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La Virgen de las Lágrimas de El Puerto, de Ignacio López #6.806

¿Es la titular de la Hermandad de la Cena de Jerez?

Santa María de la Paz y Concordia de Jerez

| Texto: Francisco González Luque

La restauración de Santa María de la Paz y Concordia, titular de la hermandad de la Cena de Jerez, aporta nuevos elementos de análisis que posibilitan identificarla con la Virgen de las Lágrimas de la cofradía del Dulce Nombre de El Puerto de Santa María, tallada por Ignacio López en 1683.

Ntra. Sra. de las Lágrimas

Esta hermandad se fundó en la actual capilla de la Misericordia de la Prioral en el último cuarto del siglo XVI, Tres grandes losas en su pavimento conservan la inscripción “DE LA COFRADIA / DEL NIÑO” y confirman los enterramientos de sus hermanos en ella.

Lápida o detalle de lápida para enterramiento de los hermanos del Dulce Nombre en la capilla de la Prioral.
Lápida para enterramiento de los hermanos del Dulce Nombre en la capilla de la Prioral.
Detalle de la lápida de la imagen anterior

Se conserva documentación sobre la imagen mariana tras su titular de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús una vez trasladada al convento de Santo Domingo. Nos referimos al contrato fechado en 1683 entre Ignacio López y esta hermandad para tallar una Dolorosa de tamaño natural, madera de cedro y candelero. También sabemos que la primera estación de penitencia  acompañando a la imagen del Niño Jesús la realizó el martes santo de 1689. Otro documento, dado a conocer por Alba Medinilla, alude a los cultos que se celebraban en honor de la imagen advocada Ntra. Sra. de las Lágrimas venerada en el convento de Santo Domingo desde la última dcecada del siglo XVII.

Iglesia de Santo Domingo. Exterior desde el claustro.

Se trata de la única Dolorosa documentada hasta el  momento  de este imaginero sevillano afincado en El Puerto entre 1680 y su muerte en 1718. Sería la primera de la serie a la que pertenecen, entre otras, las atribuidas del Desconsuelo, Piedad y Mayor Dolor de Jerez, Soledad de Arcos y Mayor Dolor de El Puerto.

En 1835 todavía recibían culto en su iglesia conventual aquellas imágenes titulares del Dulce Nombre, como lo atestigua el inventario redactado a raíz de la desamortización de Mendizábal. Dejando aparte conjeturas e hipótesis, sabemos que tras la exclaustración de los dominicos imágenes y cofradía pasaron al monasterio de mínimos de la Victoria, desde donde procesionaban el Domingo de Ramos a mediados del siglo XIX.

Otro documento, firmado por su entonces hermano mayor, el presbítero Joaquín Arroyo, atestigua que al menos parte del ajuar de estas imágenes se localizaba en 1855 en el monasterio de la Concepción de El Puerto. No hemos encontrado documentación alusiva a estos titulares desde entonces.

Santa María de la Paz y Concordia de Jerez atribuida a Ignacio López

Santa María de la Paz y Concordia de Jerez antes de su última restauración | Foto Domínguez Gómez.

José Soto Palas, siendo mayordomo de la hermandad de la Cena de Jerez, adquirió a las capuchinas de El Puerto un busto de Dolorosa hacia 1975 que poco después donaría a dicha cofradía y se convertiría en su titular mariana.  Desde 1982 procesiona bajo la advocación de Santa María de la Paz y Concordia. En 1996 fue restaurada por el matrimonio Navarrete Lorente, aunque resulta evidente que antes y después ha sido intervenida, con lo cual las alteraciones sufridas por la imagen se han multiplicado y el resultado actual dista bastante de su aspecto primitivo, lo cual, en principio, dificultaría la atribución a un autor determinado.

Gracias a su reciente restauración, llevada a cabo por Cobo Carrasco, se ha podido apreciar que la talla ha sufrido retoques sobre todo en  barbilla, nariz, labios y párpados, además de la inclinación del busto, repintes y, por supuesto, alteración de su encarnadura.

Paz y Concordia de Jerez, en octubre de 2024

Moreno Arana, doctor en Historia del Arte, atribuye la cabeza de la talla al imaginero barroco Ignacio López por una serie de características analizadas y razonadas, especialmente las relativas a partes anatómicas poco o nada visibles por estar ocultas bajo la indumentaria. Precisamente el peculiar giro de cabeza y la singularidad de las orejas (lóbulo alargado, plano y de remate puntiagudo) y el cuello (esbelto y con rehundimiento en el centro de su base) le permite pensar que podríamos estar en presencia de aquella Virgen de las Lágrimas de El Puerto por la similitud con el tratamiento anatómico en otras tallas documentadas de López. Continuaremos investigando para arrojar nueva luz acerca de los sucesivos paraderos de esta imagen que permitan despejar algunas incógnitas.

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