Una odisea desde Madrid a El Puerto
| Texto: Francisco Andrés Gallardo
Manuel Teja Moreno, conocido como ‘el Teja’, dejó una huella que aún perdura en la memoria colectiva de esta ciudad. Fallecido en octubre de 2018 a los 58 años, su nombre resuena no solo por su pasión por el carnaval, sino por una hazaña que aún hoy, casi 23 años después, sigue sorprendiendo: en octubre de 2002, recorrió a pie 625 de los 655 kilómetros que separan Madrid de El Puerto de Santa María tras perder el autobús que lo devolvería a casa. Lo que comenzó como un viaje para protestar contra el ‘Decretazo’ de Aznar —la reforma laboral (Ley 45/2002) que abarató el despido— se convirtió en una travesía de nueve días marcada por la precariedad, la solidaridad y la voluntad de un hombre sin recursos.
‘El Teja’ era un portuense de vida sencilla, sobrevivía con trabajos esporádicos y apenas llevaba 20 euros en el bolsillo cuando se subió al autobús fletado por CCOO rumbo a Madrid. Aquella madrugada, junto a cientos de manifestantes, partió para alzar la voz en la Puerta de Alcalá contra las políticas del entonces presidente del gobierno de España, José María Aznar. Tras el mitin encabezado por José María Fidalgo, líder sindical de la época, Manuel aprovechó para acercarse al Santiago Bernabéu, el estadio de su adorado Real Madrid. Sin dinero para entrar, se conformó con echar un vistazo al césped desde una ventana de la tienda oficial.

El giro inesperado llegó al final del día. En la madrileña Castellana, entre el caos de autobuses que aguardaban a los manifestantes, ‘el Teja’ no encontró el suyo. Sus compañeros lo esperaron 90 minutos —“lo que dura un partido de fútbol”, diría él— antes de partir sin él. Hasta la una de la madrugada, Manuel buscó en vano su transporte. Sin teléfono ni dinero, recurrió a dos policías que apenas le prestaron atención y a un taxista que le indicó vagamente la dirección de Cádiz. Fue entonces cuando, con lo puesto y unos pocos bocadillos, decidió emprender el regreso a pie por la N-IV.
Mientras tanto, en El Puerto, su familia denunciaba su desaparición y movilizaba a la prensa local con fotos para dar con su paradero. En la carretera, ‘el Teja’ intentó sin éxito hacer autostop. Bebió agua en gasolineras y sobrevivió gracias a pequeños gestos de solidaridad: una mujer en Ciudad Real le dio un bocadillo, un gitano lo llevó 20 kilómetros en coche y unos marroquíes le ofrecieron melones de su cargamento. El miedo lo atenazó en los túneles de Despeñaperros, pero no lo detuvo. Nueve días después, ya cerca de Jerez, un amigo lo reconoció y lo acercó los últimos 10 kilómetros hasta casa.
Manuel Teja Moreno no solo fue un caminante involuntario. En el carnaval de El Puerto, donde los canijos, bajitos, feos o gordos siempre han tenido su lugar, ‘el Teja’ brilló como chirigotero. Participó en agrupaciones como ‘Los buscaores de oro’ (1997), ‘Ojú que arte’ (1993), 'Donde te coja te doy' (1989) o ‘Desaparecidos en Barbate’ (1987), a menudo interpretándose a sí mismo con su figura enclenque como blanco de las bromas. Aunque no alcanzó la fama de los grandes del Carnaval, logró tres primeros premios y dejó su marca en la cultura local, siempre acompañado de su amigo Paco Gutiérrez Jaren.
Su vida transcurrió entre altibajos. Trabajó en el supermercado Crevillet, vivió con su hermano en la Barriada de los Marineros y hasta pasó por el plató de ‘Ratones Coloraos’ con Jesús Quintero, aunque no destacó en la entrevista. ‘El Teja’ se fue en 2018. Sin embargo, su caminata de 625 kilómetros sigue siendo un relato de resistencia y humanidad que aún resuena en El Puerto de Santa María.

El vivía en la barriada Francisco Dueñas piñero barriada en la cual nos hemos criado él y yo .Muy buen chaval yo lo apreciaba mucho y él a mí como buenos vecinos que éramos..