| Texto: Pepe Monforte.
Cuando Antonio Cruz Llamas e Isabel Guilloto abrieron el popular bar Sol y Sombra en las inmediaciones de la plaza de toros de El Puerto algunos de sus hijos aún no levantaban dos palmos del suelo. En concreto, el benjamín de la familia, Daniel Cruz Guilloto, quien dio sus primeros pasos en este local del número 1 de la plaza Elías Ahuja. Corría el año 1989. Otra de las hijas, Susana, ya adolescente, hacía sus pinitos en la cocina junto a su madre. Isabel, auténtica maestra en el arte del cuchareo, se convirtió en la mejor mentora. Mientras, Daniel contemplaba a su padre tras la barra y se empapaba de ese ambiente taurino que, desde sus inicios, caracteriza a Sol y Sombra. “Y hoy, 33 años después, mi hermana y yo tomamos la alternativa de nuestros padres y reabrimos el negocio familiar llenos de orgullo”, manifiesta Daniel quien se hizo con las riendas del establecimiento hace dos meses.
Tras la jubilación de Antonio e Isabel, Sol y Sombra pasó durante algunos meses a manos de los propietarios del también emblemático bar portuense Er Beti. Hasta que el benjamín de los Cruz Guilloto se decidió a mantener vivo el legado de los suyos. “Fueron mi padre y mi hermano Raúl los que me convencieron para dar el paso. Ahora Susana y yo estamos encantados”, confiesa, visiblemente emocionado.
No en vano, ambos llevan a Sol y Sombra casi en su ADN. Y son capaces de recordar con cierta nitidez el día en el que su progenitor, Antonio Cruz Llamas, abandonó su trabajo en el bar Jamón de El Puerto después de 24 años para cumplir un sueño. «Quise unir dos de mis grandes pasiones: los toros y la hostelería. Fue mi mujer la que me animó a hacerlo», rememora Cruz Llamas. El fundador de Sol y Sombra poseía en sus «tiempos mozos» el carné de novillero y afirma con orgullo que «incluso entrenaba con Galloso». Antonio siempre fue un enamorado de la tauromaquia. Por ello, su bar tenía que ser fiel reflejo de esa pasión. «Y más con el enclave que tiene, que pronto fue frecuentado por toreros antes y después de las corridas».
| El establecimiento estado históricamente frecuentado por toreros y profesionales de la tauromaquia.
Aunque lo que verdaderamente catapultó al éxito a Sol y Sombra, más allá de su emplazamiento, fue la cocina de Isabel. Así lo reconoce el propio Antonio, quien alaba como el que más el tapeo y los guisos de su esposa. «La gente se volvía loca con sus potajes, menudos marineros, fideos con caballas, rape al pan frito, arroces… Un día el torero Miguel Baez El Litri entró en la cocina para que le enseñara a preparar las tortillitas de camarones», rememora. También presumía Sol y Sombra de «el mejor jamón de El Puerto y buen pescado fresco». De este último era un devoto, según relata Cruz Llamas, el apoderado de Enrique Ponce, «que nada más llegar al Puerto nos pedía una ración de chocos fritos»
| Antonio Cruz Llamas, fundador del establecimiento, junto a su hijo, Daniel.
Unas señas de identidad gastronómica que Daniel y Susana Cruz Guilloto mantendrán en esta nueva etapa. «Iremos cambiando de guiso cada día y continuaremos con el rabo de toro, una de las especialidades más demandadas de mi madre. Susana lo prepara de manera idéntica», aclara Daniel, quien desvela que, durante sus primeros años, Sol y Sombra ha llegado a vender más de 15 kilos de esta carne a la semana. En lo que a la bodega de Sol y Sombra se refiere, los hijos de Antonio e Isabel la han ampliado con algunas referencias de vinos ecológicos o gaditanos entre los que destacan el Petit Forlong de El Puerto o Tesalia de Arcos de la Frontera.
Por otra parte, en cuanto al local y a la distribución del espacio Sol y Sombra luce en en esta nueva andadura con muebles blancos y menos saturación taurina en sus paredes. Aunque mantiene la misma capacidad y distribución de mesas que en su creación. También en la terraza exterior. «Somos muy continuistas en muchos sentidos», sentencia Daniel. Tanto es así que el joven hostelero no oculta su deseo e ilusión porque el día 30 arranque la temporada taurina de verano de El Puerto. Será entonces cuando Sol y Sombra viva su auténtica reinauguración oficial. Aquella que conforman los aficionados y profesionales que le dieron nombre y que también forman parte de su esencia.