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Esta es la historia de un porteño que vivió entre los ríos Besaya y Guadalete, del que hoy se cumplen 110 años de su muerte.

Domingo José Morante de Lamadrid y López Seco se instala en El Puerto de Santa María posiblemente entre 1850 y 1853, con treinta y pocos años de edad, procedente de una parroquia cántabra llamada Cañeda, cerca de Reinosa, (Cantabria), estableciéndose como comerciante con  una tienda de género de mercadería en uno de los lugares mas céntricos de la población, la calle Larga, concretamente en los bajos de la casa número 139 antiguo, invirtiendo probablemente su herencia legítima paterna y sus propios ahorros en dicho negocio.

Demostrando prudencia, José Morante, en previsión de que los negocios no marchasen como esperaba, había dejado algunas propiedades rústicas en su tierra natal, propiedades a las que solo visitaría de nuevo en alguna escapada que hizo a su terruño en los años venideros, antes de entrar en achaques.

Sobre sus primeros pasos en El Puerto de Santa María no sabemos mucho, aparte lo indicado y la información que nos facilita él mismo en un testamento que realizó el 4 de Septiembre de 1854 en la notaría portuense de don José Miguel Pau. En esa fecha declara tener 33 años, estar soltero y tener por bienes “un establecimiento de género de mercadería en la calle Larga de esta ciudad, unas tierras de labor en su país de origen –Cantabria- y las ropas de su uso”. En las disposiciones, mandaba se distribuyesen cinco mil reales de limosna a los pobres necesitados el mismo día de su entierro y, en otra manda aparte, legaba algunos bienes a su tío materno Juan Antonio López Seco y a su hermano Manuel, designando por única y universal heredera a su madre, doña Maria López. /Emilia Seytre Enriquez de Guzman, esposa de nuestro protagonista

Afortunadamente este documento no tuvo efectividad, puesto que el Sr. Morante prolongaría algunos años más su vida, cruzando, incluso, la imaginable línea que separa el siglo XIX del XX, estableciéndose de forma total en El Puerto y encabezando una larga genealogía de sucesores portuenses que entroncaron con significadas sagas locales.

Volviendo al momento de la vida de Domingo José Morante, que se hace llamar e incluso firma como José solamente, hemos visto como en los días postreros del verano de 1854 establece su voluntad en previsión de un fatal desenlace. Aunque el negocio le absorbe gran parte de su tiempo, cultiva buenas amistades, integrándose plenamente en la sociedad local. Deducimos que Juan Bautista Marichalar y Antonio Honorato Seytre, ambas personas nombradas sus albaceas en el testamento antes citado fuesen dos buenos amigos. El primero, conocido industrial y comerciante, “especulador de vinos”, es decir, exportador y vendedor a mayoristas, con una fábrica de aguardiente en la Ribera del Río y un talante liberal que le llevaría a formar parte, años después, del primer Ayuntamiento Revolucionario Provisional tras la insurrección militar de 1868, la  denominada popularmente “La Gloriosa”.

La calle Larga, una imagen insólita de la misma, casi sin tráfico.

Estaba casado con una dama integrante de la selecta sociedad local de la época: Concepción Winthuysen Martínez-Baños, matrimonio que no tuvo descendencia. Y el segundo, de nacionalidad francesa, del comercio como él, que desde hacia varios años se había trasladado a El Puerto desde Cádiz, donde residió anteriormente.  Debió frecuentar la casa de su amigo, situada en el número 92 antiguo de la Calle Larga, en la acera par actual, entre las calles Espíritu Santo y de la Plata, que había enviudado y vivía con su única hija Emilia. Podemos imaginarnos a los tres, paseando una soleada mañana dominical por el frondoso y romántico Paseo de la Victoria, a escasos metros de la casa de don Antonio Honorato, aledaño al monasterio del mismo nombre,  deshabitado en esos años, abandonado por los franciscanos Mínimos que durante más de tres siglos lo tuvieron como residencia conventual. Emilia, recién cumplidos los diecisiete años, escuchaba embelesada las narraciones que hacía de su lejana tierra natal el amigo de su padre.

MATRIMONIO.

Esta admiración de la joven adolescente hacia el comerciante montañés debió ser reciproca y si a ello añadimos la complicidad paterna y la falta de prejuicios por la diferencia de edad, en pocos meses se concertó el compromiso y, finalmente la boda, que tuvo lugar en la Iglesia Mayor Prioral el día de Nochebuena del mismo año en que había formalizado sus últimas voluntades, en 1854.

Tienda en el crucero de las calles Larga (número 139 antiguo) y Luna, situada a la izquierda.

José Morante aportó al matrimonio un capital de cien mil reales, valor estimado del género que tenía en existencia en esa fecha en la tienda de mercadería que regentaba y de la que era dueño. Estaba situada en pleno centro, próxima al crucero de las dos calles principales y céntricas del casco urbano: Larga y Luna, popularmente conocida como “Las Cuatro Esquinas”.

La novia, hija de Antonio Honorato Seytre Charreron y de Josefa Enríquez de Guzmán, llevó una dote de 200.000 reales, cantidad correspondiente a su legítima materna que fueron invertidos en su totalidad por el joven matrimonio en la adquisición de una viña nombrada “La Panameña” en el termino de Jerez de la Frontera por la que pagaron 170.000 reales y en la propiedad de la mitad del palco número 19 del Teatro Principal de Cádiz.

Los primeros años de casado el matrimonio se instaló en la casa que tenía arrendada su suegro, propiedad de la familia Oyarzabal. Un par de años después nacería el primer hijo, una niña, a la que bautizaron imponiéndole el nombre de la abuela materna: Maria Josefa, y pocos días antes de dar a luz al segundo, al que nuevamente impusieron el nombre del otro abuelo: Antonio Honorato, falleció su padre, que solo que contaba 54 años de edad. Finalizaba el mes de enero de 1858.

La calle Nevería, en el primer cuarto del siglo pasado.

Tras el fallecimiento de don Antonio Honorato Seytre los Morante Sytre se trasladaron de forma provisional hasta encontrar una casa en la que instalarse definitivamente,  que pudiesen adquirir en propiedad y estuviese cercana a la tienda de mercadería. El nuevo hogar lo instalaron en la calle Nevería, en el piso principal de la casa número 3, realquilados por una joven viuda, natural de Gibraltar, llamada Dolores Ginés Ruiz, casa situada a una manzana de distancia del lugar de trabajo del cabeza de familia. En este año de 1859 se incorporó a la unidad familiar la madre de don José, contando asimismo con tres personas de servicio. Allí nacieron, en 1861: Lorenzo y en la primavera de 1863 una niña a la que impusieron el nombre de Emilia.

Por esas fechas José Morante había ya comprado un espléndido inmueble, situado en otra de las arterias mas céntricas y comerciales de la ciudad, la calle Luna, a menos de cincuenta metros de su tienda de tejidos. a las hermanas María del Carmen y Trinidad Ortiz Veristani, que vemos en la imagen de la izquierda.

Cuando los negocios funcionaban y la mejora económica de la familia era una realidad palpable, un grave contratiempo vino a enturbiar la buena racha familiar. Emilia I –así la llamaremos para distinguirla de otra de igual nombre que nacería posteriormente- murió de neumonitis el día 9 de julio de 1863, cuando contaba tan solo tres meses de vida.    Meses después nacería un nuevo hijo, en este caso varón, que ocuparía el 4º lugar entre los hijos vivos, al que bautizaron como Emilio. Y detrás de este, escalonados en el tiempo, muchos más hasta completar once hijos de los cuales solamente seis de ellos traspasaron la barrera de la infancia y llegaron vivos a edad adulta. Fueron, por este orden: María Josefa, Antonio Honorato, Lorenzo, Emilio, Emilia y María del Carmen Morante Seytre.

Consolidado el negocio, José Morante y su familia gozarán de una desahogada posición económica y él, aparte de sus ganancias como comerciante con el legado económico de su buen amigo y padre político se convierte en pequeño propietario, pues a la reciente adquisición del inmueble en calle Luna hay que añadir las posesiones agrícolas antes citadas,   y otro inmueble en calle Cantarería número 2,  casa de una sola planta, con 224 metros cuadrados de superficie, comprada conjuntamente con un almacén-bodega en calle Santa Clara, esquina y vuelta a la de Cantarería, es  decir, lindera con la antes citada, en donde iría almacenando –cultivando, es la palabra adecuada- diversos caldos hasta lograr con los años una excelente bodega, con productos reputados y apreciados entre sus contemporáneos.

Calle Cantarería, bodega que, junto a la esquina con Santa Clara perteneció a Morante.

Ambos inmuebles fueron adquiridos conjuntamente a don Faustino González Barbadillo.  Con ellos y en ellos, aparte de incrementar su patrimonio familiar, José Morante encontraría en este nuevo negocio de crianza y tráfico de vinos, especialmente en su vejez, una fórmula perfecta, todo un estímulo para sobrellevar la soledad de su viudedad y sus últimos años de vida.

Volviendo a la secuencia de su vida, habíamos dejado al matrimonio pendientes de trasladarse a la casa de Luna 32, una casa  que había reformado a su gusto, remodelando la fachada. el Maestro Pablo José Arduña.  La espléndida mansión ocupaba una superficie total de 306 metros cuadrados con un total de 26 habitaciones o dependencias, distribuidas 8 de ellas en el piso bajo y el denominado “entresuelo”, entre el bajo y la primera planta o principal que tenía 9 habituaciones, al igual que la segunda, así como una amplia “azotea” es decir, terraza y cubierta al mismo tiempo, donde tender y ventilar las ropas, cortinajes, etc.. y en donde figuraba una zona cubierta para instalar los lavaderos y el cuarto donde hacer la colada, tan en boga en la época.

La calle Luna, a la derecha, la tienda de Morante y más arriba su vivienda, en el número 32 antiguo.

En 1869 estaban instalados en ella, posiblemente desde hacía varios años, el matrimonio, cuatro hijos y su madre, doña María López Seco, que en esa fecha contaba 69 años de edad, que se había trasladado en la década anterior desde Cañeda, de donde era natural y donde residía hasta entonces, para incorporarse al núcleo familiar.  Le acompañaban en estos años tres sirvientes cántabros de bastante edad, de los de entonces, es decir de los que durante toda su vida, desde la juventud hasta la senectud que ahora empezaban a desarrollar habían estado al servicio de la familia y en él continuaban hasta la muerte, bien del que servían, o la suya propia, integrándose en el “cuerpo de casa” –así denominaban al servicio interno- que completaba una joven doncella de la localidad. /Imagen de la vivienda que adquirió, reedificó y ocupó en la calle Luna, junto a calzados Noel.

Así fueron transcurriendo los años, los lustros, las décadas, desarrollando una vida laboriosa y familiar, entregado en cuerpo y alma a sus negocios y aficiones, viendo crecer a sus hijos, a los que proporcionó  una esmerada educación. Dos de los varones siguieron la carrera militar y el tercero y mas pequeño de ellos le ayudo y acompañó en la tienda de tejidos. Algunos se casaron, comenzaron a florecer los nietos y celebró con felicidad sus bodas de plata matrimoniales. Sería esta la  primera generación portuense de los Morante Seytre. /La nieta de Morante, María Febrés Morante, con  los Ruiz Golluri, en la casa de la calle Cielos.

Por todo lo indicado, el fallecimiento de su esposa supuso un fuerte golpe, algo más que la perdida de un ser querido. Perdía una buena amiga y confidente, una solícita  compañera y una fiel y cariñosa esposa, especialmente en esos años últimos en los que la mayoría de los hijos se habían emancipado. El luctuoso hecho tuvo lugar el 7 de Agosto de 1888 cuando, apenas había rebasado doña Emilia el medio siglo de existencia.  Durante muchos años, puntualmente, el viudo y los hijos organizaran cultos en el aniversario de su muerte,  evidenciado que permanecía vivo su recuerdo.

En la bodega de su propiedad de calle Santa Clara almacenaba medio millar de botas de selectos productos, cuya valoración suponía el 45% del importe de los bienes, 120.000 pesetas. La especialidad de este buen viticultor, pues cultivaba en viñas propias la uva, viñas –dicho sea de paso- situadas en el lugar mas estimado de la zona Jerez, Marchanudo, en terrenos albarizos, ideales para el cultivo de la variedad utilizada en los mas selectos vinos. En su hacienda realizaba las faenas de vendimia y en su bodega transformaba el mosto en vino, siendo su especialidad un “Amontillado”, vino muy hecho, sin marca, criado en siete soleras o añadas, proceso que garantizaba, sin duda, un producto exquisito. De este rico caldo, tenía el Sr. Morante, en 1888, nada menos que 353 botas, es decir, más de 175.000 litros de dicho producto. En el resto de vasijas almacenaba “Palo Cortado”, “Oloroso”, “Pedro Ximenez” y otros vinos de varias clases ocupando tres docenas de botas, así como 22 botas de vinagre, una de aguardiente y 65 de vinos bastos y ácidos. Solo tenemos referencia de dos marcas propias, aunque no se embotellaban como tal, pues su venta era por arrobas, medida que tiene 16 litros. Se llamaban “Canilla y Perruno” y “Perruno Chico” y en esa fecha tenía siete y seis botas en existencia, respectivamente.

Mapa de la 'España del Caciquismo'.

José Morante también hizo sus pinitos en política en edad jubilar. Hemos encontrado referencias en la prensa local que así lo indica, siendo citado entre la docena de vocales –ocupando el primer lugar- que componían el comité local del partido Liberal Conservador, en el año 1894, que presidía don Francisco Miranda Hontoria, Capitán de Fragata retirado. Figuraban en dicho comité comerciantes y bodegueros como él, tales como Carlos Hernández Carrera y Felix Gonzalez Urruela, así como un paisano que años después alcanzaría notoriedad en la gestión municipal: Severiano Ruiz Calderón, perpetuándose su memoria al rotular con su apellido el principal paseo y parque público de la localidad, el denominado “Parque de Calderón” que discurre paralelo al río.

José Morante formó parte de los '12 Magníficos', encabezados por Tomás Osborne, creadores de la sociedad de la Plaza de Toros.

Es bastante probable que don José participara en este comité conservador más por compromiso social que por vocación, aunque el ideario del partido se ajustaba a sus convicciones, talante y comportamiento, no era del tipo de personas que le gustase figurar por figurar.  Un hecho que confirmaría esta suposición ocurrió en la primavera de 1895. Reunido el comité para decidir la candidatura del partido a las próximas elecciones municipales, asistieron tan solo la mitad de los componentes. Hubo dos propuestas o listas; una, encabezada por Alfredo Figueroa,  a propuesta  del presidente y la otra candidatura,  propuesta por el Sr. Ruiz Calderón, encabezada por Domingo José Morante. Sometidas a votación hubo empate a cuatro votos, decidiendo dos votos por correo, tal como hoy lo conocemos, definidos como “representaciones por escrito” en la prensa de la época, precisamente uno de ellos de José Morante, que votó a favor de la candidatura presidencial, auto eliminándose.

Coincidiendo con su viudedad comenzaron a agravarse los achaques propios de la edad, a pesar de ser de una fuerte constitución, sin duda. A fines de 1894 fue operado en su propio domicilio por los doctores Isorna y Moresco, prestigiosos galenos gaditanos que se desplazaron en tren desde la capital para una intervención que debemos suponer leve, tal vez de las vías respiratorias altas, intervención que fue calificada como exitosa por la prensa local que se hizo eco de la misma.  Apenas un año después conocemos por el mismo medio que había sufrido y superado una grave dolencia, y en Noviembre de 1900, ya octogenario, nuevamente fue operado por el doctor Isorna, en esta ocasión auxiliado por un equipo de cuatro facultativos, extirpándole un epitelioma en la comisura del labio.

Vista desde el Restaurant de La Puntilla, a cargo del Hotel París, en 1910. /Colección Thomas IEFC

Cuidado por su hija menor Maria del Carmen, con la que pasaba temporadas en la casa que tenía en las viñas, especialmente los meses de verano y las convalecencias de las operaciones, respirando el benéfico aire campestre, transcurrió el último tramo de su vida. Convertida en crónica su enfermedad desde hacía varios años, en los primeros meses de 1901 esta se agravó, entregando finalmente su alma a Dios el miércoles, 14 de Agosto de ese año, hoy hace 110 años, después de recibir los Santos Sacramentos y la Bendición de Su Santidad, según se indicaba en la esquela mortuoria publicada en la “Revista Portuense”..

Emilia Morante, hija de nuestro protagonista, con su segundo marido, Joaquín Ruiz López (alcalde de El Puerto entre 1904 y 1905 y entre 1907 y 1909), en la Quinta de los Ruiz, luego de Terry, hoy Hotel Duques de Medinaceli.

Tal como indicamos en el enunciado del capítulo, el río de la vida de este emigrante montañés, como señaló Jorge Manrique, llegó al mar. En su dilatado curso, abundaron las aguas mansas y fértiles, que fueron bien aprovechadas en laboriosas norias y productivos regadíos, dejando abonada sus orillas con el limo de su ejemplo.  (Textos: Antonio Gutiérrez Ruiz. A. C. Puertoguía). (Fotos: Magdalena Rodríguez Lara y Archivo GdP).

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Las Bodegas Jiménez Varela abarcan un conjunto de cascos bodegueros que fueron el fruto de la unión de edificios de obra nueva, el llamado escritorio, las oficinas centrales de las bodegas Varela, construido en 1872 y reformado en 1913; como de otros que ya estaban construidos, con anterioridad y que habían pertenecido a otras firmas bodegueras, las bodegas de Haro construidas en 1848.


Patio del trabajadero de las Bodegas Jiménez Varela.


El mismo patio, hoy convertido en dependencias del Hotel Bodega Real.

El núcleo de bodegas o zona industrial donde se ubicaba surgió en el primer tercio del siglo XIX, (el casco de bodega de la Sagrada Familia se construye en 1829), abarcaba el espacio comprendido entre las calles Pozos Dulces, Espíritu Santo, Albareda y Avenida de la Estación y Larga. Una zona de cierta tradición industrial que ya  en el siglo XVIII contaba con fábricas de estampados, curtidos,  molinos de aceite, así como otras relacionadas directamente con las faenas y las necesidades de la actividad marinera.

Camino de Urdax, actual Avda. de la Estación, donde se encontraban las Bodegas Sagrada Familia en la actualidad reconvertidas en viviendas. A la izquierda el Paseo de la Victoria y al fondo la Estación de Ferrocarril.

DEL COMERCIO CON AMÉRICA AL MERCADO EUROPEO.
El Siglo XIX fue un periodo caracterizado por el gran número de cambios que se produjeron en las sociedades de una manera continua e incesante. Cambios a todos los niveles: políticos, sociales y económicos. Estos últimos en El Puerto de Santa María,  como en gran parte de los pueblos de la Bahía, hicieron que se buscaran nuevas salidas o que se potenciaran actividades que ya eran importantes como la crianza y la exportación del vino fino. Se sustituyó la tradicional relación comercial con el continente americano por la potenciación de la ventas en el mercado europeo y muy especialmente en el inglés del vino de El Puerto.  Esto hizo que la imagen de la ciudad se viera transformada en algunas zonas por la instalación de naves bodegueras que acabarían por configurar el paisaje urbano de El Puerto.

Interior de uno de los cascos bodegueros. /Foto: CMPH.

CATEDRAL DEL VINO.
Estas bodegas de la calle Albareda, antes Victoria porque emboca hacia el monasterio del mismo nombre, son también un testimonio importante de una de las claves de la crianza biológica del vino fino: la proximidad al río Guadalete.  El río es uno de los condicionantes principales para obtener un buen caldo, las brisas del Guadalete controlaban el proceso de crianza aportando y manteniendo los grados de temperatura y humedad necesario para la obtención de un producto de calidad. Para ello era también imprescindible una arquitectura, en cierta medida biológica, que permitiera aprovechar las bonanzas climáticas de la zona: el casco bodeguero. Éste ha recibido todo tipos de apelativos, pero quizás el que más se le aproxima es el de catedral para alguno de ellos, que le viene dado por la esbeltez conseguida por el empleo de pilares y arcos de piedra de gran altura y tamaños en su construcción.

De izquierda a derecha, Ernesto Jiménez González, uno de los cuatro hijos varones del fundador de la firma Jiménez Varela, casado con Rafaela Sancho Mateos; Ernesto Jiménez Sáncho, hijo del anterior junto al hijo del fotógrafo Justino Castroverde, que aparece a la derecha de la imagen, tomada en los tendidos de la Plaza de Toros. En la segunda fila, en el centro, Mariano Cantera Molares /Foto: Colección de Rafael Ceballos Jiménez.

En la imagen superior, personal del escritorio de Hijos de Jiménez Varela. De izquierda a derecha, Arias, desconocido, José Lojo Espinosa, José Luis González Obregón capataz de la bodega, Juan Manuel Brea Vila, Luque que era suegro de Vera Palmer, Bernardo Zayas, Francisco Martín Repollet, Felix Ochoa 'Ochíta' primo del pintor y el niño Manolo Fernández Lores, hermano de Francisco el del Bar 'Paquito'. Sentados, de izquierda a derecha, Victor Unzueta Gabiola, Guillero Siloniz, Victor Unzueta padre, González Bruzón, dos desconocidos y Victor Moriñas. /Foto: Pantoja.

En la imagen de la izquierda, publicidad del Cacao Varela.

LOS JIMÉNEZ VARELA.
La familia Jiménez Varela fue muy laboriosa, y prueba de ello fueron las industrias vinateras que crearon y los afamados productos que en ella se fabricaron: el Brandy Viejísimo Varela, Cacao Varela, Oloroso Los 46, o el Amontillado Fino Jardín, bajo la firma comercial de Hijos de Jiménez Varela. También existe una relación familiar de los Jiménez Varela, pues un familiar de éstos fue el hombre de confianza de Isaac Peral, cuando botó en El Puerto, en la desembocadura del río Guadalete, el prototipo del que fue el primer submarino.

Publicidad del Champagne en una revista local portuense.

Parte de la desaparecida plantilla de Hijos de Jiménez Varela. Detrás, de izquierda a derecha, José Pérez Camacho; Estanislao Jiménez González-Nandín, Joaquín Jiménez Sancho y un argentino. Delante de ellos, en pie, Benito Moriña, Francisco Martín Repollet, Artiza, José Luis González Obregón. Agachados, Rafael Valiente Moreno, Miguel Ferrer García, Luis Jiménez González-Nandín, José Herrera Raposo, arriba de él Francisco Ariza Zarzuela y a la derecha, movido, Manuel Buhigas. /Foto: Colección Vicente González Lechuga.

HIERRO DE LA PALMA.
También se dedicaron a la cría de caballos, llegando a ser propietarios del Hierro de la Palma, ganadería creada por los señores Artalaya y Azpillaga, a principios del siglo XIX, y que luego fuera propiedad del Marqués del Castillo de San Felipe. El Hierro de la Palma figuraba en la etiqueta de los productos de Hijos de Jiménez Varela.

Productos de Hijos de Jiménez Varela, entre ellos el Amontillado Fino Jardín. /Foto: CMPH.

Cacao Varela, Champán Continental, reclamos publicitarios, que han sido recuperados para la colección de Antonio García, de quien es la fotografía.

Publicidad del año 927

AMONTILLADO FINO JARDÍN.
Que si bien se comercializaba como Fino, se aproximaba más a un vino  Amontillado. El amontillado es un vino dulce y generoso de uva Palomino, de color pajizo, ribeteado en metálico y destellos violáceos, de aspecto lagrimoso, brillante y transparente. Al olfato ofrece un olor a bodega, intenso y punzante; y al paladearlo saboreamos un vino redondo, seco, ahumado y con recuerdos de yodo. Hace un perfecto maridaje con el jamón ibérico o un queso curado de pasta dura y de gran potencia.

Es un vino perfecto para beber como aperitivo, o a media tarde, aunque los devotos del Vino Amontillado dicen que «sirve para compartir y departir a cualquier hora». La temperatura ideal para degustarlo es entre 10º y 14º, siempre en relación con la temperatura del ambiente. /En la imagen, un aprendiz, de nombre José Raposo Rasuelo,  jarreando sobre la canoa y la bota de Jiménez Varela.

Los vinos amontillados proceden de los Vinos Finos, el Vino por excelencia de El Puerto de Santa María, cuyo color ha evolucionado y llega a alcanzar entre 18º y 19º. Es un vino generoso (aquel que alcanza una graduación entre 15º y 23º), obtenido mediante soleras y criaderas, sistema de crianza que se aplica en la zona vinícola que ampara el Consejo Regulador del Jerez-Xérès-Sherry, a la que pertenecen los vinos y brandies de El Puerto de Santa María.

RELATO EL BARRIL DE AMONTILLADO.

El relato de Edgar Allan Poe, The Cask of Amontillado, adaptado al cómic por Archie Goodwin y Reed Crandall en Creepy N6 (Warren, 1966), de la mano de Golden Age Comic Book Stories

Interesante el cuento de terror del siglo XIX, obra del bostoniano Edgar Allan Poe «El Barril de Amontillado» (The Cask of Amontillado), usando como excusa la del conocedor de estos vinos generosos para contar el relato corto. (Fuentes: Centro Municipal de Patrimonio Histórico. Archivo de Antonio Gutiérrez Ruiz y otros)

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Han pasado doce años desde que edité el último número de la guía turística PUERTOGUIA, en el verano de 1999. Fue un número diferente y antológico en el ocaso del siglo XX, fin de un ciclo que había durado 15 años. Con la colaboración impagable de la mayoría de las empresas y comerciantes que habían patrocinado y hecho posible la publicación de la guía en años precedentes, pusimos en las manos de nuestros visitantes aquel verano de 1999 un libreto de 75 páginas a todo color, sin una sola página de publicidad y un contenido generalista que intentaba recoger todos los aspectos culturales y lúdicos de la ciudad, en cualquier época del año:

Monumentos: (Tres retablos barrocos; Iglesias y conventos; Monasterio de la Victoria; Edificios desaparecidos; Colegio de San Luis Gonzaga; Casas palacios de los Cargadores a Indias; Castillo de San Marcos; Excavaciones arqueológicas; Plaza de Toros y estatuaria urbana definida como “Homenaje en bronce”), fiestas: (Calendario de fiestas locales; Carnavales; Semana Santa, hermandad por hermandad; Feria de Primavera; Corpus Christi; Virgen del Carmen y Fiestas Patronales), fichas de historia: (Alfonso X conquista El Puerto; La época del Descubrimiento; Felipe V, huésped ilustre; Vizarrón, virrey de Méjico; El Condado del Puerto de Santa María; La invasión anglo-holandesa de 1702 y la abolición de la Constitución) y una serie de páginas de interés para el visitante que incluimos en el índice de contenidos como “Peculiaridades”: (Bodegas visitables; el vaporcito de El Puerto a Cádiz; Un siglo de vocación turística; José Luis Tejada; Rafael Alberti; Museos y fundaciones; El toro de Osborne; Gastronomía local; Ocio y tiempo libre y nuestras playas.)

35 NÚMEROS.
En la presentación de este número final, que hacía el 35 de los editados desde el verano de 1985 tuve un emocionado recuerdo, que ahora repito, amplificándolo, para Antonio Pérez Ruiz, amigo y socio, que falleció en 1987, con el que realicé, conjuntamente, los PUERTOGUIA de 1985, 1986 y 1987. En 1988 cambié al formato que, con ligeras variaciones en 1991 y 1992, se mantendría hasta el final. Ahora, en la distancia, resulta agotador y un tanto nostálgico, recordar las innumerables horas dedicadas en mi tiempo libre y con tan modestos medios a diseñar páginas, recopilar información tanto literaria como gráfica, contactar con anunciantes y confeccionar sus anuncios en ocasiones, coordinar la impresión y realizar el reparto… hasta incluso, para ahorrar costes, realizar en casa con la ayuda de toda la familia en pleno, el montaje y grapado de los libretos.

COLABORACIONES.
Bien verdad que, en distintas épocas, he tenido el consejo y ayuda técnica de creativos portuenses como Javier Gandulla, Pepe Fernández Villegas y Josema Martínez, a los que reitero décadas después mi agradecimiento por su amistosa colaboración, así como a Antonio Jiménez, en su calidad de presidente de Acocén y a José María Morillo, gerente del entonces Patronato Municipal de Turismo, entidades que tuvieron gran importancia, con su patrocinio y ayuda económica, en la consolidación de la publicación, al igual que los numerosos anunciantes locales, 32 de los cuales cubrieron por iguales partes el coste de este número antológico final.

Los tres primeros años la guía se imprimió en la imprenta Jiménez Mena, de Cádiz y el resto, salvo algunas ediciones puntuales que se realizaron en una imprenta de Lloret de Mar, en la imprenta Bollullo de esta ciudad, a cuyo responsable, Ramón Bollullo Estepa y al personal de la misma quiero mostrar, igualmente, mi agradecimiento por el trato y amistad recibido en todos esos años.

LUCES Y SOMBRAS.
Aunque resulta evidente que la publicación alcanzó altas cotas de popularidad y aceptación, tuvo sus sombras en los primeros años. En 1988  fracasó un intento de ampliar el radio de actividad a la cercana ciudad de Rota. Edité una “Guía de Rota” en Puertograf,  con el anagrama diseñado por Jesús Suarez Ávila que resultó un fiasco económico ante la ausencia de apoyo por parte de los comerciantes, desistiendo de continuar. También, a modo de ensayo, se realizaron tiradas de primavera y otoño-invierno en los años 1988, 1989 y 1990, de las que igualmente desistimos para afianzar la publicación del verano, haciendo una especie de sustitución de las mismas con números extras de Feria y Semana Santa.

Me alegra comprobar que otras publicaciones han cubierto el hueco de la mía,  modesta continuadora de la tradición de otras anteriores y pionera en el último cuarto del pasado siglo en dar información útil y practica a cuantos nos visitaban cada verano en un formato digno y manejable.

ASOCIACIÓN CULTURAL ‘PUERTOGUÍA’.
Me quedó el ‘gusanillo’ y es por eso que creé una asociación cultural con este mismo nombre, con la única finalidad de difundir la historia, cultura y tradiciones de El Puerto y sus gentes, editora hasta el momento de tres libros, dos de ellos agotados y también colaboradora, a través de mi persona, en esta web, con más de una treintena de temas. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

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José Alonso Martín nació en Madrid el 29 de agosto de 1935. Tenía tres hermanas: Maruja, Carmen y Conchita y estaba casado con la portuense Eloisa Govantes Pico, a la que conoció cuando llegó a nuestra Ciudad en 1960. Fallecía el pasado domingo en Cádiz, a la edad de 75 años.

1935
Manolo Prieto, el creador del Toro de Osborne, presenta diversas obras en el "XVII Salón de los Humoristas" celebrado en Madrid y obtiene 2 primeros Premios en el Concurso de Carteles Turísticos Pro-Guipúzcoa organizado por la Diputación de Guipúzcoa. Se funda la Bodega Obregón. Abre al público en junio el Cine Orpheo, en Puerto Escondido, permaneciendo funcionando hasta noviembre de 1941. En junio, Luis Cómpanys, expresidente de la Generalidad de Cataluña, ingresa en el Penal de El Puerto.  Era alcalde de la Ciudad, José Luis Macías Caro. Rafael Alberti le dedica la elegía ‘Verte y no verte’ a Ignacio Sánchez Mejías, ‘Poesía (1924-1930)’ y ‘Versos de Agitación’. Muñoz Seca estrena las obras ‘El Gran Ciudadano’, ‘Papeles’, ‘El rey Negro’, ‘La Plasmatoria’, ‘Soy un sinvergüenza’ y ‘Triple Seco’.

Muere el fundador de la Revista Portuense, Dionisio Pérez Gutiérrez.  Muere el Conde de Osborne, Tomás Osborne y Guezala, en posesión de este título pontificio desde junio de 1900. Su hijo, Ignacio Osborne Vázquez se hace cargo de la bodega hasta 1972. Nacen el humanista Rafael Esteban Poullet, ediácono Francisco Prieto Ramos, adscrito a la Parroquia del Carmen y San Marcos y el corredor local Pedro Rizo Pérez.

Gran Vía, 19 con los Almacenes Rodríguez a la derecha en el edificio obra de Modesto López Otero. A la izquierda podemos ver la parte trasera del Oratorio del Caballero de Gracia, tal y como eran antes de la reforma llevada a cabo en los años 70/80 que le dejó su aspecto actual.

ALMACENES RODRÍGUEZ.
Como hemos señalado, Pepe Alonso llegó a nuestra Ciudad el año 1960, como representante de zona de los afamados Almacenes Rodríguez, gran almacén instalado en el número 19 de la Gran Vía madrileña. Edificados en 1921 fue inaugurado por Alfonso XIII y contaba con 9 plantas dedicadas al mundo del hogar: muebles, electródomésticos, ropa de la casa… Desapareció en 1977 levantándose un edificio que nada tiene que ver con la Gran Vía que albergó primero la sede de las Cajas Rurales y, actualmente, unos juzgados.

Eloisa Govantes Pico que luego sería su mujer, José Alonso Martín, Milagros Govantes Pico y Marina Rábago Vega, de espaldas en la Feria de 1964. Perteneció, a sus inicios, a la Peña 'El Binomio' con su caseta en la Feria.

ASOCIACIÓN DE ARMADORES DE BARCOS.
Una vez cerró Almacenes Rodríguez, fue contratado por la Asociación de Armadores de Barcos de Pesca, presidida por Genaro González Padilla a la que también pertenecía José, el hermano de éste. Colaboró también en asuntos de secretaría particular de María del Carmen Osborne Fernández.

MADRIDISTA ACÉRRIMO.
Contrajo matrimonio con nuestra paisana Eloisa Govantes Pico el 9 de septiembre de 1967. Y como era un grandísimo aficionado al Real Madrid, en la despedida de soltero, los amigos le gastaron una de esas bromas de tanta retranca que siempre se han dado  en El Puerto: lo obligaron a lucir durante bastante tiempo la camiseta con los colores del Atlético de Madrid.

BAR CENTRAL.
En El Puerto se integró con la reunión de jóvenes que solían parar en el desaparecido Bar Central, en el crucero de las calles Larga y Luna, donde hoy se encuentra el Banco de Andalucía. Allí trabó amistad con Manolo Pico, Angel Zamacola, Luis Poullet, Paco Acosta, Jacinto Cossi, Vicente González, los hermanos Bononato, Peña… todos ellos fundadores de la novísima hermandad del Dolor y Sacrificio, de la que pronto pasaría a formar parte nuestro protagonista.

Reyes Magos de 1979, de pié Miguel Lobato Quintero, Juan Martín Vélez, Rafael Sevilla López, rey Baltasar, rey Gaspar, Javier Merello Gaztelu a la sazón alcalde de la Ciudad, Enrique Pedregal Valenzuela, rey Melchor, José Antonio Español Caparrós. Agachados, Pepe Alonso Martín, Luis Poullet Ramírez, n.n. y Felipe Bononato Saez.

HERMANO MAYOR.
Tal fue su grado de implicación con el Dolor y Sacrificio que llegaría a ser Hermano Mayor de la cofradía entre los años 1973 y 1975. Tres años mas tarde colaboraría con dicha hermandad en la organización de la Cabalgata de Reyes Magos de ese año, encarnando a SSMM los Reyes de Oriente Rafael Corzo Ganaza, Francisco Sordo Díaz y Juan Díaz Sara.

De izquierda a derecha, el diputado de UCD, Antonio Morillo Crespo, desconocido, el ministro Juan Antonio García Díez, Pepe Alonso y Luis Frontela, durante una visita a la clínica de dicho doctor, hoy Santa María de El Puerto, en su etapa de concejal.

CONCEJAL DE UCD.
En 1979 formó parte de la lista que Unión de Centro Democrático, presentaba a las primeras elecciones municipales tras la dictadura, encabezada por Victor Unzueta Gabiola, resultando elegido concejal de la corporación municipal y, si bien UCD ganó las elecciones no lo hizo por mayoría absoluta, alcanzando la alcaldía el comunista Antonio Álvarez Herrera, merced al pacto de los partidos de izquierdas: PC, PSOE, PSA. Fueron compañeros suyo de candidatura Antonio Ariza Albaiceta, Daniel Arias Fernández, Antonio Cordero Velázquez, Enrique Miranda García, Carlos Campoy López, José Luis Poullet Ramírez, Manuel Fernández de la Trinidad, Elías Martín Velázquez, Antonio Nogués Ropero, Manuel Pacheco Albalate, entre otros. /En la imagen, Pepe Alonso, concejal de la Corporación Municipal, con 43 años.

Representantes de la primera corporación municipal democrática, Eduardo Pérez (PSA), Manolo Moreno (CD), el alcalde Rafael Gómez Ojeda (PCE), Rafael Valera (PSOE) y Pepe Alonso (UCD).

En animada convivencia en la Feria de Primavera, la última que se celebró en Crevillet, brindando con Fino Pavón con el edil comunista Miguel de Santiago en presencia de otro concejal, Luis Poullet. A la izquierda vemos a Manuel Rodríguez, concejal del PC y al entonces secretario de la alcaldía, Pepe Gil.

Colaborador de la Parroquia del Carmen y San Marcos, tenía una fuerte amistad con el desaparecido presbítero Ramón González Montaño, con nótula núm. 232 en GdP. También colaboró con AFANAS.

Los que habían sido concejales en los ayuntamientos democráticos y los que lo eran aquel 6 de diciembre de 2003, posan juntos y revueltos tras el acto institucional celebrado en el Auditorio Municipal del Monasterio de la Victoria, a la finalización del acto conmemorativo del XXV Aniversario de la Constitución Española. Fila superior: Ignacio García de Quirós Pacheco (PSOE), Alberto García (IU). Siguiente fila: Miguel Cirera Jiménez (PSOE), Francisco Sánchez Gatica (PSOE), Miguel Marroquín Travieso (PSOE), José Alonso Martín (UCD), José Fernández Sánchez (IP), Antonio Sánchez González (PSOE), Pedro López Fernández (PCE), Francisco Lara Fernández (PSOE).
Siguiente fila: Fernando Jiménez Romero, Secretario General del Ayuntamiento, José Valiente Moreno (PSOE), Eduardo Bocarando Gándara (PCE), Antonio Muñoz Cuenca (PSA), Manuel Rodríguez González (PCE), Victor Unzueta Gabiola (UCD), Ignacio García Rodríguez (IU), José Luis Romero Pacheco (PSOE).
Siguiente fila: Patricia Ybarra Lalor (PP), Juan Ramón Castillo (PP), Carmina Porra Pérez (PP), Rafael Vallejo (PP).
Siguiente fila: Jaime Pombo (IP), Manuel Romero (IP), Silvia Gómez (IP), D, Carlos Montero Vítores (PP), Carlos Campoy López (UCD), Rafael Valera Rey (PSOE), José Galán (PP), Juan Arana (PP), Pepa Conde (IU) Rosario Sentís (IU), Julio Acale (IU).
Siguiente fila: Vicente Sucino Rico (PSOE), Francisco del Castillo (PP), Carlota Benjumeda (PP), Juan Gómez Fernández (PP), Joaquín Corredera Andrés (PSOE), Carmen Lara (IP), María Jesús Sánchez (IP), Yolanda Nimo (IP), Consuelo Gamero (PSOE), Lola Caballero (PSOE), Manuel Moreno Romero (CD-PP), Antonio Alvarez (PCE-PSOE), Francisco Corbacho (PSOE), José Antonio Navarro (PSOE), Maria del Carmen Martín (PSOE), Manuel Pérez Blanco (PP), Carlos de la Flor Morales (PSOE), Enrique Moresco (IP-PP), José Manuel Cauqui (IP).
Agachados: Manuel González Cordero (IU), José Antonio Castro Cortegana (IU), Mª Angeles Fernádnez Bustabad (IP), Hernán Díaz Cortés (PP-IP) Fernando Gago García (PSOE-IP). (Foto Jorge Roa).

4

Roberto Carmé Ramírez nace el domingo 27 de Mayo de 1934 en la Calle Vicario 20. Sus padres, Juan Carmé de los Ríos quien tuvo una droguería junto a la casa donde nació Roberto y María Ramírez Delgado tuvieron nueve hijos, ocupando Roberto el quinto lugar en venir a este mundo: Juan, María del Carmen “Luchi”, José el cura, con nótula núm. 948 en GdP, Cosme, Roberto nuestro protagonista, Ernesto, Jesús y Eloisa. Tiene en la actualidad 77 años.

1934

En 1934, el Ayuntamiento estuvo presidido ese año por tres alcaldes, desde junio del año anterior hasta marzo, por Francisco Cossi Ochoa; de marzo a Octubre, por Francisco Tomeu Navarro y, desde octubre hasta enero de 1936 por José Luis Macías Caro, padre de Luis Macías Rubio. Se crea el ‘Pósito Marítimo y de Pescadores’, siendo su primer presidente José Poquet Cabrera, entidad antecesora de la Cofradía de Pescadores. Aquel año de 1934 Hipólito Sancho publica «La Iglesia Prioral del Puerto de Santa María y Antón Martín Calafate».  La vía pecuaria ‘Colada del Cementerio’ fue deslindada y amojonada los días 14 y 15 de marzo de 1934.

Miguel Caro Gómez y Roberto Carmé, en la Feria de Ganado.

El Maestro Dueñas es destinado a hacer el servicio militar en El Puerto. La primera pata concedida como trofeo taurino fue entregada en 1934 a Vicente Barrera que cortó, además dos orejas y rabo y toreó junto a Rafael ‘el Gallo’ y Juan Belmonte. El Teatro Principal, cerró sus puertas durante la Semana Santa, reabriéndolas el sábado de Gloria, con la película ‘Melodías de Arrabal’, en la que intervenía Carlos Gardel junto a Imperio Argentina. En 1934, España, participa en su primer Mundial de Fútbol, jugando el primer partido en Genova contra Brasil y que arbitró el alemán, Birlem, llegando a cuartos de final tras perder contra el anfitrión, Italia.

Francisco Garrucho 'Paquito el del Bar El Chico' y Roberto Carmé.

ESTUDIOS Y PRIMERAS AMISTADES.
Roberto estudió en el colegio de Alfonso Cárdenas Felices, en la calle Luna; en el de Juan Díaz, en la Calle San Sebastian y en el Hospitalito, cuyo director en aquellas fechas era Diego Pérez Vélez. Fuero sus amigos de la infancia y de época de colegios, José Álvarez quien tuvo una relojería en la  Calle Los Descalzos y su hermano Ramón; Miguel Caro Gómez; los hermanos José y Domingo Prieto Ramos; Antonio Gil González de Quevedo; Rafael Gómez Ojeda ex alcalde de El Puerto, con nótula núm. 488 en GdP, Diego Fernández Rodríguez, Eduardo Chaparro y Manuel Martínez Mel, entre otros.

De izquierda a derecha, el sacerdote José Carmé Ramírez, José Arjona Cía, Roberto Carmé, Josefa Arjona Acá 'Pepita' y Carmen Carmé Ramírez, el 8 de diciembre de 1962, en la Boda que se celebró en la Iglesia Mayor Prioral.

LAS CASAS
Roberto vivió, como ya se ha indicado en la calle Vicario 20, donde nació, pasando en 1947 a vivir a la Calle La Fuente 8, hasta que se casó con Josefa Arjoja Acá, el 8 de diciembre de 1962 en la Iglesia Mayor Prioral, oficiando la ceremonia su hermano Pepe. El nuevo matrimonio se fue a vivir a la calle Cielo 11, junto a la barbería de Muñoz y la Taberna 'La Burra', con nótula núm. 489 en GdP y, posteriormente cuando fueron ya viniendo los hijos: Juan Bautista, José Luis y Roberto --que falleció recién nacido-- se compró la casa de la Calle Ganado 42, donde vivió durante 25 años.  Su afición principal es la lectura.

Ultramarinos 'El Carmen', el 1 de febrerero de 1960

DEL ALMACÉN AL AUTOSERVICIO.
Desde muy pequeño, con 12 años, Roberto empezó a trabajar como dependiente en el almacén, hoy Ultramarinos, que era de Vicente Jiménez Salmerón y estaba situado en la esquina de la Calle Vicario y Ganado, y que se le conocía como “El Cañón”. Se acuerda de cuando existían las cartillas de racionamiento y una de sus clientas asiduas era Cristobalina Delgado Sánchez. En dicho negocio se preparaban muchos costos para barcos pesqueros, y recuerda que el día de la explosión de Cádiz, el 18 de agosto de 1947, estaba preparando el avituallamiento para un pesquero que pertenecía al primo de Vicente, el dueño del “El Cañón”.

Roberto Carmé Ramírez durante el servicio militar

En 1956 fue llamado a filas para hacer el servicio militar tocándole el sorteo el Ejército de Tierra y recibiendo como destino Santa Cruz de Tenerife en la sección de automovilismo.

Roberto Carmé, en el interior del almacén de la calle Ganado con Cruces, el 27 de enero de 1960.

De regreso a casa, en 1959, se estableció como industrial en el ramo de alimentación en la esquina de la calle Ganado y Cruces, en el almacén o ultramarinos que tenía Julia Eizaguirre, junto a lo que fue la Peña de Los Majaras, al que le puso el nombre  'Ultramarinos Carmen'.

Roberto Carmé, haciendo el uso de la palabra tras serle impuesta la 'A de Oro' de la Alimentación, durante la jornada que se celebró en el Casino Bahía de Cádiz entre Eduardo Alcina Parodi, secretario de la Asociación Provincial de Detallistas de la Alimentación de Cádiz y Fernando Alcaraz Marco, Jefe Provincial de Promoción y Desarrollo de Comercio de la Junta de Andalucía, el 27 de marzo de 1984.

PRESIDENTE DEL GREMIO Y MEDALLA.
En 1970 fue nombrado por los comerciantes del gremio de la alimentación presidente, cargo que ostentó durante 7 años. En 1984 la revista mensual nacional del ramo de alimentación “El Comestible”, celebró, en el Casino Bahía de Cádiz, la 59 reunión anual, contando con la asistencia de unas 800 personas, entre autoridades, periodistas, televisión y comerciantes. En dicho acto se le impuso a Roberto la insignia de oro “A de Oro” del gremio de alimentación de manos de Francisco Alcaraz Marcos, jefe provincial de Promoción y Desarrollo del Comercio de la Junta de Andalucía.

En 1981, Juan de Dios entregándole un premio conseguido por una empresa de productos de limpieza. Ana María PInto Fernández, Juan Bautista y José Luis Carmé Arjona, Antonia Tapia de la Torre, Roberto Carmé y Pepita Arjona. 27 de mayo de 1981.

Autoservicio Roberto, la evolución de aquellos Ultramarinos 'El Carmen', el 31 de mayo de 1984.

CADENA DE SUPERMERCADOS.
En el año 1984 modernizó el negocio transformándolo en autoservicio, montando una mini cadena, que estuvieron en El Camino de los Enamorados y el la Calle Cruces esquina a Calle Espelete, además del original, llamándoles a todos ellos Autoservicios Roberto.

EL ARROPIERO.
Durante mucho tiempo, en la puerta de su negocio, solía haber un hombre llamado Manuel Delgado Villegas, que vendía arropías, al que diariamente le preparaba varios bocadillos, quien resultó ser, años más tarde, el trístemente celebre 'Arropiero'. Parece ser que el día de su detención fue en el establecimiento de nuestro protagonista. /En la imagen de la izquierda, una información del periodista Ramón Sánchez Ocaña sobre 'el Arropiero'.

Recorte de prensa de uno de los atracos que sufrió. En esta ocasión en marzo de 1998.

EL ESTABLECIMIENTO Y LOS CACOS.
Desde que se estableció como comerciante por su cuenta hasta que cerró, por jubilación, fue víctima de frecuentes robos en su local. De hecho guarda un álbum de recortes de diversos medios donde se cuentan los diferentes robos y atracos que ha sufrido en sus carnes... y en su tienda.

MEDALLAS PARA ROBERTO.
El 16 de octubre del año 2000, el exalcalde Rafael Gómez Ojeda, publicaba en su columna de opinión de Diario de Cádiz el siguiente artículo, bastante ilustrativo de las circunstancias por las que pasó Roberto años antes de su jubilación: "Roberto Carmé es el dueño de un almacén de ultramarinos sito en la populosa y otrora alegre calle Ganado. Roberto y yo, fuimos discípulos de Don Diego Pérez Vélez en la escuela de El Hospitalito. Ya entonces, Roberto destacaba por ser un niño despierto e inteligente. Reunía todas las características literarias del prototipo del "primero de la clase". Era, por méritos propios, el brazo derecho de D. Diego. Ya de mayor, decidió trabajar por cuenta propia y abrió el comercio anteriormente descrito.

Dicho establecimiento ha sido atracado varias veces; tantas, que ni Roberto sabe cuántas han sido. Le han robado por la ventana, por la puerta, y hasta por el techo. A pesar de todo eso, Roberto no grita, no maldice, no patalea, seguramente recordando la buena educación que recibimos de D. Diego. A Roberto no le ayudan ni las autoridades, ni la policía, ni los jueces, ni siquiera el mismo cielo. Está solo ante el peligro como Gary Cooper en las películas.

(En la imagen de la izquierda, Maruja López Romero, Julia y Carmen Izaguirre, Antonio Rodríguez 'el Bicho', Roberto Carmé, los niños José María y una hermana de Maruja. 27 de enero de 1967. Foto Rafa).

Ahora que en Australia se han repartido tantas medallas (y tan pocas han venido a España), a Roberto habría que concederle una, no por ser el comerciante más robado, sino por haber soportado tantos robos. Qué pensará Roberto cuando oye a algún político decir que "España va bien", o a algún comisario de policía asegurar que "El Puerto es una ciudad con bajo nivel de delincuencia".

Roberto con sus cuñados Pepón y Juan Arjona Acá.

Le dicen que sus asaltantes son Víctimas. Roberto se preguntará: ¿y quién puñeta es el culpable? En su establecimiento Roberto es el dueño, el dependiente, el chicuco y últimamente, el Guarda Jurado. Hay quien para consolarlo, le aconsejan que haga como su tocayo Roberto Alcázar y Pedrín: que intente dar caza a los ladrones, a lo que Roberto se niega porque, aunque parezca extraño, el sigue confiando en la justicia. Díganme, a ver, si no se merece este hombre una medalla".

Agradecemos la inestimable colaboración de Vicente González Lechuga en la elaboracion de esta nótula, tanto en la búsqueda de datos como en el tratamiento infográfico de las imágenes.

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Se denominan ‘tiendas de ultramarinos’, al establecimiento comercial que vende especialmente productos alimenticios, tanto envasados como a granel, al peso, abarcando un sinfín  de productos de nuestra gastronomía.

'Casa Joselito', de José Fernández, el 25 de noviembre de 1958./ Foto: Rafa.

El vocablo ‘ultramarino’, proviene de que los productos que antiguamente se vendían en estas tiendas procedían de territorios de Ultramar, eran artículos de importación; actualmente es una palabra en desuso y estos establecimientos han quedado en ‘tiendas de alimentación’, en  El Puerto ‘almacén’. Al propietario del almacén se le solía decir ‘almacenero’. Quiero referirme a los años de mil novecientos cincuenta del siglo pasado en El Puerto, en la zona comprendida dentro del casco antiguo.

EL ALMACÉN.
El Almacén, era un local de medidas de determinadas, curiosamente, las tiendas hacían esquina, perspicacia comercial del comerciante de entonces; el suelo solía ser de losas de Tarifa, mostrador de madera o fábrica de ladrillo con frente que podía estar forrado de azulejos y la parte interior de cajones que podía servir para guardar los pequeños artículos que, previamente, se habían envasado en pequeñas porciones en papel de estraza, tales como el café, pimiento molido, ... Algún cajón podía servir de caja registradora, balanza de la marca Berkel, encima del mostrador, como garantía de una pesada justa. La fábrica de balanzas Berkel, inventó más tarde las rebanadoras para chacinas que tanto éxito tuvieron en los años de mil novecientos sesenta. Además se solía colocar un artístico molinillo de café, el aparato para medir aceite y una guillotina para cortar bacalao, quizás también un recipiente con garbanzos “remojaos” y alguna bandeja con “carne membrillo”, cubierta adecuadamente para evitar las moscas. /En la imagen, estanterías del 'Almacén Casa Nicanor', en la esquina de Ricardo Alcón con Placilla. (Fotografía tomada el 15 de octubre de 2008).

Instantánea de Martín Peris Felices en 1990, padre de Vicente Peris Tey. (Foto: Carmelo Ciria Pino).

LAS ESTANTERÍAS.
El frente de la tienda lo conformaban estanterías de madera donde se colocaban, cantidades de conservas de pescado y vegetales. Recuerdo las tiendas de entonces con los productos de Conservas Sur, cajas de galletas María, grandes bolsas de paquetes de café, paquetes de Malta, leche condensada, cajas metálicas bellamente policromadas de pimentón murciano, azafrán El Aeroplano, especias de todo tipo, licorería, con vinos quinados, anises y vinos de nuestra zona, caldos Potax, --eran unos dados de un extracto de carne, que las amas de casa ponían un cazo con agua hirviendo y ya estaba el puchero hecho--.

Cajas de pimentón murciano.

Una chirigota de Cádiz, llamada “Los tontos de pueblo” sacó un cuplé al respecto,  que decía:

Con ezo de las comías
paecen cozas de medicina
con una pastilla jervía
ya er puchero jabe a gallina
con unos porvos amarillos
a los ciquillos le hazen flan
que igan lo que quieran
lo mas güeno en una telera
una buena jolla berza
y ju pringá.

PRODUCTOS CON PREMIO.
Como les decía y siguiendo con los caldos Potax, que eran unos dados del tamaño aproximado de un centímetro y medio envuelto en un papel que por el anverso venía la publicidad de Potax  y por el reverso la relación de premios que esta firma obsequiaba a los clientes por el consumo de los famosos cubitos del concentrado, recuerdo que el primer premio: “Un balón de reglamento con bomba y vejiga de recambio”, segunda premio: “Una pluma atómica” –consistía en un bolígrafo dorado con dos puntas una escribía rojo y otro azul, que no escribía nada bien, ya que fueron los comienzos de los bolígrafos– . El chocolate Elgorriaga también regalaba un balón de reglamento (de cuero), con la compra de un determinado número de tabletas de chocolate. Hubo casas en las que se llegó a aborrecer tan, entonces como ahora, apreciado producto.

CARAMELOS Y TAQUILLAS.
En lugar de la estantería, bastante visibles, existían algunos recipientes con caramelos. Había un espacio para colgar la chacina, una tabla para cortar ‘los avíos del puchero’, chacinas, ... La parte baja de las estanterías eran unas taquillas, donde se colocaban las legumbres para venderlas a granel; ver un a almacenero envolver en papel de estraza medio kilo, de alubias, garbanzos, arroz, dos reales de pimiento molido, una peseta de café o un octavo de ‘mantequilla de reino’,  era un primor. Por fuera del mostrador se solían colocar sacos de alubias del Barco, garbanzos y garbanzas, arroz, harina de trigo, lentejas, azúcar, harina de garbanzo para hacer las famosas “panizas”, que después se cocinaban aliñadas o fritas; alguna caja de frutas, alguna barrica de sardinas arenques como la de la imagen de la izquierda...

El Almacén de Nicanor en 1948.

LA TRASTIENDA.
El interior  de almacén o trastienda, era utilizado como almacén propiamente dicho, en donde se ubicaba en algún rincón o, colgada del techo, una balanza romana para pesar sacos y todo envase que pudiese pesar más de veinte o veinticinco kilos; un barril de buen vino fino, jamones colgados del techo. Quizás era el sitio adecuado para que el almacenero pudiese hablar con representantes o amigos, después de la jornada de trabajo. La contabilidad era bien simple, dos clavos en la pared, en uno facturas pagadas y en otro facturas pendientes de pago.

EL ALMACENERO.
La indumentaria del almacenero, solía ser un babi color beige o gris. Nuestro protagonista, salvo excepciones, era una persona amable y educada, con gran visión comercial, desde que entraba un cliente por su establecimiento, sabía en un alto porcentaje sus posibilidades de compra. Recuerdo una frase de Miguel Caro Beato, que tuvo sus comercio en la esquina de calle Larga y Chanca donde se encuentra hoy la Caja de Galicia, que decía: “--Un comerciante al que le entra un posible cliente y lo recibe con una sonrisa amable, tiene el cincuenta por ciento de la venta hecha”. Los clientes llevaban el control de turno a la hora de ser atendidos, preguntando: ”--¿Quién es la última/ o el último?”. Recuerdo, también, que había una forma de dirigirse al almacenero, que puede parecer hoy un tanto pintoresca; era utilizada por los niños que, poniendo en el mostrador  una cantidad de dinero aproximada de lo que iba a compra, decía: “--Pepe, me ha dicho mi madre que dé un cuarto y ortavo de aceite y la vuerta.”. / En la imagen, papel encerado de 'La Giralda'.

MIXTURA DE OLORES.
Las cantidades de artículos tan dispares que existían en estos comercios, producían una  la mezcla del olores nada desagradable, que hoy han desaparecido: el olor del bacalao, sardinas arenques, legumbres, aceite, café, chacinas, especias, el olor de los garbanzos ‘remojaos’, galletas... En Navidades estos olores se acentuaban ostensiblemente con la matalahúva, ajonjolí, anís, miel que se vendía a granel, además de los dulces propios de esta fecha como polvorones, alfajores, turrones, y las botellas de anís Periquito tan solicitadas, de las Destilerías Morphy dirigida por los Benventuy. Habían tiendas que adornaban sus escaparates en Navidades, con luces de colores, virutas de papel celofán, cajas de bombones, tarros de frutas escarchada, fiambres envueltos en bonitos papeles de colores, cajas de mazapanes y cajas familiares de cinco kilos de polvorones y alfajores de Estepa, Medina y Antequera./En la imagen, papel encerado de 'La Diana'.

El almacenero Diego Utrera Sánchez y Ramón Matiola Gutiérrez, empleado del Banco Hispano Americano.

Recuerdo algunas  tiendas que en aquellas fechas navideñas hacían un  alarde de buen gusto e incitaban al cliente a comprar, arreglando sus escaparates: La Argentina, La Giralda, Las Campanillas y el almacén de Diego Utrera. En algunas tiendas se ponía una cartel “Hay pavo trufado”.

La Argentina, en la esquina de la calle Luna con Nevería, cuando era propiedad de López Terán.

AUTOEXPLOTACIÓN POR DECRETO.
Por reconocimiento hacía estos profesionales que se autoexplotaban, con jornadas de trabajo interminables, vendiendo artículos casi al coste por prescripción gubernativa, siempre con el ánimo de servir al cliente, quisiera recordar algunos establecimientos emblemáticos que de alguna forma marcaron una época y que fuero la antesala de lo que después fueron economatos, supermercados e hipermercados:

En la imagen, José Sánchez Berrocal, desaparecido hace pocos años, propietario de La Argentina.

En la plaza de la Herrería, Casa Serafín. En calle Misericordia; esquina con Luna Almacén de Suárez. En calle Larga; esquina con Chanca,  Miguel Caro Beato; esquina con Federico Rubio, José Gómez Recalde. En calle Nevería; esquina con Ganado, Almacén de José Montes Enriquez --hoy Droguería de Roque Morales Augusto--; esquina con Luna, La Argentina de José Sánchez Berrocal (Ver más en nótula núm. 008 en GdP); esquina con Santo Domingo, Almacén de Cañadilla. Dentro del Mercado de Abastos estaba el almacén de Manuel Carrasco de la Bandera.

José Joaquín Sánchez Sena, en 1969, en Ultramarinos 'La Diana' que continúa abierto en la confluencia de Palacios con San Bartolomé.

En calle de San Bartolomé; esquina con calle Palacios, ‘Ultramarinos La Diana’, hoy de José Joaquín Sánchez Sena, (antes de Isidro Gómez Recalde y antes de Antonio Camacho Caballero), comercio tradicional de El Puerto --así fue distinguido por el Ayuntamiento-- que tiene el coraje y mérito de continuar en la brecha (Ver más en nótula 090 en GdP); esquina con calle Luna, ‘La Giralda’ de la familia Ruiz, almacén de siempre en nuestra ciudad, continua su actividad que además de los productos tradicionales, ha incrementado su oferta a productos de macrobiótica  y delicatessens (Ver más en nótula núm. 043 en GdP). Esquina con Luna, almacén de los hermanos Genaro y José González Noval; esquina con calle Luna y la Placilla, Almacén de Leopoldo. El almacén de ‘Los Dos Pepes’, esquina con Ricardo Alcón el almacén de Nicanor Gómez Soto y terminamos esquina con Ganado el almacén de Antonio del Valle.

Concha y Angelita, en Ultramarinos 'La Giralda'.

En calle Cielo esquina con Espíritu Santo, almacén y bar de Manuel Gatica; en el número, 54 se encontraba el almacén de Luciano Vázquez y junto a éste haciendo esquina con calle Chanca estuvo el ‘Almacén de Coloniales’, suministrador de casi todas las tiendas de El Puerto de José Velarde Díaz-Munio; en la esquina con calle Santa Clara estuvo el almacén y estanco de la familia de Ricardo Velarde Sánchez de Cos y esquina con Ganado, estuvo el ‘Almacén de las Campanillas’ de Juan Custodio.

La imagen muestra la tienda de Ultramarinos de calle Cielos esquina con Espíritu Santo en 1989, poco antes de su cierre. A ella vino de chicuco Nicanor Gómez Soto y de la que se hizo cargo allá por 1920. Luego pasaría, en la década de los cuarenta del siglo pasado a manos de Manuel Gatica, quien la tuvo abierto con una tienda de bebidas separada por una mampara, tal y como que se puede apreciar en la foto, hasta finales de la década de los ochenta del siglo pasado. (Foto José Ignacio Delgado Poullet. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

El Almacén de Joselito Verde, en la confluencia de las calles Ganado y Cantarería.

En calle Ganado, frente a lo qué fue la antigua droguería de Roque, estuvo el Almacén de Diego Utrera; en la esquina con Cantarería (también se llamó la calle Pedro de Villa) estuvo el Almacén de José Verde, que más tarde fue regentado hasta hace poco tiempo por sus hijos Manuel y José, fallecido el primero y felizmente jubilado el segundo. En calle Vicario, esquina con Ganado estuvo ‘El Cañon’; esquina con Sierpes estuvo el almacén de Eloy Fernández Moro (ver nótula núm 087 en GdP), a su jubilación  lo regentaron sus hijos Manuel y Eloy; en la esquina con calle San Juan el almacén ‘La Puerta del Sol’ de Federico, después pasó a Isidro Gómez Recalde.

Eloy Fernández Moro y su hijo Eloy Fernández Lobo, en el almacén situado en la confluencia de las calles Vicario y Sierpes, frente al Mercado de Abastos. Eloy Fernánez Moro, había nacido en 1906 en el municipio onubense de Cumbres Mayores. Era marchante, viajante o representante de Ultramarinos y se acabó estableciendo en El Puerto con su padre y hermanos, abriendo un almacén de ultramarinos que, fíjense que curioso,  no era gestionado ni por gallegos ni por montañeses.

En la imagen de la izquierda, Manuel Leveque Delgado, que regentó un almacén de comestibles en la confluencia de las calles San Juan y Cruces, frente al desaparecido Almacén de Rafael y el Bar 'El Golpe'.

En calle Santa Lucía esquina con Federico Rubio el almacén-estanco-taberna de Martín Peris Felices y después su hijo Vicente Peris Tey (ver nótula núm. 714 en GdP).  En calle Cruces, esquina con calle Ganado estuvo el almacén taberna de Eloy Eizaguirre, después lo llevó su hija Julia, a continuación el hijo de ésta Eloy Bayard Eizaguirre y después fue adquirido por Roberto Carmé Ramírez; esquina con Arena, estuvo el almacén de Antonio Rodríguez; en la esquina con San Juan estuvo el almacén de Manuel Leveque Delgado (ver nótula núm 097 en GdP) y en la esquina con San Sebastián estuvo el almacén de González Heredero.

Ultramarinos 'El Carmen', almacén de Eloy Eizaguirre, luego gestionado por Eloy Bayard Eizaguirre y más tarde adquirido por Roberto Carmé Ramírez, en calle Ganado esquina con Cruces. En la imagen, el establecimiento a principios del año 1960.

El Almacén de Nicanor, en la calle Ricardo Alcón, esquina con Placilla. 1948.

En calle Federico Rubio, esquina con Micaela de Aramburu estuvo el almacén ‘Los Caballos’ propiedad de Nicanor Gómez Recalde (ver nótula núm. 080 en GdP), después hasta su cierre lo arrendó José Manuel García Gómez; esquina con calle Cañas, estuvo el almacén de Nicanor Gómez Recalde; en la esquina con plaza Juan de la Cosa, estuvo el Almacén de Julián, que después paso a manos de José Montes Enriquez;  en la esquina con calle Gatona estuvo el Almacén y Taberna de Panseco.

Solar del almacén y vivienda de Victoriano García Linares, derribado el pasado año, en la confluencia de las calles San Juan, 5  y Postigo.

En calle San Juan esquina con calle Postigo estuvo el Almacén de Victoriano García Linares, (en la imagen de la izquierda) natural de El Puerto, pero hijo de santanderino de La Montaña (Cabanzón) (Ver nótula núm. 848 en GdP). En la esquina con Santa Fe estuvo y sigue estando el Almacén de Manila, hoy regentado por Manuel Rodríguez Tey. En calle Postigo; en el número 24 estuvo el almacén de José Fernández Rodríguez, “Casa Joselito” (Ver nótula 122 en GdP). En calle Zarza  esquina con Arenas estuvo el almacén de Benito; frente al Colegio Hospitalito estuvo el Almacén de Fernando Güelfo; en la esquina de Santa Clara estuvo el almacén de Ramona y Máximo Fernández Lobo y en la acera opuesta haciendo esquina también con calle Santa Clara estuvo el Almacén de Noriega.

Casa Joselito, con José Fernández Sánchez en los comienzos en calle Postigo.

Probablemente puede que alguna tienda se me haya quedado involuntariamente olvidada, pero creo que el colectivo de ultramarinos o almacenes de alimentación está suficientemente representado en el casco antiguo. Sé que había otras tiendas que, además, vendían otros artículos que tenían más rotación que en el centro como, hortalizas, frutas, verduras, refrescos, pan, etc.; pero estas al igual que la mayoría de los almacenes  fueron absorbidas, por lo que son supermercados de barrios y  los  grandes espacios comerciales, donde se vende de casi todo y se compra cosas que no necesitamos. Puede ser que hayamos ganado con esto algunos ochavos con estos cambios; pero se ha perdido un colectivo importante de trabajadores autónomos y el contacto humano que existían entre  cliente y almacenero. (Texto: Francisco Bollullos Estepa. Fotos: Colección J.M.M.)

5

En la imagen aparecen dos diteros, uno de ellos se llamaba Antonio García Abadía, por la calle de la Arena o Arenas, hoy Arzobispo Vizarrón, en honor del hijo de El Puerto que fue virrey de Méjico. 17 de mayo de 1957. /Foto: Col. Vicente González Lechuga.

«En casa, pues, vivíamos con lo justo. Si mi madre juntaba algún ahorrillo, un tipo sonriente aparecía con un paquete bajo el brazo. Una vez, por Navidad, era una caja surtida de mantecados. Otra, una plancha eléctrica. Por fin, otro día, se encendió el primer transistor a pilas y el hogar se fue llenando algo, aunque sólo fuera de voces fantasmas. Le llamábamos “el ditero” y era habitual en las tardes de radionovela, merienda de cuenco de pan con aceite y chocolate rancio, que apareciera a cobrar una pequeña parte de lo que se le debía», con una libreta de tapas duras, en la que se llevaban las cuentas de cada vecino, cogido con unas palomillas. «Los pagos se eternizaban y, cada poco tiempo, me hacían sumarlos para saber si quedaba mucho. Cuando se liquidaba una cuenta, ya se podía pensar en abrir otra. Nunca noté que perdiera la sonrisa ante la imposibilidad de un pago y no creo que se cobrara intereses, pero para todos era que tenía dinero». (Texto: Mateo Bellido Rojas).

Ditero: Persona que cobra la dita (|| pago a plazos). Dita: Deuda. Pago a plazos, en pequeñas cantidades, fijadas por el comerciante o por el cliente. Etimológicamente la palabra ‘dita’ procede del italiano antiguo: ‘ditta’ ‘detta’, que significa: cosas dichas, debidas.

En la actualidad, los modernos diteros son Bancos y Cajas de Ahorros entidades que, mediante tarjetas de crédito, --al 15 o 18 por ciento de interés-- posibilitan la adquisición de bienes y servicios.

En la iamgen de la izquierda, documento en el que los Diteros iban apuntando lo que le pagaban. Esta hoja, hecha por encargo en una imprenta.


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La familia González Gómez, recogiendo el Premio de Patrimonio Histórico, el pasado diciembre de 2010.

La panadería ‘La Pajarita’, también conocida como ‘Antiguo Horno de las Cañas’, es una establecimiento con solera de los que quedan pocos en El Puerto, a pesar de que ha vivido en sus instalaciones diferentes reformas y mejoras, desde 1921, para dar un trato moderno a sus clientes, acorde con los tiempos.

1921

Aquel año era alcalde de El Puerto de Santa María Manuel Ruiz-Calderón y Paz. Pedro Muñoz Seca estrenaba ‘El Parque de Sevilla’, ‘La hora del reparto’, ‘El castillo de los ultrajes’, ‘El Ardid’ y ‘San Pérez’. El ayuntamiento nombraba a Valentín Galarza Morante, quien con el tiempo sería ministro de la Gobernación, hijo predilecto de El Puerto. El torero Manuel García López ‘Mera’ tomaba la alternativa en la Plaza de Toros el 28 de agosto, de manos de Rafael ‘el Gallo’. Se iniciaban las obras del pabellón principal de la ‘Compañía Española de Electricidad y Gas Lebón’. Dionisio Pérez Gutiérrez, fundador de la Revista Portuense, obtenía el primer premio ‘Mariano de Cavia’ instituido por ABC, por su trabajo ‘La musa de Joaquín Costa’, publicado en la revista Nuevo Mundo.

Nacían también ese año el locutor de radio Pepe Morillo León, el fotógrafo Luis Sánchez Pérez, el jesuita Jorge Loring Miró, quien hizo el noviciado en El Puerto de Santa María y donde vivió los últimos años de su vida, Pedro Cairón Calatayud ‘Pedro Ventura’ y el que fuera presidente de Domecq México, Antonio Ariza Cañadilla.

‘La Pajarita’ abría sus puertas como tal fundada por Felipe González de los Ríos en el año 1921, la continuó su hijo José González Narváez, casado con  Antonia Gómez Recalde, con quien tuvo nueve hijos: Amparo, José Felipe (Pepín), Antonio José (Nono), María de la Cruz, Pilar, Rafael Felipe (Fali), Luis Felipe, Felipe y Joaquín, estando en la actualidad regentada por dos de los hijos de éste matrimonio: Antonio y Felipe González Gómez. En el Archivo Municipal existen antecedentes de la existencia de una tahona en el mismo sitio, es decir, en la calle Federico Rubio (o Pozuelo), esquina y vuelta con el recodo que hace la antigua calle Cañas, a espaldas del Castillo de San Marcos, en el entorno donde hace siglos estaba situada una los laterales de la muralla o cerca de El Puerto. Dicha calle tuvo otras denominaciones en sus orígenes: Horno de Juan Romero y Horno de Bizcocheros.

Vista áerea del entorno en el que se desenvuelve la clientela de 'La Pajarita', en la esquina superior izquierda de la instantánea. /Foto: Jorge Roa.

BARES CON SOLERA.
Relata Enrique Pérez en su libro ‘Taberna y Bares con Solera’, que «José Luis González Obregón tuvo La Draga, antes de su actual emplazamiento en Juan de la Cosa, junto a la panadería que hace esquina a la calle Cañas. Mediados los 40, Eugenio Espinosa tenía en Pozuelo esquina a Cañas, en la acera izquierda, el Nuevo Bar, aunque pronto fue llamado Casa Eugenio. Luego instalaría el Bar Guadelete en Aurora  en la Bajamar. Enfrente, en la casa de los azulejos, hasta hace unos 40 años, Nicanor Gómez Recalde tuvo una tienda de comestibles y tabanco --éste metido en la calle Cañas-- llamado Los Caballos; nombre que puso luego en la esquina de Pozuelo con Aurora. No nos atrevemos a asegurar en cual esquina de la calle Cañas fue la que estuvo, desde el 17 de mayo de 1925, cuando se inauguró, Las Cañas, un establecimiento de bebidas de Antonio Herrera».

Pesqueros 'Mariela' y 'Vicente y Dionisia', en el antiguo muelle pesquero, hoy centro comercial y aparcamientos.

PROVEEDORES DE LOS PESQUEROS.
Desde principios del siglo XX, el pan de ‘La Pajarita’ es el que llevan los marineros de El Puerto en las singladuras que hacen los pocos barcos de pesca que aún quedan en los muelles de nuestra Ciudad, dada su calidad, lo que hace que sus propiedades se mantengan intactas durante semanas, incluso en alta mar. Y es que «el secreto del pan de telera es una miga blanca y suave que proviene del respeto a una tradición artesana», pan que se amasa a mano y después se introduce en el horno durante horas,  afirma el responsable del horno, Felipe, fórmula heredada de su padre, José González Narváez.

Azulejo en el interior de 'La Pajarita'.

Esta elaboración artesana precisa de personal especializado con experiencia en el mundo del obrador, vocacionales de su profesión, con largas jornadas para sacar los delicados y exquisitos productos, que conocen poco el descanso, dado el resultado final de tan cualificados

LOS MANOLETES.
Como sostiene Felipe, la diferencia con el pan de viena, un pan más moderno que se comercializa en forma de ‘Manolete’ (pan delgado y alargado que recuerda al desaparecido diestro de quien toma el nombre,parecido a la baguette. Esta una explicación para quienes no son o no viven en El Puerto).

Interior de 'La Pajarita' con clientes habituales.

DIPLOMA DE PATRIMONIO HISTÓRICO.
El pasado año 2010, el diploma a establecimientos tradicionales se le entregaba a la panadería ‘La Pajarita’, en reconocimiento a su trayectoria vital, laboral y profesional   por el respeto y mantenimiento del patrimonio histórico portuense, en cualquiera de sus manifestaciones. Sus continuadores al frente del antiguo Horno de las Cañas, han desarrollado una clara labor en la preservación del patrimonio etnográfico local y el mantenimiento de un oficio y un ambiente tradicional durante muchos años. Como destacó el alcalde, Enrique Moresco, «ya en pleno siglo XXI la panadería ‘La Pajarita’ es de las pocas que quedan en nuestra ciudad manteniendo el oficio de siempre».

Diploma del Centro Municipal de Patrimonio Histórico, otorgado a La Pajarita.

El acto, celebrado en los primeros días de diciembre del pasado año con motivo del Día Local del Patrimonio Histórico, instituido por el Ayuntamiento para celebrar que el 4 de diciembre de 1981 el Conjunto Histórico de El Puerto de Santa María fue declarado ‘Bien de Interés Cultural (BIC)’, algo que supone --al menos en el papel,  que lo soporta todo-- que nuestro centro goza de especial protección de los poderes públicos. Algo que no se entiende a la vista de los desaguisados que hemos seguido viendo cometer desde hace 30 años, cometidos contra el patrimonio de todos los portuenses.

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El ambiente bullicioso de la Placilla. En el centro de la imagen, Isabel Oreni Mayi, esposa que fue de Antonio Álvarez Herrera. Al fondo, la tienda de Nicanor y el Bazar de Loza y Cristal, en la calle Ricardo Alcón, antigua calle Correo o Muro.

Añoro a la que fuiste; a esa, a la bulliciosa; a la que a las claritas del día me despertaba con el eco de los pregoneros. Puñeteros, no me dejaban dormir. Unos te ofrecían las mejores frutas;  otros las mejores lozas, las mejores macetas,  juguetes,  flores, 'tajaítas', churros y hasta bragas, etc... --¡Ya lo habían conseguido! --refunfuñaba-- ¡aquí no hay quien duerma! Pero qué alegría tenía mi Placilla, daba gloria  ver  como se esmeraban los comerciantes preparando su género.

Era un trasiego de mercancías, algunos como Paco 'el Jerezano', la acarreaban desde  la desaparecida Posada de la  Fruta en la calle Ganado. Era todo un espectáculo. Las señoras con sus canastos, las había que rebuscaban por todos los puestos; no eran buenos tiempos y había que apañarse bien con lo que se tenía pues  eran muchas las bocas que alimentar y había que hacer virguerías con los  escasos recursos de que se disponía. Otras, en cambio, eran fieles a sus proveedores, eso  les garantizaba un trato deferente.

El puesto de frutas y verduras de Manuel Raposo Ruso 'Carrizales' y su señora Manuela López, en la esquina de la fachada del Mercado de Abastos, frente al Bar Vicente.

Imangen la misma esquina, vemos que a la derecha, la puerta del Mercado es de rejas de madera.

La clientela, posando para el fotógrafo, ante unas frutas perfectamente alieadas, amén de las que penden de sendos clavos en la pared del Mercado de Abastos.


Otra visión del mismo espacio expositivo y de ventas. Los puestos tenían toldos para proteger las mercancías de las inclemencias del tiempo. Todas estas imágenes son del puesto de 'Carrizales'.

Los puestos de fruta ocupaban gran parte de la Placilla. Tenían una estructura de madera que les permitía exponer con armonía los diferentes artículos. Estaban Agustín Vela y Carmela Durán --mis padres--, Juan Malete y su esposa María, tenían una perrita --Estrella-- que me dejaban pasear y eso me encantaba. Tobálo, Santiago Martín-Arroyo, Manuel Raposo Ruso 'Carrizales' y su señora Manuela López; María y 'el Toto' cuñado de Antonio López 'Veneno' que tenía una Pescadería  junto a la Alpargatería de José Ramírez.

En la imagen, con delantal, Carmen, tenía su puesto de frutas junto al Alpargatero.

Junto a ellos tenía su puesto la señora Carmen --creo que tenía dos hijas: Carmelita, a la otra siento no recordarla--. No era la única Pescadería de la Placilla; estaba el puesto de Manolito 'el Cochino' que por las tardes lo abría su hermana Carmelita y que era muy graciosa, a la que más tarde reemplazó su esposa, Milagros, una gran señora.

Otros muchos comerciantes utilizaban una especie de tenderetes, que les resultaba fácil recoger cuando terminaba la jornada laboral. Así era mi Placilla, un hervidero de gente, cada uno a lo suyo, ganándose el pan como buenamente podían.

En la imagen, un isocarro con publicidad de Fino Quinta, en el que Juan Pérez, el repartidor, está dejando una caja de madera con botellas de cerveza de vidrio no retornable, vacías. Vemos los puestos del exterior del Mercado, plegados. La bicilceta era el vehículo por antonomasia de los pobres.

En esa época las bicicletas eran los vehículos de los pobres. Los hombres  hacían muchos kilómetros  para traer a El Puerto alguna caja de frutas ¿Se imaginan ir hasta Chiclana y, a la vuelta, venir cargados con una o dos cajas de Damascos? Pues eso era casi a diario y, conociendo a mi padre, seguro que traía una más, no por vanidad sino por su gran fortaleza. Había quien se ganaba la vida con aquellos inolvidables Isocarros, muy útiles para reparto.

En el Café Moderno, actual Cafetín, detrás de la barra Juan Pérez, repartidor de cervezas con Isocarro, Ángel Sordo propietario del establecimiento y Luis Jurado. Fuera del mostrador, a la izquierda, Luichi Alcántara Torrent y a la derecha, Enrique Gago, propietario del Bar ‘El Pescaíto’.

Si algo bueno tenía mi Placilla era la solidaridad ante algún contratiempo de uno de  los nuestros, que eso éramos: como una gran familia. No todo era perfecto, como no; había quien tenía más guasa... y los que refunfuñaban. Los había encantadores como  Ángel Sordo del bar Moderno: era como un tío para mi; aguantaba que le cantara y bailara y siempre tenía algún gesto de cariño para todos los niños del barrio. Vicente, su hermano del Bar los Dos Pepes. Remedios la portera del Teatro Principal que nos dejaba ver películas en un proscenio junto al escenario. La señora Pilar Lagunas, de 'los Maños', Fermin 'el Carbonero, 'el Boli' que era recadero, junto a Antoñito 'el del Penal', otro recadero; José y Lele, barberos; Enrique el del 'Refino de los Muertos'. Encarna su hermana, tenía una taberna 'Las 3 B', que si no me equivoco, hacía  la  mejor sangre encebollada de El Puerto; Miguel Salguero 'el Bollero', siempre amable y risueño. Bartolo, Pepín, María y Conchita y  Cuqui de Ultramarinos 'La Giralda'.


El trajín de la Plaza, con puestos, toldos, cajas y vendedores y mozos de todas las edades.

Los había con todo el salero del mundo  como María la del 'Toto'; Pepa, hermana de 'Kiliki' y 'Kunini', éste último casi nos dejaba sordos a todos con ese vozarrón que Dios le ha dado. Y Pepe 'el de los Dos Pepes' se paseaba en un seiscientos con una muñeca  hinchable; era todo un espectáculo por  su personalidad tan peculiar y esa gracia innata de la gente de Cádiz. Como no, los despistados como Leopoldo, que tenía la mejor carne membrillo de tres colores que yo haya probado nunca; los  preguntones como... mejor lo dejamos; los cocinillas como: Tete Ganaza que hacía un ajo caliente buenísimo a ojos de una niña de pocos años.

Juan González Herrera y sus hijos Juan y Ana González Borrás, en  el puesto de  carnicería del Mercado.

La Placilla se me antojaba enorme, era como un gran patio de vecinos, en los que todos estábamos bien avenidos o casi todos. Recuerdo como en ocasiones me llamaban Servando y José 'el Barbero': los dos me pedían que les barriera; uno me daba las mijitas de las galletas, el otro me  montaba en la silla de trabajo y me daba vueltas porque era giratoria. Lo hacían porque les encantaba los niños, no había ninguna maldad, José comenzó  a llamarme Marusela --decía que me parecía a una cantante de ese nombre-- y a día de hoy para él sigo siendo Marusela.

En la calle Sierpes, Dolores Dosal, Manolo Picazo, con pantalón de peto  y Manolo Martín-Arroyo, con sombrero blanco y mandil, delante del puesto de fruta y verduras.

Recuerdo  cómo íbamos a comprar  la leche con nuestras lecheras de aluminio, unas veces a la calle Luna, otras creo a la calle Vicario, a Santa María en casa Carmina. Y  lo mismo pasaba con el aceite: lo comprábamos a Genaro que tenía su almacén entre  Placilla y Luna. Y nada de un litro, un cuarto, o medio litro como mucho: había para más.  Era época de colas para la leche, el aceite, el picón, carbón, parar las sillas de la Iglesia Mayor; todavía recuerdo a la señora Juana, creo, repartiéndolas; ella sabía a quién  pertenecían y rara vez se equivocaba.

Paquito y Pedro Álvarez Herrera, hermano de Antonio Álvarez, primer alcalde constitucional del periodo de los ayuntamientos democráticos.

Y no digamos para en cine, sobre todo si  había algún espectáculo. Y de cambiar los tebeos en el Liberato en la calle Vicario. Por la tarde, los niños éramos los reyes de la Placilla; las niñas jugábamos a la china, al elástico, a la comba, a la pelota, al pañuelo, al  diábolo, al  coger, al esconder, etc. Los niños también jugaban con nosotras, pero  los juegos eran más en grupos. La mayoría de los niños éramos nacidos en la Placilla y alrededores. Muchas de las cancioncillas de la época todavía las recuerdo y, en ocasiones, me han servido para distraer a mis hijos y ahora a mi nieta.

En la desaparecida recientemente tienda de Genaro, vemos a su madre, Ramona Salas.

En mi adolescencia se reunían en la Placilla muchos jóvenes a los que se les llamó  'placilleros'; supongo que se hicieron  conocidos por el gran numero de ellos; yo lo que recuerdo es que, en una ocasión de apuro, eran los días de la fiesta del Mercado,  agradecí que vinieran en mi ayuda. Eran 'el Bestia', Eloy, los hermanos Rojas, los Crespo, los Ojeda, 'el Pesca', 'el Carlangas', Ernesto, etc.

De izquierda a derecha, con el micrófono, Antonio Romero Castro, Jefe de Negociado de Fiestas del Ayuntamiento, Miss Simpatía, Mariana, hija de Luchi Ganaza y nieta de Tete Ganaza; Miss Mercado, Dolores Moreno Figueras --esposa de ‘Lele el Pescaero’--, Manuel García funcionario municipal padre de Manolo García Campos, Carlos ‘Carlangas’ pescadero, asoma la cabeza el concejal Juan Ponce, la siguiente Miss, de la que no conseguimos leer su distinción, es hermana de de Antonio e hija de Angelito, quien tenía la frutería junto a la Carnicería Centro, en la calle Ganado y Calzados Ramírez, y Pedro Osborne Domecq. Fiesta del Mercado, el día de la Inmaculada, 8 de diciembre de 1972. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Esta era  mi Placilla, la del olor a café  recién tostado, a pan tierno, a suspiros de La  Pastora, a fruta, a bollos, a huesos para el puchero, a pescado fresco, a carne de toro, a aceitunas, a aceite, a manteca colorá, a  flores, ...  En definitiva a vida, a sacrificios, a amistades sinceras y a mucho, mucho respeto. Gracias a todos,  siempre seréis mis buenas  y entrañables  gentes de La Placilla. (Texto: María Jesús Vela Durán). (Fotos: Colección A.F.G.).

Más nótulas de la Placilla en Gente del Puerto:
366. La Placilla en la década de 1950.
684. Motes en la Placilla.

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Pedro Cairón Calatayud nació en la calle Aurora, muy cerca de la Plaza del Polvorista el 2 de febrero de 1921. Tiene 90 años. Sus padres fueron Josefa y Buenaventura de ahí que sea conocido como ‘Pedro Ventura’. Con dos años, al fallecer su madre, lo mandaron a vivir junto a su hermana Francisca, a Cádiz, donde estudiaría Primaria en el Colegio de Antonio Fazán, durante seis años.

...continúa leyendo "1.018. PEDRO CAIRÓN CALATAYUD. Pedro Ventura."

Hoy tiene 95 años y una memoria prodigiosa. En abril del pasado año 2010 traíamos a Gente del Puerto a Antonio González Morillo, ‘Antonio Guindate’ que nos contaba una interesante historia en relación a la antigüedad de la Feria, en su origen como Feria de Ganado, tras el lapso de 1916 ante la decadencia y falta de negocio de la misma y después de la Guerra Civil.

En este video, Antonio cuenta de viva voz, su historia, con todo lujo de detalles, haciendo gala de una memoria prodigiosa a sus 95 años.

Se remontaban nuestras Ferias a los privilegios alfonsíes desde la fundación de El Puerto y al fuerte empuje que alcanzó en el siglo XVIII. Pero Antonio afirma que nuestra actual Feria viene desde 1942 y que él fue testigo de la misma, con 26 años de edad, --ver nótula núm. 617 en GdP--

Antonio se ha interesado tanto en ver corroborada su historia, que se ha personado varias veces en el Archivo Municipal, buscando documentación y datos que lo confirmen y ha animado a diferentes investigadores a que prueben lo que su memoria guarda en el recuerdo. El Archivero Municipal, José Ignacio Buhigas, como siempre, ha puesto a disposición de este venerable y casi centenario ciudadano, la información que obra en poder de los archivos que custodia.

Imagen de la Feria de Ganado de 1945. /Foto: Castroverde.

1942.
De momento en el Cruzados del día 2 de mayo de 1942 hay una noticia muy curiosa  sobre una caseta de El Puerto en la Feria de Jerez, confirmado por un acuerdo de la Comisión Municipal Permanente del 1 de junio, sobre los gastos. Para 1942, como noticia relevante podemos considerar la constitución de la Hermandad de Labradores y Ganaderos y su cooperativa sindical, que publica Cruzados el 19 de agosto, pero en las crónicas de la Feria de la Victoria no se dice nada de ‘Feria de Ganados’, como sí se dice en la de 1943.

Imagen de la Feria de Ganado 1945. /Foto: Castroverde.

1943.
Porque en 1943 hay un anuncio invitando «a los ganaderos de la localidad y demás pueblos de la provincia a concurrir a la Feria». En 1943 existe en el Archivo Municipal incluso una ‘octavilla’ impresa que anuncia: «Nuevas y magníficas fiestas en la temporada veraniega 1943 […] y los espectáculos cumbres: las tradicionales ferias del Parque y de la Victoria este año ampliada la última con la famosa y antigua Feria de Ganados».

Entrega de premios de la Feria de Ganados de 1945. En la imagen, detrás al centro, Ignacio Osborne Vázquez, alcalde de la Ciudad.

1944.
Buhigas ha estado sentado varias veces con Antonio "Guindate", con los Cruzados por delante y con el expedientes de Fiestas de esos años. Tienen documentado incluso recuerdos de Antonio --él se quedó asombrado por ello--, porque José Ignacio le leyó un oficio del alcalde ordenando «echar arena en el puente y sus accesos para evitar el peligro de caerse los animales  que han de pasar con motivo de la Feria de Ganado los días 1, 2 y 3 de septiembre». El documento, sin embargo es de 1944.

1945.
La documentación existente a día de hoy nos habla de que hasta después de la Guerra Civil no se celebraría la Feria de Primavera, como hoy la conocemos. Con los datos investigados en el Archivo Municpal, se confirma que dos años antes se celebraron, durante los años 1943 y 1944, Ferias de Ganado en el Coto de la Isleta, hasta su unificación con la Feria de Primavera en 1945. /En la imagen, cartel anunciador de la Feria de Primavera de 1945.

EL DOCUMENTO CLAVE.
Existe un documento que no aparece, sin embargo, ni en el Archivo Municipal, ni en la Biblioteca Provincial (Depósito Legal de Cádiz), ni en la Biblioteca de Andalucía (Granada) tras las pesquisas realizadas por el propio Buhigas: un periódico Cruzados, concretamente el del 25 de abril de 1942 que no aparece por ningún sitio. Es el que podría acaso tener algo publicado sobre la Feria y que diera consistencia a la teoría de Antonio Guindate.

Lo cierto es que en las Actas de acuerdos municipales de esas fechas, José Ignacio Buhigas no ha encontrado nada nada en relación con el Coto de la Isleta que es el lugar donde se pudiera haber celebrado aquella Feria de 1942, salvo unos acuerdos municipales referidos a deslindes y venta de leña.

Cabecera del periódico Cruzados.

Pero esto es lo que Antonio Guindate recuerda: «Corría el año 1942 y Fernando Terry del Cuvillo, apodado 'el Levante' por su temperamento y viveza, se propuso siendo alcalde durante su corto mandato (08-10-1941 a 03-04-1943) reinstaurar la Feria en El Puerto. En el Casino de Labradores le propuso a Gabriel González Franco, padre de Antonio, que enviara unas bestias al Coto de la Isleta, por Valdelagrana, que quería hacer una Feria de Primavera.

Tenía empeño para hacerla competir con Sevilla y Jerez, y quiso situarla en medio de ambas. Y allá que Antonio y un primo se encajaron con las caballerías a la entrada del Coto». /En la imagen de la izquierda, muchachas en la Feria de Ganado.

FERIA NO OFICIAL.
Nuestra teoría, a falta del periódico Cruzados al que hacemos referencia más arriba, es que no hay que dudar de la memoria de nuestro informante. Es del todo probable que aquel alcalde, Fernando C. de Terry estaba en aquellas fechas trabajando en la formación de la ganadería asociada a la bodega de su nombre y que era su afición y que, efectivamente, en 1942 encargara, de forma no oficia,l al padre de Antonio que ‘probara o ensayara’ un intento de Feria de Ganado. Algo que se haría oficial en los años siguientes.

En la Feria de Ganado.

Al carecer en el Ayuntamiento de documentación que lo sustente: actas, acuerdos, … y al ser las Ferias una fiesta que forma parte del calendario oficial de los municipios, podemos afirmar que, oficialmente, no existió Feria de Ganado en 1942, aunque si un ensayo general que daría paso a la Feria como hoy la conocemos, donde ya no existe trato con el ganado salvo para paseo, exhibición y, en algunos casos, concurso.

¿Que pasaría en realidad en abril de 1942 en el Coto de la Isleta? ¿Aparecerá ese Cruzados del 25 de abril de 1942? Pero a Antonio le queda, en cualquier caso, el privilegio de haber asistido a la gestación de esta fiesta que hoy disfrutamos y que le brindamos con Vino Fino de El Puerto. (Texto: José María Morillo).

6

La historia de este Gran Puerto de Santa María está hecha a base de montañeses. Si no, repase Vd. el Libro del Repartimiento de Alfonso X, por cierto publicado hace escasas fecha en una edición escrupulosa del Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla Manuel González Jiménez.

Habrán habido, en el tiempo avalanchas de genoveses, de flamencos, de franceses, de irlandeses... pero el germen de la demografía portuense ha sido siempre montañesa. Aquello es Castilla pura, es la mar de Castilla. En todas las épocas esta Baja Andalucía ha sido un atractivo para los montañeses y ya sea de chicucos, ya sea de comerciantes, cualquiera de ellos, escarbando un poco tenían unas ejemplares y claras ejecutorias de hidalguía, cuando no de nobleza. Todos.

Maximino era montañés. Maximino Sordo Díaz (Trescudia, Camijanes, 1912-El Puerto, 1982) no se llamaba Maximino, sino Luis-Maximino. La verdad es que poca gente lo sabía. Entre ellos mi padre, Luis, yo, Luis, ambos de San Luis IX, Rey de Francia, el 25 de agosto, felicitábamos a Maximino en su día y a una señora, Luisa , Aquino Arnosa, viuda de Quijano, que también celebraba ese raro santo de agosto.

El restaurante 'El Resbaladero' o 'Resbalón', a la izquierda, en la década de los 30 del siglo pasado, con el castillo de San Marcos sin la  restauración a la que lo sometió Hipólito Sancho.

El abuelo de Maximino, Mateos Sordo, ya recaló por aquí en el último tercio del XIX y trabajó en "La Vega", en Jerez. El padre, Francisco Sordo también, aunque luego se fue a la Montaña para casarse y no volvió sino para ver a sus hijos Maximino, Ángel y Cosme que se vinieron a El Puerto, a "Las Mellizas". Maximino tomó "El Resbaladero" en el 36, un restaurante que tenía una honda tradición marinera, andaba en boca de todo el mundo e incluso en páginas escritas por Pío Baroja o José Navarrete.

Bar 'Las Mellizas', actual Bar Vicente.

En el 37, Maximino marchó a El Arrudo y se casó en Vielba con su novia Feliciana de la Torre y se volvieron a El Puerto. En el 41 amplió su negocio con "La Fuentecilla" y algo más tarde tomó el "Bar Central".  Su imperio fue ampliándose con el Tiro de Pichón, con el Club "El Buzo" y el Club Naútico, en El Puerto o con la caseta del Casino Nacional en Jerez. Además tuvo un catering acreditadísimo para bautizos, primeras comuniones, bodas y cualquier otra celebración.

Fachada del Restaurante El Resbaladero, con toldos y mobiliario antiguo. /Foto: Neto Anelo.

Barra y estanterías bien provistas de El Resbaladero.

Cuadro de 'El Resbaladero', pintado por Juan Lara. La polémica de aquel cuadro la hemos contado en GdP en la nótula núm. 670.

Imagen del comedor nuevo del Resbaladero.

En los sesenta, El Puerto comenzó a expandirse y se establecieron otros, de modo que el casi monopolio de Maximino empezó a resentirse. Se decía por aquellos entonces:"El Caballo Blanco, el Cangrejo Rojo, El Candil Verde y... Maximino Negro". (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Luis Soriano Gómez nació el 21 de abril de 1944, en plena II Guerra Mundial, en la Casa de la Aduana, hijo de Manuel Soriano Martín, natural de La Línea y de Carmen Gómez Mesegué, de El Puerto. Es el octavo de diez hermanos. Con posterioridad vivieron en la Avda. de la Bajamar, 24, entre las calles Aguado y Las Cadenas. El mismo día de su nacimiento se representaba por un grupo de artistas locales la obra de Muñoz Seca ‘Anacleto se Divorcia’, en una actuación benéfica. Era alcalde de la ciudad Ignacio Osborne Vázquez.

En la Feria de Primavera, con sus padres, Manuel y Carmen, y sus hermanos Milagros y Bienvenido (+). Año 1950.

Empezó su educación en la escuelita de la señorita Carmen en la calle San Bartolomé, pasando luego al colegio de la Plaza del Polvorista y al de Don Juan ‘el Cojo’ en la calle San Sebastián y por último el Instituto Laboral, o de Santo Domingo. /En la imagen de la izquierda, en Rota, en un campeonato escolar, Luis, agachado.

INICIOS DEL FÚTBOL.
Desde muy pequeño, e influenciado por su hermano Manolo --ver nótula núm. 575 en GdP-- empezó a jugar al fútbol en la Plaza del Polvorista participando en 1957 en Rota en un campeonato escolar. En 1959 formó parte del equipo del Frente de Juventudes y del San Eloy Juvenil (Jerez de la Frontera), participando en un Trofeo de la Vendimia contra el Sevilla Juvenil que, por aquellas fechas, era la cantera del Sevilla C.F. y, entre otros jugó contra Bancalero y Paco Gallego, jugador con posterioridad del Barcelona y de la Selección Española.

Luis, a la derecha de la imagen, con el equipo del Frente de Juventudes. (1959-60).

RACING JUVENIL.
En la temporada 1960-61 entra a formar parte del primer equipo juvenil del Racing, con Fernando Gómez Borrás ‘Tito’, Antonio Miranda, José Antonio Sánchez García, José López ‘Pepito el Comandante’ (hijo del Comandante de la Guardia Municipal), Mariano Serrano ‘Nano’, ... Los entrenadores de este equipo eran Antonio Jiménez ‘Yonete’ (ex presidente de Acocen); Pedro Gil y Juan ‘Chiquete’. Durante aquella temporada y, debido a la gran calidad de los jugadores el campo de fútbol se llenaba de seguidores. Luis fué seleccionado por la Federación Gaditana para formar parte de su selección, jugando un partido en La Línea contra el Málaga, ganando por 5 a 1. El primer gol de este partido lo ganó Soriano con un ‘derechazo’, aunque el toda la vida ha jugado de centro izquierda.

El Racing Juvenil en la Temporada 1960/61. Fila superior, de izquierda a derecha: Beato, Carrasco, Nano, Facundo, Luis Soriano, José Antonio, Tito. Agachados, Miranda, Lele, Castro, Sucino, Lópiz.

RACING TITULAR.
En la temporada 1962-63 fue requerido por Francisco Hurtado para jugar en el primer equipo del Racing, algo insólito hasta esas fechas. Con el equipo de profesionales debutó en el Estadio Domecq de Jerez de la Frontera, contra el Jerez C.F., ganando los nuestros por un contundente 1 a 3. Esa misma temporada se retiró su hermano Manolo, dándose la circunstancia de que ambos coincidieron en el partido homenaje que se celebró.

Durante la instrucción, en el Campamento de San Fernando. Luis a la izquierda de la imagen. 1 de octubre de 1964.

BALÓN DE CÁDIZ Y SERVICIO MILITAR.
En la temporada 1963-64 ficha por el Balón de Cádiz, bajo la batuta de Luis de Miguel, ingresando al finalizar dicha temporada en el Cuartel de Instrucción de San Fernando para hacer el Servicio Militar. Allí coincide con sus paisares Rafael Lores, Andrés Perles Velázquez, Juan Cordero Sucino ‘Juan el de las Quinielas’ por trabajar con su tío Francisco Lara, Guillermo Rivas Acal, ... y una vez jurada bandera tuvo como destino la Junta de Deportes, pidiendo sus servicios el Puerto Real C.F. del que formaría parte con un salario de 300 pesetas por partido. Coincidió con nuestros paisanos, Manuel de la Torre Belenguer, --con posterioridad jugaría en el Racing--, Baldomero, los hermanos Berenguer...

Luis Soriano, en un parque de Villarrobledo (Albacete), en 1966.

Finalizado el servicio millitar el Villarrobledo se interesa por él, y por mediación de Leopoldo Gómez ‘Lupo’ es fichado para la temporada 1966-67.

Presentación del Racing en el Eduardo Dato, temporada 1967/68

En el Estadio del Racing C.P., sosteniendo la pacarta, desconocido y Teja. De pie, Mariano Serrano 'Nano', Martínez Jaen, Chares, Luis Soriano, Manuel Prado 'Lolo', Jaime Ruiz Chinea. Agachados, Sebastián José Vera Palmes, Jesús Bastián, Manuel Gómez Barrera 'Manolín', Miguel Mata y José Breval. Los aficionados a la derecha son Francisco Fernández Acal 'Paquito' de Casa Paco Ceballos, desconocido y Julio Fernández Galloso. 16 de junio de 1967.

REGRESO AL RACING. EL ALAVÉS.
Será en la termporada 1967-68, estando de presidente Bernardo Sancho, cuando vuelve al Racing C.F. donde tendrá de entrenador a Ventura Martínez. Fue una triste temporada para la afición del equipo rojiblanco donde se jugaban el ascenso frente al Alavés. Fueron campeones de grupo y, en la fase de clasificación se eliminó al Baleares, ganando El Puerto por 1 a 0. Luego, en el partido de vuelta en Palma de Mallorca, por 1 a 2. Después tuvieron que medirse con el Alavés, entrenados por Ignacio Eizaguirre siendo secretario técnico Puskas, empatando a cero en el partido de ida en Vitoria y en, El Puerto, a la devolución, el 16 de junio de 1968, se perdió --aún a día de hoy, incomprensiblemente-- por 0 a 2. Todavía se pregunta la afición que es lo que pasó aquel día.

Fichando con el Málaga CF en 1969.

MÁLAGA C.F.
Fue traspasado al Málaga C.F. la temporada siguiente, 1969-69. Este equipo jugaba en Primera División, siendo su presidente Juan Moreno de Luna. Sería luego cedido al filial Atlético Malagueño. Aquel traspaso sería el primero que realizaba el Racing, dejando beneficios a las arcas del equipo local.

En La Rosaleda, con el Málaga contra el Marbella. Ganaraon 3-0.

REGRESO AL RACING Y... ¿JEREZ?
Al principio de la Temporada 1960-70 el Jerez C.F. se interesó por Luis y, cuando las negociaciones estaban prácticamente finalizadas, recibió la visita de Francisco Hurtado, quien había regresado a El Puerto de entrenador planteándole que ‘de ninguna manera se iría al equipo jerezano, ya que el Racing estaba muy interesado por él’. Así, se puso en contacto con Antonio Torres Santiago, secretario de la entidad racinguista y llegaron a un acuerdo fichando por tres años.

Partido benéfico en la Plaza de Toros.

TROFEOS CERVANTES Y DEL CUVILLO.
En 1970, durante los días 22 y 23 de agosto participó en Alcalá de Henares (Madrid), en el Trofeo Cervantes, con los equipos RSD Alcalá, UD Salamanca, Atlético Madrileño y el RC Portuense. Eliminaron en las semifinales al UD Salamanca por 0 a 2 y, en la final, al RSD Alcalá, organizador del Trofeo por 3 a 0, trayéndose para nuestra Ciudad el correspondiente premio.

I Trofeo Ciudad de El Puerto.

En agosto de 1972 se alineó con el equipo del Racing, en el I Trofeo ‘Ciudad de El Puerto’ --ver nótula 831 en GdP-- que se enfrentó al Real Madrid, en la inauguración del Estadio ‘José del Cuvillo’, donde coincidirá con su amigo Sebastián Fleitas Miranda, con quien había coincidido en el CD Málaga.

Luis, en un partido benéfico entre 'El Troncho' y Osborne.

CUELGA LAS BOTAS.
Al terminar la temporada de 1973 ‘colgó las botas’ como profesional, dedicándose al negocio familiar de exportación de pescados. En sus ratos de ocio participaba en partidos de veteranos como el Tritón de Cádiz, con su viejo amigo Leopoldo Gómez ‘Lupo’, así como ‘el Troncho’, los cuales solían jugar todas las Navidades para recaudar fondos para causas benéficas.

En el Estadio 'José del Cuvillo', junto al torero Juan José Padilla y el trío arbitral.

DIRECTIVO.
Formó parte de la entidad rojiblanca en la directiva presidida por Francisco Ferrer Palacios, ocupando el puesto de Delegado de Campo. Posteriormente, durante las temporadas 2004 a 2007 volvió a ser directivo del club. En época reciente, con el Racing a punto de cumplir sus bodas de diamante, se ocupó en organizar dicho evento, dadas las maltrechas arcas del club, poniéndose en contacto con varios jugadores que han pertenecido, a lo largo de su historia al Portuense: Rasero, Peloti, Trujillo, Laínez, Pedro Gil, ...

Con Luis Hoyos y Manu Romero, en el Club Náutico en una entrega de trofeos de raqueta.

En la actualidad, sus aficiones deportivas van por otros derroteros: el pádel y el tenis. En tenis formó parte del equipo de veteranos del Club Náutico de El Puerto, llegando a quedar subcampeones de Andalucía durante dos años. Formaban el equipo con José Luis Nieto, Higinio Obregón, Francisco Perdigones, Manuer Bernal y Luis Hoyos Lorenzo.

En el Salón de Plenos del Ayuntamiento recibieron, en 1998, el homenaje de la Ciudad a su familia al ser la única en El Puerto que contaba, por aquellas fechas, con cinco generaciones vivas. En la imagen, podemos ver además de a sus padres, Manuel y Carmen, a sus hermanas Carmen, Josefa, Milagros, Loli y Maribel, además de sus hermanos Manuel y Bienvenido.

En la actualidad, con el nacimiento de un ‘chozno’ (nieto en cuarta generación), son ya seis generaciones, faltando el patriarca y su mujer, recientemente fallecida, y su hermano Bienvenido. /50 años separan estas dos instantáneas de Luis Soriano Gómez.

Nuestro agradecimiento a Vicente González Lechuga y a Luis Serrano Romero, por su colaboración en la redacción de esta nótula y en la restauración de algunas de las fotografías que la ilustran.

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El abuelo de Manuel Muñoz Rodríguez, Luis Muñoz y Carballo tenía en 1870, entre otros negocios radicados en la calle Palacios 34, uno dedicado a la venta y distribución de toda la prensa y revistas que, en aquella época, se editaba en Madrid, Sevilla y Cádiz, entre ellos Diario de Cádiz, fundado por Federico Joly y Velasco en 1867, una de cuyas primeras portadas podemos ver en la imagen inferior.

...continúa leyendo "997. MANUEL MUÑOZ RODRÍGUEZ. Decano de la distribución de la prensa ."

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Ana Delgado Ramos nació hace 77 años, en 1934. Eran cuatro hermanos.  Estudió interna en un colegio en Cádiz, junto al Hospital de Mora: había que quitar una boca que alimentar en plena posguerra. Su padre trabajó en Jerez, en una bodega, cuyo nombre no recuerda. 31 alcaldes ha tenido El Puerto desde que nació nuestra protagonista: 6 durante el Frente Popular; 19 durante la Rebelión Militar, la Dictadura y el Postfranquismo y 6 durante el actual periodo democrático.

1934
El año del nacimiento de Ana, nacen también Juan Muñoz Aparicio, jefe de taquillas de la Plaza de Toros y Luis Caballero Florido, presidente de honor de Bodegas Luis Caballero. El Ayuntamiento estuvo presidido por tres alcaldes, desde junio del año anterior hasta marzo, por Francisco Cossi Ochoa; de marzo a Octubre, por Francisco Tomeu Navarro y, desde octubre hasta enero de 1936 por José Luis Macías Caro, padre de Luis Macías Rubio.

Hipólito Sancho (en la imagen de la izquierda) publica «La Iglesia Prioral del Puerto de Santa María y Antón Martín Calafate». Pedro Muñoz Seca estrena «Mi chica», «¡No hay no!», «La Eme», «El Escándalo» y «El Ex». Alberti publicará, ese año, ‘Bazar de la Providencia’ y ‘La farsa de los Reyes Magos, dos farsas revolucionarias’ y funda junto a su esposa, María Teresa León, la revista revolucionaria ‘Octubre’ e iniciará una gira por diversos países americanos.  La vía pecuaria ‘Colada del Cementerio’ fue deslindada y amojonada los días 14 y 15 de marzo de 1934. El Maestro Dueñas es destinado a hacer el servicio militar en El Puerto. Agrupaciones carnavalescas de El Puerto participan en el Carnaval de Isla Cristina (Huelva).

La primera pata concedida como trofeo taurino fue entregada en 1934 a Vicente Barrera Cambra (en la imagen de la izquierda) que cortó, además dos orejas y rabo y toreó junto a Rafael ‘el Gallo’ y Juan Belmonte. El Teatro Principal, cerró sus puertas durante la Semana Santa, reabriéndolas el sábado de Gloria, con la película ‘Melodías de Arrabal’, en la que intervenía Carlos Gardel junto a Imperio Argentina. El Ayuntamiento, creemos que en el último trimestre del año, acordó que fueran días festivos locales, las festividades religiosas del Corpus, la Virgen del Carmen y la Virgen de los Milagros.  Se crea el ‘Pósito Marítimo y de Pescadores’, siendo su primer presidente José Poquet Cabrera, entidad antecesora de la Cofradía de Pescadores.

Una antigua imagen del Mercado Municipal realizado con el material de derribo del Convento de los Descalzos (actual Plaza de Isaac Peral).

MERCADO DE ABASTOS.
Ana lleva 56 años vendiendo camarones en la Plaza, en el entorno del Mercado de Abastos, desde los 20 años. Y continúa a sus 76 porque, ya sin paga desde los 70 años al no tener hijos dependientes, no alcanza con la jubilación de su marido: Joaquín Lara Pino (80 años), con quien tuvo 8 hijos «--y dos abortos», se apresura a precisar, además de 9 nietos y 3 bisnietos. Joaquín trabajó en muchos sitios: estuvo embarcado, emigrante en Alemania, al principio de las obras en la Base Naval de Rota, en el campo...

Camarones vivos y saltando

Los camarones que vende, vivos y saltando antes en un canasto, hoy en una moderno recipiente de polímero azul, los cogía antes Joaquín, su marido. Hoy, dada su elevada edad, son sus hijos los que surten a Ana de la materia prima y se los paga, «--Ellos también tienen que dar de comer a sus familias», añade.

Ana, el pasado Miércoles Santo, en plena faena de venta.

Y en la plaza, esta menuda mujer aún tiene voz para lanzar su pregón: «--¡Venga niño: camaroncito vivo!». Paga al ayuntamiento según los días que tenga el mes, que viene a ser una media de cincuenta euros mensuales. Y vende con dos medidas diferente de cristal, la cantidad estipulada, para tortillas, para cocerlos e incluso para cebo vivo para los pescadores, ofreciendo a quien se lo pide, recetas de como cocinarlos.

Hace un mes, un matrimonio americano le pidió permiso para que su hija pequeña se fotografiara con Ana, avisándola de que aquella imagen se colgaría en una de las paredes de su restaurante, a su regreso tras las vacaciones. Y ahí sigue Ana, en la Plaza, en invierno y en verano --sufriendo corrientes de frío y golpes de calor-- recordándonos con su presencia que antiguas formas de subsistencia siguen vigente en pleno siglo XXI. (Texto: José María Morillo).

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Tadea González de Frago,  marquesa de San Jorge nació en El Puerto de Santa María,  el 9 de diciembre de 1736. Es precisamente por esta época cuando comenzó a implementarse el régimen virreinal borbónico en Santafé de Bogotá (Colombia). Su ciudad natal había sido recientemente incorporada (1729) a la corona borbónica. Esto nos hace pensar que tanto en España como en Nueva Granada, Tadea González se encontraba en un medio inmerso en el proceso de incorporación no solo de las políticas sino también de la cultura borbónica.

Retrato de La Señora Doña María Thadea Gonzáles Manrique del Frago Bonis, Natural del puerto de santa María, Ilustrísima Marquesa de San Jorge de Bogotá. Óleo sobre tela. Autor: Joaquín Gutiérrez. Fecha: 1775. Museo de Arte Colonial. (Bogotá. Colombia).

El retrato de la Marquesa de San Jorge forma un díptico con el retrato del Marqués de San Jorge, serie que el mismo Marqués encargó a Joaquín Gutiérrez. […]

Exhibir el escudo de armas, el lujo que adorna un cuerpo femenino a través del peinado, el vestuario, los colores, las texturas y el brillo del metal dorado y de las esmeraldas, asociados a los objetos religiosos, y la cartela que aclara su origen de casta, la marquesa era española de nacimiento, y su título nobiliario, además de demostrar el buen gusto, permitía a las familias de la élite neogranadina afirmar no solo la nobleza sino también la virtud, considerada esencial en el ideal de la mujer. /Portada de 'Historia de El Puerto de Santa María, desde su incorporación a los dominios cristianos en 1259 hasta el año 1800', de Hipólito Sancho.

Se sabe que la marquesa era hija de Doña Rosa del Frago y Bonis y del presidente de la Real Audiencia, Francisco González Manrique, oriundo de la villa de El Pedroso, jurisdicción de Nájera (La Rioja), y quien había sido antes capitán del regimiento de Córdoba y castellano (encargado del castillo) en el castillo de San Luis de Bocachica en Cartagena de Indias (Colombia).

El padre de la marquesa ocupaba el cargo de Presidente de la Real Audiencia de Santafé en 1740 cuando se levantó la suspensión del virreinato de Nueva Granada y se nombró a Sebastián de Eslava como nuevo virrey. Al morir en 1747, Francisco González se había casado por segunda vez y, radicado en Santafé, se dedicaba al comercio de tabaco. /Escudo de los Medinaceli.

Se dice que a la muerte de Francisco González Manrique la situación económica de la familia no era muy buena y que el futuro marido de Tadea González, Jorge Lozano, marqués de San Jorge de Bogotá,  proporcionó la dote de la novia al contraer matrimonio, sin la aprobación de los Lozano, en la capilla de indios de El Novillero. El yerno además concedió las tierras de Támara y Morcote, en el Casanare, a la familia de la novia para que sus parientes la administraran. /Estandarte de Carlos III.

El cuadro de la marquesa portuense, fechado en 1775 y el segundo matrimonio de Jorge Lozano con Magdalena Cabrera en 1778 sugieren una muerte temprana, después de haber dado a luz nueve hijos, entre ellos, Jorge Tadeo Lozano.

EL MARQUÉS DE SAN JORGE.
Retrato de El Señor Don Jorge Miguel Lozano de Peralta, y Varaes, Maldonado de Mendoza, y Olaya, Ilustrísimo Marqués de San Jorge de Bogotá. Octavo poseedor del mayorasgo de este nombre. Ha servido los empleos de Sargento Mayor Alferes Real y otros varios de República en esta corte de Santafé, su Patria. Óleo sobre tela. Autor: Joaquín Gutiérrez. Fecha: 1775. Museo de Arte Colonial. (Bogotá. Colombia).

'Don' Jorge Miguel Lozano, mínima fórmula de respeto con que podría ser interpelado en vida, además de 'Señor', 'Ilustrísimo' o de la enumeración de sus apellidos, fundamentales para su denominación como 'Marqués de San Jorge', junto con sus riquezas y sus "servicios a la Corona", nació en Santafé de Bogotá el 13 de diciembre de 1731 y murió el 11 de agosto de 1793 en el convento de la recolección de San Diego de Cartagena de Indias. Considerado uno de los hombres más acaudalados y poderosos del Nuevo Reino de Granada.

JORGE TADEO LOZANO.
Padres de Jorge Tadeo Lozano, su familia conforma quizá uno de los ejemplos más fascinantes para acercarse a los cambios y permanencias que se sucedieron entre las dos últimas generaciones de la época colonial especialmente desde el punto de vista de una antropología política atenta a la devoción de las élites neogranadinas, tanto criollas como peninsulares, por los signos asociados a la monarquía española y a su nobleza civil, militar y religiosa. /En la imagen, Jorge Tadeo Lozano de Peralta y González Manrique, vizconde de Pastrana (Bogotá, 30 de enero de 1771 - Bogotá, 6 de julio de 1816) fue militar, médico, intelectual y estadista colombiano que presidió el Colegio Electoral de Cundinamarca y fue presidente de las Provincias Unidas de la Nueva Granada durante la Independencia.

En la imagen de la izquierda, logotipo del Museo Colonial de Bogotá (Colombia).

Su hijo, Jorge Tadeo Lozano, quien fue el principal impulsor de la "Sociedad Patriótica" de Santafé -cuyo propósito era implementar la modernización económica y social de Nueva Granada bajo el espíritu del despotismo ilustrado-, emprendería, en tiempos independentistas, la malograda creación de una monarquía constitucional cundinamarquesa que respetara el poder de la nobleza española tanto como los principios de una república federalista; y tras años de disputas civiles sería encarcelado y condenado a la pena capital según los principios jurídicos del estado monárquico que defendía. (Textos: Carlos Rojas Coccoma,  por cortesía de José Luis Chacón).

Museo de Arte Colonial. Bogotá. Colombia.

Casa del Marqués de San Jorge

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Juan Muñoz, en las antiguas puertas de Taquilla de la Plaza de Toros. (Foto: Fito Carreto).

Juan  Muñoz Aparicio nació en 1934 en la calle Nevería, 32 --en el lugar que luego estaría ocupado por una fonda--, primer hijo del matrimonio formado por Juan Muñoz Villanueva (+1939) y Luisa Aparicio García (+2000). Su otro hermano, Manolo, con nótula núm. 803 en GdP y su primo el cura Juan Carreto, con nótula núm. 904 en GdP, huérfano de madre al fallecer ésta en el parto sería, prácticamente, el tercer hermano. Falleció el año 2005.

En la imagen, el Batallón Infantil, en formación por las calles de El Puerto en 1934, el año del nacimiento de Juan.

En 1934, el Ayuntamiento estuvo presidido ese año por tres alcaldes, desde junio del año anterior hasta marzo, por Francisco Cossi Ochoa; de marzo a Octubre, por Francisco Tomeu Navarro y, desde octubre hasta enero de 1936 por José Luis Macías Caro, padre de Luis Macías Rubio. El Consistorio, creemos que en el último trimestre del año, acordó que fueran días festivos locales, las festividades religiosas del Corpus, la Virgen del Carmen y la Virgen de los Milagros. Rafael Alberti funda junto a su esposa, María Teresa León, la revista revolucionaria ‘Octubre’ e iniciará una gira por diversos países americanos. Alberti publicará, ese año, ‘Bazar de la Provindencia’ y ‘La farsa de los Reyes Magos, dos farsas revolucionarias’. Agrupaciones carnavalescas de El Puerto participan en el Carnaval de Isla Cristina (Huelva).

El Teatro Principal, cerró sus puertas durante la Semana Santa, de 1934 reabriéndolas el sábado de Gloria, con la película ‘Melodías de Arrabal’, en la que intervenía Carlos Gardel junto a Imperio Argentina.

Manolín y Juan Muñoz Aparicio, en una foto oficial del Colegio de Alfonso Cárdenas.

Pero volviendo a nuestro protagonista, Juan se quedó huérfano de padre muy pronto, con apenas cinco años por lo que su madre, Luisa ‘la del Cosario’, viuda a los 33 años y con otros familiares a su cargo, fue la que sacó adelante a esta familia numerosa y ya, monoparental. Juan vivió una infancia difícil en plena Guerra Civil y posguerra.

El colegio de Alfonso Cárdenas, en la calle Luna, frente al dessaparecido Teatro Principal.

Estudió en el colegio ‘privado’ de Alfonso Cárdenas, en la calle Luna, cursando a continuación Comercio, estudios que abandona pronto para incorporarse al mundo laboral, algo que será una constante para el resto de su vida.

Empezó muy pronto, en el Cosario --mezcla de agencia de transportes, mensajería y gestoría--, situado en la esquina de Nevería con Palacios, frente al Bar Apolo. El Cosario Vda. de Juan Muñoz  desaparecería en 1971, con la llegada de las modernas agencias de transportes. Allí laboraban hasta los domingos.

| Antonio Gil y Juan Muñoz en el escritorio de Conservas Sur.

CINCO TRABAJOS A LA VEZ.
Juan llegaría a estar trabajando hasta en cinco sitios simultáneamente: a las seis de la mañana entraba  en una bodega. A las ocho, en la desaparecida fábrica de Conservas Sur. A las dieciséis en los desaparecidos Tejidos López, en calle Nevería. A las dieciocho, como representante de Conservas Sur, en Jerez. Y, además, era Subjefe de Taquillas en la Plaza de Toros, bajo las órdenes de Juan Martín Vélez y con Antonio Gil como compañero.

La fábrica de Conservas Sur, con nótula núm. 333 en GdP, recordaba Juan, eran una fábrica de ‘delicatessen’, productos tales como la mermelada de naranja agria de los árboles de las calles de El Puerto, se vendía en el Corte Inglés y en Inglaterra y en Alemania las sardinas en aceite sin piel ni espinas. La Salsa India, o la de Tomate, hubieran triunfado hoy ante los paladares más exigentes.

De pie, de izquierda a derecha, José Arjona González, Juan Muñoz Aparicio, María Isabel Morató Payares, Guillermo Romero Rivas, Francisco Bollullos García, Manuel García Sánchez y Jesús Ruiz. Agachado, desconocido y Antonio Gil González.

PRIMERAS VACACIONES, EN LA MILI.
Las vacaciones las disfrutó, por primera vez, durante el Servicio Militar, con 19 años, en el buque escuela de la Armada Española, Juan Sebastián Elcano, como marinero de reemplazo. Allí engordó 10 kilos durante nueve meses, los que duraron el viaje de instrucción de los guardamarinas. Y las siguientes vacaciones, 21 años después, cuando entró a trabajar en la desaparecida Caja de Ahorros de Cádiz --hoy integrada en Unicaja-- lo que le permitió prescindir de otros trabajos complemenarios. Y es que Juan, si pensaba que más cornadas daba el hambre, nunca permitió, a fuer de trabajar y trabajar,  que le cogiera ese toro.

En el desaparecido campo de fútbol ‘Eduardo Dato’. de pie de izquierda a derecha, José Arjona González, Manuel Jurado (trabajaba en la Cruz Campo), Joaquín Camacho Gordillo, Agustín Fernández González, Juan Garcelá, José Antonio Lojo Rodríguez, Manuel García Sánchez, Guillermo Romero Rivas, Antonio Gil González. Agachados: Manuel Jarque "Chicharito", Fernando Arjona González, Carlos Quiñonero Anguiano, Carlos Quevedo Janina, Juan Muñoz Aparicio, desconocido, desconocido.  Delante: José Lucas Morillo León, recién salido de una enfermedad por eso no jugó, recibiendo un homenaje de sus compañeros y amigos. (Foto: Fariñas).

Una prolífica vida laboral en la que fue cosechando amistades y conocimientos para sacar adelante, también, a la que sería su abundante prole. Casado con Carmen Rivas Acal, tuvo siete hijos y un agregado viviendo con ellos --siempre le gustaron mucho los niños-- a los que podía ver poco, pero a los que su mujer supo dar una sabia educación para que todos salieran adelante, además de los nueve nietos que les dieron.

De izquierda a derecha, Ramón Bayo, Juan Muñoz, José Luis Tejada, José Antonio Lojo, Andrés Perles y Francisco M. Arniz. Precisamente se trata de la inaguuración de la Exposición de Pinturas de Arniz, en la Caja de Ahorros de Cádiz de la Plaza del Polvorista. (Foto: Colección Francisco M. Arniz Sanz).

En el Salón de Plenos del antiguo Ayuntamiento, en un homenaje a José Luis Feria Fernández, José Luis Galloso, econ motivo de su triunfo en Madrid, como novillero, cuando cortó 4 orejas saliendo por la Puerta Grande. De pié, de izquierda a derecha, José Pérez Lechuga, propietario del Bar 'El Niño' en calle Zarza, Antonio Fernández Galloso, Francisco Ragel, puede ser Juan Luís de los Ríos, José Luís Galloso", Mateo Navarro y Juan Sánchez, picadores y Leopoldo López León, banderillero, formaban parte de la cuadrilla de Galloso y Soriano. Agachados: Antonio Gil González, Juan Muñoz Aparicio y con gafas, Jesús Vela Morillo. 1 de junio de 1971. (Foto: Rafa).

JEFE DE TAQUILLAS.
De su etapa de Jefe de Taquillas de la Plaza de Toros , en la que fue auxiliado por algunos de sus hijos, guardaba muy buenos recuerdos, y otros no tanto, que se fueron con él para siempre a la tumba, como a Juan le gustaba decir. Y muchas amistades. Entre las anécdotas vividas, nos recordaba lo   rumboso que era Manuel Benítez ‘el Cordobés’, el desapego al dinero que siempre tuvo para con  los más necesitados. Atendía con generosidad a quienes buscaban su ayuda, e incluso a quienes no se la pedían.

Con su mujer, Carmen, en los tendidos d ela Plaza. (Foto: Garpre).

Y otra anécdota vivida junto a Luis Miguel Dominguín. En la década de los sesenta, la esposa de cierto Gobernador Civil le pidió al maestro , mediante recadero, que le firmara un abanico, a lo que este se negó debido al estado de trance torero en el que se encontraba, con el castizo «--Que se meta el abanico en el c***» . Y ni lo firmó, ni fue puesto a disposición de la autoridad tampoco, aunque por mediación de la Vda. de Miguel Castro Merello, lo firmó 15 días más tarde en otra visita a El Puerto.

HOMENAJE PÓSTUMO.
Juan desaparecería prematuramente el 28 de marzo del año 2005. Ese año, en la corrida a caballos de la Feria de Primavera, se guardó un emotivo minuto de silencio, en memoria y recuerdo de quien, durante 57 años trabajó en las taquillas de la Plaza de Toros, los últimos como Jefe de Taquillas, con las diferentes empresas que regentaron el coso taurino.

Descubrimiento del azulejo en el homenaje póstumo a Juan Muñoz, en las taquillas de la Plaza de Toros.

Unos meses después, el 8 de agosto, Juan Muñoz Aparicio recibiría un homenaje póstumo en el bodegón que alberga las taquillas de la Plaza. Fue descubierta una placa realizada en azulejos por Pepita Lena Terry, ante la presencia de su viuda e hijos, los presidentes de la Plaza de entonces, Fernando Gago e Ignacio García de Quirós, y diversos oficios auxiliares de la la Fiesta: veterinarios, médicos, personal de puertas, etc…

Azulejo situado en el bodegón de taquillas de la Plaza de Toros.

SEGUIDILLAS DE LA PLAZA REAL DE TOROS
DE EL PUERTO DE SANTA MARIA

A la buena memoria de Juan Muñoz Aparicio, taquillero mayor de la Plaza Real.
por Luis Suárez Ávila.

¡Toros en El Puerto!
trenes, vapores,
faluchos de la hora,
los breacks, los coches;
y los piqueros,
en caballos cruzados
van caballeros.
Van caballeros,
y en manolas de mulas,
van los toreros.

¡Toros en El Puerto!
Suenan clarines,
que no los tocan hombres:
son serafines.
Arce y Viñas:
¡Que despejen la plaza!
¡Salgan cuadrillas!
¡Salgan cuadrillas!
y detrás, Atalaya
con sus mulillas.

¡Toros en El Puerto!
Arena de oro,
regada con la sangre
de tantos toros.
De toros, toros,
que lidiaron El Lavi
y Paco de Oro.
¡Vaya toreros!
Mazantini y Redondo
y El Chiclanero.

¡Toros en El Puerto!
grita el gentío.
Que torean Guerrita
y Lagartijo.
Toros de Ortega:
seis en un mano a mano
y uno, de prueba.
Seis, de Gallardo,
con un toro de prueba,
en mano a mano.

En una cena en el campo de fútbol en el estadio José del Cuvillo. En primer término podemos ver a Fernando Arjona Cia. 24 de agosto de 1973. (Foto: Rafa).

Juan se lamentaba, en los últimos años de su vida, que en la sociedad actual hubiera «menos altruismo y mas agresividad, menos gente sana. Pero gracias a Dios también hay buena gente que son la esperanza de que el mundo no acaba».

Francisco Román Sánchez nace en El Puerto en 16 de marzo de 1951, primero de los cinco hijos que tuvo el matrimonio formado por Milagros Sánchez Albaiceta y Francisco Román Aranda. Toda su infancia la pasó en la calle Larga, 140, donde su madre trabajaba para las monjas de clausura del Convento de las Concepcionistas. Ya de mayor viviría en la misma calle en el número contiguo, el 142.

En 1951, Rafael Alberti publica: ‘Buenos Aires en tinta china’. El pintor porteño Enrique Ochoa, lega a la Ciudad una importante colección de obras de su producción, pero no fue como se afirma erróneamente en algunas biografías en 1951, sino en 1948. El escultor José Ovando Merino talla, con la madera proveniente de dos cipreses del Cementerio de San Fernando de Sevilla, la imagen de estilo neobarroco del Cristo de la Hermandad de la Misericordia.

En la pretemporada de fútbol, el R.C. Portuense juega en casa con el Jerez C.D., con el resultado de 4 a 6 para los jerecistas. En Sanlúcar, con motivo de las fiestas de la Virgen de la Caridad, se celebraba un partido contra el Atlético Sanluqueño, que perdía también el Racing. Mueren Cándida Jiménez Huelva, Cándida la Negra’, que nació esclava y murió libre y centenaria en El Puerto; el filántropo Elías Ahuja y Andria. (1863-1951) y el que fuera ministro de la gobernación con el gobierno del dictador Franco, Valentín Galarza Morante (1882-1951). Nace el músico Andrés Olaegui y el político de IP, Juan Gómez Fernández.? / En la imagen, anuncio de Fernando A. de Terry, en ABC, el 31 de mayo de 1951.

Colegio de la Plaza del Polvorista. Imagen tomada en noviembre de 1973. A la izquierda, la calle del Sol.

Paco hizo los estudios primarios en el colegio de la Plaza del Polvorista. Pronto entraría a trabajar, como ayudante de mancebo en la Farmacia de José María Viqueira, en la confluencia de las calles Larga y Palacios. Luego prestaría sus servicios en la Farmacia de Justo Castro.

ABENGOA.
Pero, lo que realmente le gustaba era la electricidad y su primer empleo como electricista lo tendría en una pequeña empresa de Benito Delgado. Luego vendría el contrato con la hoy multinacional española ABENGOA, fundada en 1941, que en la actualidad agrupa una serie de empresas en las áreas de energía, telecomunicaciones, transporte y mediambiente. El pasado año 2008 empezó a cotizar en Bolsa, dentro del índice IBEX 35.

CENTRAL NUCLEAR DE ASCÓ.
Pasado un tiempo fue destinado aTarragona, trabajando en la Central Nuclear de Ascó, en la margen derecha del río Ebro, que está dividida en dos reactores. De 1032.5 MV y 1027 MV, operando el primero en marzo de 1984 y el segundo en marzo de 1986. En cuanto tuvo oportunidad, pasado el tiempo, regresó a El Puerto al producirse una vacante en la zona.

ACOPO.
Fue miembro del Consejo Municipal de Seguridad, en calidad de representante de la Asociación de Comerciantes Portuenses ACOPO, de la que su mujer, Rosario Navarro Diáñez, es la presidenta y cuyos fines son fortalecer, apoyar y revitalizar el sector del comercio en El Puerto. . Con Chari, como cariñosamente la llamaba Paco, tuvo cuatro hijos: Yolanda, Javier, Raul y Rocío. Chari es muy conocida por la tienda de regalos y confección ‘Bazar Sharo’, que ha tenido varias ubicaciones, Larga, Palacios y en la actualidad en la calle Ganado, esquina con Jesús Cautivo.

Con su mujer, Chari Navarro, presidenta de ACOPO.

Con la autorización de ampliación dada al Centro Comercial El Paseo, Paco Román fue muy crítico  por el «impacto negativo que tendrá sobre los negocios del centro», achacando el declive del Centro  al instalarse esta superficie comercial. «Cuando abrió sus puertas, muchas tiendas cerraron y aún se notan los efectos», abundaba. Paco no entendía la actuación  «contradictorio que desde el Consistorio se favorezca la ampliación y a la misma vez potencie el Centro Comercial Abierto (CCA) en el Casco Histórico». ACOPO está integrada en la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos-ATA.

GRUPO VITOLFÍLICO.
En 1973 funda, junto a un grupo de amigos, la Asociación Vitolfílica Portuense, de la que resultaría elegido su presidente. Fue una asociación muy activa organizando exposiciones, proponiendo actividades culturales, e investigando en la historia de El Puerto o editando vitolas dedicadas a edificios singulares y personas notables de la vida de El Puerto. /En la imagen, cartel de la Exposición Vitolfílica 'Ciudad de El Puerto' de 1999.

En 1987 la Asociacion Vitolfílica Española (AVE), con sede en Madrid, les invita a integrarse en dicha asociación a la vista de la ingente actividad que desarrollan. Será dos años mas tarde, en 1989, ya refundados como Grupo Vitolfílico ‘Bahía de Cádiz, cuando se produce dicha integración en esta a modo de federación, representando el grupo, también presidido por Román, a la comunidad andaluza. / En la imagen, escudo de la marca H. Upman.

Reyes en Silueta. Serie posterior a 1902. Retratos de personajes con la cabeza sobresaliente del cuerpo central de la anilla o vitola, sobre una media orla en forma de semicircunferencia, actuando como marco del retrato. No se conoce coleccionista que tenga las series completas (son siete series distintas).

En El Puerto se organizaron 11 exposiciones vitolfílicas ‘Ciudad de El Puerto’, con diferentes temáticas, tanto en el Casino Bahía de Cádiz como en el Centro ‘Alfonso X el Sabio’. Y otras tantas, en Cádiz y Chiclana, 8 en Rota, y 1 en Puerto Real y en Jerez de la Frontera. También, y con la temática del Vapor Adriano III, se realizaron cinco exposiciones. En 1995/96, organizaron el Concurso Vitolfílico Nacional ‘El Mar’ dedicado al desaparecido coleccionista Ramón Bayo Valdés.

EL VAPOR: BIEN DE INTERÉS CULTURAL.
El grupo realizó una interesante investigación sobre los distintos barcos a Vapor existentes entre El Puerto y Cádiz, llegando a registrar hasta 29 embarcaciones. Igualmente hicieron un estudio sobre la saga de los vapores Adriano (I,II y III). /En la imagen, el Vapor Cádiz, que acabaría explosionando en el Muelle, en 1928. Sería sustituido por el Adriano I, cuando finalizó su periplo entre Sanlúcar y Sevilla, tras la Exposición Universal de 1929.

En 1997 solicitaron y consiguieron de la Junta de Andalucía que el Vapor Adriano III fuera declarado Bien Mueble de Interés Cultural, máxima figura de protección que la Consejería de Cultura tiene para preservar el patrimonio público o privado de Andalucía. En el año 2004 Paco Román colaboró activamente con los actos conmemorativos del 75 Aniversario del Vapor en El Puerto, organizado por el Ayuntamiento. /En la fotografía, una imagen actual del Adriano III, surcando las aguas del río Guadalete.

Francisco Román, con unos amigos del Grupo Vitolfílico.

Para quienes le conocían, para su familia y amigos, Paco era una persona divertida, graciosa: “--Te tenías que reír con él y con sus cosas. Para el no existían los problemas, nunca veía lo negativo de las cosas y siempre encontraba el lado bueno”. El Puerto entero lo conocía, se hacía notar con las asociaciones a las que pertenecía, luchando por los intereses de la localidad. Paco presumía de relaciones y amistades de alto nivel y, muchas veces ‘amenazaba’ en broma con decírselo a tal o cual conocido personaje de la vida política española, si percibía que los políticos locales no hacían buen su trabajo. La prensa siempre fue su aliada, presándole atención y dándole  cobertura a sus inquietudes y reivindicaciones.

En la imagen, Paco, en una Asamblea del Racing Club Portuense, del que era un preclaro aficionado.

Durante la celebración del Trofeo 'Ciudad del Puerto' 2010, la directiva del Racing le ofreció un homenaje póstumo. En la imagen su familia, recogiendo un reconocimiento de la entidad rojiblanca.

Le encantaban las historias, cuentos, sucedidos y leyendas de El Puerto; siempre estaba leyendo o escribiendo sobre ello. Era un buen padre y abuelo y gran aficionado al Racing Club Portuense, al que seguía con fidelidad, domingo tras domingo. Todo un clásico que murió, prematuramente,  el 30 de mayo del pasado 2010, a la edad de 59 años.

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Aunque la palabra «portón» está definida por la Real Academia de la Lengua como puerta principal de una casa, o la puerta que separa el zaguán del resto de la casa conocida como ‘puerta de la calle’, aparte de puerta de toriles que da a la Plaza, que es otra acepción, en El Puerto llamamos así, especialmente, a las puertas de acceso de bodegas y cocheras y cualquier otro almacén o accesoria, que es una habitación que tiene entrada distinta y uso separado, del resto del edificio principal.

Presentamos en esta primera entrega, siete imágenes originales de Antonio Gutiérrez Ruiz.

Calle Santa Lucía. Antigua cochera.


Plaza de Juan de la Cosa o Bizcocheros. Bodega del Castillo de
San Marcos, propiedad de Bodegas Caballero, antes de
González Rico Hermanos.


Calle Durango. Accesoria.

Bodegas José de la Cuesta (Caballero. Calle San Bartolomé.


Calle La Palma. Bodegas Osborne.

Otro portón de Osborne, puede que por Valdés o Comedias, ¿o
quizás La Palma o Los Moros? El lector nos dirá...

Portón de la casa natal de Ángel Urzáiz, en el número 6 de la calle del mismo nombre nombre.

Esta casa fue labrada en los primeros años del siglo XIX en una parcela segregada de la finca colindante de calle Larga por Joseph Bellido, Factor de las Reales Provisiones y Víveres de la ciudad de Cádiz y Comisionado de Guerra de los Reales Ejércitos. A destacar de ella, aparte su armonía y belleza arquitectónica, que fue cuna de Ángel Urzaiz. Al que ostentó en varias ocasiones la cartera ministerial, lo parió entre esos muros doña María Dolores de la Cuesta Núñez, una joven viguesa, en 1856. Y la Corporación Municipal, sesenta años después, en 1916, coincidiendo con el nombramiento de este portuense de nacimiento Ministro de Hacienda, acordó poner su nombre a la calle donde está ubicada la casa, antes denominada Curtidores, Sarmiento, Puerto Chico y de la Plata. En 1930, al reestructurarse el callejero se ratificó esta denominación que continúa vigente.  El actual propietario es Mr. Thorpe quien la adquirió a la familia Osborne Tosar. Precisamente de estos últimos, los Tosar, fue sede de las oficinas de la empresa vinícola, sala de degustación y despacho al detall de sus productos y gabinete para reuniones y negocios. (Textos: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puerto Guía).


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