Texto: J.M.M.L. Recordaba en sus memorias ‘No soy eterno’ el fallecido Paco Artola Beuzón, a un trabajador de bodegas portuense, Manolo Vela Benítez, que fue represaliado por una huelga de brazos caídos, como reacción a la manifestación celebrada en Jerez en la primavera de 1967. El convenio de la Vid, que daba empleo a muchos padres de familia en el Marco del Jerez estaba estancado. Los representantes sindicales se sintieron ninguneados y se manifestaron por las calles de la vecina población jerezana. Fueron detenidos quienes encabezaban la protesta, entre ellos el ex alcalde Antonio Álvarez Herrera.
Ante esta situación, se celebró al día siguiente una huelga de brazos caídos en las empresas del sector vinatero en El Puerto de Santa María. En la bodega donde trabajaba Manuel Vela, además de él, fueron despedidos otros tres trabajadores: Antonio Cárdenas, Manuel Luque y José Bernal. Defendido por el bufete de Joaquín Ruiz Jiménez, posteriormente el primer Defensor del Pueblo de la Democracia, hubo recurso ante Magistratura, que perdieron, aunque luego fuera ganado en en otra instancia ante el Tribunal Supremo, con las debidas dilaciones, siendo los trabajadores despedidos e indemnizados. Se produjeron movilizaciones y recogida de dinero --el 'Socorro Rojo'-- para atender a estas familias que se quedaban sin sustento.
Manuel Vela, que entró a trabajar en la bodega como aprendiz desde pequeño, padecía una enfermedad de estómago que se vio agravada por los acontecimientos y, al poco tiempo, el 21 de mayo de 1968 falleció, causando su muerte un hondo dolor en el mundo de la laboral de la vinatería portuense, dejando viuda y cinco hijos.
Su sepelio se celebró en la parroquia de San Marcos, cuando estaba situada en los bajos de la Casa Palacio de Reynoso Mendoza, en el número 2 de la plaza del Polvorista, antiguo Ayuntamiento. La comitiva fúnebre se dirigió al centro, a la plaza de Isaac Peral, haciendo un alto ante la puerta del Ayuntamiento que entonces –y ahora—se encuentra en el recuperado edificio. En su enterramiento figura la frase: “El mundo obrero no te olvida”.
Manuel Vela Benitez, un buen hombre, un hombre bueno, mi padre, el mejor padre del mundo. Comprometido como sindicalista con los problemas y necesidades de los hombres del ramo de la Vid, hasta el punto de perder su puesto de trabajo y agravar su salud. Falleció el 21 de Junio de 1968, y como ese año a causa de los acontecimientos del Mayo del 68, las autoridades prohibieron cualquier tipo de manifestación de los trabajadores el 1 de Mayo, sus compañeros y todo el mundo que lo quería y apreciaba, tomaron a bien "manifestarse" portando su féretro desde la plaza del Polvorista hasta el cementerio, en señal de protesta por la injusticia llevada a cabo con él y con sus otros tres compañeros despedidos. Fue defendido ante el Tribunal Supremo por Joaquín Ruiz Jiménez, el que luego sería el primer Defensor del Pueblo de la democracia. Y aunque ganaron el pleito contra la bodega Osborne, ésta no quiso readmitir a los despedidos y fueron indemnizados. Tristemente mi padre falleció al poco tiempo, dejando viuda y cinco hijos, que siempre hemos recordado y sentido su pérdida. Doy gracias a Dios por el padre que tuve y estoy segura que Dios lo tiene en su gloria, porque todos aquellos que luchan por la Justicia son llamados Hijos de Dios y desde el cielo sigue intercediendo por nosotros. Gracias.
De niño iba yo con mi abuelo Vicente a la tumba de este hombre a dejarle su correspondiente clavel todos los 1 de noviembre. "El mundo obrero no te olvida" se me quedó grabado de por vida.