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José Antonio Medina Aldana. El portuense que enseña baloncesto a los vikingos #5.979

José Antonio Medina al final es uno de tantos aventureros de este país que han ido a buscarse la vida más allá de los Pirineos

José Antonio Medina jugando en Islandia | Foto: J.M

| Texto: Juan Zaldívar

El 'Landnámabók', un antiguo manuscrito escandinavo que relata la llegada de los primeros hombres a Islandia, afirma que el primer colono en poner pie en suelo islandés fue el vikingo Naddoddr, quien permaneció un corto lapso, aunque dio un nombre al país: Snæland (tierra de la nieve). Naddoddr era un bellaco y vigoroso vikingo de los nuevos asentamientos noruegos que consideraba «demasiado calientes» esas tierras para su gusto y buscaba otros territorios más adecuados. Llegó a las Islas Feroe y llegó a Islandia. Una isla volcánica inclemente, inhóspita y con una naturaleza caótica. Una isla que tiene de lema «þetta reddast», que viene a significar «todo nos va a salir bien». No queda otra que entregarte al optimismo en esas tierras. Y en esa misericorde isla tenemos una historia muy portuense. 

«Yo estaba jugando en Alemania, se paró la liga por la pandemia y al tiempo me dijo mi agente que tenía una oferta para ir a Islandia, tuve que repreguntar a mi agente creyendo que se refería a Irlanda, pero no, era a la isla que está rozando el polo», cuenta José Antonio Medina Aldana (1993), jugador profesional de baloncesto portuense. Un hombre que se encuentra a día de hoy jugando en el Hamar Hveragerðin de la liga islandesa de baloncesto. 

José Antonio estaba jugando en Alemania cuando le ofrecieron entrenar en Islandia

«Era un sitio que yo quería conocer, entonces si le sumas la buena oferta, pues yo acepté encantado», cuenta José de su llegada. El portuense se encontró con un país que buscaba crecer, aprender y formar buenas generaciones para su baloncesto. Una liga que está subiendo escalones y un gobierno que subvenciona un deporte en pos de llegar a hacer cosas inimaginables, pero no imposibles, como ya lograron en el fútbol. «Estoy a punto de firmar allí otra vez», cuenta ilusionado.

Una vez allí, el equipo ofreció a José la oportunidad de entrenar a los jugadores de divisiones inferiores con proyección de selección nacional. «Me dijeron que los entrenamientos a los chavales eran a las 7h de la mañana antes de que ellos vayan al colegio», cuenta José, «sinceramente, en España a esa hora no va nadie después del primer día de entrenos». Igualmente aceptó, por increíble que le pareciera, y se acabó encontrando con unos chicos increíblemente disciplinados, «desde el primer día me encontré con un grupo muy educado y respetuoso, increíblemente trabajadores; al principio estaban muy cortados conmigo, pero conforme iban cogiendo confianza se iba creando un grupo muy bueno». «No se si he tenido suerte con los niños o no, pero yo le digo a los padres que tienen los hijos perfectos», añade agradecido.

La situación le llevó a una oportunidad única en la vida. A los padres de los hijos les hacía ilusión que se pudiera organizar algo en España con el equipo para así poder disfrutar de unas vacaciones con baloncesto. Esta situación se la planteó a José a la marca que le esponsoriza, 361º, que ya habían organizado eventos similares por Asia y Oceanía. Entonces, la compañía vió una oportunidad perfecta para organizar su primer campus baloncestístico en España. «Queremos que esto sirva de precedente para poder hacer cosas cada vez más grandes y poder llegar a ser uno de los campus más importantes del baloncesto formativo», comenta ilusionado Medina.

«La marca me dejó elegir y elegí El Puerto; necesitaba traer algo a mi ciudad, contando con mi gente, el Ayuntamiento de mi ciudad, mis personas cercanas… Así podría trabajar lo más cómodo posible y hacer la experiencia lo más satisfactoria posible para ellos», comenta José. Los islandeses, además, no pusieron pegas en el destino, ya que vieron fotos de El Puerto de Santa María y no dudaron un momento en conocer la Ciudad de los Cien Palacios. «Están encantados con la experiencia, sobretodo algunos niños que no había llegado a salir nunca de su isla, algunos no se creen que pueden estar en manga corta» comenta entre risas.

La guinda del campus '361° Medina Basketball Camp' estuvo en un torneo que se celebró durante la tarde del 2 de julio en el pabellón Angelita Alta de El Puerto de Santa María. Un torneo en el que participaron equipos portuenses, de la base naval de Rota y de San Fernando. «Hemos querido hacer una experiencia que no sea solo partidos, hay concursos donde ganar una camiseta de Aaron Gordon (jugador de los Denver Nuggets), firmada por él, premios de 1000€, cenas de New York Slice… hasta V The Barber estará haciendo peinados gratis en el evento. Queríamos darle a la gente una experiencia total»

Choque cultural

Islandia vive una realidad muy particular. Aproximadamente medio millón de habitantes se encuentran en apartados de cualquier otra civilización, en unas condiciones extremas que curtirían el carácter del más manso. «Uno podría pensar que son fríos, pero conforme uno se adapta se da cuenta de que son familiares, cercanos y cariñosos, gente sorprendentemente amable» comenta José. «Les encanta que vaya gente a trabajar con ellos, si ven que les das cosas que ellos no saben y les aportas valores nuevos te acogen con los brazos abiertos», añade. José también cuenta con destacada incredulidad la educación de los islandeses; por ejemplo, la vez que visitó un colegio y se fijó en que todos dejaban el abrigo y los zapatos en la entrada, así que le preguntó a un niño si no les preocupaba que alguien pudiera robar las cosas, a lo que el niño le respondió: «¿Por qué alguien iba a llevarse algo que no es suyo?».

José Antonio Medina al final es uno de tantos aventureros de este país que han ido a buscarse la vida más allá de los Pirineos. Él, por su parte, eligió la tierra que helaba a los vikingos.

| Fuente: La Voz de Cádiz.

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