
| Texto. Verbigracia García L.
A las puertas de la Semana Santa, una de las tradiciones que cada vez toman más arraigo en El Puerto de Santa María, son la de cargar un paso como costaleros o salir como penitentes. Esta devoción conlleva un gran esfuerzo físico, especialmente para la columna vertebral, según advierten los especialistas de la GEER (Sociedad Española de Columna)
El desafío de los costaleros
Los costaleros soportan un peso considerable, entre 30 y 65 kg por persona, dependiendo del paso. La carga, apoyada tradicionalmente en las cervicales o los hombros, puede generar lesiones si no se toman precauciones. “El mayor riesgo se produce en la columna cervical durante las levantadas bruscas, aunque también vemos lesiones lumbares”, explica José María López-Puerta, doctor coordinador de la Unidad de Columna de un hospital sevillano en declaraciones al Grupo Joly.

Estas levantadas, al pasar de la posición en cuclillas a la erecta, generan una compresión máxima en los discos intervertebrales, pudiendo causar hernias discales o microtraumatismos cervicales continuados. Además, el roce constante de la trabajadera puede provocar hematomas que, con los años, se encapsulan formando el característico “morrillo”.

Para la doctora Inmaculada Vilalta, costalera y traumatóloga, la importancia de la preparación física durante todo el año es vital: “Es un esfuerzo intenso en un corto periodo, por lo que la musculatura debe estar tonificada”. Recomienda ejercicios como planchas, sentadillas, remo o isométricos cervicales para fortalecer el core y los músculos multífidos, esenciales para la estabilidad de la columna. Durante la procesión, una postura adecuada —brazos a 130-135º, core activado y costal bien ajustado— es clave para evitar lesiones graves, como fracturas cervicales o esguinces.

Carga sobre los hombros y riesgos para los penitentes
Cuando el paso se lleva sobre los hombros, la carga se distribuye mejor, reduciendo el impacto directo en la cervical. Sin embargo, una mala postura, como cargar solo con un hombro, puede generar inclinación de la columna y lesiones en clavículas o manguito rotador.
Por otro lado, los penitentes, que permanecen muchas horas de pie durante el recorrido procesional, enfrentan lumbalgias si su musculatura lumbar no está preparada. “La falta de tonificación lleva a espasmos musculares en los parones”, indica el Dr. López-Puerta. Para ellos, ejercicios como natación, pilates o bicicleta estática son ideales.

Recomendaciones prácticas
Los expertos insisten en la preparación previa con ejercicios regulares y estiramientos antes de procesionar. Tras el esfuerzo, aplicar hielo local y tomar relajantes musculares durante 48-72 horas ayuda a prevenir contracturas. Las fajas lumbares, usadas por muchos costaleros, ofrecen soporte adicional, pero no sustituyen una buena condición física. “Sin preparación, el riesgo de lesiones es alto”, advierte la Dra. Vilalta. La Semana Santa es un momento donde el cuerpo se somete al esfuerzo y entrega de la mente debajo de un paso, pero cuidarlo es esencial para vivirla plenamente. Con preparación y precaución, costaleros y penitentes podrán cumplir su desfile procesional sin comprometer su salud.