Texto: Javier Maldonado Rosso.
Juan Vizarrón y Aranibar nació en Ituren (Navarra en 1658 y falleció El Puerto de Santa María en 1737. Miembro de una extensa familia de comerciantes y armadores, Juan Vizarrón vivió en Bilbao durante los años 1670 y 1672 con uno de sus tíos; después se trasladó a El Puerto de Santa María a casa de otro de ellos, que ya amparaba a su hermano León: el capitán y cargador a Indias Juan Aranibar, que inició a ambos en la milicia y el comercio. | Lápida sepulcral de D. Juan de Vizarrón y Aranibar | Convento de las Concepcionistas | Año 1732 | Foto: Francisco González Luque
| Patio de la casa que labró Juan de Aranibar, Cargador a Indias.
Juan Vizarrón prestó servicios como soldado de la escuadra real en el presidio de Cádiz y diversos buques, en los que viajó a América varias veces. Después de licenciarse, casó en 1686 con Catalina Polo Navarro, con quien tuvo seis hijos. Dedicado al comercio con América, viajó de nuevo a estas tierras. En 1689 ingresó en la Orden de Alcántara y en 1705 fue nombrado miembro de la Junta de Restablecimiento del Comercio, en la que Felipe V reunió a los más destacados comerciantes del país.
Entre los años finales del siglo XVII e iniciales del siglo XVIII, Juan Vizarrón aumentó considerablemente su patrimonio con tierras de sembradura y olivar, actuó como armador y prestamista y se dedicó a la elaboración de aceite en su molino de dos vigas. En 1726 fundó mayorazgo con parte de sus cuantiosos bienes.
| Casa de Cargadores a Indias que labró en 1708 Juan Vizarrrón y Aranibar.
La reincorporación de El Puerto de Santa María y la Isla de León a la Corona –31 de mayo de 1729– tuvo un momento destacado de su gestación en la casa-palacio de Juan Vizarrón, durante la breve estancia de los reyes en ella a principios de abril, dado que, en consonancia con las razones de Estado que llevaron a Patiño a adoptar esta medida, los cargadores a Indias de El Puerto la venían solicitando desde años atrás con la finalidad de liberarse de la jurisdicción de señorío de la casa de Medinaceli, que consideraban un yugo. Para sus vacaciones estivales de los años 1729 y 1730, Isabel de Farnesio y Felipe V volvieron a la ya conocida casa-palacio de Vizarrón, sita en la ribera del Guadalete.