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Lucía Blandino Sánchez. Se jubila la maestra de Educación de Adultos #5.185.

| Texto: Juan Luis Rincón Ares.

Dudé al escribir esta nota de homenaje o de despedida. Lo pensé mucho porque la homenajeada es una persona muy discreta en sus actuaciones, que gusta de pasar desapercibida, y tenía dudas sobre si acogería mis comentarios con agrado. Ya sé que sí. 

En estos días de septiembre finiquitado, se despide la labor docente una gran profesional, una minera de la educación de personas adultas, Lucía Blandino Sánchez, Luci para la gente que la conoce. Su alumnado de todos estos cursos la despidió en junio con mucho pesar, pero, sobre todo, muy agradecido por su labor infatigable. Aunque con ella no me unían los lazos históricos, sentimentales y de amistad que me unían a Jani, Pepe, Tere, Manoli o Lola, por ejemplo, desde que llegó al CEPER La Arboleda Perdida, hace casi dos decenas de años, pude comprobar su gran solidez como profesional, su vocación defensora y amante de la educación pública. Ya venía precedida por un currículo fantástico en su paso por la Educación Infantil, por ejemplo, en El Vaporcito. Alumnos y familias agradecidas todavía la saludan con entusiasmo por la calle.

| Lucía fue docente en el colegio El Vaporcito.

Tuve la oportunidad de trabajar con ella en el Plan de Informática y comprobar curso a curso el mimo con el que trataba a su alumnado y la minuciosidad con la que elaboraba y adaptaba sus materiales. Yo, que siempre he sido un desastre en ese aspecto, admiraba su dedicación y terminaba por copiar sus hojas de trabajo.

| Lucía, a la izquierda de la imagen, con compañeros maestros, entre los que aparece el autor de esta nótula, Juan Rincón, tercero de pié, por la derecha.

A la hora de encontrar una actividad plástica común para todo el centro, para el Dia del Libro o el Día de la Paz, Lucía disponía y aportaba toda una batería de creaciones experimentadas en su etapa anterior que no dudaba en adaptar y que nos sacaban de manera brillante del apuro de diseñar algo nuevo tras tantísimo curso de repetición por nuestra parte.

| Lucía, divulgando el Patrimonio Histórico Local, en el patio del Palacio de Araníbar.

La he llamado minera más arriba y sé lo que me digo. Sacó carbón o petróleo por no decir oro de donde no había casi nada o nada. Lucía mostró todo su potencial como dinamizadora de proyectos educativos, como maestra, cuando tomó el Plan de Patrimonio Local y lo convirtió en la maravilla de investigación, aprendizaje y reivindicación que es hoy. [Pulsar para ver un trabajo sobre la Calle Federico Rubio ]Por ese plan han pasado centenares de mujeres y hombres de El Puerto de Santa María que hoy vigilan y cuidan de la riqueza patrimonial de esta Ciudad desde lo personal o desde las asociaciones que se montaron con la labor de dinamización de Lucía. Su trabajo ha tenido una influencia y un reconocimiento muy amplio a nivel local y ha sido guía para la extensión de planes similares por toda la provincia.

| En el Aula de Estudios Alfonsíes, dentro del Castillo de San Marcos.

Gracias, Lucía. No siempre estuvimos de acuerdo. Alguna vez hasta chocamos con intensidad por culpa de alguna fatuidad de las mías. Y me perdonaste. Camaradas de bloque como somos, siempre recordaré al verte, esos días de trabajo infatigable y de risas ante los errores y los éxitos. Por si no lo sabías tienes un vecino --ese que incluso de jubileta te esperaba con sus perritos a las nueve menos cuarto para verte pasar y te daba recaditos para llevar y traer al cole cuando pasabas por su puerta-- que te admira profundamente. Gracias.

De su padre, José Blandino Lara, escribió Antonio Muñoz Cuenca en Diario de Cádiz, en 2014: “Pepe Blandino, fue la persona con más ética política de cuantas haya podido yo conocer y tratar a lo largo de mi vida. Austero, trabajador, serio, honrado, cumplidor, sencillo… Nunca quiso destacar en nada con respecto a su quehacer político, que era mucho, ni tampoco en sus múltiples tareas sociales y humanas. Blandino era un trabajador nato de la vieja escuela. Su trabajo ordinario era muy poético, pues era operador de cámaras de cine en los bellísimos locales del Teatro Principal y posteriomente en el Central Cinema, ambos de la empresa Nuchera…

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