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Manolo ‘el Polvorón’. Cuarteto ‘Inclusión o Victoria’: una lección de carnaval en el Falla #6.162

| Texto:  J.M. Morillo-León | Fotos: Germán Mesa y Lourdes de Vicente
La inclusión no es solo un concepto; en el Carnaval de Cádiz, es una realidad que sube al escenario y arranca aplausos. El cuarteto ‘Inclusión o Victoria’ lo ha vuelto a demostrar en las Preliminares del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC), celebradas el pasado viernes en el Gran Teatro Falla. Álvaro Galán, José Luis, Manolo Rodríguez Sánchez ‘el Polvorón’, Francisco M. Luque y Antonio se plantaron en las tablas con la convicción de que el carnaval es, ante todo, un espacio para todos. Con una actuación ensayada y correcta para los cánones del Falla, dentro de lo correcto que pueda ser el Carnaval.

Entre las 133 agrupaciones inscritas este año, ‘Inclusión o Victoria’ destaca no solo por ser uno de los cinco cuartetos en el COAC, sino por la fuerza de su mensaje. Con letra y música de Álvaro Galán Verano, representante de la agrupación y Francisco Manuel Luque Barea (música), el cuarteto está formado por actores del colectivo teatral Diversamente-Diverso de Afanas de El Puerto de Santa María, un proyecto que nació en 2020 y que desde su debut con ‘Merda, merda, mucha merda’ ha marcado un antes y un después en el COAC.

Cinco años después, regresan con una propuesta que combina humor, crítica social y mucho trabajo detrás. ‘Inclusión o Victoria’, cuyo título hace un guiño a la mítica película de John Huston protagonizada por Sylvester Stallone y Michael Caine, no solo es un espectáculo; es una declaración de intenciones.

El primer cuplé deja clara la esencia del cuarteto: la defensa de la dignidad y la identidad de las personas con diversidad funcional, sin renunciar al ingenio y la ironía carnavalesca. “Vengan etiquetas y nombres nuevos, y en mi DNI sólo pone Diego”, cantan, con la misma naturalidad con la que se reivindican desde el humor, dejando claro que el Carnaval es el lugar donde todas las voces caben y resuenan.

Porque, al final, la verdadera victoria está en eso: en subirse al escenario, hacer reír y pensar, y demostrar que la inclusión no necesita permiso, solo espacio. Y en el Falla, espacio hay de sobra para quienes vienen con el corazón lleno de coplas. La inclusión es la victoria.

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