Estreno Mundial de un monólogo que conquista los corazones
| Texto: J.M. Morillo-León.
En el panorama del teatro contemporáneo, hay autores cuyas obras no solo nos invitan a reflexionar, sino que nos conmueven profundamente, tal es el caso del porteño Juan García Larrondo, un dramaturgo que ha logrado conectar con públicos de diversas latitudes a través de su potente narrativa emocional. Su monólogo titulado ‘Lo mío no tiene nombre (O regodeo de Sebastián en sus martirios)’ le valió el Segundo Premio en la XIX edición del Certamen Internacional de Requena.
El estreno mundial de la obra será el próximo 2 de febrero en el Festival de Teatro Amateur de la Comunidad Valenciana, que será puesto en escena por el Coordinadora de Actividades Teatrales 'Arrabal Teatro’, con la dirección de José Luis Prieto y la interpretación de Arturo Domingo.
Un viaje de reflexión a través de Sebastián
Lo mío no tiene nombre’ es más que un monólogo: es un viaje interior, un diálogo entre el pasado y el presente, donde el personaje de Sebastián, un jubilado apuntador de teatro, se enfrenta a su vida marcada por la soledad, el miedo y la incomprensión. Después de cuatro décadas de ausencia, regresa a su pueblo natal para recibir un homenaje del Ayuntamiento como ‘Hijo Predilecto’, aunque la gloria se siente amarga para él. La obra no solo aborda temas de identidad y aceptación, sino que también pone en evidencia el sufrimiento vivido por Sebastián a causa de su orientación sexual, un tema que resuena con una universalidad impresionante.
En el corazón de la obra está la lucha de Sebastián por encontrar su lugar en un mundo que no siempre ha sido amable con él. García Larrondo, con su inconfundible estilo, mezcla la tragicomedia con momentos de pura emotividad, creando una atmósfera que invita tanto a la reflexión profunda como a la empatía hacia el protagonista.
Un premio que reafirma la trayectoria de Larrondo
Juan García Larrondo no es un nombre nuevo en la escena teatral. Su carrera ha sido reconocida con importantes premios y distinciones, como el II Premio Internacional Teatro Romano de Mérida, el Primer Premio Marqués de Bradomín y el Segundo Premio de Teatro Hermanos Machado, entre otros. La evolución de su trabajo es un claro reflejo de su compromiso con las artes escénicas y con la creación de textos que no solo buscan entretener, sino también provocar un cambio en la forma en que percibimos la vida, el amor y la identidad.
Su obra ‘Lo mío no tiene nombre’ se alinea con esta filosofía, al ofrecer una mirada honesta y sin adornos sobre los conflictos internos que nos definen como seres humanos. En la vida de Sebastián, podemos ver reflejados aspectos de todos nosotros: la lucha por ser aceptados, por encontrar nuestra voz y, sobre todo, por sanar las heridas del alma.
La apuesta local y nacional: un monólogo que habla a todos
Desde su natal El Puerto de Santa María hasta los escenarios más prestigiosos del país, la figura de Juan García Larrondo se ha consolidado como un referente para el teatro contemporáneo. Su obra ha sido representada en numerosas ciudades de España, donde ha sido ovacionada tanto por críticos como por público. En su monólogo, Larrondo no solo retrata la condición humana, sino que también deja claro su firme compromiso con la inclusión, la visibilidad y la dignidad.
La anécdota
Una anécdota curiosa sobre el autor que muchos desconocen es que durante una entrevista reciente, García Larrondo confesó que gran parte de la inspiración para este monólogo surgió de su experiencia personal en el mundo del teatro. Sebastián, el personaje central del monólogo, está inspirado en figuras reales que conoció en sus primeros años de carrera como apuntador, muchas de ellas marginadas por su sexualidad o por su condición en el mundo teatral. El dramaturgo, al igual que Sebastián, ha sido testigo de la lucha por encontrar un espacio de reconocimiento en una sociedad a menudo difícil de comprender.
Una obra que trasciende generaciones
“Lo mío no tiene nombre (O regodeo de Sebastián en sus martirios)” no es solo una obra para los amantes del teatro. Es una pieza que toca fibras profundas en cada espectador, ya sea local o nacional, y que invita a cuestionarnos sobre nuestra propia identidad y las cicatrices del alma. A través de la figura de Sebastián, García Larrondo nos recuerda que todos llevamos dentro nuestras propias luchas, nuestras propias victorias y, sobre todo, la necesidad de ser vistos tal y como somos.
A medida que más personas se acercan a su trabajo, queda claro que el dramaturgo porteño sigue marcando una huella indeleble en el panorama teatral, llevando su mensaje de valentía, autenticidad y humanidad a todos los rincones del país.