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#5.140. Rafael Taboada Mantilla. 185 años del nacimiento del músico que da nombre al Conservatorio

| Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.

Hoy, se cumplirían 185 años y un mes de la venida al mundo de Rafael Taboada Mantilla, (ver artículo de Ana Becerra Fabra en la Real Academia de la Historia) nacido el 23 de junio de 1837 en la casa de calle Pagador, 6. Era hijo de Rafael Taboada Lázaro, del comercio de Cádiz y de Josefa Mantilla, vecina de esta Ciudad. El Conservatorio Elemental de Música de nuestra Ciudad lleva el nombre de un insigne músico, cualificado enseñante y prolífico compositor musical nacido en El Puerto de Santa María pasado el primer tercio del siglo XIX.

Partituras de Rafael Taboada pulsando aquí.

Hasta 1914, fecha en la que falleció en Luceni (Zaragoza) no se tenía conocimiento, digamos “oficial” del paisanaje del maestro Taboada. La noticia, complementada con datos de su extensa producción musical y biográficos se publicó en buena parte de la prensa nacional, siendo el archivero Juan Cárdenas Burgueto el que con el título “Portuense ilustre” publicó un amplio artículo en la “Revista Portuense” del 21 de marzo de 1914, dándolo a conocer.

Además del trabajo biográfico realizado por Ana Becerra Fabra para la Real Academia de la Historia, en el que se detallan las diversas facetas de su actividad profesional, pecando de atrevimiento, voy a intentar contribuir con algunos datos a la falta de noticias y conocimientos sobre su infancia, única época en las que vivió en nuestra Ciudad. Datos familiares también, algunos inéditos, sobre los que, de antemano, pongo en aviso al lector de su total fiabilidad al no haber podido realizar en algunos casos las comprobaciones necesarias para refrendarlos con certeza.

| Teatro Principal, inaugurado en 1845.

En 1845, fecha de la inauguración del Teatro Principal, la familia ya se había trasladado de la calle Pagador a la de Luna, cerca del lugar donde cada día una orquesta amenizaba los espectáculos. El propietario, Críspulo Martínez, era miembro de la Junta de Festejos, creada para promocionar especialmente el veraneo, de la que también formaba parte el padre de Taboada, que era regidor municipal. Siendo amigo del promotor y miembro de la Corporación, lo más lógico es que tuviese un palco y asistiese, desde que tenía 8 años con la familia, incluida su hermana Julia, cinco años menor, a la que Cárdenas describe como “incomparable tiple, que era a la vez actriz discretísima” sin que, por mucho que hemos buscado, hayamos encontrado ninguna referencia al respecto.

Posiblemente, desde bien joven recibiese clases particulares de música, algo habitual en familias de clase media de la época, unido a la constante audición en el teatro y en los numerosos conciertos veraniegos que realizaban las bandas militares de los batallones y destacamentos que por el cuartel del Polvorista pasaban, además de la municipal, hicieron florecer su vocación que, pasada la adolescencia y trasladada la familia a Madrid, le convirtieron primero, en el precoz compositor, poniendo música  a la zarzuela “De burlas a veras” del joven escritor  José Marcos, cuando tenía 20 años, en el  maestro alabado por todos hasta su despedida vital, a los 75.

En la Biblioteca Nacional de España se puede acceder a un extenso catálogo de obras de nuestro paisano, pulsando aquí.

Rafael Taboada, padre, más que un comerciante, era un hombre de negocios, como ahora veremos. La familia materna debió de gozar de una buena posición patrimonial. La madre, Josefa Joaquina Mantilla, era propietaria, junto con un hermano de la conocida como “Viña Barceló” una finca de más de 40 aranzadas, en el Pago de Balbaina, suponiendo explotasen igualmente el negocio vinatero.

| Casa de Viña de Antonio Barceló, en el Pago de Balbaina, que presenta un estado ruinoso | Foto: Trotones de Arcos.

El nombre de la finca, que persiste en la actualidad, se debe a un bodeguero, de origen catalán, llamado Antonio Barceló, con bodegas en El Puerto de Santa María, aunque desconocemos como y cuando pasó la propiedad a la familia Mantilla.

Curiosamente, con esta denominación se etiquetan vinos en Málaga, aunque la empresa portuense, como tal, hace muchas décadas que desapareció. La única referencia que hemos podido encontrar, se remonta a 1877. En el catálogo de la Exposición Nacional Vinícola de ese año figuran: Vino Amontillado Fino, procedente de la Viña Barceló, termino de El Puerto de Santa María, a 225 pesetas el Hectólitro; Vino Amontillado de color, llamado de Noé, a 300 pesetas el Hectólitro; Jerez Viejo, del año 1820, a 450 pesetas el Hectólitro, y Moscatel, a 300 pesetas el Hectólitro.

Cuando falleció el hermano de Josefa J. Mantilla, José Antonio Mantilla, hermano y cuñado suponemos, pues estaba casado con Mercedes Taboada, posiblemente hermana de su marido Rafael, se procedió en la notaría portuense de José María Palou, en octubre de 1859 a la división de la finca, entre Josefa J. Mantilla, que ya debería de vivir en Madrid, y sus sobrinos, todos menores de edad en esa fecha. De los tres primos hermanos de nuestro personaje, los Mantilla Taboada, conocemos que, dos décadas después, el mayor Ramón, vivía en Sevilla, en calla Santa Ana y se le cita como propietario y el menor, Aurelio, era comandante de Infantería. El de en medio, José o José Antonio, creemos que ejerció como médico. Dadas las características familiares lo más probable es que la finca se vendiese, al menos la parte de la madre del compositor.

Según hemos recogido de la publicación “La Aurora Minera” del 14 de febrero de 1852, Rafael Taboada y un socio crearon una sociedad para la explotación de la denominada “Mina Indiana”, aportando cada uno 5.000 reales de vellón para los primeros gastos. Esta mina, ubicada en el cantón minero de Bustarviejo, explotado desde el siglo XV, en Miraflores de la Sierra, cercana a El Escorial, estaba siendo nuevamente explotada al encontrarse un filón de plomo, y extrayéndose otros minerales como Pirita arsenical y Varita. Creemos que esta inversión fue el motivo del traslado familiar de los Taboada Mantilla a Madrid, mediado el siglo XIX.

| La Azucarera Refinadora, que dirigía el padre de nuestro protagonista, ubicada en Madrid.

Continuando con los negocios de Rafael Taboada, padre, lo localizamos en la prensa madrileña en junio de 1864 siendo recibido en audiencia particular por SS.MM. como gerente de la sociedad “Azucarera Refinadora”, exponiéndole el nuevo proyecto. Los reyes se declararon protectores, dándoles la venia para titular como “Real Fábrica” el nuevo proyecto en sociedad con Ángel Ordoñez Puyol, director de la Sociedad Española de Crédito. Una sociedad en comandita en la que invirtieron como accionistas diversos capitalistas e industriales nacionales en una colosal construcción que ocupaba 4.000 metros cuadrados, dedicada a la refinación de azúcares en bruto, con hornos, calderas, máquinas de vapor y una moderna maquinaria de importación destinada al complejo proceso de refinamiento.

Esto es lo que podemos aportar sobre la familia del ilustre paisano, finalizando con una información para todos aquellos aficionados y estudiantes de su obra que no la conozcan. En la Biblioteca Nacional de España, a la que se puede acceder en la Red, hay 76 obras suyas, cuyas partituras de piano son accesibles a los que quieran poseerla.

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