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40 años de la excavación del Túmulo 1. Doña Blanca #6.002

En esta fotografía se puede apreciar perfectamente los rellenos para hacer el Túmulo | Año 1985

| Texto: Juan José López Amador. Restaurador jubilado

Se cumplen en estos meses, los 40 años del comienzo de la excavación del Túmulo 1 de la Necrópolis de Las Cumbres en el Castillo de Doña Blanca, fechado en el siglo VIII a.C., pero podría ser del IX a.C. en la falda Sur de la Sierra de San Cristóbal, dirigidas por el catedrático (hoy jubilado) de la Universidad de Cádiz, Diego Ruiz Mata.

No son muy frecuentes las excavaciones arqueológicas en El Puerto de Santa María, que estén relacionadas con el Bronce Final y el contacto con los Fenicios, y los ritos funerarios. Sin embargo, hubo una excavación de singular importancia, ya que, se produjo en la Necrópolis de Las Cumbres, el gran cementerio de las personas que vivieron en la ciudad, sin nombre, que está en el Castillo de Doña Blanca. A nadie se le escapa, la importancia de esta ciudad para recabar una información fundamental para el conocimiento no sólo de la fundación de Gadir, sino, del comercio que las distintas culturas del Mediterráneo tenían con la Península Ibérica, y particularmente con la cultura denominada por los griegos como Tartessos.

El Túmulo 1, comenzados los primeros trabajos de excavación. | Año 1984

La excavación del Túmulo 1, se realizó en dos veraniegas campañas de excavaciones entre los años 1984-1985. En ella participaron más de 25 personas en cada campaña, entre técnicos y operarios. Desde mi punto de vista, esta excavación tuvo en su momento, una innovación importante respecto a otras similares en otros lugares. Se trataba, de la extracción in situ de todos los ajuares por restauradores especializados, que una vez aparecían los primeros indicios de una tumba, pasaban a sus manos la labor de extraer el conjunto. Así se realizo en 63 ajuares o tumbas, es decir en todas las ofrendas depositadas con el difunto, excepto, aquellos fragmentos de copas y otras piezas que habían sido utilizadas probablemente en comilonas y fiestas, repartidas luego con algún tipo de ritual por todo el Túmulo, y que serian extraídas en el proceso de la excavación.

A la izquierda de la imagen, vaso principal in situ, una vez vaciado y engasado por el interior | Imagen de la derecha, el vaso à Chardón, en fase de restauración, una vez rellenas las lagunas.

La deposición de los ajuares, dependía sin duda del poder económico del difunto, el más destacado tenía un muro de mampostería rodeando el depósito funerario, en este caso con piezas magníficas, de oro, y cuentas de alabastro y tres pequeños vasos de alabastro, probablemente de perfumes. Cerámicas a torno, vasos globulares pintados, quemaperfumes de barniz rojo, etc. Sin embargo, en otros enterramientos era solo un vaso cerámico realizado a mano, que contenían los restos de huesos quemados, y depositado en una oquedad en el suelo.

El Túmulo durante el proceso de excavación, se pueden ver muy bien los rellenos.

La conservación de las piezas era muy desigual en los elementos que formaban los ajuares, las cerámicas a torno en algunas ocasiones daban la sensación de que no tenían una buena cocción, en algún caso estaba deformada. Sin duda no tenían nada que ver con las cerámicas del mismo periodo recuperadas en la ciudad. Las encontradas en el Túmulo parecían estar realizadas para estos menesteres y no para ser utilizadas en labores cotidianas. Algo similar ocurría con las realizadas a mano a excepción de alguna cazuela.

En la imagen de la izquierda, arriba, un muro de arcilla y mampostería rodea la tumba principal. Abajo, parte del ajuar de cerámicas a torno, fragmento de cazuela y dos de los tres alabastros de esta tumba, una vez restaurados.

Los efectos dañinos sobre los materiales, se agudizaban con la duración en el tiempo de uso de este Túmulo, al parecer entorno a los 80 años, hasta ser cerrado definitivamente. Durante la extracción de los materiales se podía apreciar perfectamente, cómo sobre muchas de estas piezas quedaba la huella de haber llovido abundantemente, alguna se había amoldado al espacio donde se había depositado perdiendo parte de la forma, suponemos pausadamente en el tiempo, pues no se habían roto. Parecía que cada enterramiento tenía su propia cobertura, sobre el ajuar depositado, se cubría con una acumulación de piedras y sobre estas piedras ponían una cubierta de arena, con toda posibilidad formando un pequeño Túmulo. En el interior de la mayoría de las urnas funerarias, junto con los restos óseos, contenían elementos personales que habían sido depositados, como pendientes, anillos, fíbulas, pequeñas piedras de afilar, cuchillos de hierro, etc. Aproximadamente en el centro del Túmulo se encontraba el ustrinum, donde se incineraba el cadáver. El ustrinum tenía una estructura que la rodea en forma de L en dirección Este-Noreste.

En la fotografía, observamos un Vaso Globular de cerámica a torno utilizado de urna, se observa muy bien las perforaciones de las raíces y la degradación sufrida por la pasta cerámica.

Uno de los factores principales que han intervenido en la mala conservación de algunos vasos cerámicos han sido las plantas que habitaron y habitan la zona.

Las plantas jugaron un papel fundamental con la intervención de las raíces, al tratarse de una zona agreste y con poca cubierta vegetal, las plantas suelen ser en su mayoría arbustos con las raíces profundas entre las grietas buscando no solo el agua sino además nutrientes, que al parecer encontraban en los restos incinerados. Una parte importante de las urnas se encontraban perforadas, algunas hasta el punto de perder casi toda la masa de arcilla, aunque mantenían la forma, en otros casos la fragmentación de la urna facilitaba el acceso de las raíces.

Gran vaso de cerámica a mano, engasado por el exterior

Una posibilidad de tantas raíces, sería de manera natural cuando la tumba de forma aislada aún era visible, a la vez que visitada y cuidada durante un tiempo, hasta que llegó el abandono; otra posibilidad es que algún tipo de planta formase parte del adorno de la tumba y durante años fueron regadas y cuidadas, de ahí su efecto dañino sobre algunas urnas.

En las urnas más destruidas realizamos perfiles para ver el contenido, en este caso una pequeña botellita, un anillo de bronce, restos óseos de la incineración, y un fragmento de cerámica a mano.

Naturalmente, todo esto que decimos, ocurriría cuando todavía no se le había construido la cubierta final a todo el Túmulo, de unos 200 metros cuadrados.

Como hemos dicho, el espacio que ocupa el Túmulo estuvo en uso como cementerio de un clan familiar, religioso, o de otra índole, al menos durante 80 años, tiempo suficiente para que las tumbas se viesen afectadas. Una vez construida la cubierta con el relleno tan importante de rocas de distintos tamaños y arenas compactas, que tenía, sería más difícil para las plantas profundizar y afectar tanto.

Ajuar donde encontramos un gran vaso à Chardón utilizado como urna funeraria, una ollita, y un fragmento de cazuela, realizados a mano; un vaso globular pintado y una botellita ambas realizadas con cerámica a torno, una fíbula y un asa de una caja ambas de bronce.
Copas con decoración pintada de Estilo Guadalquivir, de estas copas aparecieron decenas. Dibujos tomados del trabajo de Ignacio Córdoba Alonso, 2004.

Lo cierto, es que aún no tenemos el resultado final del estudio arqueológico del Túmulo I, pero, también sabemos que este estudio estaría a punto de ser publicado, así que estamos de enhorabuena, conocer un poco más y mejor nuestro antiguo pasado siempre es un orgullo.  Hemos puesto la bibliografía que conocemos y mencionan la excavación de este magnífico Túmulo fechado en el siglo VIII a.C., pero podría ser del IX. Todas las fotografías pertenecen a los fondos documentales realizados por el Museo Municipal de El Puerto de Santa María, a quien agradecemos su acceso.

En la fotografía José Ignacio Delgado Poullet "Nani" y José Joaquín López Amador, excavando un ajuar.

Bibliografía

Ruiz Mata, D. (1991): "El Túmulo 1 de la necrópolis de Las Cumbres". Treballs del Museu Arqueologic d'Eivissa e Formentera, nº 24, pp. 207-220.

Ruiz Mata, D. y Pérez, Carmen J. (1995): "El Poblado Fenicio del Castillo de Doña Blanca. (El Puerto de Santa María, Cádiz). ", Biblioteca de Temas Portuenses nº 5, Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, Cádiz.

Ruiz Mata, D., (2.022): LA CIUDAD FENICIA DEL CASTILLO DE DOÑA BLANCA (EL PUERTO DE SANTA MARÍA, CÁDIZ) HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA, INVESTIGACIONES (1979-2.003). Cuadernos de Arqueología Mediterránea- 28, Universidad Pompeu Fabra Ediciones Bellaterra, Barcelona.

Córdoba Alonso, I. (2004): “La Cerámica Pintada con Motivos Radiales del Túmulo 1 de la Necrópolis de las Cumbres (El Puerto de Santa María, Cádiz”. Actas do II encontro de Arqueología do Sudoeste Peninsular, 1.996. Universidade do Algarve, Faro, pp. 131-139.

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