La historia se repite. El Puerto de Santa María se vuelve a quedar sin televisión. Única ciudad de su entorno sin este medio. En su día fue Tele Puerto, cerraba el 10 de marzo de 2010, que no consiguió licencia –coincidiendo con que, a la sazón, una portuense era la directora general de Comunicación Social de la Junta de Andalucía, que dirigió el proceso de adecuación a la normativa— por falta de documentación. Y ahora, el proyecto de 7TV El Puerto se marcha por no ser rentable. Luis Miguel Morales nos lo cuenta.
Os escribo porque me veo obligado a hacerlo. Muchos me habéis preguntado qué le pasaba a 7TV El Puerto. Sencillo. Que ya no existe. Se acabó. Que el experimento ya no da para más. Este pasado lunes 21 de marzo definitivamente, El Puerto ya no tiene señal para emitir; se va a San Fernando. Arrancó en marzo y se acabó en marzo. Un año. Ese es todo su bagaje.
Y me sale explicarlo porque nadie más lo hará, ni nadie dará ni explicaciones, ni razones porqué hemos perdido lo que no se ha sabido luchar ni se ha querido defender. Me duele porque lo viví como un proyecto personal, una apuesta que nació hace años y de la que lastimosamente ha sido un auténtico bluf. También así lo han querido sus protagonistas.
Por un lado, una empresa que apostó ilusa por encontrar un apoyo institucional que ni está ni se espera. Buenas palabras, mejores comidas y poco más. Muchas patadas a seguir ante un presupuesto que debiera sostener un proyecto que nunca encajó en la hoja de ruta de un Ayuntamiento, que no es que no crea en la televisión, sencillamente no cree en los medios de comunicación. Las redes sociales son su instrumento, además de ser el más barato y el más manejable. A las pruebas me remito.
Más allá de 7TV El Puerto, otro ejemplo más es Radio Puerto, que daría para otro capítulo a parte. Lo tendrá, al tiempo. Una gestión encorsetada por el nefasto papel de El Puerto Global, más encargado de controlar que de facilitar el trabajo, donde el asesor de turno quiso monopolizar todo. Por el camino se cayeron proyectos frustrados ante las trabas y los complejos. Atrás quedaron las promesas incumplidas de modernización, expansión, profesionalización, digitalización…
Palabrerías vacías donde sobraron pancistas y faltaron profesionales de la comunicación, y para más inri, en un medio con más dirigentes que oyentes. Será la próxima en cerrar. Lo peor es que nadie se enterará…
Y posiblemente, ahí radique el principio y fin de la televisión y el timo de la estampita: el dos por uno. “Te quedas con la radio que apoyaremos la televisión”. Un cobeo digno de primerizo de Empresariales. Ganar tiempo y entretener el posible golpe de la crítica.
Como les digo, a pesar de la importante inversión realizada por Publicaciones del Sur con la instalación de un estudio y unas dependencias a la altura, ha servido de bien poco para “impresionar” y tener viabilidad. La grandilocuencia de estos proyectos cae por su propio peso ante la falta de cimentación. Cuando el monstruo se devora así mismo por su coste y por ser inasumible en los nuevos tiempos y ante las nuevas tendencias mediáticas. La televisión como tal tiene un problema.
Y cuando una puerta se cierra, otra se abre. Marzo se irá y vendrá abril y pronto nos veremos en la calle, y bajo el brazo un proyecto libre, independiente y portuense. Sin ataduras, sin directrices, sin promesas… un medio del siglo XXI.
Vienen tiempos interesantes y para aprovechar. Os prometo que no nos vamos a aburrir. Hemos vuelto. ¡¡Seguimos!! | Texto: Luis Miguel Morales