Se estrenó en la Feria de Primavera del año siguiente: 1974
| Texto: Francisco Andrés Gallardo.
La bandera verde y amarilla portuense sopla este año las velas cuando cumple medio siglo. Es oficial, sólo a nivel local, desde diciembre de 1973, y refrendada en el pleno municipal ordinario del 6 de mayo de 1977, tras la autorización gubernativa para que la bandera nacional pudiera estar acompañada por otras, como las regionales. Al año siguiente, se estrenaba en la Feria de Primavera, en Crevillet. La enseña local, que alcanzó mayor protagonismo a raíz de la primera victoria electoral de Hernán Díaz Cortés, de Independientes Portuenses, no dispone de un pasado esplendoroso. Su historia y nacimiento es contemporáneo y castizo.
A finales de 1973, siendo alcalde Fernando T. de Terry Galarza, se estableció una comisión municipal para elegir una bandera que representara a la Ciudad en fiestas, playas y acontecimientos locales. Una bandera de uso folclórico, sin matiz político. Parece que aquello fue en la Prehistoria, pero hace menos de 50 años sólo podían ondear, sin acabar preso el abanderado, la nacional, la falangista y la requeté.
| Dos ordenanzas municipales, tras la inauguración de la Feria en Crevillet: Polanco y Ullén. Ya empezaban a ondear las enseñas verde y amarillas | Foto: Archivo Municipal.
En aquella reunión para buscar unos colores locales, se descartó la bandera roja y blanca --como los colores del futbolero Racing Portuense--, por la confusión comunista que podía entrañar el rojo. No se ha encontrado ningún documento que demuestre que esta bandera hubiera sido en algún momento la enseña local. El único precedente estaba en el pendón, morado, el color castellano, perteneciente al marqués de la Cañada --que nunca pudo pagar el Ayuntamiento--, y que desapareció en un incendio en 1941, en el palacio de Madrid de esta familia. El color morado se descartó, para no coincidir con Cádiz, y la gama de azules, para no que no se pareciera a la de Jerez.
| Las majorettes lucían también los colores amarillo y verde. Fue una fiebre, que no había hecho más que empezar | Foto: Archivo Municipal.
El concejal Rafael Sevilla López, a la sazón hermano mayor del Rocío, propuso la solución ideal e inofensiva, políticamente hablando: utilizar la bandera de la hermandad, verde y amarilla, en franja horizontal. La propuesta fue aceptada unánimemente y Francisco Dueñas Piñero, encargado municipal de Obras y director de la banda local de música, se encargó de ordenar la primera remesa de las nuevas banderas, que se estrenarían en la Feria de Primavera de 1974.
| La hermandad del Rocío portuense, en la aldea almonteña.
La hermandad Matriz del Rocío luce los colores verde y blanco. A principios de los años 70 se dio libertad para que las hermandades foráneas dispusieran de sus distintivos propios. El Puerto eligió el verde y amarillo, los colores del hermano mayor de la Matriz. La bandera también tiene su semiótica, el verde se dio como interpretación que simboliza la fusión del mar y de los fértiles campos portuense. El amarillo, la riqueza de la localidad, en la exaltación al vino fino y al trigo como alimento fundamental.
La unanimidad inicial, tuvo en el verano su disidente. El edil de Playas, quien años más tarde sería alcalde,, Javier Merello Gaztelu, consideró que aquellos colores estrenados en la feria no encajaban totalmente con la personalidad portuense, y en los puntos de información de las playas junto a la bandera nacional ondeó una variante de la enseña local, formada por los colores amarillo y azul celeste. A principios de agosto se ordenó retirar estas banderas, para sustituirla por las ‘oficiales'.
Solo existía una referencia a la bandera portuense en las actas y acuerdos del pleno de la Ciudad. Data del 6 de mayo de 1977, cuando el pleno del Ayuntamiento aprobó izar en la fachada de la casa consistorial la bandera andaluza. En el punto dos de aquel acuerdo podemos leer: “Disponer que la bandera andaluza se ice siempre a la izquierda la bandera nacional española, roja y gualda, como símbolo de la unidad nacional y política de España. A la derecha de la bandera nacional figurará la del Puerto de Santa María, representativa del municipio portuense, compuesta por los colores amarillo y verde”.
La bandera local vivió a lo largo de los años siguientes en un papel secundario
La irrupción del grupo independiente de Hernán Díaz, utilizando en su campaña electoral el verde y amarillo como distinción del ‘portuensismo a muerte' la pusieron de moda. Incluso, los últimos autobuses adquiridos por el gobierno municipal del socialista Juan Manuel Torres Ramírez, en 1991, estaban pintados de verde y amarillo [era un cable que le echaba el responsable técnico de Medio Ambiente y Transportes, Antonio Caraballo que, sagazmente ya tenía la vista puesta en la próxima victoria electoral de los independientes]. La fiebre verdoso-amarilla no había hecho sino empezar.
| Relevo de alcaldes, Hernán Díaz Cortés sustituyó a Juan Manuel Torres Ramírez en la alcaldía en 1991 | Foto: Jorge Roa | Archivo Municipal.
Pero aún faltaba por realizar el expediente de reconocimiento ante el Gobierno andaluz para legalizar esta enseña local, tal como establece el reglamento de Régimen Jurídico de la Entidades Locales, que data de 1986. El escudo local, aprobado en el primer pleno que presidió Díaz Cortés, sí siguió estos trámites, quedando reconocido por la Junta en diciembre de 1991.
| La Feria Primavera, en Crevillet, lucía en la rotonda de La Puntilla el año de 1979, farolillos con los colores verde y amarillo. Se iba creando la afición por los colores, con inspiración municipal | Foto: Rafa | Foto: Archivo municipal.
Veinte años después, en abril de 2021, la actual Corporación Municipal, cumpliendo con la normativa vigente aprobó los colores de la bandera portuense, que se encontraba en una situación de alegalidad, habiéndose iniciado los trámites para oficializar la misma en noviembre del año anterior, por unanimidad de todos los concejales.
| El deportista porteño Juan Bollullo, con la bandera viajera de El Puerto de Santa Maria, en Marruecos, donde participó la semana pasada en el 'Titan Desert', una de las carreras de mountain bike mas duras y exigentes del calendario internacional, desarrollada a lo largo de más de 600 kilómetros, con 6.500 metros de desnivel.