| Texto: J.M. Morillo-León.
En el vibrante mundo del fútbol español, pocos nombres resuenan con tanto cariño y respeto como el del porteño Enrique Montero Rodríguez. Nacido el 28 de diciembre de 1954 en El Puerto de Santa María, cumple mañana sábado 70 años. El centrocampista dejó una huella imborrable en el Sevilla F.C., donde se convirtió en un verdadero icono durante sus 13 temporadas en el club.
Montero, quien comenzó su carrera en el Sevilla F.C. en 1973, se destacó por su visión de juego y su capacidad para controlar el ritmo del partido. A lo largo de su trayectoria, disputó una impresionante cifra de partidos oficiales: 338 con la camiseta sevillista, convirtiéndose en un pilar fundamental del equipo. Su habilidad para conectar con los delanteros y su incansable trabajo en el mediocampo lo hicieron indispensable en el esquema del club.
Después de un breve paso por el C.D. San Fernando, Montero regresó al Sevilla, donde vivió sus años dorados. Su compromiso y dedicación al equipo lo llevaron a ser reconocido como Dorsal de Leyenda del Sevilla F.C. en 2017, un honor que refleja su impacto en la historia del club.
Pero la carrera de Montero no se limitó a los clubes. También tuvo la oportunidad de representar a la selección española, debutando en un emocionante encuentro en Leipzig el 15 de noviembre de 1980 contra la República Democrática de Alemania. A lo largo de su carrera internacional, acumuló 3 partidos con la selección absoluta, además de ser parte de las selecciones B, sub-21 y olímpica, donde anotó un total de 9 goles.
Tras su paso por el Sevilla, Montero continuó su carrera en el equipo de la capital gaditana: el Cádiz C.F. y en el equipo local, Racing Club Portuense, dejando siempre una impresión positiva en cada equipo que defendió. Su legado perdura no solo en los trofeos y estadísticas, sino en el corazón de los aficionados que lo vieron jugar.
Enrique Montero es más que un exfutbolista; es un símbolo de pasión y entrega en el fútbol español. Su historia es un recordatorio de que, en el deporte, los verdaderos héroes son aquellos que dejan todo en el campo y se ganan un lugar en la memoria colectiva de los aficionados.