Era el último cuarto del siglo XX. El turismo gastronómico y todo eso que tanto nos gusta ahora de bautizar todo con un nombre no se había inventado pero la gente iba a comer a El Puerto de Santa María. Recuerdo que mi padre nos llevaba en el ferrobús a comer gambas a El Puerto. En Radio Cádiz se escuchaba aquello de "Ven al Puerto, ven a Romerijo". Eran muchos los domingos que nos plantábamos allí para disfrutar de los cartuchos de gambas, aunque luego también descubrimos las pavías de Paco Ceballos y un día nos aventuramos, tras la pista que le dio a mi padre su amigo 'El Pisamierda', llamado así por sus grandes pinreles, a ir al 'Tendido 4', donde triunfaba la carne al toro. | Foto: Calle Misericordia de noche | Foto: El Rincón de Sele.
| Bar Tendido 4, en la Avenida del Ejército.
En El Puerto ya se practicaba por entonces el turismo gastronómico sin que este se hubiera inventado.
| Romerijo, en sus inicios.
Pero no sólo triunfaba Romerijo y sus gambas, un concepto que incluso la familia Romero, pionera en tantas cosas y a la que un día habrá que homenajear en condiciones por su contribución al turismo de Cádiz, llegó a exportar hasta Sevilla.
| Paco Flores con Chiquito de la Calzada y Eugenio Quilimaco
La Ciudad también triunfaba entonces en el sector de los restaurantes de pitiminí de la provincia y nadie que tuviera una buena cartera podía dejar de viajar a Los Portales o a Casa Flores para disfrutar lo mejor de los mares o al Hotel Monasterio para probar la cocina de otro de los grandes maestros de la cocina provincial, Joaquín Ramírez.
| Pepe Fernández. Restaurante Bar Jamón | Foto: Juan Carlos Toro.
El Puerto era pionero incluso en lanzar nuevos conceptos gastronómicos, como fue el bar Jamón, todo un pionero en lo de la cocina del ibérico, el Mesón del Asador de Eugenio Quilimaco, que trajo a la provincia la cultura del buen pan para acompañar la comida, los hornos y las parrillas para asar y hasta una nueva forma de servir las papas fritas. La ciudad también estrenaba en la zona los restaurantes argentinos con El Gaucho de Alejandro Pacheco y Paco Acosta que abrieron en 1985. Pepe Basteiro también innovaba en la cervecería de El Puerto trayendo productos gallegos a su bar del centro.
| Alejandro Pacheco y Paco Acosta, del restaurante El Gaucho.
Pero la "biografía" de El Puerto como capital gastronómica de la provincia de Cádiz se refuerza notablemente en 1988 cuando Fernando Córdoba, hijo del mítico Gonzalo "el del Faro" decide transformar la antigua discoteca Oasis, situada en el camino que va para Vistahermosa, en un restaurante.
Desde entonces El Faro de El Puerto ha sido el referente gastronómico de la provincia de Cádiz, donde todos los cocineros han ido a ver qué hay de nuevo en el mundillo para aplicarlo a sus establecimientos.
| Fernando Córdoba | Foto: Andrés Perles.
Fernando Córdoba, aunque el nunca lo reconozca, es la figura más importante de la gastronomía portuense en el último siglo y ha sido el que ha mantenido esa capitalidad gastronómica de la ciudad, aun cuando durante unos años esta decidió "dimitir" de este puesto en una especie de "depresión colectiva" en la que entró el sector desde principios del siglo XXI.
Esa "depresión" empieza a "curarse" con la irrupción de Angel León y Aponiente. No cabe duda de que el genio del plancton ha vuelto a dar la ciudad la moral que perdió y su éxito, nunca visto en Andalucía y que le han llevado a ser el cocinero más innovador del mundo tras Ferrá Adriá, han devuelto la moral a una ciudad que lo más importante que perdió fue eso, la fe en si misma.
| Ángel León, en Aponiente
En los últimos años ya se está viendo una recuperación de la actividad en el centro de la ciudad y esta puede presumir de ser la única de la provincia que tiene 3 estrellas Michelín. El sector también demostró su fuerza con la puesta en marcha de la feria de los esteros, uno de los acontecimientos gastronómicos de más calidad que se han hecho en los últimos años y que unió a lo más florido de la hostelería local en una demostración de fuerza y unidad sin precedentes.
| Massimo Pozzi. Heladería Da Massimo | Foto: Arte Heladero.
El Puerto si logra vencer ese discurso de lo que fuimos y no somos, si deja de mirar las cosas con nostalgia para mirar el futuro con fe en si mismo, debe mantener e incluso reforzar ese liderazgo gastronómico de la provincia.
| Borja Fernández, de La Bodeguilla.
A Angel León y a Fernando Córdoba se suman ahora un grupo de cocineros que prometen y mucho. Borja Fernández, en la Bodeguilla del Bar Jamón, es un ejemplo de gente joven con ganas, al igual que el heladero Massimo Pozzi, otra mente privilegiada que sorprende con sus creaciones en Da Massimo.
| Yayo Siloniz, de El Laúl | Foto: La Voz.
Yayo Silóniz, con su Laúl, es otro de los cocineros que está destacando con su trabajo al igual que David Méndez, que ya llamó la atención con su trabajo en El Arriate y ahora en Berdó. Me gusta mucho también lo que hace en Pantalán G Cristina Arjona.
| Pablo Terrón, de Puerto Escondido. | Foto: La Voz
El trabajo de Pablo Terrón en Puerto Escondido o Javier Navarro en Ramé, un sitio que destaca en Vistahermosa. La fritura que hace Lorena Ganaza en el Bar Gonzalo es una de las más primorosas que se hacen en la Bahía de Cádiz y cabría también destacar la originalidad de Carlos Juárez en Crabbys, en Puerto Sherry donde hace unos bocadillos rellenos de marisco de lo más original.
| Alejandro Alcántara.
Pronto abrirá en la ciudad otro cocinero de prestigio, Alejandro Alcántara, que me consta que viene con ganas de hacer cosas importantes en la Ciudad. De todos modos creo que El Puerto tiene escondido un "as" en la manga y si este proyecto se consolida creo que la Ciudad de los Cien Palacios puede tener otro gran restaurante, de los que marcan tendencia, en su término municipal.
| Eudardo Pérez, de Toqha | Foto: La Voz.
Este se llama Toqha y al frente está Eduardo Pérez. Atención a la cocina de este establecimiento y la originalidad de su cocina en torno a las brasas. Podemos estar ante uno de los nuevos grandes de la provincia de Cádiz, ante otro fenómeno parido en la ciudad más gastronómica... el tiempo lo dirá. | Texto: Pepe Monforte