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Castor Montoto de Sedas y Luis Ramón Suárez Rodríguez.

castormontotodesedas_libro_puertosantamariaLeyendo que el Beato de Liébana, en pleno Concilio de Sevilla, el año 785, increpó a Elipando, Obispo de Toledo, influido éste por la herejía adopcionista, y le llamó "Cojón del Anticristo", me viene a la memoria un santo varón que no pronunció nunca una palabra más alta que otra. Lo más fuerte que se conoce que dijo fue "¡Pardiéz!" y hay algunos que le oyeron decir, en una ocasión, hasta "¡Cáspita!.

Se trata de Don Cástor Montoto de Sedas Raustentrauch y Vigueras, Notario que fue muchos años de esta Ciudad, gran jurista, Caballero del Santo Sepulcro, de distinguida familia sevillana e hijo del ilustre polígrafo Don Luis Montoto Raustentrauch. Don Castor, con el seudónimo de "Gustavo Luis", escribió una magnífica biografía de su padre y aun otra del predicador Padre Alfonso Torres. S.J. y dio a la imprenta algunos escritos sobre la beata Madre Rafols. (En la imagen de la izquierda, 'Un orador ascético' uno de los libros de Castor Montoto, publicado en Cádiz en 1954, prologado por José María Pemán).

notaria_castormontoto_puertosantamariaEstuvo en dos etapas en nuestra Ciudad. En la primera sucedió a un particular Notario, Don Francisco Rojas, que además de cervantista fue boticario. En la rebotica, alguno de su tertulia le recomendó estudiar Derecho, lo que hizo, y opositó para Notario, lo que consiguió, aportando una fórmula de tinta indeleble, de su invención, que hacía duraderos y legibles los protocolos. En la segunda etapa, Don Cástor sucedió a Don Francisco Rodríguez Perea, Notario que, no se sabe por qué extraña razón, se sabía todas las líneas ferroviarias de España, con sus estaciones, llamaba a su mujer "la cadena perpétua" y a su yerno, militar de profesión y padre los "Murillo", unos compañeros míos del colegio, "El Gran Capitán". (En la imagen de la izquierda, la casa donde estuvo la Notaría de D. Castor Montoto, durante su segunda etapa, en Federico Rubio, esquina con Santa Lucía, frente al Estanco de Vicente Peris Tey).

luis_montoto_raustentrauch_sevillaRANCHO DE POLLA TIESA, HIJUELA DEL CHOCHO, LA CACHONDA, CACHONDILLA
En su vida profesional, Don Cástor se vio en serio un apuro, cuando tuvo que autorizar una escritura de compraventa en Rota: se trataba de la finca denominada "Rancho de Polla Tiesa", que lindaba con la "Hijuela del Chocho", "La Cachonda" y "La Cachondilla". Don Cástor enrojeció al leer, para sí, el instrumento. Así que invitó a cada uno de los otorgantes a leer,  por sí, la escritura y, pesaroso por tener que autorizar tamaña obscenidad, luego de signar con la cruz patriarcal y las iniciales de sus padres, L (Luis) y A (Asunción) como solía, puso su firma, a continuación de la de los otorgantes, dijo: ¡Cáspita! (En la imagen de la izquierda el padre de Castor, Luis Montoto Rautenstrauch (Sevilla, enero de 1851 - ibídem, 30 de septiembre de 1929), escritor, paremiólogo y folclorista español).

Y es que los santos varones, ya sean el Beato de Liébana o Don Cástor Montoto, algunas veces no tenían más remedio que desfogar por la boca su indignación, lo que es enormemente saludable y, en modo alguno, pecaminoso. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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vicenteperistey_puertosantamariaVicente Peris Tey, comerciante y emprendedor local hoy ya jubilado, nació el 17 de junio de 1940, hijo del también comerciante Martín Peris Felices. Tiene dos hermanas: María Luisa y Milagros. En 1970 se casó con Dolores Sayabera Chavero, con quien tiene 3 hijos: Marina, Ismael y Delia.

Estudió hasta los siete años en el Colegio de las Carmelitas, luego con D. Juan Díaz, 'el Cojo', donde estuvo un año, pasando luego a La Pescadería. Pronto se incorpora al negocio familiar, --la tienda de Ultramarinos, Estanco y Bebidas en la calle Santa Lucía, esquina y vuelta con Pozuelo-- con 12 años, en 1952, hasta su jubilación en 2005, es decir, tras 53 años de vida laboral. Continuaría los estudios recibiendo clases particulares de Manuel Alcón, hijo de Ricardo Alcón con calle en El Puerto --la antigua calle Muro--.

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Colegio de la Pescadería, Curso 1950-51 de Ingreso a Bachiller; las profesoras a izquierda y derecha de la fotografía son las señoritas Milagros Gilabert y Paca Aquino Arnosa (+). (Laboratorio Fotográfico  E. Utrilla. Valencia. Colección F.G.G.)

En la fila superior, de izquierda a derecha: Juan Niño Garrido, Luis Bustos (+), José Zamorano Franco, Antonio Ramírez Ariza, Francisco Llorca, Mauricio Ferrugías Carvajal, Paco Espinar Galán, Luis Jiménez  González-Nandín, Rafael Felices Morro (+) y José María Martínez Govantes. En la fila de enmedio, de izquierda a derecha: Miguel Cacchetta de la Ruibiera, José Pineda Martí, José María Gutiérrez Colosía, Aguilar, Manuel de la Torre, Pedro Ruíz Chinea, Rafael Gómez Giménez (+), Francisco Javier Jiménez, Alejandro Zamacola Monís (+) Antonio Florido, Antonio Manuel Arredondo del Río y Fernando Gago García. En la fila de abajo, de izquierda a derecha: Laureano Quesada, Vicente Peris Tey, Marcelo Florido, Paco López-Cepero Pérez (+), Eduardo Cuvillo Jiménez, José Luis Moresco Suárez, Miguel Rascón Roselló, José Antonio Romero Haupold, Juan José Sánchez Sánchez, Manuel Carrasco Ariza y Manuel Morro Jarque. Sentados en el suelo, de izquierda a derecha: Antonio Lara, Fernandito Arjona González, Manolito Sánchez, Eduardo Benjumeda Osborne, Guillermo Benvenuty Díaz (+), Manuel Jesús Merchante Gutiérrez, Maximino Sordo  Alonso (+) y Jesús Casado González.

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DESTILERÍAS TEY
En 1965, con 25 años, se mete en la aventura de los destilados y monta en la calle Federico Rubio 58 antiguo, 72 actual, donde hoy vive, una destilería que compra a Jerónimo Guerrero: Destilerías Tey. Como estaba cerca del negocio famliar: la tienda de Ultramarinos y Estanco, el almabique lo atendía a ratos dejando a un empleado y aprovechando la hora de comer.

Allí se fabricaba ginebra, menta, ponche y coñac de la marca Tey, --el coñac o brandy se iba a llamar Nelson, pero ya estaba registradoy encargada la etiqueta, por lo que hubo de cambiarle el nombre, aunque permaneció la imagen de Nelson--, el Cacao Machín y Anís La Andaluza. Poco duraría la aventura destiladora. El alcohol lo compraba en Jerez, entre otros, al almacenista González Barba. Las grandes empresas axfisiaron a los pequeños: insistiendo cerca del legislador para que se prohibiera,como así sucedió, la venta de aquellos productos a granel  --el garrafeo-, y aunque lo intentó, fué difícil introducirse en el mercado de estos productos embotellados, copado ya por las grandes firmas, cerrando en 1969.

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Santa Lucía esquina con Pozuelo, la tienda por fuera.

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La tienda por dentro, hoy reconvertida solo en Estanco.

LOS ULTRAMARINOS.

La jornada laboral era de 10 horas diarias: de 8 a 2 y de 5 a 9. Y a medio día el alambique, durante su etapa de destilados. En la tienda se embolsaban las legumbres: garbanzos locales y de Vejer; lentejas y judías de Salamanca. Aceites comprados al almacenista local José Velarde Díaz-Munio y a Paulino García Segura de Jerez; aceites de procedentes de molinos de la provincia gaditana, de Córdoba, Jaén... Y tostaban el café: de Colombia (café de caracolillo), Brasil y el mas malo, el de Fernando Poo, la colonia de Guinea Española. Hasta que llegó Hacienda con los impuestos y había que venderlo envasado, con precintos, libro de registro... algo que hizo inviable esta actividad y desapareció el característico olor por las tardes que inundaba la esquina de Santa Lucía con Federico Rubio.

El bacalao, procedente de los Mares del Norte, que surtía un almacenista de Sevilla. Las chacinas de matanzas de los campos: morcillas, butifarras, chorizos y longanizas, de mejor sabor y calidad, sin tantos controles sanitarios...

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Vicente Peris Tey, en una fotografía tomada en la actualidad.

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Ismael Peris Sayabero, al frente del Estanco.

En 2005 Vicente se jubila, y con la jubilación, se cierra el negocio de Ultramarinos, (ya su padre había cerrado en 1957 la Taberna), pero no así el Estanco concesión está a su nombre. Al frente del negocio, su hijo Ismael Peris Sayabera, tercera generación que continúa en esta esquina, en una tienda pulcramente cuidada que mantiene el sabor y la estética de otros tiempos.

martinperisfelices_2_puertosantamariaAÑO 1905.
En 1905, el 8 de febrero, nace el padre de Vicente, Martín Péris Felices (en la imagen de la izquierda, con apenas 30 años). Ese año existían en El Puerto tres Fábricas de Cervezas: José Pérez Leyras (ex José María Barreiro), Antonio Dosal, (ex de A.J. Bensusan) y Tosar y Compañía (ex de Benigno Quevedo & Ramón Giménez). Las bodegas Osborne fundan la solera del Pedro Ximénez Viejo.Nace José Luis González Obregón, capataz de Jiménez Varela y fundador, en 1935, de las Bodegas Obregón. Según la revista 'Gran Vida' en abril de 1905, la marca de coches portuenses 'Anglada', disponía de un catálogo que incluía automóviles de 1, 2 y 4 cilindros, incluso un ómnibus de 14 asientos. La Academia de Bellas Artes, Santa Cecilia, colabora en la organización del III Centenario de El Quijote y publica, en mayo de 1905, un número de su Revista Literia Ilustrada, dedicado a Miguel de Cervantes. Isaac Albéniz fecha en París el 15 de diciembre de 1905, 'El Puerto', la segunda pieza del primer cuaderno de la Suite Iberia, que recuerda a nuestra Ciudad en un alegro imperioso, pensado para guitara. Pedro Muñoz Seca estrena en Madrid 'De balcón a balcón', en el Teatro Apolo, en colaboración con Sebastián Alonso Gómez.

El porteño Ángel Urzáiz será nombrado por segunda vez Ministro de Hacienda; lo sería en tres ocasiones. Fueron alcaldes en ese año Joaquín Ruiz y López y José María Heredia y Ferrer.

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Instantánea de Martín Peris Felices en 1990. (Foto: Carmelo Ciria Pino).

MARTIN PÉRIS FELICES.
El apellido Peris es oriundo de Valencia, de donde era el bisabuelo de Vicente. Su padre, Martín Peris Felices se casó en plena Guerra Incivil, en 1937. En 1941, durante la posguerra, Martín Peris abre el establecimiento, que había comprado al montañés Maximino Mantecón Obeso, el cual lo había adquirido a su vez a otro jándalo, Benito Terán Rodríguez. Había estado un tiempo cerrado y tras las reformas pone en funcionamiento la Taberna, por la calle Pozuelo, y el almacén de comestibles, por la calle Santa Lucía. En 1956 obtiene la concesión de Estanco --Expendeduría de Tabacos-- y 'harto de atender a borrachos' cierra al año siguiente, 1957, la Taberna. Pero no desaparecía, en la calle Santa Lucía, camino de la Plaza de Toros, el ambiente cuando era día de Toros en El Puerto.

martinperisfelices_1_puertosantamariaEran clientes Juan Osborne Tosar, Fernando T. de Terry Galarza, Dolores Aldaz y del Toro, el primer alcalde de la democracia, Antonio Alvarez Herrera, con nótula 362 en GdP, Castor Montoto de Sedas, notario con despacho frente por frente a la tienda de los Peris, donde hoy tiene su consulta de médico Dionisio Rodríguez Solera. Allí permanecería la Notaría con los oficiales José Callealta y Fernando Sánchea Fragoso, hasta su traslado con el notario Bartolomé Gil Sosi a la calle Diego NIño, esquina con Peral, donde permaneció durante muchos años.

"El 2 de enero de 1995 estaba en el Estanco y el 11 estaba con Dios", afirma su hijo Vicente. Murió cuando apenas le faltaban 26 días para cumplir los 90 años.

(En la fotografía de la izquierda, un joven Peris Felices posando para Justino Castroverde).

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PELIGRO_josemedianagutierrez_puertosantamariaJosé Luis Mediana Gutiérrez, ‘Peligro’, nació en el año 1930, hijo de José Mediana Alcaide --que trabajó como arriero y como guarda en el colegio de San Luis Gonzaga-- y de Carmen Gutiérrez Lubián, siendo el menor de cinco hermanos, por delante estaban Manuel, Juan, Antonio, Rafael y nuestro protagonista, ‘Peligro’.

Vivió en la calle de las Cruces, en la casa conocida como ‘Casa del Olivo’. Durante toda su vida trabajó en una tienda de Ultramarinos --un almacén--, situado en la misma calle Cruces, conocido como ‘la Tienda del Curita’.

Aficionado a los viajes, aprovechó su jubilación para viajar con el INSERSO a varias ciudades españolas. También estuvo dos veces en Argentina, tierra donde viven familiares emigrados en tiempos pretéritos: sus sobrinos María del Carmen --convivió una larga temporada con ‘Peligro’ en El Puerto, para luego regresar a la Argentina--, Milagros y José, que a su vez son padres de nuevos sobrinos, en segundo grado, de ‘Peligro’.

‘Peligro’ vivió a lo largo de toda su vida con el que, afirmaba, era su verdadero padre, pues como un padre lo acogió y trató: Antonio Gutiérrez, su jefe y dueño de la ‘Tienda del Curita’, que fue quien realmente lo sacó adelante.

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La madre de 'Peligro' y su hermano, Juan Mediana Gutiérrez.

El año en el que nació Peligro, 1930, el rey Alfonso XIII visitó las cuevas cantera de la Sierra de San Cristóbal. Se crea el Instituto Colombino de El Puerto. El Castillo de San Marcos es declarado Monumento Nacional. Rafael Alberti publica su libro de poesías 'Sermones y Moradas'. Ese año se casa con María Teresa León.  Se produce relevo de alcaldes, siendo elegido el 26 de febrero José Luis de la Cuesta Aldaz y el 18 de marzo, Eduardo Ruiz Golluri.

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Rafael Mediana y esposas, hermano de 'Peligro'.

El 6 de junio de 1930 se desborda el río Guadalete por el temporal de lluvias, arrastrando millares de haces de trigo y cebada y muchos animales muertos. En agosto se celebró el Campeonato de Tiro de Pichón de El Puerto, resultando premiado el marqués de Villar del Tajo; en señoras, la señorita Lassaleta resultó ganadora.

La Virgen del Carmen realizaría, en esta ocasión el 15 de agosto de 1930, su primera procesión marítima.Durante el verano  el novel equipo del Racing Club Portuense organizó una exitosa verbena en la calle José Navarrete --hoy Palacios--, donde tenía su sede social. En la plaza Marqués del Real Tesoro, se jugó un partido entre el Balompié F.C. de El Puerto de Santa María y el Andalucía F.C. de Puerto Real, venciendo los locales por 1-0.

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Peligro, y sus hermanos Manuel y Juan.

A Pedro Muñoz Seca le dedica en 1930, en Madrid, un teatro con su nombre y ese año estrena, Satanelo (farsa tragicómica), La cursilona (zarzuela), ¡Adelante señores: pasen ustedes! (revista), La perulera (farsa tragicómica), El Padre Alcalde (comedia), Una mujer decidida (juguete cómico), La academia (juguete cómico) y  ¡Un! ... ¡Dos! ... ¡Tres! ... ¡La niña para usted! El restaurador Juan Botaro da a conocer ese año la autoría, por parte de Juan de Mesa, de la imagen del San Francisco Javier, custodiada en la iglesia de San Francisco. Se funda la Hermandad de la Misericordia y Ntra. Sra. de la Piedad.

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Soy Esperanza hija de Felipe Lacarta y Pilar Lagunas (qDtG). Soy la gemela de Carmencita ‘la coja’. como la llamaban los niños malajes, que siempre hay en todos sitios. Mis padres eran ‘los Maños’;  vivíamos en la calle Santa María 1. Yo soy la hija pequeña junto a mi hermana gemela Mamen, y junto a mis hermanos Pili, Gonzalo --que en paz descanse--, Felipe, y Conchita, formábamos la familia Lacarta Laguna.

hermanas_lacartaMe emociono de pensar en esos pocos años que pasé en el Puerto --entre 1954 y 1964--, pero que tengo grabados en mi memoria como si fuesen ayer y, aunque no tengo buena memoría para los nombres, si recuerdo mi niñez en La Placilla.  Jugando todos los días, con mis amigas, Mª Jesús, Milagros, Paqui, Nati, con las que pasé parte de mi infancía, hasta que tuvimos que regresar a Zaragoza. Hasta allí llevó  todos nuestros enseres Agustín Vela Mariscal. Esta familia para nosotros fue, pues eso: nuestra familia; nosotras pasábamos mucho tiempo en su casa jugando, muchos domingos cuando hacía malo jugabamos a la lotería, en aquella habitación que daba a la Placilla y se veía mi casa.  (Esperanza y su hermana gemela Carmen, en el patio de su casa en la calle Santa María).

La señora Carmen nos daba la merienda y así muchas veces. Mi más entrañable recuerdo a los Vela Duran, pués eran una familía ejemplar. Carmen Durán era una mujer muy trabajadora; la recuerdo siempre trabajando, nunca paraba, era el pilar de la familia, la tienda siempre limpia para que cuando bajara su marido estuviera todo en su sitio, como a el le gustaba; cuidar de sus hijos, su casa en fin que la tengo en mi memoria y no la olvidaré nunca, pues nos quería mucho.

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"En esta foto estoy con Mª Jesús Vela Duran, en la puerta de la pescadería que había debajo de mi casa".

Agustín Vela (nótula 326 en GdP) siempre tenía una fruta para darnos; me acuerdo de tantas cosas que no pararía de escribir, el carrillo de Severo, en el que me gustaba comprar altramuces y chuches; los padres de mis amigas, Fermin el carbonero y su mujer, mi amiga Milagritos y su pobre hermana que murió Pepi, por la que mi hermano Felipe estaba colaito, guapísima, y con la que mis hermanas se ponían por las noches junto a ella, a comer pipas y tiraban las cascaras a los chicos y se escondían para que no las vieran tiradas en el suelo, en el balcón que daba a la Placilla.

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El padre de Esperanza, Felipe, con un amigo en una calle de El Puerto.

Esa Placilla, nótula 366 en GdP) en la que tan buenos momentos pasé y tan entrañables. Recuerdo el almacén de Los Pepes, la tienda que había debajo de mi casa, a donde mi madre me mandaba a comprar el aceite, con la botella, pues entonces no se podía, como ahora, comprarlo por litros. Mi padre de vez en cuando nos traía caña de azucar, que estába buenísima, y la cortábamos a trozos y la repartíamos con las amigas, la pelábamos y a tiras la chupabas, era más buena que el mejor caramelo, alli nos poníamos en La Placilla a comérnosla.

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Las gemelas Esperanza y Carmen Lacarta Lagunas.

Tengo en mi memoria un recuerdo muy triste, aunque lo voy a escribir pues lo llevo en el corazón: recuerdo un accidente que pasó con un camión en la calle San Juan, (nótula 195 en GdP) que perdió los frenos, y fue atropellando a la gente que encontró en su camino; el día del funeral, recuerdo que a los niños nos metieron en el bar, y todo el mundo fue al funeral. Que estas letras sirvan como homenaje, a todas esas personas que fallecieron.

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"En el Parque en esta foto estamos de bebes en brazos de mi madre y de nuestra madrina, me gustaría que la publicases ya que no recuerdo su nombre, se que era amiga de mi madre, haber si hay algun familiar suyo, que pueda aportarme algun dato sobre ella, o algun familiar suyo."

Recuerdo, también, los días que mi madre nos llevaba al Parque Calderón, donde montábamos, en las barquitas, en las Cunitas le decían, y nos compraba algún helado;  la calle Larga, el Teatro Princiapl, el cine Colón, que tantos disgustos tuvo mi hermana Pili, pués se enamoró de un americano de la Base de Rota, y siempre llegaba tarde a casa, que luego resultó que él estaba casado, en fin tantos y tantos recuerdos…

familia_lacarta_lagunasMi vecina Soledad con su hermana Milagritos inválida y a la que tenía siempre limpia y guapa, como los chorros de oro, la peinaba siempre con su caracolillo en el flequillo, que parecía una princesa; Soledad sacrificó su vida por su hermana, para cuidarla; me acuerdo que en la planta baja de la casa, creo que se montó una de las primeras emisoras de radio de El Puerto, que la llevaba Carmelo Ciria, un chico muy guapo, que le decía a mi madre, "--Pilar yo me casaré con su Esperancita". Y ponía la canción de Esperanza que no recuerdo el cantante; la ponía todos los días, era un chico mayor que yo, eso lo recuerdo con mucho cariño. (Foto de familia numerosa).

También vivía un chico llamado Antoñito que era disminuido psíquico, con el que jugábamos mucho. Agradezco que haya este foro para que la gente que nacimos allí podamos expresar nuestros recuerdos y pensamientos. Siento no poder dar más datos de aquellas historias que vivimos, pues me vine muy chica y mis padres no eran de allí. Así que solo dispongo de bonitos recuerdos.

lacartalagunasMi padre era ajustador montador de gruas, y estuvo de capataz montando, la Punta de San Felipe, con la empresa Oliden, con la moto iba y venía a Cádiz, por eso cuando lo destinaron fuera, mi padre el pobre iba y venía de Almazan (Soria) cada 15 días, en la moto, fuese invierno o verano, estuvimos así bastante tiempo, y al caer mis abuelos enfermos, ya decidieron venir a Zaragoza capital, el día 30 de octubre de 1964, que fué el mayor disgusto de mi vida, allí dejaba mi niñez, mis amigas que tanto quería, mi amiga Mª Jesús y yó solo hacíamos que llorar, porque nos queremos mucho, pués allí fuí muy feliz, ahora tambien lo soy gracias a Dios. (En la imagen, Felipe Lacarta, abajo a la izquierda de la grua).

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En el año 1959 fue tomada esta instantánea, de niños que vivían en el que fue Casa de Cargador a Indias, luego reconvertida en casa de vecinos, y alrededores. Todavía lucía el barandal de madera, hoy desaparecido. Escalón inferior, de izquierda a derecha, Manolo Soriano, Pepín Soriano, José Antonio Fernández Galloso, conocido como 'el Pollo', su hermana Mari Carmen conocida como Uchi,, Eva Soriano, desconocido, Maribel Soriano Gómez, Carmelo Soriano, José Luis Soriano y desconocido. Escalón de en medio, de derecha a izquierda:  Perfecta (nótula 078 en GdP), Loli Soriano Gómez y Rafael Soriano. El resto, desconocidos. Animamos a los lectores a identificar al resto de los integrantes en la fotografía. En esta casa vivió el jugador del Racing, Manuel Soriano, (nótula 575 en GdP).

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PALACIO DE ROQUE AGUADO.
La conocida popularmente como Casa de Roque Aguado se inscribe dentro del modelo de casas-palacio de El Puerto de Santa María. Su presencia contribuye a delimitar uno de los laterales de la Plaza del Polvorista, ordenando junto a la de Juan de Vizarrón todo el frente sureste de la citada plaza. Esta casa debió construirse sobre una ya existente por cuanto en la documentación gráfica datada en el primer tercio del siglo XVIII, ya aparece este frente de la plaza cerrado, si bien aún no figura la calle Aguado formada probablemente a raíz de la edificación del inmueble.

En 1784 D. Gaspar Aguado presenta un memorial al Municipio, solicitando construir un muelle a espaldas de “sus casas”, Plaza del Polvorista”. Del mismo modo, dos años más tarde, 1786, en la visita de inspección del Maestro Mayor de Albañilería Bartolomé de Ojea Matamoros para la concesión de licencia y acordelado del terreno para la elevación del muelle se cita esta casa como “Casas principales que esta fabricando D. Gaspar Aguado”.

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El modelo de casa diseñado presenta la disposición propia de las casas palacio de la burguesía comercial: tres plantas organizadas en torno a un patio. No obstante, es la propia disposición del patio la que muestra una cierta alternativa. Muy sobrio, asentado sobre pilares, en vez de columnas, parece estar concebido como antesala de la casa. La fachada de tres cuerpos, separada por cornisas y rematada por antepecho con remates piramidales, queda articulada por el eje formado por el vano de entrada, adintelado, en cuya clave figura el escudo de Gaspar Aguado, y el balcón que existe sobre él, que probablemente también tuviera algún tipo de decoración. La fachada  es de extrema sobriedad, únicamente rota por las barrocas molduras mixtilíneas que enmarcan los balcones de la planta principal.

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En esta imagen se puede observar el escudo sobre el dintel de la puerta de abajo. En la inferior ha desaparecido.

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REHABILITACIÓN.
La Junta de Gobierno Local celebrada el 10 de enero de 2008 acordó conceder licencia urbanística ‘de eficacia diferida’, a un proyecto de rehabilitación del inmueble, situado en la Plaza del Polvorista, 11, a la empresa inmobiliaria promotora, propietaria de toda la manzana exenta de Roque Aguado, (formada por las calles Cadenas, Polvorista, Aguado y Avenida de la Bajamar). El proyecto contemplaba la construcción de hasta 14 viviendas, así como locales comerciales. En la actualidad viven seis familias en el edificio -personas mayores--, algunos de los cuales nacieron en la Casa Palacio, fue también la casa de Perico el de la Carlota (Nótula 265 en GdP).

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El Café Bar Playa El Rempujo ejerce su actividad en la planta baja. El edificio está catalogado con el máximo nivel de protección en el PGOU, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2006. Otras casas del entorno, en los años setenta y a principios del nuevo siglo, no tuvieron tanta suerte y cayeron por la piqueta, la incultura y la incuria tan portuense. La crisis económica ha enlentecido la marcha del proyecto.

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El 22 de febrero de 2009 aparecía el cadáver de un hombre de 48 años de edad, nacido en El Puerto, y que respondía a las iniciales de G.G.C. Al parecer llevaba tiempo enfermo, viviendo en la indigencia y el abandono, y acostumbraba a pedir limosna en la puerta de la cercana iglesia del Espíritu Santo.

«No hacía ni un mes que paseaba por el Parque Calderón, cuando observé, que la caseta dedicada a albergar el mecanismo eléctrico que accionaba, la tan pretenciosa como efímera vida del chorro de agua sobre el Rio Guadalete, daba señales de estar habitada, a pesar de  su escaso metro y medio cuadrado.
Saqué mi móvil, e improvisé una fotografía, que al descargarla en el ordenador  y verla con detalle, sentí el impulso de plasmar en un soneto, la escasa poesía que podía generar tan sórdida estampa. No conocía al morador de la caseta, pero lo idealicé convirtiéndolo en  eremita y capitán de  barco anclado al rio.
Que falaz y triste metáfora, que me devuelve la realidad al leer en la prensa, cómo los empleados del Ayuntamiento, han procedido a demoler la caseta donde llevaba muerto tres dias el “Yiyi” , como así se le conocía.

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Operarios municipales, limpiando la zona tras la demolición de la 'vivienda' del Yiyi.

Tuvo su dia de gloria,  al ser noticia morbosa como portada Diario de Cádiz, “llevaba tres dias muerto” pero no era feliz, como yo lo idealizaba, vivía gracias a la escasa caridad que le proporcionaba su pordioseo y feneció de frío, abandono y soledad. Nadie lo echó de menos.
Sabía que un día lo expropiarían, por la remodelación de la ribera del rio, pero no dio la opción y decidió dejarnos.
No se si alguien lo recordará, yo si prometo que su recuerdo me vendrá a la memoria, por lo menos cada vez que pase por el Parque Calderón. Descansa en paz, Yiyi» (Texto: Alberto Boutellier Caparrós).

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En la puerta de la Carnicería Ortega, junto a Los Maera,  esquina Ganado con Cielos, de izquierda a derecha, Rafael García López, conocido como 'el Mijita' o 'Urtain',  'el Furia', 'Remujardo', 'el Furia', desconocido y Cristóbal Bocanegra.

chaparro_puertosantamariaNo sé si en esta  época se siguen poniendo tantos motes como antaño pero en mi infancia era muy natural, podías tratar toda  la vida a alguna  persona sin llegar a conocer  su nombre. (A la izquierda, Chaparro).

Por la Placilla  pasaron muchas de estas personas como: Kunini, Flichi, el Chispa , el Mamarosca, Makika, el Toto, la Tarzana, Kiliqui, el  Caballo, el Corneta, Yayo, Kika, la Diablora,  el Cartucho, el Lele, Tito, Tete, Tatín, Lalo, Noni, el Corteta, el Capataz, la Buy, el Melena, la Cheli, la Jurado, este mote por el parentesco  de esta persona con ‘la más grande, la Toti, la  Maruchi, Marusela, Romualdo o Remujardo, El Furia,  Chamaco…

romualdo_puertosantamariaTambién algunos conocidos  como: el Troca, la Chacha, el Blanco, el Negro, la Esmallá, el  Choco, el Caramá no ‘el calamar, la Fuqui, la Yeye, el Luri, el Chatuti, el Mosca, el Pegote, el Rubi, la Bú, la Mama Chica, el  Chico,  la Fea, el Feito, el Juaneta, la  Achi, la Achu, el Cheri, el Revorve no ‘el revolver’, la Meona, Panete, el May o  el  Maito, el Cabeza, el Chiqui, el Guardia, el Bizco, el Furias, el Cocacola, el Panarria, el Chino, el Cubano, el Cafú. Tagarnina, Chaparro… (A la izquierda, Romualdo o 'Remujardo').

Otros motes relacionados con gentes de la Placilla o vinculados con ella: Malete, el Tóbalo, el Listones, el Mona, el Meneíto, el Ojito, el Lolete, el Lúa, el Cipri, el Pleti, la Camoma, el Ventura, el Chárle.

mamarrosca_puertosantamariaEl Pesca (no el concejal de Urbanismo de IP), el Mosco, el Carlanga, el Pachi, el Vichi, el Lengue, el Chano, el Cristo (el Melena), el Pele (MGB), la Gandinga, la Pelo, (RCG), el Sevillita, el Boli, el Litri (panadero), el Gallego (Leopoldo ), el Cuqui (la Giralda ), el Severo, la Rubia, la Nena (Penita ), Luis el de los huevos, Joselito el Verde, el Jerezano (Paco), el Caito (fallecido de forma trágica), Enrique el de los muertos, etc... (A la izquierda, Mamarrosca).

Todo un repertorio,  les prometo que a todos los conozco  y sin embargo  de muchos no sé  sus nombres. Todos han tenido que ver en alguna etapa de sus vidas con la Placilla, a nivel de trabajo o por querencia y afectividad. Todo mi respeto para todos ellos  y sus familias. (Texto: María Jesús Vela).

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alvarorendon_puertosantamariaNo lo puedo evitar: soy del Puerto de Santa María. De un Puerto que no reconozco en estas calles peatonales repletas de motos, bicicletas y semáforos que guiñan en ámbar; de tiendas que “se traspasan”, de casas con cerrojos dobles y multitud de foráneos en pantalones cortos que miran escaparates, vagabundean preguntones con el dinero justo para una mariscada de gambas sin cabezas en Romerijo. De esa calle Luna desconocida que, a medida que se aleja del muelle, más desierta parece; de la primitiva Larga, cada vez más corta, estrecha y custodiada ahora por espantapaseantes verdes que tapan fachadas de edificios emblemáticos, derribados o a punto de caerse por abandono de sus propietarios; de esa Pescadería reconvertida por exigencias del guión turístico en una inmensa bolsa de aparcamiento.

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Parque Calderón. (Foto: Jorge Roa).

En el Parque ya no huele a patatas fritas, ni las farolas iluminan su piso de albero; no suena la sirena del Tiovivo de Bañuls, ni se practica el plácido juego del bicheo o mireo de esas chicas que huelen a tomillo, romero y espliego, recién lavadas con agua de pozo, que sonreían al cruzarnos durante el tiempo para la exhibición que significaba el tontódromo Larga-Luna-Parque, ida y vuelta, símbolo de la eternidad. Hoy el paseo se ha reconvertido, como casi todo. Ahora se llama sabatina con copita y tapitas por Herrería-Misericoria-Ribera; y ya no se luce el autóctono.

Tampoco se oye el pregoneo de las tajaítas, del pulpo seco, del camarón o del buen higo chumbo, dulce y fresquito, sobre un saco que cubría un cuarto de barra de hielo comprada en Jesús Cautivo. Han cerrado muchos de los comercios más emblemáticos, donde solíamos acudir para ahuyentar el hambre.

monumento_munozseca_puertosantamariaNi siquiera queda albero en la plaza de Peral. Se ha enlosado, quizás para que el genial don Pedro Muñoz Seca pasee sin ensuciarse sus recién estrenados zapatos de bronce, ahora que le pusieron piernas; aunque el injerto quede poco disimulado. De los azulejos de la tramoya decorativa del foro semicircular donde se ubica aún se vislumbra la frescura y el misterio que tuvieron antaño. En las pérgolas laterales, bajo la densa enredadera de buganvillas se reunían las pandillas del centro y de la placilla. Recuerdo que en las largas esperas confeccionábamos collares y pulseras con las hojas escamosas de las viejas Araucarias, después de terminar la merienda de pan con carne de membrillo o aceite y azúcar (poco aceite y poca azúcar). Jugábamos a la palmá y al coger. El palomar, que sólo tuvo palomas un año, lo utilizaban los jardineros como cuarto de aperos; como prisión, la chiquillería, porque su poyete generoso dejaba espacio para el asiento, a medida que se iba llenando de cogidos a la espera de la palmada que los liberase.

En los descansos pelábamos pipas de girasol, compradas en el carrillo de Severo, en una bocacalle de la Placilla, en un lateral del Teatro Principal de Nuchera. Por una perra chica te llenaba el bolsillo de los pantalones cortos; pero, ¿quién tenía una perra chica en aquel tiempo?

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El Carrillo de Severo, atendido por su mujer, Rafaela Morón. (Foto: Misalo).

Abandonábamos la enciclopedia y los cuadernos de cuentas y caligrafía en casa, y corríamos a sentarnos en las espalderas de los bancos de azulejos vidriados, de espaldas al monumento dedicado a la lectura: Cervantes, Fernán Caballero, Góngora, Fray Luis, los Quinteros, Muñoz Seca…, en un pueblo con nimia biblioteca. La que se levantó en los terrenos del Racing Club Portuense vino mucho después, cuando la juventud nos hizo huir buscando lo que creíamos no obtener en el pueblo.

donjuanelcojo__puertosantamariaEl último comentario de don Juan el cojo, el maestro de la calle san Sebastián. Había llamado por enésima vez a Sánchez para castigarle por molestar a los de atrás del largo pupitre compartido con otros diez. El castigo siempre era el mismo: tirarle de las patillas hasta que se le saltasen las lágrimas. Lo de don Juan tenía mérito. Por la mañana, de nueve a dos, y de tres a cinco por la tarde, encerrado en una habitación donde cabíamos unos cien alumnos de distintas edades y niveles. En una casa-palacio que conoció mejores tiempos en el diecinueve, con un balcón que daba a la calle, donde subía el ruido de los mulos cargados con cacharros de barro para cocinar, barquitos con fruta para el Mercado y el chiflado afilador. En la esquina había una tasca donde se expendía vino a granel, lugar asiduo de braceros y desempleados.

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Colegio de don Juan Díaz, en la calle San Sebastián (Foto: JMM).

Yo venía del Asilo, en la calle Cielos, y estaba acostumbrado a formar en el patio vestido con traje de marinero azul marino, frente a una virgen de túnica rosa y toga celeste a juego con los ojos. Me daba pena. Tenía las manos atadas con un rosario y apenas levantaba su retraída mirada, apalancada en una rocalla de cuyos intersticios brotaba una selva tropical. La gigantesca directora, que hacía por monja y media, situada descaradamente junto a la virgen –que no admitía comparación–, y subida al primer peldaño de la escalera de mármol, nos animaba a ir a una batalla contra los protestantes y declararnos amantes del sagrado corazón:? «Fuera, fuera, protestante./ Fuera de nuestra nación/ que queremos ser amantes/ del Sagrado Corazón./ Viva Dios, que nunca muera,/ y la santa Tradición/ estas monjas benditas/ que nos dan la educación.»

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Fachada de la Iglesia del Asilo de Huérfanas, en la calle Cielos. (Foto: Colección Vicente González).

A Pepe Mesa y a mi, que compartíamos el mismo pupitre junto al balcón de la bandera, nos tocó la señorita Luisa, pecosa y agradable. Cuando se abrían los cristales nos llegaban olores dispares, el del carro de la basura y el de los bollos de pan recién hecho. Hablo de los años sesenta, de cuando las panaderías estaban abastecidas y el estraperlo funcionaba para los electrodomésticos y piezas de recambio. El pan se pregonaba por los portales al tiempo que se repartía a los abonados a la viena, al chusco, a la telera o a la barra. El repartidor tiraba de un carrillo con tres ruedas sobre las que se asentaba un cajón abierto por arriba y del que extraía un capazo donde llevaba los distintos tipos.

001. ¡A SANGRE Y FUEGO!No sé cuándo ni dónde aprendí a leer. Si fue con los susurros amables de la señorita María Luisa o con las voces del ogro cojo. Sólo sé que me encantaban los sábados por la mañana, cuando me acercaba a la papelería de Cortés y preguntaba si había venido el cuadernillo apaisado del Capitán Trueno, con carpetilla iluminada e interior en blanco y negro. Del TBO me gustaba  hasta los increíbles disparates del profesor Frank de Copenhague. Mis hermanos eran más de Roberto Alcázar y Pedrín. Mi padre leía El Coyote, sólo para poder dormir por las noches, abatido por un disparo perdido… Hasta los siete años viví entre algodones. Fue durante la primera quincena de aquel florido mayo, cuando renuncié a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y prometí seguir siempre a Jesucristo.

Del día de tu primera comunión recuerdas que estrenas traje con botones dorados, zapatos que producen rozaduras y calcetines de canalé que te marcan sus dibujos sobre la planta del pie; que te adjudican un rosario blanco como de niña y un misal de tapas anacaradas con cierre de latón que siempre estaba en el suelo, porque se te resbalaba de las manos forradas con guantes de algodón. Sólo soportas la hora larga del ritual, donde todo el mundo trata de endulzar un acto que ha perdido con los años el sentido esotérico, por los regalos del final del banquete con chocolate. Y cincuenta años después te sigues preguntando qué puñetas eran las “pompas” de Satanás. Debían tratarse de las pompas fúnebres, empleadas para acojonar a los niños.

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Ramon Zarco y Luis Ortega. (Fotos: Academia de Bellas Artes).

Me gustaba el dibujo y la música, pero no me gustó que mi madre me apuntara a Solfeo y Dibujo en la Academia santa Cecilia, dos días a la semana. Pronto supe que se habían acabado los bolindres y los hoyos en la calle san Sebastián, y que las tardes se acortaron para siempre. De la Academia recuerdo el olor a pino de Flandes de los pianos del profesor Zarco, en la planta baja, y el olor a goma de borrar y madera de cedro de los carboncillo del piso superior, donde un joven Luis Ortega se esforzaba en habituarnos a mirar a través de sus ojos.

A veces, el tiempo es como el viajero camuflado en los bancos de la estación de la vida, que ve pasar los días como trenes veloces y piensa, desbordado por la frustración, que el siguiente es el suyo. En otras, es la estación la que pasa fulminante detrás del cristal entreabierto de la ventanilla, mientras sigues pensando que en veintitantas estaciones más llegará la tuya. En todos ellos viajan gente solitaria, personas que se resisten a salir de la nube de vapor que rebufa los bajos de la máquina, o se acodan en las escalerillas metálicas de acceso al vagón. Ves jóvenes que sonríen casi con cualquier cosa, señoras desesperadas esperando a que la prima hermana de Diógenes acabe de bajar los bultos donde guarda media vida, y la multitud ansiosa que explora los aledaños del gusano metálico. Asomado a la vida de afuera, con el cristal bajado, escrutas rostros, valoras gestos y evalúas evidencias. Los primeros compases de la puesta en marcha de la torpe máquina te adormecen y sólo treinta segundos antes te apeas. Que aquel no era el tuyo.

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El ferrobús, a su paso por la estación de El Puerto en junio de 1962. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Clavado al único asiento que resistió la embestida de la última litrona, entre la duda de esperar o desesperar, compruebas cómo te quedas solo y que el andén cubierto por la techumbre metálica agrisa un paisaje violeta con leves pinceladas de anaranjado; en un atardecer, lánguido y mortecino.

Sabes que a pesar de la distancia, del tiempo y del deseo, nadie te espera ya. Que los pueblos, las nubes, las vacas paciendo en idílicos prados, incluso la conversación de la señora que se subió en la penúltima parada e intenta desviar tu visión, son un sueño, una ficción creada por tu memoria. La vida, el tiempo son sólo recuerdos, cadáveres que fuiste dejando en la cuneta.

Incapaz de parar lo inevitable, alzas el cuello del abrigo porque empieza a refrescar y cierras el libro que te tiene aprisionado en el ayer de la página 135. Buscas la complicidad del espacio para echar una cabezadita y, entonces, piensas que el haber nacido en el aislamiento de un pueblo como el mío, no significa que hayas crecido en soledad; pero, ¡a quién le puede importar ya…! (Texto: Álvaro Rendón).


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Cruce del Rastrillo procedente de Jerez. A la derecha, antiguas bodegas de Terry, seguida del Convento del Espíritu Santo. Entrada a la Ciudad por Pozos Dulces. 19 de junio de 1977. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

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Cruce del Rastrillo, procedente de Cádiz. A la derecha las vías del tren. 19 de junio de 1977. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

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La salida de El Puerto, por Pozos Dulces. 19 de junio de 1977. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

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Bodega Pedro Domecq, por Pozos Dulces. (Foto: Mata).

El origen de la calle Pozos Dulces dista mucho, realmente, de lo que hoy contemplamos. Tenía dos aceras perfectamente ocupadas por sendas filas de edificios. La de la mano izquierda, conforme se viene de la Estación, se ha perdido totalmente y quedan, en su lugar, los antiguos restos del puente, un gran aparcamiento y el río. Junto a esos restos del puente, se encontraba la antigua ermita de la Consolación. La de la derecha, continúa íntegramente configurada por grandes edificios.

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El Cruce del Rastrillo, parcialmente reformado, con el derribo de una de las viviendas existentes, sustituidas por isletas de ordenación del tráfico, que facilitaba el acceso a la Ciudad. La obra se hizo siendo alcalde Francisco Javier Merello Gaztelu. 3 de enero de 1978. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

A El Puerto se llegaba por el antiguo ‘Rastrillo’, cuyo lugar lo ocupa ahora la rotonda junto al convento del Espíritu Santo. La fisonomía de la calle Pozos Dulces, hasta hace poco tiempo, se caracterizaba por su actividad bodeguera y el ambiente marítimo que le impregnaba el varadero de Pastrana. Eran los dos sectores que saludaban al visitante al entrar en la ciudad.

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El Puente de San Alejandro, acceso desde dirección Cádiz, a la derecha estaba el Varadero de Pastrana. Este puente fue desguazado y desaparecido. Otro de similares características, que sirvió para la línea férrea Madrid-Cádiz y que estaba situado cerca del de San Alejandro, fué rescatado del desguace y está prevista su colocación en el Parque de Los Toruños.

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Varadero de Pastrana, a la derecha estaría el Cruce del Rastrillo. La nave que se ve a lo largo, pertenecía a la bodega de Pedro Domecq. (La zona era conocida como del Corribolo, por la bolera que existió en sus alrrededoeres).

Entre los puentes del ferrocarril y el de San Alejandro, en la ribera del río, había un varadero que se llamaba Varadero de los Hermanos Pastrana. Ahí estuvo hasta hace unos años. Al frente se econtraba Antonio Pastrana y trabjaban con él sus hermanos. Hacían todos los trabajos de los carpinteros de ribera y el calafateado de los barcos. Era también un lugar de llegada de barcas que daba entidad a la fachada de los soportales situada frente al puente. El ir y venir de los barcos, la presencia de los marineros y de los carpinteros de ribera formaba una estampa costumbrista inmortalizada por muchos pintores, entre ellos Juan Lara

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Viscta actual del convento del Espíritu Santo y la Rotonda de las Velas, esta última basada en una idea original de José Alfonso Reimóndez López 'Lete', visto desde el aparcamiento de Pozos Dulces, que estaba ocupado por el Varadero de Pastrana, la Bodega de Domecq, el Taller Hispano Americano o de 'Gomanos', una vivienda de los Gallardo Poullet y una destilería de Terry. (Foto: Vicente Utrera y Alberto Trigueros).

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El convento del Espíritu Santo visto desde el puente, sin los edificios que impedían la visión de esta parte del río, desaparecido el Varadero de Pastrana. (Foto: Vicente Utrera y Alberto Trigueros).

El nombre es paradógico para un puerto de mar y una zona de salinas. Antiguas fotografías reproducen el lugar invadido de aguadores callejeros con sus recuas de borriquillos cargados de cántaros. En realidad siempre fue la calle de los Pozos Dulces, porque aquí había pozos de agua dulce, donde se abastecía la parte de la población que vivía en la zona.  En 1979 volvió a recuperar el nombre de Pozos Dulces, sustituido durante el anterior régimen político. (Texto: Juan Leiva).

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El martes 25 de junio de 2002, en plena fiebre de la construcción y la especulación, el portuense Juan de la Lastra y Terry escribía en el periódico del Grupo Joly, Diario de Jerez, esta Tribuna Libre, donde su dolor por El Puerto quedaba patente en estas líneas, que reproducimos, desde un Puerto instalado a caballo entre la desidia y  la nostalgia, pasando por la indignación.

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Paseo de la Victoria cuando aquel parque neoclásico estaba en todo su explendor: las cuatro estátuas de terracota representan a las cuatro estaciones.

Cuando El Puerto estaba sumido en la hambruna de la posguerra civil, los fatídicos 1940 y siguientes, en los que más de la mitad de la población subsistía merced de las tagarninas del Ejido de San Francisco, a los troncos de palmitos del Palmar de la Victoria y las vainas dulces de los centenarios algarrobos del Paseo el mismo nombre, una de las alamedas recolectas más sugestivas y umbrías de todo el Sur… Entonces, no obstante, mantenía su dignidad muy erguida y sobre todo su buen gusto en los ámbitos urbanísticos y de ornamentación forestal y de jardinería tanto en los espacios públicos como en los interiores de sus viviendas.

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El Monasterio de la Victoria, enmascarado por las galerías y la puerta principal, flanqueado su acceso por eucaliptos, hoy todo desaparecido delante de una gran superficie de aparcamientos.

Sólo al anochecer los alertas el uno, el dos, etcétera, de la guardia del Penal de entonces, custodiado por el Ejército, ponían un acento tétrico, melancólico y penoso al aire mórbido de la ciudad, si es que el Levante no la azuzaba.

luiscaballero_alcalde_puertosantamariaEl Puerto resucitó gracias al buen hacer de Ignacio Osborne, conde de Osborne, y de Fernando C. de Ferry y del Cuvillo, a quienes se sumó el tesón y la capacidad de trabajo de Luis Caballero Noguera, el impulsor de la urbanización de Valdelagrana. (En la imagen de la izquierda, obra de Torres Brú).

Por su parte, los alicantinos dieron vida al puerto pesquero. Así en la segunda década de 1940. El Puerto había retomado su pulso de siglo y medio atrás, cuando Filipinas y Cuba se perdían sin remisión, y las destilerías de la Habana, Santiago y Cienfuegos vinieron a establecerse por esta zona.

La atmósfera poblacional de El Puerto cuando aquellas corridas de toros en agosto con Carlos Arruza, Manolete, Pepe Luis Vázquez, Conchita Cintrón, Álvaro Domecq, Simao da Veiga… y el ir y venir después de aquéllas, rezumante la Ribera del Río de olores mil a mariscos de La Guachi, a brea, a ostiones, a mar salinero y a jazmín del jardín de la familia Arvilla, son recuerdos vivos para unas de las páginas más coloristas de la historia portuense.

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Ruinas de Fuerte Ciudad, en la Playa de Santa Catalina. (Foto: Javier de Lucas).

Pero hasta aquí y sólo hasta aquí. Después, entró la vorágine de la construcción mediante la especulación. Sucesivas alcaldadas dejaron exangües la alameda de la Victoria, dejaron desmoronarse el fuerte de Santa Catalina, lugar emblemático de los primeros días de las exploraciones en América, pues desde su marina partieron Juan de la Cosa y Alonso de Hojeda en un viaje cuyos resultados geográficos hacen que sólo le exceda en importancia el primero de los colombinos; y poco a poco han ido desapareciendo caminos deliciosamente rústicos como el de chumberas de Fuentebravía y de madroños como el camino de los Enamorados.

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El Cortijo de Las Beatillas, antes de su restauración. En el volúmen cerrado y compacto del cortijo, la torre es el referente continuo que potencia la horizontalidad del conjunto.

Además, cuando los promotores de la construcción toman las riendas a favor de sus intereses aunque abanderen los de la ciudad, con patente de corso en las manos no tienen miramientos para llevar a cabo sus propósitos por no decir fechorías. Ahora con todos los que tenía en su interior y en sus alrededores, El Puerto está necesitado de pulmones verdes. Desmontaron dunas, la bahía se ciega, las playas ya no son para alardear… A la barrabasada de la antigua Quinta de Santiago de Terry le ha seguido el parche de Las Beatillas, la mejor atalaya para recrearse de la Bahía. ¡Qué pena! (Texto: Juan de la Lastra y Terry).

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Fali Gomez, federico y amigos

De los cuatro niños de la izquierda, solo reconocemos a Miguel Rascón Roselló y,junto a él, con corbata, José Crespo Chacón, sobrino de Antonio Márquez Toledo y primo de Antonio Márquez Crespo. Debajo de éste, Juan Luis Perles, a la derecha el farmacéutico Antonio Gil de Reboleño Insúa, Antonio León García, médico; Rafael Gómez Giménez (Fali), Federico Romero Andicoberri, farmacéutico; José Luis Moresco Suárez. Debajo, agachados, Paco Ferrer, el añorado Alfredo Bootello Reyes y José Joaquín Muñoz-Seca Manzanera. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

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labecerradaQue rápido pasa el tiempo. Las reproducciones son fotogramas de la película de Jose María Forqué "La Becerrada", rodada en 1962 entre otras localizaciones en El Puerto de Santa María y en Sabiote (Jaen), siendo  estrenada al año siguiente. Solamente resultarán familiares a los de mi generación. Ha pasado medio siglo.

Vemos a un joven y bizarro cobrador en el Vaporcito, el mismo que hasta hace unos años continuaba realizando dicha función; a niños pequeños y jóvenes adolescentes bañándose en la desembocadura del río, "El canal", donde solamente con dos pasos ya se perdía pie, y al fondo la grácil y marinera figura del Adriano II; en la amplia explanada de la actual plaza de las Galeras Reales, donde casi se evaporaba el alquitrán en julio y agosto, dirigía la circulación desde un podium al que añadían sombrilla en estos meses citados un amerengado guardia municipal. Y en los tres fotogramas que siguen vemos a varios personajes populares:  De espaldas, un dinámico vendedor de refrescos, que se mantuvo décadas con ese mismo desaliñado aspecto: rubio pelaje muy terso y pantalones sujetos con guita. En la puerta de la plaza, en el centro de la foto, un expresivo "Guarigüa", con expresión  curiosa y asombrada frente a la cámara que rodaba y, finalmente, el segundo de la guardia municipal, no se si sargento o que otro cargo, intentando impedir que se "colara" Fernando Fernán Gómez. (Texto y reproducciones de fotogramas: AGR).

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El desaparecido Juan Fernández Sanjuán, vestido para la ocasión, haciendo en la película su papel en la vida real como cobrador del Vapor, en esta ocasión a las monjitas interpretadas entre otras por María José Alfonso y Amparo Soler Leal, ante la mirada de Fernando Fernán Gómez.

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El Vapor Adriano II, pasando por 'el canal', cuando aún no estaban los espigones que cierran la desembocadura de río Guadalete.

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Plaza de las Galeras Reales. En el centro de la imagen, Fernán Gómez.

FICHA: ‘La Becerrada’. Género: Comedia. Duración, 87 minutos. Director: José María Forqué. Fotografía: Alejandro Ulloa. Año: 1962. Actores: Fernando Fernán Gómez, María José Alfonso, Amparo Soler Leal, Nuria Torray y José María Rodero. Toreros: Antonio Bienvenida, Antonio Ordoñez y Juan García 'Mondeño'.

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En la puerta de la Plaza de Toros, el vendedor de helados que se instalaba en la puerta, en la vida real, y también para la ficción de la película. Observénse los desaparecidos escalones que se encontraban a ambos lados de la puerta grande.

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Callejón de entrada por la puerta grande de la Plaza de Toros. Vemos a un curioso 'Chato Guarigua'.

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Fernando Fernán Gómez, 'es repelido' en la puerta de la plaza por un guardia municipal, también en la vida real, que era el segundo de la Policía Local en 1962. Al fondo el azulejo con la mítica frase atribuida a 'Joselito'.

ARGUMENTO: Once monjitas que están a cargo del asilo llamado "El hogar del vencido" deciden celebrar una becerrada con el propósito de recaudar fondos y mejorar su delicada situación económica.  Tras consultar con el alcalde y el cura, las hermanas se ponen en contacto con un entendido en el mundo taurino para intentar conseguir la actuación de tres toreros famosos. La lluvia impedirá que la corrida se celebre, pero de todas maneras, las monjas recibirán numerosos donativos que les ayudarán a salir adelante.

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Josele tiene familia en Jerez y en América. Su tío abuelo fue Director General de la Bodega Palomino & Vergara y una rama de la familia se fué a Colombia donde hizo fortuna. A aquel pais sudamericano y a Venezuela emigraron en el siglo XIX muchos portuenses. En su familia han existido picadores  de toros bravos.

Los Atalaya, en el siglo XVIII, en El Puerto, fundaron la ganadería de caballos de pura raza española del emblemático hierro de "La Palma", que fue después del Marqués del Castillo de San Felipe y tuvo su mejor momento y su decadencia en manos de los Jiménez Varela. Los Atalaya tuvieron la ganadería de bravo del hierro de la "A"; fueron picadores de gran renombre, en una saga que llega desde el siglo XVIII hasta nuestros días; los Atalaya tienen una calle en El Puerto; desde tiempo inmemorial son propietarios de las mulillas de arrastre de los toros; tuvieron carros de marca para el transporte de las botas de vino para embarque, coches de caballo, pero, sobre todo, fueron y son unos impresionantes picadores.

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Calle de Los Atalaya, en la barridada de los Toreros, un poco más abajo de la clínica Santa María del Puerto.

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En el Cortijo de Vicos (Jerez) donde trabaja desde hace más de 30 años, saludando a S.M. la Reina Doña Sofía, tras una exhibición de enganches. Año 1994. Josele es Mayoral Jefe -cochero-- de la Yeguada Militar, Cortijo de Vicos. (Foto: Pascual)

En términos parecidos estaba yo, exaltando la estirpe de los Atalaya portuenses, una mañana, desayunando en el Pabellón de Oficiales de la Yeguada Militar de Jerez, con su Coronel, entonces Alonso Coello de Portugal, Marqués de los Ojíjares. El caso es que Josele Atalaya estaba haciendo la instrucción de la mili en el campamento de Obejo y me había pedido que a ver si yo tenía mano para que lo reclamaran desde la Yeguada Militar de Jerez. Y así lo hice. Al Coronel le cargué las tintas, por lo que se verá, con lo de picadores, que se le pusieron los ojos como chiribitas, cuando lo oía. Quedó en que lo reclamaría y así lo hizo.

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Durante una maratón de Enganches, en el Cortijo de Vicos, demostrando su destreza y habilidad a su paso por un obstáculo de agua.

Estuvo al tanto de la llegada del soldado José Atalaya Bellido y lo llamó a su despacho: --"Muchacho, don Luis Suárez me ha dicho que Vds. desde el siglo, XVIII.... picadores y vengan más picadores y que tienen una calle... bla, bla, bla..., así que vas a ir a Pernía, con este vale, y que te hagan unas botas de montar a medida; vas a ir a Antolín y que te hagan unos "briches" a medida, vas a ir a..." Total, que cuando tuvo su indumentaria el soldado Atalaya, lo llevaron al Picadero de la Yeguada y le dijeron que tenía que trabajar no sé cuántos caballos, que aquello era suyo, que era el picador.

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Enganche en cuarta conducido por su propietario, José Antonio Atalaya Viñas, hijo de Josele, en la actualidad alumno de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Josele Atalaya ayudó a hacer del Paseo de Caballos del Recinto Ferial de Las Banderas un digno paseo de caballistas, ayudando al entonces concejal de Fiestas, Jaime Gutiérrez Perea, al principio de la década de los noventa del siglo pasado. Gracias a sus gestiones vinieron los enganches de Williams Humbert, La Duquesea de Monteleón, Alvaro Domecq Díez, Yeguada Militar y Depósito de Sementales. Más adelante se incorporaron los coches de Fermín Bohórquez y la cobra de la Yeguada militar, entre otros.

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Enganche conducido por Josele, visto desde arriba, durante la Expo 92, en Sevilla.

Sorprendido el soldado, explicó que su familia lo que eran es picadores de toros bravos, los de la "mona", la pata de hierro y el castoreño. Y no fue nadie el Coronel, cuando se enteró. Me llamó hecho un basilisco y más o menos  me dijo: --"Luis, eres un inculto, un mentecato, un ...¿Tu no sabes que picador, en el Ejército, es el que trabaja los caballos en el picadero?" --"Pues no", le dije. Me respondió: --"Pues ahí tienes al soldado mejor vestido del Ejército Español y yo, sin picador". Pero la cosa tuvo arreglo. Josele, magnífico mayoral, cochero, entró de "segundo" con Juan Molero y hoy, desde hace bastantes años, es el Mayoral Jefe de la Yeguada Militar y el soldado mejor vestido del Ejército Español.  (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Enganche preparado para llevar a unos novios en la Puerta del Sol de la Iglesia Mayor Prioral, conducido por el hijo de Josele. Son muy requeridos en la zona para transportar con sus coches a parejas de novios para el enlace matrimonial. (Fotos: Colección Josele Atalaya).

A_talaya_plazareal_puertosantamariaTALAYA, Francisco. Varilarguero de mediados del siglo XIX. Ejerció en La Habana por algunos años. Hizo su presentación en Madrid, como úlitmo reserva el 13 de abril de 1846. Figuró en la cuadrilla de José Redondo 'Chiclanero'. Hemos recogido dos actuaciones suyas en El Puerto, los días 23 y 24 de junio de 1847. Murió en esta población en1875. Parece que fueron dos los piqueros que hubo con este nombre, pus don José de Pazos, en sus 'Breves Apuntes' habla de los Atalayas, mayor y menor; posiblemente eran hermanos según otra referencia que hemos podido encontrar. (Manuel Martínez Alfonso. Plaza Real. Año 1968. Pg. 106)

UNA TRADICIÓN FAMILIAR.
Además de los citados por M. Martínez Alfonso, hubo en elsiglo XVIII otros Atalaya picadores y hasta nuestros días, porque el padre de Josele, Manuel Atalaya Reina ,y su tío, Francisco Atalaya Reina, fueron picadores. Hoy, hasta hace poco, lo  ha sido su primo Francisco Atalaya Braza, excelente jinete, como el hermano de éste, Antonio, finísimo en la monta.

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En el Depósito de Sementales (Jerez), donde evoluciona en un complicado giro en una Exhibición de Enganches en el año 2000.

Josele, como mayoral, en la cuña del pescante, ha cosechado infinidad de trofeos allí donde ha llevado los carruajes de la Yeguada Militar.

Manuel Atalaya Bellido, hermano de Josele, es profesor de equitación y, con el resto de sus otros hermanos, es propietario del tiro de mulillas de la Plaza de El Puerto, por herencia.

atalaya_mulillero_puertosantamariaComo mulillero,  Josele, tiene un hermoso enganche de mulillas con una guarnición que él, con sus manos de guarnicionero, como también lo fue su padre, ha hecho copiando, en lo fundamental, la que Sevilla le regaló a Isbael II en 1862.  Este enganche de mulas lo tiene contratado para distintas Plazas de Toros de la provincia.

(En la imagen de la izquierda, Josele haciendo las labores de mulillero de arrastre en laPlaza de Toros de la Escuela de Tauromaquia de Jerez. También lo ha sido de la Plaza de Toros de El Puerto, tradición que continúa su familia, habituales mulilleros desde siempre de nuestro coso taurino, ahora sus hermanos).

No hay que olvidar a su abuelo José Atalaya García, que tuvo coches de caballo y carros de marca, y de pértiga, como su bisabuelo, Francisco, conocido como "Pacurri". Toda la familia ha estado relacionada con los toros y los caballos.

Josele, además de todo y  de ser buenísima persona, dedica sus horas libres a hacer fustas inglesas y trallas caleseras  de enganche que se disputan todos los mayorales de "casas grandes". Son verdaderas piezas de museo.

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Llevando el Simpecado de la Hermandad del Rocío de El Puerto, por la carretera de Sanlúcar a la altura de 'La Belleza'. Josele va en primer término y detrás su padre, Manuel Atalaya Reina y a la izquierda su hermano Antonio.  Su padre confeccionó la  preciosa guarnición "al violín" para los mulos que llevan la carreta del simpecado del Rocio de la Hermandad de El PuertoAño 1981.

Una precisión más: su suegro era Viñas, el clarinero de la Plaza de Toros de El Puerto que hacía pareja con el otro clarinero, Arce, que hicieron historia. (Texto: Luis Suárez Ávila).

José Atalaya Bellido, en www.telepuerto.es

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Acabo de ver el vídeo de la remodelación de las márgenes del río en Internet: ¡por fin los puentes sobre el Guadalete! Gracias, llevo años soñando con ellos.

Empiezo a ver las imágenes y pienso que será un proyecto positivo para la ciudad, pero el vídeo dura seis minutos y llega un momento en el que mi Puerto se me pierde un poco en esa estética tan de cualquier sitio. Ya sé que sólo es un vídeo, pero mi cerebro me la juega machacándome a preguntas: ¿son necesarias tantas losas, tanto cemento?, ¿por qué hay tan pocas zonas ajardinadas?, ¿no crees que falta gracia y color? ¿Dónde queda Andalucía?, ¿escondida?

Echo en falta arriates, albero, flores, zonas de juego para los niños, bancos para los mayores, quiero que el parque siga siendo parque y no se convierta en una calle peatonal más...

¿Sería posible plasmar la historia portuense, nuestro sabor, lo que somos y hemos sido, a través de esta nueva arquitectura y del diseño actual? Por qué olvidar que en Pozos Dulces hubo un astillero, que en la pescadería se cosían las redes, que la draga luchaba contra los bancos de arena, que la sal surcaba en aire en bagonetas negras, que los barcos de pesca dibujaban el paisaje del río...?

Mi bienvenida a los puentes y mi enhorabuena a los artífices, pero en esa nueva estética echo en falta ¡El Puerto! ¿Sería posible construir ese gran proyecto sin borrarlo? Seguro que sí.
Cuento con ello. Cuento con vosotros.

(Texto: Begoña San Narciso)

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Avda. de la Bajamar, calle Guadalete, a la izquierda el antiguo Hospital Municipal, a la derecha el Hotel Vista Alegre. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

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Avda de la Bajamar, el desaparecido Hotel Vista Alegre, hotel de toreros, donde hoy se encuentra el edificio del mismo nombre, que alberga en sus bajos de cara al río el 'Bar del Puerto' en la esquina con la calle Guadalete, que es la que se muestra. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

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La desaparecida Plaza de la Pescadería, donde se espera demoler los edificios que se construyeron delante del Resbaladero para que vuelva a tener la anterior fisonomía, en una imagen del pasado. (Foto: Colección JMM).

Imágenes de la desembocadura del río Guadalete, desde el catamarán.

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calledesansebastian_puertosantamariaHoy 28 de abril se cumplen 485 años  de la formalización oficial del culto a San Sebastián, como copatrono de la Ciudad, junto a San Francisco Javier y a la Virgen de los Milagros. Desconocido para muchos, durante la Edad Media y debido a la epidemia de peste que afectaba a El Puerto, San Sebastián fue considerado como “santo abogado de los contagios”, celebrándose una fiesta religiosa en su honor, sustentada por una cofradía y una ermita, lo que da una idea de la importancia que tuvo para aquel Puerto del siglo XVI. Si bien los orígenes del patronazgo de San Sebastián se remontan a finales del siglo XV, no será hasta el año 1525, cuando se consolida el culto del santo. El culto a San Sebastián es muy antiguo, siendo considerado como el Apolo cristiano, al ser uno de los santos más reproducidos por el arte en general. Un santo, que fue martir muriendo asaeteado por  flechazos y que es considerado por algunos como el patrón de los homosexuales. Celebra su santoral el 20 de enero. (En la imagen, azulejo del siglo XVIII, de la calle San Sebastián esquina con calle Cruces).

Para el periodista José Pablo García Baez, «Según un acuerdo capitular fechado el viernes 28 de abril de 1525, contiene una noticia basada en cuatro puntos, que nos hace pensar que este año fue oficialmente formalizado el culto a San Sebastián. Los cuatro puntos trataban del eje principal del culto y su fiesta eran éstos: la existencia de una Capilla de San Sebastián, la existencia de una cofradía en su honor, la celebración de la fiesta y el voto de la ciudad para la celebración de ésta. La devoción por este mártir era enorme en este siglo XVI. Llegaba a tal extremo, que en el mencionado acuerdo anterior, el mayordomo de la cofradía pedía a la ciudad que para evitar los tumultos que se formaban en la fiesta de San Sebastián, sólo concurrieran a la procesión los cofrades del santo.

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Manuscrito del siglo XVI

Ésta se comenzó a realizar para pedir el cese de la fatídica peste que asolaba a la ciudad en la Edad Media. Don Fernando Valdés, en nombre del Cabildo Municipal, hacía esta singular petición: “que los curas y clérigos hagan procesión  el día de San Sebastián y celebren su fiesta y la de San Roque gratis como se solía hacer pues se hace por la salud y bien público”. Con esta curiosa misiva, la Ciudad se curaba en salud, y nunca mejor dicho, e invocaban de esta forma a San Sebastián y San Roque, abogados en los contagios.

oterocruces_puertosantamariaLa Cofradía de San Sebastián, fundada a principios del siglo XVI, continuaba con la ermita que tiempo antes había comenzado a utilizar para el culto de su titular, pero hasta cierto punto mediatizada por la ciudad que consideraba como suyo todo lo que tenía que ver con el patrono. Ésta ermita, situada en lo que hoy conocemos como la barriada Durango, y en la que todavía se encuentra una cruz de ésta, se encontraba en mal estado y necesitaba un arreglo urgente.  Para el seguimiento de estas obras y para darle mayor solemnidad a la fiesta, se creó la figura de los hermanos mayores y el mayordomo.

En el Cabildo de 2 de enero de 1611 se nombró como hermanos mayores a Antonio del Rico Abano y a Tomás de Quirós. A pesar de que la ciudad aportaba el dinero para gastar en lo que fuera necesario, además de sufragar el gasto de reedificación, la hermandad quería desligarse y emanciparse del municipio, pero no había ocasión. Ya entrados en el siglo XVII, la cofradía pierde su fuerza en la Ciudad, y poco tiempo después, desaparece. Esta circunstancia, junto a que no existía patrono en la Ciudad, daban derechos plenos a la ciudad sobre el culto y la fiesta del mártir. (En la imagen, la cruz de la Ermita de San Sebatián, que aun se conserva en el lugar donde fue construida ésta, y en los terrenos aledaños donde más tarde habría un Hospital de Mujeres).

Estando la capilla de San Sebastián en obras, y la Iglesia Mayor con dos naves caídas y una tercera amenazando, la fiesta en honor al santo tuvo que celebrarse en el Monasterio de la Victoria, de la que era patrón el Duque de Medinaceli, señor de la Ciudad. Los patios del Monasterio fueron testigos de la procesión solemne, la misa cantada y sermón. Entre tanto, la obra de la capilla iba adelantando y se instalaba la efigie de su titular.

Juan-Francisco-II-Tomas-de-La-Cerda_8oDuque-de-MedinaceliLa devoción en El Puerto era creciente, y se creyó a bien comprar unos terrenos anejos a la ermita para su ampliación. Por siete reales, la Cofradía de las Ánimas vendió sus propiedades. Esta compra se convirtió en los cimientos de una muerte anunciada para el culto religioso en la ermita de San Sebastián. Este amplio terreno despertó el deseo de varios fundadores de monasterios y hospitales, y su ocupación por parte de éstos no tardó en ocurrir.

En este caso el antojadizo fundador era el capitán general de la Mar Océana, y señor de la Ciudad, Don Juan Francisco Tomás de la Cerda. Este señor se convertiría una auténtica amenaza para el culto de San Sebastián y su ermita. Anteriormente había dejado sin bienes a la cofradía de la Santa Misericordia. Y en sus trece por construir un hospital de mujeres, pidió al Ayuntamiento la capilla del patrón. (Retrato de Juan-Francisco II Tomás de La Cerda y Enríquez de Ribera, Marqués de Cogolludo y 8º Duque de Medinaceli (1637-1691); obra realizada por Claudio Coello. El 8º duque llegaría a ser el primer ministro del rey Carlos II, sucediendo a Don Juan-José de Austria y precediendo al conde de Oropesa al frente del Gobierno de una España mortificada.).

En 1696 se fundaba mediante escrituras públicas el hospital de Nuestra Señora del Amparo, gracias a las aportaciones que una importante aristócrata de la Ciudad hizo en favor de la creación de las enfermerías necesarias.

virgenmilagros_miniatura3_puertosantamariaEn el siglo XVIII el culto disminuyó  considerablemente. Varias son las causas que justifican este descenso de la devoción en la Ciudad por el patrono San Sebastián. Por una parte, la devoción popular giró en torno a la Virgen de los Milagros; por otra parte, cada vez más, San Francisco Javier, copatrono de la ciudad, tenía mas adeptos entre la feligresía. Además, la fiesta en su honor, ganaba solemnidad y aceptación; por último, los votos a Nuestras Señora de la Merced por la liberación en 1702 de la invasión angloholandesa, y la Santa Cruz por la desaparición de la peste.

En el siglo XVIII hubo un intento de recuperación de la capilla y el hospital de San Sebastián, para el establecimiento de un nuevo hospital de mujeres. Entonces tres sacerdotes portuenses fueron al Concejo de Castilla en solicitud de permiso para la fundación de un hospital de mujeres, que vería la luz tras ocho años de litigio.

flagelacion_puertosantamariaPoco a poco el patrono San Sebastián ha ido perdiendo peso específico en la historia de la Ciudad, hasta llegar al desconocimiento por parte de gran número de portuenses. Nada se sabe de la imagen primitiva, ni siquiera si pudo haber más de una. Lo cierto es que actualmente la ciudad carece de una imagen de un San Sebastián para el culto, a pesar de ser patrono de la misma.

Bien es cierto que un estudio de restauración llevado a cabo por los restauradores Enrique Ortega y Rosa Cabello hace ahora 14 años, se concluyó que la imagen del Cristo de la Flagelación posee una talla de un San Sebastián. Como explica Enrique Ortega: «las  representaciones de Cristo azotado aparecen atadas a la columna con las manos por delante, para tener la espalda libre para recibir los latigazos. Este Cristo tiene las manos atadas a la columna con las manos por detrás, y además presenta numerosas heridas en la parte delantera de su cuerpo». Por tanto podemos afirmar que el Cristo de la Flagelación representa iconográficamente la imagen de San Sebastián. Lo que no puede afirmar el restaurador es la procedencia de esta talla. (En la imagen de la izquierda el Cristo de la Flagelación, que se venera en la Parroquia de San Joaquín).

Así, no se puede desvelar si este Cristo pudo pertenece algún día a la Cofradía de San Sebastián, si procesionó por las calles de El Puerto como patrono de la Ciudad, o si alguna vez estuvo expuesto en la capilla que ocupaba lo que hoy es el final de la calle San Sebastián. Sólo las investigaciones y el paso del tiempo podrán responder a estos interrogantes».

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fraciscojavierpaullata_puertosantamariaFrancisco Javier Pauyata Estévez, nació en El Puerto el 11 de Septiembre de 1954 hijo de Manuel Paullata Serrano e Isabel Estévez Cáceres. La familia vivía en la calle Aurora, frente a la puerta de entrada de la desaparecida Fábrica de Botellas, conocida por VIPA. Cursó sus estudios en el Colegio de la Sagrada Familia, siendo un gran aficionado al fútbol llegando a jugar en el equipo del San Marcos, cuyo entrenador era Ricardo Palacios Mena, siendo compañero de Enrique Montero. Paullata fue uno de los pilares de aquel inolvidable C.D. San Marcos.

Desde muy pequeño se dedicó al gremio de la hostelería, empezando con su padre en un kiosco que tuvo donde hoy está el Bar La Ponderosa, trasladándose, cuando se empezaron a construir los bloques al lugar donde actualmente se encuentra la Comisaría de Policía, colindando con el antiguo Campo de Fútbol del Racing, el Eduardo Dato.  Allí acudía con frecuencia un hermano del padre de Javier, Salvador Pauyata de profesión jardinero, que con sus ocurrencias alegraba el ambiente y hacia olvidar que el día siguiente era lunes…

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El kiosko situado en los actuales terrenos de la Comisaría de Policía, junto al campo del Rácing, entre las Avdas. Eduardo Dato y de la Legión, como se denominaban en 1970. (Foto: Colección Mata).

Ya en su mayoría de edad se estableció por su cuenta en la Cervecería El Carmen que estaba en los bloques frente al Resbaladero y de allí se trasladó al Camino de los Enamorados donde tuvo en arrendamiento El Otro Tendido, donde estuvo durante 4 años.

Hace 29 años, en 1981 trasladó su negocio al actual Bar Triana, en régimen de arrendamiento por periodos, hasta la fecha. El Bar Triana perteneció la familia conocida popularmente como los Giles. Eusebio Pérez Gil de Reboleño heredó dicho bar, y después de regentarlo bastante tiempo junto a su esposa, lo alquiló a Francisco Javier Pauyata Estevez, después de que el padre del mismo falleciera. Los actuales propietarios del local son María Fernández Calderon, Vda de Eusebio Pérez e Ignacio Pérez Fernández.

De aquellos años, cuenta un antiguo parroquiano del Triana, Francisco Bollullo Estepa: «En los años 65 a 69, tuve la oportunidad de acudir al Bar Triana, sobre todo los domingos, después de acompañar a nuestras novias a casa. Allí nos reuníamos los amigos a tomar alguna copa y hablar. Recuerdo con placer la gracia que tenía Eusebio, que era sevillista cuando se ponía a discutir con algunos de los parroquianos, las virtudes del Sevilla y los defectos del Betis.Las personas que frecuentábamos el Bar Triana éramos: Vicente Peris Tey, Juan Pedro Horrillo Vega, José Velázquez Monís, Manuel Rodríguez Tey y yo mismo. Allí conocimos a Emilio Lubián, funcionario municipal; Alberniz, que trabajaba en un taller de Artes Gráficas y un jubilado setentón que por un defecto en una pierna usaba bastón con mucho garbo. Por cierto que este señor, que en aquella época presumía de republicano y antifranquista, Eusebio le gastaba alguna que otro broma poniendo en evidencia su ideología».

El bar Triana sigue siendo muy popular entre la gente del carnaval ya que, servía como lugar de ensayos de algunas comparsas y chirigotas y en la esquina de las  San Bartolomé y Federico Rubio había un tablao durante dichas fiestas. Actualmente lo usa como local de ensayo la famosa comparsa porteña de Los Majaras que para el Carnaval de 2011 se llamará 'Al volver de los ensayos'. Contará de nuevo con la letra de Antonio Rivas, música de Pepito Martinez y la dirección de Pedro de los Majaras. También repetirá el mismo grupo.

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Ganadores del Campeonato de Dominó del año 1987. De izquierda a derecha, Juan Merino, desconocidos,  José Arjona Acal 'Pepón',  Rafael 'Tapaculo' y  Francisco Soto Ruiz

El bar siempre ha tenido muchas actividades de juegos de mesa tales como mus, dominó, (nótula 317. Trofeo Dominó Peña Triana 1982), ronda (nótula 470 Campeonato de Ronda en el Bar Triana 1994), etc. de los cuales se han celebrado comentados campeonatos. Caso curioso de este establecimiento de hostelería es que casi toda la clientela se conoce por sus apodos, siendo raros lo que se saben los nombres completos. El hijo mayor del arrendatario del Triana, Javier Pauyata Garay ha crecido toda su vida junto a dicho establecimiento.

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Retablo Cerámico que estaba situado en la antigua carretera de circunvalación, frente al cementerio y sobre la puerta principal de la finca "El Caracol", de la que salían excelentes espumosos como el "Continental". (Azulejo plano. Medidas: 0,30 m. x 0,40 m. aprox. Siglo XVIII). La leyenda del retablito ponía 'Hacienda de la SsMa Trinidad y Ánimas Benditas'.

Podríamos estar hablando del retablo cerámico más antiguo de El Puerto de Santa María, situando la fecha de su ejecución en el siglo XVIII. Se desconoce tanto la fábrica que lo produjo, como el autor del mismo.?? Su estado de conservación era deficiente, faltando parte de la cerámica vidriada del mismo hasta el punto de que era necesario fijarse bastante desde la carretera para verlo.

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Imagen del desaparecido arco, con el retablo cereámico en la parte superior, bajo el bluende.

En todo su perímetro una cenefa de color azul pintada sobre los mismos azulejos seervía para enmarcarlo. El motivo representado es la Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo que se encuentra auxiliando a las almas del Purgatorio. Pervivían aún distintas letras de una leyenda situada en la zona baja en la que podían leerse sobre las almas de los que penan, "S S MA TRINIDAD".

El retablo estaba muy deteriorado, con grave riesgo de pérdida total. Aproximadamente un año antes de que comenzase la obra de la carretera me presenté en el Edificio San Luis y entregué diversas fotografías acerca del estado del retablo de la Trinidad. La persona que me atendió me dijo que vería que podían hacer. Cuando volví a dirigirme a Cultura al ver el inicio de la obra, me indicaron que me pusiese en contacto con el Museo Arqueológico de El Puerto cosa que hice de inmediato, allí me indicaron que los azulejos, debido a su estado, al intentar recuperarlos se habían desecho y en consecuencia, se habían perdido.Lamentablemente solo nos queda la foto. (Textos y Fotos: Alfredo García Portillo), tomadas el 23 de septiembre de 2008).

Tras el desdoble de la carretera de circunvalación, frente al Cementerio Campal, quedó destruido el arco de piedra de manos de la constructora que hizo la obra de esta vía, algo que  resulta inexplicable en pleno siglo XXI, máxime en una Ciudad que goza de la protección de ser Conjunto Histórico.

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Calle de Diego Niño, un marinero de procedencia onubense afincado en nuestra Ciudad; por cierto que Niño es apellido. Otros nombres de la vía fueron Conde de Guevara, y Salinera.

CALLES DE EL PUERTO.
Dedicado a Manuel Martínez Alfonso.
Alcalde de El Puerto de Santa María.

Arcos, Arena, Aurora,
la de la Cantarería,
Capillera de los Cielos,
la calle de la Cruz Verde,
de la Chanca. Los Descalzos.
Del Durango. De Espelete.
De Jesús Cautivo. Larga.
De la Luna. Los Meleros.
La de las Misericordias
--antigua y nueva--. Los Moros.
La calle de la Mostaza.
Calle de las Neverías.
Del Palacio. De la Palma.
¡Calle de los Pozos Dulces!
Pozuelo. Puerto Escondido.
La calle de la Ribera
del Río. La de la Rossa.
La de San Bartolomé.
San Juan y San Sebastián.
La calle de Santa Fe
y la de Santa Lucía.
Calle de Santa María.
La del Sol. La de Valdés.
Del Vicario y de la Yerba.
(Por su orden están, Manuel).

Pilar Paz Pasamar.
Octubre de 1976.

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Calle de San Francisco. Por otros nombres antiguos, como Portería de San Francisco o Portería, cuyo orígen está en el convento del mismo nombre existente en la calle.

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Calle de Santa Lucía. Debe su nombre a la ermita del mismo título que  estaba situada donde figura ahora Motos Marín y daba nombre a las dos calles con las que formaba esquina. Para distinguir una de otra, se denominaba "Santa Lucía la Ancha" a la Santa Lucía actual y "Santa Lucía la Angosta" a la actual calle Durango. Representaba al gremio de los zapateros, aunque tambén es patrona de los ciegos y de las costureras.  Otros nombres fueron Diego de la Fuente y Ampuerro.

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Calle de la Misericordia. El nombre lo toma de la ermita del mismo nombre, luego vendría el hospital y el convento, luego colegio hoy en desuso como tal. Otros nombres fueron Don Critóbal, Juan de Lepe, calle del Aceite, calle de Salvador Cerrato. Otros nombres fueron San Agustín y Dormitorio de San Agustín, y Botica de San Juan de Dios, Py y Margall, y Rufina Vergara.

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Plaza del Castillo. También se llamó de Alonso el Sabio. Es, junto con la Prioral y la Plaza de Toros, uno de los tres monumentos más significativos de El Puerto. El monumento a Juan de la Cosa, el cartógrafo que hizo el primer mapa mundi en 1500, se encuentra en un lateral del mismo, en otro, un busto del rey Sabio.

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Plaza de la Herrería. También fue llamada Plaza de la Portezuela y Caño de la Villa. Juan Vega Cordonero y Federico Ferrer.

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Calle Rivera. También se llamó Ribera del Río y Calle Mayor en el siglo XVIII.

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Calle de la Chanca. Por la existencia de una chanca o fábrica de salazones de pescado y/o también secadero y almacén de pescados. Otras denominaciones fueron Ribadesella, de los Sistos, Cruz de los Calafates, Polvera e Imagen.

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Calle del Espíritu Santo, por el convento existente de la Orden de Comendadoras del Espíritu Santo. Hoy sigue siendo convento de clausura y colegio de educación concertado.

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Calle de la Zarza, inspirada en este arbusto desagradable. Se llamó también  Corral Viejo de las Vacas, Juan Márquez, Casares Quiroga  y cardenal Almaraz.

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Calle de Santa Clara. 'De Santa Clara p'arriba' era ir conducido al cementerio... inspirada su nomenclatura por la ermita del mismo nombre existente frente al camposanto. Otras denominaciones para la vía fueron Misericordia, Catalina Reyes la Portera, Cielos y Carmen Pérez Pascual.

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Calle de San Sevastian. o de San Sebastián.  Uno de los patronos de la Ciudad, junto con San Francisco. No constan otros nombres en los nomenclator consultados.

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Calle de San Juan. Debe su nombre a la iglesia de San Juan de Letrán, existente en el sitio donde se encuentran las viviendas de los marinos, en las proximidades del Ejido de San Juan.  También se denominó Calle de los Clérigos. Calle Juan Suárez Clérigo y Plaza de San Juan de Malcozinado. General Torrijos fue la denominación que tuvo durante la II República. Conocidos también y recordados por muchos la fuente y el Pilón de San Juan. El poeta José Luis Tejada dejó escrito: 'Calle de San Juan arriba/ de tanto quererte, tanto,/ cuesta abajo se me hacía'.

(El reportaje gráfico es de Carlos Pumar Algaba).

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Calle de Pan y Naranja. Es la calle o callejón de Espelete. También se llamó calle Nueva.

Mostramos imágenes de una selección de azulejos del siglo XVIII,  cuando se encontraban en su emplazamiento original. (El reportaje gráfico es de Carlos Pumar Algaba).

En estos días se están reponiendo en sus emplazamientos, copias de los azulejos históricos con los nombres de las calles que datan del siglo XVIII, cuyos originales fueron retirados en 2005 para evitar su expolio y robo, como ocurrió con ocho de estas piezas entre mayo y junio de dicho año, que al final pudieron ser recuperadas por la Policía.

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Calle de Palacio o Palacios. Nombre tomado del Palacio de Medinaceli. en el primer caso y también aludiendo al número de Casas de Cargadores a Indias existentes en dicha calle. Tuvo también las siguientes denominaciones:  Calle del Arco, Calle de los Oficiales, José Navarrete y Reyes Católicos.

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Calle del Pagador (Natera). Eduardo Palou Flores, clérigo insigne, Doctor de la Iglesia, con cuyo nombre rotularon la calle “Pagador Natera” (Pagador actual), donde estaba ubicada la casa familiar de estos otros Palous,  que pasó a llamarse desde 1895 hasta 1979, “Doctor Palou”. También se llamó Fernando Riquelme y San Elifonso (San Ildefonso?).

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Calle del Pozuelo. También fue rotulada como Yzco, Yeso, Bartolomé Rodríguez y en la actualidad lleva el nombre de un ilustre hijo de El Puerto: Federico Rubio y Galí. En la parte alta de la vía se encuentra el Palacio de los Marqueses de Villarreal y Purullena (o lo que queda de él, saqueado y restaurado en el siglo XX).

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Calle del Ganado. Por donde entraba el ganado a la ciudad para ser llevado al mercado o al matadero existente en la trasera de la actual Casa de los Leones. Estuvo dividida en dos tramos: desde la Avda. de Sanlúcar a Larga: Sangarriana o Zangarriana (que significa bulla, jaleo), Marín de Cubas, Cruz del Ganado, Cruz de la Espartera  Estaque, Esquivel y desde Larga a la Plaza de la Herrería, Caño de la Villa, Espartera, Diezmos, Tinte y Mostaza o Moztaza. Luego vendrían  los inevitables denominaciones de políticos: Práxedes Mateos Sagasta y José Calvo Sotelo.

Las losetas originales fueron desmontadas por técnicos del Servicio Municipal de Restauración y Conservación en de Bienes Culturales hace cinco años de las esquinas de las casas históricas que las contenían, para evitar el robo sistemático que amenazaba con dejar el casco antiguo sin esta valiosa herencia que contenía nombres del nomenclator que se pierden en la memoria. Las réplicas han sido encargadas en el taller de la ceramista gaditana Teresa Posada, y finalizadas en el año 2008, en un trabajo que respeta los originales, con el mismo grosor y tipo de letras, esmaltado en color y cocido al horno a altas
temperaturas, con la salvedad de que estas piezas llevan unos agarres en el anverso, para dificultar una hipotética sustracción.

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Calle Larga. Va de Suroeste a Noroeste, a lo largo del casco histórico. Es una de las calles principales de la Ciudad, acaso la primera. Por tramos, recibió diferentes denominaciones hasta llegar al de Larga: Alhóndiga, Portería de las Monjas, Mercaderes,  Julián de Albaraa, .. siendo en la actualidad compartido con Virgen de los Milagros.

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Calle de Luna. La Luna llena aparece con toda su fuerza lumínica y tamaño cuando sale sobre el río, contemplándose desde la Plaza de Juan Gavala. Se llamó también calle de Juan Canelas, Calle Génova, Calle Santa Lucía, Calle Olivera, Calle que va a la Carnecería, Juan de Luna, Picazo y por tramos también recibió diferentes nombres. A finales del S. XIX recibió el nombre de Cánovas del Castillo. En 1936, José Antonio Primo de Rivera, retornando a su actual de Luna.

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Calle de Sol, que luce con todo su esplendor. Se llamó también Calle de la Vizarrona y Rinconada de la Vizarrona. General Ximénez de Sandoval.

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Calle de Cielos o Cielo. Se llamó también Caballerizas del Rey, Federico Laviña, Molino de Romero, Rafael Guillén y, durante la dictadura se llamó General Mola.

Las piezas originales, las 25 desmontadas y otras 8 recuperadas por la Policía, se conservan en depósito en el Museo Municipal,aunque posiblemente algunas sean expuestas en sus salas, dado su valor histórico artístico.

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Calle de la Nevería. ¿Existía un almacén de nieve o era una calle sombría?.  Un original nombre de la calle fue Manga de Gabán,; otros Pelota, Alonso Carvajal, Panadería, Concepción, Castelar el político y orador  y el definitivo de Pedro Muñoz Seca.

(Continuará)

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