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marujamallo_rafaelalberti_puertosantamaria| Texto: María del Prado Rodríguez Martín, Maroula.

Una de las peores formas de degradación humana es la eliminación de la memoria. Si se niegan los recuerdos, la memoria de lo vivido se esfuma. Si el otro reniega del recuerdo de las experiencias y el tiempo compartido sólo quedan fantasmas, ensoñaciones que ponen en duda la veracidad del relato contado por su protagonista. Rafael Alberti negó a Maruja Mallo, la negó como compañera sentimental y la negó como influencia artística. Este olvido premeditado tuvo una causa y una reparación. /En la imagen, Maruja Mallo y Rafael Alberti.

La relación Mallo-Alberti fue tan próspera a nivel creativo que, durante el tiempo que duró su relación sentimental, las trayectorias de ambos artistas aparecen definitivamente imbricadas.

Maruja y Rafael se vieron por primera vez en el Parque del Retiro a finales de mayo de 1925, el día que Federico García Lorca ofreció allí un recital poético con motivo de la inauguración de la I Exposición de Artistas Ibéricos, y sus trayectorias vitales y artísticas correrán en paralelo hasta inicios de 1931. “Estábamos en el Retiro –recuerda la pintora– Dalí, Federico y yo. Unos muchachos pasaron cerca y saludaron así con el brazo. Pregunté: “¿Quiénes son?” Lorca me contestó: “Uno es un poeta muy bueno y otro es un poeta muy malo”. Eran Alberti e Hinojosa”. De hecho, el poeta porteño acababa de ganar el Premio Nacional de Literatura por Marinero en tierra. Poco después de este encuentro, los dos jóvenes comienzan a verse frecuentemente. Su amor por el arte les une y sus primeras citas se producen en las salas del Museo del Prado.

marujamallo_joven_puertosantamariaA esta joven Maruja Mallo, de peculiar belleza, conoce nuestro paisano Rafael Alberti.

Sin embargo, será el año 1929 el que marque el momento culminante de su colaboración artística, ya que Alberti en sus Sermones y moradas realiza transcripciones poéticas de los cuadros de Mallo, e, incluso, algunos de los poemas de Sobre los ángeles están directamente inspirados en las obras de Maruja. La gallega en esos momentos había entrado en relación con los artistas de la denominada Escuela de Vallecas (Luis Castellanos, Alberto Sánchez y Benjamín Palencia) y había comenzado a realizar su serie Cloacas y campanarios. Dicha serie representa, dentro de la trayectoria artística de Mallo, la más cercana a los planteamientos del Surrealismo, tanto que fue profusamente admirada en París por Paul Elouard e, incluso, el propio padre del movimiento, André Breton, adquirió uno de los lienzos (El espantapájaros, 1929).

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El Espantapájaros. Marulla Mallo. 1929.

En esta serie Maruja abandona el vitalismo de sus Verbenas y se adentra en un mundo orgánico de desechos, de naturaleza muerta y animales en descomposición, de huellas humanas embarradas y restos de civilización abandonados que eran los objetos encontrados por los artistas de la Escuela de Vallecas en sus paseos por las afueras de Madrid.

Al mismo tiempo en Rafael Alberti se produce una evolución paralela. En Sobre los ángeles (1929), considerada su obra maestra, el poeta realiza un giro hacia el Surrealismo y sus poemas se convierten en alegorías donde los ángeles representan fuerzas dentro del mundo real.

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Maruja Mallo y Josefina Carabias con Antro de fósiles, 1931

Este mismo tono se prolonga en Sermones y moradas (1930). Él mismo acabaría reconociendo que su compañera le abrió los ojos a nuevas realidades: “A mí me habían quedado ya muy lejos mis canciones de Marinero en tierra, La amante y El alba del alhelí […] De la mano de Maruja recorrí tantas veces aquellas galerías subterráneas, aquellas realidades antes no vistas, que ella, de manera genial, comenzó a revelar en su lienzos. “Los ángeles muertos”, ese poema de mi libro, podía ser una transcripción de algún cuadro suyo”.

lagacetaliteraria_alberti_malloEs más, en julio de este mismo año, 1929, aparece publicado en La Gaceta Literaria un poema inspirado y dedicado a Maruja Mallo por Rafael Alberti bajo el título La primera ascensión de Maruja Mallo al subsuelo, acompañado de la reproducción de dos obras de la gallega (Huella y Cloaca), pertenecientes a la serie Cloacas y campanarios, que pone de manifiesto la vinculación artística y sentimental de pintora y poeta. Empieza así:

Tú,
tú que bajas a las cloacas donde las flores más flores son ya unos tristes salivazos sin sueños
y mueres por las alcantarillas que desembocan a las verbenas desiertas
para resucitar al filo de una piedra mordida por un hongo estancado,
dime por qué las lluvias pudren las hojas y las maderas.
Aclárame esta duda que tengo sobre los paisajes.
Despiértame.

El texto completo se puede leer pulsando: ALBERTI, R. ‘La primera ascensión de Maruja Mallo al subsuelo’. Gaceta Literaria. 1 de julio de 1929.  

Colorín,-colorete,-h.-1929En este sentido, vemos que la influencia artística, como reflejó el poeta en sus memorias, se ve ejercida al revés de lo que la crítica tradicional no se ha cansado de manifestar; es la artista, en femenino, quien influye y presenta el modelo que retomará su compañero masculino. /En la ilustración de la izquierda, Maruja Mallo, Colorín, colorete, h. 1929

Al mismo tiempo que se adentraban en estas experiencias, Maruja y Rafael trabajaban conjuntamente en las obras teatrales de Alberti, ya que Maruja Mallo elabora los figurines y decorados de Santa Casilda, obra que no llegará a estrenarse ya que Rafael Alberti lo anulará tras abandonar a Maruja, y La pájara pinta, y los guiñoles de Colorín, colorete.

Otro proyecto que desarrollaron en común fue la preparación conjunta, los poemas a cargo de Alberti y las ilustraciones a cargo de Mallo, del libro Yo era un tonto, y lo que he visto me ha hecho dos tontos, dedicado a los cómicos del cine mudo, y adelantado en varias publicaciones durante el mes de septiembre de 1929 en La Gaceta Literaria.

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Maruja Mallo, El arzobispo de Constantinopla (personajes de La pájara pinta), h. 1929

Del mismo modo, cuando se produce el debut de las colaboraciones de Rafael Alberti en el periódico ABC, publicando el 9 de noviembre de 1930 los poemas Chuflillas de “El niño de la Palma”, Joselito en su gloria y Seguidillas a una extranjera, Maruja Mallo es la encargada de ilustrarlos. Y para esta ocasión, realiza un dibujo, que recuerda claramente a Lorca, representando a un torero lidiando un toro, acompañado y contemplado por unos ángeles, desde el mismo albero y desde la barrera.

alberti_abc_Ésta última publicación supone el postrer documento de la relación artística y afectiva que vinculó a Alberti y Mallo, ya que en enero de 1931 el poeta se fuga a Mallorca con la escritora María Teresa León, abandonando a Maruja Mallo. Y en ese momento, ambos quizá comiencen a dejar en el olvido esta fecunda relación dificultando así su reconstrucción actual, ya que “el que se hayan perdido tantas y tantas pruebas de esa estrecha relación artística – los figurines y decorados de las obras teatrales y los dibujos sobre los cómicos del cine mudo – son pruebas, quizá, de un olvido consciente por ambas partes, y un ejemplo elocuente podría ser el que Alberti, cuando publique Yo era un tonto…, suprima el poema titulado “Carta de Maruja Mallo a Ben Turpin”.” José Luis Ferris, en su biografía de la pintora Maruja Mallo: la gran transgresora del 27, nos ofrece una explicación para este olvido consentido y buscado cuando nos dice que “[…] la razón de ese silencio cabría buscarla, en primer lugar, en el ciclo de memorias de La arboleda perdida, en cuyo primer volumen, aparecido en Buenos Aires en 1959, Alberti no hace una sola alusión a la artista de Viveiro. El autor de Cal y canto desterró a su compañera y amante de ese testimonio vital por causas que nada tenían que ver con la ruptura traumática que ambos protagonizaron a comienzos de los treinta y sí, bien a las claras, por voluntad y deseo de la que, a partir de aquella fecha, pasó a ocupar la vida afectiva del poeta: María Teresa León. Es, pues, razonable, que Maruja Mallo correspondiera a ese silencio con otro igual, demostrando así un asombroso y, quizá, doloroso respeto, que mantuvo durante más de sesenta años, respondiendo a preguntas directas sobre el asunto con simples evasivas.”

Sin embargo, muchos años más tarde llegaría la reconciliación con el recuerdo, como nos sigue recordando el mismo Ferris, “Tuvo que agravarse el proceso degenerativo de María Teresa León y fallecer ésta para que Rafael Alberti rompiera el pacto de silencio y reparara el falso olvido con un bellísimo texto, “De las hojas que faltan”, publicado en el diario El País el 29 de septiembre de 1985.” Dicho artículo quedó más tarde también incluido entre las páginas que debió ocupar originalmente y “[…] Rafael Alberti, tras medio siglo de silencio, reconocía en la segunda parte de La arboleda perdida su impagable deuda con la pintora, dedicándole a continuación un amplio capítulo que restituía su papel decisivo en el movimiento vanguardista de su tiempo y en la historia de la modernidad.” 

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Maruja Mallo, en una exposición retrospectiva de su obra.

Un selección del artículo ‘De las hojas que faltan’: «Sucede que si con una nube de olvido se tapa la memoria, ella no es la culpable de lo que no recuerda; mas si el olvido es deliberado, si se expulsa de ella lo que no se quiere por cobardía o conveniencia... ¡Oh! Porque aquella muchacha pintora era extraordinaria, bella en su estatura, aguda y con cara de pájaro, tajante y llena de irónico humor... Se sumergía en las verbenas y fiestas populares, se remontaba al aire en los columpios, retratando a su hermana, casi desnuda, en bicicleta por la playa. .. Yo la admiraba mucho y la quería. Época rimbaudiana de los bares, de los cafés de barrio, de los boks, los helados y las limonadas. Primavera siempre con media peseta en los bolsillos. Y los penumbras de los cines, con la polka y el vals en el piano acompañante de aquellos mudos, geniales asombros de Charles Chaplin, Buster Keaton, Stan Laurel y Oliver Hardy, Harold Lloyd... Se amaba igual la oscuridad de las salas cinematográficas que la de los bancos bajo la sombra nocturna de los árboles».

El texto completo se puede leer pulsando:  (ALBERTI, R., “De las hojas que faltan”, en  El País, Madrid, 29 de septiembre de 1985)  

Lamentablemente, la publicación de dicha reparación coincidió con el momento de decadencia de Maruja Mallo. Había padecido un coma diabético del que logró recuperarse al cabo de un año para, poco después, sufrir una grave caída a resultas de la cual se fracturó la cadera. Como consecuencia es ingresada en la Clínica geriátrica Menéndez Pidal, en la que permanecerá postrada los diez últimos años de su vida. 

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Fachadas del palacio de Uriarte y Borja, en Fernán Caballero (portada) y calle Comedias.

Palacio del Capitán General Francisco Javier de Uriarte y Borja (ver nótula núm. 169 en GdP), nacido en El Puerto de Santa María en 1753, hijo de un vasco de Azpeitia y de una riojana. Fue marino, llegando a la mayor dignidad de su carrera, es decir Capitán General de la Real Armada Española en 1836. Asistió a la famosa batalla naval de Trafalgar, al mando del navío Trinidad, que fue el que puso fuera de combate al buque almirante inglés en el que Lord Nelson halló la muerte.

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Patio interior del Palacio, cuando era escritorio de Bodegas Osborne.

En 1822 Uriarte y Borja se retiró a vivir en nuestra Ciudad, donde falleció en noviembre de 1842, sin dejar descendencia. En 1983, sus restos mortales, como Capitán General, fueron trasladados desde el Cementerio de El Puerto hasta el Panteón de Marinos Ilustres de  la vecina localidad de San Fernando, en un acto organizado por el colaborador de estas páginas, Luis Suárez Ávila (ver nótula núm. 128 en GdP).

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Planta alta de escritorios de Osborne.

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Otra imagen del Palacio de Uriarte y Borja.

En dicho palacio, donde estuvieron los escritorios de Bodegas Osborne (entre las calles Comedias y Fernán Caballero), se encuentran en la actualidad, tras su destrucción, la sede central de Bodegas Osborne, un edificio moderno para su época, hoy sobredimensionado para el personal que trabaja en las mismas.

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Solar del desaparecido palacio tras el derribo, sobre el que se construirían las actuales oficinas de Osborne.

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Actual sede del Grupo Osborne. /Foto Mata. Año 2002.

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Hotel Doña María, en la calle Don Remondo. Sevilla.

La portada del Palacio Uriarte y Borja, tras el derrumbe, se encuentra en Sevilla, sirviendo de puerta de acceso al Hotel Doña María, en la calle Don Remondo.

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Patio porticado del Colegio de las Esclavas, antiguo Hospital de la Santa Misericordia

Soy portuense nacido en la calle Misericordia, hermano de "Los  Afligidos" con sede en la capilla del Hospital de San Juan de Dios y desde 1981 vivo en Granada, vinculado a la Orden Hospitalaria. ¡Qué cantidad de coincidencias! Estas coincidencias, mi curiosidad y ser médico, me han llevado a indagar el paso de la Orden Hospitalaria por el Puerto.

En el Puerto en el siglo XV existían entre siete y diez Hospitales, uno de ellos era "La Santa Misericordia" dependiente de la "Hermandad de la Misericordia", encargada -al menos desde 1492- de enterrar a los cadáveres abandonados. Un poco después, en Granada en 1539 Juan Ciudad (San Juan de Dios) crea la Orden Hospitalaria al abrir su primer Hospital en la calle Lucena, separando en distintas salas, por primera vez, a los enfermos según la patología. Dicha Orden llega al Puerto, en distintas fechas -entre 1587 y 1605- para llevar tres de los Hospitales portuenses (Santa Lucia, Real de las Galeras -militar- y Santa Misericordia). A finales del siglo XVI de todos los Hospitales que habían en el Puerto quedaron sólo estos dos últimos. A mediados del siglo XVII la Hermandad pasa a llamarse "De la Misericorida y San Carlos Borromeo" situándose -el Hospital y la Ermita- en la calle Juan Canela, entre las actuales Luna y Misericordia.

Cuando el Duque de Medinaceli en 1660 adecentó la Santa Misericordia, lo cede a la Orden Hospitalaria. Tras unos años de convivencia, entre la Orden y la Hermandad, esta última decide marcharse y cambiar de nombre por "la Santa Caridad", con el fin de crear un nuevo Hospital situado en la ribera del río con donaciones de algunos cargadores de indias (Vizarron, Eguiarreta, Valdivieso y Winthuissen). La Orden continuó su labor en el Hospital de la Santa Misericordia en graves momentos para el Puerto, como la Peste de 1819 y fueron el consuelo y el amparo de los portuenses, dentro y fuera del Hospital. Con el gobierno de Mendizabal se ven obligados a abandonarlo en 1835.

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Hospital de San Juan de Dios en desuso. En primer término la Capilla de los Afligidos.

Después de la desarmotización de Mendizabal, el primer Hospital de la Santa Misericordia será Biblioteca y Escuela, hasta que en 1923 fue donado a la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón para crear un colegio, está rehabilitación la costeó el Conde de Osborne y en su capilla yo hice la primera comunión. ¡Otra coincidencia! Y el Hospital de la Caridad, pasó a la Junta Municipal de Beneficiencia, llamándolo "Hospital General de San Juan de Dios" estando al cuidado de la enfermería las Hijas de la Caridad desde 1874. El Dr Federico Rubio lo dotó de material quirúrgico, y años más tarde en 1914 fue rehabilitado por doña Micaela Aramburu. Este Hospital se clausuró hace unos años por el mal estado del edificio. Esperemos que dicho Hospital vuelva a ser una realidad no muy lejana.   /Texto: Pascual Vicente Crespo Ferrer

 

Pascual Vicente Crespo Ferrer

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gegoriomaranon_por_sorolla_puertosantamariaEn la revista local “Cruz de Guía”, que edita la Hermandad del Dolor y Sacrificio, correspondiente a la Semana Santa de 1968 –hace 45 años- se publicaba la reproducción de una cariñosa carta remitida por Gregorio Marañón Moya, en aquella fecha director del Instituto de Cultura Hispánica, hijo del insigne médico, escritor e historiador, Don Gregorio Marañón Posadillo, uno de cuyos párrafos transcribimos: “… Cuando cumplí la mayoría de edad, mi padre me llevó a El Puerto y allí, en sus aguas azules de sol y sal –de cielo y tierra- mi padre, con una gran concha de sus antepasados me volvió a bautizar. Es ello para mí un recuerdo emocionante y siempre vivo.” /En la imagen, Gregorio Marañón Posadillo, visto por el pintor Povedano.

Esta tradición familiar de bautismo simbólico con agua de mar de la bahía de Cádiz,  desconocemos si se realizó  con sus otros hermanos y generaciones posteriores, aunque damos por hecho que también la experimentó su padre y, presumiblemente, sus ascendientes maternos, los Vernacci, vinculados nada menos que en cinco generaciones con Cádiz y El Puerto, de entre los que destacaré a Juan Vicente Vernacci, significado miembro de la Armada, comandante de la nao “Magallanes”, responsable, entre otras misiones y acciones de mérito, del levantamiento de los planos del puerto mejicano de Acapulco, en 1808. En la genealogía de la rama materna de Marañón sería el abuelo de su bisabuelo.

Al ser tan evidente la comunión del eminente y prestigioso personaje con El Puerto de Santa María cobró fuerza popular la creencia de que su madre, Carmen Posadillo Vernacci era portuense. No parece que sea así, o mejor dicho, exactamente así, puesto que no figura incluida en el listado de nacidos del Registro Civil que se conserva en el Archivo Histórico Municipal de El Puerto. Doña Carmen, “gaditana de gran belleza” como refiere Marino Gómez Santos en su obra “Vida de Gregorio Marañón” nació en 1859 en Cádiz capital.

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Gregorio Marañón en una imagen de 1908. / Foto: Archivo Belén Marañón Moya.

 Era hija de Manuel José Posadillo Bonelli, también gaditano de nacimiento, al que podemos definir de ascendencia cántabro-andaluza pues su padre, Francisco Posadillo Helguera, había nacido en Castro Urdiales y pertenecía a la cuarta generación de ese mismo apellido y procedencia, y la madre, Josefa Bonelli Caballeri, era natural de Cádiz pero con evidente ascendencia italiana.  Manuel José Posadillo había emigrado en su juventud a Filipinas. Posteriormente se licenció en derecho, alcanzando un merecido prestigio como abogado, ejerciendo diversos cargos en la Magistratura de la isla de Cuba durante quince años. Militante destacado del partido Conservador, en su dilatada carrera profesional ejerció como Magistrado del Supremo, ocupando plaza de Ministro en el Supremo Tribunal de Justicia, siendo uno de la treintena de magistrados cesados entre 1837 y 1866 por motivaciones políticas, aunque poco después, volvería a Cuba, nombrado presidente de la Audiencia de La Habana. Encargado de pronunciar el discurso de apertura del curso 1868, en su redacción se observa la facilidad de expresión y la elocuente exposición de datos y temas, virtudes que heredará su nieto Don Gregorio, al que profeso una singular devoción y gran admiración por la pulcritud de sus trabajos históricos.

Gregorio_Marañón_MoyaLa esposa de Posadillo y abuela materna de Don Gregorio Marañón sí nació en El Puerto de Santa María, alrededor de 1830. Se llamaba Guadalupe Vernacci Sedze y fue la única hija habida en el primer matrimonio de Joaquín Vernacci Aguado, subteniente de Infantería y propietario, con María Antonia Sedze Bosarco. Joaquín Vernacci, nacido en Cádiz, era hijo, a su vez, de José Vernacci Retamar, también gaditano, teniente de Fragata, capitán del puerto de esta ciudad y de una de las nietas de Roque Aguado, el que labró la casa palacio de la plaza del Polvorista, llamada María del Carmen Aguado Mejias. /Gregorio Marañón Moya, primer marqués de Marañón.

Es probable que la abuela de Marañón naciese en la casa de calle Cielo, frente a Caldevilla, que es en la actualidad la casa del párroco de San Joaquín. Allí he localizado a Joaquín Vernacci en los padrones de 1836. En esa fecha había enviudado y figura censado junto con su segunda esposa, María Dolores Moreau Meleros y dos de los diez hijos que, pasando los años, procrearía en este segundo enlace. Años después se trasladaron a la casona de calle Larga número 19, conocida como “De Torrejón” donde arrendaron el piso principal. Y esta nueva consorte, nacida en El Puerto, era hija de un francés de Sant Marie de Olorón llamado Domingo Moreau y de la jerezana Maria Angustias Melero.

De la amplia prole Vernacci Moreau vamos a referir aquí solamente a dos de ellos: Joaquina, que entroncaría con los Sancho al casar con Juan de Mata Sancho de Sopranis y, de forma especial, a Dolores Vernacci Moreau, media hermana de Guadalupe, que contrajo matrimonio con su cuñado, un hermano de Manuel Posadillo llamado Joaquín Posadillo Bonillo, que había nacido en Cádiz en 1818 y, por tanto, superaba en 24 años a su cónyuge, que nació en El Puerto en 1842. Joaquín era funcionario adscrito a la Dirección General de Contribuciones. Suponemos que al ser destinado a nuestra ciudad como auxiliar de la contribución territorial, visto el parentesco existente con la hija mayor de Vernacci y el consiguiente trato social, nacería la relación que terminó en boda y, al casarse dos hermanos con dos hermanas, los hijos de ambos matrimonios llevaban el mismo apellido: Posadillo Vernacci, posible origen de la confusión apuntada anteriormente.

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Tres generaciones en el Cigarral de Menores de Toledo: Gregorio Marañon Posadillo, Gregorio Marañon Moya y el entonces niño Gregorio Marañon Bertrán de Lis, actual marqués de Marañón. /Fotografía de Juan Gyenes en 1954.

A esta última familia solamente la he localizado en los padrones de 1866 censada en calle Larga, en el Palacio Oneto. Figuran el matrimonio y dos de los cinco hijos que nos consta tuvieron, en este caso Dolores y Milagros, primas hermanas de Carmen, la futura madre de Marañón, a la que les unía una buena amistad, además del parentesco, con las que pasaba temporadas y que serian el nexo de unión con Marañón que las consideraba sus “titas de El Puerto”.

Resumiendo, los parientes portuenses de la madre de Marañón, y por extensión de él mismo, fueron nada menos que diez tíos y tías, los Vernacci Moreau, hermanos de padre de Guadalupe Vernacci Sedze; Josefa, José María, Dolores y María del Carmen Sancho Vernacci, primos hermanos de Doña Carmen Posadillo al igual que Francisco, Joaquín, Dolores, Angela y Milagros Posadillo Vernacci, los hijos de Joaquín Posadillo y Dolores Vernacci y también su abuelos Antonio Sedze Verges y Josefa Bosarco. Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

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scriptorium_alfonsox_puertosantamariaEl Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla (US) ha editado la obra Arte y Ciencia en el scriptorium de Alfonso X el Sabio, una recopilación extensa del conjunto de los manuscritos científicos que se produjeron en la libraría alfonsí. El proyecto editorial se enmarca dentro de la Cátedra Alfonso X el Sabio de El Puerto de Santa María.

Según ha explicado la US en un comunicado, la figura de Alfonso X ha sido siempre objeto de muchas miradas debido a la grandísima actividad cultural que se desarrolló en su entorno. Así, el escritorio regio fue una fuente de producción prolífera de muchas obras, lo que otorgó gran riqueza cultural a la época. No en vano, el monarca se caracterizó por querer hacer de la sabiduría el eje del discurso político.

De esta forma, el objetivo del estudio realizado por Laura Fernández Fernández es estudiar la producción libraria alfonsí desde dos ámbitos, por un lado, su vertiente conceptual para llegar a comprender el significado del escritorio regio como herramienta del planteamiento del gobierno alfonsí, y por otro, desde una base material de los manuscritos y la cultura escrita de la época, detalla la US.

Asimismo, la autora había desarrollado su tesis doctoral en el análisis de todos los códices tradicionalmente adscritos en el entorno alfonsí, sobre todo en las carencias que existían al respecto, por lo que se la puede considerar una especialista en la temática.

Scriptorium
Laura Fernández Fernández es profesora del departamento de Historia del Arte I (Medieval) de la Universidad Complutense de Madrid. Su formación ha trascendido las fronteras españolas con estancias de investigación en Italia y Reino Unido. Así, ha participado en numerosos congresos y seminarios de investigación nacional e internacional, colaborando con instituciones de prestigio como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Salamanca o la Universidad de Oxford. En 2010 recibió el primero de Investigación Histórica de la Cátedra Alfonso X el Sabio.

El Consejo Regulador de la D.O. del Marco del Jerez cataloga como VORS (Vinum Optimun Rare Signatum en latin y en inglés Very Old Rare Sherry), los vinos con mas de 30 años de envejecimiento medio. Estos vinos únicos constituyen la gran reserva enológica del Marco del Jerez. Sin duda los vinos de mayor complejidad aromática y los de más valorados por sus características organolépticas. Soleras antiquísimas cuyo origen se remonta a mas de dos siglos. Botas viejas que contienen los caldos con mayor fama y reconocimiento internacional. Esas joyas enológicas ocupan un espacio preferente en la bodega y descansan bajo la atenta mirada del capataz. Esta Bodega tranquila y alejada del bullicio se convierte en un museo vivo que contiene los tesoros más preciados de la Bodega de Mora.

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Iván Llanza, Director de RRPP Corporativa del Grupo Osborne, atendiendo a un grupo de interesados en estos vinos VORS

Las bodegas Osborne abren por primera vez al público su colección de vinos viejos. Se trata de la mayor reserva enológica del marco de Jerez. Son joyas muy particulares y escasas, originales de las bodegas Bobadilla, Domecq, Blázquez y Osborne que antes estaban repartidas en diferentes bodegas de la provincia y que se pueden visitar juntas en la Bodega de Mora, ubicada en la calle Los Moros. Son soleras antiquísimas de 26 tipos diferentes. Destacan amontillados, finos viejos, palo cortado o Pedro Ximénez. Algunas de ellas datan de 1800. Lo que pretenden las bodegas es ser un punto de interés turístico ya no sólo local, sino también provincial y nacional.

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Antiguos libros de la Bodega, donde se asentaban apuntes sobre tan interesantes caldos.

El traslado de estos vinos ha sido un trabajo de esfuerzo y ha llevado aproximadamente un año realizarlo. Para ello se vació la sala, que anteriormente contenía vinos generosos. Tras esto, hubo que agrupar y trasladar los barriles desde diferentes cascos de la bodega donde se encontraban estos vinos viejos. Nunca se habían expuesto al público ya que envejecían en lugares más recónditos. El envejecimiento de estos vinos se produce en botas antiquísimas, tonelerías que ya no existen y que se utilizan también en otros países como Irlanda o Escocia para envejecer sus famosos whiskys.

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El hostelero Antonio Barrios observa una colección de vinos viejos con la etiqueta de Fino Ducal, que ya no está en el mercado, autografiadas por personajes de diversos estamentos de la vida nacional e internacional.

En la nueva sala, situada a la derecha del patio de la bodega y donde se puede respirar un olor muy característico a vino viejo, se pueden ofrecer conciertos de piano y arias para deleite de los visitantes, sentados entre botas antiquísimas, tonelerías que ya no existen, donde envejecen estos vinos tan especiales. Los visitantes pueden asimismo hacer una cata a pie de bota e incluso aprender a utilizar una venencia.

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Un muestrario de los caldos de Osborne.

El proyecto de ampliación de visitas de la bodega de Mora se completará en un futuro próximo con un museo del famoso toro de Osborne y otro de botellas, etiquetas y cartelería antigua. Todas aquellas personas que quieran disfrutar tanto de la bodega como de la nueva sala, que será permanente, lo podrán hacer de lunes a domingo en horario de mañana, de 10:00 a 15:00 horas y de tarde, del 19:00 a 22:00 horas. Se ofrecen visitas en español, inglés y alemán. Los visitantes, además de recorrer la bodega, tienen la oportunidad de conocer la enotienda de las instalaciones, donde se pueden comprar todos los vinos y productos ibéricos así como los artículos oficiales del toro de Osborne, y realizar catas de diferentes vinos.

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Uno de los objetivos de Osborne, empresa familiar con más de 200 años de historia, es ahora el de la diversificación y la internacionalización, sin dejar de ser un punto de interés turístico para todos aquellos visitantes de la provincia de Cádiz y de la ciudad. /Texto: Inés de la Fuente.

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duquesamedinaceli_puertosantamaria_Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, quien pudo haber tenido –caso de haber sido renovado ante el registro correspondiente—el título de Condesa de El Puerto de Santa María, ha fallecido en la tarde del domingo en su domicilio familiar de la Casa de Pilatos de Sevilla a los 96 años de edad. /En la imagen de la izquierda, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba.

El Condado de El Puerto de Santa María es el título nobiliario español que Isabel I de Castilla concedió el 31 de octubre de 1479 a Luis de la Cerda, VII Señor de El Puerto, por los servicios de guerra prestados en la de Sucesión Castellana y en las Guerras de Granada. También le concedió la dignidad de Duque de Medinaceli, título posterior. Los herederos no renovaron el título que, actualmente, no está en vigor.

Cualquiera persona con derechos sobre el mismo puede solicitar ante el Ministerio de Justicia para sí o sus herederos la activación del Condado de El Puerto de Santa María, un título de prestigio, que no dinerario ni de posesiones. En 2009 existían en el Reino de España 2.874 títulos nobiliarios, en posesión de 2.205 personas. Cerca de 400 son Grandes de España. Entre las diez mayores casas ducales, suman 199 títulos.

escudo_monasterio_duques_medinaceliEsta aristócrata era nueve veces duquesa, diecinueve veces marquesa, diecinueve veces condesa y cuatro veces vizcondesa y once veces grande de España. El título más destacado y por el que era conocida era el de duquesa de Medinaceli. Victoria Eugenia era la mujer con más títulos de España después de la Duquesa de Alba, y era la cabeza de una de las ramas aristocráticas más importantes de nuestro país, rivalizando tan solo con la Casa de Alba y la Casa de Medina Sidonia. Victoria Eugenia sucedió en 1956 a su padre, tras la muerte de éste, en el ducado de Medinaceli. Heredó su nombre de la Reina Victoria Eugenia, a quien su madre servía como Dama de la corte. /En la imagen de la izquierda, escudo de la Casa de Medinaceli, en el claustro del Monasterio de la Victoria, en un lamentable estado de conservación.

duquesa-medinaceli_jovenEsta Casa tiene en propiedad y gestiona a través de su fundación monumentos como el Hospital Tavera de Toledo (en el que se exponen cuadros de autores como El Greco, Zurbarán y Luca Gordano) y la Sacra Capilla de El Salvador de Úbeda (Jaén), entre otros.

Victoria Eugenia nació en Madrid el 16 de abril de 1917. Contrajo matrimonio en el 12 de octubre de 1938 en Sevilla con Rafael de Medina y Vilallonga, alcalde de Sevilla entre 1943 y 1947con quien tuvo cuatro hijos: Ana, Condesa de Ofalia, fallecida en 2012, Luis, Marqués de Cogolludo, muerto en 2011, Rafael, Duque de Feria, que perdió la vida en 2001, y el único superviviente, Ignacio, Duque de Segorbe. También conoció a 9 nietos y 9 bisnietos. /Una imagen de Victoria Eugenia, de joven, en la Casa de Pilatos (Sevilla).

Ayer lunes se ha celebrado una misa por su eterno descanso en la capilla de la Casa de Pilatos , los cuales recibieron, posteriormente,  sepultura en la cripta del Hospital San Juan Bautista de Toledo, panteón de la Casa de Medinaceli.

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En la fotografía, amigos de la Duquesa de Medinaceli, asistiendo ayer lunes a su sepelio en la Casa de Pilatos. 

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Don Juan Leiva en la pagina 245 de su texto: “EL PUERTO A TRAVÉS DE SUS GENTES, SUS CALLES, SUS TIERRAS, SUS PLAYAS…” se pregunta el porqué de esta dualidad en la denominación de nuestra destrozada playa y afirma que no ha oído a ningún portuense que defienda como definitivo uno de los dos. Por mi parte no hay duda de que su nombre oficial es Fuenterrabía. Basta para comprobarlo ver la última edición del Mapa Topográfico Nacional de España CMTN50 cuadrícula 1061.

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El desaparecido funicular de Fuenterrabía.

Pero como dice la cantiña: “Voz del pueblo voz del Cielo”, no voy a pontificar desde aquí cual de los dos debería emplearse. No obstante, como portuense converso, debo dar testimonio de lo que en su día fui testigo presencial y que explica la dualidad citada.

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El parador Fuenterrabía, propiedad de Antonio Sancho y Gloria Jiménez.

Corría el año 1949. En el mes de septiembre se casaron de forma conjunta las dos hijas menores del Doctor Muñoz Seca, mi abuelo. La doble boda se celebró en el conocido por todos como El Parador, magnífico complejo hostelero sito en los altos de nuestra playa, erigido y explotado por el emprendedor matrimonio que formaban Dña. Gloria Jimenez y D. Antonio Sancho y que incluso contaba con funicular propio para acceder a la playa. Ambos mantenían una profunda amistad con mis abuelos, hasta tal punto que su regalo de bodas fue el convite en su Parador en el que participaron más de trescientas personas.

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Una tarde, dos semanas después del evento, acompañé a mis abuelos al Parador en visita de agradecimiento al matrimonio Sancho-Jimenez por su más que espléndido regalo. Durante la visita D. Antonio nos contó las aventuras que vivieron en su estancia en las Américas donde llegaron a ser transportistas en Tierra de fuego. En un momento de la conversación mi abuelo preguntó la causa del cambio del nombre inicial de Parador Fuenterrabía, en honor a la playa, por el de Fuentebravía. Don Antonio explicó que había tenido serios problemas con el nombre de Fuenterrabía ya que clientes extranjeros aparecían en la Fuenterrabía guipuzcoana buscando el Parador, lo que le había supuesto muchos quebraderos de cabeza y de ahí que decidiera cambiar el nombre original por otro semejante pero debidamente diferenciado.

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Tuvo el ingenio de denominarlo Fuentebravía que no solo reúne los requisitos deseados sino que encierra una belleza indudable. Este cambio no solo se circunscribió al Parador ya que a las autoridades locales, según nos contó don Antonio, les pareció excelente el cambio y promovieron que se extendiera su uso de forma oficiosa a la zona comprendida entre el desaparecido Monte de Fuenterrabía y La Chiripa.

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Algún tiempo después, el inquieto y emprendedor matrimonio vendieron El Parador y erigieron otro complejo hotelero mayor y con mayores perspectivas de negocio en las cercanías de Tarifa, denominado El Mesón de Sancho. /Texto: Joaquín Solís Muñoz. Fotos: Colección Pepe Mesa.

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Hace casi cuarenta años, cuando llegué destinado a El Puerto de Santa María, me sorprendió el extraño nombre que tenía un colegio de la ciudad. El centro se llamaba Colegio Nacional La Sericícola.

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Granja Sericícola de El Puerto, al fondo de la fotografía; en primer término, la anterior gruta del Paseo de la Victoria.

Tengo que reconocer, sin ningún rubor, que no sabía el significado de aquella palabra que oía casi por primera vez en mi vida y como ésta se usaba en la ciudad de una forma muy común y frecuente, me daba vergüenza preguntar por su significado; pero en cuanto tuve oportunidad consulté un diccionario, aprendiendo que sericícola es la industria que tiene por objeto la obtención de la seda.

Aclarado éste punto, me enteré luego de que en el lugar en el que se asentaba aquel colegio, hubo, muchos años atrás, una enorme granja en donde se criaban gusanos para la posterior obtención de la seda. Esta industria existió en muchas otras ciudades españolas, en alguna de las cuales alcanzó años de gran esplendor y mayores beneficios económicos.

cartilla_gusano_moreraEn mi tremenda incultura, no sabía que España hubiese sido un país productor de seda porque siempre había creído que toda la seda se producía en Asia, en donde la laboriosidad y paciencia de sus habitantes hace que sea posible desenrollar un capullo y sacar un hilo de mil quinientos metros de longitud. No era capaz de imaginarme a ningún otro ciudadano del mundo con la paciencia para desliar el capullo sin que se le rompiese el hilo. Pero luego empecé a pensar en las famosas camisas de seda italiana o pañuelos y corbatas de seda francesas e italiana y aquello me llevó a recapacitar que esos países producían seda, o simplemente que la importaban de Asia y la tejían, creando así una industria preeminente. /En la imagen, Cartilla para la propagación de la Morera y cría del gusano de seda.

No encontraba una explicación por la que siendo la seda un producto cada vez más solicitado, su producción hubiera desaparecido en España, si es que aquí fue realmente una industria importante, pero años después me encontré con un cuadernillo llamado Cartilla para la propagación de la Morera y cría del gusano de seda en donde ya me enteré de todo lo que tenía relación con esa industria milenaria y las causas de su desaparición en España.

Antes que nada y por centrar un poco el tema, conviene explicar que el gusano de seda es un animal originario de China (Bombix mori), que ya se conocía tres mil años antes de nuestra Era y en donde su cría estaba protegida por leyes tan severas que castigaban con la pena de muerte al que traficase con gusanos, mariposas y huevos, o los sacase del país o, simplemente, explicase cuales eran los secretos de aquella industria; y eso era porque la seda se consideraba un material esencial en la moda de las familias imperiales y la alta burguesía china.

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Recogiendo hojas de morera.

El larguísimo hilo que se saca de un capullo pesa menos de doscientos miligramos; es decir, se necesitan cinco  capullos para obtener un gramo de finísimo hilo. Pero de un hilo tan especial que aún no se ha conseguido ninguna fibra artificial que lo sustituya. El tacto y textura de un tejido de seda es inmediatamente apreciado por cualquier persona, por poco familiarizado que esté con el producto.

Después de siglos de hermetismo, los gusanos de seda salieron de China y se expandieron por el mundo. Primero, el secreto se trasladó a Japón y luego, la mítica reina asiria Semíramis, ochocientos años antes de nuestra Era, recibió de un pueblo de Asia, al que había vencido, los secretos de la cría del gusano y la obtención de la seda. En Occidente se introdujo alrededor del siglo V, cuando dos monjes nestorianos que iban a predicar a Oriente, recibieron del Emperador de Bizancio el encargo de hacerse con simientes de gusanos de seda y del árbol que se usaba para alimentarlos. Escondidos en el interior de sus bastones, que habían ahuecado pacientemente, lograron sacar las preciadas semillas.

criagusanodelamoreraTan importante fue este elemento en la antigüedad que la famosa ruta que unía la China con Europa Occidental, en su paso por Asia, recibía el nombre de Ruta de la Seda. Desde entonces la cría del gusano se popularizó y se extendió a todo el mundo, incluso como divertimento de la juventud y una maravillosa manera de contactar con la naturaleza. Tal era el aprovechamiento económico de aquella industria que al árbol de la morera se le llamaba en Francia “el árbol de oro” y es que, en realidad, la producción de la seda daba muchos puestos de trabajo, sobre todo a mujeres y personas mayores.

Una industria altamente productiva que por el contrario soportaba costos bajos y para lo que, en principio, bastaba con un desembolso inicial en huevos de gusanos y la posibilidad de aprovechar las hojas de una plantación de moreras blancas. Con esos escasos ingredientes, los beneficios eran altísimos, tanto que algunas ciudades españolas como Sevilla, contaba con más de diez mil telares en donde se tejían las sedas producidas casi a pie de fábrica; en Valencia y Granada había dieciséis mil, en Murcia catorce mil y así en muchas otras provincias españolas, pero lo que más me sorprendió del cuadernillo del que estamos hablando es que en El Puerto de Santa María había cinco mil tornos para elaborar el torcido de los hilos de seda, aunque no hubieron telares.

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Dando de comer a los gusanos de seda.

Era evidente que la granja de gusanos de seda que había dado nombre a aquel colegio, debió ser lo bastante importante como para que a su alrededor se mantuviese semejante producción industrial. Cuando una vez comenté este detalle con personas mayores que habían vivido en aquella zona muchos años atrás, me comentaron que más que una industria dedicada a la cría del gusano, aquello era un inmenso arbolado de moreras blancas, perfectamente cuidadas y mantenidas y que se fueron arrancando cuando su aprovechamiento exclusivo, las hojas, dejaron de tener utilidad.

...continúa leyendo "1.828. LA SERICÍCOLA."

9duquedemedinaceli_puertosantamariaEl sol era un disco granate que apareció sobre los meandros del Guadalete en la amanecida del dos de agosto de 1688, hace justamente 325 años y un día. En esa época del año apenas era perceptible la rociada  que habitualmente cubría el suelo marismeño y las copas de los numerosos pinos que, formando manchones, poblaban la isleta que se establecía entre los ríos Guadalete y San Pedro. En esta amplia y llana extensión, alternaban zonas de marismas y otras similares a una tundra, en la que se ubicaban las salinas,  con otras de bosquecillos de pinos  y terrenos de libre pasto vecinal, zona que respondía al calificativo de “coto de los conejos” por la gran cantidad de estos sabrosos mamíferos nacionales que resultaron todo un descubrimiento cuando griegos y romanos pisaron por primera vez la península ibérica y los conocieron y cataron, según refiere el historiador griego Polibio (siglo II antes de Cristo) que es el que describe por primera vez este animal ibérico, más pequeño que la liebre, que si conocían. /En la imagen, retrato de Luis Francisco de la Cerda. Óleo sobre lienzo, obra de Jacob Ferdinan Voet, que se custodia en el Museo del Prado.

Desde primera hora de la mañana, al filo del amanecer, numerosos sirvientes del duque de Medinaceli se habían congregado en uno de estos manchones de pinar, a poco más de una legua de la ciudad, cercano al río San Pedro. Dos carretas, de las llamadas “galeras”, tiradas por bueyes, habían llevado el día anterior todo el material logístico necesario  para la jornada cinegética que tendría lugar en este mismo escenario, principal acto lúdico de los que ese día, el del 27 cumpleaños del mayor de los varones del duque don Juan Francisco, estaba programado. Unos, montaban varias tiendas de las usadas por el ejército que servirían para dormir la siesta tras el suculento almuerzo y reponerse del cansancio por el trasiego y ejercicio de la caza y, tal vez, para los más jóvenes y osados,  para refocilar con alguna de las doncellas del servicio. Otros preparaban mesas,  palios y entoldados que la cubriesen y los encargados de la regia pitanza que se preparaba disponían una compleja cocina de campaña en la que se prepararían las piezas de caza –perdices y conejos- de muy diversas maneras: con arroz, estofado, -con patatas, champiñones y tomates secos-, guisado en caldereta con las perdices y hasta en adobo, utilizando las primeras piezas cazadas. A las carnes, por aquello de no existir unanimidad en cuestión de gustos, se le añadía una docena de cochinillos que se traían vivos y se sacrificaban allí mismo sirviéndolos asados con el complemento de almejas y coquinas cogidas en las inmediaciones y también cangrejos y algunas piezas de pesca, si hubiese suerte en los lances realizados en paralelo a la caza. Todo ello, por supuesto, regado con buenos vinos de diversa tipología y el colofón del postre de frutas frescas, recién cogidas, entre las que destacaban rojas sandías y dulces higos brevales.

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Pinares. Óleo de Manuel Sosa.

Aparte, el personal que colaboraba en la jornada cinegética. Los armeros ponían a punto  escopetas y arcabuces. Los encargados de las jaurías mantenían como podían el orden entre los inquietos podencos y los porteadores de las jaulas de madera y alambre llenas de cebadas perdices, criadas en cautividad, se habían alejado para situarse en la zona desde donde darían suelta a las aves, a las que azuzarán oportunamente con retamas para que levanten el vuelo y sean presa fácil de los invitados a la cacería. A la extensa población de conejos, le venía bien una limpieza como la que se produciría este día. Tan bien como a los conventos y al hospicio que recibirían, por orden del duque, una parte de las piezas cobradas. El encargado de los hurones, guardados en cestas de mimbre, oteaba el camino esperando ver de un momento a otro la polvareda que indicase la inminente llegada de los caballeros participantes en la cacería, pero antes de que esto suceda, debo ilustrar al lector sobre la figura del personaje en honor del cual se celebraba la cacería: Luis Francisco de la Cerda y Aragón.

Juan-Francisco-II-Tomas-de-La-Cerda_8_Duque-de-Medinaceli_puertosantamariaEra hijo de Juan Francisco de la Cerda y Enríquez,  VIII duque de Medinaceli, --a la izquierda de la imagen-- el cual, con mucho mundo vivido y un tanto hastiado por las responsabilidades que cayeron sobre sus hombros en años precedentes pasaba grandes temporadas en sus dominios portuenses haciendo vida de prejubilado de Estado, pues siendo aun relativamente joven –tenía 50 años- podía montar, jugar al billar y a los bolos y otras actividades como la caza, negadas a personas  de mayor edad, alternando estas acciones ociosas con sus deberes y obligaciones de carácter privado, el despacho, dirección y administración de su Casa y la  presidencia del cabildo ducal que regía los destinos de la ciudad.  Luis Francisco de la Cerda, en esa fecha, era general comandante de la escuadra de galeras de Nápoles, a las órdenes del virrey de aquel estado español, el marqués del Carpio.  Llevaba cuatro años sin ver a la familia, desde que en 1684, contando 24 años,  fuese nombrado para tan importante cargo. Aprovechó una escala realizada por la escuadra napolitana en Cartagena, en una de las visitas recíprocas que habitualmente se producían entre esta y la escuadra española de galeras que, como conocerá el lector, hacía años que  había trasladado su base desde el Gran Puerto de Santa María a la ciudad murciana de Cartagena, patria chica de Isaac Peral, para acercarse a su ciudad natal y celebrar su 28º cumpleaños con sus padres, el ya mencionado VIII duque de Medinaceli y Catalina Antonia de Aragón, duquesa de Segorbe, que tenía en esa fecha 53 años, y  hermanos, en realidad una sola hermana soltera, Ana Catalina, que tenía en esa fecha 25 años. De los catorce hermanos restantes, nueve habían fallecido en esa fecha y solo vivían otras cuatro hermanas: Feliche, Juana, Lorenza Clara e Isabel María, todas casadas y residentes en diversos lugares de la península e Italia.

Pronto, la nutrida comitiva, se hizo visible en la senda que llevaba hasta el lugar elegido para montar el campamento. La encabezaba el portaestandarte ducal al que seguía el capitán de la compañía de milicias del duque, a modo de escolta, y el grupo de caballeros que rodeaban al propio duque y a su hijo, al que acompañaban algunos de sus tenientes, capitanes de las galeras de su escuadra, seguidos por otros invitados como eran el alcaide, algunos regidores y caballeros de los denominados “cuantiosos”,  es decir, personas que sin estar al servicio expreso del duque, tenían o contraían  obligaciones militares para con él, en el caso de ser requerido para ello.

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Pinares. Óleo de Sosa.

La jornada de caza transcurrió, tal como estaba previsto, con gran lucimiento de los participantes, cobrándose numerosas piezas. Después de retozar con poca ropa por la orilla del río y refrescarse en él, se entregaron al yantar,  bebiendo sin mesura, conforme era costumbre, entre plato y plato, con   gran vocerío y escándalo. En la sobremesa, el duque preguntó a Luis Francisco por el comportamiento del arcabuz de caza que le habían regalado por su cumpleaños, una verdadera joya, digna de un príncipe. La cureña de madera noble estaba recubierta con planchas de latón dorado profusamente decorado con motivos geométricos y buena parte de las incisiones y surcos cubiertos con granates y  esmaltes en blanco y negro. En el lomo del largo cañón empavonado, haciendo  contraste con su color obscuro, figuraba una chapa de oro con la inscripción: “SOI DE D. LUIS FCO DE LA CERDA Y ARAGÓN”. Después, la conversación giró en torno a incidencias de la escuadra de galeras y la necesidad de contratar cada vez a mayor número de remeros de los llamados de “buena boya” ante la escasez de esclavos y penados que cubrieran todos los puestos…  del espectacular montaje del retablo en la capilla de la Cofradía del Santísimo Sacramento en la Prioral con las placas de plata que trajo de San Luis de Potosí el capitán Juan Camacho, participante en la cacería… sobre la ambición de poder de Luis XIV de Francia y la guerra que se veía venir  y de otros muchos chismes de la corte.

Al atardecer, cuando el mismo disco con el que iniciamos nuestro relato, estaba medio oculto tras las doradas dunas, los viñedos y lo olivares de la costa Oeste que conformaban la línea  del horizonte desde el puente de barcas, por encima de los edificios de escasa altura que se alineaban en la ribera del Guadalete,  tiñendo de púrpura el azul purísimo del cielo, la nutrida caravana estaba de vuelta. A su paso, el vecindario, como si de una procesión se tratase, salía de las casas o se asomaban a ventanas y balcones y toda la chiquillería les acompañó por la marina y la calle de los Oficiales hasta que llegaron a su destino final, el palacio del duque.

Medinaceli_De-La-Cerda_escudo_thumb[3]La Historia que conocemos, en general, es la que han querido contarnos los contemporáneos de cada época, sin que podamos saber con certeza plena si sucedieron de la forma en que se indican o de otra bien diferente, enfrentada a los intereses o ideales del que los narró.  Hemos querido referir una escena imaginaria, como habrá podido deducir el lector, que bien pudiera haber sucedido tal como la hemos recreado. Este importante personaje es bien real. Nació en El Puerto de Santa María en 1660, y falleció sin descendencia en Pamplona, en 1707, encarcelado por una supuesta conspiración contra Felipe V. Fue el IX duque de Medinaceli desde 1691, fecha del fallecimiento de su padre y entre los muchos cargos que desempeñó figura el de virrey de Nápoles. /En la imagen, escudo de la Casa Medinaceli.

Con él la casa Medinaceli pierde la varonía mantenida desde el II duque, también nacido en El Puerto de Santa María, pasando el título a los descendientes de su hermana Feliche María. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz - A.C. Puertoguía.

Baedeker'sSpain_puertosantamaria[Aquel 1913 del siglo XX, hace ahora 100 años, era alcalde de El Puerto de Santa María Manuel Ruiz-Calderón y Paz; lo sería también en un segundo periodo. Ese año un decreto papal declaró festivo el 8 de septiembre, día de la Virgen de los Milagros por la intermediación del Cardenal Enrique Almaraz Santos, quien fue recibido en la Estación de Ferrocarril por la Corporación Municipal Bajo Mazas, con cuyo nombre se rotularía la calle Zarza y quien sería nombrado Hijo Adoptivo de la Ciudad. Ese año volvía a salir la imagen del Cristo de la Veracruz, de salida irregular e intermitente en los últimos tiempos, desde sus capilla de la Sangre en la esquina de Nevería (Castelar) y Palacios (José Navarrete), frente al Bar Apolo donde hace años estuvo el Bar ‘La Mina’ y la Librería ‘Sanjamás’. Pedro Muñoz Seca estrenaba su obra ‘Trampa y Cartón’. En 1913 nació José de los Reyes Santos, ‘el Negro’ cantaor que interpretaba como nadie los ‘martinetes’]. /En la imagen de la izquierda, portada de la Guía Baedeker.

guiabaedeker_puertosantamariaEn la imagen de la izquierda, página de la Guía Baedeker, correspondiente a El Puerto de Santa María.

En 1913, la célebre casa editorial Karl Baedeker, de Leipzig (Alemania), publicaba la cuarta edición en inglés de España y Portugal. Manual para viajeros (594 páginas, 20 mapas y 59 planos). Esta guía turística de la Península Ibérica se presentaba como una edición “cuidadosamente revisada” de las tres anteriores en lengua inglesa, que habían visto la luz en 1898, 1901 y 1908. Se publicaron también cinco ediciones en alemán (entre 1897 y 1929) y tres en francés (1900, 1908 y 1920).

De las 71 rutas que contiene la guía Baedeker de 1913 que nos ocupa, El Puerto de Santa María aparece en la n.º 51, la que partiendo en ferrocarril desde Córdoba y pasando por Sevilla llegaba hasta Cádiz vía Utrera. El viajero —probablemente británico o norteamericano— de hace un siglo podía leer en la página 429 de su Baedeker de tapas rojas la siguiente información sobre El Puerto (la traducción es nuestra):

«Puerto de Santa María (Hotel de Vista Alegre, Calle Vergel 9, limpio, pensión completa 9 pesetas; ómnibus a la estación, 8 minutos, 75 céntimos; vicecónsul británico, R. J. Pitman), conocido por lo general simplemente como El Puerto, es el Portus Menesthei de tiempos remotos y uno de los asentamientos más antiguos de la Bahía de Cádiz, en la que desemboca el Guadalete. Es en la actualidad un importante puerto marítimo, con 20.000 habitantes. La industria pesquera y el negocio vitivinícola están mayormente en manos de empresas inglesas, cuyas Bodegas son casi tan importantes como las de Jerez. El embarcadero para los vapores está detrás del Hotel Vista Alegre.

Desde la estación de ferrocarril seguimos por la Calle Dendra [errata: debe ser “de entrada”, como sugiere Antonio Gutiérrez Ruiz], giramos a la derecha y llegamos al Paseo de la Victoria, con su abundante vegetación. De aquí nos dirigimos al oeste por la Plaza de Javier de Burgos y al girar a la izquierda entramos en la Calle Larga, la calle principal de la ciudad, con las casas de los ricos vinateros y el Ayuntamiento (Plaza de Isaac Peral). Desde este punto, la Calle de los Descalzos lleva al sur hasta el Paseo de Calderón, que se extiende a lo largo del Guadalete. Desde la Calle del Vergel, que prolonga la Alameda hacia el suroeste, continuamos por la Calle de José Navarrete hasta la Iglesia Principal, en la Plaza de Alfonso Doce, un edificio gótico con una portada barroca. Siguiendo por la Calle del Vergel hacia el oeste, llegamos a la Plaza de la Pescadería, con los restos del Castillo árabe. A partir de aquí la Calle Aurora se prolonga hacia el oeste hasta la Avenida de Nuestra Señora de los Milagros, con bodegas y buenas vistas a Cádiz. Al noroeste se encuentran el colegio de los jesuitas y la Plaza de Toros. Al noreste, en la carretera de Jerez, están el Cementerio Inglés y un cerro llamado de Buenavista».

mruizcalderon_puertosantamaria3En la imagen de la izquierda, el alcalde en 1913, Manuel Ruiz-Calderón y Paz.

A pesar de los cambios en los nombres de algunas de las calles citadas, no es difícil seguir el itinerario propuesto por el anónimo redactor de la guía. Considerada comúnmente como “la Biblia del turismo”, esta guía Baedeker contiene, sin embargo, dos inexactitudes llamativas en la información que proporciona sobre El Puerto, a saber, que “la industria pesquera y el negocio vitivinícola están mayormente en manos de empresas inglesas”. /Texto: Bernardo Rodríguez Caparrini

Expectación ante la corrida de El Puerto. Hace mucho tiempo que no ha existido animación tan grande, como la que se advierte, para la corrida de toros del próximo domingo día 31, en la plaza de toros de El Puerto.

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Bien es cierto que el cartel contiene todos los atractivos como lo demuestra el genera la empresa desde hace muchos días numerosos pedidos y apartados de localidades. Pocos son los pueblos de las provincias de Sevilla y Cádiz donde no se hable de esta corrida. Los valientes diestros sevillanos Juan Belmonte, Manuel Jiménez Moreno ‘Chicuelo’ y Joaquín Rodríguez ‘Cagancho’ lidiarán reses del marqués de Villamarta, de Jerez de la Frontera.

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Los actuantes, Juan Belmonte, Manuel Jiménez Moreno ‘Chicuelo’ y Joaquín Rodríguez ‘Cagancho’ 

Precios: palco bajo sin entrada, 250 pesetas; delantero de balcón primer piso con entrada, 30 pesetas; primera fila de azotea de toril, 30; segunda fila, 25; asiento de barrera, 40: entrada de sombra, 15; de sol, 6; medias entradas, exclusivamente para menores de ocho años, a mitad d e precio. Las pudras de la plaza se abrirán a las tres, empezando el espectáculo a las cinco.

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Servicios extraordinarios de trenes desde Cádiz, Jerez y Sanlúcar con billetes a precios especiales y vapores desde Cádiz. Se advierte al público que no se encerrarán más toros que los anunciados. Si por causas ajenas a la empresa se suspendiese la corrida después de empezada, el público no tendrá derecho a exigir ninguna indemnización, como asimismo en caso de accidentarse alguno de los lidiadores. Una vez reconocidas, aprobadas y encerradas lasa reses, si se inutilizarse alguno o resultase manso, el público no podrá exigir nada. /Texto: Diego Joly.

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En la imagen, escalera original, denominada principal o imperial del Palacio de Villarreal y Purullena, donde se puede apreciar, al fondo, la lápida conmemorativa de la estancia en el edificio en 1862 de S.M. la Reina doña Isabel II y su hijo, el Príncipe de Asturias, que reinaría como Alfonso XII.

El Palacio de Villarreal y Purullena sufrió en los años setenta del pasado siglo un gran abandono,  actos de vandalismo y saqueo que lo llevó a una degradación muy acelerada desembocando en una ruina casi total.

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Imagen de la escalera rehabilitada. Se puede entender la intervención también como una obra de reconstrucción. /Foto: Javier Reina.

En 1992 el arquitecto Antonio Villanueva Fernández realizó obras de urgencia para consolidar el edificio orientado a la Calle Cruces, aún con sus muros en pie, pero sin los entramados horizontales y las cubiertas.

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teatroprincipal_ruinas2_puertosantamariaHoy se cumplen 21 años del fallecimiento de nuestro padre, José Lucas Morillo León. (Nótula núm. 336 en GdP). In memoriam.

Todavía olía a chamusquina cuando en junio de 1988 Agustín Merello dio la orden de salida a Enrique Alcina, Antonio Bueno, Diego Mora y José Ignacio Buhígas como primeros redactores del Diario con Delegación propia en El Puerto. Fito Carreto empezó a maravillarnos con sus insólitas instantáneas convertidas en obras de arte, y Pedro Ríos nos tenía al día rabioso sobre la vida y milagros del Rácing Club Portuense.

Esta primera redacción de la Delegación de Diario de Cádiz en nuestra ciudad, empezó a recorrer las calles de El Puerto con el olor a requemado que aún perduraba en los alrededores de la esquina de calle Luna, San Bartolomé y La Placilla. Ya habían pasado cuatro años pero el tufo a cisco de las vigas, de los palcos, plateas y butacas del Teatro Principal no se esfumaba tan fácilmente de las pituitarias de los portuenses. /En la imagen, el Teatro Principal, solo fachada, tras el incendio.

Estos redactores descubrieron que la versión oficial de ese incendio que tuvo lugar el 24 de febrero de 1984 no tenía nada que ver con la versión que les contaron los vecinos que habitaban las casas aledañas al Teatro. (Ver nótula núm. 937 en GdP). Ese día, una futura actriz que estudiaba 3º de EGB aprendió de sus mayores la palabra adrede. Ni los porros ni los porretas incendiaron el Teatro.

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Los bomberos, actuando desde La Placilla. (Foto: Pedro Lara. Colección Manolo Morillo).

Tres explosiones con intervalos de cinco minutos cada una dieron buena cuenta de un edificio “sencillo, cómodo, elegante, proporcionado al vecindario, en el mejor sitio de la población y preparado para las estaciones más rigurosas” que levantó en su día Críspulo Martínez en un terreno desamortizado a los jesuitas denominado Trabajadero de la Compañía a mediados del siglo XIX. Pero esa es otra historia.

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El Teatro Principal, en la década de los cuarenta del siglo pasado. /Colección V.G.L.

Curiosamente la vida del Teatro sin teatro como actividad cultural en un edificio cerrado, ha ido transcurriendo paralelamente a las vicisitudes diarias de estos veinticinco años que ahora rememoramos. La desaparición de uno ha convivido en el tiempo con la aparición de la redacción periodística porteña, y ésta a ayudado en la medida que un medio informativo puede hacer –sirviendo como altavoz a los que reclamábamos un nuevo Teatro- para que veintitrés años después de la desaparición del Principal El Puerto de Santa María inaugurara un coliseo/auditorio en octubre del año 2007. Pelín lentos los porteños en restaurar o construir nuevas dotaciones e infraestructuras culturales, pero ya sabemos que el hecho cultural siempre va a la zaga de cualquier formación política sea del color que sea, y casi siempre suele salir muy mal parado en la cosa de los dineros.

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El Teatro Municipal 'Pedro Muñoz Seca'. Fachada.

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Teatro Muñoz Seca. Interior.

Dicho esto, no podemos obviar que el teatro nació de la necesidad que una comunidad siente de expresarse a sí misma, y desde esta aserción, durante este periodo de tiempo los grupos aficionados de teatro han tratado de ocupar y de soslayar la ausencia de un coliseo actuando en salones de actos de colegios, gimnasios, calles, salas de exposiciones… allá en donde se les ocurría y/o les dejaban.

En estos 25 años grupos como Bellas Artes, TEJA, Jaramago, Piesplanos, Fierabrás, Hamaca, Tesón, Trovadores, Duende Teatro, Balbo (con anterioridad Histrión, Baco y Antinoe) Olvido Producciones, El Carromato… han ocupado -y algunos lo siguen haciendo desde la óptica profesional- un papel sumamente importante que la perspectiva del tiempo sabrá agradecerles; ellos con su entusiasmo inquebrantable han sabido mantener encendida la llama del teatro hasta nuestro días.

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La Compañía Olvido Teatro, compartiendo risas junto a un espectador de lujo, el prestigioso director de cine, José Luis García Sánchez.

No se trata de destacar a ninguno porque todos en su conjunto y desde distintas perspectivas sobre el hecho teatral en sí mismo, han sido el verdadero motor que ha empujado tanto a los aficionados como a la Administración local a que El Puerto se siga acordando que las primeras expresiones del hombre fueron teatro. Desde el teatro muñozsequiano a la comedia y la tragedia griega. Desde el teatro de calle a la alta comedia. Desde el teatro de denuncia social al teatro para el público infantil.

 Pero fue el grupo Piesplanos que nació como continuidad de los talleres municipales de teatro, concretamente del Instituto Muñoz Seca, siendo monitor del taller Pascual Varo -quien siguió luego como director del grupo- el  impulsor y fundador del Colectivo Teatral Portuense, una asociación de los grupos de teatro de El Puerto con la que se pretendía, no solo potenciar y fomentar el teatro en la ciudad, sino ayudar a la formación de los miembros de los diferentes grupos, para lo que se organizaron diferentes encuentros, como Café y Teatro, una tertulia que en cada ocasión se invitaba a una persona relevante dentro del mundillo teatral, y por los que pasaron Manuel Pérez Casaux, Pepe Bablé, Paco Algora y el profesor de teatro argentino Franklin Caicedo, entre otros.

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“La Cena de los Generales” original de José Luis Alonso de Santos, representada en 2007 en el ‘Teatro Muñoz Seca’, con el desaparecido actor Sancho Gracia en el papel protagonista.

El CTP (Colectivo Teatral Portuense) estaba formado por siete grupos de teatro que en esa época existían en El Puerto y, entre sus reivindicaciones, la más significativa era la de que se construyera un teatro para la ciudad, motivo por el cual se organizaban encuentros y concentraciones cada 27 de marzo con motivo del Día Mundial del Teatro.

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José Sacristán, el pasado mayo de 2013, interpretando en el Muñoz Seca 'Yo soy don Quijote de la Mancha'.

Traíamos a colación hace poco en una de las entregas de la columna de opinión El alambique que en el año 1983 nació una tímida y experimental Muestra de Teatro Escolar que acababa de cumplir los treinta años. Y decíamos también que como en la vida de cualquier hijo de vecino la Muestra ha disfrutado de las luces de los tiempos mejores, y está sufriendo entre sus bambalinas las sombras de los tiempos no tan mejores. Esta apuesta municipal necesita imperiosamente alicientes novedosos que le den un nuevo impulso para perpetuarse en el tiempo. Treinta años son muchos años para que no haya apenas cambios, y no parece sea oro todo lo que reluce, aunque se valore el trabajo que vienen realizando los monitores con tan poco tiempo de escuela. Así y todo, indicábamos igualmente que no deberíamos obviar nunca que la austeridad no tiene por qué estar reñida mal que bien con la calidad de lo que se hace.

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El Enfermo Imaginario, por El Carromato.

De esta Muestra de Teatro Escolar y de los grupos cantera de antaño y actuales como Balbo Teatro y Duende Teatro, han salido verdaderas vocaciones teatrales y una ingente cantidad de buenos aficionados al teatro incluso cuando carecíamos de él. Montse Torrent, Joaquín Perles, Juanjo Macías, Juan García Larrondo, Esther Pumar, José Pecho, Ana Peregrina, Jesús Torres, Eva Rodríguez, Mónica Yuste, Joaco Arjona, Ignacio Glez Verano, Germán Arjona, Carol Delgado, Juan Lorca…; además de actores y actrices han salido, dramaturgos, productores, creadores de contenidos y gestores culturales, maquinistas, iluminadores, espacio sonoro… todo un lujo para un núcleo poblacional cercano a los noventa mil habitantes.

Festival-Teatro-ComediasEl Puerto es una ciudad con una afición y cultura teatral muy por encima de la media habitual, más teniendo en cuenta el tamaño de la medida a la que nos referimos, es decir, en comparación con capitales de provincia o poblaciones de un mayor calado cultural labrado a través de los años. No es sólo que existe una programación teatral de calidad con producciones de primerísima línea y grandes formatos, sino que viene siendo una programación estable desde otoño a primavera, a la que responde un público muy fiel que prácticamente llena en cada sesión el auditorio-teatro Muñoz Seca desde que abrió sus puertas. Estos aficionados se han ido educando a lo largo de los años convirtiéndose en un público entendido, que diferencia matices que quizá otro tipo de público no es capaz de valorar, y que reparte méritos (y deméritos) entre autor y puesta en escena, dirección y trabajo actoral, ritmo y sensibilidad.

En este último cuarto de siglo ha surgido el Festival de Teatro de Comedias. La apuesta de un concejal, Juan Gómez, con uno de los considerados mejores dramaturgos españoles, José Luis Alonso de Santos, arrancaba mezclando compañías profesionales con el grupo Balbo Teatro y con el Grupo de Teatro de Bellas Artes. Una apuesta que ha ido creciendo con el tiempo y que ha mantenido el respaldo del público aunque últimamente los problemas económicos se están dejando sentir en su programación. De alguna manera el turismo cultural del verano portuense pasa necesariamente por acudir al patio porticado de San Luis Gonzaga para disfrutar de una noche veraniega viendo un teatro comercial, plagado de caras televisivas al que determinado sector de público gusta ver de cerca.

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Presentación de los libretos con Sancho Gracia y José Luis Alonso de Santos, en el Teatro Muñoz Seca.

También es un lujo la colección de textos teatrales emprendida por Diario de Cádiz. ¡Ojalá pueda seguir! Más que la guinda del pastel es el envoltorio, la caja en la que se exhibe el regalo. La presentación de los libretos con los actores o directores, la coqueta maquetación, las ilustraciones, todo, es una idea genial que abre el apetito para el ritual de la noche en el escenario y el patio de butacas. Un valor añadido incalculable. Gran encuentro con las entrañas de lo que se representa, imprescindible en el punto que ha alcanzado El Puerto como nivel de afición teatral.

 Quizá uno de los puntos negros en este tiempo es haber perdido la Muestra de Teatro Andaluz del mes de noviembre. Una lamentable pérdida por la que había que haber luchado más. Era la oportunidad de acceder en casa a las primicias andaluzas de cada temporada.

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Grupo Balbo

A día de hoy existen seis grupos de teatro en El Puerto, dos profesionales: El Carromato, con una magnífica y exitosa trayectoria en teatro de calle, y Olvido Producciones, especialistas en alta comedia dirigidos por el premio nacional de teatro José Luis Alonso de Santos. Y cuatro amateur: Balbo Teatro, el más longevo y auténtico referente del Teatro Clásico a nivel nacional; Duende Teatro, con representaciones de prestigio muy vinculadas al compromiso social y cada vez más reconocidas en los ambientes teatrales; Grupo Tesón, compuesto de actores y actrices con muchísima afición a los que hay que agradecer el enorme esfuerzo que realizan cada vez que se suben a un escenario, y Trovadores, de muy reciente creación, cuyos componentes son jóvenes actores y actrices estudiantes de la Universidad de Cádiz.

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Duende Teatro.

Es muy difícil sintetizar el trabajo de Paco Teja, de Emilio Flor, de Pascual y Adrián Varo, de Antonio Ocaña, de Enrique Miranda padre e hijo, de Manolo Barba, de José Manuel Pecho y Paco Crespo, de Pepe Ojeda, de Enrique Atalaya, de Maleni Rosso, de Federico Arjona, de Manolo Albert, de Lola Teja, de José Antonio Andrades, de Milagros Arena, de Pepe Sevilla, de Antonio Noriega, de Juan Villarreal, de Antonio Sánchez, y de tantos y tantas más… ellos/ellas y nosotros saben/sabemos muy bien lo que han hecho y lo que siguen haciendo por el TEATRO en El Puerto. /Texto: Manolo Morillo

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El enfrentamiento entre los líderes socialistas locales terminó dando el poder al tránsfuga popular Hernán Díaz en el momento más  propicio de la expansión, en 1991, y la sombra del alcalde de IP ha marcado la vida municipal de estos años

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La mesa de edad para elegir al alcalde del mandato 1987-1991, presidida por los concejales de mayor y menor edad, respectivamente, Antonio Álvarez y Enrique Bartolomé, asistidos por el secretario Fernando Jiménez, el Interventor, Antonio Durán, el ordenanza Polanco y el oficial de actas, Jesús Nogués. Mayo de 1987.

Cosas de dos. Uno era el califa, el alcalde, Juan Manuel Torres;  el otro era Iznogud el visir, el que quería ser califa en lugar del califa, José Antonio Navarro, poderoso concejal que desde el área de Deportes escaló hasta la de Urbanismo, donde pocos años antes había iniciado su ascenso  en la política la jefa del PP local (entonces AP), Teófila Martínez, con el efímero acuerdo entre populares y socialistas que echó fuera de la silla de la Alcaldía al comunista Rafael Gómez Ojeda, tras la acre moción de censura de 1986. Sí, Urbanismo. Ahí estaba el quid. La piedra angular era Urbanismo. La clave de una ciudad que había acelerado el proyecto de Puerto Sherry y tenía su primer PGOU a punto de caramelo con dos infraestructuras fundamentales sobre la mesa del Ministerio de Obras Públicas: el desdoblamiento de la N-IV a su paso por El Puerto caminito de Jerez y, más ambiciosa aún, la variante a su paso por el término municipal, incluida las nuevas conexiones hacia Rota y Sanlúcar. De esta manera, por cierto,  se acababan los graves atascos estivales que emborronaban la ciudad turística de moda en la provincia de Cádiz.

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Durante una visita al Yacimiento de Doña Blanca. Arriba a la izquierda el alcalde Torres, el diputado provincial Fernando Suárez, Diego Ruiz Mata, el Viceconsejero del Cultura García Garrido y José Antonio Navarro. En la fila inferior, el ex alcalde Antonio Alvarez y Luis Fuentes, a la sazón Jefe de la Policía Municipal y persona clave en el posterior juicio que desembocó en la destitución de Hernán Díaz como alcalde.

El Puerto, contra viento y marea. Era el lema de Juan Manuel Torres, que formaba una pareja antagonista digna del tebeo con Navarro, bicefalia de un gobierno municipal integrado también por concejales  independientes tránsfugas que dejaron sus respectivos grupos. En las elecciones de mayo de 1991 el PSOE portuense, carne de enfrentamientos internos, obtuvo 5.241 papeletas que suponían una pérdida de más de 2.500 apoyos respecto a las elecciones municipales del 87, comicios que en verdad habían refrendado el pacto anti-natura entre socialistas y populares.

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Hernán Díaz dirigiéndose a sus seguidores en un acto en la sede de campaña.

La inesperada victoria de aquella noche fue para el que había sido pintoresco concejal de Vías y Obras, fugado del PP y azote populista llamado Hernán Díaz. Con el apoyo de comerciantes locales e invocando el pundonor hacia una ciudad donde siempre predominó la resignación y la apatía, Hernán creó el PU (Portuenses Unidos) que se transformó en un más pretencioso Independientes Portuenses IP. En la lista también se encontraba un joven abogado, Enrique Moresco, que en el declive de esta formación localista terminaría liderando la lista del PP local en las elecciones de 2007 con la carambola de los populares de aspirar a controlar la Diputación. Los independientes ganaron con 6.213 votos,  para 7 concejales, que cundieron como nunca. El pueblo había protestado de su desencanto hacia el dúo Torres y Navarro, que terminaron de enfrentarse en la derrota. Derrota que terminaría agravándose al pactar (ya entonces con Luis Benvenutty liderando el grupo socialista) con los independientes y darles las alas para que terminaran de volar alto. Por cierto, 24.948 votantes se quedaron en casa. El absentismo es el líder desconocido de la política portuense.

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Un Hernán Díaz victorioso, aupado por sus seguidores, tras conocer el resultado de la campaña electoral.

Díaz Cortés se encontró con todo lo que el dúo Torres-Navarro iba a explotar a partir del 90. PGOU, carreteras, inversiones. Tras alguna pataleta, apoyado por el suicidio socialista,  el nuevo alcalde transformó el bastón de mando en una varita mágica. La defensa de la patria chica justificaba todo, incluso mirar hacia otro lado con las viviendas ilegales (gran vivero de votos del 91) mientras todo crecía de una forma sobredimensionada para una ciudad de 70.000 habitantes. Polígonos industriales morrocotudos, colmenas de unifamiliares, centros comerciales duplicados, empresas privadas en un falso esplendor y empresas municipales de dudoso destino. También algún aparcamiento subterráneo con calzador, como el de la plaza Peral. Entre estómagos agradecidos y cerebros sugestionados consiguió en 1995 una victoria imperial con 16.522 votos, 16 concejales, y una oposición empequeñecida y siempre cabreada. Comenzaba la gran fiesta de IP mientras en las afueras se avivaba también la gran barbacoa de la construcción ilegal. Esos casoplones en cualquier parte, incluso en parajes de protección natural (lagunas, Pinar de Coig), contribuyeron a despoblar el casco urbano y a agudizar la burbuja inmobiliaria que en el nuevo siglo adquiriría en El Puerto tintes de catástrofe ineludible. Y para colmo, los más perjudicados de este desatino fueron los integrantes del propio tejido comercial de siempre de la ciudad: los primeros entusiastas de Hernán, al que llegaron a fabricarle medios de comunicación a su medida.

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La trasera derribada del Palacio de Vizarrón o 'Casa de las Cadenas'.

La euforia populista se transformó con los años en soberbia fatalista. Las limitaciones intelectuales del alcalde, con equipos de perfil bajo (lo más frecuente en el Polvorista a lo largo de la historia reciente) dejaron huella en la fisonomía de la ciudad, en una lenta pero progresiva decadencia que se fue agravando mientras se camuflaba con el buen momento económico del país. El derribo de parte de la Casa de las Cadenas o el estribo del puente de San Alejandro, en 2004, sólo fueron evidencias de una nefasta gestión que venía desde atrás. El punto de inflexión hacia el declive de IP, acompañando al de la propia ciudad, se produjo con la marcha del entonces número 2, el edil de Urbanismo (otra vez  el Urbanismo), Miguel León.

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En la imagen, el carnicero Juan Barrero, último presidente de Tele Puerto, entrega una placa a Hernán Díaz, en presencia de Miguel León y Juan Bocanegra.

El duelo Torres-Navarro se volvía a reproducir, ahora casi con tintes de parodia. IP perdía su mayoría en las elecciones de 1999 y el enfado en la bicefalia de IP terminó con León en el Grupo Mixto y con Pedro Alamillos, un concejal que había comenzado en el PSOE, de responsable de Urbanismo en 2001. El PGOU iba agotando su vigencia y se tardarían más de once años en alcanzar (y recibir la aprobación) de un segundo plan integral: representación de la incapacidad de unos gobiernos locales desbordados por el monstruo que se había ido erigiendo antes sus ojos.

Las elecciones de 2003 ratificaron que el invento de Hernán sólo estaba sustentado por la piel del tambor, por ese pellejo de agregados, adictos e interesados de una gestión ya más enajenada que populista. Pero en esas volvió de nuevo el PSOE a dispararse en la sien creando un pacto exigido desde el entonces presidente de Diputación, Francisco González Cabañas. IP sobrevivía fagocitando a las vértebras de la espalda socialista. Y a Hernán Díaz le llegó un final inesperado y definitivo. Y no por asuntos urbanísticos, cuando se suman las imputaciones para él y el concejal de Urbanismo en estos coletazos, Juan Carlos Rodríguez.

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Ediles de diversos periodos democráticos, posando en un acto institucional en el Monasterio de la Victoria.

Desde años atrás venía rondando la denuncia de un antiguo jefe de la Policía Local, Luis Fuentes, por la inopinada contratación de José Díaz Otero en 1995 como supervisor de la Jefatura.  Unos lamentables recursos, en línea con todo lo que había sido administración de Hernán Díaz en aquellos años, fueron insuficientes y en julio de 2006 el alcalde independiente era inhabilitado en los tribunales.  Y de nuevo aparecen por aquí Torres y Navarro. Estos chicos. Fuentes se enfrentó a Navarro en la sustitución estival de 1988 cuando era califa en lugar del califa. Navarro lo expedientó con la aprobación posterior de Torres, pese a que éste apoyaba a Fuentes. 

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Con Hernán fuera el pacto con el PSOE estaba obligado a romperse, dejando ya a los socialistas sin futuro en El Puerto durante un par de generaciones, y Fernando Gago fue el transitorio alcalde hasta las elecciones de 2007 que llevarían a la presidencia de la ciudad a cualquier candidato que pusiera el PP. Y ese candidato era Enrique Moresco, impuesto por los líderes regionales Javier Arenas y Antonio Sanz, con vistas a controlar la Diputación (sí, otra vez la dichosa Diputación), tras haber dejado al ex concejal independiente fuera del tablero y presentándolo como atracción de los votos de IP, aunque finalmente no se cristalizaron unas previsiones que sólo habían estado en la mente de Sanz o de Arenas. El Puerto siempre es más complejo, poliédrico y, eso sí, apático de lo que parece. Al final Gago fue el que terminó de dar oxígeno, en un nuevo ejercicio de transfuguismo, en esta decadencia de Hernán Díaz sin Hernán Díaz: el fantasma que late tras la silueta fantasmal del casco urbano de El Puerto, con Moresco como heredero del independiente con las siglas del PP. El impetuoso concejal andalucista, Antonio Jesús Ruiz, muleta para ese primer gobierno de Moresco, fue el que consiguió rentabilizar su gestión  y en 2011 conseguía 4 concejales que son las cuñas que aún cuadran la mesa de los populares en una administración que vuelve a traer más melancolía a una ciudad inundada de incómodas calles sin saber qué son, grafitis, bolardos y pasarelas que, por ahora, no llevan a ningún sitio.  /Texto: Francisco Andrés Gallardo.

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LA DELEGACIÓN Y SUS DELEGADOS. De como las canas vinieron a sus sienes.

agustinmerellodelcuvillo_2_puertosantamariaLa historia de la Delegación lo es también la de los siete delegados que ha tenido desde que se abriera en aquel verano de 1988 con Agustín Merello del Cuvillo. Aquel porteño que se había marchado a Cádiz, que era un primer espada en el Diario, volvía a su pueblo a dirigir la Delegación con la experiencia adquirida en la redacción central de Cádiz, y la impregnó de portuensismo porque el llorado Agustín amaba a El Puerto como pocos. Y amarlo desde la distancia de la Bahía de Cádiz de por medio, era todavía mas si se pudiera, pues Agustín era un amante encelado de su Puerto, al que le dolía de forma especial, como ya empezara a relatarlo antes de su marcha a Cádiz con la sección ‘El Ruido y las Nueces’ bajo el seudónimo de Damasceno, que recuperó aquel verano con su nombre y apellidos y otra sección denominada ‘La Fuente de las Galeras’. Se marcharía en 1990 como Redactor Jefe en Cádiz y al año, nos dejó en esta vida. Sus restos, incinerados y esparcidos en la Bahía de Cádiz, los recuerda Francisco Montero Galvache: «Las cenizas tienen alas/ y las de Agustín Merello/ vuelan sobre el mar y cantan».

tilysantiagocossi_2_puertosantamariaTily Santiago Cossi será la nueva Delegada, otra periodista de aquí, nacida en la calle Alquiladores a la que también preocupa su Ciudad. Impulsó en la delegación los columnistas de opinión, y la sección histórica ‘Puerto Escondido’, donde intervinieron entre otros, Luis Suárez, Diego Ruiz Mata, María Jesús Rodriguez-Touron, Paco González Luque, Enrique Pérez Fernández, Paco Giles, … Le gusta reflexionar sobre el alma que, afirma, tiene El Puerto, esa que todavía “no hemos matado del todo” un Puerto “en coma que necesita un líder que recupere lo que queda de casco antiguo”, y abunda: “No hace falta hacer experimentos; podría valer el modelo de Cádiz de recuperación de casas y palacios que se caían y hoy están salvados para el disfrute de quienes vengan detrás”. Permanece en el puesto hasta que una baja maternal de seis meses, le obliga a atender sus obligaciones familiares. En 1994 salió el cuadernillo de la Edición de El Puerto.

jorgebezaresbermudez_puertosantamariaJorge Bezares Bermúdez será un delegado efímero pero intenso, el campogibraltareño desplegará una especial actividad en El Puerto, con atractivos diseños de páginas y nuevos fichajes de columnistas de opinión en agosto de 1995, --entre ellos quien esto escribe--, haciendo de el Diario una referencia constante en todos los aspectos de la vida de la Ciudad. Permanecerá en el puesto hasta diciembre de ese año y recibirá una cálida despedida de cuantos se relacionaron con él. Luego lo veríamos de director de Europa Sur, Delegado del Grupo Joly en Madrid y presidente de la Junta Rectora del Parque Natural de los Alcornocales.

Vuelve Tily Santiago hasta 1997, donde pasará a formar parte de la administración autonómica en Cádiz en la Delegación de Obras Públicas, llegando, mas tarde a ocupar la Dirección General de Medios de Comunicación de la Junta de Andalucía.

rafaelnavasrenedo_2_puertosantamariaEn octubre de 1997, otro portuense, Rafael Navas Renedo será el nuevo Delegado. Nieto del director de Cruzados, Domingo Renedo, el porteño regresará a su Ciudad tras años en Diario de Jerez, donde se formó periodísticamente al finalizar la carrera de Ciencias de la Información. Transformó la delegación y «creó un diario dentro del Diario», en palabras del actual vicepresidente del Parlamento de Andalucía, el izquierdista Ignacio García, en el homenaje que recibió de personas, instituciones, asociaciones y empresas en la multitudinaria despedida que le realizaron cuando lo nombraron Jefe de Sección en Cádiz, en el año 2000. Nuevas secciones, diseño y contenidos vieron la luz en las páginas de El Puerto. Luego sería director de Diario de Jerez y en la actualidad lo es de Diario de Cádiz.

rosaromeroservet_2_puertosantamariaEse año 2000 Rosa Romero Servet, una vasca afincada en El Puerto, ocupará la titularidad de la Delegación, llevando a gala que la edición del Diario de El Puerto fuera la que tuviera más columnistas de opinión: catorce, pues las opiniones empezaron con su paso por la calle Larga, 91, a ser bisemanales. Y tuve oportunidad de colaborar con ella creando una sección de entrevistas breves. Se especializó en cuestiones de urbanismo y ecologismo, dando amplia cobertura al movimiento ecologista local, cogiéndole el periodo final de Hernán Díaz Cortés al frente de la alcaldía.

Francisco Andrés Gallardo llega en septiembre de 2005 a El Puerto como Delegado procedente de Cádiz, donde había ejercido diferentes responsabilidades en la redacción central, con posterioridad a su paso por la de El Puerto, cuya antigüedad se remonta a 1995.

franciscoandresgallardoalvarado_2_puertosantamariaLicenciado en Historia, es otro porteño, también de la calle Alquiladores, al que le duele El Puerto y lo demuestra en sus acciones editoriales y en el día a día, llegando a crear un cuidado suplemento con motivo de nuestro 725 aniversario como El Puerto de Santa María, involucrando de portuensismo la edición y simultaneando su trabajo con las páginas de televisión para los nueve periódicos del Grupo Joly. Creó la sección calle del Sol y calle de la Luna, adquiriendo protagonismo en la información cultural el redactor Carlos Benjumeda. Relativamente breve fue su paso en esta nueva etapa por la Delegación ya que en enero de 2007 le reclaman para centrarse en esa sección y en la de Sociedad, realizándola en la actualidad desde Cádiz y El Puerto para todos los periódicos del grupo, siendo una de las plumas mas influyentes en el panorama televisivo editorial de Andalucía.

teresaalmendrosedeso_2_puertosantamariaEn Enero de 2007 Teresa Almendros Edeso, nacida en San Sebastián pero porteña desde los quince años, regresa a la calle Larga 91 de El Puerto donde había estado de redactora cuando vivirá junto a Rafael Navas la muerte de Alberi, desde las páginas de Cultura del Diario en el que ejercía de Jefa de Sección. Teresa destaca: «Siempre he procurado no perder la buena costumbre de no perder el contacto con la gente, no tener solo como fuentes las notas de prensa y los textos oficiales». Y eso se nota, pues el Diario en El Puerto es y sigue siendo con su labor, el periódico de los portuense, el medio de los porteños, donde todas las voces tienen cabida y donde hasta las malas noticias, Almendros las presenta, además de con rigor, con una sonrisa.

OPINIÓN.

La sección de Opinión de el diario, las columnas se han llamado de diferentes formas: La Casapuerta con Tily Santiago; Las 4 Esquinas con Jorge Bezares; Las 7 Esquinas de nuevo con Tily Santiago; Larga 91 con Rafael Navas; El Candié con Rosa Romero, Bienteveo con Francisco A. Gallardo y El Alambique con Teresa Almendros. /Texto: José María Morillo.

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Un aspecto de la exposición que se muestra en el Centro Alfonso X 'el Sabio' con imágenes tomadas por los fotógrafos del Diario de Cádiz en El Puerto, en estos últimos 25 años. /Foto: José Antonio Tejero.

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En esta fotografía, mayoritariamente de colaboradores del Diario; de izquierda a derecha, José María Morillo, Pepe Mendoza, Juan Clavero, María Fernández Lizaso, Manolo Morillo, Salvador González Mateos, Rafael Sánchez, Jesús Almendros, Antonio Muñoz Cuenca, Vicente Rodríguez, Pipi Gago y José Antonio Tejero junto a la Delegada, Teresa Almendros Edeso. /Foto: Andrés Mora.

rafaelalberti_poeta_puertosantamariaComo si en realidad existiera un Ángel de los Números que fuera contando las jornadas de luto: un año de oscuridad por cada uno de luz, más dos de propina. Cuando salió al exilio, Alberti  tenía treinta y seis años. Cuando volvió, habían pasado treinta y ocho. Casi cuatro décadas dan para mucho. Para más de treinta libros y una hija, para varias casas, para miles de cartas. Para lidiar con el desencanto. No es difícil pensar que la desilusión creciera a medida que los años transcurridos en uno y otro lado, dentro y fuera de la frontera, iban igualándose en la balanza.

Comentaba Rafael Alberti  en una antigua entrevista que, a su llegada a Buenos Aires en 1940, ni él ni María Teresa León querían comprar "ni siquiera una silla", en la confianza de que la situación que se vivía en España sería temporal. De esa aleteante creencia se pasó, al término de la contienda mundial, a considerar lo terrible. A hacer de lo provisional una certeza y a convertir en eterno el sentido de ausencia. Tal vez, en algún momento, Alberti  llegara a pensar que luchaba realmente contra una sinrazón imbatible y que algún poder extraño debía andar tras aquellos que hablaban desde lo alto y que, desde lo lejos, parecían intocables y eternos. Cuatro décadas dan para mucho. En 1941 nacería, bonaerense, Aitana Alberti . La familia permanecería en la Argentina durante veinticuatro años.

la-arboleda-perdida-rafael-alberti_MLA-F-2970565026_072012A Italia llegarían en 1963: pasarían otros catorce años hasta que el poeta pudiera pisar de nuevo suelo español, en abril del 77. Un año después del nacimiento de su hija, Alberti  publicaría en México el primer volumen de La arboleda perdida, su libro de memorias. "Si ha habido un poeta en el destierro que siempre haya recordado a España, ése he sido yo", decía. Una nostalgia que iría plasmándose en libros como Ora marítima o Retornos de lo vivo lejano. Aunque prácticamente no hay obra del portuense en la que no se refleje su necesidad de amarre, su sentimiento de pérdida. Esta herida haría de su nombre y de su imagen, ya siempre, un icono de los intelectuales represaliados.

En Sudamérica, Alberti  publicó títulos como Entre el clavel y la espada, El Adefesio, A la pintura o Noche de guerra en el Museo del Prado. Impartió numerosos recitales y conferencias, recuperó su faceta de pintor, participó en distintas exposiciones y cultivó vínculos imborrables. Visitó varias veces la URSS y algunos países de la Europa del Este. Rafael Alberti  vivía entonces, en realidad, un segundo exilio. El primero, doméstico y premonitorio, lo había experimentado durante su juventud, cuando la familia se trasladó a vivir a la capital de España -"No quería estar en Madrid, no me gustaban sus colores (…) Sentía la nostalgia de la espuma de mar", afirmaba en unas declaraciones a ABC-. Ejercía ya entonces, en su juventud, de andaluz exiliado.

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De izquierda a derecha, Rafael Alberti, María Teresa León y Pablo Neruda.

La otra expulsión, al término de la Guerra Civil, tuvo en París -en casa de Pablo Neruda y la emisora Radio París-Mondiale- su primerísima parada. El cerco alemán obligaría al matrimonio a partir poco después hacia América. "Yo quiero volver a Italia con María Teresa y mi chica. Ahí me siento bien y lleno de cosas. Aquí me muero poco a poco", escribe en una carta de 1951 desde La Gallarda, en Punta del Este. La familia no llegaría a Italia, sin embargo, hasta mucho más tarde, siendo éste un destino que los Alberti  escogieron buscando un país que estuviera cerca de España, escarmentados por las experiencias con la Policía francesa y alentados por la ascendencia italiana del escritor, que incluso recordaba a sus tíos hablando en italiano.

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En Roma, con José Agustín Goytisolo en 1964.

En Roma, en la vía Giulia y en el Trastevere, Alberti  aseguraba haber podido vivir "sin ser molestado". Su estancia en el país italiano le facilitaba, además, el contacto con sus compatriotas. En Italia, el poeta pudo recuperar la luz que había extrañado durante tanto tiempo, pero aún se dolía lo suficiente como para escribir los versos perturbadores de Roma, peligro para caminantes . El regreso y los recuerdos de lo vivo presente

alberti_avion_puertosantamariaAlberti  volvería a pisar suelo español el 27 de abril de 1977. Bajó del avión acompañado de su mujer y de su hija y no paró de repetir, en todo momento, que regresaba a España "con el puño cerrado y la mano abierta". "No quiero decir nada emotivo porque tenéis que daros cuenta de lo que siento ahora -fueron sus primeras palabras-. Estoy igual que cuando me fui o, quizás, mejor que entonces". Entre los títulos más vendidos de la III edición de la Feria del Libro de Madrid, que se celebraba por esas fechas, estaban El Libro Rojo de Mao; Dios y Estado, de Bakunin; la Obra poética de Miguel Hernández y dos obras de Alberti : El poeta en la calle y La arboleda perdida. El escritor, sin embargo, no se dejaría ver por la cita editorial madrileña y tardaría más de un mes, de hecho, en pisar la provincia gaditana: cosa que haría coincidiendo con un mitin organizado por el Partido Comunista en el Paseo de Santa Bárbara.

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Con Santiago Carrillo en un mitin del Partido Comunista.

Alberti  llegaría a El Puerto el lunes 23 de mayo, en el tren que salía desde Madrid. El viaje duraba doce horas, a las que hubo que añadir dos horas más de retraso. El periodista Agustín Merello  lo acompañó durante el trayecto. "Yo he sentido profundamente la lejanía porque, conmigo, se fueron todos los muertos de la guerra, los dolores de los que emigraron", comentaba el poeta.

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Con su sobrino, Agustín Merello, en el viaje en tren de regreso a El Puerto.

A su llegada a Sevilla, les dijo a los que esperaban: "Estoy haciendo el camino de la libertad". Había escrito la Poesía del regreso con la intención de leerla al llegar a su destino, "si es que había alguien" esperándole. Y en El Puerto había tal tumulto aguardándolo que Alberti  apenas pudo salir del tren . A la mañana siguiente, Rafael Alberti  dio un paseo por su ciudad natal, un lugar que encontró bastante fiel a las imágenes que guardaba en su memoria: "Me acostumbré tanto a rodar por el mundo que ya pensaba que no era de ninguna parte -confesaría justo después-, pero los recuerdos vividos esta mañana resultan suficientes para escribir algunos nuevos retornos, no ya de lo vivo lejano, sino de lo presente". /Texto: Pilar Vera

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La explosión turística de la ciudad hacía presentir en 1990 que El Puerto podía convertirse en una nueva Marbella, por recursos, posibilidades naturales e inversiones. La actual industria tiene su origen en 1880, cuando el profesor Medinilla elaboró un informe sobre los beneficios para la salud de las playas portuenses, atrayendo a bañistas de toda Andalucía.

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En 1943 el Ayuntamiento de El Puerto puso en una subasta una primera remesa de parcelas públicas en Valdelagrana, antiguo coto del Duque, que aparte de suponer un ingreso para las depauperadas arcas municipales, ponía sobre la mesa un desarrollo urbanístico y turístico de estos pinares. A la iniciativa en Valdelagrana se sucederían otras de la Costa Oeste, como Vistahermosa, que arrancarían su mayor desarrollo con la proyección económica del país, a partir de mediados de los 60. En esas fechas se había abierto, en 1962, el primer hotel moderno de la ciudad, el Caballo Blanco, a la entrada de la urbanización de Valdelagrana.

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Los encantos de la playa fueron el principal atractivo y la atracción inicial, cuando en 1880 los bañistas sevillanos y jerezanos se hicieron eco de los argumentos del profesor Medinilla. Desde entonces a la costa portuense no ha cesado la progresiva presencia de veraneantes, herederos de aquel primer monarca, Alfonso X, que al ver el entorno de El Puerto quedó prendado por un lugar “tan boo”, y decidió fundar una ciudad.

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De la estancia ocasional en los días de calor se pasó a la prolongada, sobre todo con la aparición del fenómeno de los apartamentos, la aspiración de muchos contribuyentes desde los años 70. Al turismo de sol y playa se ha unido también un potencial turismo cultural, con el Hotel Monasterio San Miguel como referente y a partir de la rehabilitación del convento de las Capuchinas.

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Pero el ocio se llevaba la palma, desde que se emprendiera Puerto Sherry, en desarrollo, y en los ochenta se habían abierto instalaciones como Aquasherry (se había puesto de moda el sufijo “sherry”), y el éxito de discotecas al aire libre como Joy Sherry, 05 o Rrío. A ello se unía el Casino Bahía de Cádiz, abierto en 1980, y un amplio abanico de bares y que pusieron de moda El Puerto, la nueva Marbella.

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Desde la oferta turística de nuestros abuelos, con los Baños Termales o el quiosco de La Puntilla, cómo hemos cambiado. /Texto: Francisco Andrés Gallardo.

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Cien-a+¦os-de-socialismo-en-Andaluc+¡a_Portada(baja)Se han celebrado estos días unas jornadas conmemorativas con motivo del 125 aniversario de la Agrupación Socialista Portuense (1891-2016). En este trabajo, el Dr. en Historia Diego Caro Cancela, catedrático de  Historia Contemporánea de la UCA, nos expone en su introducción las circunstancias que se vivieron en España en los tiempos que se relatan, así como en El Puerto, donde Alfonso Fernández Notario fue el primero concejal socialista de Andalucía.

| En la imagen de la izquierda, portada del volumen 'Cien Años de Socialismo en Andalucía (1885-1985), donde se recoge los orígenes de la Agrupación Socialista Portuense.

INTRODUCCIÓN. LA NUEVA FEDERACIÓN MADRILEÑA Y LA FORMACIÓN DEL PSOE

Hay que situar los orígenes del socialismo marxista en España en la ruptura que se produce en 1872 en el seno de la Primera Internacional por las discrepancias entre las tesis de Marx y Bakunin acerca de la participación de los trabajadores en la vida política.

Si en el conjunto del movimiento obrero internacionalista las tesis marxistas se impusieron a las anarquistas, en España ocurrió todo lo contrario. Los seguidores de Marx quedaron en minoría y terminaron siendo apartados de la Federación Regional Española (F.R.E.), el organismo que representaba a la Internacional en el movimiento obrero español.  En minoría y fuera de esta federación, el primer y reducido grupo marxista asentado en la capital de España, decidía fundar una llamada Nueva Federación Madrileña y convertir al periódico La Emancipación en el portavoz de sus posiciones políticas y societarias.

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|De izquierda a derecha, Carlos Marx y Mijail Bakunin

Sin apenas recursos materiales, esta Nueva Federación Madrileña no pudo superar la ola represiva que siguió al golpe de Estado del general Pavía en los primeros días de 1874 contra el gobierno republicano y desapareció, quedando así temporalmente aparcada la idea de constituir el Partido Obrero para participar en la lucha política.  Hubo que esperar al dos de mayo de 1879 –todavía en la ilegalidad- para que en una reunión celebrada en una fonda de la calle Tetuán de Madrid, un grupo de veinticinco hombres, entre los que estaba Pablo Iglesias,  decidieran constituir el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Poco después aparecerían otros pequeños núcleos socialistas en Barcelona y Guadalajara, en 1885 se creaba la Agrupación de Málaga –la primera de Andalucía- y el uno de mayo de 1891 nacía la Agrupación Socialista de El Puerto de Santa María, la segunda de la provincia de Cádiz, tras la fugaz existencia de la que en 1886 apareció en Alcalá de los Gazules.

Imagen3El-Socialista_puertosantamariaLA FUNDACIÓN DE LA AGRUPACIÓN SOCIALISTA DE EL PUERTO.

Son los trabajadores del vino –viticultores, arrumbadores y toneleros- los que juegan un papel fundamental en la expansión de las ideas socialistas y ugetistas en el Marco de Jerez, una zona en la que hasta entonces la hegemonía del sindicalismo anarquista y del republicanismo había sido prácticamente total desde la revolución de 1868 y la fundación de la Primera Internacional en el año 1870. /En la imagen de la izquierda, portada del periódico 'El Socialista'.

Ya desde finales de 1887, El Socialista había mantenido contacto con algunos correligionarios de Jerez.  Sin embargo, es a partir de 1888 cuando se inician los trabajos para constituir una agrupación, coincidiendo con la estancia temporal en la ciudad del líder socialista malagueño Rafael Salinas, que aprovecha su condición de tonelero para organizar también a los trabajadores de este oficio.  Su trabajo da resultado, porque el 11 de febrero de 1890 la sociedad remite una carta al Comité Nacional de la UGT, comunicándole que se ha constituido como tal, solicitando la remisión de varios ejemplares de los estatutos del sindicato,   preparando "excursiones" de propaganda a las poblaciones cercanas de Cádiz, El Puerto de Santa María y, posteriormente, a los de Sanlúcar de Barrameda y Sevilla.

La sociedad de resistencia de los toneleros jerezanos se constituía definitivamente el 2 de marzo, no así la agrupación socialista, que tardaría todavía años.  Distinta fue la situación en El Puerto, en donde el éxito de una huelga sostenida por el gremio favorece la organización de otros oficios de la ciudad, como los carpinteros, los aserradores, los zapateros y los viticultores y la creación de la primera agrupación socialista de la comarca, el 1 de mayo de 1891.  Sin embargo, la represión gubernamental indiscriminada sobre el movimiento obrero de la provincia, tras el "asalto campesino" a Jerez de principios de 1892, provoca su desaparición hasta el año 1899, en que vuelve a resurgir con fuerza, en una nueva fase de reorganización obrera que afecta a viticultores, toneleros, zapateros y marineros.

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EL PRIMER CONCEJAL SOCIALISTA DE ANDALUCÍA.

A principios del siglo XX, El Puerto tenía una de las Agrupaciones Socialistas más estables de la región después de su refundación en 1899. Una buena prueba de lo que decimos es que todavía en 1907 mantenía El Sudor del Obrero, uno de los siete periódicos que tenía el Partido en toda España  y sus más reconocidos militantes, una y otra vez, copaban la representación obrera en la Junta Local de Reformas Sociales.

Parecía que había llegado el momento de tener representación política en el Ayuntamiento. Lo  intentaron  los socialistas portuenses en noviembre de 1903, cuando la Agrupación decidía, por primera vez, presentar cinco candidatos obreros por los diferentes distritos electorales de la población. Las “inmoralidades políticas” practicadas por los caciques monárquicos hicieron baldío el esfuerzo.

Tendrían más éxito en  las elecciones municipales convocadas para el  12 de noviembre de 1905 Esta vez los socialistas portuenses acordaban concurrir, pero no con cinco candidatos, sino con un solo nombre, el jornalero Alfonso Fernández Notario, recién elegido miembro de la Junta Local de Reformas Sociales y representante de la misma para participar en la elección de la Junta Provincial.

...continúa leyendo "1.782. LA AGRUPACIÓN SOCIALISTA PORTUENSE. 122 años de Historia."

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