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El Jubileo Circular de 1804 en El Puerto #6.072

Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz [*]

Hace 220 años se celebró en nuestra ciudad un Jubileo Circular de cuarenta horas, otorgado por el papa Pío XI. Requirió una compleja organización burocrática y la colaboración de todas las entidades eclesiásticas y seculares de la ciudad, así como la aportación de algunas personas a título particular hasta completar 363 días de culto y exposición del Santísimo Sacramento todo el año 1804 --año bisiesto-- a excepción del jueves, viernes y sábado santo.

El Jubileo Circular consistía en asistir durante 40 horas, de forma continuada y en días sucesivos, a los actos de adoración al Santísimo Sacramento, en distintos templos, con una causa o propósito que desvelamos en el interior.

Archivo Histórico Municipal

Los documentos originales figuran en el Archivo Histórico Municipal de nuestra ciudad, formando un amplio expediente todo los relacionado con este tema, incluido en los legajos de Fiestas Civiles y Religiosas. Su lectura nos permitió conocer el metódico trabajo desarrollado por una comisión mixta, formada por miembros de la delegación de fiestas municipal y representantes del clero local que se ocuparon de informar a las comunidades religiosas regulares, hermandades, congregaciones, asociaciones gremiales y cualquiera otra de carácter piadoso de las características y requisitos necesarios para participar en el Jubileo Circular y ganar las Indulgencias Plenarias que, con su realización, obtendrían los fieles cristianos. Consistía en asistir durante 40 horas, de forma continuada, es decir en días sucesivos, a los actos de adoración al Santísimo Sacramento y “allí, por algún espacio de tiempo, rueguen por la paz y concordia entre los príncipes cristianos, extirpación de las herejías y exaltación de la Santa Madre Iglesia.”

Los cultos, repartidos en distintos templos, coincidiendo en los posible con las celebraciones programadas por las comunidades y demás asociaciones religiosas para sus titulares o fiestas de su devoción, consistían simplemente en la exposición del Santísimo Sacramento, respetando las normas dictadas por el arzobispado para la ostentación pública de la Custodia Eucarística, claramente indicadas en el escrito de autorización de aplicación del Jubileo Circular en las iglesias regulares y seculares, capillas y ermitas de El Puerto, que dice textualmente: “… asistan algunos clérigos, y estén con la modestia y compostura debida, sin permitir ruido, ni cosa que sea indecente, adornando el altar y poniendo en él las luces que previene el Ritual Romano, exponiendo al Santísimo Sacramento desde el salir del sol, y ocultándole antes que se ponga.”

El complemento local a estas normas generales del arzobispado consistió en disminuir el número de luces y reducir sensiblemente el dispendio eclesiástico, tal como consta en el escrito-tipo que dirigió la comisión a medio centenar de asociaciones religiosas, invitándoles a participar:  “… para hacerse más asequible y permanente este culto, está reglado por los Superiores Prelados a solo el número de 18 luces en su ornato y la gratificación diaria de 10 reales de vellón en aquellas iglesias y cofradías sujetas a la jurisdicción parroquial en que han convenido así la religiosa liberalidad de los señores Beneficiados.”

Estos documentos antes mencionados nos permiten conocer con total exactitud la relación de las iglesias, capillas y oratorios a comienzos de este siglo, el XIX, que se va a caracterizar por los largos e intensos periodos anticlericales que se irán sucediendo a partir de la invasión napoleónica.

Listado de iglesias y capillas | A.C. Puertoguía

Relacionamos, por orden alfabético, los lugares de cultos y el número de días, generalmente agrupados por Triduos, también en Quinarios, Septenarios y Novenas, en que se celebraron actos litúrgicos dentro del programa general de jubileo para el año 1804.

Espacios hoy inexistentes

La Cruz de San Sebastián, el único vestigio que queda de la iglesia y hospital del mismo nombre | Fotografía de 2018.

En esta veintena de iglesias y capillas se celebraban cultos en esa época, existiendo además de ellas la Ermita de San Sebastián, anexa al centro hospitalario del mismo nombre, (solo queda una cruz) cerrada en esa fecha por su estado ruinoso, aunque se estaban realizando obras para abrir nuevamente el hospital de mujeres, convirtiendo la ermita en capilla del mismo. En idéntica situación se encontraba la Ermita de Nuestra Señora del Remedio, o de los Negritos, aunque esta última, irrecuperable. Y, finalmente, la capilla de Jesús de los Milagros (desaparecida el pasado siglo XX) en la que no se celebraban actos litúrgicos, al parecer, según se desprende de la contestación dada a la comisión del Jubileo por el administrador de sus rentas, Rafael Landaburu, desde Cádiz, excusando su participación por lo que podríamos denominar “defectos formales” de la capilla, según indica: ·”su situación, expuesta a mil irreverencias, la estrechez y cortedad de su extensión y no haber habido nunca en ella Sacramento o Sagrario”.

La desaparecida Capilla de Jesús de los Milagros, en la calle del mismo nombre esquina con Luna

De las iglesias y capillas citadas, la indicada como San Juan de Dios se refiere a la actual iglesia conventual de las MM. Esclavas y la de la Caridad, conocida ahora como iglesia del Hospital, sede hasta hace pocas fechas de la Hermandad de los Afligidos. La capilla de Santa Ana está situada en el interior de la actual Basílica, en la nave del Evangelio y la conventual del Espíritu Santo, una iglesia distinta a la actual, que fue inaugurada posteriormente, en 1852. De la anterior, más pequeña, solo queda el campanario, habiendo desaparecido asimismo la Basílica de San Juan de Letrán, las iglesias conventuales de los Descalzos, Agustinos y Dominicos, y las capillas de Santa Lucía y de la Sangre, conservándose parte de los edificios de la Victoria, Hospital de la Providencia, MM. Capuchinas y ermita de Santa Clara, aunque con usos diversos, muy diferentes a los destinados cuando se edificaron.

El pilón de San Juan, en la plaza del mismo nombre. A la izquierda se encontraba la basílica de San Juan de Letrán.

Estimando la población local en esa fecha, entre 16 y 18.000 habitantes --el padrón de 1798 arroja un censo de 16.491 vecinos-- podemos concluir que existía un lugar público de culto por cada 800/900 habitantes.

Convento de los Descalzos, en la actual plaza de Isaac Peral
Convento de los Descalzos, en la actual plaza de Isaac Peral.

La relación comentada de todas las instituciones existentes nos llevaría a extendernos excesivamente, por lo que vamos solamente a hacer una referencia breve de las comunidades relacionando las órdenes, cofradías, hermandades y asociaciones pías existentes en nuestra ciudad, así como la lista de particulares que contribuyeron en la realización del Jubileo, completando las fechas vacantes.

Comunidades regulares existentes en la fecha: franciscanos, dominicos, carmelitas descalzos, mínimos, agustinos, capuchinas, concepcionistas y clarisas

Iniciamos la relación de comunidades de regulares que existían en nuestra ciudad con la más numerosa de España, tanto en número de componentes como de conventos, los franciscanos. Estaban instalados donde posteriormente los jesuitas levantaron el colegio seminario de San Luis Gonzaga, anexo a la iglesia de San Francisco. La llamada orden de Predicadores, los dominicos, con solo 221 conventos, frente a los 651 de los franciscanos, eran los segundos en importancia, y también tenían comunidad residente en El Puerto, el convento de Santo Domingo, actual instituto de Enseñanza Media del mismo nombre.

Convento de Santo Domingo, hoy instituto de educación

Dos ramas franciscanas importantes, carmelitas descalzos y mínimos de San Francisco de Paula tenían, asimismo, sedes conventuales. Los primeros, el convento de San Antonio, en el perímetro que ahora ocupa la plaza de Isaac Peral y el ayuntamiento, y los segundos, en el Monasterio de La Victoria, convertido tras la exclaustración en hospicio, hospital para los repatriados de Cuba, manicomio y prisión estatal, que todos esos usos tuvo. Actualmente es un bello auditorio municipal y conserva en aceptable estado la mayoría de sus instalaciones, como el claustro, refectorio, etc.

Los agustinos, cuyos miembros apenas superaban los dos millares en todo el país, tenían su comunidad en el convento de San Agustín, en cuyo solar se levantó un centro escolar con idéntico título. Una orden hospitalaria, la de San Juan de Dios, minoritaria comparativamente con las restantes, puesto que solo contaba con 57 conventos y 520 miembros, ocupaban el edificio del antiguo hospital de la Misericordia, en la calle del mismo nombre, cerrando el capítulo de comunidades religiosas las tres femeninas existentes, que perduran todas ellas en la actualidad: franciscana capuchinas, entonces instaladas en lo hoy es el Hotel Monasterio San Miguel, franciscanas concepcionistas, en el convento de la Purísima Concepción, y clarisas del Sancti Espíritu en el convento del Espíritu Santo.

Órdenes Terceras: Servitas, San Francisco de Paula, Milicia de Jesucristo, San Francisco de Asís, San Francisco de la Observancia.

En estos conventos tenían su sede las órdenes terceras, en las que además de clérigos podían militar o pertenecer legos y seglares. Estos últimos en calidad de benefactores. En San Agustín se asentaba la Orden Tercera de Servitas; en la Victoria, la Orden Tercera de San Francisco de Paula; en Santo Domingo, la Venerable Orden Tercera Milicia de Jesucristo; en San Antonio de los Descalzos, la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís y en San Francisco, la Venerable Orden Tercera de San Francisco de la Observancia.

Las hermandades, cofradías y congregaciones eran muy similares en sus fines, generalmente, formadas por devotos de una advocación determinada de Jesucristo, su madre María o algún santo, con el objeto común de ejercer obras de piedad, sujetas a ciertas reglas o constituciones, similares a las de las comunidades religiosas y también otras, de carácter gremial, agrupando a individuos con igual oficio, industria u ocupación. Fueron reformadas por la Junta General de Caridad en 1778 debido a su excesivo número y a un cierto descontrol existente, exigiéndoseles, además de la autorización eclesiástica, la de S.M. el rey, a través de sus magistrados, con lo que el estado, mediante esta autorización real, se aseguraba el conocimiento de asociaciones que anteriormente escapaban de su control, al ser exclusivamente reguladas por la Iglesia.

Asociaciones que participaron en el Jubileo Circular | A.C. Puertoguía.

Además de estas asociaciones que contribuyeron a estos cultos, tenemos noticias de la existencia de al menos dos más, quienes excusaron su participación, una por falta de recursos propios, como la Congregación de la Venerable Madre Antigua y otra que, por estar en proceso de reconstitución, tal como indicó la Hermandad del Santo Ángel de la Guarda, del gremio de toneleros, inactiva desde 1770, tampoco participó en los cultos.

Sedes de las diferentes asociaciones

Techo de la Capilla de la Aurora

Las sedes de estas asociaciones estaban repartidas por las diversas iglesias conventuales y en la Prioral, hoy Basílica Menor, con las excepciones de la Hermandad del Buen Pastor, con sede en la parroquia auxiliar de San Joaquín, la Veracruz, en la capilla de la Sangre, en calle Palacios, Ntra. Sra. de la Aurora y la de  Santa Lucía, en la capilla y ermita de esas mismas denominaciones, la Escuela de Cristo, en el castillo de San Marcos y Ntra. Sra. de la Cabeza, del Gremio de Montañeses, que tenía su sede en la Ermita de Santa Clara. En el convento de San Agustín estaban las cofradías de San Cayetano, Ntra. Sra. de Regla y la Hermandad de los Dolores; en Santo Domingo, Dulce Nombre, Santa Rosa y el Rosario; en San Francisco, la cofradía del Cristo de las Penas; en San Juan de Dios, la del Carmen; en la Concepción, la Santísima Trinidad y en el monasterio de la Victoria, Soledad, Humildad, Santa Rosalía y de los Mareantes. El resto, en la iglesia Mayor Prioral.

Organizadores y colaboradores el Jubileo Circular

Completan la lista de colaboradores el Ayuntamiento y Clero, organizadores del Jubileo, el Gobernador, Alcalde Mayor y los particulares duque de Medinaceli, marqués de Cogolludo, condesa de Villa Miranda, marquesa de la Cañada, Ignacio Michelena, Antonio González Elías, Diego de Córdoba, Francisco Gallardo, Vicente Giribón, Francisco Cabrera, Gertrudis y Manuel Fedriani, Manuel de los Reyes, Josefa Vicuña y Echave, José Pedemonte, Nicolás de la Meca y Antonio Abad de Voss, presbítero y componente de la comisión que integraban además, Juan María Añino, Manuel María de la Vega y Mariano de la Vega.

Antonio Gutiérrez Ruiz, autor de esta nótula

Este fue el panorama asociativo-religioso de nuestra Ciudad en los primeros años del siglo XIX que iría transformándose en virtud de los vaivenes políticos y sociales a lo largo de los años, extinguiéndose la mayoría de las asociaciones mencionadas, transformándose otras y permaneciendo hasta nuestros días media docena de ellas que proporcionan una sólida base de tradición al momento asociativo actual que vive  El Puerto de Santa María en este primer cuarto del siglo XXI.

[*] Asociación Cultural Puertoguía

 

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