Un grupo de investigadores locales miembros de la asociación Betilo lleva años escudriñando los archivos históricos públicos y privados, municipales y provinciales, cuales Indiana Jones sin sombrero ni látigo, para reconstruir la historia de las bodegas de El Puerto. Sus descubrimientos podrían usarse en el futuro Centro de Difusión de la Cultura del Vino Fino.
| Texto Juan Gómez Benítez
En el artículo anterior se describió el conjunto bodeguero residencial Böhl de Faber-Osborne y las circunstancias que condujeron a su construcción.
El ensanche de la Zona Norte
Pero al analizar el conjunto de bodegas que hemos denominado ensanche Zona Norte, comprendido entre el comienzo de las calles Larga y Albareda y la Avenida de la Estación, hemos podido comprobar que también se ajusta a la tipología de conjunto bodeguero residencial.
Como se aprecia en el plano de la modificación del PGOU realizada en 1996 (Imagen superior), existió un conjunto de bodegas alrededor de una vivienda con jardín que estaba comunicada con ellas. En el plano aparecen las siguientes bodegas: Lagar, Sagrada Familia, La Victoria, La Trinidad, Los Arcos, La Huerta y Gaztelu. Pero las obras aprobadas con esa reforma del PGOU destruyeron la mayoría de esas bodegas convirtiéndolas en viviendas, de las que sólo se conserva íntegra la bodega Sagrada Familia, manteniendo las fachadas de las bodegas destruidas como mudo recuerdo del pasado.
En siguientes dos imágenes se puede apreciar la vista aérea de la zona en los años 60 y en la actualidad. Sobran los comentarios.
No se ha encontrado el expediente de construcción de ese conjunto de bodegas y la primera referencia conocida hasta el momento se encuentra en la partición de bienes del bodeguero Joaquín de la Vega realizada en el año 1841, donde se acredita que era propietario de la casa y bodega de la calle Larga nº 78 (actual nº 1) que había comprado en el año 1824. Joaquín de la Vega fue también propietario de otra bodega en la calle Albareda, donde actualmente se encuentra la bodega Vinagres de Yema. Posteriormente, en el plano geométrico de Miguel Palacios Guillén del año 1865, esa bodega aparece a nombre de Gaztelu e Iriarte. Hay que tener en cuenta que Pilar de la Vega Gutiérrez, hija de Joaquín de la Vega se casó con Mariano Gaztelu Hinojosa, por lo que las familias De la Vega y Gaztelu se unieron. Posteriormente, la casa y las bodegas pertenecieron a la familia bodeguera Jiménez Dávila y a continuación a González Byass entre el año 1936 y los años 70, en que los compró Fernando A. de Terry. En los años 90 Terry fue adquirido por Domecq que centró sus instalaciones en Jerez y abandonó estas bodegas que posteriormente vendió para su uso como suelo residencial.
Personajes destacables: Peter Harmony. 1
Las circunstancias derivadas del comercio internacional marítimo de España con América durante varios siglos propiciaron la aparición de numerosos personajes de todo tipo: comerciantes legales y otros menos legales, marineros, piratas y bucaneros, aventureros, buscavidas, y un largo etc. fácil de imaginar. Algunos de ellos tuvieron relación con el mundo del vino en El Puerto cuyas vidas y milagros merecen la pena ser conocidos.
Uno de los personajes destacados de esta época fue Pedro Ximeno de la Riva que nació en Villagarcía de Arosa en el año 1777 en una familia acomodada. Se hizo marino, como tantos otros en su tiempo, y viajó con frecuencia a Norteamérica, donde estableció contacto con una familia de comerciantes denominada Harmony Brothers establecida en Filadelfia, la primera capital de Estados Unidos tras su independencia en el año 1776. Pedro trabajaba para ellos en la ruta Filadelfia La Habana: vendían harina y madera y compraban azúcar, melazas, café y tabaco (1). Posteriormente se trasladó a Nueva York donde se estableció definitivamente. En 1805 renunció a la nacionalidad española y adoptó la norteamericana como Peter X. Harmony.
Peter Harmony emprendió en Nueva York una vertiginosa vida de negociante que le llevó a varios sectores. En primer lugar, al sector del algodón donde actuó como revendedor del algodón de los estados del sur de Estados Unidos a las fábricas europeas, y también como fabricante de tejidos. En este sector llegó a ser propietario de la mayor fábrica de tejidos del país norteamericano, cuyo edificio está actualmente listado en el Registro Nacional de Lugares Históricos de EEUU, equivalente a nuestros Monumentos Nacionales: Harmony Mills.
También fue banquero y formó parte del consejo de administración de varias entidades financieras, disponiendo por tanto de crédito ilimitado para financiar sus diferentes actividades comerciales. En otras actividades en la que destacó fue en el tráfico de esclavos con centro en La Habana, para lo que aprovechó su amplia flota de barcos mercantes. Es muy conocida su relación con José Xifré de origen catalán, región en la que se crearon inmensas fortunas con el tráfico de esclavos (2).
Todas estas actividades los convirtieron en un hombre enormemente rico, estando incluido en el año 1845 entre los 10 más ricos de Nueva York, con un capital de 1.500.000 $, que para aquel tiempo constituía una inmensa fortuna. El edificio donde estaban sus oficinas en Broadway lo vendieron sus sobrinos en el año 1902 a la compañía American Express para instalar allí sus oficinas centrales. Por último, Peter Harmony fue enterrado en la cripta de la catedral antigua de Nueva York, lo que ilustra sobre la relevancia social que alcanzó.
Pero además de su faceta de hombre de negocios, Peter Harmony era un hombre generoso y dejó numerosas donaciones a diferentes instituciones benéficas.
Peter Harmony tenía una unión muy estrecha con todos sus hermanos y familiares con los que llegó a formar una especie de clan. Peter Harmony tenía 7 hermanos, de los que dos vivieron en Cádiz, Francisco que se casó con Isidra Carrera Laborde de origen francés y Agustina casada con el gallego Juan Carrío. Su hermano Francisco no cambió su apellido Ximeno por Harmony, aunque lo utilizó como nombre comercial. La vivienda de Francisco en Cádiz es la sede actual de la UNED en la céntrica plaza de San Antonio y la vivienda que está a su derecha, que era la de su hermana Agustina, es la sede actual de la Fundación Provincial de Cultura de la Diputación Provincial.
La vivienda de la izquierda fue la sede de la famosa Banca Aramburu, familia que tenía un parentesco lejano con los Harmony. Como ni Peter ni Francisco tuvieron hijos, después de sus muertes su lugar lo ocuparon sus sobrinos y sobrinos nietos que heredaron sus negocios y los continuaron de forma muy provechosa.
Francisco construyó en El Puerto en el año 1835 la bodega denominada inicialmente Harmony y conocida como Buenos Aires en la calle Valdés. Este nombre de bodega resulta algo extraño en el nomenclátor de las bodegas portuenses, donde abundan las bodegas con nombres religiosos, pero no hay ninguna con nombre de ciudad. No parece que la ciudad de Buenos Aires tuviera especial relación con los vinos de Jerez, pues los vinos españoles que se bebían en Argentina eran los vinos tintos llamados carlones de mucho color y elevado grado alcohólico producidos en Benicarló (Castellón).
El nombre de la bodega bien podría estar relacionado con la virgen Santa María del Buen Aire patrona de la Cofradía de Mareantes, que acogía a los maestres, pilotos, capitanes y señores de naos de la navegación de las Indias y que gozaba de gran devoción en este gremio del que formarían parte los hermanos Harmony. Esta devoción podría justificar el mosaico de esta virgen que se conserva en su casa en Cádiz. Se intentará confirmar este supuesto en las investigaciones sobre esta familia que están en curso. No olvidemos tampoco que Santa María del Buen Aire fue el nombre original de Buenos Aires, ciudad con la que compartimos gentilicio (porteños) y es la patrona de la capital argentina.
Oficialmente el proyecto lo solicitaron sus cuñados Carlos y Pedro Antonio Carrera Laborde, hermanos de su esposa Isidra, que han sido quienes han figurado siempre como los constructores de la bodega. Pero no hay duda que la bodega era propiedad de Peter Harmony porque así aparece en el testamento de Peter Harmony redactado en Nueva York en 1851.
La bodega de Harmony era una gran bodega, con las instalaciones de bodega en el lado derecho de la calle Valdés, según se sube, y en el lado izquierdo los trabajaderos, que pasado el tiempo fueron las instalaciones de la Bodega 501 y el Alambique de Osborne.
Esta bodega tendría en su momento una superficie equivalente al conjunto actual de las bodegas de Mora. Esta bodega la heredaron la viuda de Francisco y sus sobrinos, quienes la vendieron a Osborne en el año 1914, aunque parece que uno de sus cascos había sido vendido previamente a Cuvillo
Una curiosidad de las bodegas Harmony es que todas conservan en la actualidad las iniciales PH en el medio punto de la puerta de entrada. Aunque algunos han atribuido estas iniciales a las de Pedro Hernández Carrera, uno de los sobrinos de Isidra Carrera, tiene mucho más sentido que fuesen las iniciales de Peter Harmony, el verdadero propietario de las bodegas. Con todo lo expuesto, y mucha más información que aún falta por conocer, la vida de Peter Harmony bien podría servir para el guion de una serie de Netflix, en la que alguno de sus capítulos debería ser rodado en El Puerto.
Personajes destacables: Vicente Mª de la Portilla. 2
Otro personaje que guarda bastante similitud con Peter Harmony es Vicente María de la Portilla que nació en Cantabria en el año 1775, y por tanto fue coetáneo de Peter Harmony. Vicente emigró tempranamente a Veracruz en Méjico y posteriormente se trasladó a La Habana, donde se estableció como comerciante. Regresó a Cádiz hacia 1833 y construyó en el Puerto la Bodega de San Bartolomé en el año 1834, en la esquina de esta calle con Los Moros, bodega que Osborne compró en 1917 e instaló allí su embotellado de brandy y después el de vino, aunque la bodega se encuentra actualmente vacía y sin uso.
Vicente también acumuló un rico patrimonio inmobiliario en Cádiz y tuvo viña en El Puerto. En aquel tiempo, en El Puerto hubo también varios Portilla, aunque no conocemos su grado de parentesco. Al menos dos tuvieron bodega: Francisco tuvo la bodega en la esquina de las calles Caldevilla y Diego Niño, en el local que es la sede actual de la Peña Flamenca El Nitri, y Anacleto que la tuvo en la calle Muro, actualmente Ricardo Halcón, frente al conocido refino Los Muertos.
Y para parecerse aún más a Peter Harmony, parece que Vicente también actuó como traficante de esclavos, actividad tan frecuente en Cádiz en el siglo XIX, pues, aunque el comercio de esclavos estaba prohibido, no lo estaba su tenencia, lo que ocasionó un intenso y lucrativo tráfico ilegal de esclavos. No está documentado que Vicente fuera traficante de esclavos, pero si lo está que lo fueron su viuda y su yerno Manuel Lloret, pues un barco fletado cargado de esclavos por ellos fue apresado y objeto de un litigio que está muy bien documentado (3). Dadas las circunstancias sociales de la época, es fácil suponer que, si su viuda y su yerno fueron traficantes, lo más probable es que él también debió haberlo sido.
Existe en El Puerto una bodega que tiene una sorprendente similitud con la de San Bartolomé que construyó Vicente María de la Portilla. Es la bodega situada entre la calle Zarza, San Francisco de Paula y Avenida de Sanlúcar, bodega que en sus últimos tiempos fue llamada El Otro Mundo, por su proximidad al cementerio. La bodega es una dupla con dos cascos con cubierta a dos aguas y patio trabajadero central con una doble portada.
Aunque esta bodega se encuentra en estado ruinoso, su fachada se conserva en un estado aceptable y tiene una muy bella decoración que merecería una detallada descripción.
En la cartela central del frontón aparecen las iniciales VdeP, que coinciden con las Vicente Mª de la Portilla, y en un medio punto aparece la fecha de construcción de la bodega 1836, sólo dos años después de la de San Bartolomé.
Cabe suponer que Vicente Mª de la Portilla pudo haber construido una segunda bodega en El Puerto, aunque por el momento no es posible confirmarlo porque ninguno de los proyectos de las bodegas de esa zona ha podido ser localizado en el Archivo Histórico Municipal.
Centro de Difusión de la Cultura del Vino Fino
Se han expuesto en este artículo los trabajos realizados para reconstruir la historia de los edificios de bodegas de la ciudad y de algunos de los bodegueros que las edificaron. Es fácil imaginar el enorme contenido que tendrían estas bodegas en vinos, vasijas, utensilios, equipos, botellas, etiquetas, documentos, etc. El patrimonio bodeguero de El Puerto de Santa María fue enorme, y buena parte de él todavía se conserva como propiedad de algunas bodegas o en manos privadas. Merecería la pena que el Ayuntamiento de nuestra ciudad evitara la pérdida definitiva de este patrimonio, porque, al igual que ocurre con las personas, los pueblos que pierden su memoria pierden su identidad. Para ello, el Ayuntamiento de nuestra ciudad debería crear un centro donde se reuniera este patrimonio y lo mostrara para el uso y disfrute de los portuenses y los visitantes. Este centro sería el acompañante perfecto para el Centro de Interpretación de los Cargadores de Indias.
Las asociaciones Betilo y Ateneo del Vino elaboraron un proyecto de centro de forma conjunta y lo presentaron en su momento al Ayuntamiento. Toda la información relativa este proyecto se pude consultar en la web de Betilo.
De forma muy resumida, este centro debería estar centrado en el vino Fino, como vino más genuino de El Puerto, ciudad que en el ámbito del vino es conocida como la ciudad del vino Fino, al igual que Sanlúcar lo es de la manzanilla. Todo ello, sin descartar tratar los otros tipos de vinos de Jerez. Este centro tendría un triple enfoque: como producto enoturístico, como centro cultural para actos de diversa índole con una capacidad media y como recurso didáctico para que todos los estudiantes de todos los niveles de nuestra ciudad y su entorno pudieran conocer nuestro rico patrimonio bodeguero en todos sus aspectos: histórico, científico, técnico, cultural, sociológico, etc.
Este centro estaría ubicado en la bodega de Cuesta situada en la esquina de las calles Palacios y San Bartolomé, que en la actualidad pertenece al Grupo Caballero, pero que deberá ser cedido al Ayuntamiento en el desarrollo del Peprichye, y en particular del Área Específica de Revitalización 09 Bodega Cuesta. Esta bodega tiene la estructura típica de bodega catedral en la modalidad en que la cubierta está soportada por vigas madres (jácenas) y no por arcadas, tiene una superficie de unos 750 m2, adecuada para albergar los contenidos previstos y se encuentra en buen estado de conservación.
La creación de este centro fue apoyada por todos los agentes del sector: Consejo Regulador de los Vinos de Jerez, Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), bodegueros, todos ellos firmaron cartas de apoyo personalizadas, viticultores y Asociación de Empresarios de El Puerto. Además, se elaboró un plan de negocio para el centro que mostró que tiene viabilidad económica y es económicamente autosostenible, pudiendo incluso aportar un canon al Ayuntamiento de la ciudad. Este proyecto fue presentado al Ayuntamiento y aprobado de forma unánime por todos los grupos políticos con todos los parabienes en el pleno del mes de diciembre de 2022.
Pero la corporación municipal surgida de las elecciones del año 2023 ha informado a los promotores del proyecto que éste no tiene para ellos una consideración prioritaria, aunque la concejalía de Patrimonio Histórico solicitó que se efectuara el estudio de su viabilidad, que hasta el momento no tenemos conocimiento de que se haya realizado.
Pero la Unión Europea tiene abiertas diversas convocatorias de subvenciones para instalaciones de este tipo a las que el Ayuntamiento podría acogerse para crear este centro, del mismo modo que lo hizo para la rehabilitación del Hospital de San Juan de Dios, que por cierto también fue una propuesta de la asociación Betilo. Se prevé que la disponibilidad de fondos europeos se mantenga hasta el año 2027, a partir del cual se producirá una gran reducción.
Existe un ejemplo a seguir para este centro en la ciudad hermana de Chiclana, que con un patrimonio vitivinícola notablemente inferior al de El Puerto ha creado un Centro de Interpretación del Vino y la Sal que merece todo el reconocimiento. Para ello, rehabilitó una antigua bodega situada en el centro histórico de la ciudad y obtuvo todos los objetos expuestos mediante una campaña de captación de donativos y cesiones de bodegas y ciudadanos chiclaneros. Según hemos podido saber, el presupuesto de creación del centro rondó el millón de euros, análogo al previsto en el proyecto de este centro, montante relativamente modesto para un proyecto europeo. Además, tenemos conocimiento de que el número de visitantes anuales supera los 30.000 y el grado de satisfacción de los residentes y los visitantes es muy elevado.
Con estos antecedentes nos podemos preguntar por qué el Ayuntamiento de El Puerto no se decide a acometer la creación de este centro ahora que se encuentra con una mayoría política estable y una administración autonómica del mismo partido político.
Esperamos que este artículo contribuya a movilizar las voluntades de los ciudadanos y de corporación municipal de la ciudad para que se acometan las acciones necesarias para la creación y puesta en marcha de este centro que permita la conservación de la memoria histórica bodeguera de la ciudad, que durante tanto tiempo ha sido su actividad económica fundamental y una de sus señas de identidad.
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Notas.
- M. Iglesias, M. Rodrigo. Comercio, tráfico de esclavos y negocios en el mundo atlántico: Peter Harmony (1805-1851). En: Misioneros del capitalismo. Aventureros, hombres de negocios y expertos transnacionales en el siglo XIX. Comares Historia. Granada. 2023.
- Y. Yashima. Los indianos y sus redes personales y empresariales en el colonialismo español del siglo XIX: el caso de José Xifré y Casas. Illes i Imperio 19, 2017, 125-144.
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M.C. Cózar Navarro y M. Rodrigo Alharilla (EDS.) Cádiz y el tráfico de esclavos. De la legalidad a la clandestinidad. Madrid, Sílex ediciones, 2018.