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Reproducimos aquí algunas instantáneas del fotógrafo Francisco Sánchez Pérez, ‘Quico’, (ver nótula núm. 146 en GdP), uno de los grandes documentalistas gráficos que ha tenido El Puerto de Santa María en la primera mitad del siglo XX.

Desfile (1). Esta foto es del 16.06.1938 y es del entierro de Fernando Zamacola, (ver nótula núm. 800 en GdP), está tomada a la altura de la actual casa Nº 70 de la Calle Larga, es decir frente a donde viví hasta mediados de los 50 del siglo XX.

Desfile (2). Desfile de fuerzas armadas por la Plaza de Peral. Puede ser en una procesión. Lo que me pone en duda es la curva que hace el público hacia la izquierda de la foto, pues el Ayuntamiento está justo en frente del desfile. El que está abajo del todo agarrado del brazo de otro, me parece que es el padre de los Ciria, Paco Ciria, hermano del que fuera Alcalde de El Puerto, Eduardo Ciria Pérez (ver nótula núm. 1313 en GdP). Foto muy curiosa donde se puede distinguir las diferentes clases sociales de la fecha.

Puede ser Campo de la Gimnastica. Como digo en el título, puede ser el Campo de la Gimnastica, pero tengo mis dudas si es en el Eduardo Dato en sus prinpicios. El de la mascota con gafas, juraría que es mi tío Fernando Arjona Cía y la siguiente puede ser mi tía Francisca González Bruzón, pero el tener la mano en la boca me impide ver su cara. Esta foto puede ser de principios de los años 40 del siglo XX.

Plaza España postguerra. Misa de campaña en la Plaza de España. los militares armados están en posición de rindan, y parte de los asistentes con el brazo en alto. En la puerta de la Prioral se puede ver el altar presidido por una cruz, que puede ser la que sacaba el Santo Entierro en Semana Santa y detrás  se puede ver el yugo y las flechas y arriba un letrero de Presentes. La fecha puede ser entre Octubre de 1941 y Abril de 1943, ya que creo distinguir a la derecha de la puerta de la Iglesia a Fernando C. de Terry y del Cuvillo, que era el alcalde en esa época.  (Texto y Colección de las imágenes: Vicente González Lechuga).

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Nadie podría pensar que la costa y el fondo marino de la Bahía Gaditana, guardara bajo sus sedimentos los restos de la fauna marina que hace millones de años habitaban nuestras aguas. Fósiles con una conservación extraordinaria, que el tiempo ha permitido que llegase hasta nuestros días.

Acantilados en la playa del Almirante, Bahía de Cadiz, en el interior de la base naval de Rota (término municipal de El Puerto). Se observan su altura, y los diferentes estratos, los fósiles se encuentran en los que están mas a nivel del mar.

La geología de una bahía tan dinamizada como ésta, turismo, industria naval y pesquera, o comercio, han desfigurado la costa hasta el punto de ocultar la mayoría de sus testigos geológicos. Sin embargo queda un área con una extensa estratigrafía geológica de la Bahía Gaditana, con más de 30 metros de altura, contienen los estratos geológicos que guardan los cambios producidos y que ahora se estudiaran con precisión, se encuentra en el interior de la base Hispanoamericana de Rota (término municipal de El Puerto de Santa María), donde se localiza una gran parte del yacimiento paleontológico de El Manantial.

En la imagen, distintas vértebras fósiles, posiblemente de Delfín, que guardan conexión anatómica.

IMPORTANTES INVESTIGADORES.
Un importante elenco de investigadores de todo nuestro país, están estudiando los restos fósiles contenidos en dos colecciones pertenecientes a los fondos del Museo Municipal de El Puerto de Santa María. La primera depositada en el Ayuntamiento de la ciudad en el año 1979, proveniente de un rescate efectuado después de unos temporales, en ese mismo año, y la segunda una significativa donación de la Familia Castilla al Ayuntamiento. En total podemos estar hablando de cerca de mil piezas.

El estudio que se está llevando a cabo pretende conocer los restos paleontológicos que se han hallado en la Bahía de Cádiz. Una serie de especialistas han estudiado, y aun estudian, los fósiles de la Era Terciaria, recuperados en un yacimiento situado en la costa, El Manantial. En el futuro, cuando haya dinero para estas cosas, un catalogo recogerá el estudio de dicha colección, ofreciendo el conocimiento de las especies localizadas.

COMO SE FORMÓ LA BAHÍA.
En pleno corazón de la Bahía de Cádiz se encuentra un yacimiento Paleontológico de origen marino que esta ofreciendo una información importante  de cómo se formó la bahía gaditana, y cuales fueron los  cambios geológicos, y que fauna habitaba estas costas y mares hace al menos cinco millones de años. En la playa del Manantial, en El Puerto de Santa Maria, encontramos el afloramiento de margas azules Mioceno-Plioceno, entre 20 y 3´5 millones de años, con un depósito de restos macro y microfósiles de primera magnitud. /En la imagen de la izquierda, gran diente fósil de Carcharodon Megalodon, se trata de un tiburón gigante.

Durante años, y sobre todo cuando arrecian los temporales, en una zona de la costa de El Puerto de Santa María, se han recogido un sin fin de restos fósiles. Estos, proceden en su mayoría de un sustrato margo-arenoso, totalmente repleto de fósiles, que queda al descubierto al retirarse la arena que los cubre normalmente, durante los temporales. El oleaje va desgranando el sustrato que esta compuesto por dos tipos de sedimentos, aunque formados por el mismo sustrato, uno blando, donde la conservación de los fósiles es extraordinaria, y formando parte del mismo, uno duro, donde los fósiles se conservan también en buen estado, aunque la dureza del sedimento que los cubre sea tan dura en algunos casos como el granito. En un tiempo extraordinariamente breve, los restos fósiles son esparcidos por las playas, quedando en poco tiempo solo los elementos mas duros, como los dientes de tiburón; los restos óseos no cubiertos de sedimento duro son totalmente fracturados y posteriormente disueltos, desapareciendo. /En la imagen de la izquierda, caja timpánica de ballena.

DESDE HACE TRES AÑOS.
Desde el Servio de Arqueología y Conservación del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, hemos estado durante más de tres años (aún continuamos), restaurando una gran parte del material paleontológico, perteneciente a los fondos del Museo Municipal de esta ciudad, esto ha permitido no solo poder estudiar de que especies se trata, sino que además se ha dotado a esta ciudad de un patrimonio Paleontológico de la Era Terciaria, uno de los pocos existentes en el mundo, por la gran variedad de especies que se están conociendo, que habitaban esta aguas.

LAS ESPECIES ANIMALES.
Los restos fósiles pertenecen en su gran mayoría a mamíferos marinos, sobre todo cetáceos (ballenas), vértebras, costillas, mandíbulas, etc., también están presentes sirénidos (manatí), de delfín hay tres cráneos, además de vértebras y otros restos. Pero son sin duda los dientes de tiburón, desde minúsculas mandíbulas a gigantescos dientes, pertenecientes al Charcharadon megalodon, los hallazgos más frecuentes. También son frecuentes hallazgos de vértebras de peces pequeños como sargos, o aguijones de rayas. Posiblemente hay restos de foca, los caparazones de tortuga tienen una conservación excepcional. Son muy abundantes los fósiles de corales y algas, así como de una gran variedad de moluscos y crustáceos. Hay hallazgos significativos  como el de restos de un ave (Alca). /En la imagen de la izquierda, lámina con cabeza de Delfín fósil, arriba, antes de la restauración, y abajo distintas vista una vez restaurado.

LAS ESPECIES VEGETALES.
Pero sin duda algunos de los hallazgos mas destacados, lo forman los restos de maderas entre ellas dos grandes fragmentos de troncos, semillas entre las que destacan las piñas, fósiles vegetales que no son muy abundantes. Los análisis que se han realizado a los sedimentos, han puesto al descubierto una abundante presencia de vida orgánica fósil, foraminíferos, (bentónicos) que viven en el sedimento, (planctónicos) que viven en la columna de agua. /En la imagen de la izquierda, diferentes vistas de una piña fósil.

Lo que se pretende, tanto con los estudios específicos, como con los criterios de conservación-restauración elegidos para los fósiles, y por este orden, es: salvar lo más posible de su estructura y conservarla adecuadamente para el futuro, facilitar su estudio, catalogación, y difusión, además de dotarlos de una visión museográfica y a la vez estética, para el disfrute del ciudadano.

Playa de El Almirante en el interior de la Base Hispanoamericana de Rota, en la Bahía de Cádiz, continuación de la playa de El Manantial y del yacimiento Paleontológico

Tenemos la ocasión de conservar unos restos paleontológicos que son algo más que buenas piezas para la investigación. Desde nuestro concepto y visión de conjunto, lo vemos como un rico Patrimonio, fuente de proyectos para su explotación racional, un engranaje más para el motor social que el futuro necesitará para generar recursos económicos. En definitiva, podemos estar de enhorabuena, los estudios que sobre el yacimiento se están realizando seguro aportaran un mayor conocimiento de la Vida durante la Era Terciaria en el Sur de la Península Ibérica, y específicamente en  la Bahía de Cádiz. (Texto: Juan José López Amador).

Vista aérea de las playas de Santa Catalina, El Manantial, Fuenterrabía y El Almirante.

EL ESTUDIO LO REALIZAN.

  • Geología, Javier Gracia, Profesor Titular, Laura Del Río, Profesora Ayudante, Doctora, Departamento de Ciencias de la Tierra, Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales, Universidad de Cádiz.
  • Foraminíferos, Juan Manuel Usera, Catedrático de Paleontología, y Carmen Alberola, colaboradora, Departamento de Geología. Universidad de Valencia.
  • Vertebrados marinos, Maria del Carmen Lozano Francisco, Grupo de Investigación Andaluz RNM353 Paleobiología, Bioestratinomía y Tafonomía. Investigación y Gestión.
  • Moluscos, etc., José Luís Vera Peláez, Investigador, Director,  Museo Municipal Paleontológico de Estepona.  Ayuntamiento de Estepona.
  • Ave, Antonio Sánchez Marco, Investigador del  Instituto Paleontológico de Cataluña.
  • Maderas y semillas, José María Postigo Mijarra, Profesor Asociado. ETSI Montes (UPM, Madrid), y Eduardo Barrón López, Titular. Instituto Geológico y Minero de España, Madrid.
  • El Yacimiento como Patrimonio Cultural, José Antonio Ruiz Gil, Profesor Contratado Doctor, Departamento de Historia, Geografía y Filosofía, Universidad de Cádiz.
  • Coordinación del estudio, Conservación y restauración, Juan José López Amador, Técnico del Servicio de Arqueología y Conservación, Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, Cádiz.

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo!  Ya se oyen los claros clarines.
¡La espada se anuncia con vivo reflejo;
Ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines!

Con cierta nostalgia se recuerdan estos versos iniciales de la “Marcha Triunfal” de Rubén Darío, presentes en la vida escolar de postguerra, junto con la “Canción del Pirata” de Espronceda y las románticas “Rimas” de Becquer. Su autor, el nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, de nombre artístico Rubén Darío, poeta, escritor y periodista tiene, a través de su familia, lazos de unión con nuestra población, mejor dicho con un hijo de ella, de noble cuna, emigrante sin retorno, como tantos otros personajes del siglo XVIII, al Nuevo Mundo.

Rubén Darío casó por lo civil en 1890 en San Salvador con Rafaela Contreras, hija de un famoso orador político hondureño llamado Álvaro Contreras y de Manuela Cañas Hidalgo. Con tan mala suerte que, pocas fechas después se produjo uno de los golpes militares que se haría posteriormente crónicos en El Salvador, cuyo principal cabecilla, el general Ezeta, había sido uno de los invitados a la ceremonia nupcial. Tras el golpe, que no solo no comparte ni justifica Ruben Darío sino que critica luego abiertamente en la prensa de Guatemala en su crónica “Historia negra” en la que denuncia la traición de este militar, se marcha al país vecino y al siguiente año, en febrero de 1891, tras reunirse con su esposa, contrae nuevamente matrimonio, esta vez por la iglesia, en la catedral de Guatemala, engendrando a su primogénito: Rubén Darío Contreras, que nació nueve meses después, el 12 de noviembre de 1891.

Los abuelos maternos de Rubén Darío Jr. fueron Manuel Antonio de Cañas y Bendaña y Ana Hidalgo Muñoz de la Trinidad, hija del capitán Manuel J. Hidalgo, casados en 1814 en San José de Costa Rica.  A su vez, Manuel A. de Cañas era hijo del último gobernador de la provincia de Costa Rica en época colonial, empleo que desempeñó desde  1819 hasta 1821. Se llamaba Juan Manuel de Cañas Truxillo y Sánchez de Madrid, era coronel de los Reales Ejércitos y había nacido en El Puerto de Santa María el 2 de julio de 1763, miembro de una familia largo tiempo asentada en nuestra ciudad, cuyas casas principales estaban en la calle Larga, frente al centro cultural Alfonso X El Sabio. Emigró joven al continente americano, formando parte de su destino profesional y allí casó en la ciudad de Granada (Nicaragua) con Tomasa Bendaña Moscoso, integrándose plenamente en aquellas latitudes. Su firma figura en el acta de independencia de Costa Rica del estado español, que está fechada el 29 de octubre de 1821.  /En la imagen, Rafaela Contreras.

Era hijo del también portuense Nicolás Francisco de Cañas Truxillo y Gª Pastrana y de la gaditana Magdalena Sánchez de Madrid. Su hermano Manuel sería Ministro de Marina, Comercio y Ultramar en 1837 y, posteriormente, Senador del Reino. /En la imagen de la izquierda, blasón de los Cañas Trujillo, en la calle Larga, foto tomada 3l 23.02.1978. Colección: Miguel Sánchez Lobato.

El y sus hermanos pertenecían a la cuarta generación de Cañas Truxillo portuenses, junto con los Vos Cañas-Trujillo, desde que se estableciera en El Puerto y fundara su Mayorazgo Gaspar de Cañas Truxillo, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición de Sevilla, descendiente del Barón Vasco Martínez de Truxillo, uno de los cuarenta caballeros que participaron en la conquista de Xerez y a los que se les repartió tierras en dicha población en 1266.

La condición de portuense del abuelo de la esposa de Rubén Darío y del bisabuelo de su hijo, nos ha dado pié para confeccionar esta nótula explicando la conexión familiar con el poeta de la Hispanidad.    (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz, A.C. Puertoguía).

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Manuel Fernández Moro, último alcalde republicano en El Puerto de Santa María, ejemplifica en su corta carrera política la integridad, la valentía y la vocación de servicio de la que dieron muestra, tanto los que le precedieron en el cargo, como sus compañeros de Corporación.

Avisado de la entrada de las tropas rebeldes en la ciudad el mismo día del golpe, el 18 de julio de 1936 y del peligro que corría, permaneció en el Ayuntamiento donde fue detenido por falangistas locales y trasladado a los calabozos municipales. Antes de ingresar en dichas dependencias acude custodiado a su domicilio por última vez. Posteriormente es trasladado en El Penal de esta ciudad de donde desaparece sin dejar rastro. Su mujer recibe la noticia de su desaparición el día 25 de agosto de 1936 cuando acude a visitarlo. Su cadáver nunca fue hallado. Tenía treinta y dos años.

Su vida y trayectoria política, que hoy rescatamos del olvido están basadas en las aportaciones orales de la familia y en las actas capitulares del Archivo Histórico de El Puerto de Santa María. Con ello pretendemos dignificar su memoria y que la historia le coloque en el lugar que nunca debió de serle arrebatado.

DATOS BIOGRÁFICOS.
Manuel Fernández Moro, nace en el año 1904 en el pueblo onubense de Cumbres Mayores, localidad situada en la Sierra de Huelva. Manuel fue el primogénito de seis hijos: Manuel, Eloy, Concha, Miguel, Máximo y Ramona, del matrimonio formado por Mariana y Gabriel.

Castillo de Cumbres Mayores (Huelva).

A través del testimonio de su hija Mariana y su nieta  María José conocemos que su familia tenía ganado porcino y tierras en propiedad, dedicándose a la actividad sobre la que giró siempre la economía de toda la serranía de Huelva: el cerdo y sus derivados, lo que les permitió disfrutar de una posición acomodada.

LLEGADA A EL PUERTO.
A edad temprana Manuel y su hermano Eloy comienzan a trabajar como vendedores y representantes de los productos chacineros de la zona, lo que convierte a El Puerto en un lugar no solo de trabajo sino también de residencia temporal. Cuando Manuel cuenta con diecinueve años ambos hermanos se trasladan a El Puerto de forma permanente. Con posterioridad, y a raíz del fallecimiento de su padre, su madre y hermanos menores les seguirían, haciendo de esta Ciudad su lugar definitivo de residencia.

Su casa en la calle Santa Clara constaba de vivienda y almacén de Ultramarinos. El comercio fue desde el primer momento la actividad principal de la familia Fernández Moro, convirtiendo a sus miembros en personas conocidas y queridas entre la población portuense.

Tienda de ultramarinos de Manuel Fernández Moro, hoy de electrónica, clausurada, en la esquina de la calle Sierpes con Vicario. /Foto: Adrián Morillo González.

LA TIENDA DE MANUEL Y ELOY.
Manuel abrió un puesto de Ultramarinos en las inmediaciones del Mercado de Abastos. Tras su muerte será su hermano Eloy el que pase a regentarlo. Con el paso de los años será transformado en tienda de electrónica y como tal, se mantendrá hasta su cierre definitivo. De talante abierto, generoso y emprendedor, así lo definen su hija y nieta: "Ayudaba a cuantos lo necesitaban, prestando dinero o dando comida".

MARÍA LUISA, SU MUJER.
María Luisa Arias Campos nace en 1909 en El Puerto, hija de carretero y menor de cinco hijos, es educada en el colegio de monjas francesas de la Ciudad. Compañera de Manuel desde 1929 instalan su domicilio en la calle Pozuelo y serán padres de tres hijos: Mariana, Manuel y Miguel. En el momento de su fallecimiento, Mariana tenía cinco años de edad y Miguel, el menor, uno. Su mujer, de nuevo embarazada, sufre un aborto al recibir la noticia. Nunca llegaron a contraer matrimonio, ni bautizaron a sus hijos porque Manuel, ateo y por ende laico, rechazó siempre cualquier tipo de vinculación con la Iglesia. Sin embargo, su nieta destaca con humor que era cumplidor fiel de la tradición andaluza y acudía puntualmente a su pueblo de origen cada año a sacar a la Virgen en procesión.

Su mujer e hijos, a partir de ese momento quedan abandonados a la suerte de todos los perdedores. María Luisa no sufrió represalias físicas pero tanto ella como sus hijos padecieron la estigmatización y la miseria. Expulsados del domicilio familiar en la calle Pozuelo por impago de alquiler, viven inicialmente en el 'hueco de la escalera' y serán acogidos y auxiliados por la familia de Luisa, quien se ve en la necesidad de vender todas las pertenencias a excepción de la máquina de coser. Luisa, sastra de profesión, podrá garantizar su subsistencia y la de sus hijos cosiendo ropa para los moros. Su hija mayor, Mariana, se ve obligada a abandonar la escuela para ayudar a su madre. /En la imagen de la izquierda, la familia Fernández Moro en el lisado de niños huérfanos de la Guerra Civil, en la Revista Historia de El Puerto.

En el expediente instruido por el Ayuntamiento de El Puerto para la formación y actuación de la Junta Local de Beneficencia, en la relación nominal de niños contenida en el mismo con fecha 23 de enero de 1937, aparece María Arias Campos viuda de Manuel Fernández Moro, domiciliada en la calle Federico Rubio nº 66. Hijos: Mariana de seis años, Manuel de cuatro y Miguel de 15 meses. Luisa mantuvo vivo a Manuel en su recuerdo hasta el momento de su fallecimiento a la edad de ochenta y seis años. Sus vivencias y anécdotas rescataron para sus hijos la figura del padre alegre, guapo y cariñoso que había sido.

EL AYUNTAMIENTO ENTRE 1934-1936.
Tras la llegada de la derecha al poder, en octubre de 1934 tiene lugar la llamada 'revolución de octubre'. En todo el país se suceden disturbios y actos violentos que dan lugar a la declaración del estado de guerra el 7 de octubre de 1934, que en la provincia gaditana se prolongará hasta el 24 de enero de 1935.

El gobernador civil, Luis de Armiñán Odriozola entregará el mando de la provincia al gobernador militar de la misma al general de brigada de infantería Julio Mena Zueco, quien ordenó la inmediata clausura de todos los centros políticos de los partidos situdos a la izquierda del Radical, entre los que se encontraban Izquierda Republicana y Partido Socialista. Los graves disturbios acontecidos en Prado del Rey, donde se incendió el Ayuntamiento, el juzgado municipal y la iglesia, fueron aprovechados por el gobernador civil, para proceder a la suspensión de los ayuntamientos de izquierdas y a los concejales calificados por él de matiz extremista, que fueron unos doscientos en toda la proivnia y entre los que se encontraban también lo de El Puerto de Santa María.

El antiguo ayuntamiento de la Plaza de Isaac Peral.

...continúa leyendo "1.445. MANUEL FERNÁNDEZ MORO. Último alcalde de la II República."

La imagen de la Virgen del Carmen, saliendo de la Iglesia de las Esclavas, antiguo Convento de San Juan de Dios.

Las tradicionales fiestas del Carmen, celebradas en los pueblos de la Bahía de Cádiz desde tiempos inmemoriales, se vieron engrandecidas a raíz de una bula pontificia emitida por León XIII en 1892. La bula fue solicitada por el entonces superior general de la orden de la Beata Virgen María de Montecarmelo con el fin de aumentar la devoción y la piedad de los fieles hacia ella.

Ejemplar de la Revista Portuense de 1892 que se hace eco de la bula papal.

Esta bula la aseguraba la indulgencia plenaria a todos aquellos que arrepentidos, y previa confesión y comunión, visitasen las iglesias y oratorios pertenecientes a la orden y rogasen en ellas por la Iglesia y sus miembros. Condición indispensable para recibir el perdón era que la visita se realizase entre las primeras horas del día y la caída del sol.

La Virgen de la procesión marítima en una embarcación adornada al efecto a la que no le faltaba un detalle. ¿Igual que hoy?

A partir de ese momento las ya solemnemente celebradas fiestas del Carmen adquirieron una mayor participación devota de los fieles. A consecuencia de esta creciente devoción, años más tarde surge la primera procesión del Carmen, de la cual hay crónicas publicadas desde 1900. Dicha procesión iba encabezada por los marineros, patronos y armadores, que demostraban así el fervor que sentían hacia su patrona, y también participaban en ella miembros de la Corporación Municipal.

La procesión en el muelle de la plaza de la Pescadería, hoy viviendas de la Pescadería en proceso de derribo.

Es en esta época cuando nace el rito de la bendición de las aguas y el tradicional discurso desde la plaza de la Pescadería. Ese año corrió a cargo del guardián de los frailes capuchinos, Ambrosio de Úbeda que se ganó a los portuenses con su oratoria: «El Puerto es un pueblo de fe, y esta clase de pueblo son ciudades de héroes y éstos tienen siempre las bendiciones del cielo», dijo. Con este discurso se celebró una de las primeras procesiones entre cantos de júbilo y lluvia de flores a la Virgen del Carmen. (Texto: Mercedes Torrecillas).

El pesquero Tonino que esta tarde estará en Puerto Sherry portando a la Virgen Marinera.

Esta tarde, en Puerto Sherry, a las 18:30 llegará la comitiva procesional con la representación de la imagen de Ntra. Sra. del Carmen, a bordo del pesquero ‘Tonino’ que atracará en el pantalón de honor para realizar, a continuación, la procesión marinera y el encuentro con la procesión terrestre en el tramo final del río Guadalete.

El pasado 16 de junio se cumplían cien años del nacimiento, en nuestra ciudad, de uno de los más importantes cartelistas de nuestro país: Manolo Prieto. (ver nótulas núm. 863 y 864 en GdP). Desde muchos enfoques se puede analizar la obra de Manolo. En esta ocasión nos referiremos a sus carteles de temática taurina. Manolo Prieto, se interesó desde muy joven por el cartel taurino, y  llegó a ser uno de los intérpretes más originales y revolucionarios en este género artístico.

Cuando apenas cuenta veintitrés años, participa en una exposición que, organizada por la Asociación de la Prensa de Madrid, tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes, en junio de 1935. En dicha muestra obtuvo el primer premio Renau, pero el jurado formado por: Francisco Llorens, por el Círculo de Bellas Artes, Federico Ribas, por la Unión de Dibujantes Españoles, Miguel Lucas, por la Asociación de Pintores y Escultores y Luis Gil Fillol, por la Asociación de la Prensa, estimó: "...que la limitación de premios impide recompensar justamente el esfuerzo realizado por los dibujantes españoles, propone la adquisición de los carteles firmados por los señores Pedraza, Alonso, Prieto, Vega y Gallo".

Pero el primer cartel de tema taurino, dentro de la obra de Manolo,  con el que consiguiera un gran triunfo, fue el que realizó para el concurso de la Dirección General de Turismo, en 1950, y que llevaba por título "La fiesta de toros en España", con el que obtuvo el primer premio. "El cartel no va dirigido al aficionado español, por eso le falta la anécdota. Está hecho pensando en el extranjero, que es al que va dirigido. Un toro con su silueta terrible, frente a un torerito rodeado de espacio y de sol, con un trapo como única defensa" /En la imagen de la izquierda, cartel primer premio de la Corrida de la Beneficencia. 1952.

La prensa de la época llegó a decir con respecto a este cartel: "Ha venido a revolucionar la tradicional propaganda de la lidia de reses bravas. Y ha conseguido precisamente eso: dar realce a la bravura del toro y al valor del torero. Ahí se ve al diestro, empequeñecido y audaz, ante la mole potente de un testuz vigoroso y vibrante de energía acometedor a, subrayada por el contorno blanquecino que rodea al toro, aparentemente hierático, pero dispuesto a la 'arrancada' y a hacerse dueño del ruedo".

La corrida de la Beneficencia de Madrid se venía celebrando desde 1840 aproximadamente, y los carteles anunciadores se encargaban a grabadores y dibujantes de la época, como Ramón Cilla, Porset, Perea, Chaves, Pastor... El concurso de carteles anunciadores de dichas corridas se instituyó en 1952. A ese primer concurso concurrió el artista portuense, obteniendo el primer premio, ex aequo con Pablo Mairata, en el apartado de carteles murales. El de programas de mano se concedió a Antonio Casero. El cartel de nuestro paisano representa el momento en que el toro toma un puyazo recargando, viéndose el picador en serios apuros: "Este cartel es todo anécdota, puesto que va dirigido al aficionado que entiende. Una bellísima suerte de varas, con posible derribo por un toro bravo. Cartel de técnica moderna". Al año siguiente obtiene el tercer premio. El primero lo consiguió Vicente Vila, y el segundo, otro portuense, Ricardo Summers Isern "Serny", con un cartel en el que representaba a dos manolas tocadas con mantilla y peineta hablándose entre sí. El cartel de Manolo, como todos los suyos, de técnica y composición moderna, en el que figura un torero de rodillas, en primer plano, de espalda,  dando una larga cambiada frente al toro. /En la imagen de la izquierda, segundo premio del cartel de la Corrida de la Beneficencia. 1956.

En mayo de 1956, nuestro artista logra el segundo premio con un cartel que, presentado con el nº 46, consiguió la suma de cuatro mil pesetas, y en el "que como siempre destaca por su calidad con respecto a los demás, está compuesto de una forma muy original, ya que representa a un torero rodilla en tierra mirando al toro y dispuesto a pasárselo de muleta".

En 1958 volvió a conseguir el primer premio, por unanimidad del jurado. Su cartel representaba a un toro viniendo de frente a la carrera; "lo más importante son las variaciones experimentadas con los colores, fundamentalmente con los amarillos, azules, grises y negros, que combinan con las letras en verde". Pero este premio tiene su anécdota, que nos explica el propio Manolo Prieto: "Este cartel que empapeló Madrid, tiene una historia muy graciosa. Fue hecho y presentado seis o siete años antes de que fuera premiado. Cuando se presentó por primera vez, fue rechazado porque dijo un miembro del jurado, y sus compañeros lo aceptaron, que era más propio para anunciar una ganadería (como si un toro arrancado no fuera una de las cosas más bonitas que se pueden ver en la plaza). Recuerden el valor que tiene esta estampa en la suerte de varas. ¡Hay que ver lo que puede la mala leche! ¡Y me lo llevé a casa!'. / Cartel del primer premio de la Corrida de la Beneficencia. 1958.

'Al poco tiempo, el Primer Congreso Ganadero convocó un concurso de carteles y lo presenté. Allí no me lo premiaron, y al devolvérmelo, me dijeron que era un cartel muy bueno, pero que estaba mejor para una corrida de toros ¡era natural! ¡Y me lo volví a traer a casa!' Lo dejé reposar unos años para que los jurados lo olvidaran, y lo volví a presentar en la Beneficencia, el año 1958. Aquel año, en el jurado a nadie le sentaba mal la leche, y fue premiado con todos los honores”.

También en 1958 le encargan la carpeta de los discos: "Pasodobles de España" y "Fiesta Brava". Un año después vuelve a participar en el concurso de la Beneficencia y obtiene el segundo premio entre un total de 96 obras. Los años 1960 y 1961 no hubo concurso. Al año siguiente de nuevo participa Prieto, pero en esta ocasión no consigue ningún premio.

En 1963 alcanza el primer premio con un cartel de un toro saliendo del toril, y al fondo un espontáneo que sale a su encuentro, resuelto con una técnica muy acabada, en el que destacan los diferentes planos resueltos con el color y las geométricas curvas del redondel y el callejón. En la edición de 1965 consigue un accésit. En 1969 nuevamente consigue el primer Premio en el concurso del cartel anunciador de la corrida de la Beneficencia. Vuelve a participar en la edición de 1972, consiguiendo un accesit. /En la imagen de la izquierda, cartel del primer premio de la Corrida de la Beneficencia. 1963.

Este año del centenario de su nacimiento, un “cartel” de Manolo anuncia el abono taurino portuense. Se trata de la portada del opúsculo, con textos de Julio Estefanía, editado por Osborne, en 1955, para conmemorar las bodas de diamante de la Plaza Real. Al cartel taurino le dedicó Manolo gran parte de su vida, como hemos podido comprobar a lo largo de estas lineas, y en su colección de bocetos donada al Puerto, y que, desgraciadamente, aún no se pueden contemplar en la sede de su Fundación, pendiente aún de inaugurarse. Que buena ocasión hubiera sido este Centenario para abrir las puertas a la exposición permanente de obras de Manolo Prieto en su ciudad natal.

Fragmento del cartel de la Temporada Taurina 2012.

Pero no acabó aquí su dedicación a la fiesta nacional, pues en sus últimos años también llevó a la medalla dos importantes colecciones de su "Tauromaquia",  amén de la medalla que, con motivo del Centenario de nuestro coso taurino, y a petición de nuestro Ayuntamiento, realizó en 1980, pero de eso ya nos ocuparemos en otra ocasión. (Texto: Francisco M. Arniz Sanz).

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Soy Salvador Gonzalez Mateos, y aunque no milito en en el partido solcialista en la actualidad,  --me autosuspendí de militancia hace muchos años por una series de razones que expuse en asamblea y que recogí en un articulo de prensa-- he seguido con interés la vida del PSOE durante todos estos años. Continúo mi militancia intensa en los movimientos sociales desde hace 30 años, y soy de los que opina que no podemos estar cruzados de brazos ante  el ‘tsunami neoliberal’  que rige nuestro país y casi todo el mundo. Como digo, la vida del PSOE y de otros partidos de izquierdas y progresistas me interesa, porque al fin y al cabo, divergencias al margen, son las opciones más acordes con mi pensamiento. Por ello, toma vigencia el artículo  que publiqué en Diario de Cádiz sobre el partido y uno de sus ‘cerebros mas activos’ en los últimos 30 años.

¿RASPUTÍN JUBILADO?
Te conocí, en un momento clave para nuestra ciudad. Fue en el siglo pasado. Tu antecesor, el ruso, vivió en el siglo XIX. Ambos con carita de monje, mirada vidriosa y una enorme capacidad para trajinar en las sombras. Estábamos situados al fondo del salón de actos del Instituto Mar de Cadiz, donde se celebraba una  asamblea que debería decidir si en El Puerto se presentaría como candidato socialista al que había demostrado ser el alcalde más inútil de la historia portuense o por el contrario optaríamos por un gran gestor con experiencia demostrada llamado Luis Benvenuty.

En la imagen de la izquierda, el histórico Rasputín.

Por  creer en este, y por el pavor a Hernán en la Alcaldía, me inscribí en el PSOE tapándome  la nariz. Apestaba a Filesa, a Roldán, a Puerto Shurry, a Puerto Menestheo y sobre todo a intereses abusivos de Solchaga. Algunos nos apuntamos a derribar la corruptela socialista local, cansados de un alcalde títere dirigido por un renombrado funcionario municipal. Los renovadores, liderados por  Vargas Machuca, que  soñaban con acabar con el felipismo y la corrupción, creyeron en su victoria por tener más militantes locales. Yo no me fiaba. Y con razón. Tú, el  Rasputin alcalaíno en persona, se presentó allí con un  censo antiguo donde los caraballos boys tenían mayoría.

Y allí al fondo del salón te dije, Rasputin Pizarro, que por tu sucia jugarreta, los portuenses al ver en el cartel electoral al nefasto alcalde de la coalición gobernante  PP-PSOE, coalición forjada por tus manejos con Teo, y Caraballo, saldría Hernán como alcalde. Te reíste. Nos apostamos un comida estrechándonos las manos, a que no solo sería alcalde el impetuoso relojero, sino que revalidaría su cargo cuatro legislaturas por lo menos. Lo clavé. Han pasado veintiún años desde entonces y sigues sin pagar la apuesta.

Pero parece que por fin caerás, tú, tu clan de nepotes alcalaínos, también tus borregos con cargos en el aire, y ojalá vuestra pléyade de enchufados.  Ya perdisteis  el congreso regional. Rasputin, has perdido el norte, traicionaste a Griñan en plena precampaña electoral,  y si pudieras urdirías una moción de censura en el parlamento junto al PP para derribar a este gobierno de izquierdas elegido por las urnas. Pero no puedes, estas viejo y  son muy  débiles tus apoyos ¿Te jubilaras disciplinadamente o aun tienes un sucio as en la manga, so Rasputin? (Texto: Salvador González Mateos).

A las afueras de El Puerto de Santa María, se reprimió un intento de pronunciamiento militar el 8 de julio de 1819, hace hoy 193 años. Su finalidad era imponer un régimen constitucional a Fernando VII, pero fracasó por diversas circunstancias.

En la imagen, grabado de uno de los pronunciamientos vividos en España en aquella década convulsa.

El pronunciamiento del Palmar de la Victoria lo debía protagonizar el Ejército expedicionario de Ultramar, el 8 de julio de 1819. Este Cuerpo expedicionario se mandó formar cuatro años antes, el 9 de mayo de 1815, para restaurar la soberanía de Fernando VII en los territorios rebeldes de América. A finales de 1816 se le reunía en la zona de Cádiz, en cuya bahía fondeaba la escuadra que le serviría de transporte. De haber partido hacía su destino esta expedición, quizás, hubiese sido una más de las que ya se habían formado con el mismo fin. En cambio, parte de sus unidades se sublevaron con éxito el primero de enero de 1820, lo que sirvió de detonante para la propagación de una revolución, que reinstauró el régimen constitucional . Pero, meses antes del pronunciamiento de Las Cabezas de San Juan, tuvo lugar otro episodio, preludio del 1 de enero siguiente.

En El Puerto de Santa María se concentraron, durante los primero días de julio de de 1819, quince de los veintitrés cuerpos que componían la fuerza expedicionaria. También, el día 8, fueron arrestados multitud de jefes y oficiales de nueve de aquellos cuerpos y de la Plana Mayor del Ejército. Además, se extendieron otras órdenes de arresto contra militares, y de prisión contra paisanos que no se encontraban en aquel lugar. Los pronunciamientos y conspiraciones que venían produciéndose en España desde 1814, respondían a la delicada situación política del país. Los liberales fueron proscritos a la vuelta de Fernando VII de su cautiverio en Valençay, y alentaban estos movimientos, cuya finalidad era cambiar el régimen político existente, para lo que tenían que obligar al rey.

En la concepción y el planeamiento del pronunciamiento del Palmar, tomo el nombre del lugar de El Puerto de Santa María donde se produjo, se usaron las "logias" existentes en algunos cuerpos militares. También, otras formadas por militares y civiles, muy politizadas, que adoptaban, todas ellas, un aspecto pseudo masónico. Estas sociedades secretas se relacionaban entre sí, configurando una trama, y en ellas se gestó el primer levantamiento del Ejército expedicionario.

Se considera aquí que, el principal fautor y desencadenante de la represión del 8 de julio, fue el mariscal de campo Pedro Sarsfield, quien influyó en gran medida en la decisión del jefe del Ejército expedicionario, Enrique José O´Donnell, conde de La Bisbal. Éste, desde marzo o abril de 1819, permitía la propagación de una conjura entre los cuerpos de su ejército, y pudo decantarse tanto por encabezar la sublevación, como por someterla.

Imagen de aquella época convulsa.

En la sucesión de los eventos, que terminaron con el sometimiento de los cuerpos que se iban a pronunciar, hay que tener en cuenta, además de aquellos meses, otros dos importantes jalones temporales: el 23 de junio y el 7 de julio. La primera fecha indica el momento en que el conde de la Bisbal se decidió, manifiestamente, por la represión del pronunciamiento. Antes de aquella, había primado cierto recelo mutuo entre las partes implicadas: Sarsfield, el conde y los conspiradores. Entre ambas fechas, el conde de La Bisbal y Sarsfield prepararon una estrategia represiva, mientras que los conjurados ultimaron el pronunciamiento. Y a partir del 7 de julio, comenzó la ejecución de la represión. Por otro lado, además de la secuencia temporal, habrá que tener en cuenta el juego de relaciones cruzadas, casi de novela de intriga, entre los protagonistas ya citados.

En esta ocasión, del 8 de julio de 1819, no triunfó el pronunciamiento por la traición de quienes debían encabezarlo, que bien por miedo e interés, o por supuesta lealtad al monarca, acordaron reprimirlo tras un periodo de mutua desconfianza. En su transcurso, pudieron triunfar también los rebeldes, de haber escuchado a quienes sospechaban de ambos generales. La conclusión que extrajeron de este fracaso fue obvia: no se debía confiar en quienes ya tenían un puesto elevado en el régimen establecido, a quienes poco podían interesar cambios políticos y sociales que estimaban revolucionarios. (Texto: Francisco Varo Montilla).

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Las ‘Figuritas en la Arena’ mal denominadas en la modernidad ‘Castillos en la Arena’, por el propio ayuntamiento que nos invade que es el causante de tal tontería. De toda la vida han sido ‘Figuritas en la Arena’, castillitos se hacían  en otros horarios, para que cuando viniera el agua este luchara contra las olas, mientras que las figuritas en la arena, se hacían en la bajamar y su final era derruirla a pisotones.

Figura de arena en La Puntilla. 17 de agosto de 1978. /Archivo Municipal. Foto Rafa.

Yo creo que en los ayuntamientos actuales, debe haber una figura, como en las tribus indias, del concejal ‘viejo’, el cual debe aconsejar o poner freno a desmanes propios de los ayuntamientos de ahora, léase concejales del tres al cuarto, que actúan sin conocer nada de viejas tradiciones y costumbres; pero en fin eso es lo que nos toca vivir y que Manitú nos coja confesaos.

Recuerdo que la tarde, --siempre eran por la tarde--, cada grupo íbamos cogiendo una parcela en función de lo que fuéramos a hacer, con mas o menos voluntad y destreza, ya que en el terreno que correspondía a la altura de las casetas de Paco Neto, la competencia, se centraba en dos artistas: uno era Macario, el de los cines y otro era Repiso, --¿como se llamaba?--; se que se fue a Suiza y allí se quedó como artista, sus hermanos eran Fernando, Paco y otros, los sobrinos de Doña Boni. En estos dos radicaba la representación del arte efímero de arena y anilina de ña Droguería Cárave. Casi siempre ganaban ellos, los demás íbamos de comparsa con el barco o la pelota de cascos de colores. Macario nos deslumbraba y nos hacía levantar la moral con aquellas esculturales  mujeres,que parecía la cartelera de Gilda, que esa noche estaba anunciada en el Cine Macario, mientras que Repiso, era mucho mas arte, un poco amanerado, pero con dotes artísticas, aunque lejos de lo buena que estaban las figuras de Macario.

Castillo de arena en La Puntilla. 17 de agosto de 1978. /Archivo Municipal. Foto Rafa.

En determinado momento, se armaba un revuelo, «--¡Ya vienen, ya vienen!». Eran los miembros del jurado que para Luis Suarez, eran, Paco Bernardo, Jose Carlos García, Dueñas, etc. pero que para mi eran los del Ayuntamiento, ya que siempre se veía venir la figura larguirucha de Juanito Martin, que acompañaba al alcalde y alguno que como está esto hoy en día, serían concejales que se unían al paseo, y que sería la única vez que pisaban la playa y ni falta que  hacía. Hoy en día debería ocurrir lo contrario, que fueran mas y examinaran las playas, para colmo este año ni siquiera han ido para izar las banderas azules.

Tras el examen de las figuras, vendría la consabida entrega de premios, que de eso ya ni me acuerdo, pero que de dinero no había nada, quizás una muñeca, un tren una medalla de calamina con su cinta de color, pero que para el ganador era como una olímpica. Y esa era una más de las fiestas que existían en La Puntilla y en la que todos terminábamos pintados con la cara de color. (Texto: José Luis Calle. Un sevillano en El Puerto).

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El escritor y periodista sevillano Manuel Halcón Villalón-Daoiz (1900-1989) es autor, entre otras, de las novelas El hombre que espera (1922, Premio Ateneo de Sevilla), Recuerdos de Fernando Villalón (biografía novelada, 1941), Aventuras de Juan Lucas (1944), La gran borrachera (1953), Monólogo de una mujer fría (1960, Premio Nacional de Literatura) y Manuela (1970). Socio fundador de la revista poética Mediodía en 1926, durante la Guerra Civil dirigió el diario FE (órgano de la Falange sevillana) y la revista de divulgación cultural Vértice. Fue subdirector de ABC de Madrid (obtuvo el Premio Mariano de Cavia en 1940) y director de las revistas Semana y Moneda y Crédito. En 1962 ingresó en la Real Academia Española con el discurso "Sobre el prestigio del campo andaluz". Su última obra, Cuentos del buen ánimo, se publicó en 1979.

UN NOVELISTA EN EL COLEGIO DE LOS POETAS.
Manuel Halcón, hijo del marqués de San Gil, tenía 9 años cuando ingresó en septiembre de 1910 como interno en el afamado colegio de los jesuitas de El Puerto de Santa María. Su hermano mayor, Fernando, había cursado estudios allí de 1905 a 1907, como también lo hiciera -entre 1890 y 1896- el poeta Fernando Villalón, primo suyo. La infancia de Manuel fue un "llanto de ilusiones": era de los pocos alumnos que no recibía los domingos en el internado la visita de su madre, fallecida a los tres meses de nacer el niño. Halcón no llegaría a obtener el grado de bachiller, cuya duración -con arreglo al plan Bugallal- era entonces de seis años. En su expediente académico se refleja que cuando sale del colegio al terminar el curso 1916-17, solo había aprobado -con la nota mínima- 13 de las 23 asignaturas de las que se había matriculado, no presentándose a las restantes. Sobre su etapa escolar diría el propio Halcón en 1961: "Tan indisciplinado y desaplicado era que nada esperaban de mí mis profesores y compañeros. Era, además, un niño enclenque".

Manuel Halcón fue alumno de San Luis Gonzaga entre los años 1910 y 1917

Tres rectores tuvo el colegio de San Luis Gonzaga siendo Manuel Halcón alumno: los padres Rodolfo Velasco, Raimundo Zamarripa y Martín Mendoza. Fue el asturiano P. Velasco (1868-1940; rector de 1909 a 1915) -a quien Halcón consideraba "la representación humana del equilibrio" - el que le dejó mayor huella. Entre los jesuitas que ocuparon los cargos de padre espiritual o de prefecto se encontraban Manuel Abreu, Francisco Lirola, Salustiano Legórburu, Mariano Ayala o Francisco Javier Maruri. Con afecto recordará Halcón años más tarde a otro miembro de la comunidad jesuita, el hermano enfermero Francisco Javier Aizpuru (1876-1952): "Yo siempre le tuve como un ser distinto, a quien los carceleros le dejaban abrir las rejas para sacar a los niños débiles a tomar el aire".

Como le había sucedido al Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez dos décadas antes, la vocación literaria de Manuel Halcón aflora en el colegio. Le produce una emoción "más intensa aún que los versos" la novela de Pedro A. de Alarcón El final de Norma (1855), que el padre Alberto Risco les leía por capítulos en la clase de Literatura. Imparte Latín de 1º y de 2º el peruano padre Gustavo Salaverry, descrito por Halcón en Los Dueñas (1956) -su novela más autobiográfica- como "terror de los alumnos". En el curso 1915-16 tiene como profesor de Física (asignatura de 5º año) al veterano padre Plácido Hurtado, el mismo que con un telescopio descubre las rabonas en las dunas del entonces estudiante de 3º de bachillerato Rafael Alberti, según ha narrado el poeta portuense en La arboleda perdida. /En la imagen de la izquierda, el niño Juan Ramón Jiménez.

El colegio de San Luis tiene en la época de Manuel Halcón una media de 215 alumnos, mayoritariamente internos. En la emotiva crónica de guerra 'El amigo enemigo' (1936) evocará Halcón a algunos de ellos: la campana que tocaba Francisco de Paula Oliva Mack, las "consignas" que llevaba José Mª Rojas Lobo, las declamaciones de Jesús Pabón Suárez de Urbina y las travesuras de Juan A. Estrada Moreno.

Niños haciendo gimnasia en el patio principal del Colegio.

El futuro historiador y académico de la Historia sevillano Jesús Pabón (1902-1976) es coprotagonista del relato 'Los dos macferlanes' (1949), en el que Halcón cuenta cómo Pabón y él mismo, únicos portadores de unos abrigos desfasados, tuvieron que defenderse de las crueles burlas y agresiones de sus compañeros. Así nació una amistad profunda y duradera entre ambos. De la vida en el colegio de El Puerto está sacado también el argumento de 'El pecado insepulto' (1959), narración que tiene como protagonistas a los condiscípulos de Halcón en la clase de Física del P. Hurtado, entre ellos a "tres P señeras" que destacarían más tarde: el mencionado Jesús Pabón y los jerezanos Joaquín Mª Peñuela de la Cobiella (jesuita y profesor de asiriología) y Julián Pemartín Sanjuán (escritor y poeta falangista; director del Instituto Nacional del Libro de 1941 a 1966). Dos alumnos externos que inician el primer año de bachillerato con Halcón son José Luis Poullet Martínez y Antonio de la Torre González, que después se dedicarán profesionalmente al magisterio.

ÚLTIMA VISITA A LOS JESUITAS.
El 31 de mayo de 1921, Manuel Halcón contrajo matrimonio en Sevilla con Rosa Borrero Carrasco. En el viaje de novios, camino de Cádiz, hicieron una visita al colegio de San Luis. Así la recordaría Halcón en 1961 para La Estafeta Literaria: "Pedí permiso para pasearme por la huerta, por aquel sendero bajo las pimientas por donde otras veces paseaban las hermanas de los alumnos. Por mirarlas, más de una vez fui castigado. Y ahora llevaba una mujer cogida por el talle. Me pareció que recogía algo que estaba allí sujeto en el aire y que me estaba esperando. Después no he vuelto más". (Texto: Bernardo Rodríguez Caparrini).

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Antes del 1 de enero de 1901 la hora oficial en España era la del meridiano de Madrid (3º 41' 16" O), es decir, la hora civil de Madrid; aunque cada provincia tenía la hora civil correspondiente a su meridiano; eso suponía una hora de diferencia entre Barcelona y A Coruña. A partir de la 0 horas del 1 de enero de 1901 se adopta la hora del meridiano de Greenwich (UTC+0). El 15 de abril de 1819 se introduce por primera vez el horario de verano (adelanto de una hora), horario que se ha utilizado desde entonces intermitentemente. El 16 de marzo de 1940 a las 23 horas se adopta como hora oficial la UTC+1 (se adelanta una hora), es decir, se pasa de la zona horaria de Europa occidental (WET) a la zona horaria de la Europa Central (CET).

Reproducimos aquí relojes de sol de El Puerto de Santa María, recopilados por Paquita Vecina Romero, profesora  de Física y Química del IES Pablo Ruiz Picasso de Chiclana de la Frontera.

CALLE LUJA.

Es un reloj de adorno bastante deteriorado, sin estilo y cuyas líneas parecen pintadas en el azulejo. El reloj se encuentra en la fachada del nº 10 de la calle Luja, que confluye en la calle Larga.

BODEGAS TERRY.

Este reloj de sol (la fotografía está tomada en Mayo del 2003), al que le falta el estilo, se halla situado en el interior de las bodegas Terry. Está dibujado  directamente en la pared de la entrada al llamado Patio de los Olivos.

JÁNDALOS VISTAHERMOSA.

Reloj que se encuentra en el patio del Hotel Los Jándalos, en Vistahermosa, Calle Amparo Osborne. Más abajo, pero en la misma pared,  se encuentra las instrucciones en un panel de azulejos  para leer el reloj.  El reloj declina a poniente y lleva numeración arábiga.


HACIENDA BEATILLAS.

En la Hacienda Las Beatillas, se encuentra este reloj vertical meridional de 1718, construido en piedra y con la numeración romana. Esta antigua casa de labranza  era el caserío de una extensa cortijada que se extendía a los pies de la elevación apuntada, en una la zona denominada “Bellavista” en las lindes de El Puerto con Jerez.

CRUCES CON SAN SEBASTIÁN.

Estos dos relojes verticales se encuentra en el centro de El Puerto, en la calle San Sebastián nº 22 , haciendo esquina con la calle Cruces. Según cuentan, cuando se estaba haciendo el edificio de enfrente, los albañiles se fijaban en este reloj para ver cuando terminaban la jornada. El conjunto está formado por dos relojes pintados en la pared. El de la izquierda es un reloj vertical declinante a poniente (el muro está orientado hacia el suroeste), ya que las líneas horarias están más cercanas unas a otras en la parte de la derecha del limbo que de la izquierda. Los números que marcan las horas son romanos. El reloj de la derecha mira a levante y lleva números arábigos.

CASTILLITO DE LA PUNTILLA.

Estos relojes se encuentran en el Paseo de La Puntilla-La Colorá, junto al bar El Castillito y cerca del chiringuito de Luis 'el Moro'. Las fotos están hechas en abril del 2001. Es un conjunto de 3 relojes: un reloj vertical meridional orientado exactamente al sur, otro  vertical oriental y otro occidental, respectivamente. También hay una inscripción de Plan de Costas y en el reverso de la columna se explica como funciona el reloj. El reloj meridional lleva la leyenda: “Carpe Diem”. Son obra de Juan Gallardo.

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Rafael de la Riva Nicolau nació en 1862 y aunque no puedo precisar la fecha de su muerte, es mi objetivo dar a conocer a los lectores de GdP las buenas acciones y el talante liberal que presidió la vida plena de vocación --un sacerdote de la medicina-- de este respetable y olvidado paisano que dirigió de forma ejemplar y admirable  durante varios años, en el tránsito de del siglo XIX al XX,  el  Hospital Municipal.

SUCESORES EN SUDAMÉRICA.
Fueron sus padres, Felipe De la Riva Yela, un indiano guatemalteco descendiente de hijosdalgos cántabros, establecido en nuestra Ciudad mediado el siglo XIX, cuando apenas contaba 27 años, dedicado al negocio de la vinatería. Enviudó joven y contrajo segundas nupcias con Victorina Nicolau Chevasco, la hija mayor de un prestigioso abogado de origen catalán pero asentado desde hacía décadas en nuestra ciudad, donde nacieron todos sus hijos.  Tenía Felipe De la Riva dos hijos de su primer matrimonio, Amelia y Luis De la Riva Ruiz, este último nacido en El Puerto.

La hembra se crió con la familia de Guatemala y el varón se mantuvo con el padre hasta los quince años de edad, cruzando el Atlántico en busca de mejor fortuna, como tantos jóvenes de su edad. Un detalle bastante emotivo de este emigrante portuense medio hermano del personaje que estamos refiriendo, fue el hecho de que, cuando montó un negocio propio en 1886 de vinatería y abarrotería, término este –abarrote- equivalente en Guatemala y Panamá al empleado en nuestra tierra para el suministro de artículos de abasto, provisiones y víveres, le puso por nombre “El Guadalete”. Sus sucesores mantienen en la actualidad un complejo empresarial denominado “De la Riva Hermanos” que engloba empresas editoras, de diseño, distribución, publicidad y artículos de joyería. /En la imagen de la izquierda, caricatura de Luis de la Riva, ya mayor, publicada en la prensa de Guatemala.

CÓLERA MORBO.
Nada mejor para conocer la personalidad de Rafael De la Riva que la opinión de sus contemporáneos. De una semblanza publicada en la Revista Portuense del 12 de marzo de 1897, entresacamos algunos fragmentos: «Rafael De la Riva Nicolau es uno de los más ilustrados facultativos de la generación actual, y lo es más aún por sus arraigadas creencias médicas. No muy sobrado de recursos, hizo la carrera a fuerza de gran energía y constancia. En el año en que estaba a punto de terminar sus estudios, cuando el cólera morbo hacía bastantes estragos en Cádiz y se cebaba tan terrible epidemia en los infelices alienados del Manicomio Provincial, De la Riva solicitó y obtuvo un puesto de honor en tan caritativo establecimiento y, luchando en desventajosísimas condiciones, salvó de las garras de la muerte a muchos de aquellos desgraciados. Su notable conducta en los tres meses de aislamiento y sacrificio voluntario fue recompensada por la Diputación con el título de Licenciado en Medicina, libre de gastos, siendo propuesto para la Cruz de Beneficencia. Cuando estudiaba en Cádiz era siempre el obligado cabeza de motín, el que arengaba a los compañeros, el “leader”, el orador de confianza de la Facultad. Actualmente, que ostenta título tan preciado como el de Director del Hospital de San Juan de Dios, puede considerársele, sin exagerar, como un brillante cirujano. Reúne admirable destreza y enorme sangre fría… antes de operar, estudia y lee mucho… Muchas madres lo bendicen, al obtener la exclusiva para la aplicación en El Puerto del suero antidiftérico Behring…  Debió ser abogado: causas especiales le hicieron variar el rumbo de sus estudios… habría sido de los de buena cepa, pues le viene de casta. Demócrata convencido, sus ideales le han causado graves disgustos en distintas ocasiones. Escritor distinguido, polemista hábil, es temido como adversario en la prensa y en las tribunas».

Plácido Navas Villasclaras, médico que fue de la Plaza de Toros, con bigote, a la izquierda de la imagen. El tercero por la derecha, en primera fila, Enrique Máiquez Adán, también médico y abuelo de Enrique, José María y Consuelo García Máiquez. No conseguimos ubicar en la imagen a Rafael de la Riva.

CIRUJANO EJEMPLAR Y DEMÓCRATA.
Elogian en la semblanza su profesionalidad y brillantez. Sirva como botón de muestra la operación que practicó en el verano de 1894 en el Hospital Municipal, asistido por los médicos forenses Manuel Medinilla y Plácido Navas,  extrayendo un proyectil alojado en el cráneo desde hacía ocho años a un excombatiente.

FEDERICO RUBIO.
En 1900, el año en que moría el siglo XIX y nacía el XX, nuestro paisano Federico Rubio Galy, al que no quedaban muchos meses de vida,  gozaba de un merecido reconocimiento de todos los estamentos sociales por sus aportaciones científicas y humanísticas, recibiendo múltiples elogios y homenajes en numerosos lugares de la nación. Menos en su tierra natal, a lo que parece, pues en esa fecha, concretamente el 26 de junio de ese año, un paisano y colega, médico y cirujano también, firmaba en la Revista Portuense un artículo a él dedicado titulado “Honor y Caridad”. El autor,  Rafael de la Riva Nicolau y en él alertaba de la inminente visita a Cádiz del sabio doctor, proponiendo fuesen al andén de la estación, a su paso por esta, para honrarle y saludarle, una comisión municipal a la que se agregasen los médicos y vecinos que lo tuviesen a bien. Igualmente, apuntaba la idea de colocar una lápida conmemorativa en la casa en la que nació y destacaba en el amplio contenido de su colaboración en el periódico local sus virtudes y méritos profesionales: «Todos los que han tenido como yo el honor de tratar a don Federico, saben perfectamente que lo de ejercer y predicar la honradez profesional constituye en él una preocupación constante, casi una obsesión… no deja pasar momento propicio para predicar que seamos siquiera buenos los que apenas podemos ser científicos». /En la imagen de la izquierda, Federico Rubio.

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Recientes investigaciones sostienen que la actual desembocadura del río Guadalete se abrió hacia el año 19 antes de Cristo

Arriba, fotografía aérea de parte de la Bahía (Google Earth), donde hemos señalado el río Guadalete y la isla de Cádiz. Abajo, fotointerpretación de cómo podría haber sido la misma zona en época romana: con una sola desembocadura en el hoy río San Pedro, el recorrido de la Vía Augusta (puntos) y la actual desembocadura del Guadalete, creada por Balbo el Menor (líneas).

Sitúese en la desembocadura del Guadalete. Por ejemplo, frente a la plaza de las Galeras, en el muelle del Vapor. El curso del río que ve a derecha e izquierda no lo creó la naturaleza, sino la iniciativa de un hombre: el gaditano Lucio Cornelio Balbo,’ el Menor’ quien, hacia el año 19 antes de Cristo mandó abrir en su espacio una ría artificial para establecer las infraestructuras del Portus Gaditanus.

El Puerto Gaditano fue el puerto de Gades que se fundó entonces al amparo de la política económica marcada por Augusto (27 a.C.-14 d.C.) por la que la aristocracia mercantil gaditana se dedicó a la explotación de las fértiles tierras que median entre las desembocaduras del Guadalete y del Guadalquivir. El Marco del Jerez. La Isla Cartare de Avieno.

Se convirtió entonces el Portus en uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, exportador a gran escala, básicamente, de salazón de pescado, vino y aceite. Su principal destino, Ostia, el puerto de Roma. El territorio se vertebró a través de la Vía Augusta, creada al tiempo que el nuevo puerto, que en su primer tramo enlazaba Gades, el Portus Gaditanus y, junto a un estero de las marismas del Guadalquivir, Hasta Regia.

Paramento Este de la calzada en el Coto de la Isleta. El agua del caño de las salinas ha desprendido la tierra, dejando al descubierto la estructura. En el recuadro, su situación.

En suelo portuense, en el Coto de la Isleta y junto a la laguna Salada –en el llamado de muy antiguo Camino de los Romanos- se reconocen los vestigios de la calzada. Una joya histórica que aún está por desvelar y por poner en valor en dos entornos en los que se aúnan naturaleza e historia. Ayuntamiento, póngase a la tarea.

A PICO Y PALA.
La obra que mandó hacer Balbo fue un canal –llamémoslo ‘Canal de Balbo’- en la playa, que entonces alcanzaba las inmediaciones de la calle Valdés, y unirlo a la madre vieja del Guadalete, que corría a espaldas del Coto de la Isleta, conectándose así el curso artificial con el cauce del San Pedro, que entonces era el Guadalete que desembocaba a la bahía en una ensenada junto a Puerto Real.

Arriba una fotografía aérea de la desembocadura del río Guadalete, en la actualidad (Google Earth). Abajo una fotointerpretación, con la reconstrucción ideal de Portus Gaditanus, algunos muelles de atraques con la infraestructura portuaria, administrativa y de habitad. El puente y la vía atraviesan el río, detrás el agua recorre serpenteando zonas de marismas, con canales navegables que conducen al río principal, que se podrá surcar río arriba. Al fondo la Sierra San Cristóbal.

...continúa leyendo "1.414. LA DESEMBOCADURA DEL GUADALETE ES ARTIFICIAL. Se abrió el año 19 a.d. Cristo."

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El utópico paraíso comunista, en el que tantos intelectuales creyeron, como el poeta Rafael Alberti, se cubría de una aureola ficticia de perfección ideológica no fácil de percibir a primera vista.

Maria Teresa León y Rafael Alberti con el poeta soviético Samuíl Marshak en 1937.

En sus memorias, en 'La Arboleda Perdida', Rafael Alberti habla de sus abuelos de origen italiano, que  junto con otras familias extranjeras llegan a la Bahía de Cádiz al olor de los vinos en pleno auge de las viñas de Jerez, y fueron, en su momento, los verdaderos amos de El Puerto de Santa María. Grandes burgueses, propietarios de viñas y bodegas, cosecheros de vinos que llegaron hasta los zares de Rusia.

Recuerda Alberti de sus abuelos los «pesados y vanos comentarios sobre ‘aquellos tiempos, aquella buena época’ de lujo, de largos y anecdóticos viajes a Rusia, Suecia y Dinamarca…» Países que Alberti imaginaba entonces como «largas llanuras de nieve deshabitadas y oscuros bosques de abetos».

Alberti coleccionaba las bellas y románticas etiquetas de los vinos de su familia, con los retratos de los zares y reyes nórdicos. Rafael Alberti y su esposa María Teresa León posiblemente fueron los primeros que visitaron la URSS en 1932, cuando aún la Unión Soviética no había sido reconocida por el Gobierno de la República. Parece que vinieron para ocho días y la Unión Internacional de Escritores Revolucionarios les propuso quedarse dos meses. /Etiqueta de amontillado del padre del poeta, Vicente Alberti.

El Alberti de la visita de 1932 distaba mucho del Alberti que volvió en 1977. En la última ocasión se mostraba  apesadumbrado o ensimismado. ¿Qué había ocurrido para que experimentara tal cambio? Gracias a Ella Braguínskaya, fallecida en 2010, que fue la traductora rusa de Rafael Alberti y al que conoció personalmente tenemos interesantes testimonios de la estancia del poeta en la utópica tierra comunista.

NOTICIARIO DE UN POETA EN LA URSS.
En su primera visita, en 1932, vino a observar los movimientos teatrales de Europa oriental. A medidados de 1933 publicó en el diario madrileño republicano 'Luz' --que duró desde 1932 a 1934-- el ‘Noticiario de un poeta en la URSS’, donde se refleja el espíritu de un hombre fascinado por la idea de un ‘mundo feliz’, diario en el que mostraba una gran admiración hacia la madre patria comunista por cualquier motivo, hablaba con sincero entusiasmo de todo y de cualquier cosa, de los helados rusos, del cambio de guardia del Mausoleo, de cómo trabajaban en las fábricas, etc. Sin embargo en la segunda parte de La arboleda perdida, en las páginas en las que habla de su viaje a la Unión Soviética, ya solo comenta, parco de palabras y sin exaltación, algunas anécdotas.

Edición rusa de un poemario de Rafael Alberti.

PRIMER CONGRESO DE ESCRITORES.
En 1934 participó en el primer congreso de escritores, donde prometió que en España pronto se levantarían por todas partes banderas rojas —y así lo creía--. En 1937 lo recibió Stalin al que pretendía convencer para enviar una delegación soviética a un congreso en defensa de la cultura. Pero Stalin se resistía, no le había gustado que André Gide escribiera un panfleto difamatorio de la URSS.  Definitivamente enviaron una delegación, formada, entre otros, por los escritores  Iliá Erenburg, Alexéi Tolstói , Vsevólod Vishnevski  y por supuesto Fiódor Kellin. Con el intérprete Fiodor Kellin, patriarca de los hispanistas rusos, conoce a los escritores rusos de la época, entre otros a Pasternak o Lili y Iósif Brik, los visita en su casa, va a recitales en fábricas. Traduce el poema de Svetlov sobre Granada. Los Alberti conocieron también a famosos directores de algunos teatros soviéticos como Meyerhold y se encontraron con Eisenstein y Prokófiev. Según palabras del propio Alberti, Pasternak tradujo muchas cosas de Alberti.

PROPAGANDA COMUNISTA EN OCCIDENTE.
Pero en medio de toda esta atmósfera de un idealizado mundo prometido, se escondía otra verdad. Parece ser que Yuri Kublanovski, poeta contemporáneo de gran talento calificaba a Erenburg de “agente de influencia, adaptado al ambiente occidental que convertía a estos prestigiosos amigos de la Unión Soviética en una especie de almohada de aire para propagar ideas comunistas en Occidente”. A Iliá Erenburg le dedicó Alberti un poema, como amigo entrañable al que quería sinceramente y cuya muerte lloró de todo corazón.

Maria Teresa León y Rafael Alberti en la URSS.

Cuando estuvieron en Georgia, cuenta Braguínskaya, que en el coche siempre iba con ellos la misma persona. Les decía que trabajaba para el Ministerio de Cultura y que les hablaría de los monumentos, pero cuando pasaban por delante de los monumentos emblemáticos, callaba. Al día siguiente, Alberti, que ya había entendido todo, le dijo a Braguínskaya: “Pregúntele dónde trabaja”. Se lo preguntó y esta vez resultó trabajar en el Consejo de ministros, así empezaron este juego en el que cada vez contestaba una cosa distinta a la pregunta. Parecía no ser capaz de recordar cada cargo que inventaba.

PATRIA COMUNISTA PROMETIDA.
En su trabajo sobre Alberti, Braguínskaya, comentaba que Rafael Alberti no era el único poeta hechizado desde sus años juveniles por la ideología de una patria comunista prometida. También lo estuvieron Neruda, Picasso Malraux, Bernard Shaw, Antonio Machado o Romain Rolland. /El matrimonio Alberti-León visitando una fábrica en la URSS.

URRS VIRTUAL.
Alberti estuvo más que ningún otro poeta en la URSS, pero “en una realidad virtual que casi no tenía nada que ver con la realidad verdadera. Así, puede decirse, que Alberti nunca estuvo en la URSS, sino en un país virtual. Y en mi país había gente que sabía cómo alimentar ese hechizo, mostrándoles una realidad virtual que casi no tenía nada que ver con la realidad verdadera”, decía Braguínskaya. Rafael Alberti durante toda la vida fue amigo de la Unión Soviética, y en 1965 galardonado con el Premio Internacional Lenin para el Fortalecimiento de la Paz entre los Pueblos. (Texto: Carmen Marín).

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Hoy se cumplen 283 años del comienzo formal de los autos de incorporación de El Puerto de Santa María a la Corona de Castilla. Si bien el Decreto de incorporación es del 31 de mayo de 1929, no será hasta el 10 de junio de ese año cuando el juez comisionado por S.M. el rey Don Felipe V, Francisco de Escobar y Bazán --llegado a El Puerto un día antes-- cuando empiece a actuar: sustituyendo los cargos y oficiales ducales por toros de carácter interino, ordenando también picar los escudos del Duque de Medinaceli de las oficinas públicas y pintar, en su lugar, las armas reales, … /En la imagen, S.M. el Rey Don Felipe V.

MÁS DE 400 AÑOS DE SEÑORÍO.
El Puerto de Santa María se incorporó a la Corona de Castilla en 1264 y tras una breve dependencia de la Orden Militar de Santa María de España -- entre 1272 y 1280-- nuestra Ciudad pasaría a ser un señorío jurisdiccional a finales del siglo XIII, al ser cedido por la Corona castellana al primer señor de El Puerto, el almirante genovés Micer Benedetto Zaccaria como contraprestación por de la guarda y defensa del Estrecho de Gibraltar así como de las desembocaduras de los ríos Guadalete y Guadalquivir, con doce galeras. Mas adelante, el señorío jurisdiccional pasó a manos de la familia de la Cerda, descendientes directos de quien fuera otro señor de El Puerto, Alonso Pérez de Guzmán ‘el Bueno’, pasando en el siglo XIV a los Medinaceli.

En la imagen de la izquierda, Nicolás Fernández de Córdoba y de la Cerda,  X Duque de Medinaceli y último Señor que fue de El Puerto de Santa María. 1729. Cuadro de Valerio Iriarte.

Nicolás Fernández de Córdoba y de la Cerda, marqués de Priego y Cogolludo, duque de Feria, Medinaceli y Alcalá, décimo conde del Gran Puerto de Santa María, de los Molares y otros títulos: Adelantado Mayor de Andalucía, de la insigne Orden del Toisón, Caballero Mayor de la Reina doña Isabel de Farnesio, tuvo hasta 1729  los derechos sobre el señorío jurisdiccional de El Puerto de Santa María.

Los portuenses, mediante este acto administrativo, adquirirán un nuevo status en su pertenencia a El Puerto: dejarán de ser vasallos del señorío de Medinaceli para convertirse en súbditos de S.M. el Rey Don Felipe V.

REAL DECRETO DE INCORPORACIÓN.
S.M. el Rey Don Felipe V promulgaba el Real Decreto de incorporación el 31 de mayo de 1729, en el que se incluía, también la incorporación a la Corona, de San Fernando --entonces Isla de León-- en posesión por el Duque de Arcos: “Conviniendo a mi Real Servicio y a la Corona incorporar a ella El Puerto de Santa María que hoy goza la Casa y estado del duque de Medinaceli, (y la Isla de León que posee la del duque de Arcos), he resuelto incorporar y mando se incorporen en la Corona con la jurisdicción, señorío y vasallaje, oficios, rentas y derechos jurisdiccionales de estos dos pueblos y que hoy gozan sus poseedores, cuya incorporación se ejecute y en su virtud se tome la posesión de ellos, y de todo lo referido a mi Real Nombre, a cuyo fin se expidan luego por el Consejo las órdenes convenientes y de haberse ejecutado me dará cuenta. /En la imagen superior izquierda, escudo de España durante el reinado de S.M. el rey Don Felipe V.

Y aviso a la Cámara para que proceda en adelante a lo que le toca en inteligencia, que igualmente he mandado al de Hacienda expida las convenientes para la incorporación y posesión de las alcábalas y demás derechos y rentas que por cualquier título o merced hoy gozan las dos referidas Casas en los dos expresados pueblos, y así tomada y en vista de los títulos y privilegios que en él presenten sus poseedores arregle después el correspondiente equivalente que así mismo he resuelto se les de, el cual haya de correr y corra desde el día de la referida posesión, se tendrá así entendido en el Consejo para su cumplimiento en la parte que le toca”. /En la imagen superior izquierda, escudo de los Duques de Medinaceli, en muy mal estado, conservado en los claustros del antiguo Monasterio de la Victoria.

“Vista del Puerto de Santa María”, óleo sobre lienzo, 70 x 95 cm, 1781-1785. Autor: Sánchez, Mariano Ramón (Valencia, 1740-1822). Pintor y miniaturista español. El cuadro es propiedad del Museo del Prado, en depósito en el Museo Naval de Madrid. [P1151]

LAS RAZONES DEL CAMBIO.
Para el historiador Jesús González Beltrán, quien ha investigado este periodo para su tesis de licenciatura en 1994 y posteriormente, se trata de:  «Una orden que no deja traslucir ninguna motivación concreta para llevar a efecto la incorporación, tan sólo se señala un vago “conviniendo a mi Real Servicio y a la Corona”. Detrás de esta conveniencia creemos que actúan ciertas “razones de Estado” relacionadas con la política exterior de defensa y el desa- rrollo de la Marina Real. […]

La Bahía de Cádiz en 1700. /Paris Chez Basset.

Años atrás, el desembarco angloholandés de 1702, con los saqueos de Rota, El Puerto y Puerto Real, había dejado al descubierto las deficiencias de las plazas de señorío: escasa preocupación por las fortificaciones y el artillado de las mismas, nulidad de las milicias, problemas de coordinación con sus autoridades, etc., por tanto, no era coherente centralizar en la Bahía de Cádiz el futuro militar, naval y comercial español y dejar que permanecieran bajo jurisdicción señorial áreas estratégicas de la zona como El Puerto de Santa María, que dominaba todo un flanco de la bahía y la desembocadura del Guadalete, o la Isla de León, defensa natural de Cádiz, paso obligado hacia la Carraca y nudo de comunicaciones con el caño de Sancti-Petri y el puente Suazo. Pero creemos que una decisión tan excepcional, ya que muy raramente se aplicó durante el Antiguo Régimen, tuvo que tener como trasfondo unos fundamentos de gran peso, tal como comentábamos al principio unas poderosas “razones de Estado”»

Puede que la Corona tuviera otros argumentos que expliquen el traspaso de jurisdicción de señorío a realengo de El Puerto, incluso algunos investigadores han llegado a señalarlos: castigar a la casa ducal de Medinaceli por su supuesta actitud ambigua durante la Guerra de Sucesión Española, sin apoyar abiertamente a Felipe V; atender las peticiones de determinadas familias portuenses contrarias o insatisfechas con el dominio ducal; recuperar las sustanciosas, y en crecimiento, rentas y derechos fiscales de la localidad; o, simplemente, poner bajo la protección real una ciudad que había agradado sobremanera al rey durante su estancia en ella en el mes de abril de 1729, un mes antes de tomar la importante resolución. […] / Acuarela de la Casa Palacio de Vizarrón, conocida como “Casa de las Cadenas”  30×43 cms. Autor: Ángel Pantoja del Puerto. El escudo sobre la puerta está sujetado por dos tenantes (*) con forma de sirena; en la esquina inferior izquierda dos cadenas que recuerdan el sobrenombre del edificio. Existe una lápida en el patio con el texto “En esta casa habitó SS.MM. D. Felipe y Dña. Isabel de Farnesio en los años 1.729 y 1.730?. Inexplicablemente este edificio permanece cerrado en peligroso estado de ruina. ¿Se acabará cayendo como tantos otros? (*) tenante (Del fr. tenant, que sostiene). 1. m. Heráldica. Cada una de las figuras de ángeles u hombres que sostienen el escudo.

El Castillo de Santa Catalina, sobre la playa del mismo nombre. /Foto: Javier de Lucas.

LA REALIDAD.
La incorporación de El Puerto de Santa María en 1729, favoreció, en primer lugar, a la Corona, que recuperó para su administración directa una ciudad rica y en auge, con una ubicación privilegiada en la comercial Bahía de Cádiz. Por supuesto, benefició a las familias dirigentes de la localidad, que, a su excepcional posición social y económica podían añadir, ahora, con la anuencia de los organismos estatales, el control político del municipio. Mientras que la mayoría de la población permanecería ajena al proceso, disfrutaría de los tres días de luminarias decretados por el cabildo y seguiría con su complicada vida, aumento de impuestos incluido, con independencia de ser gobernados por un señor jurisdiccional o por una emergente oligarquía local defensora de sus exclusivos intereses». (Texto: Jesús González Beltrán).

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Hablar de Muñoz-Seca es chocar con eso del ‘astracán' aunque yo quiero pasar sobre él sin detenerme, porque para mí el astracán, que según Sáinz Robles lo inventó Enrique García Alvarez, pero que como él dice fue el inolvidable autor portuense, su ‘máximo pontífice', para mí el astracán es algo que no lo tengo en cuenta. Pedro Muñoz-Seca, 'un hombre bueno, un corazón limpio, una gracia fresca, una modestia clara', como ha escrito José María Pemán, es una figura indiscutible en el teatro cómico español de todos los tiempos, al lado por ejemplo, de Jardiel Poncela o de Miguel Mihura. Cada uno, eso sí, con sus características inconfundibles, pero a una igual altura. Por tanto a Muñoz-Seca no hay que relegarlo al olvido, como es el caso de algunos que parecen ignorarlo, tal ves porque existe una creencia, de la que yo no participo, de que el teatro cómico es, diríase, un teatro menor al que no debe prestársele demasiada atención. Admito que Pedro Muñoz-Seca tengan sus detractores pero de eso a punto menos que ignorarlo, me parece un error lamentable. Con astracán o sin él, no siempre sus obras de las cerca de trescientas que escribió, han de ser consideradas como productos tan sólo para la risa, lo cual es ya un bien, porque el hacer reír no sienta mal a nadie. En Muñoz-Seca, muchas veces, tras la escena disparatada y regocijante, se esconde un fondo humano y serio.

En la fotografía aparecen, de izquierda a derecha, Pedro Muñoz-Seca, don Alfonso de Borbón y Tirso Escudero. Fue obtenida en el saloncito del Teatro de la Comedia (Madrid), en el entreacto de un estreno.

He leído no hace mucho, en un libro de publicación reciente, que Muñoz-Seca "no es que fuera un hombre inculto, aunque en su teatro, generalmente, brilla por su ausencia la literatura, arrastrando por el torbellino de su peregrino ingenio, de su fecundidad fabulosa". Me permitirán no esté conforme con ese parecer, porque no es que don Pedro rodease a sus obras de un marcado tinte de literatura, lo cual hasta cierto punto, no conviene a un tipo de teatro como el suyo, pero de eso a decir que los valores literarios en su teatro brillan por su ausencia, me parece hablar en términos muy expeditivos. Más prudente encuentro a Gonzalo Torrente Ballester cuando afirma que, 'aunque parezca raro, el teatro de Muñoz-Seca supone un pensamiento'. De ahí lo que dije antes de que muchas de sus obras esconden una idea formal y seria, pese a su envoltura superficial y cómica.

En la imagen,  Pedro Muñoz-Seca y su mujer Asunción Ariza, con su hermano el Dr. Muñoz Seca y Elisa Bela Marchena, en Sevilla.

Una de las virtudes del autor portuense es que su teatro gustaba a todos los públicos, con sus excepciones claro. Es de notar en el teatro muñozsequista dos perfectas y definidas facetas, las que corresponde a las obras escritas por Muñoz-Seca solo y las debidas a su estrecha y continuada colaboración con Pérez Fernández.

...continúa leyendo "1.396. PEDRO MUÑOZ-SECA. Gracia fresca, modestia clara."

Mañana se celebra el  LVII Festival de la Canción de Eurovisión. Hace 44 años tuvo lugar el 6 de abril de 1968, la edición XIII de este certamen en el Royal Albert Hall de Londres, (Reino Unido). La presentadora fue Katie Boyle y Massiel, que representaba a España, ganó el concurso con la canción ‘La, la, la’, obteniendo 29 puntos. El segundo puesto fue para el representante británico, Cliff Richard, que con la canción ‘Congratulations’  quedó a un punto de España. Francisco Andrés Gallardo nos cuenta como se vivió en España y en Europa y Pepe Mendoza como lo vivió El Puerto.

Europa, mal decían, comenzaba en los Pirineos y España entonces era diferente. El ‘Euro' era una ilusa utopía, y el festival de Eurovisión  era una oportunidad para codearnos con United Kingdom-Guayon miní, for poins, y con Suitserlán-Le Suisse, sí puá, donde los llorosos emigrantes hispanos asistían por la tele a los fiascos musicales de Conchita Bautista y Jorge Sepúlveda. En 1968 ETA daba su primer golpe, nos preparábamos para irnos de Fernando Poo y Sidi Ifni y Manolo Fraga hacía ya tiempo que había abierto las puertas de Santiago para que se tostaran los nórdicos.

José Luis Uribarri anunció ante las cámaras que el representante de TVE al Festival de Eurovisión  era «un joven español de nuestros días, con sus problemas e inquietudes pero desprovisto de afectación, melenas y atuendos extraños.
Por eso hemos elegido a Juan Manuel Serrat».

La canción ganadora de Eurovisión 1968, interpretada por Massiel. En el minuto 1:30 nuestra paisana Merche Macaria.

La canción: 'La, la, la', compuesta por los dinámicos Manuel de la Calva y Ramón Arcusa. El Noi de Poble Sec se lo pensó dos veces, recibió presiones de todo tipo, y se escapó con la excusa de que «por imponderable o cantaba en catalán, o nada». No quería ser el representante de Franco ante Europa. Por supuesto que era impensable que el Imperio fuera representado por `otra lengua'.

MERCHE MACARIA.
El coro de voces estaba elegido desde hacía tiempo. Tres jóvenes de la escuela de Canto de Madrid: María Jesús Aguirre, Cristina Fernández y la portuense Merche Valimaña Lechuga ‘la Macaria' (con nótula 047 en GdP), conocidas para siempre como el Trío La, la, la. Serrat fue sustituido a última hora por Agustina de Aragón, digo Massiel. Merche Valimaña recuerda que la delegación española iba «de cateta». Las chicas del coro no cobraron ni una peseta por acudir a Eurovisión  y hasta los breves trajes que lucían se lo tuvieron que confeccionar ellas mismas. /En la imagen, Merche Valimaña, 'la Macaria'.

VOTACIONES.
Cliff Richard y su `Congratulations' eran los favoritos en el `euro' de hace 30 años.
Diecisiete países -incluida la Yugoslavia de Tito- participaban y las máximas puntuaciones -6 puntos- iban a parar al británico en las primeras llamadas. Pero se produjo el milagro en Londres. España fue arañando votos y el jurado de Madrid era el penúltimo en puntuar.

Entre los miembros estaban Pilar Miró y Natalia Figueroa. Todo apunta que hubo una rectificación de última hora. España no dio ni un punto al Unaitid Quindom. Alemania era la última en votar. Seis puntos para España y ninguno para la pérfida Albión. Massiel ganaba por un solo punto (29 a 28) y el `La, la, la' saltaba a la inmortalidad cotidiana. Estos días, Televisión Española recuerda la gesta, que en aquella noche resumió el llorado locutor Jesús Alvarez con el lema «España y los españoles somos así». (Texto: Francisco Andrés Gallardo Alvarado).

La tanqueta de Leganés arrasó en Londres. Reacciones posteriores.

AQUELLA NOCHE EN EL PUERTO.
La noche del sábado 6 de abril de 1968, el maestro Rafael Ibarbia subía, impasible el ademán, al escenario del Royal Albert Hall de Londres. Segundos después salió Massiel, enfundada en un vestido cortísimo de organdí que, según nuestra vecina de enfrente, parecía más la indumentaria de una mujer de la vida que la de una mujer de su casa. Al fondo, en la esquina izquierda de la pantalla de nuestro General Eléctrica Española, tres muchachas, con un modelito similar, se colocaban esperando los primeros acordes. Fue entonces cuando mi madre dijo: ¡la de en medio es La Macaria, nuestra paisana!

...continúa leyendo "1.391. EUROVISIÓN 1968. El Puerto estuvo allí, con Merche Macaria, hace 44 años."

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«El Castillo de san Marcos, en El Puerto de Santa María está en la plaza de Alfonso el Sabio, y se trata de una iglesia mozárabe rectangular, flanqueada por cuatro torreones octogonales del siglo XIII, y el principal (perforado en 1908, con los escombros esparcidos por todo el pavimento) que contiene el sagrario en su base; y algunas salas de época medieval, en el piso alto, con acceso por la azotea o patio que cubre la bóveda del templo». Así lo describía Carlos Sathou Carreres ("Castillos de España: (su pasado y su presente)", Espasa-Calpe), hace sesenta años.

Según los testimonios de la época, el Castillo o la antigua mezquita de Alcanate (Al-Qanatir) era la única iglesia existente en El Puerto. Argumento que defiende Manuel González Jiménez ("Repartimiento de El Puerto de Santa María", Univ.Sevilla, 2002, p.167) frente a la tesis contraria de Mariano López Muñoz que la confundió con la iglesia de Santa María, en el Pozo Santo, sobre la que se alzaría posteriormente la actual Iglesia Prioral.

Altar Mayor de la Iglesia de San Marcos (Castillo) en el siglo XIX. /Colección LSA.

En las Cantigas se relata que fue Alfonso X quien ordenó al alarife Alí que aprovechara la planta de la mezquita oratorio islámico, del siglo X, y levantase esta iglesia-fortaleza. Durante las obras  se produjo una avenida del Guadalete que arrastró hasta El Puerto el puente de madera del Portal de Jerez, como se recoge en la Cántiga 356.  Las obras se realizaron entre 1268 y 1272 y se respetaron la naves abovedadas soportadas por gruesas columnas romanas embutidas, el mirhab, un nicho de planta cuadrada y el patio de las abluciones, o sahn. Ignoramos si, como era común en los recintos fortificados de la época, tenía cava, cárcava o foso avanzado. La fortaleza de Santa María poseía varias puertas. La principal, de hierro, y las que conducían a pasos internos protegidos por torres y rastrillos corredizos que bajaban por aberturas hechas en la bóveda y ranuras laterales. De este modo se aseguraba la defensa de la fortaleza; pues, el asaltante debía recorrer un largo trecho, entre bastiones, antes de llegar a la puerta que no podía incendiar al ser de hierro. Aún se conservan algunos bastiones, ocultos en la muralla, y las puertas existentes en la actualidad no parece que sean defensivas, sino de acceso a la capilla interior, como señala González de Simancas, resultado de la adaptación de la mezquita y la fortaleza. Bellísimas son, sin embargo, las guarniciones de los muros y torres mediante merlones de base cuadrangular y capirote piramidal.

Óleo sobre tela (3760x32o0 cms. obra de José María Rodríguez Losada. (Año 1852). Idealización de Alfonso X recibiendo del alguacil moro de Jerez las llaves de la aldea de Alcanate. Al fondo el Castillo de San Marcos y, sobre la torre del homenaje, aparición de la Virgen de los Milagros, escudo de la Ciudad.  /Foto: Academia de Bellas Artes.

LEYENDAS.
Según la tradición popular, de explorarse el subsuelo del Castillo confirmaría o desmitificaría muchas historias que los portuenses ancianos contaban en torno a un velón de aceite, cuando se iba la luz eléctrica; porque, al parecer, la fortaleza está plagada de túneles subterráneas. Podrían ser primitivas covachas subterráneas, pasadizos por donde acceder a lugares estratégicos, más allá del perímetro convencional de la cerca defensiva, y que permitiría aprovisionarse de agua y comestibles en el caso de sitios prolongados. Se habla de dos túneles en concreto: El primero, la  comunicaría con la sierra de san Cristóbal y el segundo, más corto, con el río. De su existencia podrían dar buena cuenta los caballeros de la Orden de Santa María de España, fundada por Alfonso X el Sabio, que utilizaron el Castillo como fortaleza.

Cuadro que idealiza a unos canteros en pleno trabajo.

FRANCMASONERÍA.
Son curiosos los signos lapidarios que describe Hipólito Sancho en los años cuarenta del siglo pasado, y que existieron antes de que el Castillo fuera restaurado para tomar el aspecto que posee en la actualidad. Rafael Gómez Ramos ("Los constructores de la España Medieval", Universidad de Sevilla, 2006, p.184) los sitúa en las cinco torres y, sobre todo, en el muro este. ¿Significa esto que, como opina Rubio Samper (J.M.Rubio Samper, "La figura del arquitecto en el periodo Gótico. Relaciones entre España y el resto de Europa", Boletín del Museo e Instituto Camón Azanar, XXII, 1985, p.102, los canteros constituían una "aristocacia" dentro de los obreros, considerándose incluso superiores a los otros "masones" o albañiles? No parece que exista relación alguna entre esta "casta de alarifes" (G.E.Street, "La arquitectura gótica en España", Madrid, 1926, p.466) y la francmasonería; aunque, en el "Libro del Peso de los alarifes y Balanza de los menestrales" aparecen datos muy semejantes a los conocidos de las corporaciones europeas, con secretos del arte de construir basados en la Geometría.

Acuarela de Molina Mora de la Bajada del Castillo.

La copia que se conserva es la que celosamente guardaban los alarifes sevillanos en 1540, y que fueron obligados a entregar al concejo de Sevilla, por una orden del emperador Carlos V. Sobre la portada de este manuscrito aparece la figura de un rey sentado, con el escudo de Castilla y la leyenda "Alarifes juzgad y seréis bien juzgados", sobre la imagen de una ciudad amurallada y las herramientas del oficio de albañiles (R.Gómez, "El Libro del Peso de alarifes y Balanza de los menestrales", Actas del I Simposio Internacional de Mudejarismo, Madrid-Teruel, 1981, ps. 255-267) ¿Qué ciudad amurallada representaba?» (Texto: Álvaro Rendón Gómez).

El 7 de abril de 1962 hace 50 años, se inauguraba el Motel Meliá Caballo Blanco, situado en el entonces Coto de Valdelagrana, hoy urbanización del mismo nombre que permanece cerrado desde el año 2005. Las autoridades primero tardaron en dar la renovada licencia --compatibilizando una galería comercial con los alojamientos-- y cuando ésta llegó, fueron los bancos los que, en plena crisis, no apoyaron la operación de reconstrucción, a cargo de la firma Hogarsur y otro socio gaditano.

El obispo  de Cádiz, Tomás Gutiérrez y el alcalde Luis Portillo, durante la inauguración del hotel.

El entonces obispo de la diócesis gaditana a la que pertenece Valdelagrana, Tomás Gutiérrez, procedió a la bendición de las instalaciones hoteleras, junto al alcalde de la Ciudad, Luis Portillo Ruiz y otras autoridades civiles y militares de El Puerto y la provincia, siendo recibidos por el presidente del consejo de administración de la propiedad, José Meliá, leyéndose en el acto unas cuartillas enviadas para la ocasión por el escritor gaditano José María Pemán. En el accionariado participaba también bodegas Caballero y José Guerrero Misa.

La piscina del hotel, entre pinares, contaba con cafetería y era escenario de importantes acontecimientos de los veranos portuenses. Hasta la aparición del Casino Bahía de Cádiz, cualquier acontecimiento de nivel en la Bahía se celebraba en El Caballo Blanco.

El establecimiento contaba con cincuenta habitaciones con baño privado y teléfono, siendo su director Jerónimo Tavira. Los mas modernos adelantos para un hotel de cuatro estrellas los tenía El Caballo Blanco: baño privado, teléfono, aire acondicionado, piscina iluminada y una zona acotada, entonces, en la playa. La celebración finalizó por la noche con una fiesta flamenca.

Vidriera con escudo de El Puerto que todavía existe en el inmueble.

El establecimiento pionero, moderno de este sector en nuestra ciudad, en la que solo había fondas,  pensiones y hostales hasta esas fechas, fue un navarro: Jose Luis Kurt Muñagorri (ver nótula núm. 897 en GdP), quien construyó y dirigió un hotel “sur la mer”, a pie de playa, el Hotel Fuentebravía, ampliado posteriormente con el nombre de ‘Parador Fuentebravía’.  También hay que anotar en su haber e iniciativa la creación junto con otros portuenses, del Centro de Iniciativas Turisticas, precursor del Patronato Municipal de Turismo que vería la luz en 1984.  Pronto siguieron, escalonadamente, nuevos centros de alojamientos: Motel Caballo Blanco, “El Cangrejo Rojo” –después Club Mediterráneo- y ya avanzados los setenta el Hotel Puertobahía, también en Valdelagrana.

Remozadas instalaciones para congresos en el Motel.

En la década de los ochenta experimentaría una profunda reforma y modernización, siendo director del establecimiento Juan Luis Ortega Rosillo y Director General Adjunto de Hoteles Meliá el porteño Ignacio Gago García (ver nótula 081 en GdP), recibiendo en 1986 el Premio a la Promoción Turística del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

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