo pósito o alhóndiga de la ciudad, cuya fachada, del siglo XVIII, ha quedado desplazada al fondo.
Una reproducción cerámica de la carta naútica y un busto del cartógrafo recuerdan la figura del piloto de la nao Santa María y autor del primer mapamundi, cuya leyenda dice: “Juan de la Cosa la fizo en El Puerto de Santa María anno de 1500”.

8.    Bajada del Castillo.
En nuestro recorrido hemos ido subiendo sobre le nivel de la ribera hasta el pequeño promontorio sobre le que se levantó el santuario-fortaleza, hoy Castillo de San Marcos.
Ahora continuamos por la bajada del Castillo, que en el siglo XV, era zona de embarcadero y diversas actividades relacionadas con el río y el mar.

9.    Plaza de Colón
Constituía también zona ribereña en la época de Cristóbal Colón. El actual azulejo es una reproducción del que fué instalado en 1938, año de la remodelación del lugar.
En lo alto estaba construido en el siglo XV un mesón conocido como Posada del Toro, que pertenecía a la familia de los Valera.

10.    Antigua Aduana Ducal
Edificio de la antigua Aduana Ducal del siglo XV.

Los dos escudos de la fachada corresponden a la familia de la Cerda, duques de Medinaceli. El actual es una ampliación del primitivo edificio del siglo XV.

11.    Calle Palacios
Es una de las principales arterias de la ciudad. Debe su nombre actual a que estaba limitada por la antigua aduana, que probablemente, en algún momento, al igual que el castillo, fue residencia ducal, y el nuevo palacio que levantaron los duques  siglos más tarde frente a la Iglesia Mayor Prioral, que, desde aquí, vemos al fondo.

12.    Iglesia Mayor Prioral
En los últimos años del siglo XV esta iglesia estaba aún en construcción.
Una de las principales capillas que se abrieron en el interior del templo, la primera al lado del Evangelio, dedicada a la virgen del Rosario; fue de la familia Valera, a la que pertenecían los alcaides Diego y Charles de Valera, miembros distinguidos del gobierno, que jugaron un papel directamente relacionado con la empresa de las Indias.

13.    La Placillla
Este lugar sigue siendo la zona de mercado de la ciudad, como ya lo era en el siglo XV. Las antiguas carnicerías estaban donde se encuentra el popular Bar Vicente. Sus sucias aguas, cargadas de desojos, iban a parar al río a través del caño de la villa, que corría bajo la calle Ganado.
Nuestra ruta continúa por la calle Ricardo Alcón o calle del Muro, por donde discurría la antigua muralla de la ciudad.

14.    Carta sobre Colón y mapamundi de Juan de la Cosa
En el Centro Cultural Municipal Alfonso X El Sabio podemos ver reproducciones de dos documentos claves sobre la relación de El Puerto y Cristóbal Colón con el descubrimiento de América: la carta de 19  de marzo de 1543 en la que el Duque de Medinaceli informa a su tío el cardenal Mendoza de su relación con el descubrimiento del nuevo continente, y el mapamundi de Juan de la Cosa.

15.    Muelle de las Galeras
Pasando la plaza de la Herrería atravesamos por lo que hoy es Parque Calderón y llegamos al antiguo muelle de las Galeras, cuyo nombre se debe a que en él se aprestaban las galeras reales que fondeaban en el Guadalete, cuya misión era defender la costa.
Actualmente el muelle se denomina de San Ignacio, y es punto de atraque del Vapor del Puerto.

16.    Ermita de Ntra. Sra. de Guía
Seguimos nuestro paseo junto a los muelles, donde todavía se puede observar la actividad marinera de la ciudad. En las actuales Bodegas Gutiérrez Colosía estuvo situada la Ermita de Guía, a cuya titular se encomendaba los navegantes.
En ella tiene su origen el monasterio de San Francisco de la Observancia, pues fue aquí el primer lugar donde se instalaron los frailes antes de pasar a su emplazamiento actual. La ermita dió nombre a toda la zona conocida como “Barrio de Guía” o “Campo de Guía”.

17.    Playa y Ermita de Santa Catalina
Si seguimos el camino por la orilla del Guadalete, calle Bajamar, llegaremos hasta el Paseo José Luis Tejada y la desembocadura del río, más alejada del centro urbano de lo que estaba en el siglo XV.
Continuando por la línea de playa, actual Paseo de la Puntilla, se llega hasta el Castillo de Santa Catalina (s. XVI), donde se levantaba a finales del s. XV la ermita del mismo nombre. Desde este sitio salieron muy probablemente algunas de las expediciones que partieron de El Puerto.

Otros lugares destacados fuera de ruta son:

18.    Hospital de la Misericordia
19.    Ermita de Santa Brígida y Convento de San Francisco de la Observancia
20.    Casa de los Torrejón


21.    Reproducción de la Carabela La Niña
Realizada por Luis Miguel Coín Cuenca en 1992, que como la primera, armada en los astilleros portuenses, también realizó la misma travesía cinco siglos después. (Textos: Centro Municipal de Patrimonio Histórico. Fotos: Jorge Roa. ).


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José Joaquín Solís Muñoz-Seca nace el 18 de febrero de 1939, en plena Guerra Civil. A partir de los dos años de edad Joaquín se traslada a vivir con su familia a El Puerto, a la casa de su abuelo, Francisco Muñoz Seca, --hermano del comediógrafo-- al número 18 de la calle Vicario, hoy Dr. Muñoz Seca.

Se inicia la II Guerra Mundial con la invasión de Polonia. Manolo Prieto, al autor del toro de Osborne, formará parte  de la "Delegación de Propaganda y Prensa del Ministerio de Turismo", mientras continuaba como dibujante político del Periódico "El Sol".  Se funda en el mes de julio la Hermandad de la Flagelación, dando culto a un Cristo atado a una columna, que bien pudiera ser un San Sebastián. Procedía del desaparecido convento de los Descalzos, donde hoy se encuentra la Plaza de Peral. El Asilo de Huérfanas acogerá ese año a 11o niñas. El Ayuntamiento promueve una Junta Benéfica Municipal, que evolucionaría hasta convertirse en Junta Local para la Protección de Niños Huérfanos. El letrista autor de “Soy minero”, “La bien pagá” o “La Falsa Monea” Ramón Perelló, hijo de minero y de convicciones anarquistas, fue detenido y condenado a muerte, aunque se conmutó su pena y pasó un largo periodo de prisión en la cárcel de El Puerto de Santa María. Nacen, también, los portuenses Manuel Sánchez García, sastre; Manuel Alba Medinilla, abogado y escritor y Vicente Garrán López, marinero.

Los abuelos de Joaquín, el Dr. Muñoz Seca y su mujer, Elisa Bela Marchena y sus diez hijos. Su madre, Elisa Muñoz-Seca Bela es la primera por la izquierda.

En la imagen, los abuelos de Joaquín, flanqueando a sus tíos abuelos: Pedro Muñoz Seca y Asunción Ariza.

A los tres años comenzó sus estudios en el Colegio de las Carmelitas, en la calle Nevería. Asistió a la clase de los párvulos, de la que se ocupaba la Hermana Margarita y de quien nuestro protagonista no guarda gratos recuerdos. Los castigos por las travesuras consistían en ponerles un lazo de cinta rosa en el flequillo y mandarlos a continuación a la puerta de la clase, para mofa y escarnio público, cuando las niñas de la Hermana Dolores Martínez en fila al recreo. Fue sustituida por la Hermana Natividad, a la que todavía recuerda con agrado y con la que, excepcionalmente estuvo hasta los 9 años.

En la imagen, en el centro abajo, Joaquín portando la medalla de Congregante Mariano de San Estanislao,  junto a su madre y hermanos, posando para la foto del carné de Familia Numerosa. (Foto: Pantoja).

En 1945, el 30 de mayo, recibió la Primera Comunión en Las Carmelitas.

Con seis años recién cumplidos, hizo la Primera Comunión; su recuerdo más nítido es lo guapa que iba su compañera de ceremonia, Merci Romero. A los 8 años recibió el sacramento de la Confirmación en la Iglesia Mayor, por el Cardenal Pedro Segura  Saenz, postergado en Sevilla por sus ideas monárquicas. Y quedaron grabadas de su plática el encarecido encargo de ‘Dar al César lo que es del César’. «--Hasta años mas tarde, cuando conocí su antifranquismo, no entendí por donde iban los tiros», recuerda.

Excursión de los Congregantes de San Estanislao a la Base Aérea de la Parra. El Comandante de Aviación portuense, Carlos Sancho los atendió. De pie, de izquierda a derecha, Fernando Gago, Antonio Crespo, desconocido, Francisco Solís y Joaquín Solís; en cuclillas Benito Gago, desconocido y José María Gutiérrez Colosía.

El Ingreso en bachillerato lo preparó en la Academia de José Luis Poullet (nótula 163 en GdP), en la calle Cruces, pasando después al Colegio de San José y San Estanislao, vulgo La Pescadería, donde hizo todo el bachiller. «--No me puedo quejar de la educación que recibí durante el bachillerato, especialmente en Humanidades; estaré siempre agradecido a todos los profesores entre los que destaco a D. David Almorza Salas, D. Enrique Bartolomé López-Somoza y a D. José López  Ruiz por la excelente formación que me proporcionaron».

Equipo de camisola con los colores pontificios. De pie de iizquierda a derecha, Pepe Alba, Pepe Casado, Luis Ortega, Manolo Moreno, Pepe Benjumeda y Paco Rábago. En cuclillas Manolo Rascón, Enrique Pedregal, Gonzalo Zaragoza, uno de los dos hermanos Gómez González --pero su padre era el encargado de la Granja Misericordia de la duquesa de San Fernando sita en la entrada a Vistahermosa donde hoy se encuentra el Hotel Los Jándalos y cuyos productos se vendían en la tienda lindante a la Farmacia Hörh--, y Joaquín.

Como quiera que en El Puerto no se podía hacer el Curso de Preuniversitario, lo cursó en el Instituto Padre Luis Coloma de Jerez junto a su amigo Pepe Alba, únicos alumnos de El Puerto que accedieron a la Universidad en 1955. Ambos dejaron bien alto el prestigio de los alumnos formados en la Academia Poullet, ante el claustro de ilustres catedráticos jerezanos, formado por José Cádiz Salvatierra, Horacio Bell, y Pedro Borrero entre otros.

ESTUDIANTE UNIVERSITARIO. Con 17 años se traslada a Madrid para estudiar Ciencias Químicas, en la entonces Universidad Central, Facultad de Ciencias, Sección de Químicas, que reunía a los mejores catedráticos del país: el sistema de promoción era tal que el summun de aquella carrera universitaria consistía en alcanzar una cátedra en dicho centro.

El claustro de profesores de la Facultad de Ciencias Químicas estaba formado por Luis Bru Vilaseca, Fernando Burriel Lluna, Enrique Gutiérrez Ríos, José García Santesmases, Francisco Navarro Borrás, Manuel Lora Tamayo, Enrique Costa Novella, Octavio Foz, Angel Vian Ortuño, Salustio Alvarado, Julio Palacios, Arturo Duperier y otros reconocidos catedráticos de la época que han pasado a la historia de la ciencia española.

El Ministro de Educación, el jerezano Manuel Lora Tamayo, Catedrático de Química Orgánica, le impone la beca del Colegio por haber alcanzado el Grado de Licenciado en Ciencias. Año 1962.

Tuvo el privilegio de vivir y ser colegial del Colegio Mayor Aquinas, «-Allí pasé, seguramente, los siete mejores años de mi vida». La formación cultural y humana complementaria que recibió en el Colegio, unido a la convivencia con personas de todas partes de España, fue definitiva en su preparación profesional. Compañeros colegiales que todavía son sus amigos fueron, entre otros, los escritores Antonio Burgos y Álvaro Pombo, además del televisivo filósofo José Antonio Marina.

DOCTORANDO. Joaquín fue doctorando e hizo los Cursos de Doctorado en el Instituto Rocasolano del Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC) donde trabajó durante tres años en su tesis 'Coeficientes Joule-Thomson de vapores orgánicos' compaginando esta labor con la de Profesor Ayudante en la Catedra de Química -Fisica. Precipitadamente marchó a Cepsa en Tenerife para hacer un Curso de Ingenieria del Petróleo y, como anécdota, cabe señalar que nunca leería la tesis por lo que, formalmente, no es doctor, aunque le avalan sus conocimientos, como ha demostrado a lo largo de su dilatada trayectoria profesional. Durante aquella estancia en Tenerife fue profesor de Ingeniería Química en la Universidad de La Laguna.

OTRAS TITULACIONES ACADÉMICAS Y PROFESIONALES.
Nuestro protagonista es Petroleum Engineer y  Diplomado en Gestión del Conocimiento por el Stanford Research Institute, (Palo Alto, California. EEUU).  Es Master, con mención especial, en Dirección General de Empresas por la Escuela de Organización Industrial dependiente del Ministerio de Industria. También está Diplomado en Gestión de la Tecnología por el International Management Institute de la Universidad de Ginebra (Suiza), y desde hace un año Diplomado en Estudios Avanzados de Historia (DEA) por la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid.

SERVICIO MILITAR. El Servicio Militar lo realizó entre 1959 y 1963, en la Milicia Naval Universitaria, entre San Fernando (Cádiz) y Marín (Pontevedra). Pocos recuerdos agradables guarda de aquel periodo y el sentimiento de haber perdido tres veranos en una época vital de su vida. Alcanzó el grado de Teniente de Infantería de Marina, el cual ejerció durante los cuatro meses de prácticas como Teniente de la 3ª Compañía del Batallón de Desembarco del Tercio Sur de la Armada. Entre sus ‘azañas bélicas’ destaca un desembarco en la playa de Santa Catalina, a la  altura del Pinar de Mochicle, cuando se estaba planteando la construcción de ‘El Cangrejo Rojo’, mas tarde ‘Club Mediterráneo’. El susto de los ‘aborígenes’ --así se denominaba a los habitantes en el Plan de Maniobras-- que encontraron a su paso fue de impresión. TRAYECTORIA PROFESIONAL. Durante sus 46 años de vida profesional, vinculado  al sector energía-petoquímica, los ha desarrollado en empresas del Grupo CEPSA, en todos los sectores que conforman la industria del petróleo: Refinerías, Petroquímica, Exploración y Producción. Es miembro de la American Chemical Society.

A la derecha, en Chicago, formando parte del equipo que diseñó la Refinería de Gibraltar. Año 1965.

Formó parte en Chicago (EEUU), del equipo de Diseño, construcción y puesta a punto de la Refinería de Gibraltar en 1965. Entre los años 1971-1988 fija su residencia en Madrid, como director de los proyectos petroquímicos de Cepsa. Como resultado de ese trabajo, se crearon las empresas filiales de Interquisa, Poliesa, Derprosa, Induquimica, etc.. Eran los años del desarrollo de un famoso ministro del franquismo, Laureano Lopez Rodó, conocido por sus Planes de Desarrollo Económico y Social.

Con Don Juan de Borbón, al que invitó a conocer el Centro de Investigación del que era responsable Joaquín, en Torrejón de Ardoz (Madrid). La dedicatoria es claramente borbónica.

En 1988 fue nombrado Director Corporativo de Tecnología (Ingeniería, Proyectos e I+D), del Grupo CEPSA. El primer objetivo de la compañía era la modernización de las refinerías para adaptarlas a las exigencias europeas y a la desaparición del monopolio de petróleos en manos de CAMPSA.

NATIONAL PETROLEUM REFINING ASSOCIATION. En el año 1995 Joaquín se convirtió en el primer español de la historia petrolera, seleccionado por la National Petroleum Refining Association (NPRA), para representar a Europa como panelista en sus sesiones para responder a las preguntas del sector Refino de Petróleo a nivel mundial, en San Antonio (Tejas. EEUU). La NPRA, es el lobby más importante del Mundo en materia energética. Durante las sesiones, tuvo ocasión de conocer a la familia del presidente norteamericana George Bush padre y «--Puedo asegurar que Doña Bárbara era el miembro  más inteligente de la familia».

Vista aérea del área de procesamiento del crudo extraído en el Desierto del Sahara argelino.

EL MAYOR YACIMIENTO DE PETRÓLEO DE LOS 90. En 1996 Joaquín fue nombrado Director de Explotación y Producción de CEPSA. El principal objetivo marcado por la empresa fue dirigir el desarrollo y puesta en explotación del mayor yacimiento de petróleo ‘On Shore’, descubierto en el mundo en la década de los noventa del siglo pasado: mas de dos billones de barriles de reservas de un crudo de calidad superior. Allí dirigió un equipo integrado por americanos, italianos, daneses y argelinos. El Yacimiento se ubica en el centro del Desierto del Sahara argelino al que los nómadas denominan Ourhoud, que entró en producción en el año 2002: 300.000 barriles/día y que continúa produciendo hogaño  a ese nivel.

Celebración flamenca en Ourhoud (Desierto del Sahara). Argelia.

Y, para celebrar la entrada en producción del yacimiento, tuvo la bendita osadía de llevar al corazón del desierto argelino al cuadro flamenco del madrileño ‘Corral de la Morería’, con ‘Cuquito de Barbate’ al cante, ‘el Mami’ y ‘el Muñeco’ al toque. Al baile… sin comentarios, nuestro protagonista con Vicky la bailaora. Los nómadas del desierto rugieron de entusiasmo ante un espectáculo que nunca vieron ni, seguramente, volverán a ver.

Christmas Tree del pozo que supuso la confirmación del descubrimiento de Ourhoud. Durante las pruebas de producción superó los 30.000 barriles/día.

MUNDOS EXÓTICOS. Joaquín afirma que su vida es bastante normal. Pero habría que destacar que esa ‘normalidad’ la ha vivido durante 20 años fuera de España, a razón de 8 meses por año, por países del primer mundo y exóticos tales como la China de Mao, Taiwan, Japón, Irak, Iran, El Peten-Chiapas (frontera de Méjico y Guatemala), Refinerías del Volga, Abhu-Dabi, EEUU (Sur y Medio Oeste), Alaska, Desierto de Argelia, Norte del Canadá, etc… y es que como afirma nuestro protagonista, «el pretróleo está en los sitios más raros».

ACADEMIA DE BELLAS ARTES. Joaquín Solís pertenece, desde su creación en 1984, al Cuerpo de Académicos de la más que centenaria Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’. Fue elegido el 22 de mayo de ese año, ingresando como tal el 31 de octubre de 1985, en la mezquita del castillo de San Marcos, con el discurso «Los Esteroides: llave de la vida».

Con el Cuerpo de Académicos de Bellas Artes 'Santa Cecilia'.

APOYO AL TEATRO. Considerado por quienes le conocen como una persona sencilla a pesar de sus muchos méritos ‘buena gente’, desde la empresa CEPSA ha contribuido a patrocinar no solo el Festival de Comedias ‘Pedro Muñoz Seca’, del cuya fundación es copatrono, sino que además ha conseguido importantes subvenciones para la Compañía Teatral de El Puerto ‘Olvido Teatro’, del portuense Enrique Miranda, en concreto para la versión de José Luis Alonso de Santos ‘Anacleto se Divorcia’.

El día de su boda, en la puerta de la Basílica de San Vicente, con su madre. A la derecha, sus primos, unos jovencitos Ignacio y Alfonso Ussía Muñoz-Seca.

Con su esposa Pilar, hijos Joaquín y Sonsoles --falta Pablo--, nuera Isabel y yerno Carlos y siete nietos.

DON JUAN DE BORBÓN Y EL PUERTO. Desde finales de los setenta tuvo la ocasión de conocer y tener una relación de amistad con Don Juan de Borbón «--Al que muchos consideramos Don Juan III, Rey de España, y espero que con el tiempo todos los españoles así lo reconozcan.  Vivía, a la sazón, en casa de los Condes de los Gaitanes, padres de mi primo Alfonso Ussía,  a los que yo considero mis segundos padres. Existe una clara razón por la que haga mención de mi inmensa suerte por haber conocido y tratado al español más relevante de los dos últimos tercios del siglo XX, en Gente del Puerto quien, como hombre poseía la grandeza en todos sus órdenes y en el máximo grado de excelencia.

Joaquín a bordo del yate 'Giralda', con destino a Sevilla, procedente de El Puerto, en el Guadalquivir. Allí Don Juan de Borbón se sentiría indispuesto.

El Puerto debe conocer algo que históricamente le pertenece: D. Juan III durmió en el Puerto su última noche fuera de un hospital --antes de ingresar en la clínica  pamplonense en la cual, desgraciadamente, permanecería hasta su fallecimiento--. El yate Giralda arribó a aguas de El Puerto de Santa María a media tarde del 21 de Agosto de 1992 atracando en Puerto Sherry y siendo cumplimentado por el Almirante de la Flota, Pedro Regalado Aznar. Al día siguiente partimos para Sevilla subiendo el Guadalquivir. Llegados a Sevilla se sintió repentinamente mal y fue urgentemente trasladado a su clínica habitual de Pamplona. La foto recoge un momento de la subida río arriba».

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«El día 23 de febrero de 1984, el jueves pasado hizo 27 años, una nube de humo negro cubría el cielo de la calle Luna y cientos de portuenses fuimos testigos impotentes de la incineración provocada del Teatro Principal. Con él quemaron también el espíritu de su creador Nicolás Setaro, el de tantos actores y actrices que pasaron por sus tablas, el de varias generaciones de porteños que aprendieron entre sus muros de terciopelo a amar el noble arte de Talía, y como no, acallaron igualmente de un fogonazo lleno de desvergüenza inmobiliaria la voz de un pueblo indolente con sus cosas, con su calles, con sus casas. Aunque las comparaciones siempre son odiosas, sabemos de otros lugares con el mismo padecimiento –Liceo de Barcelona-, que no dudaron ni un instante en ponerse manos a la obra el día inmediatamente posterior a tan luctuoso suceso incendiario». Manolo Morillo

Aquella madrugada el Teatro Principal de El Puerto, construido en 1845, había quedado completamente destruido a consecuencia de un incendio cuyo foco, según fuentes de toda solvencia consultadas por Diario de Cádiz, se había localizado en el aljibe del propio teatro. No fue posible, en los primeros momentos, cuantificar las pérdidas por la desaparición del edificio, para el que el Ayuntamiento había iniciado los trámites necesarios para declararlo Monumento Histórico Artístico.

Los bomberos, actuando desde La Placilla. (Foto: Pedro Lara. Colección Manolo Morillo).

Diario de Cádiz, recogía la triste noticia: «Entre las tres y las cuatro de la mañana del 23 de febrero de hace 27 años un penetrante olor a madera quemada y el crujir de las viejas tejas de la techumbre del noble edificio, despertaron a los vecinos del inmueble de al lado que, alarmados ante la columna de humo que se colaba por las ventanas de sus casas avisaron a los bomberos y a la policía municipal. Cuando llegaron los bomberos el incendio afectaba al escenario y al patio de butacas, teniendo dificultades para realizar su trabajo al encontrar rotas las bocas de agua más cercanas, por lo que tuvieron que utilizar otra situada en la calle Nevería. Ante lo incontrolable de la situación, fueron avisados también los bomberos de Cádiz, Jerez, Chiclana y los de la Base Naval de Rota para colaborar en la extinción del fuego. La magnitud de la catástrofe se vio acrecentada al prender rápidamente las vigas de madera que servían como soporte al techo del coliseo portuense, que rendido ante el fragor de las nocturnas y traicioneras llamas, cayó fulminantemente sobre el patio de butacas impidiendo cualquier posibilidad de salvación. (Las tres fotos anteriores pertenecen a la Colección de Carlos Pumar Algaba).

Los bomberos, actuando en el interior, con mangueras y máquinas. (Foto: Pedro Lara. Colección Manolo Morillo).

Ruinas del Teatro Principal, tras ser sofocado el incendio.

Acomodadores del Teatro, entre otros, Robles, Manuel Güelfo y Miguel o Antonio Cíes, que fue jugador del Sevilla F.C. (Foto: Colección VGL).

Sobre las ocho y media de la mañana, el fuego consiguió ser dominado, aunque por razones de seguridad permaneció en el lugar un retén de bomberos. No sólo se había destruido el teatro, sino que se habían visto afectadas viviendas cercanas al mismo, siendo la de mayor trascendencia el derrumbe del dormitorio principal de la familia Astorga Trillo, que tuvieron que huir del humo y las llamas en ropa de cama y con lágrimas en los ojos ante la desgracia que les sorprendió esta fatídica noche de febrero.

Interior del Bar 'La Concha', en la planta baja del Teatro, que daba a la confluencia de las calles Luna y Placilla. (Foto: Colección de V.G.L.).

REACCIONES.

  • Juan Leiva y su madre Rafaela, propietarios del 'Carrillo de Severo' que durante años había abastecido de golosinas y frutos secos a los espectadores que acudían al teatro, fueron llamados con urgencia para que retiraran sus enseres del edificio entre los que se encontraba una bombona de butano, que de haber explotado hubiera añadido mayor desgracia al siniestro.
  • Maximino Sordo llamó sobre las tres de la mañana a Manolo Ramírez, titular y heredero del negocio familiar “Zapatería La Jerezana” ubicado en los aledaños del teatro que daban a “La Placilla”, que forzó la situación ante las fuerzas de seguridad que acordonaban la zona, para que le dejaran pasar hacia su negocio con el fin de poder retirar el género que guardaba y la documentación del mismo.
  • A los propietarios de “Electrodomésticos Milar” les sorprendió el fuego en su casa del Camino de los Enamorados donde dicen, veían las llamas desde la azotea de su casa, teniendo que posponer un viaje que tenían previsto para el día siguiente al tener que ocuparse del arreglo de su establecimiento.
  • Por las inmediaciones del teatro se acercaron también Prudencio Rábago, Genaro, El Tete, Manolo Ojeda, Camilo Liz y Macario Valimaña entre otros,  miembros de la tertulia del “Bar La Concha”, pudiéndose observar sus caras desencajadas ante la desgracia que les estaba tocando vivir.
  • Un numeroso grupo de personas que se encontraban arremolinadas entre la farmacia de Fernández Prada y la tienda de comestibles “La Giralda”, mantenían el comentario generalizado de que el incendio había sido provocado, ya que la versión que corría de un cortocircuito se descartó inmediatamente al saberse que el suministro eléctrico había sido cortado en octubre de 1983.

Programa del Teatro Principal. Función de Despedida. 1883. (Colección Tomás Ramírez).

LA PROPIEDAD.
Los propietarios del Teatro, Juan Sánchez, Ángel Sáenz y Antonio Collado –accionistas de una empresa de Jerez--, permanecieron en el lugar durante varias horas, manifestando a Diario de Cádiz que no tenían ni idea de cómo se había producido el incendio. Uno de los propietarios afirmó que el siniestro se hubiera evitado si el Ayuntamiento hubiera concedido una licencia de obra «--Ya que hubiéramos construido los locales aprovechando la estructura». El pasado mes de octubre, el Ayuntamiento en Pleno acordó iniciar un expediente de declaración del Teatro Principal como monumento histórico artístico, por lo que se paralizaba cualquier tipo de obra en el mismo.

Postal circulada de la fachada del Teatro Principal, firmada por el abuelo de los Moresco Suárez y fechada en 1904.

DATOS HISTÓRICOS.
En 1842 la Junta de Beneficencia de esta ciudad elaboró un proyecto para construir un teatro por acciones en el local que poseía «calle de Luna, esquina a la de San Bartolomé conocido por el nombre de Trabajadero de la Compañía, agregándole el antiguo Reñidero de Gallos que se halla a su espalda».

SS.MM. los Reyes de Oriente, a su paso por El Puerto después de la Cabalgata, en el Descanso y Entronización de los Reyes en el Teatro Principal. Año 1929. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

El objetivo de este teatro era el de sufragar las necesidades de un asilo piadoso. El capital se conseguiría a través de 80 acciones de 2.000 reales y otras 20 más que representaría la Beneficencia, como dueña de la finca, y se estableció una comisión integrada por un miembro del Ayuntamiento, Jacobo Oneale; un vecino, Carlos Carreras y un vocal de la Junta de Beneficencia, Miguel Pajares. Sin embargo un año más tarde la única esperanza de que se llevara a efecto el teatro era una proposición de data a censo hecha por Críspulo Martínez, ya que la Diputación había prohibido «invertir cantidad alguna de fondo de Beneficencia en la obra, ni pueda distraerse para pago de premios de los accionistas ni algún otro objeto» y las circunstancias de que el comercio de extracción de vinos estaba en el mayor abatimiento por un tratado con Gran Bretaña aconsejaban dejarlo para una época más próspera.


Teatro Principal, a la izquierda. Debajo el Bar 'La Concha', enfrente el Bar 'Las Columnas. Año 1930 (foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

La esperanza se cumplió, Críspulo Martínez (ver nótulas núms. 311 y  319 de Gente del Puerto) tomó a censo el solar y en mayo de 1845 estaba a punto de concluirse la construcción del teatro. El 18 de junio de 1845 la Academia Nacional Gaditana de las Nobles Artes elaboró un informe del reconocimiento del edificio en el que resaltaba, «por su importancia y novedad», una serie de detalles de la construcción, sobre todo de los palcos, el cielo raso y la cubierta; señalaba que las madreas eran de pino de Flandes, que el ornato era «bello y elegante y dispuesto con tanta ligereza y buen gusto que nada deja de desear» y que su cabida era de 1.200 personas sentadas y 300 de pie, para concluir: «en suma, este bello teatro, por su acertada y bien entendida construcción, su decoración y cabida, es digno de figurar en una capital».

El Teatro, en la década de los cuarenta del siglo pasado. (Foto: Colección VGL).

"La Venganza de Don Mendo" Comedia en verso de Pedro Muñoz Seca, representada en el Teatro en la década de los cincuenta del siglo pasado. Pepe Morillo, a la derecha, en el papel de Don Pero. Intervinieron Manuel Sánchez 'Zutanito' como Don Mendo y Milagros Lage, como Magdalena; Manolo Gago García, Angelines Ayuso, Lolita Nimo y un largo etcétera hasta completar el amplio reparto de personajes de la obra. En primer término, el piano situado en el foso y, detrás, 0la concha' cubierta con un paño, espacio donde se colocaba' el apuntador', que recordaba la obra a los actores por si había algún despiste. (Foto: Colección JMM).

Rondalla actuando en el Teatro Principal. Niño con pandereta, Gómez Giménez. Primera fila delante, Enrique Esteban Poullet, José Luis Villar Guerrero, Fernando Arjona González, Juan Arjona Acá. Segunda fila, Antonio Pérez Brea, José Sánchez González, Enrique Miranda García, Manuel García Mateos, Diego García Mateos. Tercera Fila, Joaquín Albert, Manuel Sánchez Caballero, Francisco Ramírez Tallón, 'Koki'. 10 de octubre de 1962. (Foto: Colección V.G.L.)

Proclamación de la Reina de las Fiestas y sus damas de honor de la Fiesta de la Hispanidad,  que recayó en Isabel Portillo Cía. Al micrófono, el mantenedor del acto: José Cádiz Salvatierra, de Jerez. Año 1964. (foto: Archivo Municipal).

Entrada bajo mazas, de la Pastora Mayor y su corte de Pastorcillas en la Gala de Navidad con Amor. Podemos ver al Jefe del Negociado de Fiestas, Antonio Romero Castro, al centro. 25 de diciembre de 1973. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

138 separan la creación del Teatro con esta fotografía de 1983, con la celebración del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas. Un año mas tarde, ardería pasto de las llamas.

Los últimos espectáculos que los portuenses hemos podido contemplar en «nuestro teatro» ha sido el concurso de agrupaciones carnavalescas, así como la preselección de participantes que actuaron en el concurso de baile a celebrar durante los días de Feria».

Edificio que ocupa el espacio donde otrora estuvo el Teatro Principal, en la confluencia de las calles Luna y Placilla. Octubre de 2006 (foto: CPA).

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El 12 de octubre de 1966 se conmemoraban varias efemérides en El Puerto: Día de la Hispanidad, Domund, … En la imagen podemos ver a Humberto Jiménez Ruiz, José María Valle del Valle, Francisco Javier Camacho Barba, Francisco García Áspera (hijo de Francisco García Ríos, 'Chicuelo', con nótula en GfdP), Luis García Áspera, con sombrerito, Francisco Gordillo Perea, al que solo se le ve la cabeza a la derecha.

Un grupo de Scouts Católicos instalaron una tienda de campaña en la Plaza de Juan Gavala con objeto de recaudar fondos para las misiones. Era el Domund (Acrónimo creado en 1943 por las Obras Misionales Pontificias, cuyo primer Director Nacional, el monseñor Ángel Sagarminaga lanzó a la calle el eslogan "DoMund" que quiere decir "Domingo Mundial de la Propagacion de la Fe). Recaudaron 1200 pesetas de la época con huchas como la de la imagen de la izquierda, en esta ocasión, con una figura oriental.

El grupo de “Scouts Católicos” de El Puerto fue fundado por en 1965 por el sacerdote Antonio González Montaño, hermano de Ramón. Ambos eran concientes de la oportunidad que esta agrupación daba a las familias no solo de la feligresía del Carmen, sino de toda la ciudad. Tenía su sede en Acción Católicas debido a que la parroquia del Carmen aún no estaba construida. Fue una difícil y compleja travesía por la. Prioral,  OJE en la Calle Valdes, Baños Termales, Siervas de los Pobres y a partir de 1967 en la Plaza del Polvorista donde por fin se pudo compartir reuniones y encuentros con la sede de Acción Católica, hasta su actual ubicación, Avenida de la Constitución, construida en 1970. El que Antonio y Ramón fueran profesores de Religión en el Instituto Laboral fue trampolín para que muchos de sus alumnos formaran parte de los Scouts, así como otros alumnos del distintos colegios de la ciudad. Además de los mencionados en la fotografía también fueron Boy Scouts y formaran parte de tropa y patrullas, entre otros, José Luis Cordero González, Francisco Sánchez Matabuena, José Joaquín y Gabriel Ponce de León Fernández, Gaspar Luis Ramírez Perea, Pedro Femenia Ruiz, Manuel Nimo Gutiérrez, Juan Ferrer Lamadrid, Antonio Dueñas Redondo, Rafael Morro Velazquez, Bernardo Muñoz Leiva, Diego Llopis, José Luis Soriano Valiente, Gaitán, Antonio Carbonell… En 1966 se formó la rama de los Lobatos, agrupación de los pequeños que después pasarían a ser Boy Scouts. Asunty Poullet y mas tarde Pedro Solís estuvieron al frente de ellos, todos bajo la dirección del recordado Antonio González Montaño hasta el año 1968 que fue destinado como párroco de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima en Jerez de la Frontera.

En la imagen superior, infantes de marina de San Fernando, ante la Iglesia Mayor.

Ese año fue Reina de las Fiestas de la Hispanidad, María Victoria Osborne Sanz-Magallón (imagen de la izquierda) y el mantenedor de los Juegos Florales, Francisco Montero Galvache, periodista y escritor. La Flor Natural fue para Rafael Guillén por su poema ‘Símbolo y perfil de Simón Bolíbar’ con Accesit para Julio Alfredo Egea. El premio a la poesía de tema libre, para Francisco Toledano Serrano por su poema ‘Llena de gracias’. El premio al trabajo en prosa sobre ‘La Hispanidad hoy’ quedó desierto.

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José Pantoja Leal nació en Medina Sidonia el 7 de octubre de 1907, falleciendo en El Puerto el 10 de febrero de 2000, con 92 años. De pequeño asistió a la escuela del Catón, las cuatro reglas de aritmética y poco más. La situación económica, el lugar y su poca afición a l colegio no dieron para otros estudios. De mozalbete, aparte de sus correrías propias de chiquillos, siempre estuvo muy cercano a su tío paterno Juan, representante de las máquinas de coser ‘Singer’ en Medina, Paterna y Casas Viejas --hoy Benalup Casas Viejas--, utilizando para sus desplazamientos un charré tirado por un caballo. A José le encantaba acompañarle en los viajes, una aventura para el pequeño, que le ampliaría los horizontes y el mundo de las ventas y las máquinas que hacían la vida más fácil.

LLEGADA A EL PUERTO.
Más adelante, su hermana Ángeles se casó  con el maestro de la Fábrica de Harinas asidonense: Antonio Gómez Martín quienes, transcurridos unos años, se trasladan a El Puerto. Ésta le invitará a pasar unos Carnavales en nuestra Ciudad y aquella visita será primordial para el futuro de nuestro protagonista.

José ve un anuncio colgado en el escaparate de un comercio en la calle Larga: «Se necesita cobrador» y, sin apenas pensarlo, entra en el comercio --una delegación de las máquinas de coser ‘Singer’-- y muestra su interés por el puesto que se demanda. Casualidad tras casualidad, resultó que el inspector jefe de zona se encontraba en el comercio, al que sorprendió llamándole por su nombre «--Vd. es don Celestino Madrera», lo que asombra al interpelado, al que justifica el conocimiento por las visitas que hacía a su tío Juan a Medina. Le aceptan para el puesto, pidiéndole dos fiadores, al tratarse de un empleo en el que se manejan fondos. Su hermano Antonio le consigue a esas dos personas y, al ser muy joven, el contrato se hará a nombre de su padre, de igual nombre. El sueldo semanal sería de 21,75 pesetas mas el 5% de los cobros y el 20% de las ventas al contado.


El matrimonio formado por Ana del Puerto Capilla y José Pantoja Leal.

CONOCE A ANA, SU MUJER.
El paseo dominical y festivo, hasta casi el último tercio del siglo XX, se distribuía en nuestra Ciudad entre la calle Larga, a la altura de la Plaza de Isaac Peral, el cruce con la calle Luna, hasta el desaparecido Teatro Principal --hoy Caja Rural--. En las idas y venidas de los más jóvenes y no tanto, le presentaron a José a la que acabaría siendo su futura mujer: Ana del Puerto Capilla, formalizando con el tiempo sus relaciones hasta que, en 1928, se casan en la Parroquia de San Joaquín, apadrinados por su hermana Ángeles y esposo, el ya citado maestro de harinas.

SÁNLUCAR.
En una primera instancia vive con sus suegros y en casa de su hermana, hasta que el joven matrimonio se instala en Sanlúcar de Barrameda, por espacio de dos años, como representante de las máquinas de coser Singer. Allí José intentará abrir nuevos mercados y se aventura a ir al Coto de Doñana, donde intentará colocar sus productos entre los pocos colonos que allí vivían y el retén de la Guardia Civil.

Cruzó el Guadalquivir en barca, hizo sus ventas en el cuartelillo de la Benemérita y se adentró en aquellos desconocidos parajes, hasta que se perdió, a pesar de haber sido advertido por los miembros del instituto armado de lo fácil que era extraviarse en aquellos parajes tan iguales. Era verano y la noche le sobrevino, afortunadamente, con luna llena. Pero seguía perdido hasta que divisó una luz potente al fondo, pensando que era un faro, que le llevaría a la orilla del río. Era una fogata mantenida por un anciano que, no sin cierta desconfianza en principio, le acabará acogiendo e invitándole a cenar un trozo de pan y unos tomates asados a la brasa, los mejores que recordará siempre haber comido nuestro José. Allí pasó la noche hasta que, con las indicaciones precisas, al amanecer pudo llegar al punto de embarque y regresar de nuevo a Sanlúcar.

José Pantoja Leal, segundo por la izquierda.

REGRESO A EL PUERTO.
A principios de 1930 regresa a El Puerto. Según el investigador Antonio Gutiérrez Ruiz, en aquellas fechas «Eduardo Ruiz Golluri ocupaba la alcaldía. En el breve periodo en el que ocupó el cargo (marzo 1930 - junio 1931), dejó una impronta cultural notable, reivindicando la participación portuense en la gesta del Descubrimiento de América a través de charlas y conferencias, creando y presidiendo el Instituto Colombino, entidad que pretendía aunar a las poblaciones del entorno, vinculadas todas ellas al Descubrimiento, proyecto efímero y sin continuidad debido a la falta de apoyo tanto de los municipios de la comarca como de las autoridades nacionales. Otra de sus iniciativas fue la de constituir una Junta Local de Turismo, con ánimo de promocionar la Ciudad, sus monumentos y rico pasado cultural, recuperando el prestigio de ciudad de veraneo que gozó al comienzo del siglo XX.  Se realizó el dragado del río, abriéndose un nuevo canal en la desembocadura que permitía la entrada de buques mercantes de 1.700 toneladas, se instaló el transbordador de sal y se construyó la fábrica de cemento.».

Construcción del Muelle de San Ignacio (muelle del Vapor), enfrente, la Fábrica de Cemento y el Transbordador de la Sal. (Foto: F. Sánchez).

La familia Pantoja del Puerto al completo en un montaje fotográfico: de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha: José María, Francisca, Diego.  Ana del Puerto Capilla y José Pantoja Leal. Antonio, Miguel Angel y Angel.

Ya en El Puerto, empiezan a nacer sus hijos: José María, Francisca, Diego, Antonio, Miguel Ángel y  Ángel. Continúa con la representación de Singer y además, amplía sus ingresos vendiendo quincallería y accesorios, una especie de mercería: peinecillos, zarcillos, jabón, brochas y hojas de afeitar de diferentes marcas,  precios, y calidades. Como ejemplos hojas de afeitar en paquete de a 100: La Reja (25 ptas.), El Tanque (14 ptas.), La Andaluza (8 ptas.), siendo sus clientes Eugenio Pedregal, Eloy Fernández Moro, Rafael Leveque, Federico Caro, Gumersindo Martín, Rafael Tejada, Miguel Caro, Martín Peris Felices, José Olete. Intervino en la venta de una bicicleta, cuyo precio para la época no era barato: 340 pesetas, obteniendo por ello una comisión de 34 pesetas, que no venían nada mal para una familia que ya era numerosa.

LA FOTOGRAFÍA.
José continúa con las máquinas de coser e idea una nueva empresa: la creación una Academia de Bordados a Máquina. Pero no se queda parado ahí y continúa buscando otras oportunidades de negocio. Piensa que el futuro está en la fotografía. Un paisano suyo de Medina, fotógrafo ambulante de nombre Juan, le alecciona y da consejos profesionales. Tal es el grado de colaboración, que le proporciona sus fórmulas secretas, entonces, del revelado y fijado de negativos: (metol, hidroquinona, sulfito de sosa y bicarbonato de sosa para el revelado y partes de agua con hiposulfito para el fijador). (En la imagen de la izquierda, José Pantoja, con cinco de sus seis hijos, en la puerta de la tienda de la calle Larga).

Y José se arriesga. Considera que ha llegado el momento de emprender un nuevo negocio. Deja de lado la calle y los reportajes y se especializa en la fotografía de Estudio y Galería. Estamos a principios de la Guerra Civil, 1936. Llegan brigadas de soldados, entre ellos los italianos que estuvieron acuartelados en El Puerto, y necesitaban fotografías de carnet para su afiliación --¡cuantas fotografías realizadas por José no se encontrarán en álbumes de familias en Italia!-- . «--Tessera, tessera» (tarjeta de identidad) indicaban los italianos.

SERVICIO MILITAR.
Se librará de prestar el servicio militar de armas. Prestó su tiempo obligatorio como auxiliar militarizado, unas veces en el Arsenal de Matagorda (Puerto Real), otras haciendo guardias en el antiguo Penal de El Puerto, y hasta de vigía en el torreón de Telefónica.

Muchas fotos de novios se realizaban en su estudio, que va mejorando con el tiempo. Ha finalizado la Guerra Civil. El Estudio Pantoja está en auge y su trabajo aumenta especializándose en bodas y comuniones, que seguro existen en la actualidad en las cajas y álbumes de muchas familias portuenses, con la estampilla de Foto-Pantoja en el reverso. (En la imagen, de la izquierda, la tienda de Pantoja que era, además de tienda de fotografías, quincallería y ya Delegación de Créditos Rucas).

CRÉDITOS RUCAS.
En la década de los cincuenta conseguirá hacerse con la propiedad de la finca en la que tiene el Estudio de Fotografía en la calle Larga. Sus hijos le ayudan en los negocios. España comienza a desarrollarse y, pasadas las penurias de la postguerra, José, que tiene una buena intuición para los negocios se adentra en otra aventura empresarial: ser nombrado agente en El Puerto de una firma mercantil que está rompiendo los moldes comerciales para la época: ‘Créditos Rucas’.

Créditos Rucas era una cadena de establecimientos especializados en las ventas al contado --también funcionaba la venta al plazos--, con la que se empezarían a dotar los hogares de El Puerto de los primeros electrodomésticos que en aquella época se lanzaron al mercado: neveras, cocinas de butano --que comenzaron a entrar en el mercado--, máquinas de coser Alfa, bicicletas B.H., camas metálicas con el célebre somier Numancia y otras niqueladas, colchones de muelles, además de baterías de cocina y multitud de pequeños electrodomésticos, siendo prácticamente, líderes en la zona. (En la imagen de la izquierda, publicidad de Créditos Rucas en ABC).

Vehículo de reparto de Muebles Pantoja, donde se muestra la publicidad de Créditos Rucas.

En 1961, publicaba Diario de Cádiz: «Muy pronto la televisión llegará a Cádiz. Actualmente Madrid y Barcelona, con sus respectivas áreas de influencia, pueden ver los programas de televisión. La empresa gaditana Créditos Rucas está especializando a su personal en cursillos que se llevan a cabo en las fábricas de televisores y cuenta ya con personal especializado para Cádiz y su provincia. Los clientes de Créditos Rucas pueden tener la absoluta garantía al adquirir una televisión de que se instalará y dejará funcionando correctamente».

José siempre fue un entusiasta y pionero poseyendo una buena colección de vehículos a motor a lo largo de su vida. En esta imagen con su mujer y un amigo, con una moto con sidecar.

Pretendemos publicar, en su momento, la colección de coches que tuvo nuestro protagonista. En la imagen, el vehículo Bradford  matrícula M-83251, repostando  aparecen junto al coche, Diego Pantoja del Puerto, Antonio Márquez Fernández y José Pantoja Leal.

José ya es propietario, también, de otra finca en la calle Ganado a la que se traslada a vivir con la familia y, a donde se ubicará en la planta baja el Estudio de Fotografía, donde su hijo mayor, José María, continúa con la misma fuerza el negocio familiar iniciado por su padre, precisamente donde hoy el menor de la familia, Ángel, tiene una tienda de Bellas Artes, Modelado y Pintura, frente al Hostal Loreto.

La tienda de Muebles Pantoja, el 19 de enero de 1968. Hoy está ocupada por una entidad bancaria: el Banco Sabadell Atlántico.

MUEBLES PANTOJA.
Otra nueva oportunidad de negocio se presenta y, en los años sesenta el mundo del mueble está haciendo furor. Ruca desaparecerá del mercado con la misma fuerza que empezó y se desliga de la firma. Nuestro protagonista se ha independizado totalmente. Necesita nuevos espacios para ampliar el negocio de los muebles, y con el desalojo de vecinos que se va sucediendo en la finca de su propiedad, se van ampliando espacios expositivos.

Inaugurando la primera tienda de muebles, vemos de izquierda a derecha a los hermanos Carlos y Manuel Román Ruiloba, coadjutores de la Prioral junto a Manuel Salido Gutiérrez, párroco del mismo templo y Arcipreste del Partido, junto a José Pantoja Leal.

"Los sabios atómicos, chirigota carnavalesca de 1960, patrocinada por Muebles Pantoja.

Exceptuando a su hijo Miguel Ángel, con nótula 459 en GdP,  que marcha a Alemania y Francisca que al casarse inicia una nueva etapa con su esposo, el resto de hijos continúan en la empresa familiar ayudando al patriarca. Al conseguir por fin poseer toda la finca de la calle Larga --ya sin inquilinos que dificulten nuevas operaciones de expansión--, se pone a la labor de construir un edificio comercial, de nueva planta y tres alturas con grandes superficies, dedicado al negocio de los muebles y electrodomésticos.

Inauguración de la última y gran tienda de Muebles Pantoja en la calle Larga.

El 31 de enero de 1976 se inaugura la nueva tienda, para responder a las demandas de El Puerto, tienda que, con la aparición de las grandes superficies, y las posibilidades de automontaje que irían cambiando los gustos del mercado, cerraría a principios de 1990. En la actualidad, en sus bajos se encuentra una entidad bancaria y en una de las plantas la Sala de Armas para la práctica de esgrima ‘Adalid’.

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