| Viñeta y texto: Alberto Castrelo.
Se hace saber que, si viene usted a El Puerto de Santa María durante el mundial de motociclismo puede:
- Hacer botellón en las medianas de la N-IV
- Saltarse las restricciones de velocidad
- Reventar al portuense a estruendo y ruido.
- Hacer con la moto lo que le plazca por donde le plazca
- Aparcar donde usted quiera o considere (aceras incluidas)
- Quitarle la matrícula a la moto para hacer trial por las medianas
- Beber y conducir
- Practicar la sodomía al ciudadano portuense sin sonrojo.
Las leyes generales quedan derogadas y si usted dice “vengo a dejar dinero” los portuenses ponemos nuestras posaderas a su disposición para que entre a su gusto y haga con nosotros y nuestra ciudad lo que le venga en gana. Si rompe algo, no se preocupe, nosotros estamos aquí todo el año para pagar los desperfectos con nuestros impuestos. Rompa, ensucie y moleste, no se apure: tiene usted (casi) un cheque en blanco con la premisa de la riqueza y la motorada.
Además, agradecidos, porque el paro es acuciante y para cuatro días que vienen a bendecirnos con su maná económico, no vamos a ser derrotistas ni amargados…
Suena a ironía, pero es más real que cualquiera de las publicaciones en las redes sociales del Ayuntamiento y los medios de información (¿?) financiados por los mismos. Aún así aviso: esto que van a leer no va de la motorada (solo) sino de las tragaderas que quieren hacernos tener, que es peor.
Una vez más nos venden que la masificación y la cantidad de asistentes a la ciudad es un éxito, independientemente de la calidad y tipo de turismo que hacen los visitantes.
El espectáculo dado en la motorada ha tenido tintes dantescos y, dependiendo dónde consultásemos la actualidad, esperpénticos y surrealistas. Calificar de “éxito y controlado” el evento es querer incorporar al difunto en el velatorio para que parezca que respira, sobre todo en lo que a control y seguridad se refiere.

El toque surrealista y esperpéntico lo ponían las redes sociales del Ayuntamiento donde, al estilo de como Starsky y Hutch, nuestros políticos aparecían diciendo que estaban supervisando el dispositivo de seguridad y su correcto funcionamiento, destinado a reforzar la seguridad y convivencia del personal ¿Cómo conviven ustedes, criaturas? ¿A qué puñetas llamáis convivencia?
El ya manido “Es que deja mucho dinero” es un mantra humillante para la ciudadanía portuense que os habéis acostumbrado a repetir para justificar lo injustificable; véase perder patrimonio, regalar edificios centenarios, arrasar nuestros pinares o entregar la ciudad a la locura y los excesos. Para mí, la arenga continuada de esta consigna es el verdadero problema de la ciudad. Al igual que la política y los políticos que la promueven, más allá de que (también) se os haya ido de las manos el tema de la motorada.
El “Es que deja mucho dinero” pisotea la dignidad ciudadana local a niveles que dan rabia y pena, hace más ruido que cualquier escape pegando petardazos y tizna nuestro amor propio más que el caucho quemado en el asfalto.
Por otro lado, “es que deja mucho dinero” es una doctrina que tiene muchos matices y preguntas: ¿El dinero lo deja para la hostelería o para el hostelero? No respondan con obviedades porque la obviedad es una cosa, la lógica otra y lo que se vive en el sector otra muy diferente. Podría caer en decir incluso que, para beneficio de cuatro (los de siempre), pero no quiero entrar ahí.
Cada uno sabrá qué lugar ocupa el dinero en su escala de valores (si es que los tenéis) y qué está dispuesto a dar a cambio para conseguirlo -por muy necesario que sea para vivir. Independientemente de eso, este dinero a costa del descanso de los vecinos, la dignidad portuense, el estado de la ciudad, la seguridad de los asistentes y la impotencia de quién ve desbordada la situación, es -como poco- amargo. Por no hablar del efecto llamada que se provoca y la imagen tan maravillosa que damos al exterior.
Llamar motorada a lo que se ha vivido en la nacional-IV durante la semana pasada y en El Puerto en general es un insulto al movimiento: motos sin matriculas haciendo trial por las medianas, vehículos en dirección prohibida, autobuses y bomberos atascados por motos indebidamente aparcadas, atascos o concentraciones fuera de lugar, vecinos sin poder entrar en sus garajes y más de una tragedia a causa de accidentes son solo algunos de los casos aislados del “éxitoso dispositivo”. Les recuerdo: 63.000 euros cobra el responsable político de la seguridad ciudadana. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse – faltaría más-, pero no queráis insultar nuestra capacidad de observación y crítica desde la propaganda institucional, hacednos el favor.
Depender del pelotazo estacional, las masificaciones y las muchedumbres no deja de ser un indicativo claro de que no hay proyecto de ciudad y, si ese es el que hay, peor aún para nuestra Gran Ciudad.
Fíjense si El Puerto es Gran Ciudad, que aquí tienen cabida los desatinos locales -que no son pocos- y nos sigue quedando espacio para acoger a todos los desatinados que quieran venir de fuera.
No necesito que el Puerto sea una Gran Ciudad para todo el que quiera venir a expoliarla y maltratarla, necesito que sea una ciudad modelo de la que sentirme orgulloso por saber aunar tradición, cultura y vanguardia con turismo de calidad en vez de turismo de cantidad, por mucho dinero que dejen.
¡Viva el trabajo bien hecho! El de propaganda, por supuesto.