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Romualdo Peña Montes, ‘Remujardo’ el aguador, había nacido el 2 de abril de 1920, --hijo natural de Dolores-- que tenía pues casi 92 años cuando, el pasado día 17 de febrero, nos dejaba en la Residencia Ancianos de las Hermanitas de los Pobres, junto al recinto ferial de ‘Las Banderas’, donde vivía hacía ya muchos años.

Era una persona muy querida por todos los portuenses que le trataron. En sus comienzos como aguador solía ir descalzo y con un aro con dos cubos alrededor del cuerpo. Cogía el agua en la fuente del Hospitalito y en la de las Galeras y las repartía a las casas que no tenían. Los niños de aquel tiempo se metían mucho con él, para hacerlo enfadar, pues se enfadaba ¡y como!, pero con gracia. De Romualdo --’Remujardo’-- ha escrito el profesor Rafael Sánchez González:

«Una de las características de nuestra ciudad a lo largo de su vigencia contemporánea, ha sido la existencia de una serie de personas convertidas por el tiempo en personajes de público reconocimiento que han sabido mantener una relación interdependiente con la propia ciudadanía. Eran personas que muchas veces se encontraban con la palabrería del que pasaba junto a él, pero con el suficiente vigor para contestar a su manera a las pertinentes referencias.

Romualdo Peña Montes, se dejaba querer y he aquí en uno de los múltiples posados fotográficos, de Estudio, en los que participó. Vivía hasta su traslado a la Residencia de Ancianos en el número 70 de la calle Ganado. ...continúa leyendo "1.310. ROMUALDO PEÑA MONTES. ‘Remujardo’ el Aguador."

Francisco Guanter Espinal nació en El Puerto de Santa María en 1834 y no ejerció de guantero, como conjeturaba Fernando Quiñones, vía la información aportada por Aurelio Sellés, sino primero de barbero, y posteriormente de marinero, al igual que su padre, llamado Mariano Guanter y nacido en Valencia en 1806 y muy posiblemente dedicado a la pesca de Bou, técnica de arrastre, muy usual en la época y en donde destacaban los marineros levantinos.

Su madre Jacinta Espinal Torres, nació en Morón, --localidad muy vinculada al cantaor sevillano Silverio Franconetti--, aproximadamente en 1802 y se dedicó a labores de lavandería.

En 1844, aparecen empadronados en la gaditana calle Sopranis núm. 92 primero izquierda del Barrio de Santa María, aunque ya llevaban algunos años de residencia en la capital. Posteriormente viven en otros domicilios del mismo barrio, sobre todo en la Calle Santo Domingo, 55 y 150, respectivamente.

Faustino Nuñez, autor publica sus investigaciones sobre Paquirri en el libro de José Manuel Gamboa «Una historia del Flamenco», y localiza en el periódico gaditano ‘El Comercio’, a un joven Guanter de diez años, actuando el 28 de enero de 1847 en el Teatro ‘El Balón’ y en donde interpretó las siguientes canciones: El Currillo, El Pescador y El Polo. Igualmente localizó otra noticia del mismo año, acaecida el 13 de septiembre, donde nuevamente el joven Guanter, actúa, esta vez en el Teatro Principal --cosa inusual para espectáculos de este corte-- y en donde él mismo se acompaña a la guitarra y canta El jaleo de la Gariana, y el Polo Andaluz. Gamboa y Faustino, que tanto montan, montan tanto, ya apuntaron, la posibilidad de que "este joven Guanter", fuera el famoso y enigmático Paquirri ‘el Guanté’, aunque lo hacía de nacencia francesa o catalana. Pues bien, estos valiosos datos, me llevaron a investigar al referido sujeto en los Padrones de Habitantes de la Ciudad de Cádiz,

A partir de 1853, ya no se encuentran referencias de esta familia, aunque sí de su hermanastro Antonio Guanter Ruiz, marinero de profesión, natural de El Puerto de Santa María e hijo del primer matrimonio del padre, al cual localizo en 1906 en la calle Suárez de Salazar, 6 bajo, viviendo solo, viudo y con 82 años de edad.

FERNANDO QUIÑONES.
Fernando Quiñones en su conocido libro “De Cádiz y sus Cantes” lo suponía nacido en el siglo XVIII, con el oficio de guantero, y según sus últimos testimonios, residente en la gaditana calle Cristóbal Colón. Así mismo supuso que murió joven y en Madrid, vilmente envenenado por un marido celoso.

Concluida la primera parte en la cual se demuestra fehacientemente que no ejerció de guantero, al menos en sus primeros años y que tampoco vivió en la calle Cristóbal Colón, si he de decir que los últimos datos aportados por Quiñones, casan sobremanera con los localizados por el que suscribe, aunque con algunas diferencias.

...continúa leyendo "1.309. PAQUIRRI EL GUANTÉ. El crimen que nunca cometió."

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Los juegos infantiles de mi niñez, me refiero a los juegos de tradición, son aquellos que desde muchísimos años atrás, seguían perdurando de generación en generación, siendo transmitidos de forma oral de abuelos a padres y de padres a hijos, a veces sufriendo algunos cambios; pero transmitiendo su esencia que permanece. No existía ningún manual para su ejecución  ni en la forma de jugar, ni la jerga utilizada, porque en cada zona de España se empleada un vocabulario distinto. Es curioso que estos juegos  aparezcan y desaparecen en determinadas épocas del año, por periodos indeterminados que no se pueden explicar y  sin tener en cuenta la estación del año. Lo cierto que cuando los niños empezábamos a jugar al trompo, decíamos: «Ha llegado el tiempo del trompo», ¡hale y todo los niños a jugar al trompo!

AQUELLOS JUEGOS.
En los años cincuenta del siglo pasado, los niños nos entreteníamos aparte del fútbol,  con el juego del trompo, mocho y la billarda, juego de la palmá,  salto en búa, máquina cincel, salto de la pared, bolindres, cilin sin cerra, nicle nacle y colate, pelota al ruedo, etc. Había juegos para niños, niñas y mixtos; por describir algunos me referiré en este trabajo al juego del bolindre.

El juego del bolindre, boliche, boli o canicas, probablemente sea uno de  los juegos de niños más antiguos que  se conocen,  según algunos estudios  su origen es de postneolítico; se han encontrado canicas en tumbas infantiles en la zona del río Nilo y han  aparecido  bolitas de barro del tiempo de las cavernas.

Existía en cada lugar un vocabulario al efecto, que se empleaba cuando se jugaba; en cada sitio se  regía por  normas distintas,  incluso para la misma modalidad,  yo me limitaré sin más, a hacerlo como entonces jugábamos los muchachos en  El Puerto.


Bolis de barro 'cacho' y 'cuatro cachos'. /Foto: Manuel Cabello y Esperanza Izquierdo.

LOS BOLIS.
Lo bolis, como aquí se denominaban, eran bolitas de barro cocido, que se solían comprar en los refinos, mercerías y algún almacén de ultramarinos. Recuerdo los que vendían en casa de la Chana, el refino de Miseria, el almacén del Cañón, o el refino de Pérez Grant. Existían también  bolas de cristal, que eran los tapones de gaseosa y bolas de acero que eran poco utilizadas por lo pesadas. Los más sibaritas, se hacían a su medida  el bolindre que utilizaban para jugar, para ello iban a la fábrica de ladrillos de los hermanos Lorenzo y Manuel Cauqui Badallo –esta fábrica de ladrillos toscos, estaba situada en lo que fue el almacén de hierros de Almacenes Osca, frente de la finca “El Caracol”--  y pedían un pedacito de barro que convenientemente trabajado le daban el diámetro y la redondez necesaria a su maña, después se secaba al sol y luego se cocía al horno Existían dos tamaños de bolindres, los bolis y bolas. Las bolas equivalían a cuatro bolis pequeños; los bolis pequeños con el tiempo dejaron de fabricarse y quedaron solamente las bolas.

El bolindre pequeño o boli, equivalía en el argot del jugador a un cacho y la bola a cuatro cachos, casi siempre se empezaba jugando a dos cachos,  es decir a dos bolindres pequeños o la mitad de una bola.

...continúa leyendo "1.304. JUEGOS INFANTILES: 1. El Bolindre."

En la casa número 7 de calle Larga, cuyo lamentable aspecto actual, como el de la histórica finca que le sigue, el número 9, la mansión de los Mera-Winthuyssen (ver nótula 756) es prolongadamente indecoroso y no se entiende la desidia municipal al respecto, existió desde setiembre de 1919 hasta hace pocos años una lápida conmemorativa del nacimiento en aquel lugar, el 31 de agosto de 1895, de Juan Luis Iribarren Jiménez, teniente de Regulares que, según rezaba en el texto de la lápida, “murió gloriosamente en el combate de Beni-Hogmar, en Marruecos” cinco meses antes. Finalizaba la inscripción indicando: “La Ciudad por suscripción popular le dedicó este recuerdo a fin de perpetuar la memoria de hijo tan distinguido”. /Casa núm. 7 de la calle Larga.

El acuerdo municipal para este homenaje tuvo lugar en la sesión del 9 de abril, al siguiente día de conocerse la noticia de su fallecimiento. Presidió dicha reunión el alcalde Sr. Piury, quien comunicó oficialmente a la Corporación el fallecimiento de su joven paisano, “muerto heroicamente luchando por su Patria en la zona española de Marruecos” haciendo constar el hondo pesar de los integrantes del consistorio por “tan sensible desgracia”  dando las condolencias a su tío Javier Jiménez González y a su hermano Ramón Iribarren, compañero de concejo. Y la consumación del acto, es decir, la solemne inauguración, mejor dicho, descubrimiento de la lápida tuvo lugar el 8 de septiembre, después de la función de la Patrona, organizándose una procesión cívica con el alcalde y los ediles asistentes desde la iglesia Mayor Prioral hasta el domicilio donde nació, acompañados de la banda de música municipal, siendo recibidos en la puerta por el tío del homenajeado, Javier Jiménez González. /Casa núm. 9 de la calle Larga.

En la imagen de la izquierda, el padre de nuestro protagonista, Juan Luis Iribarren Olozarra, quien acompañó a Isaac Peral en las pruebas del submarino en aguas de la Bahía, casado con Amalia Jiménez, hija del empresario vinícola Ramón Jiménez Varela.

Juan Luis Iribarren Jiménez, al que la Revista portuense retrata como un joven “animoso, simpático y enamorado de su carrera, perteneciente a una de las más distinguidas familias portuenses” era hijo del teniente de Navío Juan Luis Iribarren Olozarra, poseedor de la Cruz del Mérito Naval Roja, de 1ª clase, por ser uno de los cinco oficiales que acompañaron a Isaac Peral en las pruebas de inmersión realizadas en aguas de nuestra bahía del torpedero sumergible de su invención y de Amalia Jiménez González, hija del empresario vinícola Ramón Jiménez Varela.

...continúa leyendo "1.299. JUAN LUIS IRIBARREN JIMÉNEZ. Militar muerto en combate en la Guerra de Marruecos."

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Nacido el 26 de septiembre de 1959 en Puerto Real, hijo de Juan y de Concepción. Es el mayor de una familia de siete hermanos. Casado con María Jesús Chanivet Zaldívar, con la que tiene tres hijos.

Estudió en el Colegio La Salle y en Instituto Manuel de Falla de Puerto Real. Inició estudios de Geografía e Historia en 1976 en el Colegio Universitario de Filosofía y Letras de Cádiz. Más tarde pasó a la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, donde obtuvo su licenciatura, con Premio Extraordinario, en 1981. /Juan José Iglesias en la actualidad.

En 1982 obtuvo una beca de Formación del Personal Investigador del Ministerio de Educación y Ciencia, con la que se inició en las tareas de investigación histórica. En 1985 fue contratado como Ayudante de Clases Prácticas en el Departamento de Historia de España Moderna y Contemporánea de la Universidad de Sevilla. Este contrato significó el comienzo de su carrera docente universitaria. Se doctoró en 1988 en la Universidad de Sevilla con una tesis sobre El Puerto de Santa María en el siglo XVIII.

Colegio de La Salle, curso 1965/66. Juan José Iglesias es el primero por la derecha de la segunda fila, contando desde abajo.

En 1990 desarrolló una estancia de investigación en el Archivio di Stato de la ciudad de Florencia (Italia). El mismo año obtuvo por concurso-oposición plaza de Profesor Titular de Historia Moderna en la Universidad de Sevilla. Fue secretario y vicedecano de la Facultad de Geografía e Historia de dicha Universidad entre 1989 y 1994. Este último año fue nombrado Director de Planes de Estudios de su Universidad, de la que fue también vicerrector entre 1996 y 2009. En 2008 obtuvo plaza de catedrático de Historia Moderna, puesto que desempeña en la actualidad.

VINCULACIÓN CON EL PUERTO.
Su vinculación a El Puerto de Santa María data de 1982, cuando la Diputación Provincial de Cádiz le encargó a un equipo de historiadores del que formaba parte la redacción de una síntesis de la historia de la ciudad. Por diversos avatares, este trabajo terminó realizándolo y firmándolo en solitario. Este libro salió publicado en 1985 y constituye su primera publicación sobre la historia de la ciudad. Al conocer los ricos fondos documentales conservados en El Puerto decidió realizar su tesis doctoral sobre el siglo XVIII portuense, un siglo especialmente destacado en la historia de la ciudad por su estrecha vinculación con el comercio colonial americano. /En la imagen, Juan José Iglesias durante su etapa como vicerrector de la Universidad de Sevilla.

ANÉCDOTAS EN LOS ARCHIVOS PORTUENSES.
Los años que pasó en los archivos portuenses están jalonados de anécdotas. Las más curiosas le sucedieron en el archivo parroquial, donde, gracias a la gentileza del cura-párroco don Julio Juez, pasó no pocos meses investigando. Algunas veces, mientras estudiaba los libros parroquiales del siglo XVIII, ayudó a vender velas para el Sagrado Corazón de Jesús, en las ocasiones en que la encargada se veía precisada a ausentarse. Una de ellas, bien gorda, la compró en acción de gracias un portuense que resultó lanzado por los aires por un toro, afortunadamente sin consecuencias, la tarde anterior en el callejón de la plaza, al que el animal se había saltado. En otra ocasión, estando trabajando en la mesa de despacho del párroco y en ausencia de éste, se presentó un señor que se empeñó en confesarse, a pesar de las reiteradas advertencias que Juan José le hizo de que no era sacerdote, sin que el penitente, embebido en los pesares de su conciencia y en las urgencias de la contrición, le hiciera el menor caso. /En la imagen, portada del libro Monarquía y Nobleza Señorial en Andalucía- Estudio sobre el señorío de El Puerto (siglos XIII-XVIII).

...continúa leyendo "1.296. JUAN JOSÉ IGLESIAS RODRÍGUEZ. Investigador de la Historia de El Puerto. Catedrático y Dr. en Historia."

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A los pies de la sierra de San Cristóbal, al borde del antiguo estuario del Guadalete, donde los términos de Jerez y El Puerto de Santa María se confunden, se ofrecen a la vista del viajero las tierras de Sidueña. Estos hermosos parajes, escenario de nuestra historia desde hace casi treinta siglos, fueron “ganados” para la literatura por el Padre Coloma con la publicación de su obra Caín, y por el Instituto Nacional de Colonización y Desarrollo Rural de la época franquista para realojar a los pequeños agricultores cuyos terrenos fueron expropiados para la construcción de la Base Aeronaval de Rota.

A mediados del siglo pasado el régimen promulgó la Ley de Colonización y Distribución de la Propiedad de las Zonas Regables. Se construyeron acequias, pantanos y más de 314 núcleos rurales. Muchos de estos pueblos adoptaron el nombre del río en el que se basaba el regadío seguido de la coletilla del Caudillo, o bien tenían en el nombre otras referencias al dictador Francisco Franco.

Vista aérea del Poblado de Doña Blanca. /Foto: El Puerto Global.

Inmerso dentro del Plan de Transformación de las Marismas del Guadalete que comprendía 5.500 hectáreas que hoy día están disgregadas entre el Polígono de Las Salinas de El Puerto, el Poblado Castillo de Doña Blanca y Las Aletas, entre los nombres que se barajaron para el enclave de los agricultores expropiados estaban el de Guadalete del Caudillo, La Piedad y el que finalmente se quedó: el Poblado Castillo de Doña Blanca. Sirva por tanto el título de este artículo como juego literario y recordatorio de usos y costumbres de una época pasada, y situemos a la aldea tanto en su entorno natural como en las profundidades de su origen vital.

Las cruces, en la actualidad, en las inmediaciones del acceso a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. (Foto García Lázaro).

...continúa leyendo "1.292. POBLADO DE DOÑA BLANCA. El ‘Guadalete del Caudillo’ que no fue."

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Grabado de Taylor & Cooker. El edificio de la izquierda es una mansión de un miembro de la familia Vizarrón y el de  la derecha, la casa propiedad de ‘los Giles’, donde estaban ‘Los Maera’ y en la actualidad está el Bar ‘La Garnacha’. La calle que nace es la calle Luna vista la perspectiva desde la Plaza de las Galeras.

Parece mentira que Cádiz y los Puertos que fueron los pilares fundacionales del flamenco, no se hayan percatado de que estamos en 2012 y que en 1812 ya bullían en Cádiz y los Puertos muchísimos gérmenes de cante, unos ultramarinos, otros de raíz propiamente gaditana, pero todos rodados por la tradición oral que venía desde antiguo. El llamado “cante de ida y vuelta”, no es cosa de un día. A los toreros, y galleros que han hecho las américas  en las postrimerías del siglo XIX y en el XX hay que sumar a las reales hembras, como Pepa de Oro que acompañó a su padre, Paco de Oro, en las campañas taurinas americanas y nos trajo su milonga.

AUSENTES EN LAS INDIAS.
Pero mucho antes, en el XVIII, no hay que olvidar a los gitanos censados en El Puerto de Santa María, en 1717 y 1783, como “ausentes en las Indias”, me imagino que como tripulación, porque no figuran en el Catálogo de Viajeros.  Y entre esos “ausentes en las Indias” están el padre y un hermano del herrero, hoy confirmado portorrealeño, nacido  en 1755, pero vecino de El Puerto, casado en  Jerez y nuevamente vecino de El Puerto,  Luis Fernández Morón, “el de la Juliana”. Y “ausentes en las Indias” son, en los documentos del XVIII, los gitanos portuenses Juan Bermúdez, Juan Francisco de Padilla y Pedro Cintado, que se “ejercitaban en navegar a Indias” y “pocos días después” del registro de 1717 hicieron  viaje  “en los navíos de Buenos Aires”. Volvieron “por carnestolendas” de 1721.  También,  en el registro de 1717, los gitanos portuenses Alonso Ramírez y Antonio Conde son “navegantes a Indias”. Gaspar de la Oliva ‘el Nene’, Agustín de Aranda  José Sierra, Diego Felipe Núñez, Domingo Francisco Díaz o Tomás Rivero, gitanos de El Puerto, figuran  como “ausentes en Indias”. Como se comprenderá, esta es una simple muestra documental muy sugerente, y, desde luego, es mucho mayor el número de los  gitanos  bajoandaluces embarcados a las Américas.

En muchos  cantes,  en las soleares apolás, en la caña –la caña dulce--, por ejemplo, o en ciertas bulerías de los Puertos y en los tangos se aprecia claramente la influencia americana. Ello sin contar con las peteneras, las milongas, las guajiras, las vidalitas...

Lugar desde el que las tropas francesas asediaron Cádiz entre 1810-1812

Toda la constelación de cantiñas que nacen en el cerco de Cádiz, al amparo del fervor popular, deben ser puestas al conocimiento del  pueblo gaditano en el 2012. Pero con rigor científico. Me temo que van a salir muchos marisabidillos que,  nos van querer sorprender, otra vez, con los “hallazgos” falsos, como siempre sucede, y se van a arrimar al poder para sacar tajada. ¡Mucho cuidado! Se impone un serio Congreso, con gente seria, que la hay, para que aflore todo el rico cante del Cádiz de 1812, fruto de trabajos de campo concienzudos y de rebuscos documentales serios. Veremos. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Pepi Gónima es una gaditana residente en Madrid que ha investigado su apellido, de origen heleno, aunque portuense y gaditano desde que, hace algo más de dos siglos, como ha documentado, se estableciera en nuestra zona.

La familia Gónima es de origen griego, dos de cuyos miembros se establecieron en España. En Málaga Rafael Gónima Llanos que emigró a las Indias, siendo el origen de las familias Gónima que habitan en aquel continente. El otro se estableció en Moyá (Barcelona) en cuyo Archivo Histórico existe documentación sobre esta familia que comienza en 1400. Un miembro de esa familia José Gónima Puig tejedor de lana, tras casarse en Moyá con Marianna Passarell, emigró a Barcelona. Tuvo numerosos hijos de los que uno, Erasmo Gónima Passarell, montó una fábrica textil, llegando a ser uno de los más importante industriales de la Barcelona del siglo XVIII. /En la imagen de la izquierda, Erasmo de Gónima.

GÓNIMA EN EL PUERTO.
Su hermano Antonio Gónima Passarell, tuvo diferencias con él, abandonando Cataluña y marchando a Cádiz donde se casa en 1776 con Gertrudis Albandéa San Martín y estableciéndose en el Puerto de Santa María como tablajero. Una de sus hijas casó con Vicente García Granados propietario de la antigua plaza de toros de El Puerto de Santa María, anterior a la actual.

CORRIDA EN HONOR DE BONAPARTE.
El 18 de febrero de 1810 organizó, por orden del Gobernador Marqués de Tamanal, una corrida de toros en agasajo al monarca José I, ‘Pepe Botella’. Sin embargo, la población, en rebeldía con el invasor francés, no a sitió al festejo a pesar de ser el acceso al mismo gratuito. José Cándido, hijo del Cándido fallecido en la Plaza portuense 39 años antes actuó en la corrida, que le costó al organizador 20.173 reales de vellón que nunca cobraría de las autoridades por falta de fondos, aunque le permitieron para resarcirse que diera otra corrida para compensar los gastos de la primera. /En la imagen de la izquierda, José Bonaparte.

'El rey José I en la Bahía de Cádiz', cuadro de Augusto Ferrer Dalmau Nieto. La vista de Cádiz está tomada desde la playa portuense de Santa Catalina.

DOMINGO GÓNIMA, ACTOR PORTUENSE.
Otro de los hijos de Antonio nacido en 1791, Domingo Gónima Albandéa,  contrajo matrimonio en El Puerto en 1839 con Josefa Gallo Bono de ascendencia genovesa, teniendo un hijo Domingo Gónima Gallo que nació en 1852 y murió en Cádiz en 1936. De oficio actor dramático, en 1904 se hallaba en la compañía de Eustaquio Salado actuando en Albacete con una obra de Joaquín Dicenta. En Cádiz le nacieron dos hijos, José y Manuel Gónima Contreras.

Teatro del Circo. Albacete.

El primero murió en 1901 a consecuencia de la caída de un andamio en la Plaza de las Flores. El segundo, nacido en 1875 y fallecido en 1852, fue funcionario y se casó en 1907 con Gertrudis Robles Francía, gaditana con ascendientes de Huelva, Jaen, Malta y Génova. De su matrimonio nacieron cuatro hijos, uno de los cuales Joaquín Gónima Robles se casó con Luisa Reyes Benítez, natural de Alcalá de los Gazules, teniendo dos hijos, Manuel que falleció párvulo y la autora de esta nota Josefa Gónima Reyes. (Texto: Pepi Gónima).

Los diez ‘tiépolos’ del Palacio de Villarreal de Purullena de El Puerto, estaban en la antecapilla del Palacio de la calle de las Cruces, y se vendieron en 1960. (LSA).

La Fundación Juan March presenta, desde el pasado 1 de febrero, una exposición de pequeño formato, en la que se presentan diez óleos nunca expuestos del pintor veneciano Giovanni Domenico Tiepolo. Procedentes de una colección particular, se trata de diez pinturas concebidas con toda probabilidad como una serie.

Diez cabezas, dos de las cuales corresponden a hombres de aspecto oriental, maduros y barbados; las ocho restantes a mujeres jóvenes y hermosas fechadas en torno a 1768, durante la etapa española del artista. Los retratos masculinos ofrecen una visión de sus protagonistas a la manera de filósofos, de hombres sabios y honorables de una antigüedad soñada, mientras que los de las jóvenes, de desenfadada e inocente belleza, parecen responder a un modelo ideal de belleza femenina. Ambos tipos pertenecen a un género con una fecunda y larga tradición en Venecia, un género que recrea un mundo de fantasía que hunde sus raíces en el siglo XVII y cuyo maestro por antonomasia fue Rembrandt.

Las primeras noticias conocidas sitúan estas pinturas en una colección particular del Puerto de Santa María (Cádiz), desde donde pasaron, probablemente después de la Guerra Civil española, a sus actuales propietarios. Tampoco está muy clara la cronología de estas pinturas, aunque en este asunto todos los especialistas en la obra de Giandomenico han alcanzado un infrecuente acuerdo, fechando todas las conocidas durante su etapa española (1762-1770).

...continúa leyendo "1.288. DIEZ TIÉPOLOS DE PURULLENA. Exposición en Madrid."

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A principios del siglo pasado se podía brindar en las fiestas navideñas y de cambio de año con champán elaborado en El Puerto: el denominado Gran Champagne Continental, de la empresa vinatera portuense Hijos de Jiménez Varela. (ver nótula núm. 1.100 en GdP):

Publlicidad del 'Gran Champagne Continental', en un periódico local de la época.

En 1863, Ramón Jiménez Varela, que tenía entonces 33 años, le dio un gran impulso a los negocios familiares: compró varias viñas pequeñas del célebre pago vitícola de Balbaina (situado en el término municipal de El Puerto y reconocido como uno de los mejores del Marco del Jerez) y una bodega en la calle Victoria (después, Albareda), esquina a la de Espíritu Santo. Fue uno de los momentos más importantes de esta destacada empresa vinatera portuense, que, además de renombrados vinos de la zona (amontillados, olorosos, y sobre todo el prestigioso Fino Jardín), elaboró años después un espumoso al estilo del champagne en sus cuevas (cavas, en catalán) de la finca el Caracol, labradas a tales efectos.

Champán Continental y y otro reclamos publicitarios de Jiménez Varela, que han sido recuperados para la colección de Antonio García, de quien es la fotografía.

...continúa leyendo "1.285. CHAMPÁN PORTUENSE."

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Alfonso Sancho Mateos (Jerez de la Frontera, 1858-El Puerto de Santa María, 1952) ha sido un personaje desconocido para el gran público durante más de medio siglo, hasta que la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento portuense editó en 2007 la biografía que dediqué a los primeros años formativos de "el hombre del negocio de vinos más capacitado en toda esta región, y sobre todo en las labores y el tratamiento de la viña", como le definió en 1923 Luis Pérez Gutiérrez, director de la Revista Portuense. /En la imagen de a izquierda, Alfonso Sancho. Foto: Colección Bernardo Rodríguez Sancho.

Tras estudiar con los jesuitas en El Puerto (1867-68) y en Inglaterra (1871-74), Alfonso Sancho pasa directamente a Hamburgo y de allí a París (1877), en cuya Escuela de Comercio se diploma en 1879. Durante un año y medio (1880-81) representa en Londres a Sancho Hermanos, la firma bodeguera de la que era socio su padre, el abogado portuense Antonio Sancho Díez de Alda-Sopranis.

Del matrimonio (1884) entre Alfonso Sancho y Mercedes Peñasco nacen tres hijos: Félix, Alfonso y Mercedes. Además de vicecónsul de Chile y de Argentina en El Puerto de Santa María, el negocio del vino le obligará de nuevo a trasladarse al extranjero: con su mujer y su hijo Felix viaja a París, donde vivirá varios años. Alfonso Sancho Mateos fue el primer presidente (1900-01) de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, después sería vocal de su junta directiva y, desde 1903, socio de honor de la institutición. Fue además, vocal electo de la Junta Loca de Instrucción Pública y presidente de la Junta Municipal del Censo Electoral cuando se implantó en 1907 la Ley Maura. /En la imagen de la izquierda, un joven Alfonso, alumno de Beumont College (Inglaterra), entre 1871-74. Fuente: Archivo Britannicum Societatis Iesu (Londres), obtenida por el autor de esta nótula.

En 1905, propietario ya de la viña El Caribe, se establece en El Puerto. Con su primo hermano Alfonso Sancho García --padre del historiador Alfonso Sancho Mayi-- crea la firma Alfonso & Hipólito Sancho (c/ Aurora, 23)  que funcionará hasta 1914. También, en 1905 crea junto a su hermano Antonio  la empresa vinatera A. & A. Sancho (c/ Valdés, 1 y 1 duplicado, donde actualmente están las Bodegas 501), ésta con escritorio asimismo en su domicilio de Dr. Palou, 13 y agencias en París, Burdeos, Londres y Nueva York.

Junto al amontillado 'Quijote' y el fino 'Caribe', marcas emblemáticas de la casa, destacaban por su calidad 'el Fino 'El Abuelo' y el amontillado solera 'Majestad'. También se comercializaban, entre otros vinos, los amontillados 'S' y 'Sí', la manzanilla 'La Jota', el oloroso 'Único' (especial para enfermos, el tres cortados 'Hércules' y el digestivo 'Pax'.

Algunas etiquetas de Alfonso e Hipólito Sancho y A&A Sancho.

...continúa leyendo "1.281. ALFONSO SANCHO MATEOS. Alcalde y bodeguero."

Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Manuel Pacheco Albalate nace en El Puerto en 1941, ciudad en la que se dedicará durante más de cuarenta años a la enseñanza. Como investigador e historiador ha impartido conferencias, coordinado encuentros de especialistas mundiales sobre la expulsión de la Compañía de Jesús en el siglo XVIII (I Reunión Internacional de Primavera de Investigadores sobre los Jesuitas en el siglo XVIII) y consultado bibliotecas y archivos nacionales y extranjeros.

Libros de Manuel Pacheco Albalate, publicados en la Biblioteca de Temas Portuenses.

Fruto de estos trabajos son sus publicaciones ‘Puerto de Santa María ilustrado y compendio historial de sus antigüedades (1764)’ (1997), manuscrito de Anselmo Ruiz de Cortázar, extraviado durante más de dos siglos; ‘Erudición y Administración pública en El Puerto durante el siglo XVIII: el ilustrado Juan Luis Roche’ (2002), biografía sobre un erudito e ilustrado cargador a Indias; ‘Una visión del siglo XVIII: cartas del erudito Roche al benedictino Sarmiento’, edición anotada y comentada de cartas que intercambiaron ambos personajes; ‘El Puerto: ciudad clave en la expulsión de los jesuitas por Carlos III’ (2007), sobre el cometido que tuvo la ciudad en dicho extrañamiento. Igualmente ha publicado una veintena de artículos en revistas de carácter científico y en Gente de El Puerto, la nótula núm. 214 sobre ‘Cándida, la Negra’. 

...continúa leyendo "1.279. MANUEL PACHECO ALBALATE. Investigador de la Historia de El Puerto."

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En los primeros días de febrero --el 2 de febrero-- se cumplen ochenta años de la última expulsión de los jesuitas de nuestra ciudad. Naturalmente, no era un hecho aislado, sino la consecuencia de un Decreto de ámbito nacional para nacionalizar los bienes de la Compañía de Jesús, sin indemnización, publicado en la “Gaceta de Madrid” del 29 de enero de 1932, fecha en la que presidía el gobierno de la II República, Manuel Azaña, constituyéndose un Patronato encargado de  administrar los bienes incautados.

CENTROS EN ESPAÑA.
En esa fecha los jesuitas gestionaban en España 8 colegios de segunda enseñanza con casi cinco mil alumnos de pago. Además del San Luis portuense estaban los colegios de Chamartin, en Madrid; los de San José en Valencia, Villafranca de los Barros y Valladolid; Orduña e Indauchu, en Bilbao y El Palo, en Málaga. Y a niveles más superiores, la Escuela de Ingenieros y Operadores Industriales, la Universidad de Deusto, el Seminario Pontificio de Comillas, el instituto químico y laboratorio de Biología de Sarría (Barcelona), la estación meteorológica de Cartuja (Granada), el observatorio astronómico del Ebro, en Tortosa (Tarragona)  y varias escuelas apostólicas y noviciados.

Aula de Gimnasia

Llevaban más de medio siglo instalados de forma ininterrumpida, desde que retornasen en 1877, después de una década alejados de la ciudad tras el triunfo de “La Gloriosa”, en 1868. Podría pensarse que el anticlericalismo de los republicanos propició esta grave decisión. Sin embargo,  el hecho de que en un periodo de cien años sufrieran estas o similares medidas hasta en cinco ocasiones, de manos de autoridades civiles y eclesiásticas, nos debe orientar hacia otros motivos que no es el caso analizar aquí.

CINCO EXPULSIONES.
Esta secuencia que cito la inició en 1767 Carlos III, con la “Pragmática Sanción” que expulsaba de los reinos de España y sus colonias de Ultramar a los miembros de la Compañía. Tuvo su continuidad con la bula papal “Dominus ac Redemptor” promulgada por Clemente XIV en 1773, suprimiendo la orden (restaurada después por Pío VII en 1813). El general Riego en 1820 la suprime nuevamente y Fernando VII, cuando es liberado en 1823 la restablece, volviendo a ser repudiados jesuitas y, en general, todas las ordenes en 1835, después de la conocida matanza de frailes en Madrid y el comienzo de las desamortizaciones de bienes eclesiásticos de mano muerta. Se regulariza la situación con la firma del Concordato en 1852 hasta la revolución que destrona a Isabel II, antes mencionada, que supondrá la quinta incidencia relatada.

...continúa leyendo "1.278. LA ÚLTIMA EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS. Hace 80 años."

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COMIENZOS.
El C.D. Safa San Luis se fundó en la temporada 1969/70. En sus comienzos jugaba en el campo situado en el patio de arcos de la escuela SAFA y más tarde, tras la correspondiente solicitud al responsable regional de la Compañía de Jesús, se consiguió la autorización para disputar los encuentros en el campo del colegio adjunto y regentado por la orden católica de los Jesuitas.

En la imagen podemos encontrar entre otros a Zunzunegui (arriba, tercero por la izquierda) y Viña (debajo, tercero por la derecha).

Fue un comienzo difícil porque aun teniendo los beneficios de un terreno de juego mejor, no se consiguió el permiso para abrir una puerta que comunicara el colegio de SAFA con el colegio de los Jesuitas y claro los vestuarios se situaban en el primer colegio. Con el tiempo se consiguió abrir la puerta que comunicaba los dos colegios y posteriormente se traslado al colegio de los Jesuitas. (Vestuarios y Secretaria).

C.D. Safa San Luis y C.D. El Carmen de los Colegios Safa y San Luis Gonzaga. Año 1981

Las instalaciones del colegio San Luis Gonzaga eran enormes con un campo de fútbol 11 principal y varios anexos de diferentes tamaños, también contaba con una pista de fútbol sala y un campo de motocross. En cuanto a los vestuarios existieron varias ubicaciones, en la foto se contempla una de las primeras situado en la parte de lo que llamábamos “la montaña rusa” y donde el colegio tenía un gimnasio. Con el tiempo y bajo la presidencia de Manuel Rodríguez Gálvez se construyeron cuatro vestuarios junto al gran árbol y el campo de fútbol principal.

...continúa leyendo "1.275. CD SAFA SAN LUIS. Equipo y jugadores de Primera."

La Virgen de Lepanto. Estuvo en la desaparecida iglesia de San Juan de Letrán, en la plaza del mismo nombre, hasta 1854 depositada por Don Juan de Austria. /Foto: Isabel Permuy.

La imagen de la Virgen María instalada en la Galera Real española, buque insignia de la Santa Liga en la Batalla de Lepanto en 1571, capitaneada por don Juan de Austria, ha sido restaurada por un equipo dirigido por José María Gálvez Farfán, encontrándose  expuesta en el Museo Naval de Madrid, donde también se encuentra el original del Mapa Mundi de Juan de la Cosa, hecho en El Puerto en el año de 1500 (ver nótula núm. 584 en GdP).

La talla, conocida como Virgen del Rosario y también Virgen de la Victoria fue un regalo de los aliados venecianos a don Juan de Austria quien al finalizar su vida militar donó la imagen que le había acompañado a la Cofradía de las Galeras situada en la desaparecida iglesia de San Juan de Letrán, en El Puerto de Santa Maria, que estaba situada en la plaza del mismo nombre y en cuyo espacio, en la actualidad, alberga unos pisos pertenecientes a la Armada Española. La plaza de San Juan fue conocida por haber albergado en su centro uno de los últimas fuentes públicas, el conocido como Pilón de San Juan (ver nótula núm. 282 en GdP).

Pilón de San Juan, a la izquierda, terrenos donde se encontraba la Iglesia de San Juan de Letrán y posteriormente se edificarían los ‘Pisos de los Marinos’.

...continúa leyendo "1.272. LA VIRGEN DE LEPANTO. La imagen que ahora se restaura estuvo en El Puerto hasta 1854."

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Francisco de Paula Gil de Partearroyo y Arena era hijo de Joaquín Gil de Partearroyo, III Marqués del Castillo de San Felipe, bodeguero y mesonero, arrendatario de la antigua y prestigiosa taberna mesón ‘El Toro’ situada en las proximidades de la Aduana Vieja, y de Victoria de la Arena Vigo, ambos naturales y vecinos de Villanueva de Mena (Burgos), villa en la que habían contraído matrimonio en 1845, avecindándose posteriormente en nuestra ciudad, en la que nacieron otros dos hijos, hermanos de Francisco de Paula. Joaquina, mayor que él y otro varón que falleció en edad párvula.

El padre murió el 30 de julio de 1855 y la madre el 13 de marzo de 1864. Los bienes de la testamentaría fueron: buenos vinos y vasijas depositadas en la bodega de la casa nº 4 de calle Santo Domingo, inmueble de propiedad y residencia familiar, así como una participación en la hacienda de viñas denominada ‘La Palma’.

Luis Suárez Ávila, delante la vivienda y bufete de abogado, donde viviera el Marqués del Castillo de San Felipe.

Francisco Nicolau, letrado que tenía su bufete en el número 19 de la calle San Juan, --en el mismo domicilio donde actualmente lo tiene el también abogado, erudito escritor y colaborador de GdP, Luis Suárez Ávila--, se ocuparía en calidad de tutor legal de nuestro protagonista de la administración de los bienes heredados. Nicolau se casó con la hermana de Francisco de Paula y se fue a vivir con ellos donde, influido por el entorno, el futuro Marqués del Castillo de San Felipe, estudió leyes, casándose al terminar la carrera (1872 o 1873) con una gaditana, doña Josefa Martínez de Azpillaga y Aguirre, dos años mayor que él. El nuevo matrimonio se instaló frente a la casa de su hermana. Adquirió una enorme casona, esquina de San Juan y vuelta con Cruces, casa que pasando los años sería el domicilio de la familia Terry Cuvillo. En 1886 creemos que falleció su esposa, Josefa Martínez, aunque es un dato que no hemos podido verificar documentalmente.

...continúa leyendo "1.271. FRANCISCO GIL DE PARTEARROYO Y ARENA. Alcalde de El Puerto en 1900. IV Marqués del Castillo de San Felipe."

El día 20 es San Sebastián. Y esta Ciudad no lo celebraba desde por lo menos hace más de un siglo y medio, aunque es su Copatrón, hasta el año pasado. Desde el siglo XV tuvo ermita cercana al Castillo y, luego, otra ermita con hospital en el llamado Ejido de San Sebastián, donde permanece la Cruz, aunque bien mermada de base, en la esquina de Santa Fe y Durango, y, donde estuvo un Hospital de Nuestra Señora del Amparo y San Sebastián que yo alcancé a conocer de pequeño.

El culto a San Sebastián decayó en esta Ciudad hace bastante tiempo, de tal forma que, aunque era Copatrón, no había imagen ninguna del Santo, hasta que hace muy poco se descubriera, en las labores de restauración que el Cristo de Flagelación, era una reconversión de una imagen de San Sebastián con una cabeza nueva del siglo XVIII.

                          

La Cruz de San Sebastián, en lo que fué el Egido del mismo nombre.

En pintura, hay un buen lienzo que se conserva en la Parroquia de San Joaquín y un óvalo, en que están la Virgen de los Milagros, junto con San Francisco Javier -el otro Copatrón--, y San Sebastián que está en una casa particular de la calle Santa Fe, pero que, según Hipólito Sancho figuraba en un estandarte de la Esclavitud de Nuestra Señora de los Milagros. Fuera de eso, solamente recuerdo un San Sebastián de pequeño tamaño, del XVII, en cedro policromado que es propiedad de Camilo González Selma y otro, también pequeño, obra de Ángel Pantoja, que tiene la Hermandad del Dolor y Sacrificio.

...continúa leyendo "1.265. SAN SEBASTIÁN. Copatrono de El Puerto."

Fotografía aérea de El Puerto de Santa María, Bahía de Cádiz, con la ubicación actual de las factorías Fenicio-Púnicas, siglos VI-III a. C., localizadas hasta el año 2.004.

Lo que para los fenicios era una delicatessen, en la actualidad posiblemente no se emplearía ni para cebar a los gorrinos. «Creo que hoy en día no soportaríamos el sabor de las salazones de entonces», afirma, contundente, Eduardo Ferrer Albelda, doctor en Historia por la Universidad de Sevilla. Aquellas apestosas viandas era manjares para los paladares griegos, que los importaban desde las factorías del Estrecho y Mediterráneo: «Era el gusto por el lujo, por lo exótico, por lo que llegaba de lejos», explica Ferrer, que afirma que esa pasión por la salazón gaditana y mediterránea «se ha relacionado con la expansión de Atenas en el siglo V a. C.». Esos alimentos «se producían en la zona de Cádiz, concretamente en El Puerto de Santa María, pero en toda la bahía se han hallado factorías que datan de esa época».

Fotografía aérea con la reconstrucción ideal de la costa Noroeste de la Bahía de Cádiz, y la ubicación de las factorías Fenicio-Púnicas, siglos VI-III a. C., con respecto a la costa, y la posible vertebración siguiendo vías de comunicación.

LAS CONSERVERAS (FACTORÍAS DE SALAZÓN).
Si bien griegos, fenicios y púnicos salivaban ante la perspectiva de untar uno de sus guisos con esas salazones, al parecer compartían con los europeos actuales el olfato: «La mayoría de las factorías estaban alejadas de la ciudad. Por el olor, que debía de ser bastante desagradable», subraya el doctor en Historia. Lo cual es lógico si se tiene en cuenta cómo se elaboraban aquellas sabrosas delicatessen. Un paso esencial era macerarlas al sol en unas piletas: «Allí se pudrían las tripas y se añadía la sal», explica. El resultado, una pasta «muy sabrosa, muy fuerte», con la que se acompañaban distintos tipos de alimentos. También producían trozos de pescado salado, como la mojama. Filetes de carne de pescado secos que aún hoy, estos sí, se consideran bocata di cardinale.

...continúa leyendo "1.264. CONSERVAS DE HACE 2500 AÑOS. Las Delicatessen de El Puerto."

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Hoy 18 de enero hace 234 años que el portuense Juan Ignacio de la Rocha fue consagrado Obispo de Michoacán en la bella catedral de la Arquidiócesis de Morelia, en una solemne ceremonia a la que asistieron personas de todos los estamentos sociales y gran número de autoridades clericales y civiles, entre ellas el virrey Bucarelli.  Estaba próximo a cumplir los 63 años y, de hecho, hacía año y medio –desde mediado agosto de 1776- que había sido asignado para este cargo por el rey, que era el que nombraba a los obispos, entre una amplia lista de nada menos que 73 candidatos. Aceptó la mitra el 27 de diciembre de ese mismo año,  jurando fidelidad a las normas de la corona y recibió las reales cédulas de su nombramiento. Sin embargo, las bulas pontificias que debían ratificarlo, pasaban los meses y no llegaban. Debieron extraviarse por el camino de Roma a la Valladolid mejicana, capital de la diócesis, tomando posesión sin ser consagrado, dadas las circunstancias, en abril de 1777. Finalmente, como si de un regalo de Reyes se tratase, las bulas llegaron a su destino el día de la Epifanía de 1778, celebrándose en la fecha antes citada su consagración, ocupando con todos los requisitos y trámites cubiertos la silla episcopal de una de las más grandes y prósperas ciudades de Nueva España. (Según el censo de Revillagigedo, superaba por poco las 17.000 almas).

LOS BIZARRONES.
Como era tradición y costumbre, algunos nuevos prelados solían hacer un regalo, generalmente suntuoso, a la iglesia en la que habían desempeñado sus labores anteriormente. Así, nuestro paisano, Juan Antonio Vizarrón, arcediano y canónigo de la catedral hispalense antes de ser nombrado arzobispo de Méjico, donó  media docena de gigantescos blandones,  de 1,85 m. de altura y  que tienen cada uno, nada de un baño de plata, sino 200 libras de la mejor plata mexicana, candelabros que son conocidos popularmente como “los bizarrones”. Desconozco si hoy en día pueden admirarse en la catedral de Sevilla, en el lugar en el que estaban instalado no hace muchos años, el presbiterio bajo de la Capilla Mayor,  probablemente desde que los donara en 1752 el arzobispo y virrey.  Su paje, discípulo y protegido, Juan Ignacio De la Rocha cuyo cargo anterior al nombramiento de obispo había sido el de Comisario de Cruzada del Arzobispado mejicano, siguiendo el ejemplo de su mentor, regaló a la catedral de México un incensario con la naveta de oro y dejó a la parroquia del Sagrario, que forma parte de la misma, un legado de cuatro mil pesos.

CEREMONIA.
Como no había obispos consagrados en 25 leguas a la redonda, asistieron con mitra, realizando la labor de obispos oficiantes dos doctores que ejercían de Chantre y Maestresala en dicha iglesia. Los antiguos ritos previstos se fueron sucediendo: Eucaristía, invocación al Espíritu Santo, lectura de la Bula Papal, homilía, enumeración de sus compromisos con la feligresía, letanía de los Santos… y a continuación, sus cansados huesos se extendieron sobre la alfombra que cubría el mármol del pavimento, repitiendo la sumisa postura, boca abajo, “besando el polvo” tal como lo hiciera el día en que fue consagrado sacerdote. En esta postura, que en cierto modo le aislaba de todo lo que le rodeaba no pudo por menos que evocar a su mentor y paisano, el arzobispo Juan Antonio Vizarrón, del que fue  capellán caudatorio. (Esta denominación, debido a su desuso, no aparece ya en los modernos diccionarios de la lengua. Se denominaba así –y también porta-cola- al eclesiástico doméstico del obispo o arzobispo destinado a llevarle alzada la cauda o cola de la capa consistorial).

...continúa leyendo "1.263. JUAN IGNACIO DE LA ROCHA. Obispo de Michoacan (Méjico)."

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