Después de un tiempo, vuelvo a abrir, de par en par, este ventanuco que me ofrece Gente del Puerto para poner en evidencia la enorme figura de una persona que se nos fue. Pedro García Rodríguez, cacereño, profesor por vocación, que un buen día decidió vivir en este rincón de la bahía, junto al río y La Puntilla con su familia. Tere Retortillo, su esposa y sus hijos Pedro, Jose, Maite y Luis.
Con la familia García Retortillo tengo algo especial, me une algo más que una amistad. Sus hijos y yo nos tratamos como hermanos --sin serlo--. y esto ocurre desde hace mucho tiempo. Desde siempre diría yo.
| En la imagen profesores de San Agustín: Don Valentín, don Gabriel, doña Vicenta, doña Conchita Paíno, don Pablo, doña Ana Mari Castellano, doña Antoñita, doña Carmina, don Pedro García Rodríguez, doña María Venceslá, don Antonio, doña Rosario Carballa, doña Rosi, don José María Gallego, doña Eulalia, doña Gumer, don Andrés, doña Rosarito, doña María Jesús, don Zoilo, doña Carmen Platero, don Antonio Muñoz-Repiso, Don Jorge Thuillier, don Cipriano Pérez Barroso y don José Teodoro Pérez Gómez. Curso 1974/75.
Una mañana de octubre de 2020, mientras Pedro se apagaba, multitud de secuencias de toda una vida pasaron por mi mente. Y es que, de joven, su casa era un poco la mía. Allí pasaba noches de estudio y tertulias de lo que tocase ese día. A Pedro, nunca le oí una palabra más alta que otra. Tras su media sonrisa, inundaba el tiempo y el espacio de esa bonhomía que le caracterizaba. En el colegio San Agustín, donde ejerció la docencia durante toda su etapa educativa, era un profesor querido por sus alumnos (cualquier cosa). Así, con la sencillez que le caracterizaba, transcurrió su deambular por este mundo.
| En la imagen, de izquierda a derecha, don Pedro García Rodríguez, don Luis, don Valentín, don José Luis, don José María Gallego y abaja don José Teodoro Pérez Gómez, ultimo director del colegio.
De algo estoy seguro, no abundan las buenas personas. Todo está tan alterado, que encontrar afabilidad, sencillez y honradez en un ser humano se nos hace complicado.
| Despedida de don Pedro, con motivo de su jubilación del colegio, junto al entonces director, José Teodoro Pérez Gómez, quien le hizo entrega de unos presentes. Curso 1996/97.
Pedro García era --como quiso--, un hombre bueno, en el mejor sentido de la palabra bueno. Lo que, en definitiva, Antonio Machado definía en sus “Poemas del alma”.
Sintiendo tu marcha Pedro, tan sólo una última cuestión, no te olvides de darle un abrazo fuerte a mi padre. Y descansa en Paz. | Texto: Enrique Bartolomé
D. Pedro, gran persona y gran profesor. Uno de los referentes de mi juventud. Descanse en Paz
Buena persona si señor, DEP