Texto: Francisco Andrés Gallardo.
En Colecchio, a las afueras de Parma, en el centro de la península italiana, los añorados Suspiros de La Pastora, de la recordada panificadora portuense tradicional, siguen vigentes para los comensales. Tradiciones de ida y vuelta, que se mantienen en países con costumbres similares, con el paso del tiempo.
Parma es cuna del queso parmigiano-reggiano (parmesano para disimulo exterior y escapar así de la denominación de origen). Estas vacas italianas disfrutan de unos peculiares pastos que contribuyen a un queso único y una leche que por cantidad dan un producto de distinción.
| El prosciutto lo sirven en tendederos...
La abundancia y calidad de los cereales en el valle del Po crean una pasta valiosa que encontrará en el supermercado bajo marcas como Barilla. Esa calidad del trigo permite que en los productos panificables las panaderías y restaurantes de Parma y su entorno tengan un nivel excepcional.
En el Restaurante Il Cherchio, (El Círculo) de la localidad de Collecchio los grisini permiten posibilidades en forma de ingredientes.
El chef Roberto Pongolino,
El chef Pongolino es una institución en la cocina innovadora parmesana, con gran presencia de caza- Y crea estos Suspiros de especias, marcados y coloreados por la cúrcuma que evocan los que fueran los picos mas singulares de El Puerto de Santa Maria. "--Me encanta España, Andalucía. Todo lo que es tradición e innovación forma parte de mi universo. Si estos grisini les evoca su infancia, a varios cientos de kilómetros de casa es para mí un honor", asegura Roberto Pongolino.
| Tartar de ciervo de los Apeninos, un plato de caza de Pongolino.