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Cuando El Puerto era una ‘ciudad vivida’ #6.073

En primer término, a la izquierda, el Hotel Monasterio en la calle Larga. El parque Ruiz-Calderón, el río Guadalete y la carretera a Cádiz. Junio 1970 | Foto: González y Hernández | Archivo Municipal

| Texto: Luis Francisco Garrido Quijano [*]

El presidente de la Academia de BBAA Santa Cecilia expone su teoría sobre la ‘ciudad vivida’ desde los años sesenta y las causas del progresivo deterioro de la misma, con un exhorto a las autoridades a que no dejen de luchar por defender la historia de esta Ciudad en la que parece que comienza a verse el resurgir de la misma. Fue expuesta durante su discurso de cierre con motivo de la toma de posesión del profesor doctor Juan Gómez Benítez como académico de la citada institución, más que centenaria.

Históricamente a los ciudadanos de El Puerto de Santa María se nos ha calificado siempre como desidiosos en la defensa a ultranza de nuestra Ciudad, de nuestro patrimonio, de nuestro sentir como pueblo unido… y quizás no falte razón en este calificativo.

No sé si es un mal endémico de ciudades con puerto marítimo donde históricamente han recalado ciudadanos de todo el mundo bien de paso solo, bien para establecerse por algún tiempo en ellas, lo que puede provocar la disolución en los autóctonos del sentimiento de orgullo de pertenecer a una ciudad concreta y defenderla frente a todos… no se… pero lo que si es cierto es que a esta Ciudad la hemos ido abandonando poco a poco todos…          

En mi infancia y juventud, El Puerto era una “ciudad vivida” enteramente por sus ciudadanos. Entonces no existían urbanizaciones exteriores, no existía Vista Hermosa, ni la Valdelagrana urbanizada, ni la amalgama en que se ha convertido Fuenterrabía, ni los cientos de casas construidas fuera de cualquier ordenación que se han ido permitiendo en su término municipal y que, a la postre, han originado un asfixiamiento de un posible desarrollo ordenado fuera de la Ciudad histórica. A lo más existían lo que siempre se ha denominado en El Puerto los Recreos, que eran fincas rusticas donde algunas familias tenían grandes casas para pasar temporadas.

Calle Luna en los años sesenta del siglo pasado. A la izquierda el Teatro Principal | Foto: Rasero.

Pero en El Puerto vivíamos todos, sus calles estaban llenas de comercios; su mercado latente y vivo; sus muchas bodegas, grandes y pequeñas, aún en activo; los niños llenábamos los colegios que por entonces había; al atardecer sus calles no se despoblaban como ahora; su flota pesquera era de las más importantes de la provincia; la calle Luna, Palacios, Larga, Ganado, Vicario y Cielo llenas de tiendas: boutiques, zapaterías, papelerías, estancos, casas de muebles, bazares, tejidos, joyerías, electrodomésticos, pub's, discotecas...

El Puerto era el mejor de todos los pueblos de la provincia, aquí venían de Jerez, de Puerto Real, de Rota… etc. para compras o simplemente para divertirse en sus muchos bares, restaurantes, discotecas… pero actualmente cualquiera de esas ciudades le da mil vueltas a El Puerto en cuanto a actividades, comercio, limpieza y cuidado con su patrimonio.

¿Alguien ha visto en la provincia alguna Iglesia en el estado en que se encuentra la Iglesia Mayor o la Aurora, o las Concepcionistas…etc…? creo que no.

¿Qué ha ocurrido para que esto pasara?... bueno tengo mis propias teorías porque he vivido, hemos vivido, ese proceso, hemos estado en la ciudad viva y hemos visto su proceso de enfermedad.

Derrumbe del palacio de Cumbre Hermosa, a finales de la década de los sesenta del siglo XX

No es el momento de hacer un desarrollo extenso sobre esta cuestión, pero creo acertar si digo que con el proceso urbanizador desmedido, legal e ilegal, que comienza a manifestarse en la Ciudad a partir de finales de los sesenta, comienza la decadencia de la ciudad histórica… a partir de esas fechas era más chic… vivir en una urbanización que en el centro… y los que podían se iban de sus casas en el centro y estas se iban cerrando. Después vino la permisión administrativa con los cientos de construcciones ilegales que se hacían en los alrededores de la ciudad sobre terrenos rústicos…  ”porque no se podía permitir que solos  los ricos vivieran en chalets, en el campo”… y surgieron como hongos los que especulaban con terrenos no urbanizables y los vendían en trozos proindiviso para colarse por las rendijas de la legalidad.

Vista aérea parcial del término municipal de El Puerto de Santa Maria.

Y siguieron cerrando casas en el pueblo, y ello condujo a la despoblación y ello a la disminución en las ventas de las tiendas, y ello al cierre de comercios… y ello al abandono de locales… y después vino la crisis pesquera, y los millonarios ingresos de la pesca fueron disminuyendo… y de pasar a ver en nuestra juventud hasta tres filas de barcos de pesca amarrados en la lonja a ver quizás una escasa docena de barcos de hoy.

Barcoas abarloados en el antiguo muelle pesquero. | Foto: Rafa.

Y vino la crisis de las bodegas, y las grandes firmas dejaron de necesitar a los pequeños bodegueros para abastecerse, y esos pequeños bodegueros comenzaron a cerrar sus bodegas y comenzaron a derrumbarse con el paso de los años… y la Ciudad fue empobreciéndose….

Bodegas Grant | Foto: Fito Carreto

Y llegó la declaración de Conjunto Histórico Artístico de la Ciudad de El Puerto de Santa María el 4 de diciembre de 1.980… y lo que debió ser una expectativa de futuro para la Ciudad se convirtió, por la pésima gestión de nuestra administración local de entonces, en una losa pesadísima que cayó sobre todos los edificios del centro, sobre la ciudad histórica en sí. En vez de ser un revulsivo para el desarrollo y mantenimiento del magnífico patrimonio que tenía la Ciudad, se convirtió en un motivo de abandono.

Fachadas en calle de la Zarza | Fotos: Roberto Michel.

Por no haberse gestionado bien esa declaración, en la Ciudad ya no se podía tocar una pared, una fachada, arreglar el interior de una vivienda… sin que la pesadísima y casi insalvable losa de la burocracia paralizara todo… no se podía ni pintar una fachada sin que tuvieran que pasar muchos meses porque al no haberse desarrollado un plan especial del casco histórico (han tenido que pasar 44 años para que se aprobara recientemente), toda actuación por pequeña que parezca tenía un interminable proceso burocrático donde tenía que intervenir no solo el Ayuntamiento sino la Delegación de Cultura de Cádiz y que provocaban el cansancio y abandono de los que pretendían invertir dentro del casco. Y como era más fácil y económico hacerse una casa ilegal fuera, no se arreglaban edificios en la Ciudad… Y todo eso fue asfixiando a una Ciudad ya enferma.

Tramo del paseo fluvial por el río Guadalete, en el parque Ruiz-Calderón, con la ciudad al fondo.

Pero tenemos que reaccionar, todavía se puede salvar mucho patrimonio en la Ciudad, y en estos momentos nos encontramos con una administración local y una normativa que puede dar pie a permitir ese desarrollo que tanto necesita la ciudad histórica y creo que ya se están comenzando a ver resultados.

Luis Garrido Quijano. Presidente de la Academia de BB AA 'Santa Cecilia'

Estimadas autoridades, luchen por esta Ciudad cuya enorme historia merece ser escuchada, sé que ya lo están haciendo, y tengan la seguridad que contarán con sus ciudadanos para ello, y con instituciones como la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia y sus Académicos entre los que, a partir de hoy, se encuentra nuestro querido Juan Gómez Benítez. Esperemos que el resurgimiento del mercado del Vino Fino de El Puerto y de la propia Ciudad vaya de la mano y sea pronta y siempre ascendente.

[*] Presidente de la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’

1 comentario en “Cuando El Puerto era una ‘ciudad vivida’ #6.073

  1. yorch

    El análisis me parece muy acertado. Yo añadiría que gran parte de este abandono fue posible gracias a que todo el mundo empezó a tener coche, lo que hacía fácil dispersarse.
    Se habla mucho del impacto del automóvil en el cambio climático; menos del que tiene en la forma de las ciudades: cuánto espacio se dedica al coche frente al peatón, espacio para aparcar, plazas sin árboles porque hay un párking subterráneo debajo... y casi nada de cómo propició que se abandonaran los centros históricos de las ciudades.

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