| Texto: Francisco Andrés Gallardo.
Con motivo del triduo cuaresmal de la hermandad de la Soledad se ha podido contemplar el altar de la capilla de la cofradía en la Prioral con una imagen inédita del titular. El Cristo Yacente se ha dispuesto en forma de Descendimiento en la Cruz de las Escaleritas.
Por primera vez el titular del Santo Entierro portuense se ha colocado verticalmente, como si fuera bajado de la Cruz, conjunto alegórico que también tiene su paso en la procesión del Viernes Santo.
El equipo de mayordomía de la hermandad ha querido innovar con esta composición del altar y ha sorprendido porque además evoca la disposición originaria de la talla que data de finales de siglo XVII (se supone que fue ultrajado durante el saqueo de ingleses y holandeses a El Puerto en 1702).
El valioso Cristo que se veneraba en la capilla del Calvario en el monasterio de los Mínimos de la Victoria era originariamente un crucificado con los brazos móviles. La imagen se colocaba en una Cruz y de ahí era descendido el Viernes Santo para ser colocado en la urna que procesionaba en esa tarde. El altar del triduo viene a recordar esa antigua postura de la venerada talla. Tal vez la Cruz de las Escaleritas fue la última en que estuvo expuesto como crucificado el titular.
Aunque ya en la Prioral el Cristo se presentaba como yacente, los brazos articulados fueron convertidos en talla fija por Juan Bottaro en 1925 en una intervención que ahora sería impensable por alterar el patrimonio y ordenada por el entonces párroco Luis Cerezuelo. La Soledad hasta entonces había sido la cofradía que había tenido más continuidad en su participación en la Semana Santa portuense, saliendo todos los viernes desde 1896 (Humildad y Vera-Cruz procesionaban según sus variables recursos; en 1927 se refundaba el Nazareno).
Durante al menos un par de siglos los hermanos de la Soledad escenificaban el Descendimiento de su titular en las mañanas del Viernes Santo. En ocasiones, citan las crónicas, en el interior de su capilla del Calvario de la Victoria o, a vista de más fieles, en el exterior del templo.
Se estima que este rito podría haberse generalizado a finales del siglo XVII y en el caso portuense pervivió al menos hasta la marcha de la orden de los Mínimos del monasterio, en 1835. En 1868 la hermandad pasó a la Prioral por la desamortización.

La ceremonia del Descendimiento en el monasterio portuense, según lo comparado con otras localidades, constará de un desfile de hermanos ante la Cruz y el titular, mientras un religioso predicaba un sermón alusivo a la Pasión. En el momento de descender al Cristo, dos hermanos, vestidos con estolas y representando a Nicodemo y a San Juan de Arimatea, colocaban las escaleras y subían por ellas al travesaño. Se desprendían los clavos del Crucificado y mediante las sábanas se descendía mientras la talla era recogida por un par de hermanos. El Cristo era llevado a hombros por varios miembros de la hermandad que lo portaban hasta la urna del desfile procesional.

Además de eliminarse los brazos móviles, en 1926 Juan Bottaro incorporó a la talla una melena tallada. Hasta el siglo XX el titular del Santo Entierro lucía una frondosa cabellera, como el Cristo de los Afligidos, el único titular de la Semana Santa portuense con pelo natural, como también sucede con la talla del Jesús de las Misericordias que se venera en la Iglesia del Espíritu Santo y que pertenecía al templo de Santo Domingo originariamente. El titular del Santo Entierro portuense como crucificado con su cabeza vencida llevaba una melena como la que luce el Cristo de la Expiración de Jerez.
Con el altar de este año, la hermandad ha creado un homenaje a su pasado y a la historia de su imagen cristífera titular.