Dicen que se conoce a la persona, su verdadera dimensión, cuando se enfrenta a situaciones difíciles. Así ha sido en el caso de esta portuense por casamiento, madrileña de crecimiento y sevillana de habitual residencia. María Concha Navarro Palma se ha ido haciendo mucho bien a quienes ya la echamos de menos. Nos ha mostrado cuánto más de bueno tenía, y como ha regado a sus amistades con una paz que ha hecho más liviano el peso de su ausencia. Nos ha dado la medida exacta de su persona: su personalidad y el tamaño de su corazón compartido.
En El Puerto de Santa María ha pasado veranos en La Puntilla, Navidades con la familia de su esposo Juan Luis, que también era la suya, y compartido actos a caballo entre familiares y sociales. Ha conocido El Puerto de la mano de un portuense de la diáspora, que acaso sueña en regresar definitivamente algún día, a la Ciudad que lo vio nacer. Ha paseado por un Puerto explicado desde las vivencias de un vecino de la calle San Juan, que ha jugado en la plaza de Isaac Peral cuando aún existían las araucarias y en el Parque Calderón cuando las palmeras eran sus señas de identidad. Cuando la calzada de las calles Zarza y Melero eran de chinos y la desaparecida venta 'El Molino' era un lugar en las afueras...
María, que supo conquistar el afecto de las personas con las que se cruzó a lo largo de su existencia, fue mas allá, mucho mas aún en los últimos días previos a su partida, haciéndonos mas fácil la despedida. Un consejo animoso, unos encargos, un obsequio de entre sus objetos personales y, por encima de todo, el regalo de saber que estaba feliz por cuanto ella lo había sido en la vida, por el amor que recibió (y dio) y por entender y hacernos entender el papel que juega la muerte en este recorrido vital, por mucho que no queramos asumirlo. María nos impregnaba de esa felicidad, animándonos a superar cómo sería la vida sin ella.
También nos deja dos hijos estupendos: Andrés y Juan.
Su amiga Silvia Peris la describe: “Tan valiente, tan sencilla, con esa serenidad tan tuya, tan bella, con esa luz en tu mirada, en tu sonrisa, ese olor a azahar de la primavera sevillana. Los trayectos en el metro de Madrid de vuelta de la Facultad, las tardes escuchando a Llach, a Serrat, a Silvio... el mar, las confesiones susurradas, las alegrías compartidas, la complicidad delicadamente insinuada. Por siempre agradecida a la vida que te pusiera en mi camino”.
Y como Silvia, la recuerdan Yolanda López, Sonia Sanz, Encarni Paris, Chelo Espada, Yoli Olivo, María del Mar Santa-Cana, Loli Martín, Salvador Terceño, Pablo Vargas, Silvia Transmonte, María Jesús Vega, Alicia García, Ezequiel Barranco, María Posadillo, Beli Gil, Rosalía Yagüe, Pepe Gordillo, José Luis Romero, José María Cortina, Antonio Falcón, Sera Palazón, Enrique Puente, Mar Alfonso, Rosa Rodríguez, Esperanza Morales, Carmen Berro, Manuel Olmedo, José Antonio Gaciño, Pilar Torres, Manuel Leal, María Jesús Peregrín, Marina Bernal, Pepe Peña, Isa Lillo, Paco Maza, Manuel Antequera, Ángela Blanco, Juan Carlo Merino, María Ruiz Contreras, Chencho Cubiles, Carlos Osset, Juan José Macías, Juan García Larrondo y tantos y tantos otros…
Otra de sus amigas, la singular escritora María Requena nos emociona con esta prosa poética:
No te has ido, porque un día de estos haré esos pastelitos de coco que nos encantaron a todos y te lo contaré.
No te has ido, porque pronto le echaré ganas y leeré Obabakoak y te lo diré.
No te has ido, porque tus conchitas están en mi habitación y siempre, pensando en ti, las miraré.
No te has ido, porque tengo notas de tu puño y letra y siempre las guardaré.
No te has ido, porque tu voz resuena en mis oídos junto a tu risa y allí permanecerán siempre.
No te has ido, porque has marcado nuestras vidas, con tu serenidad, fortaleza y saber vivir, y tu ejemplo se quedará siempre conmigo.
No te has ido, nunca te irás, porque siempre estarás en mi corazón.
Mi amiga, María, ya pertenece al cielo.
Tras un año de lucha desigual contra la enfermedad, vivió en mayúsculas su último mes entre nosotros, transmitiendo paz a quienes la queremos, normalizando su final como algo que forma parte de este juego terrenal, enseñándonos a todos a entender un tránsito que nadie quiere. Nos ha dado una fuerza, la que ella tenía tras aceptar lo inevitable, que ya no podemos comprender la muerte si no es desde la experiencia de vida de María. “Tenías razón... cuanto amor junto al dolor”, le escribe la periodista Mabel Mata. Esa capacidad de darle la vuelta a esta última partida con la vida, en la que el amor de María ha superado con creces la tristeza de la ausencia que nos deja. Nos despedía, a los 54 años, desde su espacio hospitalario como recuerda Serafín Palazón, “con abrazos eternos e inmortales, libre y eterna”. | Texto: J.M.M.
PERSONAS EXTRAORDINARIAS
Es increíble, como algunas personas, el el momento más vulnerable de su vida, consiguen olvidarse de si mismos y vivir entregado a los demás.
Tan solo con unas palabras, te emocionas.
Tan solo con unas palabras, tomas la decisión correcta.
Tan solo con unas palabras, eres una mejor persona.
Estas extraordinarias personas te cambian la vida y te hacen ver que es lo importante realmente.
Que importante es ser feliz y hacer feliz.
Que importante es vivir por y para el amor.
Porque hay personas tan extraordinarias como tú, Concha, merece la pena seguir viviendo.
María amada
María fuerte
María brava
María amor
Asómate donde puedas vernos.
Sopla en nuestra nucas ese aliento fresco como si fuese el viento.
Dinos que nos quieres de nuevo, ahora sin palabras.
Enséñanos ese camino sin miedo que tomaste aquel atardecer mágico. Cuando se abrió la ventana y la brisa te llevó veloz por el cielo de Sevilla.
María nuestra.
María mía.
Amigas, Amigos de Maria, que yo no te conocia, pero soy amiga de una amiga tuya, que ha tenido la generosidad de compartirnos este Homenaje, Silvia Peris, gracias a la que tengo en mi gran estima y mis palabras son sencillas pero, mis emociones son profundas GRACIAS GRACIAS GRACIAS, por darnos à conocer a través de vuestros sentimiento a Maria, un Ser sin duda genial, y excepcional, una persona que generosamente, nos regala una Luz para Vivir ,. y a vosotras, vosotros, gracias, por la alegría inmensa, y ánimo por vuestra Amistad compartida que nos regaláis ,! Cuanto Amor,!, después de escucharos, siento en lo más profundo, que la Amistad es un verdadero goce y nos hace fluir en este camino de vida. Que grandioso homenaje, y que regalazo, para los que no Os conocíamos, escucharos. Maria descansa en la Luz y su energía pertenece A la UNIVERSA-UNIVERSO.
Que decir de ella que no se haya dicho ya.
Mujer brillante con una lucidez mental grandiosa, muy culta, buena consejera, y lo digo con conocimiento de causa, gran conversadora y magnifica compañera de tardes lectoras. Para mi, ha sido un privilegio que haya pasado por mi vida. Me ha dado una lección de vida que nunca olvidaré.
Gracias María, soy mejor persona y veo la vida con otros ojos gracias a ti.
Siempre estarás en mi corazón.
Estarás siempre con nosotros, pero está siendo duro ... Preciosas palabras de Antonio Falcón "Se nos ha ido Concha, y con ella se ha llevado a María..."
María, la luz de muchos a lo largo de mucho tiempo. No te puedo decir adiós, porque siempre permanecerás en mi corazón.
Un abrazo enorme para ti y toda la familia.
No me lo puedo creer tanto ánimo como me daba ella todas las mañana simpre te recordaré
Cuando pase el dolor, al final quedará un huequito irrellenable y el recuerdo del tiempo compartido, lo recibido por su presencia, la suerte de haberla tenido cerca...
María del alma mía.
Fuiste tan generosa que me diste tiempo para decirnos tantas cosas bonitas antes de tu vuelo....
Hoy sentada en tu mecedora y escuchando una canción de mi juventud,pensaba que he sido una mujer con suerte, habrá personas que no tengan ni la tercera parte de lo que tú nos regalaste con tu forma de ser hacia nosotros.
Te fuiste al atardecer, cuando el sol teñía el cielo de colores rosas y anaranjados lo cuáles veías todas las tarde por tu ventana.
Mi corazón está lleno de tu luz y amor por ti....querida María qué grande eres.Te quiero
Me ha encantado leerlo. La describe con palabras sencillas, bellas y precisas, como ella era. Y me ha gustado comprobar que representa para otras personas esos mismos tesoros que ha significado y significa para mí. Y finalmente esa enorme lección de fortaleza, serenidad, honestidad y amor desbordante que no sabes bien cómo hacer para estar a la altura.
La “Gente del Puerto“ no ha mencionado entre sus virtudes su lucidez e inteligencia “especial”, su forma genial de ver el mundo que yo personalmente he compartido y disfrutado en nuestras charlas y paseos…
Y me quedo también con una de sus últimas frases cuando me despedí de ella en su cama del hospital, cuando de tanto dolor y conmoción no me salían las lagrimas abrazada fuerte a ella: “Nosotras no lloramos, Viryi, nosotras somos cuánticas”.