| Texto: J.M. Morillo-León.
La poetisa y escritora inglesa Lady Emmeline Charlotte Stuart-Wortley fue una viajera, de gran vitalidad y con un fuerte carácter, fallecida prematuramente. Su obra póstuma, publicada un año después de su muerte a los 49 años, “The Sweet South” (1856) consta de dos volúmenes, recoge su viaje a El Puerto de Santa María, incluido en el volumen 1. Murió de insolación y disentería cuando se hallaba efectuando un viaje desde Antioquía a Beirut, en 1855.
Emmeline había nacido el 2 de mayo de 1806, fruto del matrimonio entre. John Henry Manner, quinto duque de Rutland y Elizabeth Howard. En febrero de 1831 se casó con Charles Stuart-Wortley , primer barón Wharncliffe, de quien tomó el apellido y con quien tuvo 3 hijos. Sus primeros versos se publicaron en 1833 y continuó haciendo los siguientes once años, anualmente, un volumen de poemas, algunos basados en sus experiencias viajeras. Tras la muerte de su esposo se convirtió en una viajera empedernida.
“The Sweet South” (1856) relata el viaje que realizó por España y norte de África junto a su hija Victoria y otras dos mujeres. Se publicó la obra para uso privado; en la primera página aparece una nota del editor, George Barclay: “Debo informar a los familiares y amigos de la desaparecida Lady Emmeline Stuart-Wortley que la mayor parte de la obra entró en prensa sin la supervisión de la autora”.
El profesor Juan Gómez Fernández traduce la obra de Lady Emmeline, en su obra “El Puerto en la visión de los viajeros ilustrados y románticos” (2016):
“Por entonces, parece que tuvo lugar la famosa feria, llamada “Feria de la Victoria”, y el espectáculo que la ciudad y alrededores presentaron fue divertido e interesante en extremo; vapores abarrotados trajeron media Cádiz al Puerto, además de los refuerzos inmensos de los pueblos vecinos. Por la noche el espectáculo que ofrece esta feria concurrida y brillante […] debía haber sido singularmente alegre y atractivo.
[…] Entre la multitud abigarrada como de costumbre había numerosas cigarreras (las mujeres que fabrican puros), que son descritas como desenvueltas –una palabra que suena bellamente, pero de significado horrible—un tanto descaradas de cara y echadas para adelante, vestidas con largas capas amarillas. […] He oído una canción divertida de Andalucía que describe el humor y las peculiaridades de las ferias como ésta. […]
El Puerto de Santa María (a menudo llamado simplemente “El Puerto”) es una ciudad agradable y no mal integrada. Su Plaza de Toros ha sido famosa por los espectáculos detestables de las corridas de toros, y fue aquí donde Lord Byron tan gráficamente describe en “Child Harold” la que se dio al Duque de Wellintong.
Calesas y borricos (burros) pueden ser adquiridos aquí. El agua es particularmente buena, y los gaditanos pagan alrededor de diez mil al año por beberla; Cádiz se suministra de ella a ese costo. Es un lugar que mana vino y agua a la par y sin mezclar porque es una de la triada de las ciudades famosas por la exportación del particular néctar de Baco” [...] Sanlúcar y Jerez son las otras dos grandes ciudades exportadoras de vino. Las bodegas de vino tenían mérito, aunque superado en magnitud por las de Jerez.
Vapores de tamaño moderado están continuamente haciend el trayecto entre este lugar y Cádiz, y los carros públicos también hacen el circuito por tierra, manteniendo una comunicación permanente entre las dos. Hay un paseo bastante bonito aquí, llamado de “La Victoria”. Otro se llama El Vergel del Puerto. El encanto se incrementa por su situación cercana al océano azul. Fernando VII desembarcó aquí, cuando los franceses lo libraron de los constitucionalistas”.
Nuestra protagonista cruzó el istmo de Panamá con su hija Victoria de Alejandría; también viajó a Francia e Italia durante la revolución de 1848. Visitó Constantinopla, Cuba, Méjico, Perú, Estados Unidos, Canadá y Marruecos.