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lalotetejadapeluffo_puertosantamariaLalo Tejada era entrañable. Lalo Tejada Peluffo, amiga de mi madre desde el colegio, hermana mayor de José Luis y madre de mi amigo de la niñez y de toda la vida, Juan Luis Bermúdez Tejada, –emulando a mi padre, que a nosotros y a nuestros amigos, los domingos, nos ponía a hacer comentarios de texto–, quiso aumentar nuestros conocimientos de francés. Y, en su casa de la “Granja de San Javier” y, luego, en la calle Cervantes, 1, nos daba clase. En el Colegio de San Estanislao, donde estábamos, el profesor de francés era Don Áureo Sanz Hernangil, al que Lalo le tenía cierta manía, porque, sostenía que Don Áureo tenía la pronunciación “du Midi”, vamos, “del Sur”, que era incorrecta; que había que tener la pronunciación de las personas distinguidas de París. Lalo, empeñada en que hasta respiráramos en francés, nos regaló a José Mari García Máiquez, a su hijo y a mí, unos misales de Lefebre, en latín-francés. El mío, lo conservo.?De los comentarios de texto que nos ponía mi padre recuerdo que, un día, leyó unos versos del Poema del Mío Cid entre los que estaban estos:

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Estas palabras dichas, la tienda es cogida.
Mío Çid e sus conpañas cavalgan tan aina.
La cara de su caballo tornó a Santa María,
Alçó su mano diestra, la cara se santigua.

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En la imagen, Lalote Bermúdez Tejada y Lalo Tejada Peluffo, hija y madre, respectivamente.

Mi padre había explicado los versos en castellano moderno para que los comprendiéramos. Pero, de pronto, se masticó la tragedia: “Lalote,  (hija de Lalo Tejada) –le preguntó mi padre– "¿--quién se santigua?”" Y Lalote le respondió: “--El caballo”. Mi padre perdió los papeles: “--Lalote, hija, ¿tú has visto alguna vez a un caballo santiguarse?” Y Lalote, por no dar su brazo a torcer, dijo: “--Don Luis, en la Granja de mi abuelo Félix, El Pili (el guarda) tiene un caballo que levanta las manos y, además, se arrodilla, porque es muy devoto”. Aquello terminó como la comedia de Ubrique.: “ --¡¡¡Lalo, Lalo, mira lo que dice tu hija…!!!” Pero Lalo, para colmo, le dijo que era verdad, que El Pili, en la Granja, tenía un caballo que levantaba las manos haciendo el paso español y que lo había enseñado a arrodillarse. (Textos: Luis Suárez Ávila).

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"Mi abuela Aurora, mi madre, mi tío Juan  y mi tía Aurora. Una tata, Pilar Casillas y Lola Blandino de negro, señorita de compañía, en la Playa de la Puntilla. Felices años 20 del siglo pasado." (Foto Colección LSA).

confesionarioHace cosa de dos años, estando yo en Roma, visité la Iglesia del Giesu, o sea, los  Jesuitas. En un confesionario de la derecha según se entra, estaba sentado un sacerdote anciano que llamó la atención. Sobre el confesionario había un letrero “P. Blandino,.”. Y es que el anciano sacerdote se parecía, era clavado,  a Lola Blandino. Tan es así que le pedí permiso para hacerle una foto [que no encuentra ahora]. El Padre Blandino accedió  y yo me quedé con su retrato para corroborar en El Puerto la identidad del parecido. Debe ser que los aires de familia no se pierden y que el origen italiano de Lola salía a relucir. Lola Blandino, nacida en el siglo XIX, finales, en El Puerto, era la imprescindible en mi casa. Y lo fue en casa de mi abuela Aurora, en casa de mi tía Aurora y en las de mis tías María Rosa y Carmen. Hay en los álbumes familiares multitud de fotos en que aparece Lola Blandino. Lo mismo está en los años 1920 en una excursión en burro a Fuentebravía, con mi madre, mi tia Aurora, mi tío Juan y las tías Terry del Cuvillo, en la Expo del 29...,  como en la Habana, cuando mi tía Aurora y mi tío Manolo se la llevaron para ser señorita de compañía de mis primas; o de paseo con nosotros, o en una corrida de toros en El Puerto, o en bautizos, en primeras comuniones... Lola Blandino era como de la casa. Frecuentaba mi casa y, después de haber vuelto de Cuba, se dedicaba a la costura y a hacernos babys “crecederos”, a sacarnos de paseo o simplemente a estar. Generalmente, se ponía en el cuarto de costura, sentada, con el tablero de cortar sobre las rodillas, y nosotros, cuando pasábamos por delante de ella, siempre le decíamos:

“Dolores, ¿Con qué te lavas la cara
que tanto te huele a flores?”

Y ella siempre respondía:

“Me lavo con agua clara
que Dios la manda del cielo”.

Lola cantaba con sones guajiros una coplilla que decía:

“La mujer que quiere a un chino
es que no tiene amor propio;
porque el chino fuma opio
y alborota a los vecinos”.

Y contaba la preciosa historia de “La mulata Corina”—“que orina”, decíamos nosotros--, o relataba los pormenores del ciclón que le cogió en la Habana, o las travesías en barco, o las fiestas en el Yacht Club... En El Puerto, Lola vivía en el entresuelo de una casa de la calle Ricardo Alcón  en compañía de su hermana Asunción y los dos hijos de ésta, Antonio y Maruja Muñoz Blandino. Antonio, su sobrino, hizo la mili en Artillería de Costa, en Cádiz, y yo no pude saber nunca, si cogió el traspaso del ropero del cuartel o qué. El caso es que no sé de dónde sacaría Lola tantas gorrillas cuarteleras de esas de borlón, con el emblema del arma de artillería, porque nos regalaba, de cuando en cuando, a nosotros unas cuantas, para jugar a los soldados.

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Fachada del Hospital Municipal San Juan de Dios, en el siglo pasado.

mantondemanilaCuando murió, al final de los 60 del siglo pasado, en el Hospital de San Juan de Dios, donde hubo que ingresarla, sus sobrinos, Antonio y Maruja, le trajeron a mi madre una enorme colección de fotografías familiares y el mantón de Manila de Lola; que había que verla con su mantón. Porque Lola tenía muy buena facha, aun de vieja; alta, delgada, muy derecha, de facciones muy agradables, siempre peinada igual, con algún parecido a la Señorita Rotermeyer, aunque siempre afable, bondadosa, con la misma prestancia romana que el Padre Blandino, S.J. que me asombró el parecido y el nombre, en Italia, hace cosa de dos años. (Textos: Luis Suárez Ávila).

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De izquierda a derecha: Tomás Osborne Mcpherson, bodeguero y aficionado a la caza y pesca; Antonio León Amo, director del Banco Hispano Americano (hoy Santader Central Hispano); Vicente Lizaso Sampelayo, dentista; Luis del Cuvillo Sancho, bodeguero; Eligio Pastor Nimo, químico de las bodegas Osborne; Antonio Cortés, médico; de pié Fernando Portillo Sharfhausen, consignatario de buques y promotor de las urbanizaciones El Manantial y Urbaluz, también fue presidente de la Diputación de Cádiz, diputado de UCD y en sus tiempos de presidente de la Caja de Ahorros de Cádiz, fundó la obra social y cultural de dicha entidad financiera, hoy integrada en Unicaja; y desconocido. Paseo por la Bahía de Cádiz a bordo del Adriano II.

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En la imagen los Vapores Adriano I, atracado y Adriano II.

El Vapor de El Puerto es es en realidad una motonave que une Cádiz con El Puerto, heredera de la tradición naval que comunicaba, desde la época de los fenicios a la capital Cádiz, entonces una isla, con la península y con lo que luego sería El Puerto. Con el paso de los años, se institucionalizó la creación de servicios estables. Entre las ciudades citadas ya en la época de los barcos de vapor, primero con el Cádiz, que explosionó en 1929 en el muelle portuense de las Galeras Reales, siendo sustituido por el Adriano I, motonave que vino desde y tras la Exposición Universal de Sevilla en 1929, en servicio hasta 1955, alternando con el Adriano II que se utilizó hasta 1982.

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En la imagen los Vapores Adriano III y Adriano II a la derecha.

El actual Adriano III data de 1955 y fue encargada a los astilleros de San Adrián en Vigo; realiza la travesía en unos 45 minutos. Premio a la Promoción Turística de El Puerto 1990  ha sido declarado por la Junta de Andalucía "Bien de Interés Cultural" en 1999. En el Vapor se rodaron películas como La Lola se va a los puertos, La Becerrada o Calle 54. Su imagen es el logotipo turístico de El Puerto de Santa María.

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Antiguo muelle de San Ignacio, donde atracarían los primeros vapores. Al fondo la Plaza de las Galeras Reales.

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María Merello Álvarez-Campana nació hace 85 años en la calle Luna40,  el 26 de julio de 1924, casa en la que viviría hasta los 26 años. Fueron 14 hermanos y entre el mayor y ella, que era la mas pequeña, existía más de una generación de diferencia, con lo que, curiosamente tiene sobrinos de más de 70 años. Por cierto que el desaparecido periodista Agustín Merello (nótula núm. 262) era su sobrino favorito y a su hermano Faly (nótula núm. 306), lo recuerda también con afecto pues ella fue su confidente.

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La familia Merello Álvarez-Campana, en 1930. De pie, Carmen, Pepa María, Agustín, Rafael, José Ignacio, Jesús e Isabel Merello  - con el tiempo, Vda. de Terry- con abanico. Sentados: Luis Merello, la madre Mari Pepa Álvarez Campana Rivera; los tres vestidos de marineros: Francisco, Estanislao y Serafín, Mila, nuestra protagonista, la mas pequeña María y el padre, Jesús Merello Gómez.

Vivían junto al Teatro Principal por lo que padecían las colas e incluso, los niños, a hurtadillas veían algunos espectáculos, sorteando la prohibición de los mayores, desde una ventana que, en la azotea, daba al Teatro.  Estudió interna en un buen colegio en Sevilla, como premio a su actitud con los estudios: el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús del Valle. Allí, curiosamente, se da otra paradoja, pues conoce -de verdad- a su hermana la segunda, monja de aquella congregación, con la que se llevaba algo más de 20 años de diferencia. Lejos de tener facilidades, la monja apretaba a María para que, sin tener privilegios, destacase. Eran muy estrictos. «--Allí trataron de educarme; no se si lo consiguieron. Creo que sí», afirma con una sonrisa que casi siempre permanece en su cara.

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El Teatro Principal y, a continuación, la casa donde nació y vivió María Merello, hoy destruida y sede de un banco.

JUGANDO A FINALES DE LOS AÑOS VEINTE.
De pequeña jugaba a todo, con la particularidad de que la estricta educación de la época impedía que niños y niñas jugaran juntos. Si alguna vez jugaban juntos en el jardín de la casa de la calle Luna,  (aquel jardín donde el sobrino de María, Faly Merello plantó una perra chica, a ver si crecía dinero y para sorpresa suya, con el tiempo se instaló allí un banco: El Banesto)  la voz de la madre organizaba a los niños con los niños y las niñas con las niñas, aunque sus hermanos inmediatamente anteriores eran varones. Bailar el trompo con la guita, montar en bicicleta, juegos de bolindres de barro, jugar con zancos hechos de madera, ...

ignaciovaldessancho_puertosantamariaMaría se casa en 1950 con Ignacio Valdés Sancho, hermano de Joaquín, fundador y director de la Revista 'Diez Minutos'. Aunque nacido en Sevilla, su familia materna y su propia madre era de El Puerto, emparentado con el bodeguero Hipólito Sancho García, padre del historiador Hipólito Sancho de Sopranis. Vivieron, a partir de entonces, en la planta baja de una casa de la calle Pagador, 16., donde tendrían de vecino a alguien que, con el tiempo, alcanzaría justa fama de escritor. Tuvieron siete hijos: Francisco de Paula (+), María, Berta (+), Ignacio (Director de Arte de Diario de Cádiz), Fernando, Berta y Jesús.  (En la imagen Ignacio Valdés Sancho).

EDUARDO MENDICUTTI
En aquella casa vivían en la planta baja y en el primero tuvieron a un vecino que hoy es un prestigioso escritor y columnista: Eduardo Mendicutti, con nótula propia en Gente del Puerto núm. 065; a su padre lo habían destinado a El Puerto como químico de la Fábrica de Botellas. Ya iniciada la década de los cincuenta del siglo pasado, María entretenía a sus hijos mayores: Francisco y María, a sus sobrinos Ignacio y Carlos Merello del Cuvillo y a Eduardo Medicutti con cuentos, rimas y juegos. Eduardo pedía permiso y bajaba a escuchar las narraciones de “Tía María” como la llamaba.

eduardo_mendicutti_puertosantamaria¿Acaso fue ese el origen literario del escritor? Veamos que dice propio Mendicutti: «Siempre cuento que mis precoces, bochornosos y --en su momento-- celebradísimos inicios literarios tuvieron que ver con Rafael Alberti, aunque es verdad que de un modo tan indirecto que a lo mejor más de uno piensa que eso es coger el rábano por las hojas.  El caso es que, cuando yo tenía 6 o 7 años y vivía en El Puerto, una vecina nuestra, María Merello, prima hermana de Alberti, nos contaba a sus hijos y a mí y mis hermanos, sobro todo en las tardes de lluvia, unos cuentos fascinantes que no he vuelto a leer o a oír en ninguna parte: al cabo de muchos años, María Merello me reveló que eran cuentos que ella había oído en su casa y que seguramente acabarán perdiéndose porque nadie los ha escrito nunca. Bueno, yo una vez escribí uno. Quiero decir que, un buen día, arranqué unas páginas de un cuaderno escolar, las doblé por la mitad y las cosí por el canto con un hilo, para fabricar un libro, y allí escribí una historia cuyo encanto al parecer no conseguí estropear del todo con mi, por lo demás, comprensible torpeza. Cuando los mayores de la casa leyeron el cuentecito cayeron todos en trance: «--Este niño va a ser un Pemá», repetían una y otra vez, arrebatados de admiración. Pero María Merello, en un momento en el que estábamos los dos a solas, con una sonrisa entre cómplice y pícara, me dijo: «--Al principio, todos los escritores se inspiran en otros, ¿verdad?». Porque ella sabía que aquel cuentecito estaba calcado de uno de los que ella nos contaba, pero no me delató. De haberlo hecho, y por culpa de la vergüenza, seguro que yo no habría vuelto a escribir jamás una sola palabra. No lo hizo, María Merello no le contó la verdad a nadie, y  eso me ayudó, como ninguna otra cosa en la vida, entonces y en el discurrir del tiempo, a descubrir el encanto, el desafío, el dolor, la alegría y el compromiso de la escritura. Solo puedo decir que siempre que se me ocurre preguntarme por qué demonios escribo, recuerdo aquellas tardes lluviosas de El Puerto, la voz levemente afónica y el acento delicado de María Merello, aquellos cuentos fascinantes que nos contaba, y hay en todo eso un eco misterioso y seductor de los versos de Alberti, un parentesco raro y enigmático que me permite evocar el feliz descubrimiento de la escritura y llena de sentido y necesidad el sinuoso empeño de escribir».

vespa_1955_puertosantamariaUNA MUJER EN VESPA.
En los cincuenta del siglo pasado, María también era popular porque era la primera mujer que viajaba en una moto Vespa, expresamente traída de Italia, de color verde claro. A finales de la década, en 1959 se van a vivir a Cádiz, ya que la profesión de marino mercante de su esposo lo requería, por su vinculación con CAMPSA, donde fue una persona muy querida. A su jubilación vuelven a El Puerto, a Las Viñas, a la calle Lagar, y con la desaparición de Ignacio Valdés, en abril de 2002,  cambia de nuevo de casa a su vivienda actual en la Costa Noroeste de El Puerto, donde recibe visitas de sobrinos y sobrinos nietos, además de las de sus hijos.

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En la imagen celebración de las Bodas de Oro de María Merello e Ignacio Valdés, celebradas en el año 2000. La fotografía está tomada en las escaleras del altar mayor de la Iglesia Mayor Prioral. Fila superior, de izquierda a derecha: Fernández, Raul, María, Jesús e Ignacio Valdés Merello; nuestra protagonista María Merello Álvarez Campana y su esposo Ignacio Valdés Sancho; Berta Valdés Merello, Maite Delgado Roig. El grupo de chicas jóvenes está compuesto por Berta Castro Valdés, Marta Valdés Delgado, Pía Muñoz Valdés, Lucía Valdés Delgado, Ana Muñoz Valdés y María Valdés Delgado. Volvemos a la izquierda de la imagen y, con el traje estampado, Ana María Osborne Gordon; en el primer escalón, de izquierda a derecha, Pepa Martín Salvador, José Muñoz Marrero, Margarita Parra Reguera,  y les siguen los niños Blanca e Ignacio Valdés Parra, Ana María Valdés Osborne, Teresa Valdés Delgado, Fernando Castro Abellan, y en el suelo Ricardo Castro Valdés y Fernando Valdés Osborne.

mariamerello_ac_manos_puertosantamariaCUENTOS, POESÍAS Y JUEGOS.
Como ya hemos señalado, María siempre destacó por su capacidad narrativa y de escenificación de cuentos y tradiciones populares y juegos de otra época. Y aún hoy sigue, con una memoria envidiable, cautivando a sus nietos y sobrinos nietos que se acercan a saludarla e incluso al autor de esta nótula, al que ha hecho una impagable representación de como dar vida a un ratón confeccionado con un pañuelo y un imperdible, como podemos ver en la fotografía adjunta. Practica la papiroflexia y, en general tiene habilidad para construir cosas con las manos. Independientemente de que Gente del Puerto tiene previsto recoger de su boca cuentos y poesías, hemos querido traer a esta página un par de poesías donde números y rimas, van de la mano. (En la imagen inferior, jugando a la 'gallinita ciega').

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Cuanto descansan...
Una hora duerme el gallo,
dos el caballo,
tres el santo,
cuatro el que no es tanto,
cinco el peregrino,
seis el teatino,
(clérigo regular de San Cayetano)
siete el estudiante,
ocho el caminante,
nueve el caballero,
diez el majadero,
once el muchacho y
doce el borracho.

Al carnero quieto.
Si bien María nos lo relata como poesía, en algunas partes se jugaban como una variante del “Salto del Múa”.

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Una es la rueda de la fortuna,
Tu y yo somos dos,
dos gorriones y un cipres, tres,
tres cuchillos y un planto, cuatro,
cuatro curas descalzos y un San Francisco, cinco,
cinco príncipes y un rey, seis,
seis sotanas y un bonete, siete,
siete carneros y uno mocho, ocho,
ocho borrachos y uno que no bebe, nueve,
nueve cántaros y  uno de miel, diez,
diez cántaros y uno de bronce, once,
once batatas y una berenjena, la docena.


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La instantánea está tomada en 1957, en el colegio que D. Juan Díaz tenía en la calle San Sebastián. Tiene nótula propia núm. 138 en Gente del Puerto. De arriba abajo y de izquierda a derecha: Pepe López Romero, Devesa Sánchez, Alberto Vera Ruiz, Antonio Ojeda Lores. Desconocido, Egea hijo del sastre de Rendón, Manuel Gil Insúa, José V. González Selma, Manuel González hijo de Pepe González el de Lolita y Serafina, Ignacio Jiménez González-Nandín, Obregon de La Bota de Oro, Merino, Pilín sobrino de D. Juan, Camilo González Selma, Manolo Monge Reinado, Juan Custodio Cárdenas, Manolo Ojeda Lores, D. Juan Díaz, Pepe Palacios Ruiz, Eugenio Guareño Masa, Desconocido, José Joaquín Vera Ruiz “Quini”, al lado de Don Juan Botella, Izquierdo, Juan Luis Gutiérrez González capataz de Semana Santa, su primo Manolo González Verano de Bodegas Obregón, Quiqui Vicente A. Márquez González, Manuel Rodríguez Hernández, Bollullo, Desconocido, Juan Izquierdo Díaz sobrino de Don Juan, Agustín Vela Durán “Tito”, José Luis Cruz Salvadores.

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De izquierda a derecha en la fila superior, Fernando Arjona González, Rafael Gómez Giménez, Manuel Jesús Merchante Gutiérrez, Gaspar Aranda y Antón, Antonio Arredondo del Río, José María Gutiérrez Colosía, Desconocido, Juan Luis Perles Giner, Juan Palomino; Segunda fila: Enrique Rodríguez, Javier Renedo Varela, Juan de Dios Sánchez González, José Luis Moresco Suarez,  Manuel Serrano García, Rafael de los Santos Márquez, Enrique García Máiquez, José Miguel Merchante Gutiérrez; Fila del suelo:  Antonio Ortega Rojas, Desconocido, Fernando León García, Adolfo Ortega García, Antonio Sánchez Pece Gutiérrez. Foto tomada en el Colegio de las Carmelitas, con motivo de una fiesta de disfraces; iban de betuneros. Instantánea del 29 de marzo de 1949, hace 60 años. (Foto Pantoja. Colección e identificación de Vicente González Lechuga).

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El Grupo Blend, de izquierda a derecha Pely Parra, Pepe Palacios invitado para la ocasión, Juande Nogués, Koky y Juan Carlos Dueñas. Escenario de la Casa de la Cultura, 30 de Enero de 1.976. (Foto Rafa).

Era el 30 de Enero de 1.976, las 8,30 de la tarde. El teatro de la Casa de La Cultura de El Puerto de Santa María estaba que no se cabía de gente. Todas las butacas ocupadas, en los pasillos laterales y centrales, la gente estaba de pié, apretadas. Fuera, en el exterior aún quedaban mucha gente que no pudieron entrar, mientras se escuchaban los primeros acordes de la canción de Los Beatles “Love me do”.

beatles1Unos meses atrás, Ventura Lozano Moreno, a la sazón Secretario de Casa de la Cultura y yo mismo mantuvimos una reunión para estudiar la posibilidad de organizar algún concierto para la juventud en el que fueran protagonistas un grupo de El Puerto como el grupo al que pertenecía, Blend, muy conocidos por aquel entonces. La idea era dar un recital de canciones de los Beatles que comprendieran lo años entre 1960 y 1969, coincidiendo que en 1.975 Los Beatles anunciaron su separación como grupo. La entrada tenía que ser gratuita; solo había que retirar las invitaciones en la misma Casa de la Cultura con anterioridad. Para la propaganda de la cartelería recurrimos a la Bodega Osborne, la cual por mediación de Antonio Ramírez Ariza, por entonces relaciones públicas de la prestigiosa bodega de El Puerto, no dudó en aportar los carteles completamente gratis. (En la imagen, un cartel promocional de The Beatles).

cartel_blend_beatles_1976_puertosantamariaNo todo fue fácil. Fueron largas noches de ensayos e hicimos  un trabajo de investigación, con  un guión para comentar cada canción, quien la compuso, el año y sobre todo como influenció en nosotros y donde las escuchamos por primera vez. El grupo tenía que interpretar el tema lo mas parecido posible, pero con el sello personal que los caracterizaban. También se haría una breve traducción en español de cada una de ellas para los que no sabían inglés. Pepe Palacios, que no pertenecía al grupo, se ofreció a colaborar con este acontecimiento para tocar la guitarra eléctrica, imitando los solos que hacia Jhon Lennon. En esta ocasión yo me hice cargo de la guitarra acústica para acompañar como George Harrison, José Luis Parra el bajo de Paul Macarney, Juan de Dios Nogués la batería como Ringo Star y Juan Carlos Dueñas se encargó de los teclados para cubrir las orquestaciones que rellenaban algunas canciones de Los Beatles. De las voces se encargaron Pely, Juan de Dios y quien esto escribe --dependiendo de la canción que la cantaba uno u otro--  mientras los demás hacían segundas y terceras voces. (En la imagen cartel original del anuncio de la repetición del concierto el 6 de Febrero de 1.976).

EL DÍA DEL CONCIERTO.
Todo estaba preparado para en concierto del 30 de Enero. Desde por la mañana se estuvo montando el equipo y haciendo pruebas de sonido. El orden de las canciones, todas comprendidas entre 1960 y 1969, menos la última que se interpretó,  “Let it be” de 1.970 fue el siguiente:

beatles_love1. Love me do. 2. I sow her standing there. 3. Twiat and shout. 4. Please please me. 5. All my living. 6Tilll there was you. 7. Que noche la de aquel día. 8. And I love her. 9. Can’t buy my love. 10. No replay. 11. Rock an roll music. 12. I need you. 13. Yesterday. 14. Michelle. 15. She loves you. 16. From me to you. 17. I want to hold your hand. 18. Obladi Oblada. 19. Heres comes the sun. 20. Let it be (1970).

Todo salió como estaba previsto, ajustándose al guión salvo alguna que otra improvisación que se me ocurría sobre la marcha, ya que hacía de conductor comentarista del recital/concierto. Mas de dos horas estuvimos en el escenario interpretando estos temas.

placa_beatles_blend_puertosantamariaEn vista del éxito, algo inesperado para la época en El Puerto, Ventura Lozano propuso que se repitiera el día seis de Febrero , es decir, una semana después, para la gente que se había quedado sin poder entrar el concierto anterior, consiguiéndose el mismo lleno que en el anterior. La Casa de la Cultura, entregó una placa conmemorativa a cada uno de los componentes del grupo de manos del Secretario de la institucvión y la felicitación y agradecimiento  de Manuel Martínez Alonso, alcalde de El Puerto  en aquel año 1.976. Empezaban a soplar otros aires en El Puerto, menos difíciles, además del Levante. (Texto: Francisco Ramírez Tallón, Koky).

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Integrantes de la Congregación de Luisa de Marillac, conocida como ‘Las Luisas’, cuya sede estaba en el antiguo Hospital Municipal de San Juan de Dios. Agachada, está Conchita Oviedo, justo detrás Anita Blanquer, junto a ésta, a la izquierda, Lalo Bermúdez Tejada, y a la derecha de Ana, de perfil, Marcela, antigua Enfermera Jefe del Ambulatorio de la Seguridad Social ‘Virgen del Carmen’. Al fondo, detrás de la mesa, hay una chica morena, enfermera del ambulatorio igualmente: Delia Rodríguez que vive en la calle Cruces esquina con Postigo, madre de Mercedes y Antonio Morales Rodríguez.

Las congregantas y las monjas preparaban en las cocinas del antiguo Hospital ingentes cantidades de comida en grandes pucheros, para repartir entre las familias más necesitadas de El Puerto. Había hambre y necesidad. Estas familias se acercaban al Hospital con ollas, cacerolas o cualquier otro recipiente, para recoger las raciones de comidas necesarias para sus hogares. A las personas enfermas o imposibilitadas de movimiento, que no podían recoger los guisos, estas congregantas las llevaban personalmente a sus domicilios. Cáritas colaboraba también con esta labor y las voluntarias de lo que hoy sería una ONG también colaboraban con cuotas, loterías y rifas que se encargaban de vender para obtener beneficios para aquellos fines de beneficencia. Existían otras congregaciones, la de María Milagrosa, que pertenecían al desaparecido Orfanato de la calle Cielos, y las de María Inmaculada, con nótula anterior núm. 390, que pertenecían a Safa. Estas dos congregaciones se diferenciaban de ‘Las Luisas’ porque daban de comer solo a niños y además servían en comedores. (Foto: Colección Coral Piá Oviedo).

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| Texto: Luis Suárez Ávila.

Cuando se haga la historia de la fotografía en El Puerto se hablará, sin duda, de Justino Castroverde y de Francisco Sánchez "Quico". Se hablará de Pantoja, de Rasero, de Fariñas, de "Rafa," de la "Galería Azul" o de Garpre. Seguramente nadie se acordará de "Cuéllar", el viejo, ni de "Cuéllar", el hijo. Pues, de entrada diré que "Cuéllar" el viejo no se llamaba "Cuéllar", sino José Alonso Mesa, y que "Cuéllar" el hijo, ni se llamaba "Cuéllar", ni era hijo del viejo. "Cuéllar", el hijo, tiene por nombre Rafael y por apellidos López Raya. Lo que ocurre es que "Cuéllar" el viejo lo recogió, lo adoptó y lo tuvo siempre por hijo.

...continúa leyendo "399. Cuellar. Foto al minuto."

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Campeonato de España de Piragüismo en la desembocadura del Rio Guadalete, en El Puerto; los piragüistas en K 2 que se ven en la foto, en primer término, son del equipo del Real Madrid, que fué el campeón. La foto está tomada con una camara "micro" en la decada de los 50 del siglo pasado.
(Foto Colección: Luis García Sánchez).

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El público asistió al Campeonato desde el cantil del muelle. En la imagen el muelle de la Otra Banda, preparado para una ocasión tan especial, al darse estas pruebas en nuestra Ciudad.

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Javier González Ruiz nació en la calle Ganado esquina y vuelta con Nevería, el 4 de diciembre de 1946. Estudió en La Pescadería y el bachillerato en El Palo (Málaga). Muy pronto empezó a ser lo que ha sido durante buena parte de su vida laboral, comercial, primero de la bodega propiedad de la familia 'La Gallera' en calle Ganado y más adelante sería responsable comercial para España (menos para Cádiz y Sevilla) de Conservas Sur, con nótula núm. 333 en Gente del Puerto. Con posterioridad prestó sus servicios profesionales en el Casino Bahía de Cádiz y avaló comercialmente una compañía de vidrios entre otras ocupaciones del mundo de la representación.

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Manuel González, padre de Javier, fundador y propietario de Bodega 'La Gallera', venenciando la manzanilla fina que llevaba el nombre de la casa.

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Manolo, el hermano de Javier, atendiendo el mostrador formado por duelas de toneles que finalizaba en una bota: un trabajo de artesanía de los maestros toneleros de la época. Detrás un 'altar' bodeguero formado por medias botas distribuidas en 3,2,1 con los diversos vinos de la casa.

FinoAlvarito_LaGallera_puertosantamariaBODEGA LA GALLERA.
En la calle Ganado arriba, casi esquina con Yerba se encontraba una bodega de tipo medio, de tantas como existieron en nuestra Ciudad a finales del siglo XIX y a lo largo del XX: la Bodega La Gallera que fundara su padre a finales de la década de los 50 del siglo pasado.

Allí, aparte de los vinos a granel, se embotellaba la exquisita Manzanilla Fina 'La Gallera' en cuya etiqueta se imitaban los tipos de letra del Amontillado Fino 'Jardín', de Jiménez Varela, del que González era admirador, o el Fino 'Alvarito'. Tenían, también, tres tabernas: La Gallera, en la calle Ganado arriba; Los Gallitos, inaugurado en 1962, cerro poco antes de finalizar el siglo XX, en Ganado esquina y vuelta con Cantarería; y El Caracas, en la Plaza del Castillo. Precisamente, durante la inauguración del Caracas (22 de noviembre de 1963), se conoció la noticia de que habían asesinado a Kennedy. Uno de los asistentes, de derechas de toda la vida, muy conocido en El Puerto y querido por todos, pero cuyo nombre vamos a silenciar, afirmaba con rotundidad que aquello 'era cosa de los Rusos y que iba a empezar la III Guerra Mundial'.

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Reunión en la Bodega 'La Gallera'. Reunión de algunos funcionarios del Ayuntamiento. Arriba de izquierda a derechea, podemos ver a Manuel González, Francisco Domínguez, Antonio González Rivera, el Maestro Dueñas, con nótula propia en Gente del Puerto, núm. 197, a su lado, Francisco Lara, funcionario de Aguas y desconocido. Abajo, Pablo Cerdá, Antonio Torres, Juan Ignacio Pérez Salas, Vicente Terrada, que vivía junto al Bar Manolo y y José Luis. La fotografía está tomada el 27 de diciembre de 1961. (Foto Rafael, Cruces, 27).

Las actividades empresariales iban cogiendo fuerza y aquello se convirtió en un Centro Logístico de Distribución, pues junto con el pariente de los González, Alfonso Carreto, se empezó a distribuir, también, la cerveza 'San Miguel'. Y ya solo faltaba un refresco, para completar la gama de productos que representaban y servían desde El Puerto, estos emprendedores.

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A la izquierda de la imagen detrás de las mesas del primer término, un isocarro distribuidor de Volpa, en la Plaza de España, de Conil de la Frontera, a finales de la década de los sesenta del siglo pasado. En la provincia estaban muy introducidos los productos de la Distribuidora de Manolo González que regentaba, ayudado por sus familiares.

volpa_latilla_puertosantamariaVOLPA, LA COLA DEL PUERTO.
¿Que es el Volpa? ¿Que significa? Como quiera que aquel refesco de cola no tenía significado, la imaginación popular hizo que se inventara una explicación a estas letras. A estas siglas. V.O.L.P.A. quedaría traducido por la soberanía popular como 'Varios Obreros Laboran Productos Asquerosos'. Y así pasó a la historia esta gaseosa que fundara Javier Osborne Domecq y que se hizo pronto popular, no solo en El Puerto, dada su implantación provincial. Por citar algunos sitios, el famoso Pay Pay de Cádiz, en el Centro de Instrucción de Reclutas (CIR 16) de San Fernando eran grandes clientes y consumidores de nuestro VOLPA.

A mediados de la década de los 60 del siglo pasado, los González adquieren la marca y la maquinaria a Javier Osborne y, la primera medida que adoptan es trasladar la razón social, la fábrica propiamente dicha desde sus instalaciones existentes en la calle de La Rosa, a una nueva ubicación: las naves de EDICO situadas donde hoy se encuentra la Plaza de Enrique Bartolomé, en la calle Valdés.

EDICO son las siglas de Exclusivas de Distribución Comercia, pyme creada por Antonio Cólogan Osborne, Juan Ignacio Varela Gilabert y Agustín Merello del Cuvillo. Dicha distribuidora se fundó en la Plaza de la Iglesia, en la antigua casa de la familia Vencelá -poteriormente derribada construyéndose la casa que hoy habita la familia Álvarez-Campana/Osborne, junto a la Academia de Bellas Artes. Luego EDICO se desplazaría a la calle Valdés. Los tres fundadores de EDICO no viven en la actualidad.

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Podemos observar arriba en la imagen del voladizo del toldo un anuncio de "VOLPA", durante una actuación del grupo 'Los Ever Play'. En la imagen, tocando la batería el porteño Francisco Pérez Bernal, 'Kako', con nótula propia en Gente del Puerto, núm. 004, quizás sustituyendo a Pepe Arcas, el batería titular del grupo, o simplemente pasaría por allí y se puso a tocar una canción, cosas que solían hacer los músicos de la época, entre ellos. (Foto: Francisco Ramírez Tallón).

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Poseían un tren de maquinaria moderno que empleaba a seis trabajadores y a otros tantos en las funciones comerciales. Ya hemos indicado lo demandado que era VOLPA en el ámbito provincial. El director del laboratorio, quien mejoró la fórmula que facilitaba la fábrica de refrescos valenciana Citrania, era el químico y profesor de esta asignatura en los Jesuitas, Eleuterio Ferrera, quien mas tarde dirigiría los laboratorios de Bodegas Terry. Los tapones -las latillas que muchos niños hacían colección- eran fabricadas en Metalúrgica Portuense, propiedad de Castro Merello, ubicada donde hoy se encuentra el supermercado ALDI, en la calle Valdés. El azucar para el refresco era provisto por los almacenes de Velarde, de la calle Cielos esquina y vuelta con Lechería, actual Cervantes.

citrania_puertosantamariaY el jarabe era suministrado por la ya mencionada fábrica valenciana CITRANIA. Como todo acaba en la vida, las grandes empresas se comieron a la pequeña y tuvo que cerrar, a principio de los 70 del siglo pasado, cuando una caja de 24 botellines de 25 cl. costaba 72 pesetas. La maquinaria, moderna y en muy buen estado, fue adquirida por Ruiz Mateos para gasificar vinos y vender 'champagnes o cava' sin denominación de origen. Y El Puerto, volvió a perder otra empresa y varios empleos, en la década de los setenta del pasado siglo.

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En la imagen, tomada en la Playa de la Puntilla, de izquierda a derecha, Juan Luis Bermúdez Tejada, Concha Cossi, María Josefa Tejada Peluffo con Javier Bermúdez Tejada en brazos, Elena González Bruzón, viuda de Ginés Hidalgo y las hermanas Pepita -ya fallecida- y Loli Muñoz Baltar, primas de Antonio Muñoz Cuenca.
(Foto Colección Vicente González Lechuga).

«¿Quien no recuerda los veraneos del Puerto, los primeros veraneos organizados de Andalucía, en aquella playa de La Puntilla, rodeada de coches de caballos, en aquel balneario que era idéntico al quiosco de la Banda Municipal del Paseo de Rosales de Madrid y que de niños, en la posguerra del 14, creíamos la cima de los paraísos? ¿Quien no recuerda las tardes de verano en El Puerto, la siesta en los cierros y en las calles las campanitas de los burros que llevaban el agua para beber?» José de las Cuevas.

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Playa de la Puntilla. Rocas del Canal, al fondo, Valdelagrana. De izquierda a derecha, arriba: Tere Gay, Luis Suárez, Piluca (de Badajoz), Paco Pepe Rodríguez Batllorí Sánchez. Izquierda abajo, Enrique Pedrosa y Mati Bellvís.

"La Playa de la Puntilla, la más próxima a la población --orilla derecha de la desembocadura del Guadalete--, es la más popular, la más democrática. Y también la más tradicional. La que conoció unos felices años veinte de bañadores a rayas, sillones con sombrajo de mimbre y caballeros con sombrero de paja". Manuel Martínez Alfonso.

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Vista aérea de la Playa de La Puntilla, sin espigones, sin el Polideportivo, sin Puerto Sherry... A este lado, Valdelagrana. Se cruzaba en pequeñas barcas de una playa a otra.

«De la dorada paz de La Puntilla
al pastoso silencio del Ejido,
el Puerto de María está tendido,
su frente en la almohada de la orilla»

José Luis Tejada.

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franciscoramirezdepina_puertosantamariaNació en Montánchez (Cáceres) --el pueblo de los buenos jamones ibéricos y el vino de pitarra-- el 2 de Abril de 1.909. Era hijo de José María Ramírez del Hoyo, funcionario que fue de a Cárcel para Mujeres situada donde hoy se ubica el Hotel Los Cántaros, en la plaza llamada también de La Cárcel. Se vino para El Puerto siendo muy joven, junto con su familia por estar el padre destinado aquí. Entró a trabajar como funcionario del Ayuntamiento en el año 1.935, en un tiempo convulso, en la España de preguerra. Se casó con María Luisa Tallón Quintero de cuyo matrimonio nació su hijo Koky, con nótula propia en Gente del Puerto, núm. 349. En la calle Larga, 60 vivió durante mas de 35 años, dándose la circunstancia que el Ayuntamiento, por entonces, estaba situado en la Plaza de Isaac Peral, con lo que le cogía muy cerca. (en la imagen, Francisco Ramírez de Piña, en una imagen obtenida tras su jubilación).

Durante cuarenta años estuvo ejerciendo como funcionario en el Negociado de Quintas. Todo joven que cumplía veinte años, recibía una carta citándole a personarse en la ventanilla de “Quintas” del Palacio Municipal. Allí,  Francisco le informaba donde había sido destinado; le daba consejos, le preguntaba siempre si tenía algo que alegar y, si era así, el mismo hacia el escrito y lo enviaba a la “Caja de Reclutas nº 18”, situada en Cádiz frente al Parque Genovés donde hoy se encuentra la Escuela de Ingeniería Técnica. Francisco tenía que estar presente en ese acto, junto con el Tribunal Médico que decidía si era apto o no para hacer el servicio militar. Con este cometido, durante cada reemplazo, dos veces al año se dirigía a Cádiz a las siete de la mañana en el tren y volvía a las tres de la tarde en el Vapor de El Puerto.

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Francisco Ramirez de vuelta con su esposa de la plaza de toros. Año 1940.

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El segundo por la izquierda Francisco Ramirez, no sabemos quienes les acompañan, por lo que animamos a los lectores a identificarlos. El lugar, la Feria de Ganado.

ramirezdepina_3_puertosantamariaAl salir del Ayuntamiento, sobre las dos y media, siempre se tomaba su aperitivo y su copita de Vino Fino en el Bar “Chico”, donde hoy se encuentra el edificio de la heladería “La Perla”. Siempre fue una persona muy metódica, siempre estaba a la misma hora en el mismo sitio. Sus lugares de ocio eran el Bar “San José” y el Bar “Puente”, cuando la zona del Corribolo gozaba de bastante ambiente.

AMANTE DE LA NATURALEZA.
Durante las vacaciones de verano y acompañado de su hijo Koky, de corta edad, salía de mañana muy temprano cogiendo calle Chanca abajo hasta cruzar el puente de San Alejandro y seguir andando, entre los pinares, hasta llegar a la playa de Valdelagrana.  Despacio, contemplando la naturaleza, le encantaba observar a los camaleones, aspirando el olor a pino, después volvía por la misma ruta hasta su casa en la calle Larga. (Paseo de Francisco con su señora, en el Parque Calderón).

La astronomía era uno de sus entretenimientos favoritos, se pasaba horas contemplando la luna y las estrellas. Tenía una admiración enorme hacia Julio Verne, si no estaba leyendo el periódico, siempre tenía a mano una novela del visionario escritor francies Verne.

ramirezdepina_5_puertosantamariaFELICITACIONES.
La Caja de Reclutas nº 18 de Cádiz Felicitó a la Corporación Municipal por las labores llevadas a cabo por los funcionarios del Negociado de Quintas, entre ellos a Francisco Ramírez de Piña. En 1970 fue galardonado con la medalla del Mérito al Trabajo, a propuesta del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.  En 1.974 se jubiló debido a una enfermedad que se prolongó hasta el 13 de Marzo de 1.985, fecha de su fallecimiento. (En la imagen, escrito de felicitación a Francisco Ramírez).

El 14 de Marzo de 1.985, fue enviada al Diario de Cádiz la siguiente nota escrita por Juan Novoa González, Funcionario de Instituciones Penitenciarias: «El Puerto de Santa María, vive la tristeza de ver como nuestro querido amigo D. Francisco Ramírez de Piña, funcionario de la Administración Local jubilado, nos deja en este mundo para gozar de la presencia de Dios. Los que le hemos conocido y tratado, sentimos amén de la pérdida de su presencia física entre nosotros, el calor afable de su trato con las que nos recibía en su casa y antes de su prolongada enfermedad, en el despacho de su cometido profesional. Nada exageramos si decimos que en su larga vida dedicó su amor al prójimo influenciado por sus creencias religiosas y por el cariño a la familia y amigos. A su esposa, Dña. María Tallón Quintero, a su hijo Francisco Ramírez Tallón, empleado de Obras Públicas, a su hija política Dña. Milagros Vicente Gallego, a sus hermanos José, Ana y Josefina, queremos hacerle presente, por medio de estas líneas publicadas en este Diario de Cádiz, el mas sentido pésame por la irreparable pérdida.»
El 31 de diciembre de 2001, el gobierno de España, curiosamente el gobierno popular de Aznar, abolió el servicio militar obligatorio, quedando suspendida la incorporación forzosa de los jóvenes para efectuar dicho servicio de armas.

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manuelsanchezjimenez_puertosantamariaManuel Sánchez nació el 24 de diciembre de 1918 en la calle Jesús Cautivo, hijo de Manuel Sánchez y de Ana Jiménez, tenía cinco hermanos. Durante la Guerra Incivil  luchó, primero en el bando rebelde -era Falangista- y luego, apresado en Pozoblanco y llevado hacia la retaguardia contraria, estuvo cautivo en San Miguel de los Reyes (un monasterio de la Ciudad de Valencia), hasta que fue enrolado por el ejército de la República. Luego cruzó a Francia donde permaneció preso en un campo de concentración para aquellos españoles que venían huyendo, bien de la guerra, bien del ejército rebelde. Con 20 años, en 1938 y, a la vista de como estaba la situación en nuestro país, en la propia Francia, inmersa en la II Guera Mundial, lejos de regresar a España decidió emigrar a América, y se embarcó en dirección a Chile. Era un joven deseando ver mundo, un mundo mejor que el que le había tocado vivir. (En la imagen, Manuel Sánchez Jiménez, en una fotografía tomada hace 40 años).

EN OSORNO (CHILE).
En el país andino los comienzos no fueron fáciles, desde su llegada hasta poder establecerse en Osorno, pasó por múltiples vicisitudes. Osorno es una ciudad que toma el nombre del volcán del mismo nombre, en la zona sur de Chile en la región de Los Lagos, a 946 kms. de Santiago de Chile y 110 kilómetros de la capital de la región: Puerto Montt, y a 260 kilómetros de la ciudad argentina de San Carlos de Bariloche. En Osorno se casó, tuvo tres hijos y abrió un comercio de artículos deportivos. En El Puerto era aficionado al fútbol, hincha del Racing e incluso llegó a jugar en el equipo local, pero como él mismo confesaba "era de los malos". Seguía las noticias del fútbol español a través de las emisiones de Radio Exterior de España y en Osorno, colaboraba con el Club Deportivo Español, siendo presidente de la Sección de Fútbol de dicha organización deportiva.

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Antigua Estación de Ferrocarril de Osorno, hoy en otros usos, a donde llegó nuestro emigrante en Chile, a finales de la década de los 30 del siglo pasado.

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La Estación Marítima de Barcelona, el 7 de octubre de 1969, atiborrada para recibir a los expedicionarios de la Operación España. (Foto: Javier Ortega Figueiral).

OPERACIÓN ESPAÑA.
En 1969, el 26 de septiembre, se reunía el entonces ministro de trabajo, Romero Gorria, con el Club Internación de la Prensa, representantes de los medios de comunicación madrileños y corresponsales de la prensa extranjera para explicar la llamada “Operación España”. El ministro se refirió a los dos millones de españoles que vivían en hispanoamérica y como las Casas de España o regionales asentadas en aquellos países organizaban viajes de reencuentro con la tierra que los vió nacer. El régimen político de la época se hizo eco de la situación y de ahí surgió la “Operación España”. Dos requisitos había que cumplir: llevar más de 25 años fuera del país y acreditar no tener medios para realizar el viaje.
De esta manera, el 7 de octubre la expedición formada por 1300 españoles procedentes de hispanoamérica llegaba al puerto de Barcelona, a bordo de los trasatlánticos “Satrústegui” y “Cabo de San Vicente”, y en la motonave “Ciudad de Barcelona” dos centenares de emigrantes españoles afincados en Méjico y Cuba, y que habían llegado por vía aérea a Palma de Mallorca, desde donde partió dicha nave con destino a Barcelona, donde fueron agasajados suficientemente, antes de partir para sus ciudades natales o de origen.  La decana de los emigrantes, Úrsula Gasull, de novena y cuatro años, llevaba residiendo en Uruguay más de 50 años.

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De izquierda a derecha, el sargento Yeste, de la Policía Municipal, Manuel Sánchez, Juan Melgarejo, alcalde de la Ciudad y José Antonio Español, Ingeniero Jefe de la Junta de Obras del Puerto. Asistían al 'Derby' entre el Portuense y el Jerez Industrial. 12 de octubre de 1969. (Archivo Municipal. Foto Rafa).

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De izquierda a derecha, Juan Melgarejo Osborne, alcalde de El Puerto; Juan Ignacio Varela Gilabert, concejal; Juan Martín Vélez, Secretario Particular de la Alcaldía y el homenajeado, Manuel Sánchez en un agasajo que recibió por parte de la Corporación Municipal en el Hotel Meliá Caballo Blanco, el 22 de diciembre de 1969, poco antes de su tornaviaje a Chile. (Archivo Municipal. Foto Rafa).

LLEGA A EL PUERTO.
Manuel Sánchez, que tenía entonces 50 años de edad, se acogió a esta Operación España, y el 7 de octubre de 1969  se encontraba con los españoles retornados, recién llegado a Barcelona. Cuatro días más tarde, el 11 se encontraba en nuestra Ciudad siendo recibido por las fuerzas vivas. Era alcalde, a la sazón, Juan Melgarejo Osborne. Nuestro protagonista se pudo reunir con sus familiares: su madre Ana Jiménez, sus cinco hermanos, e infinidad de sobrinos y recorrer El Puerto que había dejado hacía más de 30 años.  Y además se propuso, durante su estancia de casi tres meses, conocer cuanto pudiera de Andalucía. Como anécdota curiosa, fue invitado por el Ayuntamiento de la Ciudad al derby entre los equipos de fútbol Racing Club Portuense y el Jerez Industrial. También estuvo en los toros, asistiendo a una corrida de un joven José Luis Galloso que empezaba a despuntar. Tenía intención de visitar Cádiz, desde cuyo puerto de pasajeros ralizó el tornaviaje en dirección a Chile a finales de diciembre del mismo año. El hombre había llegado a la luna en junio y nuestro paisano Manuel, a El Puerto en octubre.

mariacuenca_puertosantamariaNo puedo olvidar que siento admiración, respeto, cariño y simpatía por todo lo relacionado con la forma de ser, pensar y actuar de gran mayoría de mujeres de todas las épocas. Ante ellas y, sobre todo, ante la mujer luchadora, inteligente, fuerte y desenvuelta, me siento casi desarmado. He conocido a lo largo de toda mi vida a mujeres excepcionales.
Mi madre, María Cuenca, por ejemplo, natural de Paterna de la Rivera, se vino a El Puerto con 13 años porque se quedó sin padres, a trabajar de criada. Casi con 16 años se casó, y toda su vida la dedicó a trabajar por sus hijos, pues mi padre murió joven. En aquella época, a una viuda no le quedaba paga alguna, y mi madre fregó todos los suelos del mundo para dar de comer, o mal comer, a sus hijos, a costa de sus riñoñes, su espalda, sus reumas y sus dolores. Nunca se quejó, y su fortaleza interior era su fuerza, pues éramos su orgullo y su razón de ser. Murió cosida de dolores pero unificó, aconsejó, acunó a sus hijos y nietos, y su ejemplo permanecerá en nosotros par siempre. Mi madre era casi analfabeta, pero tenía muchos litros de cultura en la sangre. Y como ella, muchas, muchas vecinas antiguas de las calles empedradas de aquel difícil Puerto. (En la imagen, María Cuenca, en una imagen de su juventud-madurez, posando en la huerta de una casa).

mariacuenca_2_puertosantamariaEn estos momentos confieso mi admiración y respeto, por ejemplo, por las madres y mujeres de la asociación ANDAD, en lucha contra la droga, por su valor y coraje. Mujeres que dan la cara en asociaciones de barrios como presidentas, en las APAs de los colegiosm, en centros culturales de gitanos luchando hasta dignificarlos. Mujeres de 'Médicos sin Fronteras' que van a lejanos países para aliviar el dolor en medio de tanta miseria. Chavalas de trabajadores, que están en la Universidad, a la que han accedido no sin sacrificio, comiendo en todo el día un bocadillo para poder conseguir unos estudios y una carrerra que dignifiquen su vida, un un larguísimo etcétera que no cabe aquí. (En la imagen, María Cuenca ya de mayor).

padres_munozcuenca_puertosantamariaPero quizás lo que mas me llame la atención sea el caso de muchas mujeres, madres de alumnos y ex alumnos míos, cuya vida diaria -por la enorme cantidad de paro que hay para sus maridos- es un acto de entrega y sacrificio por su casa. Hay que tener coraje, porque ellas son el sostén de la escasa economía doméstica; trabajando fuera de casa en lo que salga, se preocupan por la educación de sus hijos, pues son las únicas que aparecen por los colegios, y encima llevan las faenas de la casa para sus hijos y sus maridos con un coraje y un equilibrio interior asombrosos. Sobre estas heroínas populares nadie escribirá su historia, pero como dice el castellano antiguo: héteme aquí cual un Antonio Gala, un Baudelaire o un Kipling, para poner en lo más alto del pedestal a todas estas mujeres. Yo, si quiero refrescar mis ideales y no desfallecer y caer en la rutina cómoda de la vida, no tengo más que mirar a mi alrededor y contemplar la vida de todas estas mujeres. (En la imagen, la familia paterna de Antonio Muñoz Cuenca: el abuelo, Antonio Muñoz Zambrano, natural de Lebrija, panadero, con despacho en la calle Santa Lucía, junto al almacén de Juanito Martín; la abuela, María Cortés, era pelirroja pero conocida como 'La Rubia'; el padre, Antonio Muñoz Cortés y sentado, su tío José.  Foto A. del Castillo. Larga, 77).

Solo me queda decir: Loli, Rosario, Luisa, Milagros, Mari, Pepi: Gracias por vuestra entrega. Sois un ejemplo de vida. Lo mismo que vosotras, miles, millones de mujeres, que en países o continentes como África y sur de Asia, aún luchais por subsistir cada día en condiciones infrahumanas, intentando sobfrevivir a la pobreza, la barbarie y el horror. Nadie os tiene en cuenta porque sois un cero a la izquierda, y lleváis pegados a vuestros escasos techos y carnes un hálito de vida y esperanza en forma de grandes ojos y mirada inocente de niños con enfermedad, hambre y tristeza. ¡Toda la admiración, el amor y la comprensión de este humilde escribidor, para vosotras! (Texto: Antonio Muñoz Cuenca).

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Como era cosa corriente, apellidos distinguidos de la Ciudad hacían sus obras de caridad ayudando a los más necesitados, en este caso, sirviendo en el comedor de SAFA a niños en cuyas casas no habían recursos para una buena alimentación. Nos estamos refiriendo a los Congregantes y Congregantas de María Inmaculada y San Luis Gonzaga, que atendían el comedor entre finales de la década de los 40 y principios de los 60 del siglo pasado. Existía, además un ropero en el que se distribuía ropa y calzado a los pequeños, gestionado por Charo Jiménez, Pepita Castro, Catana y Paquita Aquino y Angelita Sánchez Cossío. También, los congregantes, liderados primero por el Padre Torres y porteriormente por el Padre Guerrero, daban de comer, a mayores necesitados. Como dicho sacerdote sabía inglés y confesaba en la Base de Rota, conseguía alimentos de los americanos para el comedor: leche en polvo, queso naranja, alubias pintas (nunca vistas por aquí en aquel entonces), ... Estas fotografías están datadas a mediado de la década de los cincuenta del siglo pasado. En la imagen un desayuno en SAFA.

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Primer Grupo de Congregantas. De izquierda a derecha, Loly Caballero, Milagros Muñoz, Matilde Merello, Ana María Osborne, Pilar Tosar, Charo Moreno.

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Cuarto Grupo de Congregantas. Teresa Romero, Milagros Merello, Charo Villarreal, María Merello, Carmen Rioja, Carmen Romero. (Fotos Vicente González Lechuga).

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Durante la década de los 60 del siglo pasado, empezaron a aparecer en El Puerto grupos de jóvenes dispuestos a tocar música Rock-Pop. La fuente de inspiración eran la radio o el “Picup” (tocadiscos), Elvis Presley, Los Brincos, Los Beatles etc…De una forma precaria, técnicamente hablando, en la primavera de 1965, aparecen “Los Simbroni” cuyo significado siempre ha sido una incógnita, parece ser que en el cuarto donde ensayaban había un perro llamado “Broni”, un día se murió y de ahí surgió “Sin Broni”. Todo comienza en la azotea de la casa de Lele Cárave, hijo de Cárave, la droguería que había en la plaza de abastos, donde se reúnen para experimentar los primeros ensayos.
Los primeros componentes fueron Pely Parra como primer guitarra, Lele Cárave guitarra rítmica, José Ramón Perles en el bajo, Carmelo Ciria como cantante e Isidoro Nogués, hermano de “Pepichi” y Juan de Dios, como batería.

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Primeros componentes de los Simbroni en sus comienzos el año 1.965

En la Avenida de la Bajamar, en un cuarto de redes de los padres de José Ramón Perles, el mismo lugar donde en los años 90 estuvo el famoso Pub “El Convento” regido por José Ramón, ubicaron su lugar de ensayo definitivo. Para darse a conocer organizaban “guateques” en el mismo sitio, donde tocaban ellos mismos. A partir de entonces surgieron los primeros contratos.
En la Primavera del año 1.965, aparecen por primera vez en la Feria del Paseo de la Victoria en la caseta del Racing Club Portuense. Los jóvenes de aquella época se quedaron maravillados ante la repentina aparición de aquel nuevo “conjunto”. La personalidad del grupo, el sonido limpio y fino de la guitarra de Pely y la singular forma de cantar de Carmelo Ciria, cautivaron la atención de los chicos y chicas a mediados de los 60.

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Primavera del año 1.965, Los Simbroni tocando por primera vez en la caseta del Racing Club Portuense. Puede observarse detrás el anuncio de Centenario Terry y algunos carteles de futbol.

Fue a partir de entonces cuando surgieron nuevos contratos, fueron requeridos para tocar en Altea y Calpe (Alicante) durante el verano de 1965 y 1966. En Altea el cine de verano “Costa Blanca”, en Calpe el Hotel Mauri así como en varios locales y hoteles de la costa Alicantina.

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Una instantánea de Pely y Pepe Palacios en el cine Costa Blanca de Altea, este último se incorporó en el grupo para la gira.

De vuelta a El Puerto de Santa María en temporada de otoño e invierno fueron requeridos por Manolo Pico, por entonces presidente del Club Naútico, para actuar allí. También en invierno actuaban en “El Picnic”, La Cabaña, en Jerez de la Frontera y prácticamente en todos los locales de la provincia. Se llevaron también una larga temporada tocando en un club de Rota llamado “Crazy Cat”.

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Actuación en el “Crazy Cat” de Rota temporada 1.966, en esa época se incorpora en el grupo Luis Albela como batería. El grupo estaba en todo su apogeo.

Simbroni_6_puertosantamariaLas sustituciones eran muy frecuentes en los grupos de la época, la edad era de 18 a 21, años con lo cual eran llamados para hacer el servicio militar “la mili”, los mas jóvenes sustituian a los mayores cuando se iban y estos a los jóvenes cuando volvían. Manuel González (Kiki) sustituyó a Lele Cárave durante sus servicio militar. (En la imagen, actuación en “El Picnic” en 1966, Manuel Gonzalez (Kiki) sustituye a Lele Cárave).

Los festivales de “conjuntos” estaba muy de moda en aquella época, se solian hacer en plazas de toros, cines de verano, teatros etc…Los Simbroni participaron en muchos de ellos obteniendo muchos éxitos y algunos trofeos. Un detalle curioso de Los Simbroni era el parecido de José Ramon Perles con el famoso batería de Los Beatles Ringo Star.

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Plaza de Toros de Jerez de la Frontera, Los Simbroni participanto en uno de ellos año 1.966.

Aunque la existencia de “Los Simbroni” fue relativamente corta (1.965–1967),  hicieron historia en la música Rock-Pop de los años 60 en El Puerto de Santa María. Los “jóvenes” de 60 años no podemos olvidar aquellos guateques y aquellos festivales donde Los Simbronis y otros grupos de El Puerto nos hicieron felices. (Textos: Francisco Ramírez Tallón).

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A la izquierda, el director del Caballo Blanco, Jerónimo Tavira, Manuel Alonso Vicedo, director de Radio Sevilla y organizador del acto; Diodoro Canorea y Enrique Barrilaro, en un momento del multitudinario homenaje.

El 2 de febrero de 1971, tras la reapertura de la Plaza de Toros en junio de 1970 --90 años después de su inauguración-- y como consecuencia de las importantes obras de consolidación que se le aplicaron a la misma, se celebró en los salones del Hotel Meliá Caballo Blanco un homenaje a los empresarios taurinos Diodoro Canorea y Enrique Barrilaro, ofrecido por Manuel Alonso Visedo, de Radio Sevilla, haciéndoles entrega de unas placas de plata con  significativas dedicatorias. El acto estuvo presidido --lo que mandaba el ejército entonces-- por el Capitán General de la II Región Militar, duque del Infantado, a pesar de encontrarse presente la máxima autoridad local, que se estrenaba por aquellas fechas, Fernando T. de Terry Galarza, así como su antecesor en el puesto (estuvo poco tiempo) Juan Melgarejo Osborne. Los presidentes de las diputaciones de Cádiz y Sevilla, Antonio Barbadillo y García de Velasco y Carlos Serra Pablo-Romero. El Delegado Provincial de Información y Turismo, Landín Carrasco; el gobernador civil de Sevilla,  Ramón Muñoz González y Bernaldo de Quirós, el alcalde de Sevilla, Juan Rodríguez Fernández y García del Busto. El director del hotel Caballo Blanco era, por aquellas fechas, Jerónimo Tavira, en cuyo establecimiento se celebraban sonados y principales actos de todo el arco de la Bahía de Cádiz.

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Otra instantánea del Homenaje. Vemos a la izquierda, de pie, a Rafael Peralta. Preside el acto el Capitán General de la II Región Militar, duque del Infantado, a su izquierda Diodoro Canorea, a su derecha, Enrique Barrilaro, de pie correspondiendo a un saludo.

En el homenaje estuvieron presentes muchos toreros, como no podía ser de otra manera dado lo que mandaban estos señores, aquí y en Sevilla: José Luis Galloso, Rafael Ortega, Diego Puerta, Curro Romero, Ruiz Miguel, Limeños, Parada, Luis Parra 'Jerezano', Emilio Oliva, Rafael de Paula, Alonso Morillo, Joselito, Paqurri, Javier Gallardo, Ernesto Santo, Fabián Mena, José Fuentes y los caballeros rejoneadores Fermín Bohórquez, Alvaro Domecq Romero, Ángel Peralta, entre otros, así como apoderados, ganaderos, miembros de numerosas peñas taurinas y aficionados que se sumaron al homenaje. Se leyeron adhesiones recibidas de distintos paises de américa latina, así como de otros puntos de la geografía española.

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A final de mes se celebró un Festival Taurino el 28 de febrero, en el que participaron Rafael Ortega, Diego Puerta, Curro Romero, Miguelín no pudo venir y fue sustituido por Luis Parra 'Jerezano', Limeño, Ruiz Miguel, José Luis Parada y Rafael Torres, con 8 novillos toros de las ganaderías de Atanaiso Fernández, Marqués de Domecq y Hermanos, Salvador Guardiola, José Luis Osborne, José García Barroso, Alfonso y Manuel Lacave, Marcos Núñez y Manuel Benítez “El Cordobés”. Los trofeos fueron para Puerta, Parada y Torres, con salida de éste último a hombros, petición insistente para Limeño y pitos abundantes para Curro Romero.

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En la foto de la barrera de los toros, están de izquierda a derecha., el primero, desconocido: Antonio Barbadillo García de Velasco (presidente de la Diputación de Cádiz); su mujer, Pilar Mateos López de la Banda; Rafael Landin Carrasco ( delegado provincial de información y turismo); su mujer; Fernando T. de Terry Galarza (alcalde de la ciudad); su 1ª mujer, Ana María Mateos López de la Banda. Entre Landin y la mujer de Barbadillo podemos ver con gorra oscura 'de plato' a Manuel Camacho Luque, ordenanza y macero del Ayuntamiento. Abajo, Enrique Barrilaro en el burladero de la empresa.

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Los diestros participantes en el festival, antes del paseíllo. (Fotos: Archivo Municipal. Fotos Rafa).

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De izquierda a derecha, Diego Gálvez Santos, sentado, detrás el maitre del Caballo Blanco, Luis Noci; brinda con el homenajeado, el alcalde de la Ciudad, Fernando T. de Terry Galarza, a su lado el Delegado Provincial del Ministerio de Trabajo en 1971, José Antonio Pérez de León y a la derecha de la imagen, el párroco de San Joaquín, José María Rivas Rodríguez, Pbr. (Foto: Archivo Municipal. Foto Rafa).

Hace 38 años, se celebraban en nuestra ciudad unas segundas ferias, septembrinas: la Fiesta del Vino Fino, coincidiendo con las fiestas patronales, con la vendimia, y recuperando una antigua tradición de celebrar la Feria en esas fechas. Aunque hay que recordar que El Puerto tenía autorizado, desde su fundación por Alfonso X, “el Sabio” dos ferias anuales, nuestra actual Feria de Primavera no se recuperó hasta hace poco más de 50 años.
Era alcalde de la Ciudad, Fernando T. de Terry Galarza, quien ostentó la alcaldía entre febrero de 1971 y febrero de 1976. El Ayuntamiento había convocado en el recinto ferial del ya más que centenario Paseo de la Victoria al porteño Diego Santos Gálvez, maestro de gremio de toneleros jubilado, de 85 años, quien había ejercido el oficio durante 62 años y que entonces, en 1971, para distraerse, seguía realizando algunas labores de aquella profesión, hoy venida a menos.
El motivo era hacerle entrega de una justificada distinción: la Medalla al Mérito al Trabajo. Aquel 7 de septiembre de 1971 estuvieron presente para homenajear a Diego, el Delegado Provincial del Ministerio de Trabajo, José Antonio Pérez de León; el Delegado Local del Sindicato de la Vid, Fernando Terry Merello; Juan Durio, letrado de la Casa Sindical y las representaciones de la policía, la marina, y la iglesia, así como el Secretario Accidental del Ayuntamiento, José Caveda, quien dió lectura al decreto de concesión de la Medalla al Mérito al Trabajo, siéndole impuesta por el alcalde de la Ciudad.

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