| Texto: Daniel Marín Gálvez.
Buenos días despierta en mi barrio de buscavidas gente honrada y trabajadora. Son las siete y ya la N.N. cierra su puerta y va directa a limpiar una escalera que a las 12 entra a currar en un bar. Su hermano sale detrás, repartidor de una marca de cervezas y luego su padre, ya felizmente jubilado, con su caña de pescar pal espigón. Un poco más tarde F.F. con su hija para el Instituto en su furgoneta, directo a vender la chatarra del día anterior que la olla tiene que hervir todos los días .
Justo detrás pasa J.J., con su cubo en busca de moras que es temporada, que luego venderá a cucharadas, --por cierto, las mejores El Puerto--. Ya por debajo de mi ventana, van pasando los pequeños de la matinal para el colegio. En el patio las limpiadoras preparan y limpian el patio. El vecino de arriba ya baja con sus cuatro niños para el colegio, unas veces cantando y otras llorando… que ,como siempre, perderá el bus ya preparado para irse a aparcar a la playa, que hay que ir temprano no le quiten el sitio.
Un poco más tarde, la madre que se pondrá en alguna puerta de alguna iglesia y la gente solidaria de El Puerto colaborará para hacerle la vida más agradable. El chico de arriba aún duerme, pues llegó tarde ya que trabaja en un bar de noche. Mi mujer puesta en la ventana para ver pasar a los nietos para el colegio y, de camino, le compré un numerito a E.E. Que también hay que ayudar y le encarga a U.U. huevos del campo.
| El Hogar de la Esperanza, antes y después de la primera fase de rehabilitación.
Bueno y yo aquí escribiendo tonterías como siempre, que ya salgo a ver qué me depara hoy el día y subir al Hogar de la Esperanza.