Viñeta: Alberto Castrelo
Texto: Francisco Andrés Gallardo
La televisión pública, la próxima o la centralista, suele ser linsojera de cronómetro con nuestros políticos. Los líderes se van turnando por las noticias con sus soliquios y sus observaciones ventajistas. Nuestros representantes dejan los debates y golpes de efecto a sus otros segundos en los informativos cuando están enfadados en sus cámaras parlamentarias. La gimnasia dialéctica la practican poco. Así que cuando se reúnen seis de una tacada se forma un barullo de diretes y reproches con poca sustancia, una desbandada de frases hechas. Eso fue el debate televisado en La 1.
Sólo con el aspecto de estos atriles en semicírculo ya se presentía que la noche iba a ser rutinaria, un punto fría. Una inapetencia como la que siente a estas alturas mucho más electorado andaluz que el que aparece en los sondeos. Esa sensación de inapetencia es la que favorece al PP y es la que ha favorecido el bipartito en todos estos años. La 1 apenas la ve el 7% de los andaluces y Canal Sur, el 8%. Los políticos de Andalucía van a aparecer en estos dos lunes en sendas cadenas de las que la mayoría de los espectadores se sienten extraños. Es improbable que hayan reunido una buena parroquia estos candidatos que iban la noche del lunes, a ninguna parte.