| Texto: J.M. Morillo-León
Manuel García Sánchez nació en El Puerto de Santa María el 13 de junio de 1941. Proveniente de una familia de hosteleros y panaderos, fue un emprendedor que forjó novedosos establecimientos, siendo el más recordado Pastelería Rosi. Estaba en posesión de la ‘A de Oro de la Alimentación’ de la provincia de Cádiz. Aficionado a la Feria y al Carnaval, fue uno de los fundadores de la Caseta de la Peña ‘La Familia’ y la Peña ‘Corribolo’. Nos dejaba a la edad de 81 años, el 22 de noviembre de 2022.
1941
En 1941 era alcalde de El Puerto, tras la Guerra Civil, un militar que ocupaba el despacho del palacio municipal desde diciembre de 1939: Manuel Barba Ordóñez. Le relevó en septiembre de aquel año José María Pastor Moreno, por poco tiempo, ya que al mes siguiente, en octubre tomará posesión de la alcaldía Fernando C. de Terry y del Cuvillo. Ese año se celebraron 184 matrimonios y se produjeron 576 nacimientos. Un fuerte temporal azotaba la población en los primeros días de aquel año.
Rafael Alberti publicaba «Entre el clavel y la espada», naciendo su hija Aitana en Puerto de Santa María de los Buenos Aires (Argentina). El Padre Guerrero y el Padre Jorge Loring ingresaban en el noviciado de la Compañía de Jesús de El Puerto. Abría el ‘Bar Paquito’, en la plaza de Isaac Peral.
Nacían también ese año, Fernando Gago García, Matilde Montero García, Francisco Rodríguez Lores, Chemari Gutiérrez Colosía. José Antonio Contreras Merino ‘el Vareta’ o ‘el Coquinero’, Hortensia Renedo Varela y Sami Abu el Wafa.
Confitería Los Sanluqueños
José García Merlo, su padre, llegó a El Puerto de Santa María al inicio de la década de 1930, abriendo en la calle Ganado, junto su hermano Antonio, la confitería ‘Los Sanluqueños’, la actual confitería ‘La Merced’. Su madre, Concepción Sánchez Ruíz, era hija del dueño del Tabernón de Sánchez, José Sánchez Aguilar, en la calle Ganado esquina y vuelta con Melero, taberna que, años más tarde evolucionaría a cervecería, siendo muy recordada por sus tapas de ensaladilla y las pavías de merluza rebozada.
| El 20 de enero de 1961 se reunían unos amigos y clientes coincidentes en el desaparecido Tabernón Sánchez, en la confluencia de las calles Ganado y Melero, mientras degustaban los vinos de la Bodega Hermanos González Rico | Foto: Colección V.G.L.
El Tabernón de Sánchez
El historiador Enrique Pérez Fernández, en su libro ‘Tabernas y Bares con Solera’ (2ª edición), cita a José Sánchez Aguilar, bisabuelo de nuestro protagonista quien “con el nombre de Verdún, en recuerdo de la decisiva batalla contendida aquel año en esta localidad francesa durante la I Guerra Mundial, en la que los alemanes resultaron derrotados. El local se especializó en el despacho de manzanillas. Tras la Guerra Civil pasó a llamarse Casa Sánchez y Tabernón de Sánchez, vendiéndose vino de los hermanos González Rico. Al morir José en 1958 (hace 65 años) continuaron el negocio sus hijos Antonio (1930-1998) y Francisco (1931). Para apoyo del local, en la frontera calle Cantarería contaban con un almacén. Celebrada fueron sus ‘berenjenas’ de vino y los carajillos de moscatel con sifón blanco de la fábrica de Guillermo Rivas (la que existió en la rinconada de la plaza de las Galeras). Con los años, Francisco continuó la tradición familiar en la Cervecería Sánchez, hasta su cierre en el año 2000 por jubilación”.
El colegio y el trabajo temprano
Manolo fue el primer hijo del matrimonio formado por José García Merlo y Concepción Sánchez Ruiz, luego vendrían José, Luis y Concepción. Cursó sus primeros estudios en el Colegio ‘El Hospitalito’ y, desde muy pequeño, comenzó a trabajar en el horno de la confitería familiar ‘Los Sanluqueños’. Después continuó sus estudios en el colegio conocido como ‘del Mercado’, luego Cristóbal Colón.
| Panadería La Gloria, en la esquina de calle Cruces con Postigo. De izquierda a derecha, Maruja, madre de Antoñín Sánchez, clientea desconocida, dos desconocidos más, la madre de nuestro protagonista Concepción Sánchez, desconocido y del sanluqueño José García Merlo, padre de Manolo.
Nuevos obradores
Su padre reabriría, más adelante un despacho y obrador de panadería en la la calle de las Cruces, esquina y vuelta con Postigo: el recordado establecimiento de panadería ‘La Gloria’. Todavía se puede ver en la finca la salida del horno de leña. Además, abrió otra panadería en calle San Juan que llevaría ese mismo nombre, al tiempo que continuaba con su actividad en la confitería y panadería en el obrador y despacho de la calle Ganado.
El mundo del motor
El padre de Manolo, José, era muy aficionado a las dos ruedas, tanto bicicletas como motocicletas. Nuestro protagonista uvo desde un mosquito hasta una Bultaco, pasando por una Vepa. La Bultaco en aquellos tiempos una gran moto, con la que empezó a competir en carreras tanto en Jerez como en El Puerto, algunas de aquellas Carreras de Motos se celebraron en la Playa de Valdelagrana, en el 1963.
El servicio militar y su novia
Manolo, con los 18 años cumplidos se marcha al servicio militar obligatorio, destinado en la Base Aérea de ‘La Parra’ en la vecina población de Jerez de la Frontera. Y ya, por aquellos años se paseaba con la que después se convertiría en su espora, Rosa Domínguez Álvarez, hija de José Domínguez, empleado de telégrafos y correos. Manolo solía escaparse de la Base para visitar a su novia, en una moto, a la que era muy aficionado, con la que paseaba a su novia y sus hermanos pequeños.
Durante el servicio militar, Manolo se ausentaba de la Base de la Parra para ver a su novia con su moto junto a su amigo y compañero de quinta José Joaquín Sánchez Sena, de Ultramarinos ‘La Diana’, establecimiento situado en la Calle Palacios. Ambos tienen un accidente, cerca de donde hoy está situado el actual Hipercor en Jerez, impactando su moto contra un coche oficial del ejército norteamericano y, por un tiempo, se las da por fallecidos a los dos. Felizmente, ambos se recuperaron del accidente.
Una vez terminado el servicio militar, se plantea continuar trabajando, formar una familia, y adquiere una vivienda en la barrida de los Milagros.
En el año 1964, su madre empieza a enfermar y su padre José deja de trabajar y se ve obligado a vender la mayor parte del negocio a su cuñado, José Fernández Rodríguez ‘el Gallego’, fundador del Bar Jamón en la calle Capillera, marido de la hermana pequeña de su madre, Encarna.
Por Pozos Dulces y Ribera del Río
Manolo continúa trabajando con su tío José, pero le rondan muchas ideas e inquietudes por su cabeza. Días antes de su boda toma la arriesgada decisión de vender el piso de la barriada de los Milagros y abrir su propio negocio, en la zona de Pozos Dulces en Ribera del Río.
| En el obrador de la Confitería de 'Los Sanluqueños' hoy 'La Merced'. De izquierda a derecha y de arriba abajo, el padre de nuestro protagonista, José García Merlo, su hijo Pepe, un joven Manolo, Juan un confitero. Agachados, desconocido, debajo del maestro, Luis, hermano de Manolo y gemelo de Pepe; otro Luis, familia de los pasteleros de 'Los Enanitos' en la Avenida de Valencia; otro confitero: 'el Rubio' y niño desconocido.
Su tío y todos sus allegados y amigos le aconsejan no abrir nada en esa zona por no ser, en aquellos años, un buen sitio. Le envolvía la mala fama de zona deprimida, con población de escasos recursos económicos (marineros que no tenían una continuidad en su trabajo). Sin embargo, su concuñado Manolo --marido de la hermana de su esposa Rosa, Encarnación--, ya regentaba en la zona el conocido Bar Puente, que además era una Agencia de Transportes, lo que le animó a persistir con su idea.
Durante algún tiempo, el matrimonio formado Manolo y Rosi, estuvieron viviendo con los padres de Manolo en calle Ganado, donde nacería su primer hijo, Manuel Ángel. Al poco tiempo, su concuñado les ofrece unas habitaciones encima del Bar Puente, para que pudieran iniciar una nueva vida. Y se mudan allí. De este matrimonio nacen cinco hijos más: Rosa María, Celia, Alberto, Álvaro y Jorge.
Emprendimiento en la Ribera. Pastelería Rosi
Nuestro protagonista inicia su andadura en solitario en 1965, con un despacho de patatas fritas y churros y, poco a poco fue introduciendo algún dulce. Sería el germen de Pastelería Rosi.
| Imagen de las vitrinas de Pastelería Rosi
El tránsito de personas procedentes de la estación de RENFE, favoreció a que empezara a tener ganancias y pensó en el alquiler de un local más grande, abriendo entonces un despacho de pastelería junto a su pequeño obrador.
| Los hermanos de Manolo, a la izquierda preparando una tarta, Pepe; le sigue un confitero preparando una tarta de un estadio de fútbol y su otro hermano, Luis.
El negocio empieza a crecer y, necesitando más personal llama a sus dos hermanos para trabajar en el negocio: Pepe y Luis, “los grandes pilares en su vida”, además de sus hijos “que siempre fueron sus mejores compañeros de vida y a los que dedicó todos sus triunfos, de ahí que sus empresas llevaran el nombre de sus vástagos”.
| En la Feria de Crevillet, Peña La Familia ... y algunos mas
Manolo se hizo muy popular en el ámbito empresarial y junto a otros empresarios de El Puerto y amigos, crean la Peña La Familia, una de las primeras casetas de Feria en Crevillet. Muy popular por ser la única caseta con música en directo todas las noches.
Supermercado CELYMAN
En torno al año 1973, abre otro establecimiento en la zona de Guadebro. Uno de los primeros supermercados que se vieron por El Puerto, llamado CELYMAN, con carnicería y verduras tal y como los conocemos hoy en día. Además, servía para dar de comer a todos los trabajadores que por aquellos años, construían todas las promociones de la Inmobiliaria Guadebro, vertebrada por la avenida Pintor Antonio Fernández Sevilla. Allí, y en aquellos años todavía no había nada construido, solo existían campos de tierra y antiguas huertas.
Medalla A de Oro de Alimentación
Será en el año 1976, con 39 años, cuando le otorgan la medalla ‘A de Oro de Alimentación’ de la provincia de Cádiz, siendo entonces el primer galardonado con menos de 50 años y el más joven en la historia de la revista ‘El Comestible’ de Cádiz.
En el año, 1979 otro nuevo proyecto que le rondaba por la cabeza lo pone en práctica y cambia el Despacho de Pastelería por un Salón más grande aún, que con anterioridad un establecimiento de compra-venta de coches usados e implanta una cafetería. Fue pionero en este concepto de cafetería y pastelería.
En torno a 1980 abre un pequeño supermercado en la Ribera del Río, junto a Pastelería Rosi, Supermercado Albert, con la idea de surtir y avituallar de los insumos necesarios a muchos barcos de pesca portuenses.
| Con Paco Gandía en el Salón de Pastelería Rosi
Carpa en Aquasherry Park
En el año 1987 se inaugura el Parque Acuático, Aquasherry Park y la dirección del equipamiento turístico propone a Manolo la explotación hostelera de una de las carpas ya existentes: una cafetería-pastelería. Obtuvo mucho éxito con gran afluencia de público singularmente los sábados, día en el que se repartía de forma gratuita degustación de de tarta o algún dulce del obrador de Pastelería Rosi. Su cafetería y pastelería alcanzó un gran renombre viviendo una época de esplendor no solo en El Puerto de Santa María, también a nivel provincial.
El Carnaval
Tanto a Manolo como a su padre, les encantaba el mundo del Carnaval. Incluso en los años difíciles en los que estaban prohibidos los ensayos. Su padre, José, dejaba que una comparsa portuense ensayara a escondidas en su panadería, siendo el director Manuel Camacho Frances, quien trabajó como pastelero en la panadería. De ahí le vino el sobrenombre de ‘el Chusco’.
Y, siguiendo con la fiesta, Manolo junto a 13 amigos, deciden fundar una peña carnavalesca, (1985), la reconocida Peña ‘el Corribolo’. Fueron unos años en los que el Carnaval en El Puerto gozó de gran afición y apoyo municipal.
| Manolo, tras la barra de la Cafetería-Pastelería Rosi.
La tarta de SER Puerto
Sobre el 1986, los locutores de la emisora Ser Puerto, eran grandes clientes y asiduos de la pastelería, entre ellos, Manolo Casal, Isabel Flores, Rafa Tardío y Manolo Borne. Para promocionar la pastelería, tuvieron la feliz idea de poder felicitar a algún conocido o familiar, a través de una llamada por teléfono a la emisora y que, entre los participantes, se sorteara una tarta de Pastelería Rosi, siendo esta idea pionera que causó gran expectación y participación.
Y gracias a Manolo, mucha gente pudo celebrar los cumpleaños y comuniones de sus hijos porque Manolo les dejaba fiado las tartas que pagaban con posterioridad poco a poco. Decía: “nadie se puede quedar sin una tarta para hacer feliz a sus hijos”.
| El torero Ruiz Miguel, entre Manolo y Rosi
Museo Taurino Galloso
Durante este tiempo también se inaugura el Museo Taurino de José Luís Galloso situado donde hoy donde encuentran los salones de celebraciones de Bodegas el Cortijo, lo que facilitó que pasaran por la cafetería-pastelería grandes figuras del toreo, creando una buena amistad con el maestro portuense.
Tanto fue así que, cuando el maestro cumplió 30 años de su alternativa y se celebró una gran corrida de toros en El Puerto, al finalizar el festejo y en el propio ruedo, José Luis Galloso sopló las velas de una gran tarta de aniversario que portaba Manolo.
| Manolo, rodeado de parte de su amplia familia, en la playa de Valdelagrana.
Ya luego llegaron tiempos más tranquilos, en los que nuestro protagonista se dedicó a trabajar en la pastelería hasta que se jubila y se cierra Pastelería Rosi en el año 2010, disfrutando de amigos y de su gran familia, hasta once nietos y una biznieta. Su familia siempre fue su gran pasión. Manolo nos dejaba el 22 de noviembre de 2022, el mismo día del cumpleaños de una de sus dos hijas: Celia
| Agradecemos a la familia de Manuel García Sánchez los datos y fotografías facilitados para la elaboración de esta nótula.
Gracias JM Morillo por compartir mi carta y en nombre de mi familia y el mío propio agradecerle la nótula dedicada a mi padre. Un abrazo, Celia
Hoy te fuiste, y ya hace mas de un año, 22 de noviembre. Un día que hace 53 fue un día de alegría, pero hoy triste porque te fuiste para no volver.
Te fuiste, haciéndonos creer que todo iba bien, te fuiste en paz, sereno y tranquilo, pero te fuiste. Como se van los grandes.
Hoy, te recuerdo como todos los días, y te recuerdo con alegría, pero te añoro con tristeza.
Una tristeza que nada puede reemplazarte sino solo tú, tú y tú.
No estábamos preparados para tu marcha, pero tampoco lo estamos para tu ausencia.
Déjame decirte que jamás te olvidaré, no porque no quiera sino porque ni puedo ni tampoco quiero.
Quédate tranquilo papá porque tus silencios dieron frutos bellos y buenos: una familia que permanecerá unida. Es tu deseo.
Y allá donde estés, nos cuidarás, y aquí donde estamos, te recordaremos.
Aquí mi homenaje a ti, por haber sido papá en mayúsculas.