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Clara María de Vizarrón y Polo. Cargadoras a Indias (I) #6.065

Están presentes en el Catastro de la Ensenada (1752)

Retrato de Clara María de Vizarrón y Polo elaborado mediante IA

| Texto: Miguel Ángel Díaz Carlier y Eugenia Ciruela Montañés.

La participación de las mujeres en el comercio con la América hispana apenas ha sido estudiada a pesar de las inmensas posibilidades historiográficas que ofrece. Más allá de su papel de esposas o hijas de hombres de negocios, cuatro mujeres ejercieron como cargadoras a Indias en El Puerto de Santa María a mediados del siglo XVIII, demostrando su capacidad para dedicarse con éxito al mundo empresarial del mismo modo que sus homólogos masculinos.

[Nuestra primera protagonista] Clara María de Vizarrón y Polo (El Puerto de Santa María, 3/III/1697 – Íd., 7/IV/1764) nació en el seno de una de las familias con más raigambre en el comercio con Indias de El Puerto. Originaria de la villa navarra de Ituren, los Vizarrón amasaron una gran fortuna desde la llegada de Pablo Vizarrón Alzueta y sus sobrinos Juan y León de Vizarrón y Araníbar a la ciudad a lo largo de la segunda mitad del Seiscientos. Fueron precisamente Pablo y Juan, tío y sobrino, los iniciadores de las dos ramas familiares en El Puerto, los “Vizarrón de la Santa Caridad” y los “Vizarrón de la Casa de las Cadenas” respectivamente, conocidos así por su relación con la Hermandad de la Santa Caridad los primeros y por la casa-palacio, sita en el Plaza del Polvorista, en que residieron los segundos.(1)

Juan de Vizarrón y Araníbar (Ituren, 1658 – El Puerto de Santa María, 1737), padre de nuestra protagonista, recaló en la ciudad a mediados de la década de los setenta, sentando primeramente plaza de soldado y sirviendo en el presidio de Cádiz y embarcando en diversas ocasiones a América en la escuadra real para, posteriormente, dedicarse de lleno en el comercio americano.(2) Así, en la flota de 1683 cargó toda una serie de mercancías por valor de 484.316 maravedís; en la de 1687, cargó mercancías a su cargo valoradas en más de medio millón de maravedís y, por cuenta y riesgo de otros, de más de dos millones de maravedís.(3)

Lápida sepulcral de D. Juan de Vizarrón y Aranibar | Convento de las Concepcionistas | Año 1732 | Foto: Francisco González Luque

También destacó como prestamista y dueño de barcos; así lo demuestra el hecho de que en 1697 prestara 57.415 pesos y 7 reales a unos vecinos de la localidad americana de Los Reyes y que, en 1710, la Real Hacienda librara a su favor los 163.500 pesos escudos que anteriormente había prestado al Consulado de Cargadores; como propietario, destaca el navío llamado “Nuestra Señora de los Milagros”, que participó en la flota de 1721 (4)

Fortuna que indudablemente supo invertir en diversas propiedades urbanas y rústicas. Así, en la contribución de 1705 aparece como propietarios de 340 aranzadas y 7 casas que le rentaban un total de 1.410 reales.(5)

Nombrado caballero de la Orden de Alcántara en 1686 (6) contrajo matrimonio con Ana Catalina Polo Navarro ese mismo año, con quien tuvo seis hijos, de los cuales Diego y nuestra protagonista seguirían sus pasos.

Clara María, nacida en Marzo de 1697, contrajo matrimonio el 11 de Diciembre de 1729 con Francisco González de Quijano, recibido como hijodalgo por el cabildo portuense en 1733(7) y nombrado Caballero de la Orden de Calatrava en 1745,(8) con quien tuvo como hijas a Micaela y Ana González de Quijano y Vizarrón, quienes casarían respectivamente con Ventura Antonio Fernández de Pinedo y Velasco, II Marqués de Perales del Río y II Conde de Villanueva de Perales, y Miguen Andrés Panés y Pavón, III Marqués de Villapanés.

Al igual que su padre, tuvo buen olfato para los negocios: En 1749 el mínimo Marcos Galán le hizo entrega de 986 pesos y un cajoncito con varias alhajas de plata; y aunque tuvo dificultades para cobrar el préstamo de 20.000 pesos que concedió al Duque de Moteleón entre 1737, el litigio iniciado contra éste en 1746 falló a su favor, recibiendo la nada desdeñable cantidad de 30.099 pesos.(9)

Dintel y escudo en la Casa de las cadenas

Para la época del Catastro, Clara María, ya viuda, vivía junto a su hermano Diego en la conocida como Casa de las Cadenas, sita en la Plaza del Polvorista, con un numeroso servicio a su disposición: seis sirvientes, seis sirvientas, un mayordomo, dos pajes, un cocinero, tres de librea y tres de campo.(10)

Ambos percibían conjuntamente por sus negocios con América un total de 170.000 reales, de los cuales 50.000 pertenecían exclusivamente a Clara María.(11)

Consultado el Catastro de Ensenada, encontramos a Clara María como poseedora de un buen número de propiedades urbanas y rústicas, tanto de forma individual como juntamente con su hermano Diego.

Enteramente a nombre de nuestra protagonista poseía unas casas en la calle San Bartolomé por las que percibía un arrendamiento anual de 900 reales de vellón y por las que pagaba un tributo de 3 reales y 9 maravedís anuales a la tercera capellanía que fundó en la Prioral la Confraternidad de la Resurrección del Señor y Ánimas Benditas.(12)

Pero será junto a su hermano Diego con la que la fortuna de Clara María llegará a su máximo exponente. En cuanto a las propiedades urbanas, ambos poseían un total de 17 casas, de la que una era una casa bodega de 600 arrobas de capacidad, que les reportaban un arrendamiento anual de 20.230 reales: 3 se ellas se hallaban situadas en la Plaza del Polvorista, 3 en la calle de la Sardinería, 2 en la Calle San Juan, 2 en la Calle Puerto y 1 en las calles Comedias, Pozuelo, Luna, Larga, de la Curia, de los Descalzos y en la Callejuela del Albelorio.

A estas propiedades hay que sumarles 13 bodegas, cuya capacidad total ascendían a 10.950 arrobas y que les generaban 2.240 reales anuales; 1 molino de aceite, por el que percibían anualmente 3.300 reales; y 3 graneros con una capacidad total de 2.000 fanegas y que les generaban una renta anual de 640 reales.(13)

Por otra parte, estas propiedades urbanas estaban grabadas por sendos tributos: la de la Calle del Pozuelo al Convento de la Merced de religiosos descalzos de Sanlúcar de Barrameda, calculado en 152 reales y 13 maravedís al año; y la de la calle San Juan a la capellanía que fundó Juan Gómez de Medina, sita en la Prioral, por la que pagaba 57 reales y 13 maravedís.(14)

Así pues, Clara María, ya fuera en solitario o junto a su hermano Diego, poseía un total de 18 casas, 13 bodegas, 1 molino de aceite y 3 graneros, que le generaban anualmente un total de 27.310 reales de vellón.

En cuanto a las propiedades rústicas, Clara María poseía junto a su hermano un total de 20 suertes repartidas en los pagos de la Vegueta de los Caballeros, de los Tercios, de los Pinillos, Veredas del Palmar, Palmar de la Victoria, del Juncal, de la Carpintera, del Cercado y Maribáñez, que hacían un total de 813’25 aranzadas: 600’25 de olivar, 130 de pan sembrar, 63 de viñas, 9 de estacas, 7 inútiles, 3’5 de hortalizas y 0’5 de naranjas, que les generaban unos arrendamientos estimados en 81.101 reales y 21 maravedís, amén de siete casas de campo de las que solo una les generaban 300 reales y 3 lagares que les generaban 180 reales, lo que hace un total de 81.581 reales y 21 maravedís.(15)

Por el contrario, algunas de esas suertes estaban gravadas por un total de cuatro tributos: uno al Convento-Hospital de San Juan de Dios, a la Cofradía de Nuestra Señora de los Milagros sita en la Prioral, a la capellanía que fundó Garci Álvares y que se encontraba en el anterior templo y al Convento de Santo Domingo de El Puerto de Santa María, pagando en total 209 reales y 31 maravedís anuales.(16)

Portadla de Puerto de Santa María 1752 según las respuestas generales del Catastro de Ensenada, de Juan José Iglesias. 1992.

Por si no fuera poco, sendos hermanos poseían 7 censos a su favor que cobraban a diversos vecinos de El Puerto y por los que percibían 3.894 reales y 28 maravedís.(17)

En último lugar, pero no menos importante, tenían 1.780 cabezas de ganado lanar, cuyo esquilmo les producía 254,29 arrobas de lana, que les generaba unas ventas valoradas en 7.628 reales y 19 maravedís. Además, de todas esas reses, 1.280 eran hembras, cuyas crías les generaban 7.680 reales.18)

En la actualización del Catastro, tanto a nuestra protagonista como a su hermano Diego no se les estimó ninguna variación en sus ingresos, por lo que Clara María seguía ingresando 50.000 reales anuales.(19)

| Fuente: STVDIVM Revista de Humanidades, 27 (2021) ISSN: 1137-841

NOTAS
01 Monguió Becher (1974a: 776; y 1974b).
02 Castañeda Delgado y Arenas Frutos (1998: 39).
03 Castañeda Delgado y Arenas Frutos (1998: 42).
04 Castañeda Delgado y Arenas Frutos (1998: 40-42); Iglesias Rodríguez (1991: 347).
05 AMEPSM. Papeles Antiguos, leg. 1659, no 1034.
06 Archivo Histórico Nacional (En adelante AHN), OM-Caballeros Alcantara, Exp.1648.
07 AMEPSM. Papeles Antiguos, leg. 1639, no 7.
08 AHN, OM-Expedientillos, N. 12093.
09 Castañeda Delgado y Arenas Frutos (1998: 43-44).
10 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, Yndice de las clases, qe. comprehende el Libro de Yndustrial pertenezte. a eclesiasticos de la Ciudad, y gran Pto. de Sta. Maria, leg. 388, Tomo I, fols. 140-141r.
11 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, Yndice de las clases qe. Comprehende el Libro de Yndustrial pertenezte. a eclesiasticos de la Ciudad, y gran Pto. de Sta. Maria, leg. 388, Tomo I, fols. 140-141r.
12 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, Abecedario de la copia de el Libro de Fincas de Vecinos hacendados seglares de la Ciudad de el Gran Puerto de Santa Maria, leg. 362, fols. 399v-400.
13 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, leg. 362, fols. 460-471r.
14 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, leg. 362, fols. 460-471r.
15 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, leg. 362, fols. 471-492r.
16 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, leg. 362, fols. 471-492r.
17 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, leg. 362, fols. 492v-494v.
18 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, leg. 362, fols. 494v-495.
19 AMEPSM, Contribuciones, Catastro de Ensenada, Abecedario de todos los individuos vecinos de esta Ciudad que se incluyeron en la primera operacion y en esta tienen novedad de los caudales que entonces manifestaron o la tienen los mismos sujetos por haber fallecido o desprovehidose de sus caudales, leg. 388, fols. 53v-54r.

 

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