“Un mes de sufrimiento, no puede pesar más que el de una vida tan plena como he disfrutado”
| Texto: J.M. Morillo-León.
José Ignacio Colón Torrent. Abogado, farmacéutico, político, investigador histórico, columnista de prensa, escritor, humanista… es una persona que no ha dejado de querer a El Puerto de Santa María desde cualquier lugar en el que estuviera. Nos deja un par de obras literarias, la última verá la luz en breve en edición limitada ‘El Banquete de vida’. En esta entrevista hace un balance de su existencia con una mirada serena ante la muerte: “Un mes de sufrimiento no puede pesar más que el de una vida tan plena como he disfrutado”.
--Con cual de sus dos cometidos profesionales se queda y por qué: Boticario y Derecho.
--Siendo dos profesiones tan dispares he disfrutado mucho más con el derecho, que es la profesión que me hubiese gustado ejercitar desde el principio. Sin embargo, la farmacia, aunque en mi caso nada vocacional, constituyó mi modus vivendi y de alguna forma sentía que de devolvía a la sociedad los conocimientos adquiridos durante su estudio.
--Luego vino Ius Pharmacolis, donde conjugaba las dos licenciaturas ¿A que vino aquel emprendimiento?
--La farmacia, aunque los usuarios lo desconozcan, está regulada por reglamentos, normas y leyes. En España no había ningún bufete de abogados que se dedicara específicamente a conjugar ambas profesiones. Construí un proyecto y me lo compró una multinacional farmacéutica para prestar servicios a más de dieciséis mil boticarios en España. Mis servicios como abogado a los clientes de esta multinacional iban más allá del derecho administrativo, que es la rama más importante de la profesión farmacéutica, aunque también tocaba ramas como el derecho civil, mercantil, fiscal, laboral, etc. Aunque eran muchas horas de trabajo, disfruté mucho estos años.
--Su doble paso por la política: independiente en el Partido Popular como concejal de Medio Ambiente del que dimite y luego un proyecto independiente y local, Queremos Puerto, que no obtuvo representación. De nuevo, ¿por qué esa inquietud política, la dimisión y el nuevo proyecto?
--Creo que cualquier ciudadano tiene el derecho y la obligación de intentar contribuir con su trabajo a gobernar la ciudad en la que vive. Cuando me dieron la oportunidad de ejercer como independiente para trabajar por mi ciudad no lo dudé ni un instante.
La dimisión se produjo por motivos razonables, y entre estos motivos razonables, en mi caso, estaban la honestidad y los intereses generales de mi ciudad. Los hechos, que tardé poco en aprender, que no se cumplían en el gobierno del que formaba parte. Tengo que dejar muy claro que en ningún caso Antonio Caraballo tuvo nada que ver en mi dimisión, muy al contrario, fue un pilar fundamental en el que apoyarme, junto al magnifico plantel de funcionarios que me acompañaron durante esta breve etapa.
Queremos Puerto se construye con la intención de trabajar exclusivamente por y para El Puerto con honestidad, dignidad y sin ideología y sin tener las manos atadas. Hubo muy poco tiempo para ponerlo en pie, apenas 3 meses, y sin dinero ni ningún tipo de ayuda se consiguieron 960 votos, que para mí constituyeron un gran triunfo.
--Nuevos estudios: Administración Pública… Siempre quiere saber más y mejor donde se mete… ¿Qué le aportó ese conocimiento?
--Comencé a estudiar la carrera Administración Pública porque creo que un político debe venir lo mejor preparado para ejercer el cargo para el cual fue elegido. Desgraciadamente por razones de trabajo no pude acabarla.
--Su afición a la historia, también se ha matriculado en dicho Grado ¿qué le ha supuesto a su formación como humanista?
--Una visión más amplia de la vida. El concepto de humanista siempre me ha gustado y todo lo que conlleva lo he ido persiguiendo durante mi vida. La conjunción de ciencia o razón con otras disciplinas te dan la posibilidad de comprender mejor a los hombres.
--La escritura y sus publicaciones. ¿Qué ha querido contarnos con sus libros?
--En el primero de ello, el libro de relatos, Mis mundos menores, a través de 120 relatos, durante muchos de ellos he querido manifestar aspectos de mi vida muy íntimos y compartirlos con otras personas, las cuales creo han sentido lo mismo que yo.
Con la novela El banquete de vida he querido narrar tres historias de amor: la primera el amor de un viticultor portuense hacia dos mujeres, la segunda mi amor por el fascinante mundo de las viñas y bodegas de El Puerto, y la tercera mi amor incondicional a mi ciudad.
--¿Cómo fue la época como columnista sobre la realidad política local? ¿Qué labraba con sus textos?
--Me siento muy orgulloso de cada una de las Crónicas desde un atardecer en El Puerto que he escrito durante estos 9 años. Es un derecho y un deber de cualquier ciudadano de ejercer su derecho a la crítica política. Sin importarme la ideología de quien gobernara he intentado expresar mi crítica porque si a un gobierno no se le critica se adocenan y se convierte en una tiranía. Hay columnistas que hablan del mar y los peces pero nunca se mojan. Están en su derecho, pero yo no soy así. En mis crónicas he manifestado mi opinión mojándome, pero eso no me hace ser mejor o peor cronista.
--El nuevo libro que tiene entre manos pendiente de publicación ¿Qué pretende ser?
--Un legado a mi familia y con la donación de dos ejemplares a las bibliotecas públicas de El Puerto un legado para mi ciudad de la que espero que se sientan orgullosos.
--Su mirada a la muerte de frente… ¿Qué nos puede contar, como es la experiencia?
--Cuando me diagnosticaron cáncer en agosto del año pasado el mundo se me vino abajo, pero tras ese giro inesperado lo afronté con valentía hasta que el cáncer pudo más que yo. No me gusta la frase ‘descanse en paz’ porque en el balance, un mes de sufrimiento, no puede pesar más que el de una vida tan plena como he disfrutado. Me voy en paz y ligero de equipaje.
--¿Qué quiere decir, en un resumen conciso a sus paisanos, en estos momentos?
--Que disfruten de los buenos momentos con su familias y amigos, que la vida nunca se sabe cuándo te va a volver la cara, que se sientan orgullosos de ser portuenses o porteños y que, en la medida de sus posibilidades, sean libres.
--¿Cómo le gustaría ser recordado?
--Como una buena persona.
| Con nuestro agradecimiento a Jaime Colón y Manolo Morillo para la elaboración de esta nótula.
Portuense, profesional de la botica y procurador del Derecho universal, político, poeta escondido, pragmático convencido, porculero a ratos (también empieza por p).
Pasión definió su vida; Profesó la terquedad inteligente; Personalizó en el la virtud de la honestidad; Parchitero entre primos; Paellero entre amigos; Palmero de arena fina, El Palmar!!; Paladar fino, de vinos de nuestra tierra y de su ginebra favorita; Profesor de la vida intensa y valiente; Pareja de su pareja; Padre de sus hijos; Pájaro en la negociación; Pícaro en la calada; Prudente cuando hubo que serlo y precoz en la crítica; Pragmático en su enfermedad; Todo lo suyo, como literato, tenía como si fuera académico de la lengua una meta y una letra : la P.
Portuense mal entendido por algunos que habrán descorchado una botella de cava al saber de su partida desconociendo su legado.
Potente su vida y poderosos sus pensamientos, postulados llenos de sentido común atrofiados a veces por un amor incondicional a su Puerto.
Estuvimos los que tuvimos que estar en su despedida personal y no estuvieron los cobardes de una vida de la que ellos se creen dueños sin saber que la providencia de Dios nos pondrá a cada uno en nuestro sitio.
Párroco, don Antonio, quien ofició su maravillosa despedida definiéndolo con una persona buena (no existe mejor piropo).
Tuve la suerte de que la vida me lo pusiera por delante en situaciones nada fáciles y de ahí, así era él, surgió nuestra amistad.
No te has ido, nos has hecho la putada (empieza por P también) de haber calado en nuestros corazones, de ir en nuestro pensamiento portuense, de acción política y de atención personal a los que tú querías o te necesitaban.
Por su saber farmacéutico sabías que lo que tenías no era bueno, sabías por tu saber legal que para ir al cielo hay que llevar los papeles en regla y los arreglasteis y sabías como nadie que ninguna guerra lleva a la paz.
Te voy a echar de menos y tus wasaps los guardaré como si de mi herencia se tratara.
Tú y yo sabemos lo que nos hemos contado, tú te lo llevas a la tumba y yo, que es igual de secreto, los llevo en el corazón.
Descansa amigo, fiel amigo, no tengo mejor piropo para alguien que la vida me regala.
Descansa eternamente porque quisiste la paz en tu Puerto y entre los que te hemos acompañado en este difícil viaje lo has conseguido.
Podría escribir cosas más rimbombantes, pero solo diré para finalizar que quien no pudo intimar contigo y quien se molestó con tus maneras algún día te entenderá, solo necesitan que las horas, los días y los años pasen por ellos.
El Puerto pierde un gran hombre, un referente de los que ya pocos quedan, pero la memoria que no nos fallará hará que como en la película Coco te recordemos siempre.
De tus compañeros farmacéuticos estuve yo y en mí estábamos todos, de tus primos y amigos estaban todos y de los políticos estuvieron los que ya parece que no cuentan: Enrique Moresco , Javier Botella y tu atacado Curro Martínez, demostrando que existe la comprensión, el respeto y el perdón.
Me dejaste tres encomiendas, no una, ni dos …. Si no tres!!!
Las cumpliré, sabes que las cumpliré porque yo siendo un desastre como tú, también tenemos como virtud el valor de la amistad, aunque a veces no estuviéramos de acuerdo.
Te he querido (a nuestra manera), te he respetado (a nuestra manera) y te he valorado de la manera que se valora a los hombres que se visten por los pies.
Hasta pronto… espero tardar mucho en verte por la parte que me toca, pero te veré allí en el Cielo, sí en el cielo de los hombres buenos y allí volveremos a fumar tabaco, beber lo que se tercie y seguiremos arreglando El Puerto en la medida de nuestras posibilidades.
Cuando yo muera y don Antonio me arregle los papeles buscaré a mi madre y a mi hija Luisa, a mis abuelos José, Nicolás y las abuelas Memé y cuando me riñan por haber llegado justito de nota preguntaré por ti y veré que allí estarás escribiendo, pensando en el levante y el poniente y rajaremos del primer vino de las bodas de Canaa sabiendo que el bueno viene al final, al final de los tiempos donde para todos Dios sacará el vino mejor.
Tu prima Tere me ha pedido una cosa que también cumpliremos y tú lo disfrutarás desde arriba.
Un fuerte abrazo como el que nos dimos en tu casa el último día que te vi.
Que la Virgen del Carmen te acompañe en esta tu última travesía y la Virgen de los Milagros te recoja en sus brazos junto con tu madre, que en el cielo te están esperando.
Hasta pronto viejo lobo de pelo plateado, descansa eternamente porque eternamente conservaremos la amistad.
Nico García-Máiquez.
Farmacéutico
Fuiste mentor de mis pensamientos....tú mi profesor...yo tu maestro.
Nos quedo la penúltima charla y la penúltima copa.
Gracias amigo
D.E.P.
A don Ignacio Colón
Elegancia, no me refiero a su vestimenta de guayaberas o pantalones de colorines, sino a cuando alguien tiene clase, educación o saber estar. Ahí es cuando mi amigo Don Ignacio Colón, transmitía y hacía gala de su elegancia.
Lo conocí en 2015 durante un debate celebrado en el Centro Inglés, previo a las elecciones municipales de ese mismo año, él se presentaba con Queremos El Puerto, una propuesta que yo denominaría de minimalista y astuta, jugando como muchos en la época con el efecto Podemos, incluso llegando a usar como logo una Q muy redondita a forma casi de circulo, tan de moda en aquella época.
Poco después, el mismo día de las elecciones coincidimos en el Colegio Electoral y allí sí pude hablar más abiertamente con él. Recuerdo perfectamente que planteamos nuestras propuestas políticas y pese a las etiquetas que uno asume, congeniamos a la hora de plantear nuestras credenciales como proyectos municipalista, así como los problemas reales de la ciudad.
En esos comicios no logró sacar representación, pero nunca se desanimó a la hora de promulgar tanto sus ideas como su opinión, mostrando siempre unos principios inquebrantables. Durante mi breve paso por el gobierno en 2015, me dedicó una de sus tribunas, critica, mordaz y graciosa, aunque técnicamente equivocada (que voy a decir yo), y ahí discutiendo las vicisitudes de la misma fui cogiendo poco a poco confianza con él.
Comenzamos apoyándonos para documentar nuestros escritos, pero fue durante el 2020 que Ignacio decidió dar un paso más y convertirse en un mentor, un consejero o mi “consigliere” como a él le gustaba denominarse.
Así iniciamos, muchas sentadas, mucha estrategia y mucho trabajo. Siempre respetando y empatizando conmigo y con cualquier compañero, transmitiéndonos constantemente su amor por El Puerto y por la corrección política.
Es más, tengo que recalcar que, aunque su seña de identidad para mi era, su elegancia, dentro de esa elegancia entraba con palabras mayores su humildad. Me dejaba deslumbrado el respeto o temple que manejaba a la hora de, en el buen sentido, confrontar conmigo. Como un señor con su perfil, con su vanidad, que vive en Costa Oeste, abogado, empresario farmacéutico que comenzaba a gestionar su jubilación y que me sacaba 25 años, me respetaba tanto y me mostraba tanta confianza.
Porque como digo, Don Ignacio se implicó mucho con nuestro proyecto, ayudando en todo lo que podía, talleres, consejos, reuniones, prensa, contactos, hasta colgando farolillos en la feria lo tuvimos, pero sobre todo lo que más le agradezco es la confianza que depositaba en mí.
Yo soy de esas personas que “no tienen abuela”, vamos que tengo absoluta confianza en mí mismo y no necesito estar recibiendo cumplidos para motivarme en mis proyectos, en este caso en el político. Pero él sí que me daba una motivación extra, por lo que significaba su presencia apoyando nuestro proyecto, como por las palabras de aliento que siempre tenía para ofrecerme.
Obviamente, elegante, culto, educado, humilde, generoso, capaz de preparar el mejor arroz con cosas que he probado, pero también tenía sus defectos, el principal que siempre le recriminé hasta que vino WhatsApp a solucionarlo, la parsimonia y longevidad de sus audios, bendito sean ese 1,5x o 2x. Que me reía cuando ponía sus audios a x2 y su voz se escuchaba a un ritmo completamente normal mientras que de fondo a toda velocidad se colaba el sonido de la radio o de la tele.
Hasta en su despedida ha sido todo un ejemplo de elegancia y de valentía, y así lo voy a recordar, gracias por todo amigo. D.E.P.
Sin palabras ante tanta valentía.
Que sepa Ignacio que le admiro!!!! Muchas fuerza
Me da envidia sana su valentía. Enhorabuena por sentirse porteño y portuense
Aún no te has ido Ignacio Colón Torrent, y ya te estas despidiendo.. te estás marchando tal y como has vivido, siendo libre, aferrándote a la libertad que da ser y sentirse el dueño de tu propia vida y de tus propios deseos.. no todo el mundo puede decir lo mismo, o ni siquiera hacerlo.. en la memoria nos van a quedar muchos momentos compartidos .. como familia elegida .. por mi hermano y mi cuñada, tus compadres.
Qué gran hombre y qué valentía en su entrevista. Echo de menos sus siempre lúcidos artículos. El Puerto necesita a esta clase de personas. Y las personas necesitamos como ejemplo su coraje. Gracias por tanto.
Lo de las iniciales en la alcantarilla me ha echo bastante gracia, eso es tener buen sentido del humor!!!!
Siempre fuistes buena persona Jose!!!!