Esta es la dura historia de muchas familias de El Puerto que vivieron en una casa de vecinos, apretujados en unos pocos y escasos metros cuadrados, que compartían cocinas y aseos, donde convivían 90 personas pertenecientes a 13 familias. Enrique Peña Cárdenas nos habla de su madre, Ángeles Cárdenas Domínguez (25.07.1930-29.08.2013). Vivieron en el número 57 de la calle Zarza, casa hoy reconvertida en apartamentos turísticos. | La fotografía está tomada en 2013.
Mi madre me tuvo a mí, el mayor de sus seis hijos, estando soltera y vivimos en la calle Pagador 34, con mi abuela Caridad, hasta que se casó con mi padre teniendo yo 4 años. Puedo decir que yo asistí a la boda de mis padres.
Todo esto después de que mi madre estuviera interna en el desaparecido colegio del Asilo de Huérfanas, en la calle Cielo, desde los 10 años a los 21 años. Mi abuela Caridad no tenía posibles para mantener a sus ocho hijos, junto a su Hermana Carmela
| Una fotografía de Ángeles Cárdenas, de joven.
Luego, nos fuimos a vivir con mi abuela Milagros, en la calle Mazuela, 8. Y después, nos fuimos a vivir con una mujer, a la que le decían ‘la Pana’, que nos acogió en su casa de la calle Zarza, número 57, en un cuarto al que se accedía por la casapuerta.
Mas adelante, en el patio, se quedó una vivienda vacía y la dividieron en dos, una para ‘La Pana’ y otra para mis padres y sus seis hijos, con no más de 12 metros cuadrados. De día se recogía la cama mueble, pues no había sitio para tenerla abierta.
|El número 57 de la calle Zarza, hoy reconvertido en apartamentos turísticos.
Podría escribir un libro con las historias que vivió mi madre y nosotros sus hijos, con ella, con esos vecinos en la Calle la Zarza, desde los Morro en la azotea, a Joaquina en el patio bajo pasando por los Mora, los Nucete, los Carrillo, los Muleros, los Graván, los Ríos, la Serena, los Guisado, los Carrillos del Beti, los Quirós, La Pana. Y los Peña. En total con sus hijos unas 85 o 90 personas. Casi una familia, más que vecinos, con sus discusiones por las peleas de los niños.
Por fin mis padres consiguieron comprar un piso en la calle Ruiseñor y tuvimos por primera vez un cuarto de baño privado y dejamos de bañarnos en los lebrillos de lavar la ropa y los baños de cinc. Al año de vivir en el piso nuevo murió mi hermano Angelín, con 11 años, de meningitis.
Después de muchos años aguantando a mi padre, un hombre llamémosle machista, autoritario y celoso, murió a causa de la bebida.
A partir de entonces, mi madre empezó a vivir más tranquila. Después de un tiempo, el Alzheimer se apoderó de ella. Lo único medio regular que le trajo es que no se llegó a enterar de que su hijo pequeño ‘su negro’ como le llamaba fallecía a los 47 años.
Un abrazo mamá haya donde estés y espero que estés bien con aquellos y aquellas que también nos dejaron. Te fuiste, pero siempre vivirás en nuestros Corazones. | Texto: Enrique Peña Cárdenas.