| Texto: Juan Carlos Neva Delgado
Este 16 de abril se encendió la antorcha olímpica de la XXXIII Olimpíada. El ritual de la diosa Olimpia, esposa del rey macedonio Filipo II y madre del gran Alejandro Magno, que a los pies del monte Cronio encendió la primera llama olímpica, se vuelve a rememorar veinticinco siglos después. Tras un largo periplo, el 26 de julio llegará a la ceremonia inaugural de los JJOO de París 2024 para que el pebetero del espíritu olímpico arda durante los juegos. El presidente de la república francesa, Enmannuel Macrón, ha anunciado que, si por motivos de seguridad, esta ceremonia inaugural prevista en el Sena, debe ser descartada, ésta se desarrollará en los Jardines del Trocadero.
Mi buen amigo José María Morillo, para que se publicara este artículo me diría: ¿Pero tiene esto algo que ver con El Puerto? Pues sí querido amigo, es más, tú también has escrito algo referente a este asunto en Gente del Puerto en la nótula 1911: El desembarco maldito de 1823 hace once años. Mira por dónde.
En esos Jardines del Trocadero aún resuenan las palabras que el escritor François-René de Chateaubriand escribió en sus memorias: “¡Por aplastar a los españoles en un paso, por tener éxito donde Bonaparte fracasó, por triunfar en la misma tierra donde los ejércitos de aquel gran hombre sufrieron la adversidad, por hacer en seis meses lo que él no pudo hacer en siete años, esto es una gran maravilla!”
Que la actual Jefatura del Estado Español sea una monarquía, obviamente entre otras muchas causas, puede que sea debido en gran parte a una fecha, el 31 de agosto de 1823; a una batalla, la del Trocadero y a un lugar, la isla y el caño del Trocadero en pleno corazón de la Bahía de Cádiz.
El Trienio liberal (1820-1823) cedió a la Década Ominosa (1823-1833). Los españoles aplastados lo fueron por otros españoles que sin legitimidad ni el coraje suficiente, tuvieron que pedir ayuda a Francia para que les sacaran las castañas del fuego. El autodenominado Ejército de la Fe, al grito de Dios, Patria y Rey recibían como agua de mayo en los Pirineos al duque de Angulema y a sus Cien Mil Hijos de San Luis. Desde Puerto Real, desde la fortaleza estratégicamente situada en la isla del Trocadero, desde el Castillo de San Luis, 30.000 soldados asediaron Cádiz donde se encontraba preso Fernando VII, que con tan solo 1.700 soldados de los otros españoles claudicó.
El 1 de octubre de 1823, en la falúa real, en el Guadalete, frente al edificio Aduana y la plaza de La Lonja, en un muelle engalanado para la ocasión con banderas y gallardetes desembarca el monarca absolutista en El Puerto de Santa María. Se hospeda en un edificio propiedad de la familia Reinoso Mendoza de las Panelas [conocido como de los Gutiérrez Martel, hoy el desafortunado centro comercial C/ Larga 74] para que el pobre hombre descansara después de tanto stress por el cautiverio liberal y prepararse para la salvaje represión con la que castigó a los otros españoles derrotados y los que los apoyaron y convertirse en el peor monarca de España.
La Constitución Liberal de 1812 fue abolida; entramos en uno de los periodos más nefastos y oscuros de España; Francia concede al duque de Angulema el título de Príncipe de Trocadero y para conmemorar la victoria de esta batalla, en el centro de París, a una plaza le ponen el nombre de Jardines del Trocadero. Y en cambio aquí este decisivo episodio de nuestra historia, nacional y local y el lugar donde ocurrieron estos acontecimientos están en el más indecente de los olvidos.
Quizás tan solo algunos recuerden que, sobre los muros de las ruinas de esa fortaleza, posó una vez y hace años, uno de los famosos toros de Osborne del gran artista portuense Manolo Prieto, hasta que organizaciones ecologistas, aludiendo que ese declarado Patrimonio Cultural Nacional se encontraba en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz y producía un gran ¿impacto paisajístico?, consiguieron que se quitara.
¿Ves mi querido José María como el Puerto esta metido en este “fregao”? Y ya para remate de los tomates y como curiosidad de la vida te comentaré que la alcaldesa de París desde 2014, la socialista Ana María Hidalgo, es española, cañailla para ser más exacto. Es de San Fernando, donde nació el 19 de junio de 1959. Tiene hasta la medalla de Andalucía que se le concedió en 2006. Pero como el nombre de Ana suena mucho a español se ha puesto Anne. ¡Lo que son las cosas!