El historiador y periodista Francisco Andrés Gallardo nos trae un relato sobre el fundador del Portus Gaditanus, —el actual El Puerto de Santa Maria— Lucio Cornelio Balbo ‘el Menor’, con motivo del número 5.000 de Gente del Puerto, que publicamos a diario desde julio de 2008.
Los Garamantas sería un buen nombre para una chirigota, pero fueron una cosa seria. Uno de los gaditanos que dejaron huella en Roma, Lucio Cornelio Balbo ‘el Menor’, derrotó a este pueblo del desierto en el año 20 antes de Cristo, como proclama su recuerdo y reza en la lápida de su estatua en el acceso al Campo del Sur.
Muchos peatones y conductores se han percatado del curioso nombre de los sometidos por el procónsul que también fue mencionado por Cervantes en El Quijote. En el capítulo XVIII Alonso Quijano, en plena alucinación guerrera, advierte a Sancho de la presencia del "grande emperador Alifanfarón, señor de la grande isla Trapobana (por cierto, nombre griego de Ceilán); este otro que a mis espaldas marcha es el de su enemigo el rey de los Garamantas, Pentapolín del Arremangado Brazo, porque siempre entra en las batallas con el brazo derecho desnudo".
| Viaje al centro de la rotonda. La placa situada debajo de la estatua del procónsul de roma Balbo ‘el Menor’, uno de los gaditanos ilustres de la Antigüedad, y que está colocada en las proximidades de la antigua Cárcel Real en la capital gaditana.
Pentapolín pertenece a la imaginación cervantina pero Lucio Cornelio Balbo ‘el Menor’ se enfrentó al rey de los garamantas de verdad, en pleno desierto del Sahara. Las huestes romanas tomaron el camino por los que se importaban a la costa mediterránea los esclavos negros y llegaron al sur de la actual Libia, donde asaltaron la capital garamanta, Garama Djerma.
Este pueblo del desierto es el ancestro de los bereberes junto a los nasamones y se trasladaban por las arenas con carros de caballos ya que hasta la invasión árabe no se introdujo el dromedario.
| Teatro Romano de Cádiz.
| En 2008 apareció en el Teatro Romano de Cádiz, una placa del siglo I a.C., de 80 centímetros, que contiene una inscripción en grafito en la que se puede leer ‘Eh, Balbo, ladrón’. Como se puede leer, los ciudadanos ya se dirigían así a sus políticos hace 21 siglos.
El historiador griego Herodoto fue el primero que hizo mención a los sometidos por Balbo, describiendo su peculiar orden familiar ya que no contemplaban la figura del matrimonio y las mujeres eran compartidas entre los miembros de las tribus.
Durante toda la Historia Antigua el nombre de los Garamantas estuvo ligado a uno de los puntos más remotos y misteriosos donde podía acudir un occidental. Balbo ‘el Menor’ emprendió la "campaña geográfica" de conquista que especialmente le ha hecho pasar a la historia.
| La de Lucio Cornelio Balbo ‘el Menor’, (línea morada) fue la primera expedición romana más allá del Sahara (según Plinio) y posiblemente llegó al río Níger, cerca de Tombuctú. Conquistó con diez mil legionarios la capital de los garamantes en Fezzan y mandó un pequeño grupo de legionarios más al sur, a través de las montañas del Ahaggar con la orden de explorar el "país de los leones". Estos legionarios encontraron un gran río (el Níger), el cual pensaron que desembocaba en el Nilo. En 1955 se encontraron monedas romanas y cerámica romana de la época en la zona de Mali. De hecho, existe una placa en los Musei Capitolini de Roma con los “fasti triumphalis”, en la que están inscritos los Triunfos otorgados por el Senado Romano a casi doscientos generales, desde el triunfo de Rómulo en el 752 a. C., hasta el obtenido por Lucio Cornelio Balbo |W.
Algo más de un siglo después el emperador Domiciano se alió con un caudillo garamanta para hallar minas de oro en Sudán y Etiopía. Las andanzas de Balbo también han dado rienda a la imaginación de los escritores. El autor mejicano Álvaro Enrigue tiene un relato titulado 'Balbo junto al Nilo'.
| Cripta de Balbo, en Roma.
Sentado en una silla de campaña a la sombra del último edificio de la villa de Aknabara, Lucio Cornelio Balbo, el gaditano, miraba hacia el mundo emborronado de los nubios. A su espalda estaba el Imperio; frente a él, lo que hubiese fuera. Tantas batallas había planeado al lado de César que terminó encontrando un gusto por la lectura de libros de historia y geografía. Aun así, nunca se le había ocurrido que no hubiera una marca señalando el fin del Dominio.
| 'La crecida del Nilo' | El mosaico Barberini fue descubierto a comienzos del siglo XVI en el templo dedicado a la diosa Fortuna que se levantaba en la ciudad romana de Praenestre, la moderna Palestrina, al este de Roma. Un siglo después fue trasladado al palacio Barberini de esta localidad. La obra, de grandes dimensiones (5,85 m de ancho por 4,30 de alto), se realizó en el siglo I a.C. y muestra una representación idealizada del país del Nilo, donde los elementos de la cultura griega se mezclan con los egipcios. El mosaico se compone de diversas escenas independientes que recrean los diferentes aspectos de la vida a orillas del río sagrado. | National Geographic.
Su lectura puede invitar a descubrir e imaginar las aventuras de un gaditano que lo dio todo por Roma y que no es sólo una estatua y una fuente en una glorieta sin más, sino que fundó el Portus Gaditanus, el actual El Puerto de Santa María. | Texto: Francisco Andrés Gallardo.