| Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.
Voy a referirme a una nótula publicada el 6 de agosto pasado con el título “El auténtico palacio de Imbluzqueta,” para realizar una serie de puntualizaciones al respecto.
El contenido de nuestra colaboración, y ya sumo 230 en los últimos 15 años, aparte de difundir datos poco conocidos de José Imbluzqueta, hacendado avecindado en El Puerto de Santa María, mediado el siglo XVIII, pretendía dejar constancia del error difundido hace años sobre la ubicación de la casa palacio designada con su nombre, en la plaza del Polvorista, que en realidad fue la de Reinoso Mendoza. Sin embargo, la casa en la que Imbluzqueta vivió estaba justo enfrente, en la misma plaza. Un error bastante grave, por cierto, ya que el blasón situado en la portada de la casa palacio que fue sede del ayuntamiento durante varias décadas, dejaba constancia de este linaje, el de los Reinoso Mendoza. No es el único caso pues la casa de calle Palacio, 48 también se atribuyó la familia Rivas, cuando el precioso blasón que en ella figura nos indica su pertenencia a la de Bernabé Madero.
Nuestra condición de “aficionado” a investigar y comentar temas de nuestra historia local no me exime de la responsabilidad de aclarar, explicar, enmendar y corregir lo que se publica con mi nombre y contiene algún error. Y eso pretendo hacer con esta nueva colaboración, después de recibir un “tirón de orejas” de gente amiga, amante del rigor histórico en todo lo que se refiere a nuestro patrimonio.
El título, por tanto, podría haber sido: Breve biografía de José de Imbluzqueta. La fotografía que reproducíamos entonces en la nótula de 6 de agosto es la de la casa del almirante Gaspar Palacios, pero esta no fue de la propiedad y habitación de Imbluzqueta y de su familia, sino la contigua, la situada en la esquina de la plaza del Polvorista con calle Aurora, cuya accesoria, como puede deducirse consultando los padrones de 1771, donde se indica una casa en Plaza del Polvorista, señalada con el número 133, que hace esquina y vuelta con la calle Aurora, era de su propiedad, se trata de la accesoria que tenía alquilada a la familia Estrada. La siguiente, la número 134 sería la casa principal de la familia, “casa del mismo dueño, la vive el referido, natural de Pamplona, de edad de 40 años, casado…”
En el padrón eclesiástico de 1756 figura Antonio Santa Cruz y Vela, junto a su familia y, al lado, ya aparecen inscritos los Imbluzqueta, por lo que en esa fecha la compraron a Santa Cruz. Dicho palacio desempeñó un importante papel en la historia local cuando, en 1729, el rey Felipe V y su corte se alojó una temporada en El Puerto. Recogemos de la historia de Cortázar un párrafo en el que las citan:
“Se aposentaron sus Majestades, como se ha dicho, en la casa de Don Juan de Vizarrón, y desde esta se hizo un pasadizo cubierto atravesando la calle de la Aurora hasta la de Don Antonio de Santa Cruz, en que estaba el Serenísimo Infante Don Felipe. Por de dentro se comunicaban a las del Almirante Palacios en que se hospedaron los Serenísimos Infantes Don Luis y Doña María Teresa, y en las contiguas de los Ordoñez y también abierta comunicación, residieron los Serenísimos Príncipe y Princesa de Asturias”.
Estos propietarios del primer tercio del siglo XVIII se diluyeron con el transcurso de las décadas. La casa de los Ordóñez de la Romana pasó a albergar a la sede administrativa de la Capitanía General de la Mar Océano; los herederos de la del Almirante Gaspar Palacio la arrendaron también, siendo Rafael de Eliza, Caballero Diputado del Común, Síndico Personero y Procurador Mayor del Cabildo, vecino de nuestro personaje que, como antes indicamos, era el propietario y habitante de la casa que fue de Antonio de Santa Cruz.
Cuando Imbluzqueta se asentó en El Puerto, invirtió buena parte del capital que trajo de América en adquirir bienes inmuebles y vivir de las rentas que el arrendamiento de ellos le proporcionaba. Así, en el bajo de su casa de la plaza del Polvorista, explotaba tres accesorias, arrendando también las dos casas que tenía en la plazuela de Bizcocheros, una de ellas con esquina y vuelta a la calle del Pozuelo, otra en la calle Santa Lucia la Ancha, otra en calle Luna y otra en calle Diego Niño. Parece normal que varias décadas después se hubiese borrado de la memoria colectiva el nombre de Santa Cruz y esa casa palacio se conociera con el nombre del hacendado que en ella vivió tantos años: José de Imbluzqueta.