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miguel_nino_bengala_puertosantamariaUn día del mes de julio de 1958 conocí a un venerable gitano. Se llamaba Miguel Niño Rodríguez "El Bengala". Estaba sentado, al fresco, en el sardinel del zaguán de su casa en la calle Pagés del Corro de Triana. Me dijo, nada más conocerme, que él descendía de El Puerto y le presté gran atención. Me contó que su tatarabuelo fue Pedro Niño Boneo "El Brujo", nacido en El Puerto en 1819 y artífice de una siguiriya y una toná que llevan su nombre y que eran desconocidas por todos. "El Bengala" las conservaba y dio cuenta cabal de ello en la III Fiesta del Cante de los Puertos en 1973. Conocía, además, la toná de los Pajaritos y un sin fin de romances de tipo épico e histórico que debía a su memoria y a la tradición recibida de, por lo menos, su tío bisabuelo, Juan José Niño López, el más completo romancista que se ha conocido en todo el mundo hispánico y que había nacido en El Puerto en 1859.

La familia de "El Bengala" marchó de El Puerto a Sevilla, por una cuestión que tuvo su tatarabuelo con un tal Joaquinillo El Farolero, cuya historia cantaba “El Brujo” como un león herido, cada vez que se acordaba de que a su hija Salud la había perdido el tal Joaquinillo:

miguelninoelbengala3_puertosantamariaPor tristes cuarenta reales
Y unos zapatitos moráos,
Joaquinillo El Farolero
Tu jardín ha marchitáo.

(Dibujo a la izquierda de Miguel Niño, de LSA).

En Sevilla, se instalaron, primero, a la calle Artemisa, en la Puerta Osario, donde tuvieron fragua y, luego, se incorporaron a Triana, donde se vivieron  en la calle Pureza, 127 y pusieron fragua en el Monte Pirolo y, luego, en la Huerta del Carmen, en el mismo sitio donde ahora está la Torre de los Remedios y antes la Sala de Fiestas “El cortijo de El Guajiro”.

Allí estaba la fragua de Manuel Sacramento Niño, su abuelo:

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¿Qué es aquéllo que reluce
por cima de aquellos cerros?
Es la fragua e Sacramento
Que está machacando hierro.

(A la izquierda, 'el Bengala', vestido de luces).

"El Bengala" fue novillero, banderillero en la cuadrilla de su primo Joaquín Rodríguez "Cagancho", ayudante de fragua (machacador y follador --de fuelle--) modelo en la Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, vendedor de aceitunas en el mercado de la calle Feria, cantaor de ventas y colmados, camarero, albéitar, además de corredor de cuatropeas.

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(En la imagen de la izquierda, José Miguel Carmona, de Ketama).

Estaba rebelado porque su hijo Joaquín le había salido boxeador y llegaba a su casa con unas palizas mortales y la cara echada abajo. Sin embargo, bendecía el que su hija Amparo fuera bailaora y se casara con el guitarrista Pepe "Habichuela" que, a la postre, fueron padres nada menos que de Josemi Carmona, el de "Ketama".

Con "El Bengala" tuve una grandísima amistad. Me relataba toda su genealogía portuense desde un oscuro Pedro Niño Ximénez, nacido en 1621, hasta él mismo, como un escolar recita la lista de los reyes godos. Cuando en 1974 yo lo tenía anunciado para la IV Fiesta del Cante de los Puertos, me llegó un telegrama diciéndome que no podría actuar porque se encontraba mal. A los pocos días murió y yo no me lo creía, porque para mí que era inmortal. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Mesa de presidencia de la presentación del libro 'Alma Gitana'. De izquierda a derecha, Luis Suárez Ávila presentador del acto y colaborador de Gente del Puerto; Enrique Moresco García, alcalde dela Ciudad; Manuel Pico Ruiz-Calderón, presidente de la Academia de Bellas Artes y Salvador Cortés Nuñez, el autor, anoche en Bodegas Colosía. (Foto: Jorge Roa).

almagitana_chigui_puertosantamariaAnoche se presentaba en sociedad, en las Bodegas Colosía el libro “Alma Gitana”, una iniciativa de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia. Para el presentador del libro, Luis Suárez Ávila, que no sabe decir que no a ningún amigo, “Es un verdadero placer poder estar aquí, ahora, con mi amigo Salvador Cortés Núñez, flor de la raza calé portuense,  y un claro exponente de ella. Porque, si desde antes del siglo XV, los gitanos se ejercitaron en el oficio del hierro y, ya en sus postrimerías, fueron herreros gitanos los que hacían las balas para la incipiente artillería que reconquistó Granada,  no es menos cierto que en ese oficio se ejercitaron en todo tiempo. El hierro es el material que han doblegado en las fraguas y el hierro es el material que ha doblegado en el torno, desde su niñez, mi amigo Salvador.

Salvador aunque por accidente es linense, desde los tres meses de su vida es habitante de El Puerto. Por tanto puede decirse que es portuense. Su pueblo de nacimiento, no lo conoció hasta los 21 años, cuando fue a la mili. En el Puerto se ha desarrollado toda su infancia, en la casa de la calle Javier de Burgos, frontera a la Plaza Peral, escenario de sus juegos infantiles. Su enseñanza comenzó en una amiga de la calle Larga, luego en el Colegio de Carmen en la calle San Bartolomé hasta que con 8 años ingresa en la Escuelas de la Sagrada Familia, el Colegito, la Escuelita. De allí sale hecho un hombre de bien, con el Diploma de Mecánico Tornero. Su vida laboral comienza en los talleres de Javier Paz, en el Taller de Pepe Tejada, en el Domingo Prieto, hasta que vuela a Linares porque lo llaman de Metarlurgica Santana, donde hacian los Land Rovers.

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Juana Cortés Jiménez, la mujer de Salvador y otros miembros de su familia, entre el público asistente.

Al cabo de algún tiempo, vuelve a El Puerto y tiene su puesto de trabajo en VIPA, la vidrierías en que hace los moldes de acero para las botellas. El torno de precisión es lo suyo y es un diletante de las micras, las pulgadas y sus fracciones, que conoce como nadie y las convierte, de memoria en las medidas del sistema métrico decimal. Es admirado por todos sus compañeros y por sus jefes. Lo alientan a presentarse a un concurso y acaba en Nigeria, con la compañía estadounidense Raimonds and Company en las prospecciones petrolíferas. Allí está dos años. Una vez que vino de permiso, es reclamado por VIPA. Su amigo del alma Bernardo García Muñoz es quien  media para que no se vuelva a ir. En VIPA está hasta que la fábrica de botellas cierra, en 198, en Diciembre. Le ofrecen entrar en la Ford, pero Salvador desiste. Y cambia el hierro por el percal.

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Parte del auditorio del acto, en un salón que se quedó pequeño, con público en la antesala del mismo. A la derecha, José Jiménez Cortés, 'Pansequito'.

Quiero decir que  se inaugura como vendedor ambulante, oficio que no es ajeno a los gitanos. En la puerta de Simago, en la calle doña Blanca de Jerez, planta sus reales, como vendedor. Luego en los mercadillos semanales de Jerez, Cádiz, San Fernado, El Puerto, Sanlúcar. Su mercancía son las medias de señora. Con las medias ha logrado llevar su casa adelante y tener de su matrimonio con Juana Cortés Jiménez, cuatro hijos que le siguen en los negocios: Esperanza, con tienda abierta en la calle Santa Lucía, Rocío, con establecimiento en la calle Ganado; Francisca con tienda en Valdelagrana y Salvador que atiende a los mercadillos, tiene puesto en la Plaza de Abastos y, sobre todo tiene una exclusiva de Alonso para vender camisetas en los Campeonatos del Mundo y en las concentraciones moteras.

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Tertulia formada en un aparte, tras la presentacion, con los miembros de la mesa.

Salvador está jubilado desde hace tres años. De su jubilación  son producto tres libros, dos en prosa y uno de poesía, que es el que hoy voy a presentar. Salvador ha dado rienda suelta a sus inquietudes literarias y, de sus lecturas y su asistencia a Tertulias culturales y poéticas, además de su proximidad a la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia, de la que es miembro de su Junta de Gobierno,  en la Sección de Publicaciones y como Vocal de mantenimiento, ha logrado tener un incipiente bagaje cultural. Su amistad entrañable con Don Manuel Dugo Paez, que mientras vivió, fue su encauzador, su guía y prestó a Salvador una especial protección, alabó sus aficiones literarias y su preocupación por saber, le sirvió de corrector.

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Tras el acto, posan parte de la familia asistente y algunos amigos de Salvador Cortés, entre los que vemos a su mujer Juana Cortés Jiménez, su cuñado 'Pansequito', la mujer de éste Aurora Vargas, hijos, yernos, nueras, nietos, cuñados, sobrinos y sobrinas, además del alcalde, el presidente de la Academia y el presentador del libro.

Pero Salvador, pertenecía hasta hace poco, a ese genero de gente que José Luis Tejada llamaba de la “poesía secreta”, que es como ser poeta vergonzante. Cuando decide publicar este libro, “Alma Gitana”, se parapeta, se escuda y se inventa un quitavergüenzas que es su propio alter ego, que llama el Doctor Pérez Gil, al que traza un currículo envidiable e inventado. El prólogo-barricada de este libro lo firma el llamado Doctor Pérez Gil en Houston, Texas y le sirve para comenzar la poesía en carne viva, sino arropado por un ínclito autor, que no es sino un personaje salido de su propio caletre.

Sus poemas son de corte tradicional y popular. No olvida en INITIUM, sus principios en las Escuelitas y su recuerdo es para los Padres Bermudo y Martínez.

La cultura que me han dado,
Se la debo al mismo Dios
Que siempre estuvo a mi lado,
Termina este primer poema.

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De izquierda a derecha, hija y nieta de Salvador, Luis Suárez, Pansequito, Salvador Cortés, Aurora Vargas y otro familiar.

El Colegio, la bandera gitana, la libertad, un naufragio, el vapor de El Puerto o  su destino,  son los  primeros temas. Destino termina en esta estrofa:

Quise cambiar mi destino
Y la suerte no se cambia;
Llevo el pesar de mi sino
A cuestas desde la infancia.

Que es consagrar esa idea del fatum tan romana y tan gitana.

No son ajenos a sus poemas la vanidad o  la esperanza. Y alcanza alguna lírica conquista en  caballo blanco, o al tratar de la inspiración, el honor y la gloria de la amistad, la juventud , la comprensión, la juventud, o la niñez. De este último poema resalto las siguientes estrofas:

Tengo yo para mirarme
Un espejo de dos caras,
Lo cojo para mirarme,
Las dos me parecen malas.

O aquella  más local:
En la ribera de El Puerto
Un civil que me miraba,
Mírome yo para adentro
Hasta penita me daba.

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Invitación al acto de la Academia de Bellas Artes 'Santa Cecilia'.

El hierro en la fragua gitana tiene su poema y los marineros de El Puerto también. La drogadicción que es una lacra que azota a la humanidad tiene su poema desgarrado en este libro. El poema ancha es la mar, me suena a los cancioneros de los siglos de Oro.  Diálogos celestiales entre Jesús y Judas, un poema historicista sobre los gitanos y el Rey Alfonso V, uno muy tierno que titula el biberón y otro quye dedica a su amigo Perejil, terminan el libro.

El libro se completa con dos poemas de Don Manuel Dugo Paez: : “Gitana de mi latir” y “Romance de aceite verde”, que Salvador ha incluido en su libro como un homenaje a su amigo  recientemente muerto. Dos prosas líricas, sobre la juventud terminan el libro.

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Un instante de la fiesta que se formó después del aperitivo servido al finalizar el acto, en el que Salvador Cortés 'El Chigüi' llegaría a bailar por bulerías. Al cante, Nati Palomo, a la guitarra, Manuel Campos.

Para ver un vídeo de este fin de fiesta pulsar aquí.

No se nos olvide que estamos ante una opera prima de un poeta recién  salido de su almario. Yo creo que su rodaje en la poesía secreta ha sido fructífero y aun más lo será en el futuro. Su metro favorito es el octosílabo, que como dijo Tomás Navarro, es la respiración métrica del español. En las seguidillas consigue importantes logros. Sus ideas son universales. Sus poemas ponen a la vista sus convicciones, sus querencias, sus sentimientos nobles y sus pasiones. Las etapas de la vida y la amistad están presentes en esos versos.

Sólo me queda felicitar a Salvador, por su valentía al publicar los secretos de su alma y por la inquietud que alimenta, al sacar a la luz este libro de poemas que  es el tercero de sus libros, porque no hay que olvidar, los dos, anteriores amenísimos, en prosa.
Gracias por haberme oído estas reflexiones sobre Salvador y su obra y que ustedes la lean». (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Anzonini_puertosantamariaEn una fiesta que se celebró en Cádiz por los años 1928 o 29, Federico García Lorca, relató que allí estaban los Florida, esto es Los Melu, "Que la gente cree carniceros, pero que en realidad son sacerdotes que siguen sacrificando toros a  Gerión". Carniceros, tablajeros, jiferos, gandingueros, matarifes, cabestreros, mozos, porteadores, carreros de todos los mataderos municipales de la Baja Andalucía han sido los forjadores de  este imponente tinglado que es el arte flamenco, en cualquiera de sus vertientes. Cuando yo, por los años 70 organizaba la Fiesta del Cante de los Puertos, no enviaba los carteles y los folletos a los Ayuntamientos de la zona, sino a los Mataderos Municipales. Precisamente porque allí estaban los destinatarios de esas proclamas y no en las oficinas, ni en los despachos de los alcaldes, de los secretarios, de los concejales...más que nada porque no los tiraran a la .papelera sin oficio ni beneficio para nadie. Los  carteles y los folletos eran enviados a donde tenían que ir. (En la imagen, Anzonini, y a la derecha su mujer, María de los Reyes Suárez, conocida como María 'La Churrasca').

No hace mucho tiempo, cuando uno observaba una reunión flamenca, podía apreciar que sus oficiantes eran los mismos que había visto en el matadero, o en un reñidero de gallos, o en la cuadrilla de un torero, o el torero mismo. Y es que son gentes con un sentido polivalente de la vida. Sus modos y maneras los tenían atados al ritual de la tragedia, de la sangre, de la muerte, de formas muy diversas, pero todas ellas revestidas de arte.

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Anzonini, bailando al centro.

Siempre han sido proclives a ser sedes de las más gloriosas y espontáneas reuniones flamencas, las tiendas del Matadero, o las de las Plazas de Abastos comarcanas. Y es que, acabada la jornada, eran inevitables los cónclaves de gente que lo mismo apuntillaba novillos o toros mansos en la manga ignominiosa, que se apuntillaba la madrugada con una siguiriya, o, en un rapto excelso e increíble ,daba una vueltecita por bulerías y se volvía a sentar, como si tal cosa.

anzonini_malcala_2_puertosantamariaA Anzonini, siempre lo recordaré subiendo y bajando las escalerillas del carro de la carne, después de haber descolgado de un garabato media vaca y echársela encima, sobre la capucha de muselina morena y saco, tinta en sangre, y llevar el cuarto del animal a un puesto de la Mercado de la Concepción. Y eso una y otra vez y así todos los días. (En la imagen, Anzonini, dibujo de M. Alcalá).
El Matadero viejo de El Puerto, el venerable edificio de finales del XVII, obra de Francisco de Guindos, fue crisol de muchos cantes y bailes y testigo impasible de ambiciones taurinas, alguna de las cuales cuajaron con notable éxito y de las que ha quedado perpetua memoria.
La estirpe de los "Titi", Bermúdez de apellido, los López, apodados "Tabares" los González Monje, por sobrenombre "Villegas" y un sin fin de gente flamenca tuvo su sede y su menester en el Matadero portuense. Y precisamente de la estirpe de los "Titi", era Manuel Bermúdez Junquera, por apodo "Anzonini de El Puerto", que nació en 1917, y se crió en la Plaza de Abastos, entre las tablas de carne, las tiendas de Enmedio, Milindri, Rábago, Las Delicias, el Cafetín, Los Pepes y el Matadero.

anzonini_malcala_1_puertosantamariaAnzonini, nunca pude saber de dónde le vino el apodo, rubio, con los ojos azules, tenía facciones típicamente gitanas, a pesar de ello.     Su estatura extrema, su delgadez, daban prestancia a su figura que se crecía, nada más cuadrarse y alzar los brazos, con una majestuosidad increíble. Por su rostro siempre desencajado, sobre cuya frente campeaba un mechón rizado de pelo, la boca huérfana de dientes, pasaban las memorias de sus gentes y de lo vivido. Sus pies paseaban, en un espacio mínimo, un baile rodado por los siglos, doméstico, casero. Nada había estudiado en él; todo era improvisado e irreflexivo. Pero también hondo, como un pozo sin fondo. Y es que en su baile surgía , como de un manantial inagotable, lo ancestral y genéticamente guardado en las entretelas de su persona. Ni había en su porte impostura, ni fingimiento, ni afectación, ni jactancia. Aparecía su baile sin aditamentos ni ropajes espurios, creadora e inconscientemente apegado a la tradición, legítima y genuinamente antiguo. (Otro dibujo de Anzonini, Anzonini del Puerto’, "quant à lui, dansait dans sa cuisine et cuisinait en dansant". Realizado por Miguel Alcalá).

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Manolito de la María, Anzonini del Puerto y Paco del Gastor. En la fotografía, tomada en Madrid en 1964, aparece a la derecha el guitarrista flamenco Francisco Gómez Amaya, más conocido como Paco del Gastor, nacido en Morón de la Frontera en 1944. Sobrino de Diego del Gastor, fue el primero de la dinastía de los Gastor que se instaló en Madrid para ser guitarrista profesional, donde trabajó en los tablaos El Duende y Torres Bermejas. Comenzó su camino, antes, en la finca de Donn Pohren, acompañando a cantaores como Antonio Mairena, Juan Talega, Manolito de la María (en la izquierda de la imagen), Fernanda de Utrera o Perrate. En Madrid fue acompañante a la guitarra de Bambino, actividad que alternó con giras junto a Lola Flores, Fernanda y Bernarda de Utrera, Chano Lobato, Miguel el Funi… En la actualidad y desde hace más de 12 años es el acompañante fijo de El Cabrero y enseña guitarra en el conservatorio municipal de Morón de la Frontera. Phil Slight (Nueva Zelanda, 1932) se estableció en Málaga en 1961. Su amistad con Donn Pohren le abrió las puertas al flamenco de Morón. En 1964, Phil compartió pensión en Madrid con Manolito de la María, Anzonini y Paco del Gastor, cuando formaban parte del cuadro flamenco de la Peña Los Gabrieles de Pohren. (Foto Phil Slight)

Pero, además y por encima, Anzonini era un virtuoso de los pitos, con los diez dedos, que ponían el ingrediente preciso, el condimento adecuado y medido a su baile. De sublimes pueden calificarse los chasquidos de sus dedos, a compás. A nadie he visto tocar los pitos con la precisión y destreza de Anzonini. A nadie.
Jaleador ingenioso y oportuno, cantaor por bulerías y soleares y conocedor de un sin fin de cantes, su casa portuense de la calle Pozuelo 21 se convirtió en el santo lugar común del flamenquerío. Por allí pasó todo el cante, todo el baile.

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Un fotogénico Anzonini del Puerto retratado en Lebrija junto a Fernanda de Utrera (1981). Flamenco Project

Su mujer, María de los Reyes Suárez, con la que se había casado muy joven, compartía la afición y las consecuencias. Hija de Salud Suárez Montoya cantaora de fuste y sobrina de María Suárez Montoya, "La Guapa", bailaora de tronío, María la de Churrasca, como se la conocía, vio cómo un mal día a Anzonini lo arrancaron de su primitivismo atávico, lo colocaron en Madrid, en el Tablao de Los Canasteros y, luego en las Cuevas de Nemesio. Se lo llevaron con Pepita Campos, otra bailaora, ya viejecita, de El Puerto. No obstante, merodeó, e incluso se asentó algún tiempo, en Morón donde se convirtió en maestro de baile, y oráculo flamenco, cosa que también hizo, durante una corta etapa en Nueva York, hasta que recaló por Marbella donde puso una tabla de carne. Allí, una pelagarta extranjera lo terminó de arrebatar para siempre. Pero María, su mujer, fiel, amante desmedida, le dio piadosa sepultura en El Puerto. Anzonini murió el 17 de septiembre de 1983. Desde entonces se ha confundido con su tierra, en un pedazo tan chico, como el que le bastaba para bailar. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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