| La hermana Juana que enseñó a leer a muchas antiguas alumnas, primera por la izquierda y la hermana Emilia, primera por la derecha,que impartía música. Misa despedida de las hermanas Carmelitas, celebrada el pasado lunes en la iglesia del colegio, tras 133 años ininterrumpidos en El Puerto de Santa Maria | Foto de Blanca Anaya Baz
Todavía recuerdo como si fuera ayer a mi hermana agarrada a la maceta de una palmera existente en la casa de Terry, como si la vida le fuera en ello, allá por 1968, porque no quería entrar en el colegio de las Carmelitas y la cara de la hermana Guadalupe, pidiéndole a mi madre paciencia mientras sonreía ante la escena. Fue nuestro primer día de cole. Comenzábamos, en aquel momento, una nueva etapa que nos marcaría para siempre en la aventura de la vida.
Ese es el primer recuerdo que tengo cuando miro atrás y recupero momentos vividos en el colegio de Las Carmelitas y, que se suman a otros como los juegos en el patio con cuerdas y elásticos; las pelis de Marisol, Pili y Mili y las obras de teatro de las alumnas mayores en el salón de actos; las excursiones a la Puntilla y a distintas localidades, los sábados, con Las Rutas; y por supuesto, las tómbolas de cada fiesta en conmemoración de la fundadora de la orden, Joaquina de Vedruna, por cierto, mujer, madre de nueve hijos, viuda , monja y santa.
A estos recuerdos hay que sumarle y darles su sitio a los valores recibidos y a todo lo aprendido desde la humildad, elegancia y tolerancia que desprendían cada una de las hermanas que nos educaron sin ñoñerías teniendo en cuenta que nos preparaban para un futuro que se presentaba diferente.
Parece mentira que después de tantos años de trabajo, esfuerzo y ejemplo, las clases y patios del colegio, no vuelvan a gozar de la presencia de estas mujeres y religiosas que han educado a un cuarto y mitad de nuestro El Puerto.
Parece mentira que la hermana Juana no enseñe a leer con el libro de Can y Ben. Parece mentira que la hermana Matilde no riña porque llegamos tarde. Parece mentira que la hermana Rosario no nos avise que se cierra la puerta y nos pongamos en cola
Parece mentira que la hermana Enriqueta no enseñe el catecismo y prepare para la Comunión. Parece mentira que la hermana Emiliana no tire a portería y haga canasta. Parece mentira que la hermana Emilia no nos enseñe a cantar y tocar la flauta, o que la hermanan Carmen Roldán no nos dedique una sonrisa
2.989. Cuarenta años de amistad. Reecuentro Curso de 1976 de Las Carmelitas.
Parece mentira que la hermana María Antonia Palomino no nos llame sus guaguitas o que la hermana Pilar no nos haga hacer más fichas o la hermana Josefa más puestas en común.
3.779. Encuentro de antiguas alumnas del Colegio de las Carmelitas. Promoción 1971-1979
Y, sobre todo, parece mentira que las hermanas se vayan después de tantos años entre nosotros formando y educando y siendo miembros activos de la comunidad educativa de la Ciudad. Sé que el colegio está en muy buenas manos, me consta, pero creo que generaciones de niñas y niños portuenses perdemos algo y, algo muy valioso.
Hay decisiones que se toman que cuestan digerir. Solo les doy las gracias por enseñarme el camino y ser lo que soy, con mis defectos y virtudes… a pesar que en algún que otro momento no se los puse fácil. Nunca se olviden que las queremos y recen por nosotros. Ahora más que nunca lo necesitamos. | Pipi Gago. Antigua alumna promoción 1968/1976
QUIERO EXPRESAR MI RECONOCIMIENTO PUBLICO A LAS HERMANAS CARMELITAS POR SU TRABAJO EFECTUADO EN EL PUERTO ...MUCHAS GRACIAS
He sido alumna y posteriormente profesora de inglés los cursos 1977_78 y 78_79. Me siento triste. Mi niñez y juventud están ligados a las Carmelitas.ni